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19 mayo 2024

Capítulo 187 Fuego cruzado (3) 

Tiempo aproximado de lectura: setenta y cinco minutos.


You're simply the best

Better than all the rest

Better than anyone

Anyone I've ever met


Tina Turner 



Dejé el bolso sobre la mesa, colgué la cazadora y, por último, encendí el ordenador. Mientras terminaba de arrancar me acerqué a la ventana, seguía dándole vueltas a lo que me tuvo en vela buena parte de la noche. Aunque intentaba restarle importancia, sé por experiencia que las casualidades rara vez aparecen sin la ayuda de nadie.

El origen de mi preocupación partía de una llamada en torno a las once cuando preparaba la cena.

—Alo bambina, come stai?

—¡Domi!

—Hola, preciosa.

—¡Qué alegría! ¿dónde estás? —pregunté con una vaga ilusión.

—En Barcelona, por unos asuntos de la familia.

—En Barcelona… ¿vas a estar mucho tiempo?

—En cuanto lo resuelva me marcho, pero antes cogeré el puente aéreo, Quiero verte.

—Cariño…

—Te he echado tanto de menos…

—Y por qué no me has llamado en todo este tiempo, no he sabido nada de ti desde cuándo, dime, he perdido la cuenta. ¿Qué fue de tu regreso para el puente de Mayo? Mejor lo dejo, parezco una esposa abandonada, es patético.

—Tienes razón, debería haber llamado más a menudo, no tengo excusa, y en cuanto a mi promesa de volver en Mayo, fue imposible, cuando llegué allí se complicó todo, la empresa me absorbió, aquello era un caos, luego, mi madre enfermó…

—Has pasado un trance muy duro, no te lo reprocho.

—Habría querido decirte ven, pero no tenía derecho a hacerlo.

—¿Acaso ya no soy tuya?

—Ahora más que nunca, amore, en cuanto regrese voy a hacerme cargo de ti, te voy a ayudar a liberarte de todo lo que te atormenta.

—¿De qué estás hablando?

—Nada, no es nada, es… olvídalo, pronto estaré contigo y volverás a ser la mía donna, la mujer serena y feliz que eras, ya lo verás. Te tengo que dejar. Ti amo.

—¿Cuándo vienes? —pregunté en vano, la comunicación se había cortado y me quedé con una sensación de estupor tras aquella atropellada despedida, ¿Cómo se le ocurría decir que iba a hacerse cargo de mí? ¿y por qué pensaba que estaba atormentada? Esas y otras preguntas me mantuvieron despierta dando vueltas en la cama. Si quería encontrar respuestas necesitaba más información.

Aún tenía unos minutos antes de la primera reunión del día. Deseché el móvil, preferí usar el teléfono del gabinete, así le daba una sorpresa.

—Dígame.

—¿Cómo llevas la vuelta al trabajo?

—¡Carmen, qué tal! Bueno, ya me conoces, no sirvo para estar en casa.

—Tómatelo con calma, lo que te ha pasado ha sido muy serio.

—Descuida, me he llevado un buen susto. Tú, cómo estás.

—Yo bien, intentando pasar página.

—Me lo contó Mario, menuda te liaron, procura no hacer caso.

—Por cierto, ¿sabes cuándo vuelve?

—Si estoy bien informado, mañana, no hay motivo para quedarse más tiempo. ¿A ti no te lo ha dicho?

—No me lo dijo con claridad.

—La verdad, no entiendo la urgencia de este viaje. ¿Necesitas algo?

—Solo era curiosidad, le podía haber llamado, pero ya que te tengo al teléfono… A mí también me cogió desprevenida.

—Ha querido asegurar la participación del delegado catalán, nos dejó colgados en la reunión de Sevilla.

—¿Tenéis fechas previstas para volver?

—Qué va, por eso me sorprende tanta prisa por ver a Pere.

—Venga, te dejo.

—Oye…

Un año atrás no habría percibido el sutil cambio de entonación. Cómo había cambiado. Lo mismo que un ciego, la música de aquel «Oye», invisible a los oídos de cualquiera, me puso en modo Carmela sin ni siquiera pensarlo.


«—No pidas perdón, has pagado sesenta mil pesetas por estar conmigo; puedes hacer lo que desees.

—Es que no dejo de pensar quién eres. —dijo Emilio.

—Olvídate. Soy la prostituta que has contratado; no me llames Carmen si te recuerda a Mario, llámame… Carmela.

No sé de dónde salió ese nombre, despertó una especie de dejà vú. Carmela no era algo casual, tenía que ver conmigo.

—Carmela, buena idea.

…..

—Cuando quieras volver a estar conmigo no tienes más que llamar a Carmela.

—Y pagarte.

—Y pagarme. No te acuestas con la mujer de tu socio, follas con una prostituta.» (1)


(Unos meses antes…)


«—Perdona, ¿estás sola?

Carmen está tan ensimismada en sus pensamientos que no ha advertido la entrada en su espacio de aquel hombre. Treinta y tantos, bien vestido, demasiada gomina, demasiados rizos en la nuca desbordando el cuello de la cara camisa… le sonreía mientras esperaba una contestación positiva, faltaría más. Otra vez la misma historia: chica sola, presa fácil. Suspiró.

—Sí, hasta ahora estaba sola. —contestó con desgana.

El ligón profesional, envalentonado por lo que consideró un éxito, se sentó en la banqueta junto a ella y sonrió ufano.

—Borja, y tú eres…

—Eh… Carmela. —improvisó sobre la marcha.

Aproximación, besos en la mejilla. Carmen lo cataloga en menos de cinco segundos. Derrotada, perdida, sin futuro… le sigue el juego.

—Encantado Carmela, dime: ¿qué hace una chica tan… —recorrido visual— divina como tú, sola por aquí a estas horas? ¿cómo es que nadie ha venido todavía a recogerte? —Carmen no pudo contener la sonrisa ante un argumentario tan manido.

—Vaya, creí que ibas a entonar aquella canción de los ochenta.

Sonríe, no acaba de entender si se está riendo de él o no, pero está tan pagado de sí mismo que opta por seguir avanzando.

—Ah, no, esa canción, no. Dime —volvió a la carga—: ¿qué haces tan sola?

Carmen bebe. ¿Qué contestar a una pregunta tan banal? ¿se decanta por pegarle un corte que la deje en paz o le marea un poquito más?

—A veces es mejor estar sola que en mala compañía, ¿no crees?

Cruza las piernas, apoya el codo en la barra, la mejilla reposa en los dedos doblados a modo de base. Le mira, sus ojos se vuelven escrutadores, es esa mirada que arrasa, aunque esta vez tan solo intenta ponerle en aprietos.

—Espero no ser una mala compañía.

—Veremos.» (2)


«Oye…», resonaba en mis oídos activando una parte de mí que creía dormida.

Encendí un cigarrillo.

—Qué quieres. —le susurré al teléfono.

—Me apetece mucho verte.

—Bueno, es fácil, en cuanto vuelva Mario, quedamos una noche.

—No me has entendido.

—Perfectamente, pero quiero oírtelo decir.

—Quiero verte, Carmela.

—Eso está mejor. ¿Solo quieres verme? ¿nada más?

—Lo quiero todo, no dejo de pensar en ti, en tocar tu cuerpo, en tu olor, en la forma de caminar con esos tacones tan altos. 

—¿Solo mirabas los tacones?

—Miraba tus caderas balanceándose. Y tu culo, es… Dios, es perfecto.

—Mi trabajo me cuesta.

—Se me ha hecho eterno el verano.

—Yo también he pensado en ti.

—¿Lo dices en serio?

—Por supuesto. Me gustó mucho invitarte a mi alcoba, eso no lo hago con cualquiera, tampoco me masturbo delante de cualquiera, ¿qué te crees? 

—Es lo más bonito que ha hecho una mujer para mí.

—Eres muy especial, Emilio.

—Nunca he estado con una mujer como tú, Carmen.

—Carmela.

—Sí, perdón, Carmela. Le has dado un vuelco a mi vida.

—Ya será menos, terminarás por cansarte de mí.

—¿Cuándo quedamos?

—Esta semana va a ser difícil, cariño, Carmen está hasta arriba de trabajo, no voy a poder salir del escondite.

—Qué mala eres.

—¿Yo? ¿alguna vez he sido mala contigo?

—Jamás, al contrario, me has tratado como a un rey.

—Veremos cómo se le plantea la semana y te digo algo, mi rey.

Le acaricié con la voz un poco más sin delatar el apuro por llegar tarde a la reunión. El caso es que no quería parar, me encontraba cómoda en el rol de Carmela, sintiéndome cada vez más ella y menos yo, con una vaga intuición de estar viviendo algo más profundo que una mera interpretación. Muy a mi pesar nos despedimos. Lo que quería saber ya lo tenía.

Mario volvió al día siguiente. Habíamos hablado por la noche, mantuvimos una conversación como otra cualquiera salvo que yo analizaba cada frase, cada entonación de su voz, cada respuesta. No nos vimos hasta la tarde. Me resulta difícil ocultar las emociones, hubo una pizca de frialdad, un toque de tirantez; si lo notó disimuló muy bien cuando lo normal es que hubiera hecho algún comentario. 

A no ser que se sintiera culpable. 

Definitivamente algo pasaba. Había estrenado un conjunto de braguita y top de algodón gris de esos que lo vuelven loco, nos estábamos cambiando de ropa y al verlo no hizo intención de probar la textura del tejido sobre mis pechos. Algo pasaba.

—¿Qué tal por Barcelona?

—Bien, todo sigue en su sitio, la Sagrada Familia, el parque Güell…  —bromeó; no estaba yo para bromas.

—¿Y lo que fuiste a hacer?

—Perfecto. Esta vez Pere ha entendido la importancia de su presencia en la negociación, se ha comprometido a intervenir en la próxima reunión. ¿Conjunto nuevo? —preguntó de pasada. Ahora te das cuenta, pensé, me saqué el top y lo tiré a la cama. Ni por esas. Muy bien, tú sabrás.

—¿Para cuándo es?

—El qué.

—Lo que estamos hablando: la reunión.

—Ah, eso, pronto, en una o dos semanas.

—¿No lo sabes?

—Qué interés te ha entrado de repente por la fusión.

—Como has improvisado este viaje de un día para otro, supuse que tendríais planificado lo de Sevilla, eso es todo.

—Aún está por decidir—respondió incómodo—, quiero decir, la fecha, no está decidida, pero me interesaba cerrar la asistencia de Pere cuanto antes.

—¿Viste a alguien más?

—No ¿Por qué?

—Para eso te habría bastado un día. Deja. —Rechacé un intento tardío de tocarme las tetas y terminé de vestirme.

—Teníamos bastantes temas además de la fusión. ¿Cenamos?

Cenamos, procuré desechar la sospecha que amenazaba con hacer saltar por los aires su monólogo sobre no sé qué estreno de Nicole Kidman. No tenía un motivo fundado para recelar, tan solo vagos indicios. No podía evitarlo, mi intuición no suele fallarme.

—No sabes nada de la película, pero estás al tanto de la protagonista. —ataqué medio en broma para relajar la tensión que rondaba el ambiente, y mi marido subió la apuesta:

—Es del director de Tesis, ¿te acuerdas?

—¿Cuándo te has convertido en un cinéfilo?

—Tampoco es para tanto, lo leí en el avión, tiene buena pinta.

—Conque un director español y trabaja Nicole Kidman, vaya nivel.

—Qué pasa, ¿después de Buñuel, nada?

—Adivina quién me ha llamado.

Cualquiera diría que había planeado una maniobra de distracción y ofensiva por sorpresa, en ese caso había dado sus frutos: Creí ver la conducta propia de quien se siente descubierto.

—Venga, di un nombre.

—¿Tomás?

—Doménico, no es ninguna sorpresa, ¿verdad?

—Lo estabas esperando de un día para otro ¿qué se cuenta? ¿está aquí?

—En Barcelona.

—Ah, vaya. ¿Cómo está?

—Bien, Mario, está bien, va a venir a verme.

—Estarás contenta.

—Y tú, ¿estás contento?

—Claro, te hace feliz volver a verlo. ¿Sabes cuando viene?

—Me avisará, antes ha de resolver unos asuntos de la familia.

—Dicho así suena mafioso. —bromeó—. ¿Qué te pasa?, estás…

—¿Con la regla?

—Jamás diría algo así. —respondió molesto.

—Pues dilo sin apuro, por fin me ha vuelto.

—Menos mal, empezaba a estar preocupado.

—Cómo se nota que tú no la aguantas. Ramiro dijo que estuviera tranquila y si en un mes seguía igual, volviese.

—¿Estuviste en su consulta?, no me lo habías dicho.

—Tampoco tú me lo cuentas todo.

—¿Lo ves?, estás tensa, al final va a ser cosa de la regla.

—Idiota.

¿Estaría viendo un problema donde no había nada? No hablamos más de su viaje ni de Doménico, solo era una corazonada sin ninguna evidencia. El tiempo diría si estaba equivocada, ojalá lo estuviera.


Hot dog 

—Para, sabes cómo estoy.

—¿Desde cuándo ha sido un impedimento?

—Esta vez es más abundante de lo habitual, debe de ser normal después de tantos meses.

—No importa, ponemos algo en la cama para proteger el colchón; además, ¡a la mierda el colchón!, compramos otro.

—Qué bruto, ¿así estás?

—Te he echado de menos, ¿tú a mí?

—Muchísimo. —Me arrojé a sus brazos, lo deseaba tanto…

—Vamos a preparar un perrito caliente; yo pongo la salchicha y tú, el ketchup.

