Capítulo 167 De dualidades y dilemas
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Tenemos que hablar
—Tú dirás.
—Ven, siéntate.
—¿Tengo qué preocuparme?
—Quería haber hablado contigo antes, si no hubiera sido por el aborto.
—Supongo que es sobre lo que dije de Elena y todo lo demás. Verás…
—No, déjame a mi. He estado pensando mucho, sobre todo en algo que dijiste. Para ti soy un sueño, lo he sido desde que me conociste; has tratado de moldear ese sueño a imagen de un ideal que ha ido creciendo en tu cabeza y has actuado para que no se esfumara costase lo que costase. Ahí está el problema, el coste que acarrea mantener vivo un sueño. Esa obsesión ha provocado un desgaste enorme, tanto que no lo hemos visto hasta que ha sido demasiado tarde. Yo lo he entendido ahora, pero tú lo escondes, te niegas a verlo y solo lo muestras cuando los nervios te traicionan o cuando el alcohol te desata la lengua.
—No, no es cierto.
—«Carmen y yo formamos una órbita heliocéntrica, si me acerco me quema, si me alejo la añoro», ¿lo recuerdas? Se lo dijiste a Emilio en mitad de una borrachera; admítelo, eras sincero. Y el otro día, en plena explosión de ira, por fin sale a la luz lo que piensas: has sacrificado tu deseo de ser padre con tal de tenerme a tu lado. Sí, Mario, reconócelo. Al mismo tiempo me consideras un obstáculo para el desarrollo de la relación con, las que consideras, tus mujeres. Ese es el dilema que te impide alejarte de mí y que te perjudica si estoy demasiado cerca. Parece ser que has construido un proyecto de vida conmigo sobre una base poco sólida y ahora, cuando lo hemos sometido a una tensión extrema, se tambalea. No podemos continuar así, yo no puedo.
—No imaginas el miedo que he pasado pensando que podías estar contagiada de VIH, y de pronto me entero que estás embarazada, fue un alivio y también un choque tremendo, no supe o no pude asimilarlo y supongo que toda esa tensión acumulada esperaba un disparador que la hiciese explotar, eso fue la llamada de Elena. Ya sé que no tienes la culpa de mis errores, lo siento, siento mucho haberte dicho tantas barbaridades, no es lo que pienso de ti.
—¿Estás seguro?
—Totalmente, y en cuanto a la estupidez que le dije a Emilio, no tiene ni pies ni cabeza; sabes lo mal que he llevado la estancia en Sevilla, había veces que me sentía asfixiado, pasaba por un mal momento y me desahogué con él, ya sé que no debería haberlo hecho, son cosas íntimas que no tendría que haber contado. Tienes razón, bebimos demasiado y la ansiedad hizo el resto. La frase que dije…
—La orbita heliocéntrica.
—Fue un desvarío de borrachera, jamás he pensado que tu cercanía me haga daño.
—Yo, sin embargo, creo que hay algo de verdad en esa frase. Pienso que te cuesta seguir el ritmo que marca nuestra vida y que, en el fondo, no llevas bien los cambios que todo esto ha provocado en mí, lo intentas pero no lo consigues, no es la primera vez que estallas. También es cierto que me quieres y no soportas estar lejos. Lo estás pasando mal, es evidente.
—A veces me cuesta seguirte, no lo voy a negar, pero de ningún modo esa frase representa lo que siento.
—Debe de ser difícil aceptar que tu mujer se prostituye, aunque tú mismo hayas sido el artífice. Supongo que tu sueño no iba tan lejos.
—Tengo miedo de perderte, Carmen, no es otra cosa. No tengo ningún reparo hacia la forma en que vives, sabes bien que lo deseaba; para mí no has perdido nada, al contrario, te has convertido en la mujer que soñaba.
—¿Y si un día despiertas del sueño y añoras a la otra Carmen, la esposa fiel que no pensaba en acostarse con nadie? Y si echas de menos la vida tranquila que teníamos, ¿qué pasará?
—No, cielo, es a ti a quien quiero, no volvería atrás si tuviera la oportunidad.
—Entonces necesito que reflexiones. No puedo seguir adelante sintiendo que le hago daño a la persona que amo, necesito librarme de la incertidumbre que me provocas, nunca sé si estás bien o se está larvando una nueva crisis. No puedo seguir sintiéndome culpable por el daño que tal vez te estoy haciendo sin saberlo y que, tarde o temprano, me echarás en cara.
—Te prometo que lo voy a solucionar; lo que ha pasado me ha hecho ver las cosas de otra manera, pensé que te estaba perdiendo.
Estocolmo
Poco duré en casa siguiendo la cura de reposo propuesta por Ramiro, en cuanto desapareció la inestabilidad y recuperé fuerzas volví al gabinete. No fue fácil bandear las muestras de preocupación de los compañeros, aunque lo había preparado y salí airosa.
Ángel entró en mi despacho sobre las once, estuvo dando paseos nerviosos de un lado a otro mientras yo terminaba de hablar por teléfono.
—Acabó de llegar y me han dicho que estabas aquí, ¿Qué tal te encuentras?
—Ya estoy bien, ha sido un susto.
—Estuve a punto de llamar a tu marido pero no me pareció buena idea.
—No le habría importado, ya sabes cómo es.
Me estrechó en sus brazos. ¡Oh, cielo!, exclamó; consiguió conmoverme, no estaba acostumbrada a verlo reaccionar de ese modo.
—Ya pasó, estoy aquí.
Era insólito, la preocupación sacaba a flote a un Ángel distinto, dominado por los sentimientos. La ternura me movió a besarle, mantuvimos un largo e intenso beso y confirmé lo que ya sospechaba: Por mucho que su mujer lo negara, sentía algo por mí además del deseo. Me encontraba tan bien en sus brazos que le devolví todos y cada uno de los cortos y suaves besos con los que se resarcía de la ansiedad por la separación forzosa vivida sin noticias.
—¿Tanto te preocupas por mí?
—Nos alarmó la forma tan precipitada con que abandonaste la reunión, y luego apenas hemos sabido nada. Dime, ¿tiene que ver con la llamada urgente que hiciste a tu ginecólogo?
No tuve ocasión de responder, el ruido de la manilla de la puerta nos hizo reaccionar a tiempo de separarnos.
—Ah, hola. —saludó a Ángel sorprendido por encontrarlo, luego se acercó a mí—. Me han dicho que estabas aquí.
—No aguantaba en casa sin hacer nada.
—¿Pero estás bien? No hace falta que te reincorpores tan pronto.
Andrés puso las manos en mis hombros y escudriñó en busca de algún signo de debilidad.
—No te preocupes, estoy completamente recuperada. —me dedicó una leve caricia en la mejilla y continuó:
—¿Seguro? De todas formas tómatelo con calma. No la agotes estos días —le pidió a Ángel.
—No te preocupes, cuidaré de que tu pupila no coja el ritmo al que me tiene acostumbrado.
Si entendió el doble sentido no dio señal de ello.
—Vaya susto que nos has dado. —Me apretó los hombros y deslizó las manos por los brazos para alcanzar las mías, un gesto de cariño empañado por el recuerdo que Ángel había desencadenado. « Esa actitud paternalista que usa contigo cambiará de sentido si lo imaginas meneándosela delante de ti, haz la prueba». Le miré de reojo y esbozó una sonrisa que decía, «sé lo que estás pensando»
Intenté expulsar la sórdida imagen de Andrés masturbándose y procuré centrarme en las palabras de ánimo. Demasiado tarde; lo visualicé meneándosela frenéticamente con el pantalón abierto y los faldones de la camisa asomando por la bragueta, solo fue un destello, suficiente para que su expresión tomara, a mis ojos, un matiz sucio. Había bastado una grosera insinuación malintencionada para alterar el modo en el que mi cerebro procesaba el rostro de Andrés, nada podía hacer para evitarlo; él me trataba como de costumbre, yo veía a un hombre dominado por el deseo más obsceno.
Seguí atentamente los consejos que, sin soltarme, me daba mi mentor; fue incómodo, y todo por culpa de Ángel. Antes de marcharse nos citó a la una en su despacho.
—¿Tenía o no razón? —preguntó en cuanto nos quedamos solos.
—¿De qué hablas?
—No me jodas, lo sabes de sobra, he visto cómo le mirabas cuando te lo estabas imaginando haciéndose una paja en tu honor.
—No seas idiota.
—A mí no me vas a engañar, te ha cambiado la cara; di la verdad.
—Ha sido por tu culpa, con tanta miradita y tanta sonrisa me has puesto nerviosa.
—¿Yo?, ¡has sido tú la que me ha mirado!
—No me vuelvas a hacer esto. —le advertí muy en serio.
—Vale. Y qué, ¿lo has visto polla en mano?
—No, pero me lo has hecho pasar mal.
—Lógico, ya no puedes estar con él sin ver a un baboso que te tiene ganas, ¿a que es eso?
—Qué mal pensado eres.
Se abalanzó y, antes de que pudiera reaccionar, me mordió el cuello, le pedí que me dejara, no hizo caso, se apoderó del pecho que tenía a tiro y siguió castigándome el cuello hasta hacerme perder el aliento, ¿por qué desfallecía cuando me asaltaba? ¿por qué me gustaba tanto? Lo tuve que apartar con contundencia, solo faltaba que entrase alguien y lo pillara metiéndome mano.
Quince minutos antes de la hora le llamé.
—Todavía es pronto —respondió.
—Óyeme, ni se te ocurra mirarme cuando estemos con Andrés, ¿entendido?
—De acuerdo, tú sólo estate atenta. Apuesto a que lo pillas enganchado a tus tetas.
—¿Me has escuchado?
Lo cierto es que, durante la reunión, creí ver alguna mirada subrepticia que se entretuvo en mis pechos, no podría asegurarlo, puede que fuera producto de la imaginación avivada por las insinuaciones de Ángel. Traté de quitármelo de la cabeza; sin embargo pensé en Emilio: tampoco parecía posible y se había convertido en uno de mis clientes más queridos. La imagen de Andrés, con el rostro congestionado, masturbándose irrumpió con fuerza; seguía atenta sus palabras sin lograr concentrarme. Imposible, la expresión, los gestos, la forma de mirarme, todo encajaba con la conducta que podría tener mientras se exhibía meneándose la polla.
Me había perdido, ambos esperaban una respuesta y no tenía ni idea de lo que se estaba hablando.
—Perdonad, estaba en otra cosa. —me excusé; sentí la mirada de Ángel. Sabía lo que estaba pensando.
Al salir de la reunión se lo recriminé; con un gesto de suficiencia rechazó mis quejas.
—Lo has pensado, no lo niegues, por eso te has quedado en las nubes.
—Déjalo ya, que sea la última vez que me haces esto.
—Lo hablamos delante de un buen churrasco, ¿ok?
—No me como yo eso ni loca.
—Eso es un sí. Te recojo a las dos, y luego seguimos en el piso de Alejo. Te he echado de menos.
—¿Quién es ese?
—No lo conoces, da igual.
—Comemos y punto. —zanjé.
A las dos salimos juntos.
—He reservado en un sitio que no creo que conozcas.
Tomamos un taxi y lo dirigió a Plaza de España, de ahí caminamos un poco y llegamos a un pequeño restaurante ubicado en una estrecha bocacalle de Princesa; no lo conocía y me causó buena impresión. Corté de raíz su curiosidad por lo que me había pasado y charlamos animadamente del futuro del gabinete, de la profesión, de política. Ángel era un gran conversador, me hacía disfrutar de su compañía cuando se comportaba.
A los postres sonó el móvil; me disculpé. Era Mario.
—Hola, cosita, ¿qué haces?
—Hola, amor, estoy con Ángel, hemos salido a comer
—Escucha: he quedado con Elvira, vamos a tomar algo de picoteo y luego, no sé. Por si acaso no me da tiempo a llegar sería mejor que dejáramos las compras para mañana.
—Mejor, así no estás apurado.
—Genial. Supongo que llegaré a cenar.
—O no; aprovechad, hace mucho que no os veis.
—Eres un cielo.
Colgué convencida de que Ángel volvería a insistir y sin tener ninguna seguridad de que le fuera a decir que no.
—Se te ha despejado la tarde, no tienes excusa; además, no le vamos a dar plantón a mi amigo, ¿no crees?
—Lo tienes todo organizado, ¿qué le has dicho para que te deje el piso?
—Que me voy a cepillar a una tía acojonante.
Lo tenía tan claro y se sentía tan seguro que me eché a reír.
—¿Y si no me apetece? —se acodó en la mesa y dijo:
—Te mueres porque te coma el coño.
—¿Tan irresistible te crees?
—En absoluto, pero contigo juego con ventaja.
—Me intrigas, ¿Qué carta piensas que tienes?
—La carta del síndrome de Estocolmo.
—¿Otra vez con lo mismo? Me cansas.
—Cariño, te pone dejarte follar por tu violador, lo has convertido en una liturgia.
Sería el vino, que había corrido sobradamente durante la comida, lo que le soltó la lengua. Permaneció a la expectativa con una amplia sonrisa propia del jugador que tiene cartas ganadoras. Sería el vino, el caso es que no podía decirle que había entrado a saco. Este instante de vacilación le hizo apostar fuerte.
—¿No dices nada? Haces bien, te resultaría difícil mentir, nena, nos conocemos demasiado para que puedas ocultarme el calentón que tienes dentro de las bragas.
