Capítulo 171 Lo que ocurre en la playa… (1)
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La nuit je deviens fou, je deviens fou
Salvatore Adamo, 1965 Escuchar
(Diecinueve de Agosto, Domingo)
Me despierta una mano cubriéndome un pecho y una tensa dureza clavada en los glúteos. No estoy del todo despierta, por eso lo que siento no encuentra barrera y llega a lo más profundo de mi cerebro, esa parte animal activa la pelvis y lanza un impulso rápido y breve, la verga reacciona, empuja, golpea y el instinto primario da otra vez la respuesta; ya estoy despierta, ya estoy dispuesta. Echo mano hacia atrás y la atrapo, la envuelvo, la aprieto, crece en mis dedos, la guío, la emboco, se hunde muy dentro. Me quejo, me ahogo. Empalada respondo clavándome en la estaca hasta el fondo. Trotamos enganchados, frotamos los cuerpos allí donde nos ensartamos, danzamos pegados un ritmo sincopado. Me abre, me raja, me vierto, me inflamo, me inunda, me llena.
…..
En pleno desayuno en el porche, llamó Gerardo.
—Buenos días, Carmen, ¿qué tal, todo bien?
—Buenos días, Gerardo. Todo bien, gracias.
—¿Cómo fue la travesía?
—Lo pasamos estupendamente, y Santos estuvo muy atento.
—En realidad llamaba por otra cosa.
—Ya imagino.
—Es hora de que nos veamos, ¿no crees?
—Pensé que te habías olvidado.
—Estaría loco, ¿qué tal esta noche?
—¿Esta noche? —Mario respondió encogiéndose de hombros.
—Vamos a ir… mejor no te lo digo, te vas llevar una sorpresa. Paso a recogerte a las ocho.
—¿No me dices nada más?
—Te daré una pista: pisaremos tierra firme, el mar queda para otro día aunque lo tendremos a la vista toda la noche.
—Dime algo, sobre todo por saber qué ponerme.
—Te pongas lo que te pongas estarás estupenda.
Llevo mal las sorpresas y más con desconocidos, tendría que confiar en lo que Tomás me había contado sobre él
—Ya lo has oído.
—Me las apañaré, lo mismo salgo a cenar fuera.
…..
El día quedó marcado por la sombra de Gerardo, procuré evitar que lo notara pero a mis ojos la mujer que me acompañaba era otra, ¿sería mi percepción o es que a ella también le alteró la función que debía cumplir unas horas más tarde? Terminamos de desayunar simulando que nada había cambiado, sin embargo nada era igual, sentada frente a mí ya no estaba mi esposa, los silencios ocultaban expectativas que no pensaba compartir. Recogimos la mesa, arreglamos la alcoba en un desenfado mal representado, la perdí durante casi una hora que dedicó a arreglarse, mucho tiempo, demasiado, tal vez necesitaba estar sola, yo adopté la pose de lector para hacer que todo iba bien; salió, se sentó a mi lado y fingimos leer. Llamó a Esther para cubrir el vacío que nosotros éramos incapaces de llenar y hablaron de todo, volvía a ser ella, después propuso nadar, la llamada le había venido muy bien; se desnudó frente a mí, yo la seguí y nos lanzamos juntos al agua, la nube de tormenta había pasado, jugamos, nadamos, nos enredamos y lo hicimos agarrados a la escalerilla.
Pasamos el resto del día fuera, evitando aludir a lo inevitable; hablamos de la charla que mantuvo con su hermana, de los planes que había para reunirnos en familia a primeros de septiembre, de Emilio, de quien se había despedido unos días antes de nuestra partida con la promesa de volver a verse a la vuelta. A las seis estábamos de regreso, quería tener tiempo para arreglarse. Quédate, dijo cuando entró al baño a maquillarse. Ambos disfrutábamos de la liturgia que instauramos tiempo atrás cada vez que se arreglaba para otro. Había venido preparada para esos encuentros con vestidos, sandalias, zapatos de tacón y una variada colección de lencería solo para cubrir cuatro noches. Escogió unos pendientes y un collar a juego obsequio de Javier que, además de surtirnos de buen vino de su bodega, le regalaba joyas. Después de elegir la lencería y el calzado adecuado y antes de enfundarse el vestido que dibujaría sus formas como una segunda piel, entró en el baño a maquillarse, entonces me pidió que fuera el espectador silencioso que necesitaba. Ahí estaba yo, apoyado en el quicio de la puerta observando cada gesto, cada movimiento que la alejaba de mí y la transformaba en la scort más codiciada, la prostituta mejor pagada, el cuerpo más cuidado.
Qué hermosa; aguanté el deseo, se lo dije desde la puerta: estás preciosa; sonrió halagada y tampoco se acercó a besarme, reservaba el carmín para otros labios. Me ofreció la espalda y le subí la cremallera.
Gerardo fue puntual, tuvo el detalle de llamar a la verja; Carmen le invitó a entrar, se estaba dando los últimos retoques. No fue una escena incómoda, todos conocíamos nuestro papel: un saludo cordial al marido y un beso profundo entre amantes; ella le echó los brazos al cuello y él la dobló por la cintura tanto que lo tuvo que frenar con una mano firme en el pecho. Se excusó culpando a su belleza, al vestido que, según él, dejaba poco a la imaginación y realzaba sus piernas perfectas; «largas como un día sin pan», bromeó, y le reímos la gracia. ¿Nos vamos? Cogió el bolso y se despidió de mí con un beso en la mejilla. Disfruta, le dije al oído; nosotros nos estrechamos la mano, le ofreció el brazo y así, como si fueran pareja, se marcharon.
No salí, ¿dónde iba a ir sin ella? Aunque habría sido mejor; la noche me volvió loco, usó todas sus artimañas para castigarme, para hacerme penar y gozar, volví a cuestionarme las razones de todo. No hay razones; hay pasión, hay amor, hay locura. La noche se cebó conmigo, me volvió loco.
(Veinte de Agosto, lunes)
Me levanté temprano, quería estar preparado para recibirla. Había pasado una mala noche, inquieto, nervioso. A las cuatro hice café y salí al jardín; el silencio, roto por el rumor de la depuradora, acompañó la huida de una cama que, en soledad, se me hacía grande. Me iba a volver loco, la necesitaba a mi lado, incapaz de sofocar una inesperada angustia que no atendía a razones: «Es solo sexo, por la mañana la recuperarás». Volví a la cama, no sé para qué, y me levanté temprano, quería estar preparado para recibirla.
Según lo pactado quedaría libre después de desayunar; calculé que llegaría sobre las once. A la una decidí hacer mi vida y despreocuparme, cuando apareciera me encontraría pero no iba a seguir varado esperándola. Preparé un vermut, saqué unas aceitunas, patatas y frutos secos, trasladé todo a la mesa de la piscina y abrí el libro que andaba leyendo: novela negra escandinava.
Un potente auto obligado a frenar con brusquedad atrajo mi atención; portazos, risas y voces desinhibidas hasta que se abrió la verja, unos pocos murmullos y algún que otro elocuente silencio dieron paso a un interminable vacío. Nada. Luego, la verja se cerró y el auto arrancó y salió con un exceso de pedal innecesario. Debía de ser tarde, había acabado las aceitunas y atacaba un segundo vermut. Consulté el reloj, me había abstraído en la lectura: las dos y media; cerré el libro y fui a su encuentro.
—Te estaba buscando. —dijo cuando coincidimos en el salón, me echó los brazos al cuello y nos besamos sin medida; olía a gel de baño y a loción para después del afeitado. Lo que un olor puede hacer en un hombre, puede disparar la imaginación y llevarle a un estado que ni las palabras más gruesas alcanzan.
—Te esperaba antes. —hizo un mohín delicioso y me ofreció la espalda para que le bajara la cremallera.
—Lo siento; nos levantamos tarde, y después de desayunar…
—Quiso más.