Reí a carcajadas, esas son las cosas que me vuelven loca de Mario.

—mmm… eine schönne, dicke Bratwurst —abrí los ojos—, besser mit Sauerkraut. (3)

—Anda ya, vas a comparar con los hot dogs que hacemos en España.

—No sabes lo que tenemos en Alemania, mmm… —me relamí sensualmente.

—Qué golfa eres; conque una bonita salchicha alemana bien gorda, ¿eh? Mentirosa, no has catado ni una de las que está imaginando tu calenturienta cabeza. 

—Helmut, Dieter… —improvisé, a lo que él negaba con vehemencia

—Embustera.

—Estuve a punto. El primer trabajo de Tomás iba a haber sido con un cliente alemán.

—¿Qué pasó?

—Nunca lo he sabido, aunque fue mejor, no estaba preparada.

—¿Ahora lo estás?

—Cariño, ahora… 

Me levanté del sillón contoneándome, le ofrecí la mano y comencé a bailar a lo Tina Turner:

—I’m simply the best!

Y bailando y cantando, llegamos a la alcoba.


La edad

—Te has rasurado. —exclamó al descubrir mi pubis lampiño, suave como el culito de un bebé.

—Fue un capricho de Claudia. Lo siento, enseguida volverá a crecer.

—Cielo, estás preciosa de todas las maneras. Parece que me voy a acostar con una niña.

—No vuelvas a decir eso. —le contesté asaltada por un repentino malestar.

—Es cierto, tienes una cara de cría que impresiona; yo, sin embargo, mírame.

—¿Ya estamos?, sabes cuánto me molesta oírte hablar así.

—En el avión de regreso lo pensaba: cuando tenga sesenta, tú tendrás cuarenta y siete, y con la genética de las Bauer parecerá que no llegas a los cuarenta. Estarás casada con un hombre mayor.

—No digas bobadas, te sientan muy bien estas canas que te han salido en las sienes, ¡guapo!

—Hace poco cuando todavía llevaba barba, pensaron que tu madre y yo éramos pareja, fue en El Corte Inglés mientras estabas en el probador.

—Vaya ojo.

—¡Eh!, tu madre está muy buena y me saca más o menos lo que yo a ti.

«Ahí las tenía, madre e hija, espejo la una de la otra como un anuncio de lo que el tiempo haría de Carmen en veinticinco años. Una promesa de madurez espléndida. Amalia le ha dado la constitución a su hija: alta, esbelta, de músculo firme pese a la edad. En pocos años podrán confundirla con mi pareja más que a Carmen, porque Amalia aparenta seis o siete años menos. Nos llevamos doce frente a los trece que le saco a su hija. Me encuentro en medio de dos mujeres reflejo una de la otra, con caracteres similares. Tal vez por eso chocan como dos icebergs en mitad del océano haciendo estallar todo a su alrededor.» (4)


—Al final va a resultar que te gusta mi madre.

—Es una mujer muy elegante, como la hija, pero… si me dan a elegir, me quedo contigo. —canturreó en tono flamenco.

—¿Por eso te afeitaste?

—Por eso y otras cosas.

—Me gustaba tu barba, es como te conocí, como me enamoré de ti. Te afeitaste sin contar conmigo.

—Me rejuvenece, reconócelo.

—¿Has terminado de compadecerte? Pues entonces, cuando seas mayor, traeré a jovencitos a casa para que me veas follar desde la silla de ruedas. Sí, ríete, serás idiota… Si supieras el daño que me haces con esas tonterías…

—No te enfades. Ven, vuelve.

—Déjame.

—Perdona, ven.

Cómo no le iba a perdonar si sus caricias me alimentan más que el mejor manjar. En sus brazos encuentro el refugio en el que me siento segura. Él lo sabe y consigue con paciencia vencer todas mis resistencias. Le amo, por encima de todas las cosas, a pesar de todo. Le amo. Después de arrullar a la niña buscó a la mujer. Espera, le dije, tenía que deshacerme del tampón, a ninguno de los dos la regla nos impide amarnos, no obstante, quería asegurarme si se había reducido el sangrado.

—Déjame a mí.

¿Quién mejor? Me gusta sentirme mimada, es atento, es cariñoso. Separé las piernas y me ofrecí sin ningún atisbo de pudor mirándole tratarme con un respeto que me emociona, no era la primera vez, para mí era como si lo fuera. Tiró del extremo del cordón con suavidad, lo extrajo con la atención de un orfebre, con la precisión de un relojero, lo depositó sobre una toallita y me limpió con delicadeza. Solo después se atrevió a hundir los dedos buscando la mejor manera de darme placer, cómo no le voy a querer, luego, conseguido el objetivo, rendida, anhelante y dispuesta, lo recibí entre mis piernas para hacerlo mío, mío, dentro de mí. Meine Liebe, Ich liebe dich


….


—Mario.

—¿mmm?

 —¿No estarás así porque vuelve Doménico?

—Así, cómo.

—Dándole vueltas a lo de la edad.

—Olvídalo, ha sido una tontería.

—Mario.

—Qué.

Me incorporé para poder mirarle a los ojos. Quería preguntarle si en Barcelona lo había visto, pero temí enfrentarme a una mentira.

—Cuando venga, cuando estemos los tres juntos, así como estamos ahora, no lo estropees, por favor.

—¿Por qué iba a estropearlo?

—Tú sabes por qué.

—No lo sé, dímelo.

—Ni eres mayor ni vas a estorbar, al contrario, te necesitaré a mi lado. Si tú no estás bien, yo no lo voy a estar y así no me vale, así no.

Entornó los ojos, echó la cabeza hacia atrás, inhaló hasta llenar los pulmones y después me rodeó con los brazos para hacerme caer sobre su pecho, nos besamos con más ternura que deseo.

—Va a salir perfecto, lo prometo. —Miró al techo, pensó bien las palabras—. Lo que pretendo, mi único objetivo ha sido… es, que seas feliz.

¿Por qué se ahogó? ¿por qué se le humedecieron los ojos? Le besé antes de que acabásemos lagrimeando sin motivo como dos adolescentes.

—¿Otro perrito? —le tenté.

—Eres…

—¡No lo digas!


Buscando respuestas

—Fernando, perdona que llame tan temprano. …. Sí, todo bien, verás, me gustaría hablar contigo, quiero comentarte algo y prefiero hacerlo sin alertar a Amalia. …. No, no es nada grave, pero quiero hacerlo en privado.

Conseguí convencerlo, quedamos por la tarde, a las cuatro y media en el bar de Cosme. 


…..


El brusco sonido de la puerta desvió mi atención de la partida, había llegado puntual a la cita. 

—Gracias por venir.

—¿Qué le pasa a Carmen?, no te andes con rodeos, por favor.

—Vamos a sentarnos, ¿quieres un café?

Busqué una mesa aislada, Cosme se acercó a atendernos, tiempo suficiente para sosegar el ánimo.

—Verás, desde hace algún tiempo tu hija muestra un comportamiento extraño.

—De qué se trata.

—Es difícil de explicar, te he llamado porque necesito algunos datos.

—Mario, no me estás diciendo nada, ¿está enferma?

—¿Recuerdas la última vez que estuvimos en el chalet? No te pasó desapercibido el choque entre tu hija y Daniel.

—Me faltó poco para intervenir, ¿qué tiene que ver?

—¿Te fijaste en la reacción de Carmen?

—Estaba… crispada.

—Algo más que eso: lo acorraló, le hizo retroceder. Diría más: lo atemorizó.

—Qué estás diciendo, por qué iba a hacer algo así.

—Daniel, ya sabemos cómo es, cómo trata a Esther, y con mi mujer en más de una ocasión he tenido que llamarle la atención.

—¿Crees que es plato de gusto tenerlo en la familia?

—Es un macarra. Por eso, verlo palidecer y dar un paso atrás ante Carmen… me preocupa.

—Estás sacando las cosas de quicio; discutieron, eso es todo, mi hija tiene carácter, no se arredra por nada.

—Fernando, no es la primera vez. 

—No es la primera vez de qué. ¡Mario, por favor, déjate de rodeos!

—Carmen, a veces, en situaciones de tensión… cambia, se vuelve, como te lo diría… violenta, a nivel verbal, no vayas a pensar otra cosa.

Una inmensa pena le cubrió el rostro, sacudió la cabeza apartando algo insoportable y dijo:

—Como si estuvieras ante una desconocida.

—Sabes de lo que hablo.

Asintió varias veces, sin duda estaba reviviendo escenas dolorosas.

—Una vez le pasó siendo una cría, tendría catorce o quince años, ya ni lo recordaba. Discutíamos porque estaba empeñada en salir con unas chicas que no nos gustaban, para colmo pretendía volver tarde, la típica bronca de adolescente incomprendida. Insistía, insistía y me planté, le prohibí salir; entonces…, pensarás que exagero, no parecía ella, le cambió hasta la voz, casi me asustó. Farfulló algo… Por Dios, ya ni siquiera estoy seguro de lo que oí. Desoyendo mis órdenes, se dirigió a la puerta con intención de marcharse, la sujeté para impedírselo y me soltó con una brusquedad impropia de ella, dijo cosas que nunca le había escuchado y después de forcejear se encerró en su cuarto dando un tremendo portazo, menos mal que su madre no estaba presente.

Sentí lástima por él, temblaba al revivir los recuerdos.

—¿Qué te dijo?

—No me lo hagas repetir. Estuve inmóvil en el pasillo sin saber cómo actuar, terminé por irme al salón, al cabo de un rato apareció tan tranquila, como si solo hubiéramos tenido una pequeña discusión, yo estaba tan afectado que lo dejé pasar porque Amalia podía llegar en cualquier momento.

—Los adolescentes a esas edades ya se sabe, se revuelven contra todas las normas. —dije para intentar calmarle.

—No fue una reacción de adolescente, te lo aseguro, la persona que se enfrentó a mí no era ella.

¿Cómo podíamos coincidir tanto en nuestra visión de Carmen cuando perdía los estribos?

—¿Recuerdas alguna otra ocasión parecida?

—No, ninguna como aquella.

—Piénsalo, aunque no fuese tan llamativa.

—Puede ser, pero no lo presencié. El curso siguiente tuvo problemas con unas amigas por un chico, lo típico a esas edades, le gustaba a todas y las estuvo mareando hasta que se decantó por Carmen, una chiquillada. Comenzaron a incordiarla, a decir que había utilizado malas artes para quedárselo, eso a ella le disgustó, volvía a casa agobiada porque la empezaron a acosar, lo sorprendente es que, de un día para otro, se acabó el acoso y dejaron de hablarse, fue extraño porque eran uña y carne, sobre todo con una de ellas, Alicia, eran inseparables desde el colegio y después de aquello no volvieron a verse jamás, incluso la familia cortó la relación con nosotros. La madre era muy amiga de Amalia, un día vino a hablar con ella, no estuve presente en la conversación, sé que discutieron porque escuché voces. 

—¿Sabes qué pasó? ¿cómo lo resolvieron?

— Amalia no quiso contarme y en cuanto a Carmen, por mucho que le preguntamos no le sacamos una palabra, se irritaba si le insistíamos. No puedo asegurar que tenga relación con lo que estamos hablando, aunque ahora empiezo a verlo de otra forma.

—Perdona mi insistencia, ¿hasta qué punto se enfadaba?

—Ya sabes cómo son las chicas a esa edad, nos decía que la dejáramos en paz, se levantaba de la mesa y se encerraba en su cuarto.

—Un poco fuera de lugar para una chica de… ¿quince, dieciséis?

—Sí, puede ser. 

—¿Algo más?

—Nada más, ahora dime tú; solo me has contado vaguedades.

—Verás, he tenido toda la noche para pensar, apenas he dormido.

—¿Ha pasado algo?

—He vuelto de viaje. Estuve en Barcelona por cuestiones de trabajo, aproveché para reunirme con alguien que conoce bien a Carmen y podía aportar información importante.

—¿Quién es? ¿Qué clase de información?

—Tranquilízate, te lo ruego. Doménico es un amigo de ambos, la conoce y la quiere; ha vivido de cerca escenas parecidas a las que me has contado, hace unos meses trató de advertirme. Acaba de volver de Italia; he aprovechado para enterarme de lo que vivió con ella.

—¿Y tú no lo sabías? ¿dónde estabas?

—Eso es lo de menos. Por lo visto, Carmen tuvo algún cambio de carácter como los que has contado: un brote repentino de violencia verbal seguido de una… espantada y al cabo de un rato una actitud de normalidad. Hay tres puntos coincidentes: estos episodios suceden cuando se siente presionada; la persona que participa la percibe distinta, como si no fuera ella; por último, habla de sí misma en tercera persona, como si hablase de alguien ajeno.

—Yo eso último no lo recuerdo. ¿Habéis consultado con algún especialista?

—Ambos somos psicólogos, cualquier apoyo lo tenemos garantizado. En realidad te he llamado por algo que puede tener relación. 

—Tú dirás.

—¿Por qué dejasteis de ir al pueblo? Seguís teniendo casa allí y de pronto no volvisteis a pesar de que tenéis familia muy cercana, tienes un hermano, sobrinos…

—Eso no tiene nada que ver, no sigas por ahí.

—¿Estás seguro? 

—Mario, no insistas, te lo ruego.

—Y yo te pido que antepongas la salud de tu hija a cualquier otra cosa. Carmen está sumida en un mundo de pesadillas que no acierta a entender.

—¿Pesadillas? ¿qué clase de pesadillas?