Lo que de verdad me ponía es que fuera tan ordinario, conseguía desarmarme; él lo sabía y atacaba con frases soeces que antes no habría tolerado.
Antes. ¿Dónde había quedado la Carmen de antes?
No, fuera, esas cosas no se piensan.
—Según tú, estoy obsesionada contigo porque me violaste. Algo hemos avanzado, es la primera vez que lo reconoces sin poner excusas.
—Dejémonos de historias. Te violé, lo admito, y sabes una cosa: no me arrepiento de haber aprovechado la oportunidad. Tengo el recuerdo tan vivo que parece que fue ayer; eras la pieza más erótica que jamás se me había puesto a tiro, estabas tan indefensa que no pude contenerme y, cuando vi que respondías, dejé a un lado cualquier reproche moral. Abusé de ti y lo volvería a hacer, lo que lamento es no haberte roto el culo entonces.
—Eso es lo que soy para ti, una pieza? —Necesitaba oírlo de nuevo. Una pieza a tiro.
—Te gusta, ¿eh? Eso es lo que eres, una pieza tierna y suculenta, y yo soy quien te da caza. Resístete todo lo que quieras, no vas a conseguir otra cosa que estar más jugosa cuando te rindas y caiga sobre ti.
No moví un músculo; que no supiera lo que me estaba pasando.
—Te diré lo que creo: soportas una especie de dualidad que te vapulea. Una parte de ti rechaza lo que te hice mientras la otra parte se revuelca en los recuerdos del abuso. Ya veo que he acertado. Por eso me sometí a esa especie de juicio con el que lograste sentirte menos víctima; pero no lo puedes controlar, me buscas como el perro apaleado busca la mano del amo y la lame, necesitas entregarte a tu violador una y otra vez. ¿Le pasa algo a la silla? —ironizó después de que me viera removerme en el asiento por segunda vez.
Ángel irradiaba un magnetismo del que era difícil escapar. ¿Qué tenía de especial? No me había parado a pensarlo. Era un cincuentón algo grueso, ni guapo ni feo: atractivo, y con un rendimiento en la cama que solo alcanzaba mediante la estimulación química. Como amigo era otra cosa: culto, inteligente, divertido; así me lo había vendido su mujer. ¿Qué es lo que provocaba ese morbo tan intenso? Puede que tuviera razón y se tratase de una conducta de apego que necesitaba consumar entregándome al violador en una liturgia de imposiciones y derrotas.
Le escuché pedir otros cafés; estaba dando margen para que sus argumentos calasen. Hice un último intento de rebeldía.
—¿Por qué vuelves a esto después de tanto tiempo?
—No me pides que me calle, eso está bien. ¿Por qué vuelvo?, porque no consigo olvidarlo. Cada vez que estás cerca, cada vez que te llevo a la cama aparece el recuerdo de lo que te hice y logra lo que ni de lejos consigue la viagra. Es fascinante ver cómo vas cayendo, me vuelve loco que accedas a todo lo que te pido, que te dejes meter mano en cualquier lugar sin preocuparte de lo que puede pasar; me entusiasma la urgencia con la que te desnudas, que me ofrezcas el culo sin tener que pedirlo, y sobre todo me excita tu comportamiento.
—¿De qué hablas?
—De tu sometimiento. Toda tu personalidad fuerte, decidida y, ¿por qué no decirlo?, arrogante hasta decir basta se diluye en cuanto te acercas a mí, vienes entregada de antemano y no sabes cómo me pone. Esa mirada altiva con la que te mueves entre tus compañeros no es sino una defensa que usas ante los demás; porque lo sabes, ¿no lo sabes? Tienes a medio gabinete salido y a la otra mitad muertas de envidia, les pone enfermas cruzarse contigo, todas sin excepción querrían ser tú.
—¿Has terminado?
— Por menos de lo que te he dicho cualquier otra mujer ya me habría abofeteado; tú no, tú escuchas, tragas y te pones más caliente que una perra en celo. —Se arrellanó en la mesa a un palmo de mi cara—. Apuesto lo que quieras a que tienes las bragas empapadas, esta conversación te ha puesto el coño a rezumar, ¿me equivoco? Contesta. Venga, contesta, que soy yo.
—No.
—¿No me equivoco o no estás de acuerdo?
—No te equivocas.
—Eso hay que solucionarlo, nos vamos a ir dando un paseo al piso y te la voy meter por el culo hasta que te oiga llorar de gusto, ¿entendido? Y, cuando te la tenga clavada hasta los huevos, quiero que vuelvas a pedirme perdón y a darme las gracias por haberte violado.
Temí que el calor en las mejillas fuera visible y este miedo no hizo sino aumentar el fuego. Me escudé en dar vueltas con la cucharilla a la taza, tenía que decir algo o estaría acatando sus reglas. Apuramos el café y pagamos a medias. —¿Nos vamos? Acepté en silencio, nos cogimos de la cintura y emprendimos camino hacia el lugar donde iba ser sometida por voluntad propia.
…..
—¡Dilo, dilo!
Estaba tumbada boca abajo intentando que no se le volviera a salir. No duraría mucho, me follaba el culo a un ritmo constante que no podría mantener, y en esos casos optaba por acelerar y correrse.
Una hora antes llegamos al portal y nos topamos con su amigo. Me desnudó con la mirada, Ángel lo vio y no dijo nada. No me importó.
—Conque tú eres la famosa amiguita de este elemento.
—Carmen. Y tú debes de ser Alejo. Extendí la mano, la esquivó y me plantó dos besos.
—¿Te he dicho que eres un cabronazo con suerte?, ¿no? Pues te lo digo ahora. Toma, cuando acabéis déjalas dentro. Pasáoslo bien.
—¿Famosa?, ¿desde cuándo soy tu amiguita famosa? —pregunté mientras esperábamos el ascensor.
—De algo tienen que hablar los amigos si no es de fútbol o política; qué mejor tema para hablar que de una mujer.
—Y tú, presumiendo de conquista, como si lo viera.
—Y de lo bien que haces las mamadas, y de que, cuando empiezas a follar, no hay quien te detenga.
—¿Y éste sabe todo eso?
—Tú qué crees, ¿no has visto cómo te miraba?
—Ya lo he visto, y me ha tocado el culo cuando nos hemos dado dos besos.
—Es que estás tremenda.
Cerró la puerta, me arrolló contra la pared y empezó a arrancarme la ropa; procuré contener tanta furia, estaba demasiado excitado y no quería que algún botón de la blusa saltara por los aires; lo conduje a la alcoba y me urgió a desnudarme, lo hice despacio para que disfrutara del espectáculo y también porque me excitaba verle perder la cabeza. Le lancé las bragas al rostro, las cogió al vuelo y metió la nariz; me ponía muy cerda que hiciera eso y empecé a acariciarme y a estrujarme las tetas. Estaba más empalmado de lo habitual y supuse que se habría tomado la pastilla durante la comida. A un gesto caí de rodillas, cara a cara con su tranca, sentí una imparable ráfaga de placer. A pesar de no ser ninguna maravilla me gustaba, era suya, la conocía y sabía sacarle el máximo provecho. La empuñé y arrastré el pellejo, el capullo quedó libre, brillante y húmedo; sentí los dedos crispados aterrizar en el cráneo, nunca me preocupó, a Ángel le gustaba tenerme sujeta pero no trataba de dirigirme; besé el glande y lo engullí despacio frunciendo los labios para emular el efecto de otros labios y otro orificio que se dilata con la penetración; suspiró, pegó un brinco y paladeé un flujo viscoso mezclado con la saliva. Una brusca contracción ahí abajo me nubló la vista, estaba chorreando, lo tenía hinchado y mis dedos cobraron vida propia. Dediqué toda mi atención al glande, lo chupaba como un biberón y meneé el tronco vivamente antes de volver a tragármela; el escroto se encogió cuando lo envolví en la mano, jugué con las gruesas pelotas, mamaba y me frotaba desesperadamente el clítoris. —Que buena eres, cabrona, exclamó y empezó a controlar el ritmo y la profundidad. —Ahí te va, ¿lo notas? Lo noté; atravesaba sin llevarme a la náusea, penetrando despacio, palpando la garganta con el pulgar para sentir el paso de la verga, respondiendo a cualquier señal de agobio antes de seguir y quedar pegado a mi nariz,. Fueron largos minutos follándome, usándome. Salía, dejaba el glande reposando en mi lengua ofrecida fuera de la boca y volvía a hundirse despacio, hasta el fondo; entonces le cogía las pelotas, las arrimaba a la barbilla y las lamía como podía, y le oía gemir. Los primeros espasmos dieron la señal para apartarse y no estropear la tarde. Tumbados en la cama nos comimos la boca como dos desesperados, me acariciaba el culo, yo le masturbaba con calma, sin pausa. Las caricias se volvieron apremiantes, un par de fuertes azotes me pusieron el glúteo al rojo vivo y sacaron las primeras lágrimas; arrastraba la nalga abriéndome hasta provocar escozor y, en algún momento, empezó a frotarme el ano, me vuelve loca y proferí un lamento desgarrado; no había soltado la polla de la que manaba una baba espesa, Ángel me mordía el cuello y seguía atacando el esfínter haciéndome suspirar cada vez que mojaba en la vulva y regresaba al ano presionando con las yemas por el camino, matándome de gusto. Apretó, soplé y cedió; entraba bien, sin apenas hacer fuerza, lo tenía dilatado de tanta caricia, me follaba sin parar y yo movía la cintura a su encuentro, de vez en cuando salía en busca de humedad; me estaba matando. En uno de esos viajes probó con dos dedos y los tragué sin problema, estaba ciega, muerta de gusto, meneándosela sin piedad, y me los clavó hasta los nudillos; el esfínter colapsó en fuertes espasmos que se contagiaron al coño, toda yo era una contracción pulsante y cada convulsión alrededor de los intrusos me ponía loca; Ángel estiraba el agujero hacia un lado engarfiando los dedos y dolía, claro que dolía, pero también me desquiciaba. —Te voy a destrozar el culo, guarra. ¿Cómo lo consentí? Caí fulminada en un brutal orgasmo, le estrangulé la polla y no aguantó: soltó un reguero abundante y cálido en mis dedos que no desaproveché, los chupé con glotonería para que lo viera y no perdiera fuelle. No hacía falta, la viagra lo mantenía activo, me manejaba como una muñeca de trapo y me hincó de rodillas, caí sobre los antebrazos y de inmediato sentí resbalar el capullo por la raja, me preparé, hizo un amago de metérmela, solo buscaba lubricarse, se movió y apuntó al ano, no le costó doblegarlo, se lo puse fácil. La hundió entera y sollocé, me estaba partiendo en dos.
—Te gusta, ¿eh?, dímelo, te gusta que te encule.
—¡Sí, me gusta, me gusta, no pares!
Para mí desesperación, se detuvo agarrado a las caderas y con la verga clavada.
—Me quedé con ganas aquella noche, si no hubiera estado pendiente de que apareciera Claudia te lo hubiera abierto y no te habrías enterado, ¿Lo habrías sentido al despertar, eh? ¿Lo habrías notado abierto?
Lo único que escuchó de mi parte fue el jadeo desbocado imposible de acallar. Empezó a bombear con brío, le excitaba hablar de esas cosas y yo le decía a todo que sí, que lo habría notado, que tenía razón, había fingido estar indignada para disimular lo que sentí al descubrir que me había violado. No dejaba de recordarme cada detalle del abuso al que me sometió y yo le contestaba que fue fantástico.
—Pídeme que te viole.
No, no quería hacerlo. Me azotó con crueldad, sentí las brasas reavivadas incendiar el glúteo .
—¡Dilo, dilo!
—¡Viólame, hazlo, joder; destrózame, dame fuerte!
Lanzó un bramido y estalló. Caí abatida, grité como una loca, lloré, reí.
…..
—¿Lo tienes claro?
Después de romperme el culo nos dimos poca tregua, se la limpié con unas toallitas húmedas y a horcajadas me la clavé, la viagra le mantenía entero y yo no estaba dispuesta a irme sin un polvo como Dios manda. Cabalgué al galope y acabé agotada después de sucumbir a dos orgasmos seguidos, o tal vez fue uno largo, muy largo que me hizo desfallecer sobre su pecho; así, desplomada, siguió zarandeándome hasta que empezó a escupir dentro de mí. Me dejé caer a un lado y traté de recuperar el aliento. Ángel se secó el sudor de la frente.
—Qué bestia, eres insaciable.
Tal vez tuviera razón, tanto tiempo rebelándome a la idea y aquella tarde, recién follada y enculada, por fin acepté la evidencia: soy insaciable, ¿qué tiene de malo? Me gusta el sexo a rabiar, nunca he tenido suficiente con un polvo, porque un polvo es solo el principio. Si estuviera fresco o, mejor aún, si hubiera alguien cerca le bastaría un par de caricias bien dadas para abrirme de piernas. Soy insaciable, ya está, soy insaciable.
—Te gusta follar como a pocas mujeres he visto —insistió—, te has convertido en una auténtica zorra; como dice la gente, eres una ninfómana.
—Calla.
—¿Lo tienes claro?
«Lo que tú digas, para qué voy a discutir».
—No lo puedo evitar, me gusta follar, no me canso de hacerlo. —Si es lo que quería escuchar se lo daría con tal de que volviera a empinársele; teníamos mucha tarde por delante.