—Algo así. —Extendió el vestido en un sillón y soltó el sujetador sin apartar la mirada. Algo así, ¿qué quería decir?
—Y eso qué significa. —Sus ojos negros me arrasaron.
—Ya sabes lo que me gusta hacer el amor por las mañanas. Follar. —matizó.
El labio inferior sujeta los incisivos antes de explotar en un brote de sensualidad. Follar, en su boca, es un exceso de lujuria que la transforma.
—¿Estabas preocupado?
—La verdad es que no. Ya me conoces, cuando leo pierdo la noción del tiempo. Cuéntame.
—Luego, no me hagas pensar.
Luego, luego. Ardo en deseos de saberlo todo y ella pide paciencia. ¿Más aún?
—¿Quieres tomar algo?
Puso las bragas junto al sujetador y salió hacia el jardín.
—Quiero darme un chapuzón. —La seguí, seguí la danza de su culo, llegó al borde de la piscina y se lanzó. ¿Cómo puede ser tan hermosa? Cruzó la piscina, se sumergió, alcanzó el extremo opuesto y, sujeta al borde, agitó la cabeza y retiró el pelo de la cara; me buscó, tomó impulso y nadó despacio hasta llegar a mis pies.
—¿Te apetece nadar conmigo?
Tardé en desnudarme lo que ella en hacer dos largos, salté y fui a por ella, nos besamos entrelazados. Puta, puta.
—Para, estoy cansada. Después de comer, ¿vale?
—¿Qué tal se ha portado?
—Amable, correcto; por lo demás, bien, muy bien. Muy, muy bien. —apostilló con una sonrisa pícara.
—¿Muy, muy bien?
—No paramos en toda la noche; cerré los ojos a las siete.
—Lo has agotado.
—Y él a mí, sabe dosificarse.
—Entonces, no te arrepientes de haber aceptado el trato.
—Ni mucho menos, ha estado soberbio.
—Soberbio, ¿tan bueno es? —me reconvino con la mirada—. ¿Cuándo volvéis a quedar?
—A mediados de semana, supongo.
Le costaba responder, ya habría ocasión de hablar cuando estuviésemos en la cama. Nadamos un poco, la notaba ensimismada; salí del agua y se quedó flotando. Esa iba a ser la tónica cada vez que se fuera con él, estaba hecho a la idea desde que aceptamos el trato. Llegué al cenador con la toalla sujeta a la cintura; el vermut se había aguado, la extendí en una hamaca al sol y fui a prepararme otro.
—¿Me sirves uno?
No la había oído entrar. La impresión cada vez que la veo desnuda no ha perdido ni un ápice de la fuerza que tuvo la primera vez, sigo reaccionando como si la descubriese de nuevo, como si no conociera su cuerpo al milímetro. Verla aparecer desnuda me fascina, me impacta, consigue despertar el deseo más salvaje. Se secaba el cabello camino de la escalera para subir a la alcoba. Qué culo, qué piernas.
—¿Te vas a vestir?
—¡No pensaba! —gritó desde arriba.
Bajó con el cepillo en la mano tan desnuda como había subido, se acercó a coger el vermut y lo vi. Una marca rojiza en el cuello demasiado llamativa para ocultarla.
—¿Has visto lo que te ha hecho? —dije rozándola. Bebió un sorbo.
—Ya, es un bruto, enseguida encontró mi punto débil y lo estuvo atacando toda la noche. ¿Salimos?
Se detuvo a medio camino y dio la vuelta para comprobar lo que le había parecido ver.
—¿Así estamos? —Tenía una violenta erección, desanduvo el camino y me echó los brazos al cuello—. Dime: ¿cuántas veces te la has cascado?
—Ninguna, he esperado por ti. ¡De verdad! —protesté, de un modo un tanto infantil, para borrar la incredulidad de su cara.
Mantuvo un brazo amarrándome el cuello y bajó el otro para apoderarse de mi polla, la descapulló y aplicó un suave masaje al glande que me hizo desfallecer mientras me daba piquitos. Al acariciarle un pecho hizo un gesto de dolor y lo solté.
—¿Qué te pasa?
—Nada, se le enganchó la alianza en la bolita de la barra.
—Déjame ver.
—Está bien, me curó con Betadyne.
Y volvió a dedicarse a mi polla y a mi boca, y yo volví a dedicarme a su cuerpo, pero la imagen de Gerardo afanado en curarle el pezón me perseguía.
—Qué suerte tener a mano de todo.
Lo supe antes de que dijera nada, lo supe por su mirada.
—Nos lo trajo el escolta, tardó menos de diez minutos.
—¿Estaba el escolta allí, con vosotros?
—No, tonto, fuera, vigilando; le mandó a comprarlo.
—¿Te… vio? —meneó la cabeza dándome por imposible.
—Eso quisieras, que me hubiera visto. Vaya historia que has montado: el guardaespaldas en el dormitorio recibiendo instrucciones y yo, en pelotas, quejándome; ¡Ay, mi tetita, cómo duele! Y Gerardo metiéndole prisa; Venga, Pepe, vuela, ¿no ves que a la señora le escuece? Y Pepe, alelado, mirándome tirada en la cama tal y como vine al mundo. ¿A qué lo has imaginado así?
Cómo le iba a negar que lo había clavado; sonrió triunfante
—Pobrecito—entonó mimosa—, mira cómo se te ha puesto; si no estuviera tan cansada… —Me soltó y siguió cepillándose el pelo camino del jardín—. ¿Me llevas el vermut?
—¿Y no fue así?
No contesta, vuelve la cabeza, echa una mirada de reojo y sigue su camino. Qué culo, por Dios, qué culo. Mataría por follármela, pero viene cansada; además, el muy cabrón la ha dejado saciada.
Mierda, ¿cuándo ha estado saciada esta… loba?
Carmen se había dejado caer en una de las butacas de mimbre con la cabeza apoyada en el lateral ovalado y una pierna colgando del brazo del sillón; estaba profundamente relajada. Yo, sin embargo, tuve un escalofrío al contemplar la vulva tan expuesta: el capuchón, los labios, la oquedad aún no recuperada del estrés al que se había sometido. Hubiera caído de bruces a aspirar el aroma que me nubla la razón y la habría acariciado con la lengua, pero estaba tan calmada que la dejé tranquila, ¿no había oído que estaba cansada? Posé los vasos con cuidado y me senté a contemplar a mi niña, a mi mujer, a mi zorra.
Dormía, la profunda respiración lo atestiguaba; comencé a masturbarme admirando cada rincón de su cuerpo.
Lo detuve a tiempo, lo último que quería era ser sorprendido de aquella manera. Podía aguantar, claro que podía. Después de comer, lo había prometido.
…..
—¿Cómo me has dejado dormir tanto?
Estaba en la cocina recogiendo los platos; había comido embutido, queso y una pieza de fruta. Apareció somnolienta, tan desnuda como antes y sentí la sacudida de un chute de sexo en vena.
—Parecías tan cansada que no quise despertarte.
—¿Qué hora es? —preguntó frotándose los ojos.
—Las cinco.
—¡Las cinco! Qué barbaridad.
—¿Tienes algo urgente que hacer? Anda, relájate.
—¿Has comido?
—No lo que yo quisiera.
—Idiota.
—He comido un poco de embutido y queso. ¿Te preparo algo?
—Sí, por favor, estoy hambrienta. Voy a hacer pis.
—Puedo ayudarte.
—¡Joder… cómo estamos! —protestó escandalizada. Le gustan mis bromas de doble sentido, a veces son el estímulo para empezar una batalla de sexo en la que nunca hay un solo vencedor y nadie queda derrotado.
Le preparé algo ligero y lo serví en el porche; se lo anuncié a voces. Me senté a esperarla, la vista era magnífica con el mar al fondo. Carmen llegó y se asomó a contemplar el panorama. El riesgo de ser sorprendidos desde algún rincón del sendero o desde las casas contiguas le importaba poco, estaba feliz, serena y hambrienta. Y desnuda, salvajemente desnuda, parecía una amazona salida de un cuento fantástico, con el cabello alborotado y las manos en jarras.