—Lo que te voy a contar es algo muy íntimo, te pido que lo mantengas en el más absoluto secreto, nadie debe saberlo, ni siquiera Amalia. 

—Cuenta con ello.

—Tu hija y yo hemos mantenido, desde el inicio de nuestra relación, una vida sexual muy intensa y productiva, no pretendo entrar en detalles, lo que quiero decir es que tenemos pocos tabúes a la hora de explorar nuestra sexualidad. A dónde quiero ir a parar: una de las facetas que alimentan nuestros momentos de intimidad es la imaginación, inventar escenas que nos excitan mientras hacemos el amor. Perdóname, Fernando, todo este prólogo es necesario. En una de esas ocasiones, muy al principio de nuestra convivencia, le pedí que me contara alguna fantasía que considerase inconfesable y utilizara en sus momentos de excitación.


«Una noche, exhaustos tras una intensa sesión de sexo, lancé la pregunta que cambiaría nuestra vida.

—Cielo, ¿cuál es la fantasía más fuerte que has tenido, la que jamás me confesarías?

Carmen pareció extrañada por la pregunta y eludió el tema.

—No hay nada que no puedas conocer, cariño.

Ambos sabíamos que no era cierto, nuestra profesión nos hace conscientes de que todos tenemos un lugar secreto en nuestra mente, un punto oculto a todos donde reposan las ideas y los pensamientos que a veces ni nosotros mismos nos atrevemos a aceptar. No hizo falta argumentar, bastó una mirada para que llegase a la misma conclusión. Estaba desnuda a mi lado, pero se sintió aún más desnuda.

Me incorporé lo suficiente para apoyarme en un codo, con la otra mano comencé a acariciarle suavemente el vientre y el estómago.

—¿Vas a decirme que no hay ninguna idea perversa en esa cabecita? —insistí mientras mis dedos rozaban la delgada línea de vello púbico.

Sus ojos se cargaron de erotismo, hubo una pausa que me pareció eterna.

—La mente es libre de imaginar, cielo, lo sabes bien. —Intentaba escapar del asedio, aunque yo no estaba dispuesto a ceder terreno, comencé a dibujar el surco del pubis sin apretar, apenas rozando, mientras volvía a la carga.

—¿Y qué es lo que esa mente tuya imagina cuando estás en la bañera, o cuando hacemos el amor? —Me hundí sin esfuerzo en el canal inundado de su sexo y, como un pincel, dibujé formas en su piel con la humedad que iba recogiendo, una y otra vez volvía a recolectar humedad para seguir pintando en su vientre plano y duro. Carmen cerraba los ojos cada vez que la invadía, detecté la lucha interior que libraba, se mordió el labio inferior, estuvo a punto de decir algo, se detuvo e inició la retirada; había estado a punto de abrirme sus más íntimos deseos, no iba a dejar pasar esta oportunidad, seguí hurgando en su interior, recorriendo cada pliegue, acercándome al clítoris, explorando sus labios.

—Quiero saberlo amor, quiero que te desnudes aún más para mí. —Su respiración iba cambiando, debía darle tiempo, pero la excitación me dominaba, no quería ceder terreno. Carmen abrió los ojos y me miró profundamente, queriendo adivinar el efecto que su secreto tendría en mí, vaciló y comenzó a hablar con pausas, con dudas, eligiendo cuidadosamente las palabras.

—¿Sabes?, a veces, cuando estoy excitada, quiero decir cuando estamos así, como ahora, pienso… no sé, es una tontería ¿eh?, no vayas a creer… —Dudaba, casi se excusaba de lo aún no dicho, yo seguía acariciando levemente su sexo sin decir palabra—. En fin, alguna vez se me ha venido a la cabeza como sería… —bajó la vista, parecía una niña cogida en falta y eso la hacía más hermosa, casi vulnerable—, cómo sería estar con varios hombres, ya sabes, hacerlo con varios a la vez, no de uno en uno, a la vez. —esta última frase había salido a borbotones, de un tirón, incapaz de pronunciarla si lo pensaba demasiado. Se quedó callada, con la vista clavada en mi mano sobre su pubis, creí ver cierto rubor. Yo callé, mantuve un silencio estudiado para avivar la tensión del momento. Entonces dije:

 —¿Y cómo lo imaginas? —Carmen no esperaba esto, creyó que con su confesión se acababa todo, cuando en realidad solo era el principio.

Una vez disipadas las dudas sobre mi reacción, tomó las riendas de la fantasía que, según me contó, había elaborado a lo largo de los años. Su rostro adquirió esa expresión de profundo erotismo que me cautiva; según avanzaba abandonó las expresiones moderadas, pubis, pene, hacer el amor, comenzó a hablar de polla, coño, tetas, follar, mamada… De pronto la vi mirarme fijamente sonriendo, desvió divertida la mirada hacia abajo, yo seguí sus ojos: mi erección era tan intensa que apenas se separaba del vientre. Siguió desvelándome sus deseos ocultos, se descubrió ante mí una mujer sorprendente, inesperada, su fantasía se localizaba unas veces en una cabaña en la playa, otras en un hotel barato, tendida en una cama, un hombre entraba, la poseía, la follaba, dijo, y sin darle descanso era sustituido por otro y por otro y por otro más. En otras versiones estaba en la habitación de un caserón, rodeada de hombres que la desnudaban y comenzaban a acariciarla y a tocarla por todas partes, muchas manos en su cuerpo, muchas sensaciones que le impedían dedicarse a alguien en particular; luego, mientras uno de ellos la follaba, otro le introducía la verga en la boca mientras masturbaba a otros dos y los demás tocaban, besaban, acariciaban… En otra versión era sorprendida en la oscuridad de una playa y violada por varios hombres, esa versión violenta, en la que incluso era inmovilizada y abofeteada me sorprendió enormemente, jamás en nuestros juegos había habido ninguna insinuación que diera a entender que le apetecía sexo duro.» (5)


—¿Por qué me lo cuentas? —me recriminó visiblemente abochornado.

—No pretendo incomodarte. Entiende la gravedad de la situación, de otra forma no te haría pasar por esto. Aquella revelación pasó a formar parte de nuestros juegos íntimos y, en mala hora, de mis obsesiones.

—Explícate.

—Porque en los últimos años hemos hecho cosas que, de haber sabido lo que le ocurría, no deberíamos haber iniciado.

—Qué le has hecho.

—Cálmate, sabes cuánto la quiero, no le haría nada que le perjudicase, tú me conoces. En aquel momento no pude intuir el alcance de aquella fantasía. La utilizamos como un acicate de nuestra sexualidad y, de tanto usarla, se convirtió en un deseo que, suavizado y bajo control, podíamos hacer realidad. Te ahorraré esa parte, lo importante es que a raíz de iniciar esa etapa…

—¿Qué etapa? Habla claro, ahora no vas a empezar a ocultarme nada.

—¡Tríos, intercambios de parejas, sexo en grupo!, ¿es suficiente? —dije fuera de mí.

Fernando se tapó el rostro con ambas manos en un vano intento por negar una realidad insoportable. Pude imaginar por lo que estaba pasando: la imagen de su hija se derrumbaba.

—A raíz de esa etapa comenzó a sufrir cambios de carácter preocupantes; además de lo que te he contado…

—Qué me has contado, ¡nada!

—No necesitas saber más, créeme.

—¡Se trata de mi hija, Mario, mi hija!

—Doménico me contó otras cosas que le preocupaban.

—¿Qué pinta Doménico en esto? Ya entiendo, es uno de esos con lo que se ha acostado, incitada por ti.

—Es algo más, Doménico y Carmen mantienen una relación estable en la que el sexo no lo es todo, por eso se preocupa por ella e intentó hace tiempo ponerme sobre aviso de lo que le estaba ocurriendo

—Una relación estable, por Dios, tríos, sexo en grupo. ¡Qué atrocidad es esa! No puede ser idea de ella, esto ha sido cosa tuya.

—Baja la voz.

—¿Acaso temes que se enteren de que eres un degenerado?

—¿Todo en orden?

—Tranquilo, Cosme.

La irrupción del dueño del local calmó los ánimos, le concedí tiempo para serenarse antes de continuar.

—Comprendo que te resulte difícil entender nuestra manera de enfocar la relación de pareja, pero créeme, nos amamos tanto o más que cuando éramos un matrimonio convencional. Nada de esto habría trascendido si no fuera por los síntomas de Carmen. Domenico lo único que ha hecho, aparte de colaborar en hacerla feliz, es ponerme en alerta.

—¿Cómo es que tú no lo sabías?

—Porque estuvimos un tiempo separados, supongo que te haces una idea de qué época fue. Estuvo viviendo con él.

Fernando estaba agotado, aproveché para contarle lo que Domenico me había revelado. Escuchó en calma, no le quedaban fuerzas para luchar contra la evidencia. Apenas unos segundos bastaron para tomar una decisión: No quería causar un dolor innecesario, Gerardo debía abandonar la escena.

—Este verano estuvimos montando a caballo, visitamos las cuadras, charlamos con el mayoral… aquella noche Carmen tuvo una pesadilla de la que despertó gritando sin recordar nada, sin embargo, a la mañana siguiente le vino a la cabeza.


«—Sí, Mario, he recordado el sueño, al menos una parte. Estoy en el pueblo en las cuadras de mi tío con el caballo que solía montar, un potro muy tranquilo. De repente la escena ha cambiado, estaba pegada al otro, el grande, el negro zahíno y tenía miedo, pero no del caballo. Mi padre se movía como loco y gritaba: “Qué has hecho, te voy a matar”.

—¿Te voy a matar?

—Qué pude haber hecho para enfurecerlo tanto, él no es así. Yo quería hablarle, “Papá, papá”, pero era incapaz de articular ni una palabra, de pronto se volvió y me dio con el puño cerrado.

—Te voy a matar. ¿Estás segura de que dijo eso?

—Como si lo estuviera viviendo ahora mismo —dijo conteniendo las lágrimas.

—Qué más.

—Es todo muy confuso, recuerdo mucho miedo y angustia.

—Vamos a ver; se volvió hacia ti y te dio con la mano.

—Hizo un giro y me golpeó con el brazo.» (6)


Fernando pareció envejecer de golpe. Preferí esperar a que tomara la iniciativa.

—Carmen había perdido la alegría, Amalia estaba convencida de que le pasaba algo en el colegio; yo, sin embargo, até cabos. De un tiempo a esta parte dormía mal, tenía pesadillas, había perdido el apetito, en cambio, en los estudios no solo seguía siendo buena, sino que había despuntado entre las mejores, no levantaba la cabeza de los libros. Pero cada vez que se acercaba la fecha de ir al pueblo, en Semana Santa, en algún cumpleaños o en las fiestas, Carmen enfermaba; o tenía fiebre o vómitos, o le dolía la cabeza tanto que se quedaba en cama. Serán crecederas, decía Amalia, y bien podía ser porque durante aquel año pegó un estirón enorme y ya no paró de crecer. En verano volvimos al pueblo como de costumbre; parecía un alma en pena a la que llevan al matadero cuando siempre había estado feliz de pasarlo allí. ¿Cómo nadie se daba cuenta? Llegamos y me puse a observar con discreción, porque yo barajaba una sospecha: el Cano, el hijo del farmacéutico, había tenido líos con un par de chicas, a una la dejó embarazada y su padre lo resolvió con dinero y un aborto, a la otra la violó, aunque en los pueblos nunca se llaman las cosas por su nombre, y como la chica, pobrecilla, tenía fama de ser ligera de cascos, a saber si era verdad, nadie le hizo caso y tuvieron que marcharse porque la denuncia no prosperó. El boticario, aún en esa época, tenía mucho poder. 

Cogió la taza con intención de beber, pero se había enfriado. Le hice una seña a Cosme.

—Tráenos además una jarra de de agua.

—No me centré en el Cano, si estaba en lo cierto podía ser cualquiera. Descubrí que los primos la miraban de forma poco apropiada y se daban codazos entre ellos cuando nos veían por la plaza. Procuré pasar inadvertido, hacerme el tonto, vamos. A los pocos días lo tenía claro, mis sobrinos y al menos un par de amigos estaban detrás del comportamiento de Carmen: apenas salía de casa y si lo hacía era con Esther o con las primas. Los chicos insistían en llevarla al río a nadar y Amalia, ajena a lo que ocurría, la reprendía por mostrarse tan huraña. Déjala, le decía yo, ¿no ves que no le apetece? Pero tampoco quería levantar la liebre. Alguna tarde que no pudo evitar ir con ellos aparecía por las pozas con alguna excusa y los invitaba a la feria que acababa de comenzar con tal de sacarlos del río.

—Gracias, Cosme, nos vamos a cambiar allí al fondo. —le dije antes de que sirviera los cafés, se habían ocupado las mesas cercanas, prefería estar a resguardo de oídos indiscretos.

—¿Cuándo empecé a sospechar de mi hermano? Hay un viejo verde en el parque al lado de casa que mira de una manera asquerosa a las niñas, no hace nada más, solo las mira. Una tarde, en la terraza del bar de la plaza, le vi mirar a Carmen con la misma baba, con la misma sonrisa y se me heló la sangre. Desde ese día dejé de lado a mis sobrinos y puse mi empeño en vigilar sus ojos de carroñero, los pellizcos en la mejilla y, sobre todo, la tensión de mi hija, el miedo contenido y su mirada huidiza vigilando, cuando creía que yo no la veía, si me había dado cuenta de lo que le estaba pasando. Pobrecita.

Se bebió un vaso de agua entero, tenía las lágrimas a punto de brotar.

