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23 diciembre 2022


Capítulo 172  Lo que ocurre en la playa… (2)

Tiempo aproximado de lectura: 48 minutos.


Yo quisiera saber si tu alma es igual a la de cualquier mujer

Porque a mí me atormenta en el alma

Tu frialdad

Y sueño, con gran pasión, que vives para mí

como yo vivo, niña, por ti

Tu frialdad, Triana 1980   Escuchar


(Veintiuno de Agosto, Martes de madrugada)


Me despertó el calor. Mario dormía profundamente. No lograba conciliar el sueño y abandoné la cama con cuidado. Bajé a la cocina, vacié de un trago un vaso de agua del frigorífico. Se estaba bien, mejor que en la planta de arriba. Oriné y me refresqué toda. Volví a la cocina y bebí con calma otro vaso de agua, luego entré al salón y abrí el mirador; qué noche más buena. Salí al exterior, el aire puro actuó igual que lo haría un bálsamo. 

Cómo habían cambiado las cosas, a estas horas deberíamos estar en la Sierra, sin embargo vivíamos una aventura impredecible en una villa de lujo y yo me llevaba la mejor parte, sin duda, porque Gerardo había resultado ser un amante colosal, un fuera de serie; solo de pensarlo se me erizaba la piel. Y otras cosas.

Mario lo estaba asimilando mejor de lo previsto; al primer contacto entre ellos congeniaron como si fueran a convertirse en amigos. No me confié, faltaba la prueba de fuego: los preparativos para acudir a la primera cita y ahí estuvo genial, pude irme sin el menor remordimiento. Pensaba contárselo cuando despertase, aunque debería suavizarlo, no era prudente que lo supiera todo. ¿Cómo no me lo advirtió Lorena?

«Ya podías haberme avisado, me ha dejado destrozada».

Me había precipitado, si acaso andaba despierta estaría ocupada, seguro.

Unos segundos después, dio señales de vida:

«¿Estás con Gerardo?».

«Anoche. Qué animal, no paramos hasta las siete de la mañana».

«Tía, qué le has dado».

«He vuelto a casa a mediodía, estoy hecha polvo».

«Te llamo»

Silencié a tiempo; me estaba quedando fría y entré al salón. La llamada entró buscando tabaco y algo para echarme por encima.

—Te he despertado, lo siento.

—Da igual. A ver, leona, cuéntame con pelos y señales.

—Ya podías haberme advertido, este tío es una máquina de follar.

—Qué dices, conmigo no fue para tanto.

—Pues a mí no me concedió ni un minuto de tregua hasta el amanecer; entonces nos duchamos y también dio para mucho;  desayunamos y, cuando pensaba marcharme, empezó de nuevo como si acabara de llegar.

—Joder, alucino. El tío estuvo bien pero tampoco para tirar cohetes.

—Yo todavía estoy recuperándome, no veas qué paliza nos pegamos.

Le conté los detalles que omití cuando le pregunté por él: vacaciones a cambio de sexo; una villa de lujo, un deportivo y un yate a nuestra disposición por pasar cuatro noches conmigo.

—¿En serio? Eres mi ídolo. ¿Lo sabe Tomás?

—Lo sabe, no lo habría hecho sin contar con él.

—¿Y tu marido?

—Mario estuvo de acuerdo, lo decidimos juntos.

—Eres la hostia, ya me contarás qué le haces para ponerlo tan bestia.

—A quién de los dos.

—Serás guarra… Y tú, tan contenta.

—Tuve dudas, pensé si lo iba a llevar bien. Está su mujer por medio asesinándome con la mirada cuando nos vemos. Y Mario; lo vi incómodo delante de Gerardo aunque trataba de parecer natural, pero después de lo de anoche me muero de ganas por repetir.

—Me estás poniendo los dientes largos, cabrona

Seguí resolviendo su curiosidad; le conté cómo era la villa al detalle, los paseos en yate, conducir un deportivo de lujo. Y lo excitante que era usar mi cuerpo como moneda de cambio.

—Es otro beneficio añadido a las vacaciones. 

—Joder, no me extraña, estás viviendo como una reina, tienes un semental a tu disposición y a tu marido le pone; así yo también follo a diario, si es necesario.

—Un auténtico semental, tú lo has dicho. En cuanto a mi marido no tengo queja, lo está llevando muy bien, es un cielo.

—Y supongo que esto le pondrá como un toro; qué tía, haciendo doble turno.

—No creas, al pobre lo he dejado hoy en ayunas, estaba derrengada. Cuando amanezca lo voy despertar como se merece.

Charlamos un poco y nos despedimos con una advertencia:

—Lorena, de esto ni palabra, a nadie, nada de nada, ¿ok?

—Tranquila, soy una tumba, aunque esto confirma lo que se habla de ti.

—¿De mí? ¿qué se dice de mí?

—Se dice el pecado pero no el pecador.

—No me jodas, cuéntamelo.

—Corren rumores de que eres una mala bestia en la cama, lo mismo te da tíos o tías; Vamos, una pantera, así te llaman, te has quedado con la pantera. 

No conocía los motes de ninguna, tal vez no estaba tan integrada como creía. 

— Dile a Luca de mi parte que se muerda la lengua un poquito. Ya se lo diré yo. —Luca, no podía ser otra. Me sentí traicionada.

—¿Por qué crees que ha sido Luca?

—Venga, ¿quién va a ser?, nos hemos comido el coño más de una vez y quedó muy satisfecha.

—Joder, Carmen, me estás poniendo mala.

—Conque me llamáis la pantera. ¿Y qué más se habla de mí?

—Todas saben que eres la preferida de Tomás, se os nota mucho; no te preocupes, no les molesta.

—Y a ti, ¿te molesta que Tomás me prefiera?

—¿A mí, por qué tendría que molestarme?

—Tenías una relación muy estrecha con él, y ahora…

—Eso son imaginaciones tuyas, Tomás nos considera a todas igual, excepto a ti.

—¿Tanto se nota?

—La parejita… la querida… el abuelo… tenéis más motes que nadie.

—¿Por qué le llamáis el abuelo?

—Joder, tía, te saca veinte años por lo menos, «Ya va a cuidar al abuelo», dicen si salís juntos o si te quedas cuando nos vamos.

— No me gusta, es cruel.

—Son bromas sin mala intención.

—Bueno, es hora de dormir, por la mañana la… pantera tiene que hacerle un favor a su marido y necesita recuperar fuerzas.

—Falta te hará, con la caña que te ha metido Gerardo.

—Va ser difícil no hacer comparaciones.

—Joder, tía, cómo estás. Me refería a que te hará falta descansar. Te tiene enchochada. ¿Podrás hacerlo sin acordarte del Mihura?

—Intentaré no pensar en el semental —dije casi sin poder contener la risa, Lorena estalló en una carcajada.

—Como para no pensarlo, después de la tralla que te ha dado te va a saber a poco.

—Es que es difícil seguir el ritmo de Gerardo, y mira que Mario no falla pero…

—No hay color, ¿eh?

—Desde luego, no hay color.

—Utilízalo como estimulante, tu marido lo agradecerá.

—Buena idea; si no consigo sacármelo de la cabeza al menos que me sirva de afrodisíaco. Lo probaré.

—Cómo te gustan los tíos mayores, ¿qué te dan?

—No es cierto, no me gustan especialmente lo tíos mayores; además, Gerardo no es mayor, es más joven que mi marido, y Mario tampoco es que sea tan mayor.

—¿Cuántos te saca?

—Trece, pero no supone ningún problema.

—Anda ya, me conozco yo a estos cuarentones, mucho ladrar y poco morder.

—De eso nada, me tiene bien satisfecha en ese sentido.

—Pero en comparación con la metralleta de Gerardo…

—Dios, es que ese hombre juega en otra liga.

—Me tienes asombrada.

—Venga, ya; que si no duermo no voy a cumplir y se lo debo.

—Un besito, ya me contarás quien de los dos gana los siguientes asaltos.

—Chao, un besito.

Apuré el cigarrillo, cerré las puertas del jardín y subí. La habitación estaba en silencio, rastreé la respiración de Mario: nada. Volví sobre mis pasos y me aseé en uno de los baños lejos de la alcoba, regresé y me acosté con sigilo. No se movió.

Habían pasado cinco o diez minutos y seguía sin pegar ojo, no podía apartar de la cabeza a Gerardo; las imágenes de nuestra noche se agolpaban, me gustaba su olor, el tacto de su piel, el vello de las axilas tan espeso que, al peinarlo con las uñas, le hacía arquear la espalda y retorcerse, me volvía loca la forma de mover la lengua en mi raja como si fuera una alimaña a la caza de una presa escondida en la madriguera. Mi raja; este hombre me estaba volviendo mal hablada. Cambié de postura, boca arriba, procurando no rozarle la espalda, con las piernas separadas y una mano palpando el vientre plano y firme del que estoy tan orgullosa. El cuerpo me pedía más, Gerardo seguía en mi mente follándome sin medida, haciéndome gritar a cada golpe salvaje de cintura. Doblé una rodilla y mis dedos buscaron el camino, perdí un suspiro y me paralicé. Nada, no se había enterado. Me hundí en las aguas cálidas de un charco en el que las orillas de carne resbaladiza abrían paso a unos dedos ansiosos y los absorbían, la caricia se volvió urgente y sucumbí a un frenético temblor; no podía parar, no era yo quien mandaba. Gerardo desnudo, Gerardo en mi garganta, Gerardo rompiéndome el culo. No podía parar, mis dedos tocaban un ritmo endiablado, acordes desbocados, rasgueos interminables frotaban sin piedad mi raja. Exhalé sin reparo, vacié los pulmones, me asusté, fui consciente del silencio roto, de mi respiración agitada, de la trepidación transmitida a la cama. No podía parar, estaba llegando, estaba llegando. Estallé conteniendo el aliento, me corrí dominando el orgasmo, sofocando los gritos, sujetándome

Respiré a bocanadas tratando de hacerlo en silencio sin éxito y escuché: Nada, y nada no es lo que esperaba; la cadencia de un sueño profundo, eso es lo que esperaba.

Luego, oliéndome los dedos, me dejé arrullar por mi cuerpo saciado; poco a poco, poco a poco.


…..


(Veintiuno de Agosto, Martes)

Al alba salí de la cama; ella seguía dormida. Preparé café, cogí unas galletas y salí al exterior. El aire fresco de la mañana terminó de despejarme. A la luz del día pude relativizar la conversación que había espiado. Era una faceta de Carmen desconocida, diferente a mi esposa, distinta a la que podía observar en familia, entre colegas o con amigos. En cada caso adoptaba una personalidad como hago yo, como hacemos todos para afrontar la vida. Haber podido observar sin ser observado ese rol de colega con otra prostituta me había proporcionado una información valiosa que, de otra forma, no habría conocido. Mi preocupación sobre nuestra diferencia de edad, tantas veces negada, cobraba sentido; la satisfago, pero Gerardo juega en otra liga; es probable que se haya masturbado teniéndome al lado pensando en él y, si al despertar mantiene la idea de «cumplir», se vea invadida por el recuerdo del semental y eso le sirva de acicate para que le merezca la pena hacerlo conmigo.

¿Cuántas veces habrá necesitado recurrir al recuerdo de otros hombres para lograr estar a tono? ¿Qué otros amantes están en esa liga a la que yo no aspiro?

—Buenos días.

—¿Te ha llegado el aroma del café?

Entró en la cocina y se pegó a mi, dejé la jarra de leche recién calentada; sus pechos irradiaron electricidad por mi espalda, me besó en el hombro, siguió, no dejó de hacerlo, me buscaba.

—¿Tostada?

—Deja las tostadas. —dijo con su voz más sugerente, estaba atrapado en sus brazos, una mano abarcaba mi pectoral, la otra acariciaba más abajo y seguía besándome con obstinación. Y en lugar de excitarme, su juego empezaba a irritarme.

—Para, vamos a desayunar.

—De eso nada.

Me zafé hacia un lado buscando otra taza. 

—¿Estás rechazándome?

—Tampoco exageres. ¿Quieres una tostada o no?