—¿Sabes lo que tiene Gerardo? —dijo vuelta hacia mí—. Un aguante increíble, jamás he estado con otro que dure lo que dura él; estuvimos toda la noche sin parar, y cuando digo toda la noche es toda la noche. No he visto un hombre igual, te lo juro.
—Tú nunca juras.
—Después de lo que he vivido, juro, prometo e invoco a todos los dioses.
—No sabes cómo me alegro. ¿Fumaste?
Me arrepentí nada más decirlo.
—Unos porros; alcohol, ni probarlo después de la cena.
—¿Solo? —Se dio la vuelta y apoyó el culo y las manos en la balaustrada.
—¿Intentas controlarme?
—En absoluto, lo que pasa es que has llegado tan agotada que pensé...
—Si hubiera tomado coca te lo diría. Gerardo esnifó algo, a saber qué; lo rechacé, no lo necesitaba.
—No necesitas nada para estar a tope. —Sonrió halagada.
—¿Tú crees? —Se sentó, pinchó un trozo de atún y lo devoró—. Hubo un momento, de madrugada a eso de las cinco, que hubiera aceptado unas rayas.
—El aguante de Gerardo no tiene mérito; cualquiera puede correr una carrera dopado.
—Lo que quieras, a mí me ha dejado en la gloria.
—¿Ni Salif? —La nostalgia le ayudó a valorar.
—Salif es…, Salif es otra cosa.
—Tendré que pedirle el contacto.
—Ni se te ocurra, no te hace ninguna falta; además, lo que estamos haciendo se queda aquí.
—Lo que ocurre en la playa, se queda en la playa.
—Exacto. Gerardo es un cliente, muy bueno pero nada más. Cuando nos vayamos se acabó, él lo sabe y yo lo sé.
—No imagino lo que pudisteis hacer durante toda la noche.
Sonrió enigmática y se centró en el plato que le había preparado.
No hicimos el amor después de comer, tampoco follamos; ni se lo pedí ni lo insinué, estaba colmada y evité ver en su cara una expresión que hasta entonces no había aparecido: lástima. Carmen no hizo nada por cumplir su vaga promesa y yo tampoco por recordársela, estaba saciada; recogí el plato y los cubiertos mientras ella ocupaba una de las hamacas a la sombra. Cuando volví estaba al teléfono, tenía una sonrisa dulce que retiró al sentirse observada, siguió hablando en un tono que no admitía compañía y decidí apartarme, recogí el libro y tomé asiento a cierta distancia. Fingí estar abstraído en la lectura, la realidad es que caí en la tentación de vigilarla. Descuidada de mi presencia la sonrisa volvió a su rostro, estaba cómoda, relajada y desnuda para mi suplicio; a medida que la conversación avanzaba su expresión fue cobrando esa sensualidad que desarma al oponente. Terminó y vino a mi lado; levanté la vista: Tremenda. La tenía tan cerca…, le acaricié las pantorrillas mientras hablamos, las corvas, los muslos, alcancé las nalgas y ahí me quedé.
—Era Gerardo.
—¿Otra vez?, ¿y qué quería?
—Ya sabes, tonterías, que le ha gustado, que no se esperaba… en fin, esas cosas.
—Que no se esperaba una mujer como tú, ¿es eso?
—Pues sí, es eso.
Tan desnuda, tan cerca; sabía de sobra lo que me estaba pasando.
—¿Y le has dicho que respete el acuerdo y nos deje tranquilos una vez que acabáis?
—¿Me devuelves mi culo? —Aparté la mano a regañadientes después de propinarle una suave palmada y se sentó cerca—. A ver, Mario, no puedo ser tan drástica, se lo diré en cuanto lo vea.
—¿Qué le has hecho?
—Yo qué sé. —respondió encogiendo los hombros.
Qué sensación tan extraña, estaba orgulloso de ella y a la vez celoso por tener que compartirla; es lo que alimentaba un estado de excitación que difícilmente lograría de otra manera, un estado que actuaba con la misma potencia y adicción que la droga. Sabía que era un error pero cada vez quería más.
—Es que no hay otra como tú y él lo sabe, por eso no puede dejar de pensar en ti. Acaba de estar contigo y ya te está llamando.
—No exageres.
—No exagero. Se puede permitir tener la mujer que quiera, ya lo has visto, ha pagado una fortuna solo por lo que le contaron de ti, y después de estar una noche contigo no puede pasar unas horas sin volver a escuchar tu voz. Eres soberbia, Carmen, y está desconcertado.
—Venga ya, desconcertado, qué dices.
Se arregló la melena y dejó las manos en la nuca sobre el respaldo, la tensión de los brazos elevó los pectorales y estuvo a punto de hacerme perder la línea argumental. La axila y los pechos captaron mi atención, enmudecí; la ausencia de respuesta la movió a mirarme extrañada y reaccioné:
—No entiende lo que le está pasando, para él las mujeres sois objetos de usar y tirar, y se encuentra contigo y algo le pasa.
—No será para tanto.
—Tú sabrás lo que te ha estado diciendo.
Su silencio fue bien elocuente. Seguí antes de que encontrase una excusa.
—Eres la mejor, esta noche lo has desarmado, se ha debido de quedar asombrado.
—¿Y él, qué dices de él? Para mí también ha sido una experiencia fantástica, no he conocido otro hombre igual.
—¿Y lo sabe?
—Sí, se lo he dicho.
—¿Lo ves?, os tenéis encandilados el uno al otro, lo he visto en la forma que hablabas con él.
—¿Estabas espiándome? Da igual, no te lo voy a ocultar: siento algo por Gerardo que no había sentido antes, y a él le sucede lo mismo, hasta el punto de plantearnos ir más allá. Va a dejar a Mageli y yo…
—¿Hablas en serio?
—¡Te estoy tomando el pelo, tonto!, ¿de verdad te lo has creído? Serás bobo, ven aquí.
—¡Eh!, has picado. —exclamé para hacerle creer que la profunda desazón que había desencajado mi rostro era comedia; hinqué las rodillas junto a su asiento para abrazarnos, nos fundimos en un beso interminable, había tanta ternura en su mirada que antes de que pudiera decir nada escapé del abismo al que me había asomado volviendo a recuperar mi argumento.
—Supongo que está acostumbrado a deslumbrar a las mujeres, pero que la mejor de todas le diga que nunca ha estado con nadie como él tiene que haberle inflado el ego.
—No sé por qué te hace tan feliz presentarme como una super woman. La mejor qué, ¿la mejor scort de España?, ¿de Europa?, ¿no te estás pasando?
—¿Tú qué crees?
—Que no es para tanto.
—Eres la hostia…
—¡Eh, eh!, esa lengua.
—Déjate de bromas. Eres brutal, lo tuyo es increíble, sé de sobra cómo respondes en la cama, lo has debido de abrumar, no esperaría enfrentarse a una mujer tan potente, eres insaciable.
—Ya estamos con eso.
—Es la verdad, lo has arrollado, reconócelo.
—Vas a conseguir que me lo crea y me vuelva una vanidosa insoportable, tú verás.
—Que va, tú no eres así.
—Pues para ya, sabes que no me gusta.
Ahí lo dejamos; ella, sin lograr ocultar cierta satisfacción y yo, pensando que tal vez debería moderar tanto halago. Estaba tentando mi suerte.
Lorena lo sabe
Había cenado demasiado en contra de mi costumbre y la pesadez de estómago me despertó después de haber estado dando vueltas medio adormilado. Enseguida noté su ausencia; estuve a punto de levantarme; lo pensé mejor, tal vez si me relajaba cogería el sueño.
Tardaba en volver y cedí a la curiosidad: anduve descalzo hasta la escalera y rastreé algún sonido. La reconocí en un murmullo apagado que llegaba de la planta inferior, descendí un par de escalones, hablaba en voz baja, agucé el oído, apenas entendía palabras sueltas; arriesgué varios peldaños. Ahora sí. Me senté en la escalera a escuchar. Hablaba de mi.