—Desde ese momento le seguí sin que se diera cuenta, aguantando las ganas de saltarle al cuello. Así fue como pude llegar a la cuadra a tiempo, cuando estaba acorralándola.


«El caballo se interponía, no podía retroceder, quería irme, pero no que se enfadara conmigo, trataba de sujetar la camisa y él se empeñaba en abrirla. 

—No seas arisca, si ya me las has enseñado y lo pasamos bien, no me vengas ahora con esas.

—Qué coño estás haciendo, ¿eh? ¡Déjala!

—Coño, hermano, qué estás pensando.

—Vístete, y vete. Y a ti… te mato, ¡yo a ti te mato!

—¡Joder, que no ha pasado nada!

—Serás desgraciado, pero si es una niña, es tu sobrina, ¡te mato!

—¡Papa!» (7)


—Estaba ciego, te juro que lo hubiera matado, fui a darle un puñetazo, al coger impulso no la vi y la golpeé con todas mis fuerzas, cayó hacia atrás y se dio en la cabeza con un apero, unos centímetros más abajo y se hubiera desnucado. Quedó inconsciente en un charco de sangre, nos la llevamos al hospital a veinte kilómetros del pueblo. Pasamos una noche de angustia sin saber qué iba a ocurrir, de madrugada nos dijeron que estaba fuera de peligro, el hematoma había remitido, el pronóstico era esperanzador, más tarde nos dijeron que había tenido suerte porque este tipo de traumatismos en el lóbulo occipital pueden provocar ceguera.

—¿Cuánto tiempo duró la convalecencia?

—Déjame antes que te cuente. Mi hermano estuvo en el hospital todo el tiempo, yo no quería verlo cerca, pero estaba toda la familia y no quise montar un escándalo. Se derrumbó. me pidió perdón mil veces, me suplicó que no le arruinara la vida a sus hijos, eran unos niños, no sabían lo que hacían, decia. Lo saqué a rastras a la calle y le exigí que se explicara. Pensaba que Carmen me lo había contado y por eso había aparecido en la cuadra. Le obligué a confesar, así supe la historia completa.


«”Aquí no, aquí no”, una antigua persiana de tablillas a medio enrollar. A lo lejos el sonido de la loza en el fregadero bajo el chorro del grifo. “¡Estáte quieta!”. El calor sofocante del verano. La camiseta arrugada por encima del pecho, su breve pecho que apenas acaba de empezar a brotar, esas manos torpes que intentan quitarle el sujetador del bikini, “¡No, por favor, aquí no!”, La voz de su madre, tarareando una canción de Nino Bravo que suena en la radio mientras lava los platos de la comida, una sombra que suelta la cuerda de la persiana, el ruido que hace al caer la sobresalta. ¿Y si su madre lo oye y entra en el cuarto y la ve así?, tirada en la cama con su primo Toño encima tocándola y su primo mayor enfrente bajándose el bañador, tocándose eso. “¡No primo, por favor, aquí no!”

No soporta que su primo la esté besando así, mueve la cabeza para evitarle, pero lo tiene encima, tiene los tobillos sujetos por otras manos que le hacen daño, que le separan las piernas. Intenta liberarse, tiene la cara roja ardiendo de vergüenza, los pechos desnudos cubiertos por la mano de su primo, ¿por qué le hace esto? No puede mirarle a la cara, es su primo. Intenta saltar cuando siente que la braguita del bikini desciende por los muslos, quiere gritar, pero si su madre acude ¿qué va a pensar de ella? Los ojos se le llenan de lágrimas, está desnuda, duele, esos dedos que entran dentro duelen, ¡es su primo, es su primo!

Su primo se levanta, se siente sucia, pegajosa, húmeda. “Ahora tú”, le dice al mayor que le suelta las manos y se le sube encima, Toño va hacia la puerta del patio y vigila. No reacciona, siente como se mueve entre sus piernas, como busca el camino torpemente y penetra. Le toca los pequeños pechos, los aprieta, le hace daño, el viejo somier comienza a chirriar, la radio calla y se sobresalta, si su madre escucha el ruido... Oye un cuchicheo en la puerta del patio, su primo se queja, se tensa dentro, cae sobre ella, pesa, casi no le deja respirar, luego se levanta le da un beso en la boca y va hacia la puerta. Llora en silencio, abre los ojos cuando siente hundirse el colchón, ahí está el rubio, el amigo de Andresito, su primo el mayor, siente vergüenza de que la vea así pero no tiene tiempo de pensar, se abalanza sobre ella, le muerde los pechos, le babosea la cara, le toca ahí abajo y le hunde de un golpe el pene, es grande y duro, mucho más grande y le duele, intenta apartarle con los brazos, se resiste pero él la sujeta; forcejea, le clava las uñas, “¡Joder con la puta!”, le propina una bofetada y se queda quieta, aterrorizada, “¡No seas bestia, tío!”, le dice Andrés desde la puerta. La cama cruje con el peso del rubio, está gordo, huele a sudor; la radio vuelve a sonar, su madre canta. El rubio tarda más, mucho más que su primo, cuando acaba le dice algo, se ríe, le toca los pechos otra vez, los aprieta, luego se pone de pie, la mira, ella cierra los ojos, no quiere verle; siente moverse la cama, sabe que va a volver a suceder, otras manos, otros apretones en sus pechos doloridos, otros labios que succionan, otros dedos que se hunden en ella, otro cuerpo que la invade, otra vez zarandeada, los muelles que suenan a metal chirriando le recuerdan el sonido de la matanza, siempre le ha parecido cruel, ahora es ella a quien asesinan. El sudor que gotea sobre su cuerpo le produce nauseas, esos ojos abiertos, muy abiertos la miran, esa sonrisa sádica mientras empuja le asusta.

—Qué cojones está pasando aquí!  —Carreras, vergüenza.

—¡Tito, tito!

Sollozos, se refugia en su tito, intenta contarle, pero las palabras se le atropellan hipando, no puede hablar, es incapaz de explicarse.

—Calla, niña, calla, no digas nada o te buscarás la ruina y nos la buscarás a todos.

La tapa con la sábana, trata de calmarla, “¿Qué has hecho niña?”, la abraza, “Yo no…”, la acaricia, “Has crecido mucho y esos ya son hombres, ¿no te das cuenta?, no puedes seguir jugando con ellos como si nada, mira lo que has hecho”, la acaricia, le seca el sudor de sus recién nacidos pechos, “no cuentes nada, ¿eh?, ¡ni se te ocurra decir nada de esto a nadie!, algo habrás hecho tú, ¡pero si son buenos chicos!”, vuelve a limpiarle los pechos, los acaricia. “Si es que venís al pueblo, os vestís como si fuerais fulanas y luego pasan estas cosas”, le limpia con su pañuelo ahí donde nadie la había tocado antes, “no tito, no”, la acaricia, la besa en la mejilla, muy cerca de la boca, “anda, ven aquí”, la sabana cae… luego, vértigo, se siente caer hacia atrás, luego… no sabe, no recuerda.

Después… “Ni se te ocurra contar nada” le amenaza su tío cogiéndola de la barbilla. “¡Mírame, niña, mírame!, ¿me has oído?”, “Sí”. Le asusta la mirada de su tito. “A mi hermano ni palabra de esto, ¿entendido?”, “si, tito”, responde temblando.

 Se va por el patio, ella entra en el retrete, se lava como puede, no consigue dejar de temblar, sale a hurtadillas, ¡que no la vea su madre, por Dios, que no la vea!, sube arriba y se ducha en el baño, sale a la alberca y se lanza al agua. “¿Ya te estás bañando?”, le grita su madre desde la ventana de la cocina, “como se te corte la digestión, verás”.  

Se sumerge para mezclar las lágrimas con el agua de la alberca, para ocultar que llora, “tengo que olvidar, tengo que olvidar, esto no ha pasado” (8)


—Lo he pensado muchas veces, si no hubiera estado justo detrás, Carmen me habría visto acabar con su tío. ¿Te imaginas el horror que hubiera supuesto para ella además del que había sufrido? Les habría arruinado la vida a las tres, ¿cómo se habrían defendido conmigo en la cárcel? ¿Debo dar gracias entonces por haber estado a punto de matar a mi propia hija?

—No te atormentes por lo que pudo pasar.

—Es inevitable, vivo con ello desde entonces.

No encontré palabras que sirvieran para mitigar el sufrimiento de mi suegro, un buen hombre prematuramente envejecido por el peso de tanto dolor enquistado.

—Te preguntarás cómo es posible que el asunto no se extendiera por el pueblo. Mi hermano procuró moverlo como lo que parecía, un accidente, y se empleó a fondo con sus hijos para que no abrieran la boca, y en cuanto a los otros canallas que intervinieron, se encargó de mantenerlos callados. No he vuelto a hablar con él, pero conservo gente en el pueblo que nos quiere bien y me tiene al día.

—Entonces, nadie conoce la verdad.

—Solo lo sabemos mi mujer y yo, y en el pueblo, mi hermano y los desgraciados de mis sobrinos y sus amigos, el rubio, Paco, Juanito. No quisimos darle un disgusto a mi cuñada, la hubiera llevado a la tumba, por entonces ya padecía del corazón, estaba muy delicada. El… accidente de la niña le provocó una crisis, conque si se entera de que su marido y sus hijos abusaban de ella, imagínate. Ya conoces a Esther, cuando creció tuvimos que contárselo, prometió no decir nada y menos a su hermana, Carmen no recuerda nada, o casi nada, nunca ha hablado del accidente. 

—¡Fernando, coño, teníais que haber denunciado!

—¿Crees que no lo he pensado mil veces? Qué hubiéramos conseguido, ¿someterla de nuevo a una tortura? No, Mario, lo había olvidado, tenía que recuperarse, tomamos la decisión correcta: olvidarnos nosotros también y no volver jamás al pueblo.

—Pero ahora te culpa, no es justo, tenemos que aclararlo.

—Ni hablar, ¿te imaginas lo que le supondría saber que su propio tío abusó de ella?

Me resistía a mantenerlo como un padre violento, echaba por tierra la imagen que su hija tenía de él.

—Como tú quieras, no estoy de acuerdo, pero es tu decisión.

—Es mejor así. Y a Esther hay que decírselo.

—De Esther me encargo yo, déjame a mí.


Esther

Esther me llamó cacho perra así, a bocajarro, según cogí la llamada.

—¿Te has olvidado de que tienes una hermana, cacho perra?

—Tienes razón, entre unas cosas y otras se van los días y…

—Anda, calla, deja de lloriquear, invítame a un café esta tarde y a lo mejor te perdono.

Quedamos en Principe Pío a las siete, me retrasé por culpa de una puñetera reunión a última hora. 

—Mira que eres tardona. —protestó al verme llegar.

—Será la primera vez que te hago esperar.

Nos pusimos al día en cuestión de padres y siguió por lo más cercano.

—Y mi cuñado, ¿cómo está?

—No sé cómo decirte, está raro.

—¿Raro?

—De buenas a primeras se marcha a Barcelona y pasa allí dos días para hacer una gestión en la delegación que no le ha debido llevar más de tres o cuatro horas.

—¿Qué ha podido estar haciendo?

—Espera. ¿Te acuerdas de Doménico, mi amigo italiano?

—Bueno, amigo, amigo…

—Amante, lo que quieras. Se marchó a Milán cuando yo me fui de su casa, tenía previsto volver ahora pero su madre falleció en Agosto.

—¿Sigues con él?

—En teoría; se marchó y no le he vuelto a ver. De repente llama anoche para anunciarme su regreso. Adivina desde dónde me llama.

—Desde Barcelona.

—Premio, y me dice cosas muy extrañas que me hacen sospechar que ha hablado con Mario.

—¿Por qué iba a hacer algo así a tus espaldas?

—Porque a tu querido cuñado le encanta manejar los hilos de todo.

—Hablando del rey de Roma. —dijo y atendió al teléfono, le hice una seña para que no desvelara que estaba conmigo.

—Cuñado, qué sorpresa.

—…

—Tomando café con… una amiga.

 —…

—¿Que quieres verme? —dijo mirándome con expresión cómplice.


….


Conozco a Esther casi tanto como a Carmen, por eso la vacilación al decirme que estaba con una amiga podía no tener importancia, pero ¿qué necesidad había de repetir en voz alta mi intención de querer verla? Además, ¿desde cuándo me saluda como cuñado si no estamos con alguien de la familia?

No había duda, estaba con Carmen.

Agucé el oído, el ruido de fondo parecía más nítido de lo que debería sonar a través de un auricular tapado por la oreja, ¿estaría escuchando? Por si acaso cambié de estrategia.

—Verás, es sobre tu hermana.

—¿Le pasa algo?

—Quiero hacerle un regalo, siempre me he bastado yo para eso, pero he estado de viaje, ando con mucho lío y por primera vez estoy sin ideas, he pensado si podías echarme una mano.


….


—Cuenta conmigo, ¿Hay algo que celebrar? ¿me vais a hacer tía? —dijo mirándome guasona. Negué enérgicamente con un dedo. Terminaron de concertar la cita y se despidieron.

—¿Raro?, tu marido es un encanto. Ya quisiera yo…

Se me partió el corazón. Y yo, desconfiando.

—Ya ves, siempre me sorprende. ¿Hacerte tía?, estás loca. —protesté para sortear las emociones que nos estaban vapuleando.

—Tengo ganas de achuchar un bebé, ¿Cuánto hace que no cambiamos pañales y olemos a Nenuco?

—Desde la prima Montse.