Se interpuso en mi camino, estaba imponente vestida tan solo con unas pequeñas bragas. Me retó con la mirada.

—¿Qué pasa?

—Nada, estoy preparando el desayuno.

—¿Y desde cuándo es más importante que cepillarte a tu mujer?

En cualquier otro momento ese lenguaje me habría hecho reaccionar, entonces hice un gesto de desagrado.

—Ahora no.

Apoyó las manos en mi pecho. No me jodas, dijo; su aliento actuó como una droga directa al cerebro, pegó el pubis, metió muslo entre los míos, rozó los labios en la comisura de mi boca; mis manos desertaron y fueron a posarse en sus riñones y de ahí vagaron espalda arriba traicionando mis intenciones. No, joder, no podía ser tan débil. «Pobre, cuando amanezca tengo que cumplir con él», escuché en mi cabeza.

—Estáte quieta, coño. —La separé sin brusquedad, bastante llevaba mi frase. Inseguro, asustado por las consecuencias, giré en redondo y coloqué dos rebanadas en la tostadora. 

La sentí entrar como un rayo por la cinturilla del bañador y apoderarse de mi polla, bajar a los huevos, volver a la polla, amasar, poseer, declarar quién mandaba. Apoyé las manos en la encimera y claudiqué. 

—Escúchame, ahora volvemos a la cama y me comes el coño como tú sabes, y no paras hasta que te chorree la cara, ¿has entendido?

Mi verga crecía y temblaba en su mano, estaba perdido. Sin soltar el botín me forzó a dar la vuelta, sujetó el mentón y me besó, un beso corto, violento y expeditivo. Vamos, dijo. No dudó de que la seguía; al llegar a la alcoba se deshizo de las bragas. Túmbate. Lo hice y me arrancó el bañador. Parecía otra; se arrodilló en la cama, cruzó por encima de mí y bajó sellándome la boca con su sexo; su potente olor me emborrachó. Cómeme, ordenó y lo hice, joder si lo hice; mamé, lamí y chupé cada rincón de su joven vulva, exploré con la lengua la gruta y bebí el manantial que brotó y corrió por mis mejillas, ella se balanceaba restregándose por mi boca y mi nariz, la vista era gloriosa, una hembra inmensa y poderosa cabalgando montada en mi rostro sujeta al cabecero con una mano y a un pecho con la otra y la expresión transfigurada. Me anegó varias veces, bebí todas ellas, tembló, blasfemó como un camionero, sollozó y murió llevándome al límite de la asfixia. Nunca la he vuelto a rechazar.


…..


—Anoche te hiciste el dormido.

No podía negarlo, solo quedaba reconocerlo y ver hasta dónde quería llegar.

—¿Cómo te diste cuenta?

—Si a estas alturas no voy a saber cuándo estás dormido… ¿Por qué lo hiciste?, podíamos haber acabado juntos.

Era el momento; si callaba, tarde o temprano saldría a la luz.

—Te escuché hablando por teléfono. —Se incorporó para poder mirarme.

—¿Cómo?

—Me desperté y no estabas, como tardabas salí, te escuché y bajé unos cuantos escalones.

—Para espiarme.

—No es eso.

—Entonces, ¿qué es?

No estaba enfadada, o no demasiado.

—Hablabas de mí.

—¿De ti? ¿qué dije de ti?

—Que estuve de acuerdo en esto, que lo decidimos juntos; lo anterior no lo entendí.

—¿Qué más escuchaste?

—Que Gerardo es un semental y te mueres de ganas de repetir.

—Eso es cierto, sigue.

—Dijiste que tus compañeras te llaman la pantera, ¿por qué?

—Luca ha corrido el rumor de que en la cama soy, según sus palabras, una mala bestia.

—No anda descaminada.

—Se quedó muy impresionada después del show que monté cuando estuve viviendo con ella, ¿lo recuerdas?

—Como para no acordarme, hubiera dado cualquier cosa por verte.

—¿Qué más escuchaste? Venga, qué pasa, cuéntamelo.

Fui incapaz de ocultar el malestar al recordar la comparación humillante que hizo, y la referencia a la edad. Era inútil tratar de evitarlo, insistiría hasta hacerme hablar.

—Dijiste que por la mañana tratarías de cumplir conmigo pero que te iba ser difícil no hacer comparaciones.

—Estábamos de broma.

—Después hablaste de la edad; según tú, no soy tan mayor, pero Gerardo, cómo dijiste… juega en otra liga.

—No te lo tomes en serio, fue una conversación entre chicas, ya sabes lo que es eso.

—Ya sé, ya sé, no te preocupes.

Se había subido prácticamente encima de mí y me acariciaba la cara, no quería sentir que le daba pena.

—Sí me preocupo. Gerardo no es importante, tú eres quien me importa.

—Pero tú misma dijiste…

—¿Que tiene un aguante increíble?, sí. ¿Que no he estado con otro hombre que dure lo que dura él?, también. ¿Y qué? No pienso pasar la vida con Gerardo, ni vamos a ir a la Ópera, ni a ver a los Stones. No se me ocurriría recorrer el Prado con él, contigo sí, cuando quieras repetimos. Follar con ese tío es como hacer rafting, una pasada; pero yo no quiero hacer rafting todas las noches, ¿me entiendes? Quiero hacerlo de vez en cuando, volver a casa y decirte, ¡Guau, qué pasada!

—Eres increíble. —Apenas me salía la voz.

—Y un poco puta, lo sé. —dijo con carita de niña, y me hizo reír.

—¿Un poco? Eres la hostia de puta.

—Muy puta, mucho. Y este coño te va a pagar las mejores vacaciones de invierno que hayas soñado. En los Alpes suizos, ¿hecho?

—Hecho.

—No sé cómo lo vamos a hacer, ya se encargará Tomás de blanquearlo.

La besé, la abracé y conseguí terminar de tumbarla sobre mí, si había habido algún rasgo de lástima se esfumó y en su lugar reapareció la Carmen salvaje, me montó con ganas sin abandonar mi boca, me apoderé de sus pechos, se estiró como un felino para ponerlos al alcalde de mi boca, la agarré del culo, busqué la forma de encajar, ella maniobró con la mano y se la metió de un certero golpe. Cabalgamos mirándonos a los ojos, deseándonos, amándonos, buscando el placer inmediato. 


Maquiavelo

Desayunamos más tarde de lo habitual. Estábamos recogiendo las tazas cuando escuchamos la llamada en la cancela; nos miramos extrañados con una intuición compartida. Se dispuso a acudir y la detuve.

—Espera, voy yo.

Mi sospecha se confirmó: Gerardo, en la puerta, parecía montar guardia dando cortos paseos de un lado a otro. Abrí y entró sin esperar a que lo invitara.

—Disculpa que venga a estas horas, espero no haber interrumpido —añadió con una sonrisa maliciosa—, me quedé preocupado por un pequeño accidente que tuvimos, ¿lo sabes?

—Lo sé, al tocarla se quejó y me lo contó.

No sé por qué le di tanto detalle; abandonó el tono formal y adoptó las maneras de unos viejos colegas hablando de un ligue.

—Fue culpa mía, es que tu mujer me pone como una moto y, en plena faena, la alianza se enganchó en una de las barras que lleva en los pitones; joder, si llego a tirar se la arranco. ¿Está bien?

—Sí, está bien, ya me dijo que se lo curaste.

—Es lo menos que podía hacer, le escocía bastante.

—No te preocupes.

—¿Puedo? —dijo señalado al interior, le hice un gesto invitándole a entrar.

—Estamos en el jardín, acabamos de desayunar.

—Un poco tarde, ¿se os han pegado las sábanas o habéis estado de jarana?

Carmen nos debía de haber escuchado porque se cambió para recibir a su cliente: un top cortito sin mangas ni tirantes y un short de algodón de lo más ajustado que nos dejó boquiabiertos.

—Buenos días, princesa. Le venía diciendo a tu marido que estoy preocupado por el enganchón de ayer.

Al llegar a su altura, retiró la mano de mi hombro y la besó, fue un beso bien recibido; la retuvo por la cintura sin llegar a doblegarla como hizo al recogerla el domingo; Carmen se recuperó y le dejó un piquito antes de separarse.

—Ah, eso, ni me acordaba.

—No es lo que me ha contado, dice que si te toca te quejas.

—Bah, no es nada

—¿Ha vuelto a sangrar?

—No sabía que hubieras sangrado. —le reproché.

—Un poco. —respondió molesta por la indiscreción.

—Déjamelo ver.

No estábamos preparados para una intrusión semejante; habíamos asumido un trato en el que intercambiamos sexo y dignidad por unas vacaciones de lujo; pero, fuera de los días convenidos, nos creíamos libres. Superada la sorpresa, Carmen se resistió.

—En serio, no hace falta.

—Venga, a estas alturas te va a dar vergüenza enseñarme el pecho —cruzó la mirada conmigo y guiñó un ojo—, ¿o es porque está tu marido delante?

Reaccionó como suponía: con actitud resuelta desnudó el pecho herido, Gerardo rodeó el pezón con el pulgar y el índice y tanteó. ¿Te duele?, le iba preguntando; ella contestaba y en algún caso reprimió un gesto de dolor. El examen carecía de sentido salvo marcar territorio; Carmen me miró varias veces incomoda.

—¿Te has vuelto a limpiar con Betadyne?

—De verdad, no es necesario.

—Lo imaginaba. Menos mal que he venido preparado por si acaso.

Del bolsillo de la chaqueta sacó un frasquito y un paquete de gasas, lo puso sobre la mesa, yo mismo retiré lo que estorbaba; se sentó e hizo que Carmen se aproximara, abrió el paquete, echó una abundante cantidad en una y se aplicó en tintar el abultado pezón mientras con la otra mano sujetaba el seno, ella le observaba con una expresión llena de ternura; inesperadamente le acarició la sien y dejó la mano apoyada sobre su hombro, él la miró sorprendido y cruzaron una sonrisa que me rompió el corazón.

—Ya vale, mira cómo me estás poniendo, vas a teñirme todo el pecho.

Gerardo le devolvió el mismo cariño que vio en sus ojos.

—Tienes razón, lo siento.

Le limpió con esmero el sobrante, cerró el bote y puso las gasas usadas en uno de los platos del desayuno.

—Deberías quitártelo hasta que sane; ¿te ayudo?

—En serio, no hace falta. 

—Hazme caso, se te puede infectar; déjame, yo lo hago.

—No, Gerardo —repitió separándole las manos del pecho—, no insistas.

—No seas niña, si es un momento.

—Para ya, ¿no ves que no quiere?

—Está bien, callaos, ya me lo quito yo.

¿Por qué consintió?, estuve a punto de mandarlo a la mierda pero me contuve; mientras tanto, la veía desenroscar la bolita y extraer la barra con precaución. Gerardo desplegó una gasa sobre la mesa para depositar la joya, a continuación se encargó de desinfectar ambos extremos de la perforación.

—No tiene mal aspecto, sanará pronto, ya lo verás.

Carmen había vuelto a serenarse tras la tensión vivida y se dejaba hacer en silencio. Al terminar, Gerardo se levantó, cerró el frasco y me dijo:

—Quédatelo y la curas un par de veces al día, ¿ok?

¿Quién era él para decirme cómo cuidar a mi chica?, sin embargo no tuve opción a responder, su atención volvió a mi mujer; la detuvo cuando estaba a punto de cubrirse.

—Qué haces, deja que se seque, te vas a desgraciar el top.

Y, como venía haciendo desde su llegada, tomo la iniciativa: sujetó la prenda estirándola con las dos manos y maniobró para sacársela por la cabeza evitando el roce con el pecho, Carmen colaboró levantando los brazos; ni ella ni yo pusimos objeción, en aquel momento nos pareció normal. No sé si en el fondo lo vimos tan normal porque nos quedamos paralizados sin saber qué decir. Ella fue la primera en reaccionar.

—¿Te… apetece un café? 

—Sí, gracias. Te acompaño. —dijo en el último momento y salió tras ella dejándome solo, confuso y empalmado. 