—En parte me lo debes. La violación te cambió, eres más mujer desde que abusé de ti.
Se incorporó sobre un codo para verme de cerca, seguía regodeándose con la idea de la agresión y, verbalizarlo en todas las formas y variantes posibles, le excitaba, le hacía sentir fuerte. ¿Por qué no dejar que disfrutara si el premio sería un nuevo asalto?
—Por eso acudes a mí como las moscas al dulce, necesitas volver a pasar por ello, necesitas revivirlo.
«No.»
—Sí, lo sé, lo sé, ¿qué otra cosa me haría acostarme contigo?
—Al fin eres sincera —exclamó aliviado—; relájate, a partir de ahora te vas a sentir mucho mejor.
Seguimos hablando; él, tratando de reforzar mi rol de víctima enganchada al violador y yo, dándole la razón; al principio por seguirle la corriente para que volviera a empalmarse, poco a poco mis respuestas dejaron de ser una sarta de monosílabos escasamente adornados y pasé a contestar con ideas propias nacidas de lo más hondo, me engañaba pensando que le hacía el juego; era yo, la auténtica, la que bajaba las defensas y aceptaba la dependencia del hombre que me violaba.
—Date la vuelta y levanta el culo, te lo voy a dejar como el túnel del metro.
Gabriel
—Por fin, pensé que te habías enfadado.
—No hay motivo, salvo que haya algo que no sé.
—Olvida las conspiraciones, la realidad suele ser más simple de lo que parece.
—Tal vez; pero no te he llamado para hablar de esto. Quedamos en vernos para recoger las fotos.
—No lo he olvidado, ¿Cuándo quieres que lo hagamos?
—Hoy mismo, si no es muy precipitado.
—¿Qué tal a las ocho en mi estudio?
Cerramos la cita a las ocho y media; ninguno de los dos teníamos interés en dejarnos ver en público por lo que la idea de quedar en el estudio me pareció perfecta. Llegué pronto, faltaban veinte minutos y, en lugar de hacer tiempo en la cafetería de enfrente, decidí alejarme y dar una vuelta. A la hora en punto llamé a la puerta.
—Pasa.
Nos movíamos en una clandestinidad autoimpuesta; entré rápido, sin mirar atrás, Gabriel lo hizo por mí: dio una ojeada a la calle que, en ese momento, estaba solitaria. Una vez a cubierto de posibles miradas bajamos la guardia, se acercó y cruzamos un par de besos demasiado formales.
—Estás increíble, ¿has adelgazado o es impresión mía?
—He pasado por una pequeña indisposición, pero ya estoy bien.
Volver al estudio despertó recuerdos que creía controlados, recorrí la sala al detalle con la vista, Gabriel lo notó.
—¿Te acuerdas? Cuántas cosas pasamos aquí. —dijo.
—¿Qué tal te va? Tónica con ginebra. No lo cargues. —respondí a un gesto suyo con una botella.
—No me quejo; estoy preparando material para una exposición en Valencia, además tengo un proyecto con la Comunidad de Madrid que, si se materializa, va a reportarme buenos contactos, además de la imagen que da un evento de ese calibre.
—Me alegro.
—Y a ti, ¿cómo te va?
Que cómo me va…
—Bien, no paro, el gabinete me absorbe pero estoy contenta.
Se acabó, no teníamos nada que hablar; qué lástima, con lo fácil que había sido nuestra relación parecíamos dos extraños.
—Voy a por las fotos. —dijo rompiendo un largo vacío. Salió por el pasillo y me quedé sola mirando las reproducciones a gran tamaño expuestas por las paredes, algunas las conocía, otras no, supuse que eran recientes.
—Ya estoy aquí. —Di la vuelta y lo vi acercarse despacio ojeando un taco de fotos—. No había vuelto a verlas. Estás magnífica.
Se detuvo a media distancia pasándolas con calma, mirándome de vez en cuando. Recordaba al detalle la sesión y sentí una mezcla de pudor y deseo al verle contemplando los desnudos que protagonicé aquel fin de semana. Cambiaba de instantánea y me miraba tratando de ver a la modelo a través de la ropa. Dámelas, debería haber dicho; sin embargo callé, callé y le dejé recorrerlas una a una alternando miradas que me hacían sentir desnuda.
—Ven.
Me acerqué a su lado y reconocí la foto.
—El origen del mundo. —dijimos a coro. Un plano picado desde los pies mostraba mi sexo abierto del que manaba una espesa baba blanca. El pubis, prominente por efecto del encuadre; las crestas de las caderas, marcadas; el vientre, hundido; los pechos, apuntando al cielo, y los brazos, alzados: uno ofreciendo reposo a mi nuca y el otro cubriéndome los ojos, haciendo destacar la boca entreabierta, fiel reflejo de la vulva. Una escena cargada de erotismo y sexo.
—¿Dónde la hicimos? En la Sierra. —recordé antes de que contestara.
—Hay varias parecidas, pero sin duda es la mejor.
—No creo, jamás podría aparecer en ninguna exposición.
—No importa, es la imagen más brutal que he obtenido nunca.
La siguiente mostraba al maestro retratado por la alumna. Desnudo sobre lienzo blanco sería un buen título. El miembro hinchado descansaba en el muslo, ese muslo que había abrazado y besado con pasión. Le miré.
—¿Y esto?
—Se ha traspapelado. —Elevé las cejas, no aguantó serio.
—No te lo crees ni tú.
—Me has cazado. Quería dártela de recuerdo.
—¿Promoción o exhibicionismo?
—No seas mala, si quieres la retiro.
—Ni se te ocurra, déjala donde está.
La observé en detalle, estaba excitada a mi pesar, excitada, caliente, cachonda. El plan que traía preparado se desmoronaba ante la imagen del macho viril, poderoso e indolente. Lo vi venir y no hice nada por detenerlo, nos besamos con furia, las fotos se desparramaron, las manos anhelaban piel, no paraban quietas, la ropa cayó en cualquier lado. Lo deseaba, Dios, cómo lo deseaba.
…..
—Te he echado de menos. —confesé. Estábamos tumbados en la tarima donde lo había fotografiado aquel día; frente a frente, tan cerca que podría besarlo sin apenas moverme. Le acariciaba el pecho, él vagaba por mi cuerpo, a veces recorría el camino hacia el ombligo con los dedos flexionados, o seguía con la uña el delgado surco entre el muslo y el pubis, retrocedía para escalar la cadera, la recorría despacio viajando hacia la nalga, la cintura, el vientre. No quería nada, estaba en el cielo.
—Y yo a ti, mucho, no te lo puedes imaginar. Lamento haberte dejado sola en un momento tan difícil.
—No importa, ya hiciste suficiente parando la publicación del otro reportaje.
—No, fui un cobarde; me alejé pensando que te protegía, pero en el fondo sabía que estaba huyendo.
—Nunca te lo he recriminado, desde el principio pensé que hacíamos bien no dando que hablar.
—Sin embargo podía haber estado a tu lado, aunque fuera por teléfono, y desaparecí; no me lo perdono. —Le besé.
—Olvídate de eso, estamos aquí otra vez. He pensado mil veces lo que habría sido de mi vida si no hubieras intervenido.
Cogió impulso y se sentó.
—Carmen, para. No puedo seguir callando. No tuve nada que ver, no fue cosa mía.
—Qué dices. Entonces, si no fuiste tú, ¿quién fue?
—No lo sé, no tengo ni idea.
—¿Y por qué has dejado que lo creyera?
Se levantó; la inesperada noticia no impidió que mis ojos se cebasen en aquel culo perfecto y en el miembro que no había perdido del todo su volumen.
—Sentía vergüenza; es lo que debería haber hecho, usar mi influencia y a mis contactos para tratar de detener la publicación de las fotos, pero no lo hice y me conformé con alejarme del foco; desaparecí y te dejé sola, trataba de protegerte, lo juro, a mí no me preocupa ser visto en público con una mujer ni salir en una revista, estoy acostumbrado, sin embargo tú no, no forma parte de tu vida aguantar el acoso de la prensa ni vivir entre rumores absurdos, a ti algo así te puede trastocar tu mundo. No es suficiente, ya lo sé, pero hice lo que pensé que era mejor para ti.
—Eso no explica quién está detrás del cierre de la revista y, si mis sospechas son ciertas, del hundimiento de mi vecina. ¿Sabes algo que no me estás contando?
Desvió la mirada una fracción de segundo.
—Te aseguro que no hay nada, que yo sepa.
Mentía, mentía. Me levanté y encendí un pitillo.
—Está bien, tendré que mirar en otra dirección, ¿Claudia, tal vez?
Había dado en el clavo, bastó la mención para que reaccionara.
—No, que dices. No creo, ¿qué interés puede tener en salvarte el culo?
Los nervios le traicionaron, la corrección exquisita con que se expresaba saltó por los aires.
—No lo sé, tú la conoces mejor.
—Claudia está encaprichada contigo, es evidente.
No iba a sacar nada en claro y desistí.
—Conque te he estado agradecida por algo que no has hecho. Serás capullo.
Bromear podía ser la válvula para descargar tensión; reímos, le golpeé, nos enzarzamos de nuevo, me gustaba a rabiar, aparté todo de mi cabeza y volqué mis esfuerzos en gozar del hombre que me seducía.
…..
De nuevo estaba en el ojo del objetivo, no sé cómo había hecho para convencerme. ¿Porque soy una exhibicionista? ¿Porque me pone mala posar para alguien que saca lo mejor de su arte buscando el plano más erótico de mí?
Después de hacer el amor por segunda vez empezó a encuadrarme usando las manos a modo de visor. —Estate quieto, le pedí varias veces pero siguió jugando a enfocarme; era tan excitante ser el motivo de su deseo y adivinar dónde apuntaba que le dejé, por qué no; tampoco protesté cuando cogió la cámara, ¿para qué, si lo estaba esperando? Desnuda, confiada, dispuesta a sentir lo que es ser deseada seguí sus instrucciones sin rechistar. «Mira al fondo, arriba. Separa las piernas, flexiona. Cógete un pecho, no es una pelota, que se note que te gusta. Estira la espalda». Movía las luces, cambiaba de plano, elegía uno u otro objetivo. «Gírate boca abajo. La pierna doblada; así, eso es. Mírame». El chasquido del obturador volvía a sacudirme despertando del letargo cada fibra nerviosa, el objetivo me acariciaba, el placer inundaba mi cuerpo, tenía la necesidad de retorcerme y desperezarme sin pudor.
Un brusco ruido en el hall rompió el juego; sonó un portazo, sonaron pasos.
—Raúl, ¿eres tú? —Se adelantó; entonces advirtió mi intención—. No te muevas, eres una modelo, eres arte.
Soy arte. ¿Soy arte? Gabriel fue hacia la entrada, los pasos se acercaron y le vi aparecer
—¡Hola! ¿Quién tenemos aquí? No me lo digas, la modelo de Courbet.
No era el mismo que nos sorprendió la otra vez. Estaba encendida, la sangre volaba por mis venas, seguía tumbada de espaldas a la puerta, mostrándome abierta, mojada, expulsando los restos del último asalto. Soy arte. Se acercó, le miré por encima del brazo que, a modo de embozo, ocultaba mi boca y dije:
—No me digas que me reconoces por mi sexo.
—Y por tus ojos, pero no negaré que la pose me atrapa. Eres un animal fotogénico.
Un trallazo de placer se expandió por mi cuerpo.
—¿Qué haces aquí a estas horas? —interrumpió Gabriel molesto.
—Vengo a recoger unas copias y me marcho. No os interrumpo. Encantado de conocerte en carne y hueso, eh…
—Carmen.
—Encantado, Carmen; la cámara no te hace justicia.
—Mañana tenemos que acabar en Carranza, no lo olvides. —le advirtió Gabriel y enlazaron unas frases dejándome al margen; cosas de hombres, pensé, yo no era sino un cuerpo, un animal, había dicho. Me senté con las rodillas flexionadas y busqué el equilibrio poniendo una mano en el lecho; una pierna quedó vencida, la otra, con el pie plantado cerca del muslo, sirvió de apoyo al brazo. Los estaba turbando. Soy arte.
«Se despiden, se acerca, se inclina, estiro la espalda, alzo la cara, me besa en la mejilla, aspira, apesto a sexo, soy toda sexo. Si quisiera, si Gabriel lo permitiera, yo...»
Le acompañó a la puerta, volvió amagando una sonrisa y recuperó la cámara.
—¿No te cansas?
—Contigo no, me inspiras.
Volví a entregarme al objetivo sintiéndome marioneta de sus caprichos, me moví, doblé el cuello, elevé los brazos, miré a cámara, fingí un éxtasis, dormí. Estaba en sus manos.
—Eres modelo por instinto, te harías un nombre en la profesión.
Entorné los ojos; eso ya se lo había oído a Claudia. Se lo dije.
—¿Es que habéis urdido un plan?
—En absoluto; eres especial, tienes una elegancia innata que te hace única.
¿Intentaba halagarme?, rechacé el cumplido y me habló de un proyecto exclusivo, algo para lo que solo elegía modelos muy selectas que, además, debían cumplir unas reglas estrictas. A medida que escuchaba no llegaba a creerlo: sesiones fotográficas reservadas a un grupo de personas de la élite económica, política y de la alta sociedad, no solo de Madrid.