—Llevo tiempo queriendo preguntarte una cosa. —dijo de improviso.

—Tu dirás.

—Que te pasó con Daniel en el chalet.

—Por qué lo preguntas.

—Os vi hablando, no sé qué os pasó, pero estuviste a punto de saltar 

—Ya sabes cómo es, se puso borde y le tuve que parar.

—Me estás ocultando algo.

—A qué viene esto, joder.

—No te enfades. Hasta Mario se dio cuenta, estabais a la gresca y tuvo que intervenir, Daniel os dejó con la palabra en la boca y estuvo el resto de la tarde deseando marcharse, no es que los demás estuvieseis bien, papá nos vigilaba a todos, tú estuviste hablando con mamá y después parecía que estabas en un funeral, Mario no dejaba de observarte todo el rato. ¿Me vas a contar qué coño pasó?

—¿Qué quieres que te cuente? ¿que tu marido es un baboso? Ya está, ya lo he dicho. Ahora qué, qué hemos ganado con esto.

Lo lamenté en cuanto cerré la boca, Esther parecía desolada.

—Perdona, no quería decir eso.

—Es la verdad, ¿crees que no lo sé? Al principio lo tomaba a broma, cosas de tíos, decía y lo disculpaba, pensaba que era propio del ambiente en el que se mueve, deportes, fútbol, ya sabes, pero después, cuando lo echaron del periódico y se tuvo que buscar la vida a base de mendigar reportajes de poca monta empezó a caer en picado, llega a las tantas oliendo a alcohol, cada vez tiene peor carácter, que ande de putas me importa una mierda; ya ni me toca, casi lo prefiero, no vaya a ser que me pegue cualquier cosa.

—Joder, chiqui, no puedes continuar así.

—¿Me quieres decir qué hago?, al menos no me ha puesto la mano encima.

—Todavía.

—No se atreverá. En fin, estábamos hablando de otra cosa: Qué pasó, porque algo tuvo que ser para que le bajaras los humos.

—¡Yo qué sé!, me molestó algo que dijo, perdí los nervios, me cegué, ni siquiera sé lo que le dije; en ese momento… no sé lo que le hubiera hecho.

—¿Qué te dijo para ponerte así?


«—Me concedes un baile?

Cómo unas simples palabras consiguen poner en alerta. Ahí estaba, contoneándose al ritmo de la música, con su desagradable sonrisa, desnudándome con la mirada.

—¿Ves a alguien bailando?

—Por eso, animamos un poco esto, parece un funeral.

—No, gracias. —respondí cortante y seguí hacia la casa; me detuvo sujetándome el brazo.

—Espera mujer, con lo bien que bailas, que lo sé yo, que te he visto alguna vez y no me vas a dar un capricho.

—Suéltame.

—No me soportas, nunca me has tragado sin que te haya dado motivos.

—Deberías tenerlo claro; ahora, si no te importa.

Se interpuso en mi camino. En absoluto soy una persona cobarde, sin embargo, lo que vi en su rostro me llegó a intimidar.

—Ten cuidado conmigo.

Me sobrepuse, ya no era la misma a la que ese miserable le provocaba tanto asco como para rehuirlo.

—¿Tú quién te has creído que eres?

—No te equivoques, puedo hacerte mucho daño donde más te duele —dijo y amagó un gesto hacia su derecha. Al otro lado de la piscina, Esther charlaba con papá.

El miedo me cerró la garganta, pero no podía quedarme paralizada. Inesperadamente, de algún profundo lugar surgió Mahmud como un arquetipo al que agarrarme y, de entre todos los posibles, el recuerdo de uno de sus abusos de poder cobró fuerza. «No tienes permiso para sentir placer, no quiero oír ni un susurro.». La voz enronquecida, amenazante, directa en mi oído; el aliento, tan cerca, me erizó el vello de la sien. Fue una orden tajante, no admitía réplica.

La cólera me nubló la vista, no tenía palabras, ni siquiera una idea concreta; el instinto más primario de huida o ataque me empujó a avanzar y le planté cara.

—No te atrevas, como le hagas daño te hundo la vida, ¿me oyes?

Dio un paso atrás y una vez guardada la distancia recuperó la chulería.

—Venga tía, ¿qué película te estás montando?

Los oídos me zumbaban, tenía la sensación de ver su rostro a través de un túnel, lo demás quedaba fuera de foco.

—Te lo advierto. Como la toques, acabo contigo.

Vaciló, la aparente seguridad se le vino abajo.

—¿Va todo bien?

La llegada de Mario me devolvió la conciencia.

—Sí, todo bien.

Mi cuñado se alejó sin abrir la boca.

—Qué está pasando.

—Nada, no es nada, ya lo he solucionado.

Pero el desasosiego permaneció; me preocupaban dos cosas: que la amenaza contra mi hermana no quedara ahí y la irrupción de Mahmud cuando ya no formaba parte de mi vida. También la manera en que me había mirado Mario. Daniel se cuidó de mantenerse a distancia, yo traté por todos los medios de aparentar una normalidad que estaba lejos de sentir. No me reconocía en la mujer que hizo frente a la amenaza, ni las palabras ni el carácter me pertenecían.» (9)


—¿Qué me dijo?, no lo recuerdo, alguna de sus sandeces, siempre está tratando de sacarme de mis casillas y esa vez lo consiguió.

—Pues lo dejaste fuera de juego, no levantó cabeza hasta que nos fuimos.

—Esther, procura librarte de él como sea, no es buena persona.


La cita

La recogí a la salida de su trabajo, nos queremos como hermanos, acude a mí cuando necesita consejo o ayuda para cualquier cosa. Esta vez era yo quien la necesitaba.

—Cuéntame, ¿qué has pensado?, ropa, alguna joya…

—Ayer estabas con tu hermana, ¿a que sí? —frenó el paso y me miró de frente.

—Eres muy perspicaz. Me pidió que no te lo dijera, lo siento.

Continuamos hacia una cafetería en la que ya habíamos estado alguna vez.

—Desconfía sobre el motivo de mi viaje a Barcelona, y no le falta razón.

—¿Ah, no?

—Vamos a sentarnos.

Entramos en la cafetería y escogí una mesa en una esquina. Estaba expectante.

—Esta cita no tiene que ver con ningún regalo, tuve que improvisar cuando intuí que estaba escuchando.

—Vaya, ni que fueras James Bond.

—He estado hablando con tu padre, me lo ha contado todo. —Esther perdió la sonrisa.

—¿Qué te ha contado?

—Lo que le hicieron tu tío y tus primos. 

—¡Por qué, por qué!

—Tu hermana no está bien, lleva mucho tiempo sufriendo las consecuencias, me ha costado mucho enlazar los síntomas hasta dar con un diagnóstico, todo apuntaba a un trauma severo sufrido en la infancia, por eso decidí a hablar con tu padre, pero me faltan piezas y tú puedes dármelas.

Tenía que calmarse, nunca la había visto perder los nervios y ahora estaba al borde de un ataque de ansiedad que me cogía desprevenido. Conseguí que normalizara la respiración y poco a poco se tranquilizó, es una persona fuerte, como su hermana, y pasada la primera impresión recuperó el control. Debía ser cauto, dosificar la información, emplear expresiones que no alterasen el delicado equilibrio que había alcanzado, desde esa postura le conté lo que había observado en Carmen desde el comienzo empezando por su fantasía adolescente, una elaboración onírica del trauma vivido en el inicio de la pubertad; le hablé de las ausencias, de las lagunas de memoria que me había narrado Domenico, de los brotes de violencia.

—¿Estás bien?

—Ya pasó, no estaba preparada para esto. Sigue.

—Tu padre me ha contado un enfrentamiento con una amiga del colegio a causa de un chico, se llamaba Alicia.

—Lo recuerdo. Eran muy amigas desde pequeñas. Les gustaba el mismo chico, este jugó con ellas, es lo que pienso que pasó, al final se decidió por mi hermana, Alicia creyó que Carmen se lo había quitado y estuvo metiendo cizaña contra ella, los compañeros le hicieron el vacío, incluso le mandaban notas y le escribían cosas en la pizarra y en el tablón; lo pasó fatal hasta que un día reventó, fue a por ella y se enzarzaron.

—¿Se pegaron?

—¡No!, se armó un lío muy gordo, no sé lo que le dijo pero Alicia estuvo varios días sin aparecer por clase, corrió la voz de que la había amenazado de muerte, era mentira pero se habló de eso durante semanas, las amigas de Alicia siguieron provocándola, una de ellas apareció un día con un brazo escayolado y llena de magulladuras, se había caído por las escaleras del parque, empezaron a decir que la había empujado mi hermana, ¿tú te crees?, qué mala es la gente. Alicia y su grupito dejaron de meterse con ella, parecía que le tenían miedo y eso agrandó un bulo que le habría hecho daño a cualquiera, no es fácil soportar que te hagan el vacío y te miren por unos rumores o por ser su hermana.

—A ti también te afectó, claro.

—Visto desde ahora fue una chiquillada que tampoco duró tanto, a ella parecía no importarle, mi hermana se volcó en los estudios, si antes era una alumna buena, se volvió de matrícula, eso no la convirtió en una empollona, entró en el equipo de baloncesto, siguió en natación, participaba en todo lo que organizaban. Jefatura de estudios atendió a los padres de Alicia porque presentaron una queja que enseguida desestimaron, ¿qué iban a decir de una alumna modelo? Poco a poco el asunto se fue olvidando. Yo nunca creí las cosas que dijeron de ella, ya sabes cómo son los colegios, siempre me sentí orgullosa de la forma en que encaró las difamaciones. Ah, por cierto: Alicia no volvió al curso siguiente.

—Tu padre me contó que tuvieron una bronca con sus padres, la madre era muy amiga de la vuestra.

—Vino solo la madre y se encerraron en el salón, se oían las voces fuera. «No te tolero que digas eso de mi hija», le decía, porque la llamó psicópata. La echó de casa, menuda es mi madre

—Y Carmen, ¿no se enteró de esto?

—Ahora que lo dices, es verdad, estábamos en nuestro cuarto con la puerta cerrada porque nos lo mandó mamá, aun así, se escuchaban los gritos, yo abrí una rendija para oír lo que pasaba y Carmen siguió a lo suyo, parecía no importarle. Nunca lo había pensado. Qué raro, ¿no?

—Me gustaría preguntarte por otra cosa. Cuando fuiste más mayor, tus padres te contaron lo que le pasó a tu hermana en el pueblo.

Esther reaccionó a la defensiva, le dolía recordar, tal vez le molestaba que su secreto se hubiese desvelado.

—No quiero hablar de eso.

—Tu hermana está empezando a recordar de una forma distorsionada, no tiene claro quién la agredió ni cuál fue la agresión, aún se defiende tratando de mantenerlo en el inconsciente.

—¿Qué quieres decir?

—Este verano ha recordado una escena muy confusa en la cuadra de tu tío en el pueblo, está con los caballos, tu padre grita “¡Qué has hecho, te voy a matar!”, se mueve como un loco, después lanza el puño y la golpea. Ella no entiende qué pudo hacer para enfurecerlo tanto.

—¡Oh, Dios, pobre mía!

Se deshizo en sollozos. Incapaz de consolarla, la acompañé hasta que descargó toda la pena que, sin querer, le había provocado.

—¿Te sientes mejor?

—Necesito tomar algo, me duele la cabeza.

—Seguramente tendrán algún analgésico, voy a ver.

—No hace falta, llevo yo en el bolso.

Fui a la barra a pedir un vaso de agua y, sobre todo, para darle un poco de espacio, me entretuve más de la cuenta y al volver la encontré recuperada, al menos intentando dar esa imagen, como suele hacer su hermana.

—Yo era pequeña pero no tanto, me enteré más de lo que mis padres pensaron, siempre he sido muy observadora y me bastó ver los rostros de unos y otros para saber que allí pasaba algo más que un accidente. La manera como papá sacó a mi tío de la sala de espera del hospital ya me dio una idea de que pasaba algo muy grave; la forma en que mi tío protegía a mis primos, todo era muy raro. No lo olvidé y cuando volvimos a casa con Carmen recuperada empecé a preguntar y a recibir evasivas, lo cual me mosqueó todavía más. Dejamos de ir al pueblo y yo seguí preguntando y recibiendo malas contestaciones. Pasaron los años y no dejaba de darle vueltas. Recordé que mi hermana estaba rara cada vez que íbamos al pueblo, se ponía mala, devolvía, y allí estaba mustia, no quería salir. Se lo conté a papá y le faltó poco para levantarme la mano por primera vez, luego vino a pedirme perdón; al día siguiente me lo contaron y la que se puso mala fui yo. Les prometí que jamás volvería a hablar de esto con nadie y menos con Carmen. Hasta hoy.

—Siento haberte hecho romper tu promesa.

—No importa, me tranquiliza saber que estás intentando ayudarla.

—Dime una cosa, ¿alguna vez has vuelto a tener relación con tu tío?

—Jamás, lo siento por mi tía, es una buena mujer y nos quería mucho, no debe de entender por qué nos alejamos tan de repente, seguro que sufre. A lo mejor le han contado una historia a su manera para culparnos de habernos separado de la familia, vete tú a saber, aunque quizás haya atado cabos. Hace unos años me encontré con mi primo Toño en la Plaza Mayor, yo estaba con unas amigas. No sé cómo pudo reconocerme después de tanto tiempo, iba con una chica y otra pareja, me saludó, «Hola prima, cuánto tiempo», me quedé de piedra. «Como te atreves, ¿no te bastó con violar a mi hermana, cerdo?». Agachó la cabeza y se alejó, creí que se me salía el corazón del pecho. Mira, solo de recordarlo tengo taquicardia.