Un café no se tarda mucho en preparar, ¿diez minutos?, aquél les llevó veinte mal calculado. Gerardo regresó exultante y algo sofocado con la taza en la mano y se sentó a mi derecha; con un gesto estudiado sacó del bolsillo de la solapa la alianza y la devolvió al anular.

—Es práctico lo vuestro de no llevar anillos, os evitáis sustos como el que tuvimos tu mujer y yo; te aseguro que no nos va a volver a pasar.

—Ya veo.

No hubo más conversación, no podía haberla; yo era el marido de la puta y aunque él trataba de darle normalidad a nuestra relación yo no encontraba la forma de interactuar sin sentirme humillado, sería por esa falsa camaradería incapaz de ocultar el desprecio que sentía por mí. Se entretuvo dando vueltas con la cucharilla y yo me devané los sesos pensando qué habría ocurrido en la cocina para que Carmen se entretuviera tanto.

—Tranquilo, ahora viene, ha ido a cambiarse.

Iba a decir algo que quedó en el aire porque apareció por fin, vestida con otro short diferente igual de ajustado; seguía con el torso desnudo, me lanzó una mirada profunda y tras un instante de incertidumbre se sentó conmigo. La piel fresca y el aroma a gel de baño explicaban la causa del retraso, el motivo era evidente. Gerardo estaba locuaz, contó los planes para una próxima salida en barco y, para adornarlos, sacó unas fotos del bolsillo interior de la chaqueta. Ven aquí, le dijo; Carmen acudió sin vacilar. Le mostró una a una las imágenes de los lugares que pensaba recorrer con ella, detalló la ruta por alta mar, las escalas que harían, los lugares que visitarían. Hablaba solo para ella, yo no contaba; no me importó, yo estaba a otra cosa, a las caricias que sin pudor le dedicaba. Carmen le pidió el top, lo tenía a mano, y él respondió que esperase, «además, qué falta te hace», estaba cómodo, insolente, no mostraba intención de marcharse, seguía hablando sin parar, le acariciaba los hombros, la nuca, el costado peligrosamente cerca del pecho, jugaba con su pelo, con el lóbulo de la oreja; ella no parecía darse cuenta, estaba centrada en las fotos y reaccionaba a unas caricias tan sensibles entornando los ojos, moviendo el cuello a favor de una mano que sabía cómo y dónde atacarla, solo yo parecía ser consciente de lo impropio que era. 

Miré el reloj. 

—No os entretengo más, pareja, seguro que tenéis planes y os estoy retrasando.

Carmen le acompañó a la verja cogida del brazo; iba a decirle que se pusiera el top; pero, si a ellos no les preocupaba lo que pudieran murmurar los vecinos, qué iba a hacer yo. De nuevo transcurrió un buen rato hasta que volvió, con la mirada encendida.

—¿Esto va a ser así siempre? —Se lanzó a mis brazos. 

—¿Y qué quieres que haga?

—¿Por qué no paraste el numerito del Betadyne desde el principio?

—También podías haberlo parado tú.

—Ah, vaya; ahora necesitas a tu esposo para protegerte de los excesos de tu amante

—Gerardo no es mi amante, es mi cliente. Además, reconoce que ha sido todo un detalle por su parte: se ha preocupado de venir preparado por si no teníamos…

—Ya, no hace falta que sigas, es lo más normal del mundo que tu cliente se presente a hacerte una cura.

—Vale ya, nos ha cogido de sorpresa a los dos, ninguno esperábamos esto.

—Tú, sí. Ese cambio de pantalón… —me mordió los labios.

—¿Qué querías, que saliera chorreando? —Dios. La estreché hasta hacerle daño.

—Me acabas de dar más información de la necesaria, cariño, hablaba del primer cambio de look, cuando salí a recibirle.

—No estaba presentable para nadie.

—Y con un short ajustado, que te marca todo, y un top mínimo estás presentable, ¿verdad?

Sonrió, sabía que mi enfado era fingido.

—¿Hubieras preferido que me pusiera otra cosa?, ¿algo más formal?

—Olvídate de eso. ¿Dónde vas, qué haces?

—Ponérmelo. No voy a permitir que se me cierre por una cabezonada.

Observé en silencio con qué cuidado atravesaba el pezón después de limpiar meticulosamente la barra, pocas veces tenía ocasión de ver la operación y siempre me excitaba.

—¿Me lo vas a contar?

—Qué quiere mi chico que le cuente. —preguntó mimosa a la distancia de un aliento.

—Por que estabas chorreando.

—Y tú, ¿me vas a contar qué habéis estado hablando?

—Me ha asegurado que no vais a tener otro accidente; se ha colocado la alianza delante de mí.

—Qué cabrón, ¿has visto el magreo que me ha metido con la excusa de comprobar si me dolía?

—Dirás que no te ha gustado.

—Y a ti; estabas embobado mirando cómo me metía mano.

—Ya, pero yo no estaba tan caliente como para llevármelo dentro con la excusa del café.

—Te equivocas. Nos quedamos callados, pensé dejaros solos y escapar un rato a serenarme, no creí que fuera a seguirme.

—¿Y…?

—Al llegar a la cocina…


…..


—¡Estás loco!, ¿Cómo se te ocurre presentarte aquí y montar el numerito que has montado?

—Anda que no te gusta que te mime delante del cornudo.

—No le llames así.

—¿Es o no es un cornudo?

Me atrajo por la cintura con firmeza, nos besamos, sus dedos invadieron el short y se apoderaron de mi culo, no conseguía resistirme, ese hombre podía conmigo.

—Di, ¿es o no es un cornudo?

—Es un cornudo, lo es, pero le quiero con locura.

—Eso da igual, ahora eres mía y le ha quedado muy claro.

Nos besamos con furia. Ten cuidado, le dije al sentir que se apoderaba de mi pecho sano con la misma violencia que puso cuando casi me arranca de cuajo la barra. En un abrir y cerrar de ojos se sacó la alianza y volvió a jugar con el pezón y a besarme con ese ardor que me volvía loca, puso la mano hueca para cogerme el coño por sorpresa y separé las piernas para dárselo todo; qué otra cosa podía hacer sino sucumbir al deseo más salvaje que había sentido en mucho tiempo. Arrastrada a la isla del centro de la cocina caí boca abajo, de un tirón se libró del short, y el tanga, ese tanga que había elegido pensando en él, lo sujetó con ambas manos y lo desgarró de una fuerte sacudida, y gemí; terminó de romper ambas costuras y tiró de él para sacármelo por detrás sin contemplaciones, me escoció y grité sin poder contenerme. Lo sabía, dijo triunfante, eres más puta que las gallinas, y me sonó a poesía. Arrojó el harapo a la encimera para que estuviera delante porque nos gustaba: a él, destrozarme las bragas y a mí, sentirlo, cuanto más violento, mejor. Escuché el sonido del cinturón y la cremallera y oí caer la ropa, recorrió mi espalda con las manos para calentarme, subiendo a los hombros, buscando los pechos por los costados, un masaje que duró lo que tardó en llegar a las nalgas, las abrió para dejar a la vista toda mi intimidad, mi vulva y mi ano, sentí fluir libremente el flujo. ¿Vergüenza?, ninguna; miedo, tampoco; era la protegida de Tomás y eso me daba una seguridad absoluta y una libertad total; quedé abierta un buen rato jadeando al mismo ritmo que él; abierta, lista para ser montada, mirando las bragas destrozadas. ¿A qué estaba esperando? Pronto lo supe; mantuvo una mano abriéndome el culo y dedicó el pulgar de la otra a viajar entre los labios cargándose del flujo espeso que llevaba destilando desde que llegó, lo subía al esfínter y lo empapaba una y otra vez haciéndome culear pidiendo más. Qué zorra me has salido. Cuando ya desesperaba, en uno de esos viajes a lo largo de mi raja se detuvo en el agujerito y apretó, no necesitó mucho esfuerzo porque mi ano estaba dispuesto a tragar lo que le pusieran; lo hundió entero, soplé, cogí aire y volví a soplar varias veces, estaba como atrapada por un anzuelo; los demás dedos, sobre el lomo y el jodido pulgar, curvado, dentro por completo; gemí, gruñí, bufé, no lo sé. Después todo fue tan rápido…, tenía la verga a las puertas buscando ansiosa y yo se lo puse fácil: empujé, de un golpe entró a media asta, no quería dañarme, se lubricó en el arroyo y, tras dos tanteos, se empleó a fondo. 

Cómo me gustaba Gerardo, qué bien lo hacíamos, éramos tal para cual, follábamos con avidez, a lo bestia, jadeando como perros. Dios, qué bueno eres, le dije a trompicones. ¿Mejor que Tomás?, seguro que ese viejales no te aguanta ni un asalto. Cuidado, le advertí, no sigas por ahí. Vale, vale, pero más bueno que el cornudo, eso sí, preguntó sin parar de follarme por los dos lados. No quería responder, pero volvía a la carga. Sí, joder, eres la hostia de bueno. No le bastó y tuve que ser más clara, total, no iba a decir nada que fuera mentira: Sí, joder, eres mu cho me… jor. ¿Que quién?, insistió. Que… mi… ma… a rido, balbuceé al borde del orgasmo. Descargamos la furia que nos igualaba sin ningún control, no sé cómo no nos oyó, terminó con un rugido y yo acabé entre sollozos desgarrados; no quería que saliera de mí, deseaba sentir los últimos latidos dentro, las palpitaciones de mi esfínter invadido por un puto dedo que no paraba de moverse como un gusano, quería notar su respiración agitada en mi espalda, sus dientes arañando mi piel. No se dio por satisfecho, qué animal, enfiló mi culo y empujó; estaba preparada, ya conocía cómo se las gastaba: sin prisa pero sin pausa y relajé cuanto pude, entró limpiamente dilatándome toda y reavivó el rescoldo de un orgasmo inacabado, un largo gemido surgió de mi garganta mientras me atravesaba. Rómpeme, grité casi sin voz; se agarró firmemente a las caderas y comenzó a bombear cogiendo ritmo a medida que yo se lo indicaba; me estaba matando y no hacía otra cosa que chillar bajito como una res sacrificada, corrimos una carrera al galope en la que mis tetas fueron las bridas a las que sujetarse para llegar a la meta al unísono. 

Descansamos sobre la encimera sudando como cerdos, buscando el aire a bocanadas, de no haber sido por Mario hubiéramos pasado el día entregados al sexo. ¡Joder! Nos incorporamos y, sin poder controlarme, lo abracé y le comí la boca desesperada, porque sentí una corriente de agradecimiento que me hacía volcarme en Gerardo, abrazarlo y besarlo sin medida. Calma, nena, ¿qué te pasa? No sé a qué fue debido aquel arranque emocional, llevaba un rato en sus brazos y lo noté incómodo, recuperé la compostura, me subí el short para contener la riada, él se la limpió con papel de cocina; si no hubiera estado Mario esperando se lo habría hecho con la boca, Dios, cómo me apetecía, pero entonces nos habríamos enredado.

Preparamos el café entre besos y caricias, parecíamos unos niños que han cometido una trastada. Mírate, dijo señalándome abajo; confirmé lo que temía: la copiosa humedad había calado el tejido, una gran mancha oscura se extendía por la entrepierna. Vamos, dijo cogiendo el café en una mano y tirando de mí con la otra. De ninguna manera iba a salir hecha una guarra. ¿Te preocupa lo que vaya a decir tu marido? Para nada, respondí, pero no le voy a hacer pasar por esto. Insistió hasta que le planté cara. Le di un beso para compensarle, le sequé el sudor de la frente y lo mandé al jardín, recogí el tanga destrozado de la encimera y lo eché a la basura. Subí a cambiarme, estaba sudada y el short hacía aguas.


……


—¿Qué has hecho con las bragas rotas?

—Se las ha llevado de recuerdo. 

Lástima, pensé.

«No está todo perdido», dijo mi parte más pervertida, «aún tienes algo por ver y sabes dónde encontrarlo: en el cesto de la ropa sucia».

—Si llega a insistirte un poco más, sales con el short empapado.

—No me jodas, ¿te habría gustado verme salir de la mano de Gerardo hecha una cerda? Di, ¿es eso?