—Se celebra cada dos o tres meses, es un posado como cualquier otro, la diferencia es que las modelos aparecen desnudas y lo presencia un público que asiste en silencio; de alguna manera es una performance, las modelos aparentan estar delante de un doble espejo que les impide ver qué hay al otro lado, es importante que no establezcan contacto visual con los invitados, estos no participan, se limitan a observar.
—¿Y tú?
—Yo actúo del mismo modo, ajeno a los invitados; realizo una sesión de fotos casi natural, aunque soy consciente de que estoy vendiendo un espectáculo. Antes de comenzar proyecto una especie de «Cómo se hizo»: imágenes de otras ediciones donde aparecen las modelos posando o descansando, yo mismo disparando, o dando instrucciones, o cambiando un foco de lugar. Procuro darles una idea completa de lo que van a ver para que entren en situación. Durante la sesión intento mostrar los mejores planos a los invitados mientras hago las tomas; se trata de erotismo y procuro que tengan acceso visual a lo más íntimo de las modelos sin perder el buen gusto y la clase. Marco las pausas para que las modelos descansen y se muevan con libertad reforzando la sensación de naturalidad; yo hago lo mismo, me dedico a mover material, a calcular distancias, aparento estar ajeno a la exhibición que hacen ellas mientras charlan o se retocan. Creo ambiente, es parte del show.
—Un grupo de mirones delante de unas chicas en pelotas, todo se reduce a eso.
—Personas cultas que aprecian el arte del desnudo; si lo planteas de ese modo El Prado está repleto de porno.
—¿Y cuánto sacas por esto?
—Bastante; en contactos, más, mucho más.
Había dejado de disparar desde que empezó a darme detalles, yo seguía echada, un pliegue de sábana ocultaba el pubis; el resto de mi anatomía, descubierta, desnuda, excitada hasta el rubor.
—¿Por qué me lo cuentas?
—Quiero que seas la protagonista única de la próxima gala.
—Estás loco, ni hablar. —Me incorporé y recorrí la distancia al lugar donde había dejado el bolso. Saqué el tabaco, encendí un cigarrillo y volví. Gabriel disparaba sin cesar y se detuvo cuando estuve demasiado cerca. Mujer con cigarro en la mano. Se me estaba dando bien titular las instantáneas.
—Es una experiencia que disfrutarás; además, te supondrá un cuantioso beneficio solo por posar.
Di una calada. Cobrar por un desnudo integral para voyeurs. Expulsé el humo.
—No lo necesito.
—He visto tu reacción cuando Raúl nos ha interrumpido, tienes una vena exhibicionista que satisfarías.
—Ni lo sueñes, ¿te das cuenta del riesgo que corro? No, estás loco, no sé cómo me propones algo así después de lo que ha pasado con la revista.
—He pensado…
—Ah, que ya lo tienes todo pensado.
—Contaba con que querrías mantener el anonimato. Cada gala cuenta una historia, en esta ocasión voy a plantear el proceso de formación de una modelo que comienza y debe vencer el pudor, quiero mostrar el trabajo para vencer la resistencia; aparecerás vestida e irás desnudándote a medida que yo te convenza, por eso llevarás el rostro oculto con una máscara veneciana de media cara que proteja tu identidad.
—Dime, ¿cuánto tiempo llevas tramando esto?
—Desde que te conozco, Claudia insinuó algo durante la cena que me hizo pensar, pero la idea ha cobrado forma durante la última gala, no podía quitarte de la cabeza.
Recordé la insistencia de Claudia llevando la conversación en la mesa hacia los desnudos que, según desveló ella misma, fotografiaba Gabriel, y la presión que ejerció sobre mí cuando ya se había ido.
«—Te ha gustado, reconócelo.
—Es una persona muy interesante, pero así no se hacen las cosas, Claudia.
—Déjate de tonterías, os teníais que conocer, es un fotógrafo excepcional y tiene unos contactos en el mundo de la moda que no te puedes ni imaginar; ya te dije que podrías ser modelo.
—Yo no quiero ser modelo, estoy bien como estoy, ¿no te das cuenta?
—¿Y qué?, ¿tú te has visto? Sales arrebatadora en las fotos, y piensa que las hice yo, que no tengo ni idea, imagínate lo que podría sacar de ti.
No repliqué, dejé de escuchar la discusión en la que Ángel trataba de hacer entrar en razón a su mujer, entusiasmada con la idea de convertirme en modelo, no sé bien si de pasarela o porno.»
Temblaba, no era visible pero estaba temblando. Qué locura, exhibirme desnuda ante un grupo de hombres poderosos que pagan una fortuna por una sesión privada de fotos.
—Y mujeres —matizó—, cada vez hay más damas entre los asistentes.
—No, ni hablar, no puedo hacerlo; reconozco que es una propuesta atractiva, pero no quiero darte falsas esperanzas, no cuentes conmigo.
—Piénsatelo.
…..
Nos vamos, Gabriel me acompaña al coche, no se queda tranquilo dejándome sola a esas horas. No me reconozco, es agradable ser objeto de la protección masculina, solo es cuestión de dejarse llevar. Nos besamos y parto hacia casa. En mi bolso llevo las fotos. Ahora que lo pienso: no me ha dado los negativos. No importa, el lunes cuando vuelva los pido.
Llego a casa, no hay nadie, puede que esta noche no venga a dormir. A la luz del reloj de la mesilla de noche analizo lo que hemos hablado. Si no fue él tal vez sea otro quien maneja los hilos.
La gala… No sé, ya veré. El lunes tal vez le pregunte.
Mario llega a las seis, es temprano, prepara café mientras me ducho; le cuento, me cuenta; es feliz con Elvira, me alegro por ambos; le preocupa la gala, el riesgo de ser descubierta es muy alto. No se lo digo, supongo que se lo imagina: me lo estoy pensando, tengo que hablarlo con Gabi.
Nos vamos. ¿Querrás que comamos? Llámame y te confirmo. Te quiero. Te quiero.
Esther lo sabe
Debería haber llamado a Esther, es raro que pasemos dos o tres días sin hablar, pero lo fui dejando porque temía hacer o decir algo que me delatara. Desde pequeñas nos hemos entendido, basta una mirada para que sepamos lo que le pasa a la otra.
Y me tomó la delantera. Por el tono de voz intuí que algo iba mal, problemas con el impresentable de mi cuñado, seguro. Quedamos en la cafetería de siempre, la encontré seria y callada y pregunté sin rodeos:
—¿Qué pasa?
—Tú dirás, ¿pasa algo?
—¿A qué viene tanto misterio?
—Eso digo yo, ¿me lo vas a contar o vas a seguir fingiendo que no pasa nada? Nos dejaste colgados el fin de semana; según tu marido, estaba incubando una infección y a los dos días coge el puente aéreo, no me jodas. Has estado de baja una semana.
—¿Cómo lo sabes?
—Y no has tenido la decencia de contar con tu hermana, joder. ¿Qué coño soy para ti?
—No es eso, Esther. ¿Cómo sabes que he estado de baja?
—Me encontré con Belén, Belén Cuevas, ¿te acuerdas de ella? Trabaja en el Ruber, es anestesista. Me preguntó qué tal ibas, si te estabas recuperando. No supe qué decir y respondí que sí, que estabas bien, dentro de lo que cabe; dice que estás en buenas manos, el equipo que te atendió te cogió a tiempo, me pidió que te dijera que no te preocupes, en unos meses podréis volver a intentarlo. Intentar, ¿qué, Carmen?, ¿me lo vas a decir o te lo digo yo?
—He tenido un aborto, Esther, ha sido tan repentino que aún no he podido asimilarlo. Me enteré de que estaba embarazada y a los pocos días, en plena reunión de dirección, me encontré mal, comencé a sangrar, llamé a Ramiro y me mandó al Ruber, él mismo avisó a Mario, hubo complicaciones, una hemorragia, yo qué sé. Como comprenderás no estaba para llamar; además, no quería que se enterase nadie.
—Un aborto, ¿has tenido un aborto?
—Sí, Esther, he abortado, no me mires así.
—¿De quién era?
—No lo sé, no entiendo cómo pudo pasar, estoy tomando anticonceptivos, no sé cuándo la he jodido.
—¿No tienes ni idea? Joder, chiqui.
—¿Ya qué importa?
—¿Y mi cuñado, qué dice?
—¿Antes o ahora? Antes, que si lo quería tener me apoyaría.
—Es un santo.
—Tampoco te pases.
—¿Y tú? No tienes buena cara.
—Vaya, al fin dejas de echarme la bronca. Jodida, liberada de una carga, imagínate. No quería tenerlo pero me pesaba tomar la decisión. Ya ves, toda la vida a favor del aborto y cuando toca actuar agradeces que sea la naturaleza quien lo haga por ti.
—Me hubiera gustado estar a tu lado.
—Mario me insistió: llama a tu hermana. El aborto estaba previsto para el lunes, le dije que prefería ir sola pero estoy convencida de que habría tirado de ti.
Nos abrazamos, Esther y yo somos más que hermanas.
—De esto, a papá y mamá… —le advertí.
—¿Estás loca? Nada de nada.
—Me alegra poder hablarlo contigo, necesitaba compartirlo.
—Estás demacrada, que no te vea mamá.
—No pienso ir mientras no esté recuperada del todo.
Me miraba con preocupación, como si no fuera yo.
—No entiendo la vida que lleváis, pero no te voy a decir nada, tú sabrás lo que haces.
Mario me a decepcionado un montón, tiene la verdad delante de la cara y rs incapaz de mirarla de frente.
ResponderEliminarCada vez que leo una frase de Angel me sube la acidez del estómago, sigo sin entender que ve Carmen en este personaje.
Carmen tien toda la razón en todo lo que le a comentado a Mario y ese va a ser rl problema que separará a esta pareja, a Mario le gusta esta Carmen pero rn su fuero interno hecha de menos a la antigua Carmen y se arrepiente de no haber formado una familia con ella.
No se a vosotros pero el cabeonazo de Mario con su escritura a conseguido que me de morbo que Carmen se folle a Andrés, es todo culpa tuya Mario que lo sepas.
Pasad los dos felices vacaciones, a mi me toca currar.
También he notado el miedo que tiene Mario a perder a Carmen, me he alegrado de que Mario quedará con Elvira, el tampoco lo a pasado bien.
ResponderEliminarCarmen y Claudia no van a acabar bien y es por eso que a comentado Carmen, Angel siente mucho más por Carmen de lo que Claudia quiere admitir.
Ahora sí que me despido hasta la vuelta. Estoy enganchado al 168 y me temo que, en vacaciones, seguiré buscando ratos libres para continuar porque, qué queréis que os diga, me lo paso pipa.
ResponderEliminarEl nuevo capítulo ya va por los 140 minuto de duración, y eso que aún me falta por desarrollar tres escenas importantes. Se impone un navajazo. Tres o cuatro capítulos de treinta o cuarenta minutos es lo que procede, ¿no os parece?
Feliz verano a todos, nos vemos en Septiembre.
Mario & cia
Serás psicólogo, pero llevas el alma de un escritor en tu interior. La mayoría de escritores lo hace por dinero y muchos de ellos seguro que ni disfrutan con su trabajo.
ResponderEliminarEres un hombre afortunado, pues se puede palpar todo ese entusiasmo en cada unas de las frases.
Será un mes largo, pero como dice la frase, todo lo bueno se hace esperar, espero que paséis unas buenas vacaciones, descansad, disfrutar el uno del otro, desfasar todo lo que podáis, por los pringados que nos toca trabajar.
Jejejeje cuidado con el sol, felices vacaciones.
Bruto-Rafa
ResponderEliminarEn lo que pueda valer mí opinión, prefiero capítulos largos pero con continuidad.
Feliz verano.
Feliz verano pareja (o los que salgan).
ResponderEliminarNos leemos a la vuelta.
Wiru
Ayer volví a leer el capítulo y no pude dejar de pensar en una cosa, que ocurrirá cuando Tomás y Angel se conozcan, me da a mi que van a saltar chispas.
ResponderEliminarSublime, como casi siempre.
ResponderEliminarUn besazo y feliz verano!!!!!!!!
MARIO
ResponderEliminarDefinitivo. Después del navajazo, capítulo 168 39 minutos, cap. 169 45 minutos y cap. 170 52 minutos (por el momento).
El domingo vuelo, nos vemos a la vuelta.
Pasado muy bien.
ResponderEliminarYo también creo que será interesante cuando los dos gallos se encuentren, Tomas y Ángel.
ResponderEliminarA mi personalmente me gusta más Tomas, y después de la nueva sesión de fotos, creo que Tomas tiene más papeletas para ser el el que arregló el asunto de las fotos.
Disfrutar de este verano caluroso.
Hola.
ResponderEliminarMe pica la curiosidad y no tengo muy claro el diseño del tatuaje de henna que le hacen a Carmen en el Penta.
¿Alguien que sepa exactamente como es podría subir un dibujo a alguna página de alojamiento de imagenes y poner aquí en el blog de Mario el enlace?
Siempre y cuando él lo consienta, claro está.
Quizás a alguien se le ocurra otro método para hacerlo.
Cualquier idea es bien recibida.
Gracias a todos por la eventual respuesta y como siempre a Carmen (eres única) y Mario por compartir tantas cosas con nosotros.
Wiru.