—Mario está de acuerdo, lo decidimos juntos.
—….
—A quién de los dos.
—….
—Tuve dudas. Pensé que no lo iba a llevar bien. Está su mujer por medio asesinándome con la mirada cada vez que me ve. Y Mario; lo vi incómodo delante de Gerardo aunque trataba de parecer natural, pero después de lo de anoche me muero de ganas por repetir.
Hablaba con alguien de confianza, le estaba contado lo que había hecho. ¿Quién sería? A continuación se explayó describiéndole la villa, el yate y el deportivo.
—Es un sueño y lo mejor, no te lo vas a creer, es pagarlo con mi cuerpo; más que un pago es otro beneficio adicional que me están reportando las vacaciones.
— ….
— Un auténtico semental, tú lo has dicho. En cuanto a mi marido, lo está llevando muy bien, es un cielo, no sabes la suerte que tengo.
— ….
— No creas, al pobre lo he dejado hoy en ayunas, estaba derrengada y no hacía más que buscarme. Cuando amanezca lo voy despertar como se merece.
Perdí el hilo, me costaba reconocerla en la forma de expresarse, tan diferente; estaba descubriendo a otra Carmen, la que se relacionaba con sus compañeras; ojalá estuviera en lo cierto. Recuperó mi atención cuando nombró a su interlocutora.
— Lorena, de esto ni palabra, a nadie, nada de nada, ¿ok?
— ….
—¿De mí? ¿qué se dice de mí?
— ….
—No me jodas, cuéntamelo.
— ….
—Dile a Luca de mi parte que se muerda la lengua un poquito. Ya se lo diré yo.
— ….
— Venga, ¿quién va a ser?, nos hemos comido el coño varias veces y te aseguro que ha quedado muy satisfecha.
— ….
— Conque me llamáis la pantera. ¿Y qué más se habla de mí?
— ….
—Y a ti, ¿te molesta que Tomás me prefiera?
— ….
—Tenías una relación muy estrecha con él y ahora…
La pantera, así la llamaban entre ellas. Me impresionó la fama que había cosechado.
—¿Tanto se nota?
— ….
—¿Por qué le llamáis el abuelo?
— ….
— No me gusta, es cruel.
— ….
— Bueno, es hora de dormir que por la mañana la… pantera tiene que hacerle un favor a su marido y necesita recuperar fuerzas.
Algo le dijo que la obligó a contener un golpe de risa.
— Va ser difícil no hacer comparaciones.
— ….
—Intentaré no pensar en el semental. —y estalló en una risa que a duras penas silenció,
— ….
— Es que es difícil seguir el ritmo de Gerardo, y mira que Mario no falla pero…
— ….
—Desde luego, no hay color.
— ….
— Buena idea; si no consigo sacármelo de la cabeza al menos que me sirva de afrodisíaco. Lo probaré.
— ….
— No es cierto, no me gustan especialmente los tíos mayores; además, Gerardo no es mayor, es más joven que mi marido, y Mario tampoco es que sea tan mayor.
— ….
—Trece, pero no supone ningún problema.
— ….
—De eso nada, Mario me tiene bien satisfecha en ese sentido.
— ….
—Dios, es que juega en otra liga.
— ….
—Venga, ya; que si no duermo no voy a cumplir con Mario.
— ….
—Chao, un besito.
Subí los peldaños con cautela, tenía un vacío en el pecho imposible de llenar, me eché en la cama; todavía tardó en volver, al oírla llegar fingí estar dormido, Carmen se acostó con cautela. Estaba inquieta, no encontraba la postura para dejarse dormir, sentí una vibración rítmica a mi costado, la oí exhalar, se acomodó boca arriba, arrastró un pie por la sábana varías veces, expulsó el aire por la nariz y reanudó la oscilación con la mano que la delataba, ¿por qué no me despertaba como otras veces que se desahoga?, cada vez se frotaba con más intensidad, le costaba ocultar la agitación; ojalá pudiera verla. Siguió, casi no controlaba el jadeo, temblaba, el ritmo que imprimía era frenético; de pronto dio un respingo, tensó la espalda, sopló por la nariz a golpes entrecortados y se desplomó, luego llegó la quietud en la que solo su respiración recordaba lo que había pasado. Poco después dormía; yo, en cambio, no logré conciliar el sueño.
Lo mio es de juzgado de guardia, casi nunca conozco las canciones que pones para acompañar los capítulos.
ResponderEliminarNo hay manera, no cumplo fecha de entrega ni de coña, voy a tener de currar el sábado por tu culpa.
ResponderEliminar¿Que no sabíamos nada de la primera quincena de Agosto? pues va Mario y nos cuenta que Emilio y Carmen se han despedido hasta septiembre, toma ya. ¿Que no sabíamos nada de Javier el bodeguero? pues no suelta una perla y nos insinúa que siguen cumpliendo el acuerdo de verse periódicamente y que, ademas, le regla joyas y vino, supongo que rosas por aquello de homenajear a Blake Edwards y a Henry Mancini (me gusta el cine clásico, qué le voy a hacer).
Eres mi ídolo, me vas a joder el fin de semana pero te quiero. Y como no voy a poder salir con mi chica, ya escribiré sobre el capítulo que me ha parecido brutal.
Lucía, no sabes cuánto lamento hacerte trabajar en fin de semana; mal de muchos... Estaré al otro lado preparando una introducción para un libro de un buen amigo, vaya compromiso. Como siempre, echaré un ojo de vez en cuando al blog y a TR, con eso te digo que si me lanzas males de ojos maldiciones y otras influencias negativas serán contestadas como se merecen.
ResponderEliminarApasionado: La nuit, Adamo, 1965, busca en youtube o en google y descubriras a un cantante de los sesenta que merece ser conocido. Todo un clásico.
Así lo are, Mario muchas gracias.
EliminarYo, soy más de los Iron Miden, fuera de ese estilo estoy más perdido que un pulpo en un garaje.
EliminarSe que me caerán palos, pero que mala pinta tiene esto, no me creo que el comentario que a hecho Carnen de que Gerardo iba a dejar a su mujer fuera en broma.
ResponderEliminarCarmen me recuerda a mi ex novia, ya te digo que la cosa no acabo bien, bueno para ella acabó de puta madre, yo sin embargo termine con unas astas dignas de correr en los San Fermines.
Carmen jamás había dejado de atender a Mario, además que la expresión de pena no ayuda en absoluto.
Esto lo comento a título personal, si yo hubiera escuchado esa conversación con Lorena, estaría muy preocupado, no creo que Carmen y Mario vuelvan a follar en mucho tiempo, la verdad es que sigo sin ver el veneficio de este viaje, una puta casa y un deportivo, venga ya.
Mario está jugando con fuego alagado tanto a Carmen, veo una separación en el horizonte.
He leído a una Carmen autocenvenciendose en varias ocasiones de que Mario es bueno en la cama y a tenido mucha suerte, pero en su cabeza runrunea, no le llega a la suela del zapato a Gerardo.
Esto no es un juego de dos, la complicidad que vi en el capítulo anterior se a esfumado de un plumazo, buff los pelos de punta tengo, Gerardo no va a renunciar a Carmen, que situación tan complicada.
Ahora hablando del texto, impecable y de fácil lectura, cada párrafo despierta en el lector distintos sentimientos y eso tiene mucho mérito.
Mario hazme caso la abstinencia sexual se alibia con una maza de 12 kilos golpeando al Aston Martin de Gerardo, mano de santo jajajaja.
Un abrazo muy fuerte pareja y otro igual de fuerte a mis compañeros.