—¿Tu hermana ha preguntado alguna vez por el pueblo? ¿En todo este tiempo no ha querido saber por qué no habéis vuelto?

—Jamás, antes del accidente no le gustaba ir, ahora sabemos el porqué. Nunca había preguntado hasta ahora, fue en el chalet antes del enfrentamiento con Daniel. Estábamos sentadas en el jardín y sin venir a cuento me preguntó si alguna vez papá nos había pegado, le dije que no y es verdad, mi padre nunca nos ha puesto lo mano encima, luego me preguntó si sabía por qué habíamos dejado de ir al pueblo, por primera vez en todos estos años me enfrentaba a lo que tanto había temido. Salí huyendo, fui cobarde y escapé, le grité algo, que me dejara paz, supongo. No fui capaz de ayudar a mi hermana.

—No llores, voy a hacer todo lo posible para ayudarla, te lo prometo, es consciente de que ha sufrido un trauma, no sabe qué ni cuándo, pero está empeñada en solucionarlo.


Julia


Half of what I'll say is meaningless

But I'll say it just to reach you

John Lennon


Llegué más pronto de lo habitual, la carretera iba sorprendentemente vacía y, en lugar de pararme a tomar café, fui directa al gabinete. A escasos metros la vi cruzar la calle aprovechando un hueco en medio del atasco. Entró en el portal sin detectar mi presencia, aceleré el paso y llegué cuando entraba en el ascensor. Me vio, apartó la mirada y pulsó el botón. Quedé en medio del hall desolada sin entender por qué Julia me evitaba.

Llevábamos mucho tiempo sin hablar. Me molestó que no hiciera intención de acercarse a mí tras el atentado, hubiera agradecido una voz amiga entre tanto desprecio, recordé con cariño su apoyo cuando apareció el reportaje con Gabriel en la Sierra, ella estuvo a mi lado, ¿qué había cambiado desde entonces? Tampoco hice yo nada por acercar posturas, estaba ofendida y mantuve la distancia, ahora me arrepentía, éramos amigas, no tenía sentido prolongar la frialdad.

Decidí llamarla.

—Julia, ¿Puedes subir un momento?

—Lo siento, estoy ocupada. —y colgó. ¿Cómo se atrevía?, había perdido los papeles, estaba segura de que ahora mismo se estaba arrepintiendo del arranque de coraje. Yo misma me vi envuelta en una espiral de rabia, pena y desilusión, volví a llamarla y esta vez sin opción a réplica.

—Julia, si te hubiera llamado cualquier otro director dudo mucho que le hubieras contestado como acabas de hacer y mucho menos le habrías colgado. —dije con mi peor carácter.

—Ahora subo.

Qué error. Hablarle desde mi condición de superior daba al traste con cualquier intento de conciliación. Enseguida llamó a la puerta, ella, que siempre entraba sin llamar.

—Pasa.

No parecía enfadada sino triste, tanto como yo. Le ofrecí asiento y durante unos segundos permanecimos en silencio.

—Lo siento, no quería apelar a mi posición, me avergüenza, si quieres irte… 

—Yo también siento lo del ascensor, fue un impulso.

—¿Me viste en la calle? —Hizo un gesto afirmativo—. Qué bien disimulas, jodía. ¿Desde cuándo me estás evitando?

Desvió la mirada para ocultar que estaba a punto de echarse a llorar.

—Desde que subiste arriba las cosas no son como antes, tú tienes otra rutina, no nos vemos tanto.

—Eso se puede arreglar. —Me detuvo con un gesto.

—No te imaginas lo que es esto ahora, los rumores no cesan, Carmen, los mantienen vivos, los necesitan para tener algo en qué entretenerse y con lo que hacer daño.

—¿A ti? —se encogió de hombros.

—Tuve que plantarme, les dije que no me volvieran a hablar de ti. Dejé de tomar café con ellas.

—Ellas, ¿Quiénes?

—Ya sabes quién. Parece un patio de colegio, y como saben que me molesta, hacen los comentarios cerca, incluso han llegado a dejar post it en mi mesa, «hay reunión, hoy toca mudanza», cosas así, ¿te parece normal? 

—¿De qué va lo de la mudanza?

—Dicen que se oye moverse la mesa cuando os encerráis en el despacho.

—Dime quién está en esto, voy a cortarlo de raíz.

—Es inútil, se amparan en el anonimato y en propalar ambigüedades, te pondrías en evidencia, saldrías perdiendo.

—Por eso te has apartado de mí.

—No solo por eso, tú estás en otro nivel, llevas otro ritmo.

—Somos amigas, te necesito, no sabes cuanto te echo de menos.

—Pues no lo he notado. Ya da igual, esto se va a acabar. Me marcho Carmen, me voy. Andrés me ha conseguido un puesto en el colegio, es una buena propuesta, lo dejo a final de mes.

—¡Te vas! No puede ser, es por mi culpa.

—Me voy porque el ambiente es insoportable, cotilleos, comentarios hirientes, notitas anónimas, ¿a dónde vamos a llegar, Carmen? ¿qué mundo es este?

(Y al sexto día, el todopoderoso creó las redes sociales, y al séptimo nadie descansó, pero eso es otra historia.)

—Lo siento, lo siento, quisiera decirte tantas cosas para retenerte, y la mayoría no tendrían sentido. Oh, Julia.


La novia de mi mejor amigo

—Hola cosita; mira, he estado hablando con Elvira, pensábamos salir a cenar esta noche si no tienes otros planes.

—Por mí, de acuerdo, pasadlo bien.

—Se le ha ocurrido que podías venir con nosotros, dice que no os veis desde antes del verano, ¿te apuntas?

—Encantada, lo que pasa es que mañana madrugo porque a primera hora me reúno con Andrés. ¿Por qué no hacemos una cosa? Cenamos aquí, en el ático, hoy va a hacer una noche estupenda, continuamos la sobremesa fuera y luego seguís vosotros hasta la hora que queráis, ¿qué opinas?

—Suena bien, voy a ver qué dice.

Elvira estuvo de acuerdo, hicimos planes para reunirnos sobre las ocho, yo me encargaría de los preparativos a lo que Mario se negó en rotundo, no me iba a dejar sola con toda la tarea. Nos pusimos a la faena pronto, yo salí a mediodía para ir holgada de tiempo y cuando llegó, sobre las cinco, ya estaba todo bastante avanzado: una cena de picoteo a base de ensaladas, embutidos, salmorejo y quesos variados.

Mario se fue en el tren de cercanías a recogerla a las siete, querían hacer unas compras, vendrían en su coche para luego regresar sin depender de nadie, yo terminé los últimos detalles y me di una ducha, era una cena informal por lo que me arreglé lo justo, elegí un vestido cómodo con la espalda descubierta atado al cuello y me hice un moño alto; sombra de ojos, rímel y un toque de rojo en los labios. No pretendía competir con la novia de mi chico, sin embargo, no me resistí a consultar el oráculo del espejo: dime tú, espejito, espejito, quién va a ser la más bella del reino esta noche.

Llegaron antes de lo previsto, Elvira estaba guapa con la melena rizada recogida con un broche, un vestido veraniego color mostaza por medio muslo y escote en pico que realzaba su pecho de por sí más abundante que el mío. Nunca dejó de sorprenderme la habilidad con que supo integrar la cojera que le quedó tras recuperarse de la lesión de cadera, aquel accidente de moto casi le cuesta la vida y había sabido superar la secuela hasta hacerla pasar inadvertida. No me extraña que mi chico estuviera colado por esa mujer, aunque los ojos se le fueran, y cómo se le iban, a la anfitriona.

Entre los tres subimos las bandejas y las fuentes de ensalada. Elvira trajo unas botellas de un excelente vino, se notaba que había pedido consejo a Mario. La velada iba viento en popa, nos instalamos en la terraza porque hacía tiempo de verano, la brisa estaba en un punto en el que no se hacían necesarias las prendas de abrigo que quedaron aparcadas en el interior por si la noche refrescaba. Comimos, charlamos sin parar, reímos, los vi entenderse como cualquier pareja de enamorados y me sentí feliz por tanta libertad, por la ausencia de prejuicios, porque ninguno sentíamos pudor en demostrar nuestros sentimientos: ellos, al cogerse de la mano o expresar un gesto de cariño; yo, al mirarlos sin censura ni tolerancia, porque tolerar es una forma de ceder desde la posesión y no es eso lo que somos ni sentimos. Mario había aceptado mi invitación a cenar en casa con su pareja y como tal se comportaba; yo, la anfitriona, los atendía, me excusaba para dejarles tiempo a solas, bajaba unas bandejas vacías, me demoraba en la cocina y subía haciendo más ruido del necesario cuando demorarme hubiera sido incómodo para todos.  Hacían buena pareja, más equilibrados en edad que nosotros. Siempre he pensado que en Elvira encontró la serenidad que yo, por mi juventud, le coartaba.

En eso estaba, descorchando en la cocina una botella de vino, pensando en estas y otras cosas, en la mirada que nos habíamos cruzado Elvira y yo después del primer beso casi robado por Mario. Buscó mi reacción y yo procuré tranquilizarla, todo estaba bien. Conectamos, sus ojos agradecieron, sentí fluir la fraternidad entre nosotras. Fue el comienzo de lo que vino después, una agradable velada en la que el amor corría a tres bandas. 

Unos pasos en la escalera me sacaron de mis pensamientos.

—Voy al baño.

—Ya sabes, el pasillo a la izquierda.

Podía haber aprovechado para tener un momento a solas con Mario, sin embargo, preferí esperar y tenerlo con ella, la chica de mi marido, su primer amor.

—Qué casa más bonita tenéis.

—¿Te gusta?, a veces se me hace demasiado grande.

—Nunca está de más disponer de espacio. Lo de arriba es fantástico, además, lo tenéis tan bien decorado…

—Eso es mérito de los dos.

—Tengo que darte las gracias.

—¿A mí, por qué?

—Si no fueras como eres, no podría tener la ayuda que tengo con Mario. 

—Lo que Mario te da es algo más que ayuda.

—Mucho más, pero insisto: sin ti, no sería posible. Lo he pasado muy mal con Santiago, no entiendo cómo se puede pasar de amar a una persona a hacerle la vida imposible, ¿qué gana contando nuestras intimidades entre nuestros amigos, haciéndose la víctima, poniéndome trabas para la separación?, no lo entiendo, y a todo esto, se está destrozando la vida, los pocos amigos que me quedan en Sevilla dicen que tiene los días contados en la Junta, Santiago está dando una imagen insostenible. Y claro, la culpable soy yo, la esposa infiel que lo ha abandonado. No sé qué habría hecho si no hubiera tenido a mi lado a… —se arrepintió y dejó la frase inacabada.

—Si no tuvieras a Mario sería más duro, lo imagino.

—Estaría sola, él me da la fuerza para resistir.

—Te quiere mucho, siempre te ha querido. No vas a pasar por esto sola.

Nos abrazamos, las dos mujeres de Mario.

—Vamos a subir, pensará que estamos cotilleando sobre él.

La velada se tiñó de un tinte de ternura, los gestos de amor se volvieron más libres, más espontáneos, Mario captó nuestro sentimiento de fraternidad y lo hizo suyo, estaba aún más feliz por lo que veía fluir entre nosotras, ¿era tan obvio?

No sé cómo surgió, pudo ser un gesto inconsciente que Mario entendió enseguida.

—Te duele la cabeza, si quieres vamos acabando.

—¡Qué dices!, de eso nada.

—Entonces, es que estás cansada.

—¿Lo ves?, ten cuidado —le dije a Elvira—, si te descuidas un poco va a controlar hasta el día que te viene la regla.

—Ah, es eso —siguió, dirigiéndose a ella—, le ha vuelto después de varios meses y está un poco molesta.

—¡Tú qué sabrás!

—Yo tuve también ese problema por estrés y me agobié mucho, pensé que se me había adelantado la menopausia.

—Lo mío es distinto, hace unos meses aborté. Fue un aborto espontáneo. —maticé para evitar especulaciones.

—Lo siento, supongo. No me habías dicho que anduvierais buscando ser padres. —dijo entre la curiosidad y el reproche. Un cruce de miradas pleno de indecisión le desveló la verdad de lo ocurrido.

—¿Otra copa? —ofreció Mario, apuré la mía y mientras él las preparaba pensé cómo llenar el vacío en el que acaba de encontrarse la novia de mi mejor amigo. Suerte que ninguna interpretábamos a Julia Roberts intrigando para robarle la pareja a la otra. 

Pasada la medianoche pensamos en ir terminando, habíamos bajado al salón porque el relente empezó a molestar. Abajo recuperamos calor, estábamos bien, algunos, ellos, demasiado bien ya sabéis, besos, ternura, derroche de amor, locura y una noche que se nos iba de las manos porque el vino había corrido con ligereza, después el café, los licores, algún combinado; nuestra invitada probó el bourbon pese a unas débiles protestas acalladas por su exultante pareja. Se imponía terminar porque las obligaciones eran inaplazables. Elvira no estaba en condiciones de conducir, Mario se ofreció a llevarla y se enredaron en un combate de negativas y contrarréplicas que solventé de una vez.

—Chicos, ninguno está para ponerse al volante, lo mejor será que nos tomemos otro café y te quedes a dormir.

Ambos se miraron calibrando la propuesta, yo aproveché para rematar.