Chicas y chicos se hechan de menos vuestros comentarios con vuestros puntos de vista, como se nota que estamos en verano jajaja
ResponderEliminarA proposito del asunto del tatuaje yo opino que hay dos alternativas a que no sea conveniente que se saque el modelo. Una se basa en que la historia sea pura invencion, en ese caso es mejor que cada cual se imagine el tatuaje segun le parezca. la otra es que la historia sea real, en ese caso seria delatar a Carmen, cualquiera que leyera el relato y por causlidad la viera en una playa podria identificarla.
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarPues no lo había pensado y siempre he creido que el Diario era sobre la vida real de Carmen y Mario, más o menos adornado.
Pero bueno, quizás ellos puedan dar su opinión sobre el tema y también dos cosas: la probabilidad de que un lector vea a Carmen desnuda en la playa y recuerde el tatuaje (aún no he llegado al capítulo donde puede que el tatuaje se lo haga definitivo y no con henna. Así que no seé si lo tiene o no) es ínfima , segundo, me muero de curiosidad por ver el diseño........
Wiru
Estoy con dosoctavas, lo mejor es que cada uno se imagine como seria el tatuaje.
ResponderEliminarDe todas formas, Tomás le dijo que le gustaban las mujeres con el coño peludo, que sentido tiene hacerse un tatuaje que va a estar tapado por el bello.
ResponderEliminarNo has leido con traanquilidad Apasionado si no te habrias enterado de que el tatuaje lo lleva en la parte de atras encima del culo.
ResponderEliminarYo tmabien estoy con Wiru, estoy convencido de que acabará haciendoselo y será porque mario insistira tanto que la convencerá, como con todo. me apuesto lo que qerais.
Como he comentado, voy leyendo por el capítulo 163 y, hasta este momento, no se ha tatuado definitivamente y no se si lo hará Carmen en algún capitulo posterior ya publicado.
ResponderEliminarLo de su sexo con vello es algo que gusta a Tomás pero creo que a Mario y a muchos otros (entre ellos yo) les gusta rasurado y, como viene haciendo Carmen, creo que lo va alternando.
En fin, a menos que ella o Mario den su consentimiento, creo que nos quedamos sin el diseño del tatuaje.
Ya comenté que no soy amigo de ese tipo de marcas perennes, pero, si es que se lo ha hecho, si me gustaría al menos, saber del diseño mejor explicado aunque sea descriptivamente. Prescindiendo de dibujito.
Un saludo a todos
Wiru.
Tienes razón Dosoctavas, eso me pasa por leer en el tren mientras voy a trabajar a las 6 de la mañana, como no sé me van a pasar las cosas, ahora que cestos de vacaciones leeré los capítulos con tranquilidad.
ResponderEliminarEstoy con vosotros, cada vez que a Mario se le ocurre algo termina por convencer a Carmen.
He vuelto a leer el último capítulo y lo de la sesión de fotos delante de políticos y gente influyente, me parece una locura.
ResponderEliminarEsta claro que Carmen aceptará, en eso es como Mario, cuanto más riesgo más les pone, estoy seguro que la reconocerán y volverá estar en medio de los focos.
Mira que no aprenden.
Yo no soy seguidor de los tatuajes, no porque no me gusten, sino porque aborrezco las agujas, cada vez que tengo que ir a sacarme sangre, miro siempre la salida del ambulatorio.
ResponderEliminarHe leído el capítulo con detalle y la verdad que la parte donde Carmen enseña el tatuaje a Mario es sumamente erotica.
Creo que Carmen se hace un vestido con papel higiénico y seguro que le queda de diez.
Carmen terminara con ese tatuaje, pero porque volverá a Sevilla y se lo terminará tatuado.
Tomás y Diego, no se, creo que esto va a estallar por algún lado, creo que no se pueden tener dos proxenetas a la vez, seguro que es malo para el negocio.
Me gustaría saber vuestra opinión.
Desde que habéis empezado con el tema del tatuaje me tenéis de los nervios porque por una parte quiero participar y por otra no quiero que Mario se enfade conmigo.
ResponderEliminarYo también pienso que Carmen terminará por llevar el tatuaje en los riñones, es cuestión de tiempo y lo hará porque le gusta y sobre todo por la insistencia de Mario, como le ha pasado con todo lo que le ha ido sucediendo desde que pisó Sevilla por primera vez, todo fue por la presión de Mario, los dos lo saben por eso han dejado de echarse la culpa y se aceptan tal y como son porque ante todo se quieren.
Con lo del tatuaje tengo pruebas, hace algún tiempo, charlando por mail con Mario me envió un trocito de lo que tiene escrito sobre esto, un regalazo que le estoy inmensamente agradecida. Llevo días mordiéndome las uñas decidiendo si compartirlo con vosotros o no ya que el debate se ha puesto muy interesante y al final he decidido hacerlo porque la última palabra la tiene Mario, porque si no le gusta lo que voy a hacer con no aprobar este comentario le basta y yo lo entenderé y le pediré disculpas por si piensa que he roto su confianza y si lo aprueba y lo llegáis a leer es que piensa igual que yo, que ese trocito aporta al debate.
Ahí va
Nueve
—Hola, nueve.
Así comenzó Mario la labor de zapa. Tenía que haberlo imaginado, se ilusionó con el tatuaje tanto como con todo lo que habíamos emprendido en nuestra nueva vida y, como siempre, no dejaba pasar la ocasión para lanzarme una andanada; me llamaba nueve, y no es que me molestase, acabé acostumbrándome y le seguí el juego. Tal vez no debí hacerlo.
—¿Qué pasa con Candela, la llamas ocho? —le pregunté una vez que en la cama; me dijo, «Cómo me gustas, nueve».
—No, no es lo mismo. —añadió después de pensarlo un poco.
—Claro, porque a ella no tratas de pervertiría, cómo te conozco.
El asedio continuaba y yo me dejaba porque, en el fondo, me gustaba; sabía lo que estaba pasando y y no le di demasiada importancia. Yo soy así, me decía, y jugaba conmigo un juego que a los dos nos reportaba momentos de intenso placer, me acostumbré a ser nueve, participé en los juegos secretos que se inventaba en los momentos más inesperados con nuestros amigos, con la familia, cuando se inventaba que habíamos venido oyendo la novena sinfonía, o proponía volver a ver la novena puerta, de Polanski, solo para sorprenderme y probar a sacarme una sonrisa cómplice. Sabía lo que estaba haciendo y le dejé hacerlo. Así llegamos al día en que me lo propuso.
—Voy a ducharme.
—Espera. —dijo sujetándome de la muñeca, detuve el impulso que me sacaba de la cama y lo miré, ¿Cómo es posible que estuviera otra vez empalmado? El deseo brotó desde el bajo vientre y subió galopando hasta encenderme los pezones. Me dejé caer a su lado y empuñé la potente verga que había tenido dentro de mí poco antes.
MARIO:
ResponderEliminarLucía Lee, mala pécora, te has dejado seducir por la serpiente y has mordido la manzana de la traición. No te voy a maldecir con aquello de que parirás con dolor porque eso es cosa tuya pero si te deseo que te muerdas las uñas, esta vez escuchando los orgasmos de tus vecinas del piso de arriba porque sean mejores que los tuyos (esto si es una maldición puñetera, ¿eh?)
No te lo perdonaré jamás, Carmena. Digo… Lucía
¿Que nos hemos perdido?
ResponderEliminarMARIO: Perdonad, no se puede estar a las cervecitas y al blog. Olvidé aprobar el comentario de la mala pécora.
ResponderEliminarMario Lucía no a dicho nada que no nos esperáramos, de hecho me a gustado mucho este pedacito del relato que Lucía a compartido con nosotros.
ResponderEliminarHe vuelto a sentir esa concesión íntima que tenemos todas las parejas con la persona que amamos más que a nuestra propia vida.
Lucía gracias por compartir esta pequeña joya con nosotros y a vosotros Mario y Carmen, pues cada vez estoy convencido que este relato es parte de los dos aunque lo escribas tú.
Mario no te enfades con Lucía, como dije en un comentario anterior mío, cuando Carmen enseña el tatuaje a Mario, me pareció una de las escenas más heroicas que he leído en este relato.
Y en este pedacito de vuestra gran historia he vuelto a sentir ese heroísmo, porque Carmen puede follar con quien quiera, pero ninguna pareja destila el heroísmo y el morbo que destilais vosotros cuando vuestra concesión es completa.
Además cuando una amiga comparte algo con amigos no es una traición y se que concuerdas conmigo, ya que has aprobado su comentario.
Joder que largo se me está haciendo este mes, la curiosidad me esta comiendo vivo, tengo que inventar un cachivache para acelerar el tiempo jajajaja.
Pasad todos unas buenas vacaciones, y los que les toque trabajar, unas cervecitas después currar, eso es mano de santo.
Un abrazo de oso para todos.
Herotismo y conecsion, joder no hay nada que más odie que el autocorrector
ResponderEliminarTraición por traición. Desde hace unos meses tenemos vecinas y son bastante escandalosas y ahora que están de vacaciones no paran. Y yo trabajando, ¿no se han enterado que tenemos playa? Son dos chavalinas recién graduadas, encima nos caen bien, pero es que no paran y no es que me queje, al contrario, pero en fin, como dijiste, juegan en otra liga y nos tienen deprimidas.
ResponderEliminarEres un capullo, Mario, has hurgado en la herida.
Estaba cantado que Carmen acabaría con el tatuaje grabado en su baja espalda, por no decir culo. Lucia tiene razón, siempre es Mario el que le acaba empujando a hacer lo que a él se le antoja y siempre se le va de las manos.
ResponderEliminarJuventud divino tesoro.
ResponderEliminarParece que se cortó mi mensaje, el texto de Mario se quedo a medias.
ResponderEliminar—¿Así estamos otra vez? Son las cinco, hemos quedado dentro de dos horas. —le reprendí mimosa.
—Es por ti, nueve, me tienes seducido.
—Y eso que no me pagas, mal negocio hago contigo.
Follamos como locos, la cercanía de nuestra anterior descarga hizo que durásemos tanto que dimos rienda suelta a la locura, dejamos correr la fantasía, los deseos más oscuros, las palabras más obscenas, los insultos convertidos en caricias. Acabamos sudorosos, agotados y contentos.
—¿Qué haces?
No sé cuánto tiempo llevaba adormilada, abrí los ojos y lo encontré frente a mí, con uno de mis blocs en la mano, mirándome dormir. Su polla en reposo atrajo mi atención.
—Luego, viciosa, ahora quiero hacer otra cosa contigo.
—¿Qué hora es?
—No llegamos, les he avisado, nos vemos en el restaurante.
—¡Joder! Cómo no me has despertado.
Me incorporé de un salto, Mario se sentó a mi lado y me besó en la mejilla, entonces vi lo que tenía en las manos, el bloc donde reprodujo el tatuaje de Diego.
—¿Qué haces con eso?
—Voy a dibujártelo.
—¿Estás loco? Ni de coña.
—¿Por qué? Quiero ver si soy capaz de hacerlo; además, reconoce que te apetece volver a llevarlo en tu culo.
No tuve que pensarlo mucho, la idea germinó como la picadura de una avispa y se inflamó en un instante, aún así creí necesario protestar.
—No, de eso nada, es absurdo.
—Pues se te han puesto los pezones como garbanzos.
—Que bestia eres. —dije y comprobé que era cierto. Acabé por sucumbir a la propuesta y poco después me volvía a encontrar entregada a las manos de una persona que dibujaba sobre mi cuerpo trazos que me elevaban al cielo del placer. El resultado no fue comparable al trabajo de Ramya, pero aquella noche, en el restaurante, rodeada de nuestros amigos me sentí la puta más puta la de todo Madrid y cada mirada que crucé con mi marido me provocó una descarga de placer difícil de controlar. Mario no sabía lo que había desencadenado: Yo, la nueve, la hembra de Diego, volvía a la carrera.
Necesitaba verle.
MARIO:
ResponderEliminarNi me di cuenta de que estaba incompleto. Puede que haya un límite de tamaño para los mensajes, no lo sé. En cualquier caso, la maldición del orgasmo intramuros no solo sigue vigente sino que la duplico. Y es cierto, he usado información privilegiada para lanzar esa maldición, así que ambos tenemos delito.
Lucia la maldición de orgasmos intramuros va en ambos sentidos, si ellas hacen mucho escándalo, enséñales lo que bueno a las pipiolas.
ResponderEliminarPara gozar no hay límite de edad y como dicen en mi ciudad, la veterana es un grado.
Carmen volverá a Sevilla como estaba seguro, el problema que veo es que cuando tenga que hacer un trabajo para Diego que interceda con otro que le haya mandado Tomás.
ResponderEliminarNo se como se lo va a montar, al final va a tener que elegir y a mi me parece que lo más seguro es quedarse con Tomás, pero también tengo claro que no es ni por asomo igual de placentero, Diego pone en un estado de extrema excitacion a Carmen.
Ya no me quedan uñas, me voy a tener que pasar a los regalices, pues el tabaco ya lo deje hace 7 años.
Sabéis algo de Torko, espero que su ausencia no sea por nada malo y está ausencia sea porque está disfrutando siendo abuelo y jugando y mimando mucho a su nieta.
ResponderEliminarFijaos que empiezo a pensar que Carmen no se va a ir con Carlos a Sevilla, si no con Diego.