Acabo de incorporar una enlace a un video de youtube para que podáis escuchar la canción de Adamo
ResponderEliminarEres la hostia, Mario. No tengo a nadie que me diga, Eh esa lengua. No nos das ni un dato sobre lo que ha pasado entre Carmen y Gerardo y no importa porque el capítulo derrocha sexo por las cuatro esquinas ¿como lo haces? Menos es mas que dicen algunos, debe ser eso. El capítulo es una de esas joyas que nos regalas de vez en cuando, cortito pero denso. El paseo de carmen desnuda cepillandose el pelo antes de tirarse a la piscina, viendo el empalme de mario y yendo a por él es de antología. Si no estuviera tan cansada, le dice. Domina el escenario, tremenda es poco.
ResponderEliminarSe me acabó el cafe, ya seguiré, joder, a ver quien se pone a trabajar ahora.
Bruto.
ResponderEliminar25 minutos Mario, de verdad 25 minutos, no sé quién ha acabado con más disgusto si Mario o yo.
El capítulo esplendio, pero me lo has dejado al principio.
Ah, y yo hablaría con Carmen esto se te está yendo un poquito de las manos.
Y hazle caso a Apasionado, con una maza te ibas a quedar de lo más agusto.
Lo de los 25 minutos es muy acertado, ahora mismo estamos atrapados, tan solo 25 minutos han sido suficientes para tenernos a todos pidiendo uñas nuevas por amazon.
EliminarA mi también me a parecido un capítulo soberbio, pero no puedo evitar sentir que algo a cambiado, Carmen juega con Mario, pero para mí no es un juego justo.
ResponderEliminarCarmen sabe lo que realmente le excita a Mario y se lo niega, no entiendo los entresijos de una relación como la de Carmen y Mario, pero tener que escuchar que el amante es como un dios reencarnado, no tiene que ser agradable.
Gerardo ya se está saltando lo establecido y Carmen está totalmente deslumbrado por ese hombre, ni Tomás, Angel, Domenico, ninguno era una amenaza.
Gerardo si lo es, aunque Mario no quiera admitirlo, siento una profunda admiración por Mario, yo sería incapaz, eso si, cuando uno da su palabra se cumple.
Porque si en vez de ser Mario hubiera sido Gerardo, el cansancio hubiera desaparecido.
Como he dicho no entiendo las relaciones hubieras, pero pienso que tú pareja tendría que ser lo primero y está vale para uno como para la otra.
Se que tengo la cabeza más dura que el pedernal, pero por mucho que lo intento sigo sin ver la gracia a estas vacaciones.
Sigo diciendo que es un capitulazo, pero en mi no a despertado lo mismo que en Lucía y Dosoctavas y es una pena, porque siento que me estoy perdiendo algo.
Hoy han venido a cenar a casa nuestros amigos liberales, han leído el capítulo junto a Nadia y también los comentarios.
ResponderEliminarMi amiga comentaba que Carmen no dejara a Mario, me a dicho que por muy bien que folle Gerardo no deja de ser sexo, ese deslumbramiento tarde o temprano termina y Carmen es demasiada lista como para cometer ese error.
Ya lo comprobó con Domenico, para ella Domenico era sexo y Gerardo más de lo mismo.
Después se a descojonado mientras me decía que soy más cerrado que una puerta sin abrir, pero que de agradecer que cada día me esfuerzo en ser menos cerrado.
Será cabrona jajajaja.
Tengo la sensación que Carmen tampoco va ha follar con Mario el día siguiente, recibirá una llamada de Gerardo proponiendole algo, saltándose todo lo pactado.
ResponderEliminarCarmen a encontrado un hombre que la sacia, lo que no había ocurrido hasta ahora, con todos a tenido una gran concesión, con Gerardo pasará lo mismo, me da a Mi que Mario se vuelve solo para Madrid.
Dudo mucho que Gerardo les haya cedido su mansión, yate y deportivo para solo 4 noches, me da a mi que cuando salgan en el barco no volverán en unos días.
Me da a mi que Mario no se come un colín en rodas las vacaciones, dicen que a caballo regalado no le mires el diente, algunos regalos vienen envenenados y este es uno.
Chicos/as me gustaría saber vuestra opinión.
Decía el poeta, Nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. Los psicólogos nos cuidamos mucho de retirar nuestro cristal cuando no sentamos frente a nuestros pacientes para no ver SU mundo desde NUESTRAS viviencias, porque no le haríamos ningún favor si filtramos SUS experiencias desde las NUESTRAS.
ResponderEliminarDigo esto para intentar ayudarte. Apasionado, a que hagas, si quieres, una lectura del diario dejando tu cristal sobre la mesa, lo cual no quiere decir que renuncies a tus creencias, tus opiniones ni a tu experiencia, porque es lo que te ha hecho crecer y madurar, pero si consigues dejar tu cristal sobre la mesa, tal vez podrás ver a los personajes del diario sin la perspectiva de futuro que, de ser tú y tu vida, les estás adjudicando de antemano y por ende, te está impidiendo, creo yo, disfrutar de la lectura relajado.
No te tomes esto como una intromisión en tus comentarios sino como un opinión de alguien que, con el tiempo que llevamos tratándonos y dentro de lo que este medio permite, te aprecia.
Lo intento, te lo prometo, cada capítulo consigo abrirme cada vez más, yo creo que para el final del relato habré tirado ese cristal a la basura jajaja.
EliminarLa verdad es que ahora mismo soy muy feliz, como bien dicen en la película de El cuervo, no llueve eternamente, que gran verdad.
EliminarMario el personaje tiene una veta masoquista que le gusta explotar cada vez que tiene ocasión, la noche en vela de pena y placer no es la primera que nos cuenta y es muy típica del masoquismo, placer y dolor. Tambien lo es que le guste oír de su mujer el relato de lo que ha estado haciendo con su amante, es puro sufrimiento convertido en placer y ella al principio no lo entendía pero con el tiempo tambien le saca morbo al asunto y no digo que se haya convertido en una sádica pero se nota que le va la marcha y disfruta puteando a su marido, en el buen sentido de la palabra.
ResponderEliminarEstos dos juegan con la gente que se le acerca, Domenico, Tomas, ahora Gerardo, son solo juguetes sexuales en sus manos igual que un vibrador o un satisfier. Yo no me preocuparía, estos dos no se van a separar jamas, se quieren demasiado, Mario se lo dejó clarito al capitán del barco y eso vale para todos, desde el primero al último.
El capitulo impresionante, y Mario con todo el cariño es un cabronazo, esta bien que Carmen lo castigue sin contarle nada, pero que nos castigues a nosotros...
ResponderEliminarEl capítulo es corto y muy interesante, coincidiendo en algunas cosas con Apasionado, también es cierto que es el que está participando de forma más activa en los comentarios.
Coincido en que Mario después de lo leído tiene que tener las orejas de punta, ya que Carmen no le cuenta nada, se pone nerviosa cuando habla por teléfono y él está cerca, con lo que creo que demuestra que oculta algo o que no está cómoda con lo que hizo o va a hacer y después la conversación con la compañera. Parece que al día siguiente va a cumplir con Mario, pero mi pregunta es, ¿va a cumplir porque realmente quiere, o porque le gustan los juegos matutinos? Como creo que dice cuando llega de estar con Gerardo para justificar el retraso.
Seguro que las chicas nos abriran los ojos con los detalles que por lo menos yo no he visto, pero en este capítulo, Carmen no me esta gustando como se porta con Mario, tiene con el más sombras que luces.
Eso es porque estoy de vacaciones, ya verás cuando entre a currar el 13 el tiempo que voy a tener para comentar jajajaja.
EliminarBruto, te veo con ganas de encabezar una nueva conspiración contra Julio Mario Cesar. me das miedo.
ResponderEliminarSi os han sabido a poco veinticinco minutos, habéis de saber que ayer he dividido el capitulo 172 porque si quiero llegar a navidades no puedo con un texto de setenta minutos, lo siento, no puedo. Este mes es complicado en muchos frentes, el profesional, el familiar y el ludico-festivo-etílico (por no mencionar a los países bajos), dicho lo cual, no me ha quedado otra opción que segmentar el texto por donde más os va a doler, es decir, por donde más intriga os va a provocar (sí, lo sé, soy un poco cabroncete) y de esa forma tenemos un capitulo que, hoy por hoy tiene una duración de treinta minutos. De aquí a que lo publique seguro que alcanza los cuarenta, ya qme conocéis.