—Mañana tengo reunión con mi jefe a primera hora. Tomaos ese café, yo voy a quedarme arriba repasando la documentación. No os preocupéis por mí, me acostaré tarde, procuraré no hacer demasiado ruido. Voy a sacar lo que necesito para mañana.

Los dejé en el salón, Elvira tardó en reaccionar. «Es… no te la mereces», le escuché. Mario vino poco después, yo estaba en el baño de la alcoba cogiendo mis pinturas y alguna otra cosa.

—¿Estás segura?

—No seas bobo; acabas de llegar, ya hemos tenido nuestro momento, supongo que tienes ganas de estar a solas con ella.

Me siguió a la habitación de invitados donde ya tenía preparada la ropa para el día siguiente. Cuando dejé sobre la coqueta lo que llevaba me atrajo por la cintura.

—¿Te he dicho alguna vez lo increíble que eres?

—Muchas, voy a acabar creyéndomelo.

—A veces no me doy cuenta de la suerte que tuve el día que entraste por la puerta del aula y me diste la tabarra hasta que te admití en aquel curso de verano.

—Suelo ser muy pesada cuando me empeño en algo.

—Y ahora, ¿en qué estás empeñada?

—En hacerte feliz.

Me abrazó hasta cortarme la respiración.

—Lo consigues cada día, amor, espero estar haciendo lo correcto.

—A qué te refieres, ¿eh?, di, ¿qué es eso que estás haciendo tan… correcto?

 —Todo lo posible y lo imposible para hacerte feliz.

—Estoy segura. Hoy por ti, mañana por mí. 

Le contagié una sonrisa, tanto él como yo habíamos pensado lo mismo, en nuestras parejas: Elvira, el primer amor reencontrado y Domenico, el amante tanto tiempo añorado.


…..


Madrugada. ¿Quién podía enviarme un sms a estas horas?

«No podemos seguir así, tenemos que hablar»



Citas


(1) Capítulo 156 Jaque a la reina Noviembre 2021

(2) Capítulo 82 Caída libre Septiembre 2014

(3) Una bonita salchicha alemana bien gorda, mejor con chucrut.

(4) Capítulo 125 Vértigo Octubre 2019

(5) Capítulo 2b Noviembre 2007

(6) Capítulo 175 Lo que ocurre en la playa (5) Febrero 2023

(7) Capítulo 174 Lo que ocurre en la playa (4) Febrero 2023

(8) Capítulo 76 Carmentxu Junio 2014

(9) Capítulo 178 Septiembre negro 11 Septiembre 2024


202 comentarios:

  1. Dos de la madrugada, con retraso pero aquí está. Los compromisos imprevistos y algunos ajustes de última hora hicieron imposible publicar antes, espero que me disculpéis.

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  2. Tres de la madrugada: recién subida nueva versión con últimas correcciones. Ahora ya, me voy a dormir. Buenas noches.

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  3. El mejor capítulo que he leído del diario, tengo los pelos como escarpias, por fin sabemos lo que le ocurrió a Carnen, su tío, sus primos y los amigos de estos, vaya panda de hijos de puta (perdón por la expresión, pero me han cabreado mucho), Mario ya sabe lo que le ocurre a Carmen, también sabemos por fin quien entra en el bar de Cosme, Fernando el padre de Carmen, no a sido una conversación fácil para el, Mario no se a guardado nada, tampoco con Esther, esto es amor, Mario está dispuesto a perder a Carmen con tal de ayudarla, por lo menos no está solo, Fernando y Esther estarán ahí para ayudarlo.

    Domenico va a meter la pata, tal mez me equivoque, pero el italiano viene con otras intenciones, otra cosa que me a quedado clara es que Carmen se va a cabrear, pero que también entenderá lo que a movido a Mario a tomar esta decisión, siempre pensé que Mario no hacía nada, pues ya a tomado cartas en el asunto, de verdad espero que funcione.

    La última frase del capítulo para mi es Tomás, estoy casi seguro.

    El mejor capítulo como ya he dicho, una hora y cuarto que se me a pasado en un suspiro, el diario está más vivo que nunca.

    Carmen, Mario un abrazo muy fuerte.

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  4. La tapa con la sábana, trata de calmarla, “¿Qué has hecho niña?”, la abraza, “Yo no…”, la acaricia, “Has crecido mucho y esos ya son hombres, ¿no te das cuenta?, no puedes seguir jugando con ellos como si nada, mira lo que has hecho”, la acaricia, le seca el sudor de sus recién nacidos pechos, “no cuentes nada, ¿eh?, ¡ni se te ocurra decir nada de esto a nadie!, algo habrás hecho tú, ¡pero si son buenos chicos!”, vuelve a limpiarle los pechos, los acaricia. “Si es que venís al pueblo, os vestís como si fuerais fulanas y luego pasan estas cosas”, le limpia con su pañuelo ahí donde nadie la había tocado antes, “no tito, no”, la acaricia, la besa en la mejilla, muy cerca de la boca, “anda, ven aquí”, la sabana cae… luego, vértigo, se siente caer hacia atrás, luego… no sabe, no recuerda.

    Después… “Ni se te ocurra contar nada” le amenaza su tío cogiéndola de la barbilla. “¡Mírame, niña, mírame!, ¿me has oído?”, “Sí”. Le asusta la mirada de su tito. “A mi hermano ni palabra de esto, ¿entendido?”, “si, tito”, responde temblando.

    Esto es repugnante a más no poder, espero de verdad que a este tío la vida le tenga resarvado un castigo a la altura de sus fechorías.

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  5. Tremendo, estamos conmocionadas. Prefiero esperar un poco antes de comentar porque lo que escriba ahora seria poco razonado.

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  6. Cinco de la mañana en estas costas y encuentro tu botella, que la marea trajo a estas costas. No lo pensé más y desperté a mi compañera para anunciarle esta buena noticia.

    Hemos recorrido el capítulo con emociones variadas. Con respecto al tema del tío, primos y amiguetes, me hizo una confesión después de 46 años juntos. Cuando tenía ocho años su madre la mandó a buscar unos zapatos que había dejado a un zapatero para arreglar. Ese tipo cerró el local, corrió una cortina para tener mayor impunidad. La sentó en sus rodillas y la toqueteó durante un rato para luego dejarla ir.

    Comprendo mucho más ahora lo que ha debido vivir Carmen. Es una situación violenta que deja marcas, heridas que cierran pero dejan cicatrices que duelen y se trata por todos los medios de ocultarlas. A ella le bastó leer esto para acabar con un silencio doloroso de tantos años.

    Volveremos a leerlo con más tranquilidad. Ahora estamos abocados a realizar una carbonada en un zapallo, que acá conocemos como japonés. Perdón Apasionado.

    Bueno amigo en estos días volverá a llegarte una botella de mi parte.

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    1. Noticia vista en television hace un par de semanas. Un hombre de setenta y cinco años se entrega en una comsaria de policia y confiesa haber cometido abusos sexuales continuados desde la década de los setenta. están tratando de localizar a las víctimas.
      Hay heridas que el tiempo no cura y culpas que se arrastran como una terrible condena.

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    2. Querido Torco, no conocía la carbonada en un zapallo, le he visado y no tiene mala pinta, que os aproveche.

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  7. Primera conclusión: somos pésimos declarantes. Podemos ser el mejor psicólogo , el mejor abogado, los más inteligentes, nos interroga nuestra mujer y sudamos como testigo falso.

    A pesar de que conocemos la táctica, la mochila de la culpa puede más. Todo empieza con una simple pregunta que nos pone en guardia, luego siguen banalidades, nos confiamos y viene la trompada del knoc out.

    Apasionado, si te interesa puedo pasarte la receta. Mándame un mail para poder hacerlo. Fue mi primera vez y causó sensación.

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    1. Te lo agradezco mucho Querido Torco, pero en esta casa odiamos cocinar, no sabría decirte quién de los dos lo odia más.

      Se agradece el detalle, si algún día tengo la suerte de probarlo, te comentaré.

      Un abrazo muy fuerte.

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  8. me he quedado muy sorprendido. no esperaría una que Mario le preguntara a Fernando, y que Fernando sea el que cuente lo que pasó, que Esther le confirme, lo mismo, esto ya sido demasiado, para asimilarlo de una. hay que reposar analizar y digerir para hacer un comentario más certero.

    Que tengan un buen domingo

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  9. Escenas memorables.
    “—Hacemos otro perrito?
    —Eres…….
    —No lo digas!!!”
    Insaciable, por qué no decirlo si no es nada malo?

    Otra:, la receta del hot dog y la réplica de Carmen en alemán, a mí me pone mucho oír hablar a una chica en alemán, no sé si os pasa a vosotros, tanto o más que en francés, será por algo me me pasó siendo un chaval.

    Ahora en serio, no es lo mismo tener las pistas por separado que juntarlas todas y ordenarlas y conseguir encontrar un todo lógico. Lo que se cuenta aquí ya lo habia leído pero no tenía la visión de conjunto que he tenido ahora, es acojonante.

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  10. Gracias Apasionado, en esta casa los delivery son una especie en extinción.

    No puedo creer la metida de pata de Doménico , ha encendido todas las alarmas en Carmen que empezó a atar cabos, encima le avisa que está en Barcelona.

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    1. Domenico a visto la oportunidad para medrar y conquistar a Carmen deshaciéndose de Mario.

      La apuesta de Mario es arriesgada, pero necesaria si quiere ayudar a Carmen

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  11. La que has liado Mario, todos necesitamos un periodo de reflexión para asimilar el duro relato que nos has regalado.
    Y para terminar siempre nos dejas la maldad, ¿ Quien envía un mensaje a las tres de la mañana?
    Yo voy a apostar a lo loco Santiago que pregunta si está su ex mujer con ellos.
    Kiko

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  12. Duro si, pero menudo capítulo el 187, lo he leído 3 veces y se me sigue poniendo la piel de gallina.

    He escrito 337 relatos y sigo siendo un padawan (aprendiz de Jedi para los que nos son frikis como yo), al lado de la maestría de este capitulo.

    Mario a sido muy valiente hablando con su suegro y cuñada, veremos como se toma esto Carmen, esta vez no es un juego morboso, es intentar ayudarla, se va a cabrear seguro, pero tengo fe en que lo comprenderá.

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    1. Eres un escritor que pone todo su su sentimiento y su pasión en lo que escribe y cuida los detalles. Es la cosecha que se recoge después de más de trescientos relatos, Apasionado, puedes sentirte muy satisfecho cómo nos sentimos los que tenemos la suerte de leerte.

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    2. Gracias Mario, a ti y a todos los que me leen.

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  13. Las casualidades no aparecen por sí solas. Estoy de acuerdo y más con la experiencia que tiene Carmen con Mario. A pesar de todo le cuesta creer que la esté engañando otra vez y se agarra a la posibilidad de que se trate de una casualidad. Me ha dado lástima cuando escucha la conversación con Esther y se siente mal por haber desconfiado. Es que somos tontas.

    Carmela es un papel que interpreta, no es una personalidad que la suplanta como le ocurre con la otra Carmen violenta que aparece a veces. Tengo la impresión de que esa Carmen violenta trata de protegerla, no es una mala persona aunque se burla de la náufraga.

    Mario está obsesionado con la edad, le costó un disgusto en casa de Domenico, por culpa de ese complejo lo fastidió y Carmen teme con razón que pueda volver a meter la pata, todo tiene un límite y puede llegar a agotar la paciencia de Carmen.

    Está bien lo que ha hecho con Fernando y Esther, ya lo podía haber hecho antes en lugar d la terapia de puta, pero hacerlo sin contar con Carmen me parece un error garrafal, las mentiras acaban por descubrirse tarde o temprano, Carmen no es una niña a la que haya que proteger, tiene derecho a participar y decidir en lo que Mario considera correcto para ella. Cuando descubra lo que está haciendo se va a armar una buena.

    Me da pena que se vaya Julia, su mejor amiga, se va a quedar muy sola.

    Por si alguien pensaba que a la relación de Mario y Carmen le faltaba algo basta ver cómo maneja la relación de Elvira y Mario para entenderlos cuando dicen que ante todo son amigos. Qué gusto, por Dios.

    ¿Quién manda un sms de madrugada? Tomás sin ninguna duda.

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    1. No estoy de acuerdo contigo Lucía, si Mario actúa así es porque cada vez que sale el tema Carmen se cierra en vanda, ¿se lo tendría que haber dicho?, si, pero todos sabemos que de haberlo hecho hubieran terminado discutiendo, Carmen jamás le hubiera permitido hablar con sus padre y hermana.

      Carmen tampoco es la persona más fácil de ayudar, además de que ella también oculta infinidad de cosas a Mario, que fácil es ver la paja en el ojo ajeno, pero que difícil es ver la biga en el propio.

      Domenico es el que a metido la pata, sabe que esto va a separar a Mario y a Carmen y el esta como un carroñero a la espera de su presa.

      La terapia de puta fuel culpa de Mario si, pero en aquella semana los dos cometieron locuras, confío en que Carmen vea la buenas intenciones de Mario, aquí no hay manipulaciones, simplemente es un intento a la desesperada para poder ayudar a la mujer que ama.

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  14. Arriesgo sobre el mensaje que recibió Carmen: es Tomás

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  15. Se me olvidaba, el cuñado de Carmen es un mal bicho, uno de estos días les va a dar un disgusto, la primera a Esther. Veremos cómo responde Carmen.

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  16. A Mario se le va a armar una super bronca, y no es por meterse en su vida privada, tampoco por hablar con Fernando, ni con Esther, la mayor bronca será porque cuando le pregunta que como le fue en Barcelona, le dice que todo bien, y le pregunta si no vio a nadie más, y el dice que no, aquí viene la bronca porque le miento, y para Carmen va a ser muy difícil volver a confiar en Mario.