ResponderEliminarDe todas maneras la última frase que suelta Carmen me a decepcionado un poco, porque veo que la concesión que volvían a tener Carmen y Mario se esfumaron en cuanto Carmen pise Sevilla.
ResponderEliminarDiego no es un buen hombre, un hombre que utiliza la violencia para hacer su santa voluntad wsta bien lejos de ser bueno, pero tiene eso que tanto pone a Carmen.
Y mirad que la parte del tatuaje es increíble el morbo que tiene, pero cuán interactivo los dos.
De todas maneras Carmen y Mario ya son conscientes lo que implica hacerse ese tatuaje, una vez que se lo ama, se compartirá en una más de las prostitutas de Diego y con rl potencial que tiene creéisquwestw le dejará volver.
Yo siendo Carmen me hubiera hecho un tatuaje, pero con un significado para la pareja, como cuando estaban con sus amigos y solo con mirar a Mario se excitaba porque era el único que sabía lo que ella escondía en su espalda y eso la excitaba de una forma brutal.
Diego no es Mario ni por asomo, no se pero veo que saltan al vacío sin saber si el paracaídas se va a abrir.
Yo no sé como lo hace Mario, yo no podría, sabiendo con que clase de persona va a estar Carmen cada vez que se vaya a Sevilla, yo estaría preocupado todas las horas del día, luego esta como se va a justificar con Tomás en su negocio y con Angel en el gabinete.
De todas maneras como dije ayer, leer ese pequeño pedacito del futuro del relato a sido un regalo que nos han hecho Naruo al escribirlo y Lucía al compartirlo.
Como se nota que estoy de vacaciones jajaja.
Voy a dejar de escribir con el móvil, que parezco imbecil, escribo una cosa y luego sale otra, autocorrector del demonio.
ResponderEliminarMARIO:
ResponderEliminarNo eres el único, Apasionado, no sufras. Un consejo: relee antes de enviar; ayuda bastante.
Gracias por el consejo Mario, voy a empezar a ponerlo en práctica, que a veces parece que tengo que volver a la escuela jajaja.
ResponderEliminarMi cuñada y novia por fin se an puesto al día con el relato y va Mi cuñada y le dice a su padre que se va a hacer un tatuaje y donde se lo va a poner.
ResponderEliminarSegún mi novia se formó el caos y claro tenia que salir mi nombre a colación como artífice y culpable de tan peregrina idea, pues a su niña no se le a podido ocurrir semejante cosa.
Ellas también opinan como yo de que Carmen debería hacerse otro tatuaje, uno que simbolizara ese nueve, pero no tuviera nada que ver con el penta.
Según mi novia si Carmen de hace ese tatuaje, pasará a pertenecer a un hombre que no sólo no la protegerá, incluso dejará que la hagan daño si con eso saca beneficio.
Me han dicho que al final vuelven este fin de semana cosa de lo que me he alegrado muco pues tengo ganas de recuperar el tiempo perdido con mi novia y pasar tiempo con mi cuñada.
También me han dicho que tenemos comida familiar el domingo, eso ta no me a hecho ni puta gracia, seguro que el tatuaje de mi cuñada sale a colación y con ello las ganas de estrangulamiento suegro.
Ya veremos si al final se havmce el tatuaje o no, le gusta mucho chincha a su padre y ver como soy yo el que paga los platos rotos, en fin Mario se piadoso y publica pronto el capitulo 168.
Espero que ño estéis pasando bien en vuestras vacaciones.
Jeje he vuelto a escribir como el culo, soy un caso, me preguntaba, cuántas parejas se reprimiran en sus fantasías y gustos por miedo a perder a su pareja.
ResponderEliminarAyer lo hablaba con mi novia, nosotros siempre hemos sido sinceros en nuestros gustos, un tercero en nuestra relación ni de coña, pero tampoco cerramos esa posibilidad en un lejano futuro y si seguimos juntos.
La pregunta que me hago yo es, que queda cuando ya has cumplido todas las fantasías que se te han ido ocurriendo durante los años.
Mario, tu y Carmen sois los que más cerca estáis de dar una respuesta a esa pregunta, digo estáis, porque quedan un montón de años desde donde estamos en el relato hasta el tiempo actual.
Me a gustado leer el capítulo 164, Carmen sigue siendo psicóloga, después de todo lo que a vivido y le queda por vivir, jamás dejó de lado la psicología que tanto le apasiona.
Estoy seguro que te a superado amigo Mario, estoy empezando a leer este relato con la mente más abierta y reconozco que hay partes que me cuestan, pero lo veo desde otronprisma diferente.
Bueno me despido que si sigo así, el que va a escribir el capítulo 168 voy a ser yo.
Por favor, Apasionado.......
ResponderEliminar¿Tú o alguien me describe con detalle el tatuaje de Carmen.
Parece que no ha prosperado mi comentario pidiendo que, con permiso de Mario, se subiera al blog aunque fuera a traves de una dirección de alguna página de alojamiento de imágenes algún dibujito con la forma exacta (leer mis comentarios anteriores).
Gracias.
Wiru
Que más quisiera amigo Wiru, se lo mismo que tú, lo que describió en el capítulo 163, lo demás solo lo sabe Mario.
ResponderEliminarSi lo dices por el tatuaje de mi cuñada, nada tiene que ver con el que se va hacer Carmen, por eso te digo que hasta que no publique el capítulo que al final se lo tate o decida enseñarnos, yo estoy como tú.
Felices vacaciones pareja!!!! Les saludo desde la Argentina y les quiero mucho Mario y Carmen!!!
ResponderEliminarBufff Mario, estamos a día 16 y ya tengo mono de capítulo, parece mentira como puedes hechar de menos las cosas que te gustan.
ResponderEliminarMe aburrooooooooooo.
ResponderEliminarHe reelegido el fragmento que Lucía publico en los comentarios (gracias Lucia) La idea de Mario es que Carmen se haga el tatuaje como un juego para los dos, pues solo los dos saben el significado real de ese tatuaje, por eso le dice que irán a un tatuados.
ResponderEliminarMario en ningún momento habla de que Carmen baje a Sevilla a hacérselo, otra vez Carmen decide unilateralmente y sin comentarlo a Mario, cosa que ella le recrimina esto constantemente.
El problema aquí es que David le dice que una vez tatuada ya será una de sus chicas, Carmen será una de las chicas del penta, pasando a ser de la propiedad de David, este no la dejará volver, sabiendo el dinero que le reportará.
Creo que un juego de pareja se va a convertir en un grandisimo problema, sinceramente no comprendo a Carmen cuando comenta que Mario no sabe lo que a desencadenado, el solo quiere un juego morboso de pareja, no que se prostituta en Sevilla en manos de un tarado.
Si al final acaba en manos de David no se como lo van a solucionar, no creo que Tomás tenga tanto poder como para amenazarle.
Otra cosa que me he dado cuenta leiendo si viene Domenico no cambiará nada, tiene a Gabriel, el empresario con el que hizo el primer servicio Carmen que no me acuerdo de su nombre, David en Sevilla.
Domenico cedía a Carmen, porque eran sus amigos o empleados, pero el era el que mandaba sobre ellos, aquí Domenico pasa a ser uno más, no creo que para un hombre que está acostumbrado a mandar y salirse con la suya, este dispuesto a ser uno más de los amantes de Carmen.
Hay un capítulo donde Mario va a Italia y queda con Domenico, este le pregunta por Carmen y Mario le responde que esta bien, ese fragmento me da a entender que Domenico volvió volvió a follar con Carmen, pero la cosa no fue más aya.
Me gustaría saber vuestra opinión sobre esto, Mario, Carmen seguid disfrutando de las vacaciones, cuesta llegar a ellas y lo rápido que se acaban.
Desde el pasado viernes he estado en un entorno salvaje sin conexion a internet, sin TV ni nada que nos conectase con el mundo exterior. ha sido una experiencia increíble que le recomiendo a todo el mundo, te da una idea clarísima de lo pequeños que somos. Ya estoy de vuelta aunque sigo de vacaciones.
ResponderEliminarVeo que las vacaciones os están cundiendo eso es bueno, trabajamos todo el año y muchas veces no terminamos de desconectar del todo en vacaciones, pero esa experiencia en ese entorno salvaje seguro que os a ayudado a no querer volver a la civilización.
ResponderEliminarGracias Apasionado por tu respuesta.
ResponderEliminarEntiendo que por la descripción del capítulo 163, dentro del pentágono hay dos semicírculos parecidos a dos paréntesis.
Dentro de ellos está la virgulilla en posición vertical. No sé si más arriba, más abajo o centrada.
Pero las curvas contrapuestas tal y como las describe Mario pueden ser así:
()
o así:
)(
e incluso esta última puede que se lleguen a superponer algo (se crucen en vertical) de modo que quede en el centro una forma ojival que contenga la virgulilla.
¿Que opinas?
Wiru
Yo creo que de ser sera() así, pero no estoy seguro, seguramente cuando Carmen se haga el tatuaje verdadero tendremos una descripcion mas exacta.
ResponderEliminarToca tener paciencia, veremos haber como transcurre todo.
Bienvenido Mario, ya me extrañaba que no comentase nada nadie.
ResponderEliminarA vueltas otra vez con el tatuaje de Carmen, hay que ver con lo que se obsesiona la gente.Mi consejo a mario es que no de pistas, lo mejor es dejar que corra la imaginación.
Yo mejor que del tatuaje hablaria de lo libre que está Carmen, de que no se priva de nada, ¿le apetece tirarse a Gabriel? se lo tira, ¿le apetece dejarse llevar por las fantasias de Angel? pues se deja llevar y disfruta. Otra cosa es que despues del subidon se crea todo lo que este tipejo le suelta pero le vale para pasar un momentazo. Mi pregunta es, ¿quién maneja a quién? Angel a carmen o al reves. ¿Gabriel a Carmen o alreves?
Hola amigos. No participo mucho del foro, aunque lo sigo con avidez. Mi miedo con este próximo paso de Carmen, ya aparentemente entregada sin freno a cualquier persona que le ejerza su "autoridad" es que va a ir a un ámbito donde va a ser incontrolable el consumo de drogas. Tal como ya relataron en un capítulo anterior. Espero que haya podido abrir los ojos a tiempo.
ResponderEliminarOtra cosa, se lo extraña a mi compatriota Torco, espero que esté bien.
Los saludo a todos, ansioso por el próximo capítulo
Lucia yo creo que la que maneja es Carmen, Angel es un monigote en sus manos, lo peor es que se cree el amo y no es más que un lacayo.
ResponderEliminarCon Gabriel tanto de lo mismo, para Carmen son fuentes de placer, para mi con el único que tiene una concsion real a parte de con Mario es con Tomás, los demás meras distracciones.
Hola Lucía.
ResponderEliminar¿Como imaginas tu el tatuaje? (y no es obsesión como dices, si no curiosidad),
¿No te pica un poco la curiosidad por la forma interna de los semicirculos, sabiendo lo que representan?
Gracias y un saludo para ti.
Wiru.
Amigo wiru, la forma del tatuaje saldrá tarde o temprano, con las descripciones tan buenas que hace Mario será como si lo estarías viendo, yo también siento curiosidad, pero en el capítulo 163 si mal no recuerdo Carmen lleva el tatuaje hecho con henna y la descripción que hace Mario sobre el tatuaje y sobre todo como lo luce Carmen es de lo más erotico que he leído en todas las páginas de relatos.
ResponderEliminarCarmen se hará ese tatuaje de eso estoy seguro, lo malo es que se lo va a hacer en el Penta y me parece un error, pero seguro que en ese capítulo sabrás perfectamente hasta el último detalle
Hola Apasionado.
ResponderEliminarEspero que sea como dices. Tengo una curiosidad tremenda, aunque como dice Lucia, lo que importa es que Carmen está cada vez mas y mas desatada y promiscua, no quita que me gustaría saber el diseño al detalle.
En el capítulo 163 se habla de curvas contrapuestas con la virgulilla en medio.
Yo planteaba estas formas,teniendo en cuenta que no puedo representar aquí de modo totalmente correcto la virgulilla invertida:
(')
también esta:
)'(
O también esta última pero sobrepuestas dejando una forma ojival en el centro ocupada por la virgulilla.
Pero también, en el mismo capítulo 163, más abajo se habla de dos óvalos (¿completos?) enfrentados (¿cruzándose o separados?) y un trazo oblicuo en medio (supongo que la virgulilla) que representa el clítoris.
Y sí, creo que al final, por puro morbo se lo va a tatuar.
Ya comenté con anterioridad que no me atraen los tatuajes pero, en Carmen, algo tan pequeño y que representa sexualmente tanto para ella
lo veo muy sensual, por lo que puede traerle a la mente y a lo que no es la mente cada vez que se lo vea en el espejo o cuando algun amante le pregunte por él.
De Mario ya ni te digo; ¿no Mario? creo que estás encantado con la idea de verla con él y lo que se te puede venir a la memoria.
Bueno......a esperar el dibujito si Mario y Carmen lo tienen a bien en compartir.
Saludos a todos.
MARIO:
ResponderEliminarEl capítulo 168 está prácticamente cerrado, todavía quedan algunas correcciones pendientes, entre ellas esta parte que os transcribo:
«Esta fue una de tantas veces en las que nuestros planes se fueron al garete por las llamadas imprevistas que me obligaban a salir de casa o a improvisar una excusa ante nuestros amigos o la familia. Nos hicimos expertos en inventar sofisticadas historias; porque Mario era mi cómplice ante los demás, mi querido cómplice.