Las quejas al buzón de reclamaciones. Ah, que no hay.
Mario, es tu relato, tu marcas los tiempos, a ninguno nos parecerá mal tu proceder, reconocerlo, te gusta dejarnos con la intriga a flor de piel.
EliminarHe leído el comentario de Marta Felina, me a parecido muy interesante, yo veo a un Mario al que estás vacaciones no le rentan, sin embargo Marta ve claramente que Mario está justamente donde quiere estar.
EliminarYo veo una Carmen que parece olvidarse de Mario porque a encontrado a un superman, Marta ve que la forma de actuar de Carmen es parte del juego del matrimonio, joder yo no llevo un cristal como dice Mario, yo llevo un cristal paralizado que no deja pasar los rayos del sol, me da a mi que voy a tener que guardar las Ray-Ban a buen recaudo, tirarlas no que son muy caras.
Es lo que comentaba en un comentario anterior, los árboles no me dejan ver el bosque, en el siguiente capítulo que publique lo leeré teniendo en cuenta que todo es un juego entre Mario y Carmen, si te he ofendido a ti, a Carmen o a cualquier otro comentarista, pido disculpas, nunca a sido esa mi intención.
Un abrazo muy fuerte a todos/as.
Bruto a Cayó Mario, era tío del otro Cayó y me gusta mucho este personaje, recomiendo echarle una mirada.
ResponderEliminarA lío, no te puedo montar una revolución por qué me cuelgan a mí.
Y no me quejo de la duración, si no de que se me ha quedado en un diente, como siempre quiero más, tenía muchas esperanzas puestas en este capítulo y en los personajes y si hubiera durado 90 minutos, también se me habría quedado corto.
Bruto.
ResponderEliminarY hay que reconocer que un poquito cabroncete si que lo eres, que hay que ver cómo te gusta cortar en lo mejor.
Jajajaja, si que le gusta si.
ResponderEliminarBienvenido este tremendo relato. Muchas veces antes lo sentí, alguna vez lo comenté incluso, pero lo que leo me hace sentir con vividez lo que se transmite.
ResponderEliminarUna vez más me siento identificado con lo que Mario describe de Carmen, es lo mismo que siento yo por mi mujer. Muchas veces veo a mi mujer en ella. Y a mí en Mario. La bella, la poderosa, la insaciable, la arrolladora, la que da orgullo ver las reacciones que provoca, la que dispara los celos por el miedo al "alcanzará con lo que soy/doy/tengo"?
Vivimos algunas de estas experiencias, en una escala menor. Creo que no hubiera soportado tanta intensidad. Sin embargo es esa mezcla de morbo, excitación, dolor y celos lo que Mario describe como adicción eso que hace que siga intentando, fantaseando, deseando.... Y temiendo vivir
Gracias
El deseo es el motor que nace de la expectativa de conseguir una meta, el deseo es la energía que nos mueve hacia nuestro fin, crece poco a poco con cada aproximación y produce un placer indescriptible, un placer que alimenta y motiva nuestro camino hacia la meta. El placer está en el camino, ES el camino, la meta solo significa el final del placer, la meta nos deja viudos, huérfanos, con una sensación de vacío y nostalgia por las emociones sentidas y vividas a lo largo del camino que nos llevó a la consumación, pero que ya son pasado.
ResponderEliminarEsta es la frase con la que Mario describe este relato, yo me pregunto, ¿alcanzaría esa meta final y que sintio sabiendo que no podría ir mas haya.
Sentirá lo mismo que un escalador que después de llegar a la cima de la montaña celebra con orgullo haber llegado al final, pero también siente una gran tristeza, pues ya no queda mas montaña para seguir poniéndose a prueba.
No hay mejor respuesta a tu comentario que el título de la mítica novela de Jack Kerouac. En el camino.
EliminarNo conocía ese libro, dicen que no te acuestas sin haber aprendido nada nuevo, en este caso, un nuevo libro.
EliminarLo he mirado y me voy a comprar la versión 50 aniversario.
EliminarMe identifico en tí, FlexyCamin.
ResponderEliminarNo es tan extraña ni insólita nuestra "enfermedad".
Wiru.
Wiru, no considero que vuestra forma de vida sea una enfermedad, que yo no la comparta, no significa que no sea tan válida como la mía.
EliminarMi cuñada dice que la vida hay que vivirla a tope, que no sabemos lo que depada en el futuro, según ella en la vida la mayor equivocación es no hacer lo que te dicta el corazón, aunque a los demás no les guste.
Si algun comentario, entre ellos los míos te han ofendido te pido unas sinceras disculpas.
Trabajando en sábado por tu culpa, no hay derecho. En tu conciencia queda.
ResponderEliminarVeo que has corregido las dos erratas que te hablas dejado, el reflexivo "se" con acento, culpa probable del corrector de Word, ya ves que no hecho la culpa a ti, y ese salto de página perdido que dejaba al "tú qué crees" metido en el párrafo anterior de la super woman y movía a equívoco si no estabas atenta a la lectura. Aún después de publicar sigues corrigiendo, no tienes arreglo.
Me gusta Carmen, cada vez más, si la tuviera cerca trataría de tener algo con ella, para qué te lo voy a negar, mi chica lo sabe y opina lo mismo, vaya dos.
Jajaja, seguro que termináis discutiendo porque creéis que la otra acapara demasiado a Carmen, jajaja.
EliminarA mi Carmen me intimida, en el buen sentido de la palabra, sentí exactamente lo mismo cuando conocí a Nadia mi actual amor, fue mirarla y no pude evitar agachar la mirada.
ResponderEliminarSoy una persona muy orgullosa y no había agachado la mirada ni cuando sabía que me iban a dar una paliza.
Estoy seguro que con Carmen me pasaría lo mismo.
No llego, al final me va a tocar trabajar mañana y sé de una que me va a echar la charla encima.
ResponderEliminarDice apasionado que si nos enrolláramos con carmen terminaríamos discutiendo. No nos conoces, somos muy de compartir.
Como dice Carmen, voy a hacer pis, y un cafelito. hasta luegoooooo-
Intenta descansar Lucía, trabajar mucho tampoco es bueno, disfruta el cafecito.
EliminarBruto a Cayo sin tilde, si es por fuerza mayor, divide el capítulo por dónde debas, si lo que nos eches nosotros lo disfrutamos, y como en el aniversario me voy a dar el gustazo de felicitarte las Navidades el primero y que las disfrutes mucho, y aunque espero que vuelvas con redobladas fuerzas y los capítulos pasen a tener la extensión adecuada de una puñetera vez.
ResponderEliminarY sin cortes estratégicos.
Recuerda que revoluciones no, pero las puñaladas por el bien de la republica me ponen, si es que uno es un clásico.
Jajaja Mario comprate una armadura.
EliminarApasionado, nada, nada , ¡¡¡nada!!! de lo que puedas haber dicho, y no he leido tuya ninguna frase que pudiera hacerlo, me ha molestado ni mucho menos ofendido.
ResponderEliminarNo sé a que comentario anterior o antiguo puedas referirte que me afecte.
Primero por que, en este tema, no puedes ofenderme ni queriendo. Y segundo, repito, no lo has hecho al menos que yo sepa.
No tienes,pues, que pedirme disculpas.
Gracias y saludos de un amigo.
Wiru.
Gracias a ti Wiru.
EliminarLUIGI
ResponderEliminarMantenemos parcelas de vida propia, algo que antes - no se cuanto hace - no pasaba.
Excelante capitulo, como todos los anteriores y como siempre escondiendonos " cosas " y cortando en lo mas interesante, muy de la casa.