Encogí los hombros; lo de cerda era una apreciación subjetiva. Creí que no iba a añadir nada porque se quedó callada mirándome.

—Por mí lo habría hecho, ¿sabes?, de buena gana habría salido con el short chorreando cogida de la cintura de ese portento. Si no lo hice fue por ti.

—¿Por mí?

—Porque no te sintieras humillado; si lo llego a saber no me privo. No es nada cómodo estar con eso mojado ahí; pero, ahora que lo dices, hubiera sido un puntazo. Los tres… ya sabes.

Aletearon sus ojos. La imaginé saliendo de la casa, del brazo de Gerardo, luciendo un manchón de humedad por toda la ingle; fue suficiente para sufrir una violenta erección.

—Te habrías ido a cambiar en cuanto nos hubieras puesto burros, como si no te conociera.

Sonrió, la había cazado. 

—También podía habérmelo quitado y haber saltado a la piscina. ¿Cómo no se me ocurrió?

No quise imaginar, cambié de asunto, entré a saco en otro bastante escabroso.

—A Tomás, ¿ni tocarlo?, ¿cómo es eso?

—A Tomás lo estaba insultando, a ti no.

—¿Tú crees?

—Lo que piense Gerardo de nosotros no importa, me importa el juego que da.

—Sobre todo a ti.

—Cuando nos lo propuso no podía suponer lo que se me venía encima. Es una locomotora. Y pensar que lo estuve dudando…

—Te gusta, no te he escuchado hablar de ningún otro como hablas de él.

—Y qué; yo también le gusto, tenías que oír las cosas que me dice cuando estamos en plena faena, y después. «No sé qué tienes, me pones muy bestia». Es un cielo de hombre.

Le entiendo y me preocupa. Me asusta.

—¿Lo de hoy cuenta en el acuerdo que tenéis?

—No, no cuenta. Ha sido un…

—Una atención de la casa, un capricho.

—iba a decir un imprevisto. Vale ya, Mario.

—Ten cuidado, te lo dije, estáis encandilados. ¿Qué va a pasar cuando vuelva a Madrid?

—Lo tengo todo controlado.

—¿Seguro?

—¿No dijiste que soy peor que Maquiavelo?

—Mejor.

—Peor, mejor, eso depende del punto de vista. Confía en mí.

—¿Cómo puedes tenerlo tan claro?

—Porque lo conozco; en su mayor fortaleza reside su talón de Aquiles y es por ahí por donde le voy a ganar la partida, aunque crea que ha salido victorioso.

—Como no me lo expliques…

—Todo a su tiempo, cariño, lo verás encajar como un puzzle. Cuando volvamos a Madrid, Gerardo ya será historia.

—Me sorprendes.

—Eso es bueno, ¿no? Por tu expresión veo que no.

—No sé de dónde sacas esa frialdad con la que manejas a la gente y con la que juegas partidas que no llego a entender hasta mucho tiempo después. 

—¿Me estás llamando fría, o calculadora? —bromeó; pero yo no estaba de broma, se dio cuenta y cambió de expresión.

—Juegas con ventaja. Tienes un mundo propio en el que te atrincheras cuando te sientes atacada, o necesitas salir de un apuro o de un problema grave, me refiero a un mundo privado al que nadie tiene acceso, o al menos yo no lo tengo. 

—No sé de qué estás hablando.

—¿Seguro? Verás, me sorprende la facilidad con la que te desentiendes de las personas que dejan de interesarte, o de las que un día fueron importantes para ti; haces borrón y cuenta nueva con una rapidez pasmosa. Ahora es Gerardo, pero antes fueron Carlos, Domenico o Irene; han significado mucho y, podría decirse, que su marcha te ha dejado impasible.

—¿Eso crees? No sé a qué viene esto pero te diré algo: Irene. Me llamó justo después de que me citara Ramiro con urgencia, todo apuntaba a que estaba infectada. ¿Te haces una idea de cómo me sentía? No creo que puedas. Lo último que quería era hacerle cargar con una enferma que, poco a poco, iría degradándose, no podía hacerle eso; no tuve otra que improvisar en segundos, mal o bien lo hice y lo que ella percibió fue una vacilación que interpretó, según su experiencia, de una forma equivocada. Debe de ser mi destino, la historia se repite y las personas que me importan se revuelven contra mí antes de repudiarme, ¿qué te parece?

—Como Carlos.

—Como Carlos. Solo que él tiene motivos justificados para reprocharme, aunque no los que él cree.

—Sin embargo, Irene…

—Irene llegó en un mal momento.


«—Carmen, buenos días, soy…

—Ángela, buenos días, dime.

Así comenzó el cambio de rumbo que iba a tomar mi vida, con una llamada por encargo de Ramiro. «Quiere que pases por la consulta en cuanto puedas».

—¿Cómo, sin cita?

—Eso es; en cuanto tengas un momento pásate, no tendrás que esperar.

—Gracias, Ángela, hoy mismo me acerco.

 El miedo lo invadió todo como lo hace el aceite, empapando cada rincón de mi cuerpo y mente. Podía ocurrir, creía estar preparada pero era falso, ahora lo sabía. Resolví un par de asuntos que no podían esperar y me dispuse a salir. 

Estuve a punto de ignorar la llamada antes de ver quién era. No podía hacerle esto. Tragué saliva para recuperar el aplomo y contesté.

—¿Sí?

—¿Carmen? ¿eres tú?

—Hola.

—No estás sola, ¿verdad? Te noto muy seria.

—Estoy… estoy reunida.

—Quería darte la noticia cuanto antes: El viernes llego a Madrid.

—¿El viernes? Había entendido que no volvías hasta final de mes.

—Parece que no te alegras.

—No es eso, es que… ando muy ocupada, lo más probable es que tenga que viajar, ya sabes, va con el cargo.

—¿Cuándo vuelves?

No estoy segura, dos, tres semanas, y enseguida nos iremos de vacaciones hasta septiembre.

—¿Estás cortando conmigo?

—Tengo que dejarte, hablamos a la vuelta.

—Al final resulta que tenía razón, nunca te enamores de una hetero, cuántas veces lo habré dicho y mira por donde la cagué; no sé cómo coño lograste que rompiera esta regla, pensaba que lo nuestro iba a ser diferente, lo parecía pero veo que no. En fin, has vivido tu aventura lésbica, supongo que es lo que te faltaba por probar, espero que al menos te lo hayas pasado bien.

—Irene, yo…

—Adiós, Carmen.

Había conseguido mantenerme entera. El ahogo que atenazaba mi pecho rompió los diques. No encontré lágrimas que verter, solo un vacío infinito. Renunciar a Irene era lo más honesto que había hecho en mucho tiempo, no podía contarle lo que estaba pasando y mucho menos las causas, no soportaría el desprecio. Recogí mis cosas y salí rumbo a la consulta de Ramiro.» (1)


—Yo… no podía verla, no podía decirle la verdad, estuve muy fría, le di largas y ella pensó…

—Que la estabas dejando.

—Que la hetero volvía al redil, y cortó conmigo. Tomé la mejor decisión, no podía hacer que cargara con una enferma, y luego, cuando supe que estaba embarazada, qué le iba a decir.

—La verdad.

—¿Qué verdad, que soy una prostituta? No, Mario, no lo entendería, es mejor dejarlo como está.

—Pero os queréis, mírame, os queréis; habrá alguna manera de explicarle por qué lo estás haciendo.

—Escucha: me he hecho a la idea de llevar una doble vida, la que debo simular con la familia, con los amigos y la empresa, en la que soy una persona, digamos, decente y otra bien distinta: prostituta, libre, con una sexualidad sin muchas barreras y que a ti y a mí nos satisface. Son dos vidas que no pueden comunicarse bajo ningún concepto. Irene no puede saber la verdad, nunca.

—¿Y Domenico?

—Domenico… no lo sé, ni siquiera sé si es cierto que vaya a volver, cuando suceda lo pensaré. No creo que pueda superar que yo me dedique a la prostitución.

—¿Entonces?

—Tampoco sería tan grave que lo ignorara.

—Hablas de mantenerlo en una mentira.

—No lo sé, estamos hablando a futuro. ¿Por qué no lo dejamos?

—Piénsate lo de Irene.

—No hay nada que pensar.

—No tienes por qué contarle tu faceta de puta, háblale del embarazo.

—Basta, por favor.

—¿Y Carlos?

—Sobre Carlos ya está todo dicho, lo hablamos en Sevilla largo y tendido después de que me contaras vuestra pelea callejera. La mujer que le amaba no existe, Mario, murió con la terapia de puta, o quizás era una ingenua y no sabía distinguir lo que sentía; en cualquier caso es pasado, olvídalo. Olvídalo. Voy a vestirme. Recoge esto. Por favor.

Se marchó tal vez para ocultar la tristeza que le descomponía el rostro, esa pena desmentía sus palabras. Irene, Carlos, dos personas a las que había renunciado y seguían vivas en su corazón.

Y en mi cabeza. No podía olvidar la declaración de amor que, rota de dolor, hizo en Semana Santa antes de que mi torpeza la destruyera: 


«—Ya no importa, ya nada importa, le he perdido ¿no te das cuenta? Le he perdido.

Ocultó el rostro en sus manos. La pena me traspasaba y me acerqué para abrazarla. Temblaba.

—¿Es amor? Pues sí, es amor Mario, es amor, ya lo he dicho. Pero a él no fui capaz de decirle que le amaba, es amor sí, es amor —repetía tragándose las lágrimas.

No puedo fallarle otra vez, he de sobreponerme, Carmen está rota y me necesita entero, fuerte; no puedo interpretar el papel de marido doliente, necesita al amigo.

Me tragué el nudo que atenazaba mi garganta.

—Shhh, shhh, vamos.

—¡No puedo Mario, no puedo más, qué estúpida he sido, debí decírselo, pero ahora ya…!

—Cálmate, por favor cálmate, alguna solución encontraremos.

—No hay solución, ¿es que no lo ves? se acabó.» (2)


Cuando volvió era ella de nuevo, alegre, distendida. Por cierto, las bragas rotas estaban en el cubo de la basura; la pequeña mentira cumplió el objetivo de evitar que yo saliera corriendo a por ellas y desviara una conversación bien encarrilada. Sorteó ágilmente un azote y reímos cuando la alcancé. Era ella de nuevo, mi niña, alegre, divertida; yo fingí haber dejado atrás la tormenta, fingí porque no soy capaz de pasar página con tanta facilidad.


Enfrentadas

Volvíamos de tomar el aperitivo y en la puerta de la villa nos encontramos a Mageli apoyada en un Rover azul oscuro hablando por teléfono; Mario detuvo el auto a su lado. 

—¿Podemos hablar? —dijo como toda respuesta a mi saludo. Bajé del Aston Martin, era evidente que no le agradaba vernos usándolo.

—Voy entrando. —dijo Mario y desapareció al volante del precioso coche. La invité a pasar y caminamos pausadamente por el sendero que conducía a la casa.

—Tú dirás.

Se detuvo.

—¿Te has acostado con mi marido? 

Se plantó frente a mí. De nada servía negarlo, había desconfiado desde el principio y ahora tocaba tener esta conversación sin que se nos fuese de las manos

—No lo pregunto, lo afirmo.

—¿Has hablado con él? Si no lo has hecho te recomiendo que lo hagas antes de seguir esta conversación.

—Yo decidiré cuándo hablo con Gerardo. Te lo pregunto a ti, señora ejecutiva de Tomás. —dijo con acusado sarcasmo.

—Sí, nos hemos acostado, pero insisto: deberíais hablar.

—Te conozco, sé quién eres y lo que eres: una puta de las que ese degenerado utiliza para arreglar sus chanchullos.

—No sabes nada.

—Sé lo que me han contado los amigos que me aprecian. Carmen, la favorita de Tomás, la última en llegar al grupo de prostitutas que mantiene para asegurar el cierre de sus negocios. Lo sé todo, que lo tienes fascinado y te has ganado su confianza. ¿Qué estáis haciendo aquí tú y tu marido?

Nos habíamos detenido a mitad de camino bajo la sombra de un tejo de inmensa copa. Le conté la verdad; Tomás había querido solucionarme unas vacaciones que, por diferentes motivos, se habían truncado. 