Y con tanta experiencia a cuestas y mi gesto de preocupación durante toda la noche, esa llamada inesperada no le auguraba nada bueno. No había tenido la oportunidad de explicarle que no iban los tiros por donde solían ir siempre. Mario parecía aliviado porque no había tenido que irme, y preocupado porque, cada vez que cruzábamos la mirada, encontraba algo en mí que no era nada de lo que se estaba imaginando. Y me empezaba a poner nerviosa.»
Como os habréis imaginado, hace referencia a Tomás y contiene algunos defectos de redacción: se repite la palabra “llamada” dos veces y el adverbio “no”, cinco veces. Os propongo trabajar el texto para mejorarlo y obtener una versión en la que las redundancias se minimicen y el texto sea más conciso. No planteo un concurso como en otras ocasiones sino un trabajo colaborativo que no tenga otro fin que estrujarnos el cerebro y hacernos pasar un buen rato, además de mejorar un texto claramente deficiente.
Esta vez no hay premio, solo la satisfacción de colaborar en grupo. Podéis publicar vuestras propuestas directamente aquí y someterlas a debate.
Esto me suena, ya he hecho algo parecido para algun curso de redacción literaria. ¿nos vas a poner deberes? venga, va, me pongo a ello
ResponderEliminarSe me da fatal corregir textos, si alguien lee algunos de mis relatos le quedará más que claro, si me dan un plano se identificar si las cotas con las medidas son correctas o no, pero os envidio por ser capaces de detectar esos errores en un texto, la verdad que me apena mucho lo inútil que soy para los textos.
ResponderEliminar
ResponderEliminarLugasan
Aunque llegué tarde me gustaría terciar en el debate del tatuaje os doy mi interpretación, que no es sino la lectura del la definición que hace Diego..." Un pentágono invertido" en eso estamos todosde acuerdo..." Dos óvalos enfrentados" no se, yo imagino un óvalo con la parte ancha hacia arriba y otro en su interior con la parte ancha hacia arriba...cruzados sin interferir uno y otro y " y un trazo oblicuo en medio", si lo queréis definir como virgulilla, vale, pero si no un simple trazo ondulado en el centro de los óvalos...
Así lo ha dibujado mi imaginación, mis manos son menos hábiles.
Un saludo a todos y que el tiempo hasta el próximo capítulo se nos haga corto (que se que no)
Esta fue una de tantas veces en las que nuestros planes se fueron al garete por el inoportuno tono del movil que me obligaban a salir de casa
ResponderEliminarCon tanta experiencia y mi gesto de preocupación durante toda la noche, dejo a Mario preocupado desconociendo que los tiros no iban por donde el pensaba.
Mario parecía aliviado al ver que me quedaba , y preocupado porque, cada vez que cruzábamos la mirada, percivia lo contrario de lo que en realidad ocurria. Y me empezaba a poner nerviosa.»
Bueno esta es mi versión a ver que te parece Mario.
Gracias Lugasan por tu intervención en el debate.
ResponderEliminarYa iba a publicar yo la famosa (y triste) frase de Mario en TR:
"Hasta aquí".
No parece haber mucho interés en este tema que, repito por enésima vez, no tiene ninguna trascendencia pero que me puede la curiosidad por saber su exacta forma.
En el capítulo 163 se nombran "curvas contrapuestas" y "óvalos enfrentados". Creo que no van uno dentro del otro como dices.
No entiendo muy bien tu descripción de lo de la parte ancha hacia arriba. Un óvalo, en geometría, tiene dos ejes imaginarios internos. ¿Te refieres a que el eje de mayor longitud está en sentido horizontal?. O sea ¿que el óvalo está tumbado, por así decirlo en lugar de de pie?
Un óvalo dentro de otro como dices y ¿cruzados pero sin interferir?. Si están cruzados están interfiriéndose ¿no?.
Yo abogo, sea como sea el diseño, por la verticalidad si pensamos que representan un sexo femenino de alguien que se encuentra de pie.
¿Que opinais?
Vamos, Mario danos pistas...."porfa"
Wiru
Hola a todos y todas.
ResponderEliminarHay algunos lectores que les está siendo imposible publicar comentarios en el blog, me lo han reportado varios pero no me dan muchas pistas para poder entender qué es lo que les ocurre. Si hay alguien más a quien le esté ocurriendo, por favor, mandadme un correo a diariodeunconsentidor @ gmail.com contando con el mayor detalle posible el problema y lo publicaré aquí para ver si entre todos le encontramos solución.
No sé si llego a tiempo de entregar los deberes, pero aquí te mando lo que se me ha ocurrido para complicarte la vida.
ResponderEliminarMe ha costado bastante ya que te imaginas lo que pasa, pero lo dejas con mucho suspense, por lo que ahora estoy con más ganas de que lo publiques, pero siempre después de sobrevivir a las merecidas vacaciones. Creo que aguantare media hora más de espera.
"Esta fue una de tantas veces en las que nuestros planes se fueron al garete por unos telefonazos imprevistos que me obligaba a salir de casa o a improvisar una escusa ante nuestros amigos o familia. Nos doctoramos en inventar sofisticadas historias; porque Mario era mi cómplice ante los demás, me querido cómplice.
Y con tanta experiencia a cuestas y mi gesto de preocupación durante toda la noche, ese requerimiento inesperado no le auguraba nada bueno. No había tenido la oportunidad de explicarle que no iban los tiros por donde solían ir siempre. Mario parecía aliviado porque me quedaba, y preocupado porque, cada vez que cruzábamos la mirada, encontraba algo en mí diferente a lo que se estaba imaginando. Y me empezaba a poner nerviosa."
Un saludo Kiko.
Mario ha pedido que corrijamos las redundancias, pero como sé que no es un ególatra creo que no le molestará lo que he hecho con el texto, por ejemplo eliminar frases que a mí me parecen innecesarias. Repito; es cuestión de gustos, nada más. Ahí va y pido perdón por adelantado.
ResponderEliminarEsta fue una de tantas veces en las que nuestros planes se fueron al garete por las llamadas imprevistas que me obligaban a salir de casa o a improvisar una excusa ante nuestros amigos o la familia. Nos hicimos expertos en inventar sofisticadas historias; porque Mario era mi cómplice ante los demás, mi querido cómplice.
Y con tanta experiencia a cuestas Mario parecía aliviado porque no había tenido que irme y preocupado porque, cada vez que cruzábamos la mirada, encontraba algo en mí que no era nada de lo que se estaba imaginando. Y me empezaba a poner nerviosa.
Ya me diréis qué os parece, sobre todo tú, Mario.
BRUTO - RAFA
ResponderEliminarNuestros planes se fueron al garete como tantas veces, las llamadas imprevistas nos obligaban a salir o inventar una excusa ante amigos o familiares, éramos unos expertos en inventarlas, inventábamos las más sofisticadas historias y siempre con la colaboración de Mario, mi querido cómplice.
Con esa experiencia y mi gesto de preocupación durante la noche, la cosa no le auguraba nada bueno, no había tenido oportunidad de explicarle que los tiros por esta vez no iban por donde solían ir siempre. Aliviado por qué no me había ido y preocupado por mi gesto cada vez que cruzábamos la mirada encontraba algo que no sabía a qué se debía, me estaba poniendo nerviosa."
Que conste que me gusta a medias, no está redondo mucho menos, pero por las vacaciones no voy a tener otra oportunidad y para que miento no creo que consiga nada mejor.
Un saludo y buenas vacaciones.
(Bruto - Rafa está teniendo problemas para publicar comentarios en el blog, por lo que me los está pasando a a mí, (Mario), al mail para que se los publique hasta que se solucione el problema)
BRUTO - RAFA
ResponderEliminarVersión libre:
Mario me estaba poniendo nerviosa, después de recibir la llamada a horas intempestivas esperaba que me tuviese que ir, nos había pasado demasiadas veces, nos habíamos convertido en unos expertos en improvisar excusas ante familiares y amigos, Mario siempre era mi cómplice, mí querido cómplice.
La cena transcurría con normalidad, no podía explicarle que esta vez no iban los tiros por donde solían ir y Mario, aunque aliviado, miraba mi cara de preocupación y me intentaba interrogar con la mirada.
Tampoco me gusta demasiado pero no doy más, el autor eres tú, así que a currar y suerte que cuanto mejor lo hagas más disfrutaremos.
Un saludo.
(De nuevo Mario transcribiendo el comentario de Bruto)
Anoche, haciendo el payaso en la playa con unos amigos me torci el tobillo, resultado: lo tengo como una sandia, (exagerando). Como no quería fastidiar la salida en ferry programada me he quedado en el hotel con la movilidad que dan unas muletas y me he puesto a adelantar trabajo atrasado. voy a publicar los mensajes pendientes y a contestar lo que pueda. No os preocupéis, esto no me estropea lo que me queda de vacaciones.
ResponderEliminarA los que tenéis problemas para publicar comentarios: ojo con los VPN. Blogspot se ha vuelto muy estricto y no permite comentar si accedes desde el VPN de Opera o de cualquiera de los navegadores, asi como desde la navegación privada, opciones que antes no controlaba.
ResponderEliminarMario cuidate ese esguince, trabajando no nos pasa, pero es coger vacaciones u siempre ocurre algo.
EliminarA lo dicho cuidate mucho y que Carmen te de mimitos, pasad lo que os queda de vacaciones muy bien, me dais envidia a mi se me acabaron el lunes y vuelta al curro, otro largo año de espera.
MARIO:
ResponderEliminarYo no pienso intervenir hasta que no lo hagáis vosotros, se supone que esto es un debate en el que cada cual puede opinar lo que le parece la alternativa a mi texto que ha planteado cada uno, de eso se trata, de comunicarnos, se pasar un buen rato y si, de paso, aprendemos algo, mejor que mejor.
Espero un par de días y como sigáis así de calladitos no vuelvo a publicar nada hasta octubre, amenazo. (Es broma)
Sobre el tema del tatuaje, nada que añadir. Dicen que el buen escritor es el que deja una parte de la trama en el aire para que sea el lector quien la desarrolle. Yo no me considero escritor, necesitaría años de estudios y práctica, que no tengo, para poder considerarme escritor; pero en lo que llevo escribiendo el diario he procurado aprender y esta es una de las cosas que considero imprescindible: no darle todo mascado a los lectores, dejar que seáis vosotros, con vuestra imaginación, los que terminéis de completar lo que escribo.
ResponderEliminarPor eso, querido Wiru, no te voy a dar más pistas sobre el diseño del tatuaje, bastantes hay ya en el texto, tienes material suficiente para crear tu propia versión del adorno que luce allí donde la espalda casi cambia de nombre.
Mario.
Mario como nos dejes sin capítulo hasta octubre, me presento donde estés de vacaciones y te arreglo el esguince a retorcijones.
ResponderEliminarTu mismo jajajaja.
Amigo wiru me parece mucho más erotico, cuando Carmen luce el tatuaje de henna, cuando se mira enxel espejo y se vuelve para ser observada por Mario, esa parte es como si estuvieras tu en la misma gabitacion, el tatuajeves lo de menos, lo importante es lo que significa pata Carmen y Mario.
ResponderEliminarQue sí..........Apasionado.
ResponderEliminarQue todo lo que tu quieras.......
Que llevas razón.......
Pero, por favor, ¿que problema hay en saber el diseño exacto?
No lo entiendo......
Y ya dejo el tema este de una vez.
No diré nada mas sobre el tatuaje de Carmen en el blog.
Si Mario o alguien quiere hacerlo, bienvenido sea. Y si no pues nada. A fantasear que es muy sano.
Wiru.
MARIO:
ResponderEliminarEn respuesta a un comentario de Giovanna en TR, he escrito lo siguiente:
“Comprendo, Giovanna, que con tu experiencia te resulte difícil entender la actitud de Carmen con respecto a Ángel Luis. Te propongo que vuelvas al capítulo 76 “Karmentxu”, puede que te ayude. Ten en cuenta que, aunque ese capítulo se publicó el año 2014, relata hechos que no están tan alejados del tiempo del actual capítulo, apenas cinco meses, y es en sí mismo una piedra angular de todo el diario, como se verá en los próximos.”
Lo reproduzco aquí porque considero que os puede interesar echar un ojo al capítulo que menciono, no solo para entender mejor la conducta de Carmen con Ángel sino también para afrontar mejor los próximos capítulos que llegan.
Wiru ya te a dicho Mario que no te lo va a dar la forma exacta del tatuaje, lo a escrito en uno de los comentarios, lo deja a la imaginación de cada uno.
ResponderEliminarA mi Angel me cae como una patada en los huevos, entiendo que a una parte de Carmen le guste, pero dudo que Carmen eligiera a Angel como pareja.
ResponderEliminarLa parte donde Angel le exige que le pida perdón a él por haberla volado es demencial, si tolero a ese personaje es porque estoy casi seguro que tarde o temprano la vida lo pondrá en su sitio.
MARIO:
ResponderEliminarVoy a hacer un comentario sobre las versiones que habéis presentado, lo haré siguiendo el mismo método que me aplico a mí mismo, con esto quiero decir que no pretendo juzgar la calidad de vuestro texto sino mostraros cómo trabajo yo sobre los míos para pulirlos, para buscar redundancias, para evitar el lenguaje ampuloso y para evitar el exceso de adjetivos entre otras tareas de corrección.
