Parking delator
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Una visita al Niemeyer y la alarma de una app son los ingredientes para cocinar un relato veraniego.
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«Tu sesión de estacionamiento caduca en media hora».
Un aviso en el móvil de Jaime me saca de la modorra tras la brutal follada matinal. Qué bestia, no sé qué le pasa, desde que volvió el sábado del partido a media tarde está hecho un toro. El domingo estuvimos con la panda de Pelayo, amigos de toda la vida aquí, en Gijón. Jaime no dejaba de mirarme con ganas; bueno, a mí y a todo bicho viviente con tetas, ¿qué coño le pasa? Me lo tomé bien y al volver al hotel le metí caña; no somos celosos, era una buena excusa para terminar de caldear lo que ya echaba humo. Y vaya si lo caldeamos, no salimos de la cama hasta las nueve de la noche y fue para meternos en la ducha y seguir dale que te pego. Así estoy, que no consigo levantarme.