—Gerardo me conocía por una gestión que hice para arreglarle un problema con una reserva hace ya algún tiempo, fue suficiente aval para confirmarle lo que le dijo de mí cuando le pidió ayuda para solucionarnos las vacaciones: que soy su mano derecha, su persona de confianza; quedamos citados para hablar y fuimos los dos, mi marido y yo. En aquel encuentro nos ofreció otro chalet. 

—El de Fuente del Gallo, lo sé.

—Lo que debió de pasar es que habló con un amigo suyo, también socio de Tomás, probablemente le contó el favor que le había pedido y éste le dijo que nos conocíamos.

—¿Quién es? Dímelo, conozco a casi todos los amigotes de Gerardo.

—Marcos Peña. —Le cambió la cara.

—Marcos… ¿de qué lo conoces?

—Participé en la última negociación que mantuvieron.

—Te acostaste con él, ¿es eso?

—Acudí a una cena con Marcos, mi misión consistía en atenderle y que en todo momento estuviera cómodo y entretenido, durante…

—Cómo puede tener entretenido una mujer de tu clase a un hombre en un restaurante. No me lo digas.

Ignoré la afrenta y continué.

—Durante el café terminaron de cerrar los últimos detalles del acuerdo y, para celebrarlo, les acompañé a la suite del hotel donde se hospedaba, firmaron el contrato y se relajaron, tomamos una copa, bailamos y Tomás se marchó.

Entonces vi a Mario apoyado en un árbol a escasos metros, no sé cuánto llevaría escuchando. No quería que sufriera por el trato insultante de Mageli.

—Te dejó de regalo. ¿Se puede saber qué es lo que haces para que Tomás te considere tan importante?, ¿acaso influyes en las negociaciones aparte de exhibirte y dejarte manosear?

Encajé el golpe sin pestañear, estaba preparada.

—No es tan vulgar como lo presentas, ya te he dicho que soy psicóloga, tengo un doctorado y multitud de estudios especializados en universidades españolas y extranjeras, hablo varios idiomas y me desenvuelvo bien en diferentes terrenos para poder mantener una conversación fluida sobre arte, literatura, música, política..., lo que quieras. Mi trabajo es algo más complejo que dejarme manosear; participo en las negociaciones si me lo pide, en ese caso analizo los patrones de comunicación no verbal que se producen durante estos encuentros y le informo de las debilidades y fortalezas que observo para que pueda adaptar la estrategia de negociación de una manera óptima.

—Y te acuestas con ellos.

—Y me acuesto con ellos a veces, no siempre, no en todas las negociaciones. —Debía controlarme, esta mujer me estaba crispando.

—Como con mi marido.

—Te equivocas. Mi relación con Gerardo se ha limitado hasta ahora a un par de conversaciones telefónicas; ya te lo he dicho, le solucioné una incidencia, y de esto hace ya tiempo.

—Dónde, cuándo.

—En Oporto.

—En Oporto… —repitió pensativa—. Con quién, ¿con alguna de tus compañeras?

—No lo sé —mentí—, me limité a resolver el problema.

—No sé si creerte, ¿a qué viene que te ceda la villa, el deportivo y el barco? ¿A qué vino ese cambio si ya te había ofrecido el chalet de Fuente del Gallo? Comprenderás que resulta difícil aceptar tu palabra.

—Lo entiendo; deberías hablar con él.

—Deja a Gerardo en paz, estoy hablando contigo. Si vuestra relación se limita a una conversación telefónica, ¿cómo habéis acabado en la cama?

—No puedo —zanjé de una vez—, pregúntaselo.

—¿Tan avergonzada te sientes que no eres capaz de decírmelo a la cara?

Me dolía que Mario estuviera sufriendo por el acoso al que estaba siendo sometida, nunca le he dicho lo que le agradecí que se abstuviera de intervenir.

—No es una cuestión de vergüenza, sino de confidencialidad. En éste, como en otros casos, respeto la información que me confían mis… —estuve a punto de decir, «pacientes»—, clientes. Lo siento.

—Ya he hablado con Gerardo, no me vas a contar nada que no sepa.

No era verdad, dudaba mucho de que estuviera al tanto del acuerdo.

—Entonces, ¿a qué viene este interrogatorio? Ya está bien. —Se encaró conmigo y dijo esto que sonó a amenaza:

—Deja en paz a mi marido. No te atrevas a acercarte a él.

Golpe por golpe.

—Mañana mismo abandonaremos la villa.

—Eso espero.

Y se fue.

—Lo he escuchado.

Mario se acercó y me recogió en su hombro, estaba temblando de coraje; no sabía el tiempo que llevaría escuchando ni lo que habría podido oír.

—Nos vamos. Voy a hacer las maletas.

En absoluto silencio entramos y emprendimos la tarea de preparar la marcha, tenia una sensación de amargura que me impedía enlazar dos palabras.


FIN DE CAPÍTULO 


(1) Capítulo 166 Química, publicado en julio 2022


(2) Capítulo 107 Sexo, mentiras y lo que pudo ser, publicado 11 abril 2018






89 comentarios:

  1. Vaya regalazo. No he podido echarle mas que un vistazo porque estoy en el trabajo pero tiene una pinta brutal.
    Gracias por el esfuerzo, Mario. Muchas gracias, felices fiestas.

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  2. La conversación con Lorena aclara la primera version que quedó pendiente en el capítulo anterior, lo mismo que la masturbación de Carmen, vista esta vez por ella; qué diferente se ve desde los ojos de un mujer.
    La escena con Gerardo es salvaje, como domina, como atropella y sin embargo parece totalmente consentido por Carmen que disfruta como una enana. Y Mario tambien en una mezcla de placer y sufrimiento del que tanto habla en el diario, vaya mezcla dificil de digerir, al menos para mí.
    Y luego está la escena con la esposa. quiero suponer que la cosa se arreglará, no pueden jorobarse las vacacones a medias, no es lo que nos ha adelantado Mario en lgun comentario, ya vermeos como se arregla.

    Gracias, Mario por conseguir publicar antes de las navidades. Felices fiestas a todos.

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  3. Gracias a vosotros, me habéis empujado a dejar de marear la perdiz y publicar de una vez. Ahora voy a aparcar el diario unos dias y a dedicarme a quien tengo cerca en exclusiva y a la familia los dias mas señalados. y a los amigos, claro.

    Sed malos, es lo que toca estos días, bebed, comed y poneos como los romanos, ya habrá tiempo de vigilar el colesterol.

    Felices bacanales.
    Mario y compañía

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  4. Mario Carmen hoy me habías hecho dos regalos, uno este impresionante capítulo, el segundo a sido que Nadia y yo, hemos terminado haciendo el amor con una intensidad tal que no recordaba desde antes de que empezará la pandemia.

    Mira si a sido intenso que nos hemos caído de la cama, en primer momento nos hemos preocupado el uno por el otro, pero al ver que los dos estábamos bien, hemos estallado en una gran carcajada, después me ha mirado de una forma que ha hecho que mis lágrimas brotaran de mis ojos, terminando sobre sus manos que sujetaban mi rostro.

    Cuando me a preguntado porque lloraba, mi contestación a sido, que era muy feliz.

    Ahora hablando del capítulo, Gerardo y su mujer me parecen un par de imbéciles muy profundos, Gerardo se va a llevar una sorpresa que va a dejarle esa prepotencia a la altura del barro.

    Lo de su mujer es de traca, no es a Carmen a quien tiene que pedir explicaciones, sino a Gerardo que es el marido infiel.

    Me da que Gerardo quiere hacer la cama a Tomás y la va a salir rana.

    Por fin he entendido en este capítulo, que Carmen no quiere humillar a Mario, es parte del juego, parte del momento, solo complace el ego de su amante, pero Carmen ya a dejado claro que Gerardo es una polla con patas y que solo lo quiere para eso, Mario es lo que le importa y al que quiere a su lado.

    Mario con el tiempo me darás la razón o me demostraras que me equivoco, pero me da que Mario va a mover ficha para que Irene y Carmen tengan una conversación y porque no decirlo continuar con la relación que tenían.

    Me a gustado mucho Carmen, Gerardo será dios follando, pero no lo quiere en su vida, Mario es su compañero, su amor, su mejor amigo y nadie puede desbancardo de ese sitio, salvo el mismo claro.

    Mario, siempre he escuchado cosas despectivos hacia los maridos consentidores, pero demostráis mucha fortaleza, yo a Gerardo le hubiera metido la cabeza en la taza del water, pero me alegro que en una situación así demuestres más fortaleza que yo.

    Por último, deciros a todos que paséis una noche buena increible, comed bebed y tener cuidado en la carretera, quiero seguir conversando con todos vosotros.

    PD: Mario, Carmen gracias por todo lo que nos dais.

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  5. Mageli querida, tu marido es un crapula de manual, un picaflor, nadie folla tan bien si no lo hace asiduamente, seguramente contigo pasa como con Lorena que es más soso que comer pan sin sal.

    Tendrás que elegir, yo eligiria la dignidad aunque eso me costara la buena vida, llamame loco.

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  6. Gerardo no me gusta nada, presentarse en el chalé, con la escusa más ridícula del mundo, solo para humillar a Mario y demostrar quien manda, que necesidad había de eso, entiendo que Carmen no a defendido a Mario por el rol que tiene cada uno en la relación.

    Entiendo que Mario haya rechazado a Carmen, cuando a ido por la mañana a follar con el, no tiene que ser plato de buen gusto saber que tú mujer va a pensar en tu amante mientras folla contigo, por muy consentidor que seas.

    Las vacaciones no se van a acabar aquí, tengo claro que Gerardo no está dispuesto a renunciar a Carnen.

    Wiru, Mario vosotros tenéis experiencia en este mundo me gustaría mucho leer vuestra opinión, también el de los demas

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  7. Lo has vuelto a hacer, he vuelto ha leer el capítulo, me siento igual que cuando fumaba y me quedaba sin tabaco, me voy a construir una máquina del tiempo para saltar a los días que publiques los nuevos capitulos jajajaja.

    Joder después de la caída de al mediodía, tengo la espalda destrozada, y mañana cena en casa de los padres de Nadia, menuda noche me espera.

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  8. Revisando la publicación en TR me encuentro que, al salir Gerardo con la taza de café, se levanta una ventisca, casi un huracán, y yo, tanto revisar y no me había dado cuenta. Veréis; primero se pone el anillo delante del Mario protagonista y entonces éste dice que trata de darle a su relación un AIRE de normalidad. En el mismo párrafo insiste en que le da un AIRE de falsa camaradería y, dos párrafos más abajo, no puede decir lo que iba a decir, queda en el AIRE, porque… qué más da, el vendaval ya está servido.
    ¿No os lo dije? Me faltaban unos días.
    Me pongo con ello, ya me diréis si os gusta más la nueva versión, aunque en TR ya no hay quien la mueva.

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  9. Jajaja, ya te vale Mario, Mario con la intensidad de este capítulo, nadie se a fijado en los posibles fallos que tenga que seguro que no son muchos.

    No le des más vueltas al capitulo hombre, que te a quedado de diez, yo tengo mono de el siguiente capítulo, jajaja se que tengo mucha cara, pero de momento pedir es gratis.

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  10. Me alegro, Apasionado, de haber añadido un puntito de morbo a vuestra vida sexual, seguro que no lo necesitáis pero siempre viene bien. Lo único que lamento es lo del revolcón, en el sentido menos erótico del término. Si os quedan secuelas traúmáticas no me envíes al abogado reclamando una indemnización.
    Lo de los aires... no lo puedo evitar, me asaltan como avispas y si no lo corrijo no me iban a dejar dormir. ¿debería ir al psicólogo?

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    1. Jajaja, tengo la respalda mejor y menos mal, pues en la cena tener quecestar durante horas sentado iba a ser una tortura, pero como dicen sarna con gusto no pica

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  11. ¡Dios mío, qué cruz!, pensará la pobre Carmen, lo que debe de ser vivir con este hombre, todo el día repensando y corrigiendo cada cosa que hace. "Qué, ¿te has quedado satisfecha?, ¿ha estado bien el polvo?, yo creo que no, mejor lo repetimos".
    Bueno, visto así, tampoco está tan mal convivir con un perfeccionista.
    Felices fiestas, gentuza inmoral y revertida

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  12. Te lo perdono porque estamos en fiestas. Ale, cierro que nos vamos de comilona.
    Besos, abrazos y achuchones.