Sólo unos apuntes. Las comparaciones son odiosas, los polvos por compensación, no son polvos y quedarte de plantón, no es sano.
Recomendación. Al Alba, Mario, marchante a comprar churros al pueblo con el Aston Martin.
Y por lo escrito al comienzo, creo que ya está empezando a producirse.
Por otro lado, es un honor poder volver a comentar aquí.
Un abrazo para Carmen y Mario, mí ídolo.
Cuando tengamos todos los capítulos de las vacaciones los volveré a leer, yo en mi trabajo extiendo el plano sobre lamesa de trabajo y doy dos pasos para atrás, de esa manera tengo una visión completa del plano.
ResponderEliminarAhora mismo con cada capítulo tengo la sensación de estar viendo un trocito del plano y me falta informacion.
Otra cosa que no entiendo es a la mujer de Gerardo, no hay dinero en el mundo que te compense estar casada con un personaje así, le restriega las amantes por la cara, no se corta ni media con ellas delante de su mujer.
Ahora es Carmen y en dos semanas sera otra. No tendría que mirar mal a Carmen, sino a su Mario quien es el que le está faltando al respeto con una crueldad brutal.
En algunos comentarios he leído que Mario tendría que irse para cuando Carmen se despertará, yo lo haría, pero yo no tengo con mi pareja el juego que tienen Mario y Carmen.
Carmen lo tiene al límite y Mario sufre gozando, si se marchara es muy probable que las vacaciones se arruinarian.
De todas maneras nuestros protagonistas juegan al límite, uno llavando más haya a Carmen y la otra probando el aguante de Mario.
Que sepáis que en Amazon ya no quedan uñas jajajaja.
Pasad un buen domingo Carmen, Mario y todos mis compañeros de relato.
Mario no Marido, el corrector nos a cogido manía a los dos.
ResponderEliminarVarios me habéis preguntado cuantos va a durar la serie de las vacaciones el 2001, no podría asegurarlo porque está en proceso de desarrollo, loo que tengo ahora mismo es un grupo de borradores que van tomando forma y cuerpo a medida que me meto a fondo con ellos, pero i os puedo dar una estimación: pienso que la saga que he titulado "Lo que ocurre en la playa...", puede llegar a finalizar en Marzo.
ResponderEliminarEsto podría cambiar si me confirman un viaje que no tenia previsto a Estados Unidos y que me retendría entre quince días y un mes, si es así todo se retrasaría porque allí no tendré disponibilidad alguna para el diario; eso si, dejaré a alguien a cargo de del blog para actualizar los mensajes que mandéis.
Bueno, vayamos capítulo a capítulo, si acaba en mayo, o en agosto da lo mismo, tu a tu ritmo, que todos sabemos que cuando el curro se complica no tenemos tiempo ni para dormir.
ResponderEliminarExcelente relato, me hubiera gustado que platicar más con Mario respecto a la noche con Gerardo, Carmen se pasa con Mario, sabiendo que la ama, que respeta su nueva identidad, pero el que aprieta demaciado le hará mella en la relación.
ResponderEliminarNo entiendo cómo dice que está más que satisfecha, y cuando se acuesta, prefiere masturbarse a pedirle a Mario que la lo haga el. En fin Caerme debe de tener su razón, ahora falta que cuando despierte tampoco le de por follar con Mario.
En espera de la continuación
Carmen ama tanto a Mario, como este a ella, a parte de follar bien, Carmen no ha aumentado ninguna virtud en Gerardo, Carmen le está dando a Mario lo que este desea, a mi me a costado mucho verlo, fijate, estoy seguro que Gerardo le propuso a Carmen que se quedara con el, rompiendo lo prometido la llamo.
EliminarGerardo folla muy bien, Carmen lo va a aprovechar, pero cuando terminen las vacaciones, Mario seguirá siendo su marido y Gerardo un cliente más.
Mario no as puesto el modelo del Aston Martin verdad?
EliminarA mi el que más me gusta es el que salía en las películas de James Bond que protagonizó Sean Connery.
Yo estoy empezando a aprender que eso es parte del juego que se traen, Carmen mantiene al límite a Mario y lo tendrá así durante todas las vacaciones.
ResponderEliminarMario se hace el dormido a posta, podría haberlo dejado claro a Carmen que estaba despierto y estoy seguro que Carmen no de hubiera negado.
Como dije en un comentario anterior, nos falta el plano entero, hasta ahora tenemos varias partes del plano, pero no para entenderlo en su totalidad.
El la vida siempre habrá alguien que folle mejor que tu, pero eso no significa que sea mejor, de todas maneras, me da que Carmen está exagerando las cosas delante de Mario para que esté este cardíaco todo el rato.
Cuando Mario comenta que le de el número del proveedor de Gerardo, Carmen le dice que a él no le hace falta.
Mario es bueno en la cama, eso lo a dicho muchas veces Carmen, ella estuvo con Domenico, pero al final ella trabajó duro para recuperar a Mario, el es el hombre que ama y con el que ella quiere envejecer.
Domenico, Gerardo, Angel son distracciones momentánea, a Tomás no lo meto, porque con el Carmen si tiene una relación de amistad.
Me ha costado verlo, pero estoy seguro que cuando llegue el final de las vacaciones, todo quedará claro.
Me gustaría ver algún comentario de Carmen, cuando Carmen platica lo que hace sin que este Mario presente, supongo que es lo que Carmen le comenta a Mario, y es Mario quien lo escribe, y supongo que Carmen lee lo que escribe Mario, lo mismo creo que Carmen esta al tanto de todos los comentarios que se escriben después de cada capitulo, y creo que se ha de destornillar de risa de todas los comentarios que ponemos, por lo que me justaría saber que opina, y claro supongo que lo escribiría Mario.
ResponderEliminarAsi que Mario te dejo esa tarea, espero se pueda.
Hasta la proxima
Improcedente, sabéis de sobra lo que supondría algo así, reavivar un incendio que nunca debí haber iniciado. venga, vuelvo la cocina, etoy preparnado uno de mis paltos estrella pata la familia que está a punto de llegar. feliz puente para los que me seguís desde España.
EliminarMario
Cualquiera diría que entre guiso y guiso, me he pinplado media botella de alabariño. menos mal que no tengo que conducir.
EliminarNos podemos apuntar a probar tu plato estrella, puedes decir que soy un primo muy lejano tuyo, jajaja, por no cocinar lo que soy capaz de hacer.
EliminarAlbariño, coño, albariño.
ResponderEliminarMario yo ya empiezo a ver al corrector como a ese familiar que no te cae bien, pero tienes que aguantar.
EliminarMe parece que tú no has tenido un puente tan largo porque el 7 estabas cocinando para la familia y con un pedo de albariño, o sea si lo he entendido bien has estado de rodriguez unos días, ¿lo he pillado o me equivoco?
ResponderEliminarLo has pillado. Mi puente, por compromisos profesionales, se ha limitado a jueves y viernes, por eso dije lo de estar de Rodriguez; sin embargo mi socia, la muy canalla, se fue el lunes y aún la estoy esperando.
ResponderEliminarY lo del albariño, tampoco hay que exagerar, se me cruzaron algunas teclas pero eso me pasa siempre que escribo rápido.
ResponderEliminarHorror: pinplado con n ¿Dónde he dejado la regla de la m antes de p? Estas cosas duelen.
ResponderEliminarEn el Albarino.
ResponderEliminarBruto.
ResponderEliminarNo está un poco soso esto, poco comentario, yo que entro para ver si milagrosamente Cayó, de la gens Julia y descendiente de Venus, se ha dignado en publicar algo, lo que sea y por pequeño que sea y ni comentarios, propongo un debate aunque me temo que no me va a seguir ni Dios.
Comentaba Mario que un editor no le publicaría nada con la "mania-virtud" de exponer la visión de los dos principales personajes, y a veces los que no son principales, que os parece, debe de escribir las dos versiones de un suceso, situación o mejor escena, para mí no sólo esta bien sino que es necesario, si no no se entendería la historia y bajaría mucho la comprensión de la historia que nos cuentas.