En ningún caso quiero que penséis que actúo como jurado o juez calificador, porque no tengo la formación ni el nivel para hacer tal cosa, esto es un juego que propuse para divertirnos y no tiene otro objetivo, mi opinión no tiene más peso que la vuestra, salvo como ya he dicho, mostraros cómo trabajo en la corrección de mis textos. Si volvéis a leer algún capítulo del comienzo del diario notaréis la diferencia: antes, escribía y publicaba sin detenerme a corregir, los defectos saltan a la vista; ahora paso semanas corrigiendo antes de publicar y me lo paso tan bien como escribiendo.
Vamos a ello.
La versión de Apasionado, está bien, es algo más corta aunque para mi gusto te dejas alguna frase interesante; por ejemplo, el segundo párrafo no se entiende bien. Y luego está la cuestión de la ortografía que en tus relatos cuidas bastante y aquí, o andabas pillado de tiempo o se te ha olvidado revisarla.
Lucia: Es una versión que respeta la estructura del original, solventa las redundancias (una “llamada” y dos “no” está muy bien) pero al eliminar alguna frase provocas un efecto indeseado: las dos ocurrencias de “Mario”, que en el original están bastante separadas, quedan muy cercanas y deberían trabajarse eliminando una, sustituyéndola por una elipsis o por el pronombre “él”
« Y con tanta experiencia a cuestas parecía aliviado», quedaría mejor, creo yo.
Kikotou: Los telefonazos y el doctorado me suenan raro, (cosa mía), los noes se han quedado en tres, vale. Yo hubiera mantenido una “llamada” mejor que un “requerimiento” o un “telefonazo”, pero sobre gustos no hay nada escrito, por lo demás está correcto.
La primera versión de Bruto “inventa” tres veces seguidas en el mismo párrafo, eso es lo que pasa por no revisar después de escribir, (si lo sabré yo). Los adverbios de negación, ahí siguen, cinco en total,
La segunda de Bruto mejora brutalmente, ¿Quién dijo que no se le podía dar la vuelta al texto? Hay demasiados “Marios” y un “miraba” y una “mirada” muy cerca que habría que arreglar; por lo demás, muy bien.
Espero no haber molestado a nadie, así es cómo me cebo con mis propios textos, sin piedad.
Abrazos.
Molestarme, al contrario, me has dicho que esta bien y además me as dado consejos muy vañidos que me vendrán bien para el futuro.
ResponderEliminarSolo me queda darte las gracias por proponernos este especie de juego, no solo nos hiciste pensar, sino que además a mí me vino muy bien, yo suelo escribir mis relatos como me dicta el corazón y no suelo modificarlos nunca, consejos como los que me da Cristina y tu juego, me demuestra que todo se puede mejorar, así que por mi parte me quedo satisfecho conque te haya gustado.
No revisar bien mis textos es una mala costumbre que tengo que mejorar.
Ya me gustaría ser capaz de ver lo que veis vosotros, me conformo con meterme en la trama, hacerme con Carmen, renegar de Angel y tener una lucha interna con Mario como se tiene con esos amigos que los quieres y los matarias segun el dia.
ResponderEliminarPor cierto, Mario ¿cómo llevas el tobillo, ya puedes salir de juerga o sigues en el dique seco?
Eva ha publicado un estupendo analisis de personajes en TR y yo le he dado una extensa replica que reproduzco aqui. no dejeis de leer a Eva.
ResponderEliminar..... parte 1.....
Un excelente análisis de personajes el tuyo, Eva.
No es infrecuente que tras un hecho tan traumático como es una violación, la víctima “olvide” la agresión en un intento de seguir adelante; también es frecuente que esta aflore en forma de pesadilla o en forma de sueño o fantasía elaborada, adoptando a veces la culpa carácter de prostitución. Puedes leer en el capítulo 2b la primera vez que la protagonista compartió la fantasía que había ido construyendo desde su pubertad. Al final del capítulo 116, “Fluidos”, ambos protagonistas se enzarzan en un debate (en el que vuelve a surgir la confidencia del capítulo 2b) del que extraigo una parte, y en él que el protagonista habla de un modelo de tres fases: violación, orgía y prostitución, del que ella, en ese momento sólo habría recorrido las dos primeras (he de señalar que hablan de ella en tercera persona como “la paciente”):
«—¿Recuerdas la pregunta que te hice hace muchos años, al poco tiempo de casarnos? Creo que no le dimos importancia pero visto ahora fue determinante.
—¿A qué viene eso ahora?
—La fantasía de violación ya estaba presente.
—No tiene relación con esto —atajó con evidente malestar.
—¿Estás segura? Puede que nos encontremos con…
—No, Mario, no vamos a ir por ahí.
Contundente. Intuí que había tocado un tema clave, tal vez el origen. Nos quedamos enganchados en un duelo en el que la mirada intentaba doblegar al otro.
—Puede que ahí esté el origen de todo.
Expulsó el aliento con brusquedad, no se sentía cómoda con el giro que le había dado a la sesión.
—Creo que hay suficientes temas abiertos como para iniciar uno nuevo ¿no crees?
Estaba a punto de bloquearla; decidí dar marcha atrás, más tarde podría volver a este punto crucial.
—Puede ser, lo analizaremos más adelante pero lo cierto es que desde el inicio la violación ha sido un objeto que ha estado en el imaginario de la paciente. La violación junto a la idea de la prostitución; ser vendida, un mero objeto de uso sexual.
Enmudeció, mis palabras parecían haberle causado un gran impacto. Durante un instante se quedó sumida en un tenso silencio.
—En aquella primera fantasía que confesó están las claves de todo lo que más tarde se desplegó: estar con varios hombres en una cabaña, en un hotel barato, tumbada en la cama de una habitación, totalmente disponible; entra un hombre, la usa, sale y luego entra otro y otro sin que ella tenga voluntad ni decisión; es el paradigma de la prostitución. La otra versión que cuenta, la de la playa en la que la sorprenden y la violan es el otro modelo; luego está la versión del caserón, rodeada de hombres que la tocan, la desnudan y con los que mantiene sexo al mismo tiempo; no refiere que se sienta forzada, todo son sensaciones, un exceso de sensaciones que le impiden dedicarse a alguien en particular. Lo que describe es una orgía voluntaria.
Me miró asustada, parecía ser consciente por primera vez de las claves de aquella fantasía.
—Pero entonces, cuando te lo conté no te pareció patológico. ¿qué te hace pensar ahora que lo sea?
—El devenir de los acontecimientos.
—¿Piensas que yo… que la paciente tiene un deseo compulsivo por prostituirse?»
Este diálogo sucede en Semana Santa, antes de que se iniciara en la prostitución. No entro en las motivaciones ni en las causas que llevaron a este debate, como tampoco en las consecuencias que ocasionó y que aparecen descritas en el relato.
Parte 2 de la replica a Eva
ResponderEliminar......
Ya antes, en el capítulo 86, “En picado”, hubo un conato de prostitución con Borja que no cuajó por la inexperiencia de Carmen y porque las circunstancias lo impidieron:
«—No me irás a cobrar, no?
Carmen se vacía por dentro, sonríe pero es una sonrisa helada. Por un instante, durante un fracción de segundo le asalta a una idea, ¿y si se pone precio? Es una alternativa sucia sí, ¿pero acaso se pueden controlar los pensamientos antes de que nazcan en nuestra mente? No, solo podemos someterlos cuando ya somos conscientes de ellos; entonces sí, los borramos, hacemos como si no los hubiésemos escuchado susurrar su inconveniencia en nuestro cerebro.
Pero Carmen lo sabe, ha sentido ese oscuro placer durante un breve instante, ese grosero e inesperado placer, ¿acaso no es una puta? eso dicen. Sí.
—No hombre no, no te preocupes, esto te va a salir gratis, pero por curiosidad, ahora que has probado el género ¿cuánto pagarías por mí?»
Eva suele hacer análisis muy interesantes de cada capítulo, si alguno no los a leído les recomiendo hacerlo.
ResponderEliminarBruto-Rafa
ResponderEliminarLo acababa de ver ahora mismo.
Es una pregunta que llevo tiempo haciéndome, ¿Cuando Mario se va a enfrentar con esa doble personalidad?
Esperaba que el propio relato me cestará pero intuyo qu
MARIO - Con el tobillo recuperado y las vacaciones agonizando anoche fue la prueba de fuego: hasta las tres de la madrugada bailando y luego de regreso por la playa nos dieron las cinco, que diría Sabina.
ResponderEliminarYa está subido al blog el capítulo 168, titulado “La protegida de las bragas color rosa palo”. 54 minutos que inician un bloque de cinco o seis capítulos sobre el veraneo en Conil del 2001. Los que ganaron el último concurso tuvieron un adelanto de éste. Cuando regrese terminaré de maquetarlo porque con el iPad no puedo hacer más.
Abrazos, besos,
Mario
Yo pensaba que ya estaba para leer, bueno si hemos esperado hasta ahora, podremos esperar un poco más.
ResponderEliminarPues tengo la sensación de que estos seis capítulos van a ser un desfase total, un compañero preguntó porque Mario no hacía nada, que puede hacer Mario el presiono hasta que convirtió a Carmen en lo que el queria.
ResponderEliminarAhora solo puede aguantar y capear el temporal hasta que las aguas se calmen, Carmen sabe que Mario no está dispuesto a perderla ni por asomo, pero ¿esta Carmen preparada para perder a Mario?, en uno de los capítulos se insinuó que Carmen llevaría a Mario para cenar con Angel y Claudia y le dijo que tenía que dar la taya.
Si ese capitulo se hace realidad no se si seré capaz de terminarlo, pues Angel y Claudia no tienen medida y estoy seguro que humillaran a Mario hasta las últimas consecuencias.
Solo espero que el amor de Carmen por Mario sea más fuerte que el morbo y excitacion que pueda sentir al ver a Mario humillado al extremo.
Si yo estuviera en el sitio de Mario y viera que la mujer que amo disfruta de mi humillación rompería mi relación para siempre por dos razones, la primera por ser un cobarde y no parar todo eso con autoridad por miedo a las represalias de Carmen y segunda, si Carmen permitiera eso, me abría perdido el respeto del todo, por mucho amor que haya si no hay respeto de ella hacia mi y yo tampoco soy capaz de respetarme a mi mismo apaga y vámonos.
Mario pon pronto el capitulo o seguiré divagando a muerte jajajajaja.
PD: Me alegra que al final te hayas recuperado del tobillo, no hay nada peor que una lesión te estropee las vacaciones.
Apasionado, estoy bastante de acuerdo con tu comentario, pero creo que hay un pequeño problema con Mario que desconocemos, y viene de su primer divorcio.
ResponderEliminarMario tiene un miedo que le paraliza ante la posibilidad de perder a Carmen.
Es una sensación que tengo y que Mario tiene mucho cuidado en no compartir por ahora.
Me alegro de que el tobillo esté mejor y te deje disfrutar del final de las vacaciones
Kikotou, totalmente de acuerdo, Mario es un viejo zorro y lleva el diario como si fuera una partitura, cada cosa aparece en su justo momento, el problema es que para el lector proboca una curiosidad brutal.
ResponderEliminarLos esguinces suelen sen muy puñeteros, yo tuve uno que no me cure bien, depende del día mi tobillo sueba como una carraca
MARIO:
ResponderEliminarEl martes volamos de regreso, se acabó lo bueno. El tobillo no da señales de estar perjudicado y menos después de la carga que le metí en la disco. Antes de volver a la actividad publicaré, lo prometo, porque tengo un mes de septiembre movidito.
La vuelta de las vacaciones, yo ĺe he sufrido esta semana pasada, llegué a mi mesa de trabajo, con un café de máquina en la mano y tenía un fajo de planos de corte.
ResponderEliminarLas vueltas suelen ser complicadas, como dicen al mal tiempo buena cara.
Bruto
ResponderEliminarPrimero pedir perdón pero perdí la conexión y no me di cuenta de que lo había subido.
¿Cuándo Mario se va a enfrentar con la doble personalidad?
Espero que el propio relato me conteste, de cualquier manera no creo que pase mucho tiempo porque la situación cada vez se complica más para la relación de los dos.
Pero ahora, si no me equivoco ahora toca disfrutar de las vacaciones, que prometen ser jugosas, 6 capítulos 6 como las buenas corridas, la vuelta de Tomás en Septiembre y con ello la vuelta al trabajo y lo que no creo que sea menor, la vuelta de Doménico.
Ves como te encadenas al banco como un galeote.
Domenico, estará hasta que Carmen nonle quede más remedio que contarle la verdad, en ese momento Domenico pasará a ser algo diferente para Carmen.
ResponderEliminarEl está acostumbrado a ser el jefe, cede a sus chicas a sus amigos, clientes o socios, cuando se entere que Carmen se prostituta para Tomás ya veremos lo comprensivo que es.
MARIO:
ResponderEliminarA punto de publicar el 168 como prometí, os dejo un aviso: este capítulo viene con sorpresa, como los roscones de reyes, como las piñatas, como esas películas de las que uno no se debe levantar de la butaca del cine cuando comienzan los títulos de crédito por si acaso. En este caso no os fiéis del final. Por si acaso. El que avisa no es traidor.
Ya te vale, capítulos con escenas postcreditos, nivel del bueno.
ResponderEliminarDemasiado "por si acaso"
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