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  13. De todas maneras veo un enganche peligroso de Carmen con Gerardo, no se que tiene planeado Carmen y conociendo a Mario no sabremos nada hasta el final de las vacaciones, ¿verdad amigo?

    No se porque me da quecestas vacaciones fueron un punto de inflexión en la relación de Carmen y Mario, parece que buena, pues siguieron juntos.

    Jajaja, como se nota que hoy tengo fiesta, las chicas se han ido de compras de última hora y yo hasta que llegué la hora de la cena no tengo nada que hacer.

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  14. Mi último comentario por hoy, hay algo que me escama de Gerardo, cuando hablan Lorena y Carmen, Lorena se sorprende de lo que le cuenta Carmen.

    Con ella Gerardo estuvo bien, pero nada como para recordar, si eres tan bueno, porque con una si y con la otra no.

    Que intereses tiene Gerardo hacia Carmen, quiere usarla para sus negocios, como hace Tomás.

    Este capítulo me a dejado más preguntas que respuestas.

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  15. Mario disfruta de las fiestas y de las comilonas.

    El relato coincido con todos, es un regalazo.

    Y el final, me quedo con unas ganas tremendas de leer el siguiente relato. Si este lo trajo San Nicolás, en reyes tendremos tres, uno por Melchor, otro por Gaspar y sin olvidarnos del de Baltasar, estoy seguro que los lectores republicanos en este punto piensan como yo.

    En este relato, por una parte me alegra que la mujer de Gerardo apareciera, ya que aumenta las posibilidades del relato. La primera, se acaban las vacaciones y se deshacen de Gerardo. Confieso que no me gusta ya que entre otras cosas no respeta lo acordado. También sería interesante, si se quedan ver el cambio en el acuerdo y lo que ya seria rizar el rizo, que Mageli se divierta con Mario, no creo que a Gerardo le guste el papel de cornudo.

    Mario en el relato, deja una apreciación que aunque no sea real, yo comparto y es que Carmen aparentemente no tiene remordimientos por los cadáveres que deja en el camino. Por lo menos en el caso de Irene, se merece la sinceridad que Carmen exige a Mario.

    Disfrutar de las fiestas

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  16. Que aproveche, Mario.
    Si corriges el relato, por favor, háznolo saber.
    Me gusta guardarlos en formato de texto. Los colecciono como es de esperar.
    No he leido aún este último capítulo. Cuando lo haga, Apasionado, de doy mi parecer desde el punto de vista cornudo que podamos tener Mario y yo.
    Saludos y feliz Noche Buena.

    Wiru

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  17. Bruto.
    A los creyentes feliz navidad y a herejes y descreídos felices fiestas.
    Ya comentaré el capítulo, pero hoy estamos a lo que estamos.

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  18. Feliz Navidad. Gracias es un placer leer el Diario.

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  19. Que resacon tengo, la madre que me pario, tengo un picapedrero en la cabeza jajajaja.

    Feliz Navidad a todos.

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  20. Ayer mi cuñada me preguntó antes de la cena, que era lo que más me hubiera molestado a mí del capítulo si fuera Mario.

    Le dije que la falta de intimidad, se supone que Carmen había llegado a un acuerdo con Gerardo, ella folla con el dos días a la semana y el resto del tiempo la casa, el coche y el barco serían para nosotros sin intromisiones por su parte.

    De repente veo que eso no es así, el tío aparece con una escusa ridícula saltándose el acuerdo, viendo que le a salido bien, está claro que a partir de ahora se pasará cuando quiera, eso significa que no podré hacer planes con Carmen, porque una vez aparezca Gerardo los planes se irán al garete.

    Si eso no fuera suficiente, después aparece Magali la mujer de Gerardo echa una furia con la intención de que nos vayamos.

    Esa casa de repente se a convertido en un hotel, que me queda a mi, una casa en la que ya no estoy cómodo, un coche que no voy a poder utilizar, porque si no la mujer se va a cabrear.

    Mis veneficios en estas vacaciones se han esfumado, vale que sea un consentidor, pero no por eso tengo que tragar con todo y agachar la cabeza.

    Me paso todo el año trabajando y llegan unas vacaciones que han dejado de serlo, Carmen cada vez follara más con el y menos conmigo, no me quejo, sabía a lo que me exponía y lo acepte, pero que menos que poder pasar el tiempo que de me prometió con Carmen.

    Le dije a mi cuñada, imaginte que una de esas noches que Carmen se va con su amante, yo estoy tranquilo leiendo un libro y aparece la esposa echa una furia porque yo sigo allí, cuando me dijo que me fuera.

    La respuesta de mi cuñada no tuvo desperdicio, pues te la follas me dijo.
    Después apuntillo con un seguro que su marido la tiene desatendida e insatisfecha.

    Creo que es una situación que no se va a dar, Magali vive muy bien y no la veo poniendo eso en peligro por ponerle los cuernos a su marido.

    No se que pensáis vosotros, si yo fuera Mario me iría a un hotel, con SPA, para que me quitaran el estrés.

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  21. Mis queridos y admirados Carmen y Mario.

    Primero desearos unas felices fiestas y así, levantando mi copa imaginaria brindar por todos los amigos del Diario pero muy especialmente por vosotros.

    Como siempre, el último capítulo me ha parecido maravilloso. Eso ya es como una enfermedad crónica y seguro que lo seguirá siendo así hasta el final del libro de vuestra vida. Historia apasionante y adictiva, a la que siempre hay que ponerle algún pero, jjj…

    Ya sé que me repito mucho pero claro, estamos hablando de una historia que se alarga mucho en el tiempo y a la que aportamos más o menos comentarios pero que por muy pocos que puedan ser, después de quince años, son muchas las veces que podemos repetirnos en nuestros planteamientos.

    Las descripciones de los momentos íntimos, me estoy refiriendo al tema sexual, aunque sean preciosas y treméndamente reveladoras pienso que son EXCESIVAS y que ello conlleva que el mensaje que pueda querer trasmitirnos el autor se camufla u oculta dando pie a una equívoca lectura.

    Por otra parte, al leer el último capítulo ha habido un momento que me ha desconcertado mucho:

    -Gerardo quiere humillar a Tomás y ella lo corta de raíz.
    -Gerardo quiere humillar a Mario cuando lo llama cornudo y, sin embargo, ella se lo permite y lo alienta ( cornudo: dicho de una persona, especialmente de un marido, que es objeto de infidelidad por parte de su pareja).

    Mario, pregúntale a Carmen por qué lo hizo.

    C

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    1. Para mi seria consentidor, Mario sabe lo que va a pasar y lo acepta, un cornudo es cuando no sabe que su pareja le es infiel.

      Carmen lo sabe y lo acepta, por eso le dice que ella no quiere a Gerardo en su vida, siempre nos fijamos en Mario, pero estoy seguro que la mayoría de amantes tiene una opinión horrible de ella.

      Cosa que me parece de un cinismo superlativo, que un hombre que engaña a su mujer y se enorgullece de ello, se crea con derecho a juzgazgar a Carmen.

      Amigo, Carmen y Mario están jugando a un juego que yo no entiendo, pero lo que si entiendo es que les proporciona un gran placer, ese es su objetivo y mientras lo logren, yo me alegraré por ello.
      A mi también me costó entenderlo, pero Mario es un consentidor porque el quiere serlo, Carmen no lo defiende porque es una realidad.

      Ella ya lo dice, lo que piense de nosotros no nos tiene que importar, Gerardo de Mario piensa que es un cornudo y se mofa.

      Nos hemos puesto a pensar que piensa un hombre como Gerardo de Carmen, estoy seguro de que sale mucho peor parada que Mario a ojos de Gerardo.

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    2. Esto me pasa por escribir el comentario mientras estoy mirando el plano del curro, jajaja.

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    3. ¿Eres tu Cristina?, llevaba tiempo preguntándome quien era el famoso/a C, perdoname soy un zoquete, me alegro de verte por aquí comentando.

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  22. Excelente relato, les deseo lo mejor de lo mejor en esta navidad, y que se extienda a todas sus familias que leen este buenísimo relato.
    Vrespecto al relato, me parece que Gerardo se pasa de lanza al no cómplice con el acuerdo, poniendo un ridículo pretexto para estar nuevamente con Carmen, y de paso tratar de minimizar y poner en ridículo a Mario, no entiendo a qué juega Carmen al no defender más fervientemente a Mario, y tratar de que no se burle Gerardo de Mario.
    y la visita de Magali en dónde Carmen no puede o no quiere enfrentarse, y supuestamente deciden retirarse de la casa, creo que Gerardo intervendrá.
    No creo que Gerardo deje pasar lo de dejar de coger con Carmen, y concuerdo con apasionado que Gerardo quiere a Carmen para que haga lo mismo que con Tomás, al tiempo,
    Espero para reyes seguir la continuación de las vacaciones. Un abrazo a Mario y Carmen

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    1. Yo creo que Magali a hablado más de la cuenta, Carmen a sido muy cautelosa no revelando nada importante de los negocios de Tomás.

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  23. Hola, Cris.
    Supongo que lo de las escenas de sexo es lo de siempre, te pones a escribir, a retocar a poner en común y se te va la mano. Digo yo.
    En cuanto a la diferencia de trato que ves en Carmen con respecto a Tomás y Mario a mí me parece que ya lo explica en el texto. "A Tomás, ¿ni tocarlo?" le pregunta Mario tan extrañado como tú estás ahora. Y ella le contesta: "A Tomás lo estaba insultando, a ti, no".
    Si me pongo en el lugar de Carmen , después de haber leído todo lo que se han dicho en tantas ocasiones como, por ejemplo, en semana santa en la casa de la sierra sobre lo que significa ser cornudo y ser puta dentro de su relación, entiendo esa contestación sin muchas dudas. Gerardo quiere humillar a los dos, a Tomás y a Mario, pero para Carmen, creo yo, al único que humilla es a Tomás. por eso se revuelve. Para ella, que llame cornudo a su amor no es más que lo que le toca hacer como el peón que es en el juego que se traen ellos dos, con Gerardo, con el patrón, con Candela y con quien quiera entrar a jugar con ellos porque ¿sabes?, todos acabarán pasando pero ellos dos seguirán. Al menos eso es lo que dice la historia. Pero qué sabré yo.
    Besitos, Cris,
    felices fiestas a todos.

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  24. Qué sabré yo dice. Lo que hay que oír o leer.

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  25. Querida, Divagante, me encanta tu participación en el Diario. Tus comentarios son vivos y estimulantes aunque no siempre tenga que estar de acuerdo contigo.

    Como decía en mi comentario anterior Carmen hace una diferencia significativa en su comportamiento al defender a dos hombres: Tomás como amigo y participe de sus aventuras o estudios de campo, aquellos que terminan por crear una filosofía de vida en busca del amor y de la felicidad, y Mario como la pareja que le acompaña y le da sentido a su vida (en esa filosofía de vida Mario permanecerá eternamente, O NO, y Tomás pasará en cualquier momento, O NO).

    A Tomás ni tocarlo, ¿por qué? Vuelvo a repetir. Tomás también es humano, no es un Dios, es una persona de carne y hueso. No se toca al padre, al hijo, a tu marido dependiendo de muchas cosas, pero a Tomás, por qué no?

    El libro de la vida de nuestros personajes se llama DIARIO DE UN CONSENTIDOR, si Mario hubiera querido darle otro sentido, le llamaría DIARIO DE UN CORNUDO. Pero no lo hace, Mario puede tener claras todas las cosas del mundo, puede aceptar, con satisfacción, todo lo imaginado y más si cabe, pero lo que está haciendo Gerardo, en ese momento, es FRENTE A CARMEN, no frente a MARIO, y es HUMILLAR A LOS DOS HOMBRES con los que se compara en ese momento puesto que se siente superior.