Han vuelto ..........ha............... sonar Los Rodríguez; mi mitad ha estado en el norte
ResponderEliminarOh Dios, no lo vi.
ResponderEliminarYo, sí. Por eso te alabo cuando hay que hacerlo y te tiro de las orejas cuando te lo mereces.
ResponderEliminar................
Por cierto, en este último capítulo me ha parecido más sincera Carmen que tú. Por eso hoy los besos se los mando a ella, quizá porque siento palpitar mi pecho cuando lo hace el suyo y el sufrir cuando toca.
Bueno, al final no tengo remedio, un beso para los dos.
C
Buff con los últimos comentarios me he perdido, no puedo evitar sentir mucha curiosidad, por lo que parece que lo de los Rodríguez significa algo muy importante, soy muy despistado que le vamos hacer.
ResponderEliminarUn hablado para todos.
MARIO - Apasionado, el foco no está en los Rodriguez sino en esa hache que se me coló en la a y que sagazmente denunció mi querida C.
ResponderEliminarEso me pasa por hacer las cosas de cualquier manera, sin prestarle demasiada atención o atendiendo a demasiadas cosas a la vez. No es excusa, C, ya lo sé, pero al menos ha (ahora sí) servido para que te pases por aquí,aunque me tendrás que explicar por qué no te resulto tan creíble como ella.
Un beso, seguiré dejando gazapos si así consigo verte más por aquí.
Lo que digo, despistado de cojones, si no pierdo la cabeza es porque la llevo sujeta a los hombros.
EliminarMARIO - Como veis, estoy publicando como anónimo, esto me pasa cuando uso un equipo prestado y no puedo utilizar mis credenciales salvo que lo haga desde perfil oculto de Chrome para no tener que cerrar el perfil de la persona que me presta el equipo; cosas de la técnica que me superan. Por eso, hasta que regrese a Madrid, prefiero no incordiar a quien me da cobijo y equipo, y no me volveréis a leer hasta el sábado o domingo. Descansad de este pesado.
ResponderEliminarHe visto tu comentario en TR, la cosa pinta mal espero que se solucione pronto porque estamos en fechas para que publiques el siguiente capítulo y tiemblo pensando que no puedas hacerlo.
ResponderEliminarSiempre nos quedará TR pero no es lo mismo.
¡Trata de arrancarlo, Carlos! Ya se que es una frase mítica que no funcionó pero a ver si hay suerte esta vez.
Felices fiestas a todos.
Parece que todo vuelve a la normalidad pero me quedo con una sensación de inseguridad bastante molesta. No saber la causa por la que la cuenta ha estado bloqueada durante unos días no me gusta, lo que tengo claro es que no volveré a entrar en modo incógnito jamás.
ResponderEliminarmenos mal que se solucionó, parece que el sortilegio de dosoctavas funcionó.
ResponderEliminar¿Cuándo tenemos nuevo capítulo?
Intentaré tenerlo para Reyes, antes va a ser difícil.
ResponderEliminarTu cuando puedas Mario, que estas fechas son muy malas, ya entramos en la semana de noche buena y para cuando nos demos cuenta ya volvemos a inventarnos colesterol por vena en noche vieja.
ResponderEliminarAquí estaremos esperando, con tranquilidad y unos cuantos quilos más.
Ooooooooooooooh! Me voy a dar a la bebida o a la droga porque las uñas ya no quedan. Reyes, qué reyes!!!! si soy republicano!!!!!!!!
ResponderEliminarFelices fiestas a todos y todas; que Papá Noel nos traiga de regalo un nuevo capítulo, ya me encargo yo de meterle caña a Mario, le voy a llenar el mail de mensajes bomba. Un beso,
ResponderEliminarDiva
Bruto.
EliminarGracias, yo no me atrevo, a ver si se va a pensar que es una puñalada.
No te preocupes, el pasado es pasado, además, me consta que Mario es buena persona y nada mal pensado.
Eliminar¡Oh, no! Diva puede ser muy persistente, procuraré acelerar todo lo posible. Felices fiestas a todos.
ResponderEliminarJajajaja, Mario ahora si que estás pillado.
ResponderEliminarFelices fiestas a todos.
Felices fiestas a todos, en especial a Carmen y a Mario, por supuesto.
ResponderEliminarWiru
No es por haceros ensalivar, pero me he tomado unos dias de vacaciones y, si consigo reducir los 235 no, adverbios de negación, los 130 pronombres personales me y los 80 se que campan a sus anchas en el texto, puedo hacer que Papá Noel deje un regalo antes de nochebuena. (que cursi ha quedado, me estoy haciendo mayor)
ResponderEliminarNo prometo nada, ya sabéis
No es por haceros ensalivar, pero me he tomado unos dias de vacaciones y, si consigo reducir los 235 no, adverbios de negación, los 130 pronombres personales me y los 80 se que campan a sus anchas en el texto, puedo hacer que Papá Noel deje un regalo antes de nochebuena. (que cursi ha quedado, me estoy haciendo mayor)
ResponderEliminarNo prometo nada, ya sabéis
que soy experto en ofrecer cosas que luego no cumplo, no sé cómo no me odiáis, pero ue conste
ResponderEliminarque la intención es buena y el teclado es una mierda.
ResponderEliminar¡Eeeeeeeeeeeesaaaaaaaaaaaaa lengua!
ResponderEliminarTe vamos a tener que dar con picante en ella, jjjj...
C
Dijiste en principio para reyes verdad?, de 25 de diciembre a 6 de enero tienes dos semanas, yo te concedo ese margen.
ResponderEliminarYo prefiero esperar y tener un capítulo espectacular como nos tienes acostumbrados, que un capítulo hecho con prisas.
Cristina me dijo que yo admiraba a Mario y rs verdad, sus capítulos rezuman calidad, no solo en la escritura, sino narrativamente.
Si no puedes cumplir para este fin de semana, yo no me voy a enfadar, al contrario.
Eso sí, ya veremos si los demás son tan comprensivos, jajajaja.
No le des ideas, Apasionado, cuanto antes tengamos el capítulo mejor porque lo leemos en vacaciones.
ResponderEliminarYo si.
ResponderEliminarComo he dicho siempre, prefiero capítulos bien pulidos y de 90 minutos de lectura aunque tenga que esperar a uno mensual.
Bien pulidos significa que Mario los de por buenos aunque para mi toooooodos son geniales e impecables.
Wiru
Si esperamos que Mario de por bueno el capítulo nos dan las uvas pero del año 2024, si lo conoceré.
ResponderEliminarPropongo que lo publique ya y siga corrigiendo sobre la marcha, como hace otras veces, antes de publicar en Todorelatos. ¿qué os parece?
Me parece buena idea Divagante.
EliminarNo son ideas Mia, ya lo conocemos, llegará el sábado vera una coma mal puesta y es capaz de no publicarlo.
ResponderEliminarPor eso es mejor no meterle prisa.
Pues yo soy de la opinión de Divagante, que publique ya, que a este paso vamos a pensar que tiene un TOC de caballo, jjj...
ResponderEliminarCada uno puede pensar como lo considere, por eso yo digo que prefiero tener capítulos de 30 - 50 minutos lo que podría implicar tener a Mario un par de veces al mes en vez de hacerlo, como mucho, una y, al mismo tiempo, es un motivo para que otra gente pueda hacer su primera incursión en el Diario, en vez de asustarle con el capítulo MIL y PICO y 100 minutos de duración. Pero vuelvo a repetir, es mi opinión, que seguro es errada.
C
No es errada, Cris, sabes que protesto pero al final acabo haciéndote caso.
ResponderEliminarMe pillas a punto de subir el capitulo. Al final son cuarenta y ocho minutos y, siguiendo las indicaciones de quien tú sabes, dejo de corregir y lo lanzo para que llegue como regalo de navidades.
Felices fiestas, un beso.