    A Tomás lo toma como dueño de Carmen e intenta humillarlo haciéndole ver a ella que él puede conseguir lo que se proponga, incluso a su buque insignia, incluso a él, si quisiera, pero ¿qué sentido tiene HUMILLAR a Mario si no está presente y qué sentido tiene que ella no sea capaz de diferenciar los momentos que se están viviendo cuando Mario ni se enterará, salvo que ella se lo diga? Salvo que quiera humillar a Carmen, eso es otra posibilidad.

    No, honestamente, siendo consciente de que estaré equivocada, considero que ella ahí no supo estar en su lugar, en ese momento con la misma contundencia con la que defendió a su amigo, con más aun debería de haberlo hecho con su marido, y sin embargo, ella también entró en el juego de Gerardo para dejar a Mario como una mierda.

    FELICES FIESTAS, DIVAGENTE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    C

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  26. Ahora que estoy en la hora de comer aprovecho, yo sigo en mis trece, nos falta el plano completo, no sabemos nada del plan de Carmen, Carmen se a encoñado con Gerardo, este la a sorprendido y ella está encantada.

    Como ya dije en un comentario anterior, Gerardo me escama, si un tío folla bien, folla bien siempre, algo me dice que su intención es quedarse con Carmen en detrimento de Tomás.

    Será Carmen capaz de superar el enganche que tiene con Gerardo, dudo que traicione a Tomás, además a dejado claro que no dejaría a Mario por el, pero y si Gerardo decidiera mudarse al chalé para poder disponer de Carmen cuando el le apetezca.

    Mario lo consentira, ya lo dije en un comentario, una persona puede ser consentidora, pero no tiene porque tragar con todo y agachar la cabeza, veo a Mario muy parado en ese aspecto.

    Creo que tiene derecho a pararle los pies a Gerado, pues este se cree el dueño de ella y ese no fue lo acordado.

    Gerardo es como el caballo de Atila, que por donde pasa no vuelve a crecer la hierba.

    Voya terminar de comer que se me enfría la comida, un abrazo muy fuerte a todos/as.

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  27. Muchas gracias, Mario sigue siendo la mejor historia que he leido

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  28. Acabo de llegar a casa del curro, que largo se me a echo el dia ostias.

    Los comentarios de Divagante y Cristina me han parecido muy interesantes, que os parece si hacemos un What if.

    Que pasaría si esa es la intención de Gerardo, quedarse con Carmen, que Mario tenga que volver solo y Tomás tenga que ver como pierde a su buque insignia como dice Cristina.

    Una mujer como Lorena tiene suficiente experiencia en el sexo como para diferenciar a un tío que folla bien, pero sin más y otro que es un dios follando, Gerardo le pareció uno olvidarse.

    Sin embargo con Carmen parece un dios que la tiene totalmente enganchada, ¿creéis que Carmen puede sucumbir?, Mario ya le ha advertido que se está encoñando con el, ella dice que lo tiene todo controlado, ¿creéis que es así?

    Cuando vuelvan a Madrid Carmen podrá conformarse con lo que tiene en casa, Carmen ya a dejado claro incluso a Mario que Gerardo juega en otra liga y que el no le llega ni a la suela de los zapatos.

    ¿Creéis que Gerardo se puede llevar el gato al agua?

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  29. Que trabajito cuesta entender que Mario NO se siente humillado y que carmen NO intenta humillarlo, ¿tan dificil es de entender? Mas claro no lo ha podido dejar, a Tomás lo estaba insutando y a Mario no porque para ellos, que un juguete sexual como Gerardo le llame cornudo es irrelevante, pero que se lo llame a Tomás no. Parece bastante sencillo, creo yo. Otra cosa es que lo compartamos, ahi no entro ni digo mi opinión.

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  30. Como he dicho, la única conclusión que saco yo de esto, es que Gerardo se quiere quedar con Carmen, o que está espíe a Tomás para el.

    La verdad es que Mario está muy tranquilo, pero si algo me a enseñado la vida es que un exceso de confianza no trae nada bueno.

    Gerardo ha echo experimentar a Carmen algo nuevo, tal vez eso podría cambiar las tornas y los planes de Carmen, hablo en plan ipotesis, porque no tengo ni idea por donde nos saldrá nuestro querido anfitrión.

    Lo que si tengo claro es que Gerardo no es trigo limpio y que va a por Tomas, que Carmen y Gerardo se hayan encontrado no es casualidad, si yo fuera Carmen, me andaría con cuidado.

    De todas maneras no os parece que la casa, el coche y el barco es mucho pago por cuatro noches de sexo como pactaron al principio.

    Esto me huele a trampa que tira de espaldas, necesito más información.

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  31. Volví a releer, porque me quede con dudas, y siento que Carmen esta mucho mas involucrada con Gerardo aunque no quiera reconocerlo, aquí un extracto "Joder! Nos incorporamos y, sin poder controlarme, lo abracé y le comí la boca desesperada, porque sentí una corriente de agradecimiento que me hacía volcarme en Gerardo, abrazarlo y besarlo sin medida. Calma, nena, ¿qué te pasa? No sé a qué fue debido aquel arranque emocional, llevaba un rato en sus brazos y lo noté incómodo, recuperé la compostura, me subí el short para contener la riada, él se la limpió con papel de cocina; si no hubiera estado Mario esperando se lo habría hecho con la boca, Dios, cómo me apetecía, pero entonces nos habríamos enredado."
    Gerardo se incomoda porque Carmen se pone melosa, no quiere separarse, hay ya algún sentimiento y Gerardo lo intuye.
    Carmen esta jugando a un juego que se le puede salir de las manos, y Mario se lo ha estado diciendo aunque Carmen no lo quiere ver así, o es realmente que Carmen si tiene todo bajo control, aunque la calentura le pude mucho, y sabiendo que Gerardo juega en otra liga.
    O se siente protegida por Tomas y el la podrá sacar de ese enrollo.
    Espero Mario no tarde mucho en sacarnos de este rompedero de cabezas.
    De momento feliz año a todos los lectores de este extraordinario relato.

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  32. Hola a todos, felices fiestas.
    La clave está en Maquiavelo, estoy segura, Carmen o Mario lo mencionaron en el capítulo anterior y vuelve a aparecer en este. Le estuve dando vueltas porque nos está queriendo decir algo y tengo una teoría pero me gustaria saber si alguien más está pensando lo mismo que yo.

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    1. Yo Mia, una pista es esa, otra pista cuando le dice la facilidad que tiene para dejar a tras a los amantes.

      Otra teoría es que Carmen esté ahora mismo con Gerardo para ayudar a Tomás a eliminar a la competencia, me gustaría saber tu teoría querida amiga.

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  33. Que bien se esta de vacaciones, hasta despues de reyes no curro, y despues me pegara un bajonazo dela leche.
    Mia, no ha sido en el anterior sino en el anterior al anterior donde se habla de maquiavelo. Me huele que carmen está preparando una jugada a tres bandas manejando a gerardo y a santos, es lo que a mi me parece, lo que no se es lo que pretende, hasta ahí no llego. Que es pelin retorcida y maquiavélica eso lo tenemos claro mario, yo y Diva, sobre todo Diva. pero que sabré yo. jua, jua, jua.

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  34. Vosotros tenéis información privilegiada, los demás aquí haciendo hipótesis, la madre que me pario, si antes tenía curiosidad ahora no existe ninguna palabra que explique como me siento.

    Jajaja, me lo tomo con humor.

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  35. Coincido con dosoctavas. Creo que Carmen está montando una jugada maestra a tres bandas como dice dosoctavas. no digo más, dejemos que sea mario quien lo desvele a ver si acertamos o nos estamos montando una película.

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    1. Puedo entender lo de Gerardo, pero Santos, es un trabajador de Gerardo, no veo que veneficio puede sacar Carmen involucrando a Santos, a no ser que consiga sacarle información.

      No queda otra que tener paciencia.

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  36. Me falta información y tengo tantas hipótesis como para escribir un relato nueve jajaja.

    Que Carmen tiene un plan a quedado claro, pero que Gerarlo la a sorprendido mostrándose como un amante superior también es un hecho.

    Los dos tienen un plan, veremos quien es más fuerte y se lleva el gato al agua, de mientras Maruo se compre una armadura por si Magali vuelve a comprobar que se han ido de verdad.

    Mario tu si que eres Maquiavelo, que nos tienes sin uñas, lo peor que mínimo hasta marzo no tendremos el puzle completo, a mi me da algo jajaja.

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  37. He quedado a comer con mi amigo, el marido consentidor, hemos hablado del capítulo y me a dicho una frase que me a gustado mucho, no humilla el que quiere, sino el que puede.

    A comentado que la escena en la que Gerardo se sienta con Mario después de follar con Carmen es humillante, pero me a dicho que siendo un consentidor se ve desde otro prisma.

    También me a dicho que el que está haciendo el ridículo es Gerardo, pues está intentando humillar a Mario cuando el a usado una excusa totalmente ridícula para poder follarse a Carmen.

    Si tan amo es que hubiera ido y se hubiera follado a Carmen ahí mismo delante de Mario, pero se a escondido en la cocina, Mario no se a escondido.

    Me a comentado que a conocido muchos Gerardos es su matrimonio, hombres convencidos que la mujer les eligiria a ellos humillando totalmente al marido.

    Llegado el momento se terminan dando de bruces con la realidad, que el no han sido más que un juguete más en la vida del matrimonio, algunos lo aceptan y otros se lo toman a mal, porque no entienden como la esposa vuelve a elegir a un hombre que ellos desprecian y creen que es un fracasado, por encima de él que es un hombre de verdad.

    Me a hablado con tal seguridad, esta tan seguro de su matrimonio que se me han puesto los pelos de punta, también me a dicho que Carmen y Mario deberían poner líneas rojas infranqueables, en esta vida nada es seguro y todas las precauciones son pocas.


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  38. Mientras venía en el tren de vuelta a casa he leído el capítulo donde Carmen le dice a Tomás él trato al que a llegado con Gerardo, Tomás pierde los estribos es la primera vez que se pone así.

    La advertencia que le hace a Carmen sobre que Gerardo juega a ganar es clara, incluso cuando le dice a Carmen que le diga a Mario que ella le pertenece, lo interpretó como un estallido de celos, pero no hacia Mario, Tomás sabe que Mario no es una amenaza para su negocio y la relación especial que lleva con Carmen.

    Los celos son hacia Gerardo, después ves el comportamiento de Gerardo y te das cuenta que esta hechando toda la carne en el asador, quiere utilizar a Carmen para derrotar a Tomás.

    Como me alegra ser un currela que su mayor preocupación es llegar a final de mes.

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  39. Apasionado, quedé en decirte desde mi punto de vista cornudo tras leer este capítulo:
    Jamás me sentí humillado por mis corneadores. Al revés, y ya que no me va la sumisión, creo que juego en el mismo equipo que Mario.
    Gozábamos ambos con el control sobre dichos amantes. Trás su aventura de una noche o unos meses, mi mujer siempre volvía conmigo, sin faltar más que alguna noche puntual a dormir.
    Aunque fuera de madrugada.
    Un saludo.

    Wiru

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  40. Os admiro de verdad, yo estando sentado al lado de Gerardo después de que se hubiera follado a Carmen le hubiera undido el puño en la cara.

    Sin embargo vosotros estáis tranquilos, mi amigo es igual y eso que tiene más carácter que yo, me alegro que una tarde del 2007 aburrido en casa empecé a buscar relatos y di con el diario, me está dando una perspectiva distinta del amor y del sexo, que no comparto, pero que respeto cada día más.

    Un saludo para ti también Wiru.

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  41. Gracias Apasionado.
    De verdad que no sabes qué veneno o qué droga es esto.
    Wiru

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  42. Jajaja, mientras seáis felices, todo está bien.

    Un abrazo amigo.

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  43. Jajajaja lo que es una droga es el diario, pedí una máquina del tiempo y recibí unos calcetines y dos camisas nuevas, me quedan de cine, pero no me van a ayudar a leer el siguiente capítulo más rápido jajaja.

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  44. —Todo a su tiempo, cariño, lo verás encajar como un puzzle. Cuando volvamos a Madrid, Gerardo ya será historia.

    Esta es la frase, que tendrá planeado Carmen, hacia mucho tiempo que un relato me causaba tanta curiosidad.

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  45. Mario, ¿has corregido ya este capítulo en el blog como pretendías?
    Gracias

    Wiru

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    1. Tengo localizadas un par de cositas, pero hasta después de año nuevo no voy a hacer nada.

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  46. Se acaba el año y aprovecho para contaros cómo va la cosa.
    El 173 está en reposo; nada mejor que tomar distancia para volver a leerlo con una mirada fresca. Mientras tanto, el 174 y el 175 están sobre la mesa; probablemente éste último termine desgajándose en dos, lo que daría lugar al capítulo final de la historia del verano en Conil. Para entonces, Apasionado, podrás desplegar tu mapa y contrastar las ideas que te has ido haciendo. Ya nos contarás.
    Feliz entrada y salida de año a todos.

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  47. Jajaja, si, si, solo me a faltado pensar que Mario y Carmen trabajan de espías jajaja.

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  48. Hay una cosa en la que yo no estoy de acuerdo con Carmen, Gerardo no es una buena persona, esta muy lejos de serlo y si tiene que pisar a Mario para conseguir lo que quiere no le va a temblar el pulso.

    Gerardo quiere a Carmen, mas bien quiere quitarsela a Tomas, otra cosa que tengo claro que como pareja no la quiere.

    Carmen está convencida de poder derrotarle, pero yo no lo tengo tan claro, Gerardo es un Domenico con más años, más experiencia y muchísima más malicia.

    Creo que Gerardo también a encontrado el punto devil de Carmen y se está esperando en utilizarlo contra ella.

    La a conseguido sorprender, no se como acabarán las vacaciones, yo hasta no leer el último capítulo de las vacaciones no tendre nada claro.

    No se que pensáis vosotros.

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  49. Gracias Mario.
    Por favor, avisa cuando lo corrijas para releerlo y añadirlo como definitivo a mi coleción en formato Word.
    En TR quizás pudieras "subirlo" de nuevo como "Capítulo 172 corregido" ¿no? aunque dijeras mas arriba que lo subido que "ya no hay quien lo mueva".
    Feliz Noche Vieja y entrada de año.
    Que lo paseis muy bien solos o en compañía ;-)

    Y felicidades a todos los lectores del Diario.
    Wiru

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  50. Otra cosa que me pregunto es que va a hacer ahora Gerardo, su mujer a sido clara, fuera de esta casa.

    Gerardo no es un amante de Carmen, sino un cliente, este le propuso el casoplon, el deportivo y el barco como pago por sus servicios.

    Ahora que no pueden usar ninguno de los tres, porque dudo que Gerardo arriesgue su matrimonio por dos semanas de sexo, yo no me conformaría con menos de lo prometido, si ahora no puede igualar el pago se queda sin follar.

    Esta claro que no volverán a Madrid tan pronto, pero espero que Carmen no acepte minucias por muchas ganas tenga de follar con el.

    ¿Que opináis?

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  51. Hoy he ido a desayunar con mi mejor amiga Isabella, por fin se a puesto al día con el diario, esta más enganchada que yo, hemos hablado de hipotesis que tenemos de los capítulos que faltan para terminar las vacaciones.

    Le he dicho que yo apuesto a que antes de terminar las vacaciones, Gerardo le hará una oferta para trabajar con el, cuando me ha preguntado por qué, le he dicho que Gerardo se esta esmerando mucho demostrando que no tiene rival en la cama, creo que jugará esa baza.

    Después Isabella me a preguntado si creo que Carmen aceptará, yo le he dicho que después de 172 episodios
    Creo que le dirá que no.

    Carmen sabe que si hace eso destrozara a Mario después de la conversacion que tuvieron sobre su ex mujer, además de que dejaría en la estacada a Tomás, tal vez el Tomás amigo podría perdonarla, pero el Tomás hombre de negocios estoy seguro de que no.

    También le he dicho que certeza no tengo, las únicas certezas que tengo con un relato, son cuando los escribo yo.

    Carmen quiere follarse, a Santos, para que eso suceda seguramente Carmen tendrá que pagar un precio, así que todo podría pasar.

    Feliz año a todos y espero que paséis una buena noche y que seáis muy felices.

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  52. Feliz año nuevo, que la guerra Biden - Putin termine de una vez y nos deje a Europa lo menos deteriorada posible.
    Nos vemos el año que viene, sed felices.

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  53. Otra vez de resacon, si es que no aprendo, pasad un buen día de año nuevo.

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    1. Otra vez de resacon, si es que no aprendo, pasad un buen día de año nuevo.

      Vuelvo a escribirlo, novse porque el anterior a salido como anónimo.

      Cosas de la informática.

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  54. ¿Mario, tienes algo preparado para reyes?, si hace falta te escribo una carta jajajaja.

    Joder cada vez que me rio, me duele todo.

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    1. Como ya comenté, me he tomado unos días libres, en todos los sentidos. Quiero decir que tambien he dejado aparcado el diario y estoy dedicado a familia, amigos y pareja. Como debe ser. No obstante, a ratos perdidos, retoco, corrigo, apunto ideas... Pero no contéis con nada para reyes, al menos por nuestra parte.

      Pasadlo bien,
      Mario

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    2. Son días complicados, esperaré con paciencia y ganas al capitulo 173, siempre es un placer.

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  55. A propósito: como ya anuncié, el 175 ha terminado por desgajarse en dos. Era inevitable.

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  56. Te entiendo perfectamente Mario, yo tengo un nuevo relato en mente,pero entre cenas y comidas familiares, sumando a esto el trabajo, no he tenido tiempo para nada.

    A ver si consigo sacar tiempo esta semana y empiezo.

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  57. Bruto.
    Buenas tardes, pues yo en la carta ya había puesto un capítulo nuevo.
    Como esto siga así voy a creerme que los reyes no existen, salvo el emérito claro.

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    1. Mario te veo la noche de reyes repartiendo carbón jajajaja

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  58. 176 significa, si no calculo mal, que nos vamos a marzo y no nos has dicho que con ese capítulo acabes la serie del verano. Voy bien o me equivoco?

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  59. Según dijo Mario, el capítulo 175 era el último del las vacaciones, como será dividido en dos, el 176 debería ser el ultimo.

    A ver que nos dice nuestro querido anfitrión.

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  60. Donde dije digo....
    Que la semilla del final del veraneo estaba en el 175 y ahora está en el 176 es indiscutible. Ahora, lo que pueda suceder con ese capítulo si le da por engordar, cualquiera sabe.

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  61. Jajaja, se nos están poniendo los dientes largos, yo he empezado esta semana a correr después del curro, para bajar esos quilitos de más de estas fiestas, me podría llevar el capítulo conmigo, para que mantenga la figura.

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  62. He aprovechado que tengo un par de dias libres para volver a leer el capítulo y es curioso que cada ves encuentras matices nuevos.
    Carmen sufre por las pérdidas que va dejando por el camino. Carlos, Irene, posiblemente Doménico, lo que tiene clarisimo es que su nueva etapa como scort es incompatible con esas personas y con su familia, pero le duele y se lee entre lineas ese dolor. No creo que vuelva a aparecer Irene ni Carlos. Carmen es fuerte y sabe que no que no quiere hacerles daño aunque sea a costa de su renuncia.

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    1. No se Lucía, no puedo dejar de pensar que Mario no lo va a dejar asi, seguro que termine interviniendo para que Irene y Carmen hablen, sabemos que en el futuro tienen contacto con Domenico y el nombre de Carlos aparece lo suficiente como para no ser una casualidad.

      Carmen ya lo a dicho, no será escort eternamente, ya conocemos a Mario, el cree que Carmen debería hablar con Irene, también sabemos que Mario no se suele estarse quieto cuando algo le entra entre ceja y ceja.

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  63. Los reyes han venido por adelantado. Un buen amigo de Euskadi al que veo de uvas a peras me ha regalado una estancia de fin de semana en un pueblecito perdido del país vasco francés. Lo vamos a disfrutar porque con él siempre es una delicia. Ya os contaré. O no.

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    1. El país Vasco francés es muy bonito, seguro que te gustara, pásalo bien y disfruta.

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  64. Ay Diva, vas a hacer que suenen los Rodriguez otra vez, que mala eres.

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  65. Algunos comentan que Carmen no tiene límites, que Mario es humillado, lo que no se esta tomando en cuenta es, aunque nosotros llevemos desde el 2007 siguiendo la vida de Mario y Carmen, en el punto de la historia en la que estamos. Mario y Carmen son unos principiantes en esa nueva forma de vida que han decidido llevar.

    Carmen se está dejando llevar por todo lo que siente y la mayoría de las veces Mario va a remolque, en esta vida nadie nace sabiendo, todo lleva su aprendizaje y eso requiere tiempo.

    Veremos como transcurren estas vacaciones y las lecciones que cada uno saca de esta experiencia.

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  66. Aprovecho que están todos de compras para escuchar a Cat Stevens con un Jack Daniels a mano y dedicarme a dar un repaso al próximo capítulo.

    Estoy en la fase dar cera, pulir cera, es decir: corrección, corte y revisión. Para aquellos interesados diré que el relato tiene una longitud de 6.942 palabras, equivalente a dieciséis páginas y una duración estimada de treinta y ocho minutos. Entre los procesos de corrección que sigo está el control de frecuencia de uso de palabras; por ejemplo, he encontrado que la conjunción «que» aparece 271 veces lo cual supone una frecuencia de f= 4,27 Y el pronombre «me» aparece 156 con un f=2,44. En ambos casos mi trabajo consiste en reducirlos por debajo de f=2.

    ¿Qué significa esto? Que la redacción del texto no es buena y los esfuerzos que emplee en reducir la repetición de palabras mejorará sensiblemente la calidad, es decir: no se trata de cumplir fríamente unos baremos sino que estos baremos ayudan a detectar los vicios de escritura y elevan la calidad final.

    ¿Merece la pena el tiempo y el esfuerzo? A mí, sí; disfruto como un enano.

    Que los reyes os sean leves,
    Mario

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    1. Bruto.
      Supongo que Father and Son, por cierto gracias por la recomendación, por ella me volví a oír a Alameda, no hacía años ni nada, en pago te voy a recomendar que pruebes un DYC 8 con hielo, te sorprenderá y hay que fomentar lo nacional.

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  67. Jajaja, ya te vale usas matemáticas para escribir los relatos, el relato es tuyo y tu lo conoces mejor que ninguno de nosotros.

    Si algo he aprendido es que cada capítulo necesita su ritmo, publícalo cuando tu estés satisfecho.

    PD: la factura de las uñas nuevas te la pasaré a ti jajajaja.

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  68. Bruto.
    Bueno pues entonces hay reyes o no, que alguno ha sido muy bueno, yo gracias a Dios no.
    Quería comentar el capítulo, pero no consigo tranquilidad para hacerlo, aún así no quiero que se me escape, si yo oigo a mi mujer un comentario como el de Carmen, no se me levanta en una década, tirando por lo bajo.
    Y a luego el maquiavelismo, todos sabemos que si la ponen un poco pierde los papeles y hacen con ella lo que quieren.
    Son dos reflexiones a vuela pluma, pero no quería que se me escapasen.
    Y tómate tú tiempo, lo vas a hacer igual.

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    1. Yo espero de verdad que Carmen tenga un plan, Gerardo va a machete a por Tomás, es la sensación que me dio en el último capítulo.

      Fue directo a por Carmen, le ofrece la joya de la corona, pero como dice Carmen a encontrado su punto devil.

      Lo malo que asta marzo no sabremos el final.

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  69. Me aburoooo.

    Las chicas han salido de compras de última hora, estoy solo en casa y no encuentro una película que me entretenga.

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  70. Bufff, puto roscón de reyes, me he levantado con un ardor de estómago de la ostia, eso me pasa por glotón.

    Espero que os hayan regalado muchas cosas.

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  71. Que ocurrirá en el siguiente capítulo, se marcharán o Gerardo convencerá a Carmen para que se quede.

    Estoy intrigado.

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