    En el capitulo 106 y 107, cuando Mario confiesa su paso por el sauna, Carmen se molestó, por la mentira, porque le oculto donde había estado cuando le pregunto, Carmen estuvo tratando de comunicarse con Mario porque se sentía desolada, Mario en el sauna y después de ligon con Graciela..

    Mario se mete en broncas todo el tiempo, y le va a ser dificil justificarse, pero sabemos que al final todo se resuelve de buena manera.
    O seo espero.

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  17. Que Carmen sa va a cabrear, pues claro, que es posible que no vuelva a confiar en Mario, también.

    Que alguien me explique como tendría que haber actuado Mario, todos decimos lo mismo, que tendría
    que haber hablado con ella.

    Que hubiera conseguido Mario, una discusión con Carmen, aqui el bocazas a sido Domenico, Mario le dijo que no dijera nada y a la primera de cambio saca su capa de super heroe y mete la pata.

    Como ya he dicho confío de que Carmen vea que las intenciones de Mario son ofertas.

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  18. He vuelto a leer mis comentarios y han sonado muy bordes, nada más lejos de la realidad.

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    1. No te preocupes, mientras no escribas en mayúsculas no nos sentiremos agredidos.

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  19. Se lo acabo de decir a Luigi en TR: El próximo capítulo se titula “La tempestad” (por qué será)

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    1. Nos viene un capítulo 188 tremendo, creo que Mario y Carmen se van a volver a separar otra vez, Domenico va a intentar manipular y malmeter, esta es su oportunidad.

      Carmen se enfadara con Mario con razón, pero si es así, también tendría que enfadarse con Domenico, el también le a mentido.

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  20. Estaba pensando no comentar en este capítulo, aquí sí tengo la piel fina y la visión sesgada.
    Cuando compartes tu vida con alguien qué pasó por una situación similar, donde las personas que tenían que cuidarla, la pusieron en manos de aquellas que abusaron y ocasionaron traumas, que son demasiado difíciles de superar aún y que muchas veces hace difícil la convivencia en pareja.
    Solo diré que luego de la conversación de Mario con su suegro Fernando y con su cuñada Esther, el italiano sale sobrando.
    Sé que es necesario para la continuidad de los capítulos, pero no aporta a la solución del problema.
    De qué manera se va a encargar "de todo", si cuando tuvo la oportunidad con Carmen lo que hizo fue aprovecharse de ella.
    Siempre supo que Carmen sin Mario no es lo mismo, pero ese tiempo que ella pasó en su casa, no sirvió para ayudarla a resolver el problema, más bien para agrandar la brecha que existía en el matrimonio, mientras él aprovechaba para disfrutar de aquellos gustos recién adquiridos por Carmen.
    Capítulo muy emotivo y esclarecedor.
    Saludos.

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    1. Solo Mario sabe lo que a ideado para que Carmen pueda superar ese trauma.

      Me pregunta es, ¿si Carmen supera ese trauma?, será tan sumisa con los hombres dominantes o veremos una Carmen distinta, que sea ella la que pase a ser la domina (como en la antigua Roma).

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  21. Mario con su renuncia y Doménico con su metida de pata, otra propuesta de título: la tormenta perfecta

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  22. Mario sabe la que le viene encima, pero esta dispuesto a aceptar las consecuencias si con eso ayuda a Carmen.

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  23. Llevo mosqueado desde que Mario publicó esto
    El próximo capítulo se titula “La tempestad” (por qué será)
    Sería la primera vez que lo pone tan fácil, aquí hay gato encerrado,, lo presiento.

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    1. Tal vez sea, porque veremos un choque de trenes entre Domenico y Tomas.

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  24. Estoy de acuerdo contigo Shubert, ya lo había comentado anteriormente que Doménico es un manipulador de cuidado.

    Cuando Carmen estuvo con Doménico, es mas desde que Mario se hizo el dormido manipulo a Carmen como quiso, la hizo decir que era su puta, que le iba a entrenar, le Lavo el coco con el cuento de que todo era un juego, pero para Doménico solo era cuestión de entrega de Carmen, se aprovechó de Carmen porque con la influencia de las drogas se volvió muy sumisa, Doménico se dio cuenta y empezó a manipular los hilos para que Carme hiciera lo que Doménico quería, pero siempre fue consciente de que si hacia a un lado a Mario, no tendría a Carmen. Por eso en cuanto veía que Carmen claudicaba mencionaba a Mario, le decía que las cosas se iban a solucionar.
    Cuando Doménico se va a Italia, solo pretende tomar distancia para que se arreglen las cosas entre Mario y Carmen, para después ya seguir tejiendo su telaraña a su favor, con la entrega de Carmen.
    Esta visto que este encuentro entre Doménico y Carmen no va a resultar del todo bien para ninguno de los dos, pues Doménico cree, o entendido mal lo que le dijo Mario, y se va a creer el salvador, y va a reclamar a Carmen como suya, ya que Mario se la entrego.
    Carmen ya le dijo a Mario, que ese encuentro quiere a Mario presente, y que esta al 100, que no se haga menos, ni achaque su mal rendimiento a su edad, y los deja solos.
    Haber que nos cuenta Mario en en el capítulo la TEMPESTAD
    Respecto a la ultimo párrafo del capitulo para mi que quien mando el mensaje es Tomas, y cuando concerten la cita se va a juntar con la llegada de Domenico,

    Meras especulaciones las mías, pero no se que opinion tenga ustedes. pueden comentar al respecto?

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    1. Empiezo a pensar que el de esa llamada es Domenico, para contarle a Carmen lo que habían hablado ellos dos, ese encuentro en el que Mario tiene que estar presente al 100 x 100 no se va a dar, puesto que después de saber la verdad Carmen se irá con Domenico.

      Pero aquí aparecerá el karma, viviendo con Domenico Carmen no podrá estar con sus demás amantes, sin terminar discutiendo con Domenico.

      Ya lo he dicho en otras ocasiones, Carmen es un alma libre solo al lado de Mario.

      Tengo claro que Mario y Carmen van a tener otro amago de ruptura, pero también tengo claro que a Carmen se le va a caer el velo con ciertos comportamientos de sus amantes.

      Creo que el capítulo 188 va a ser duro de verdad.

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  25. A mí me parece lo mismo, ya pasó igual con el bar de Cosme, Mario lo dejó caer y picamos el anzuelo todos, que si Tomas, que si Angel y al final nos ha sorprendido. Con la tempestad espero más de lo mismo, nos vamos a enredar con lo obvio y luego nos saldrá con alguna sorpresa ya lo veréis

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    1. A que sí? Yo descarto a los de siempre, a Tomás, ángel, Domenico Caludia Estos daran guerra pero me huele que Mario prepara una sorpresa y no me creo que sea sacar a alguien que lleva tiempo sin salir, él olfato no suele fallarme, el bar de Cosme trajo algo nuevo y todos andábamos más perdidos que un pulpo en un garaje y con la tempestad está empezando a pasar lo mismo

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    2. Qué mal pensados sois. Un bar es un bar, una cita es una cita y una tempestad es lo propio en tiempo de Otoño cuando el clima se enfurece. No obstante, me parece acertado usar tus dotes de sabueso, Dios Octavas, y tus habilidades de, ¿editora o correctora?, Lucia, estar cerca de los libros también da habilidades de detective.

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  26. La tempestad. Carmen se harta de tantas mentiras, se divorcia de Mario, se va a Milán con Domenico viven juntos una temporada, diez o doce capítulos, Mario se lía con Elvira, Carmen le añora, vuelve y como no puede recuperarlo se lía con Tomas que deja a su mujer. Tomas muere d por la diabetes, ella hereda todo y se casa con Jacobo.
    Mario te regalo la idea
    Batman

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  27. Si algo he aprendido en todo el tiempo que llevo leiendo y comentando el Diario, es a no subestimar las intuiciones de Lucía y Dosoctabas.

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  28. Madrugada. ¿Quién podía enviarme un sms a estas horas?

    «No podemos seguir así, tenemos que hablar»
    Hipótesis 1: Tomás, que teniendo tantos informantes, ya se enteró en el bar donde conoció a Carmen; de la inminente vuelta de Doménico.
    Sabe bien que la vuelta de él italiano le hará perder aquella influencia que ha tenido sobre Carmen por mucho tiempo y que él mismo se encargó de alejar.
    Hipótesis 2: Irene, que al ser amiga de Doménico y saber que este vuelve, está buscando una manera de reencontrarse con Carmen y está allanando el camino para que su encuentro sea menos doloroso.
    Hipótesis 3: Carlos, él quedó muy dolido luego de que Carmen lo rechazara de una forma muy diplomática. Siempre se imaginó que Carmen era simplemente la amante libertina de Mario y él él tenía la esperanza de enamorarla y quedarse con ella. Luego del rechazo se sintió muy afectado pero ya ha pasado tiempo y es posible que esté tratando de recuperar ese sentimiento que Carmen claramente demostró por él que fue su primer amante consentido por su marido, aunque él (Carlos) no lo supiera
    Saludos

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    1. Bien trabajado, Shubert y por si fuera poco, has ordenado las hipótesis de mayor a menor probabilidad.

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  29. Sigo pensando en Tomas . "No podemos seguir así, tenemos que hablar". El empresario sufre su falta. Es su amiga, su amante, le cuesta estar sin ella. Irene no mandaría este mensaje. Sabe que su gran amor volvió con su esposo y no trataría de hacer nada para que ese reencuentro fracase. Carlos menos, mi tocayo sigue en Sevilla lamiendo sus heridas y rumiando rencor. Varios capítulos adelante nuestro amigo sabrá hacer el pase de magia para que el sevillano vuelva y como Mario adelantara en uno de los relatos como se comporta el enamorado engañado.

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  30. No estoy de acuerdo contigo, Torco, hace tiempo que falta Irene, salió del relato despechada y solo falta que una dé el paso de la reconciliación, porque se quieren, sé lo mal que se pasa y cuanto más dura, más dolor y más difícil se vuelve romper el silencio. A nivel de estructura del relato no es el momento adecuado porque hay demasiadas tramas para añadir otra más, pero si pensamos en una historia de vida sería el adecuado, fin de verano, comienzo de etapa.
    Estoy convencida de que estas dos mujeres vuelven a unirse, tiempo al tiempo.

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  31. Gracias por lo de sabueso, ya nadie emplea esos calificativos de cine negro, me ha gustado.
    Volviendo a las propuestas de Shubert, no recuerdo que Tomas haya hablado nunca de Domenico, a lo mejor ni ha coincidido con él. Sigo apostando por Tomas como autor del sms.

    Mi voto porque Irene vuelva algún día. A Carlos, cuanto más lejos mejor.

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  32. Buenos días de fin de semana.

    Hacía tiempo que no estaba de Rodríguez, mi chica se fue de seminario cuatro días y volverá mañana, aprovecha para quedarse con alguna compañera que no veía hace tiempo y hacer turismo.

    Yo aprovecharé para meterle un buen meneo a Domenico, Andrés y otros antes de que se me llene la casa esta tarde de gente con ganas de prender la leña y nos pongamos ciegos de carne a la brasa, buen vino y lo que vaya cayendo.

    No me esperéis despierto mañana.

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  33. Totalmente de acuerdo, Irene tiene que volver, estoy convencido que será Carmen quien la llame cuando las aguas se calmen, este encuentro también será épico, será como una tormenta de fuego, solo nos queda esperar con paciencia.

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  34. Que buena pista amigo Mario. Nadie menciona al Tutor y protector de Carmen que quedó en puntos suspensivos hace algunos capítulos.
    Es interesante cada una de las posibilidades.era la cuarta hipótesis pero me reclamó el trabajo.

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  35. Buenas tardes querido Cayo, por aquí tirado después de unos buenos cayos que sabes que aquí en Madrid es casi religión y pensando en el diario.
    No sé porqué me parece que esta parte del capítulo la tenías muy pensada, también puede ser que yo la esperaba desde hace mucho, pero de lo que estoy convencido es que para Mario muchas cosas van a cambiar, el proceso supongo que será lento y ni se me ocurre como abordarlo pero el tener la confirmación de los abusos y conocer la historia va a marcar un antes y un después.
    Y por si alguien pregunta apuesto por Tomás, me sorprende lo que está tardando en reaparecer.

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    1. Callos a la madrileña, un plato bien contundente, no es de extrañar que pasases la tarde tirado en un sillón.

      El diario está muy pensado para unos, muy vívido para otros (dejemos eso), aunque la improvisación forma parte de la vida, o la vida es pura improvisación, porque, como buen ateo, no creo en el destino.

      Filosofías baratas aparte, te diré, querido Bruto, que los que habéis leído con interés el diario no habéis encontrado en este capítulo nada nuevo sobre el trauma de la protagonista que no estuviera ya escrito. Luigi lo ha comparado con un trazado de puntos que has de recorrer con el lápiz para descubrir la figura oculta, me parece un símil muy apropiado. Requiere intuición y perspectiva.

      Que las cosas van a cambiar es evidente, pero todo a su tiempo.

      Y de los callos, querido Bruto, lo mejor: la salsa con un buen trozo de pan cerca.

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  36. Soy gilipollas, no aprendo ni a las malas, me resultaría más fácil conversar con un muro de hormigón que con algunos comentaristas de TR.

    Lo dicho, soy gilipollas profundo.

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    1. Confucio dijo: Serénate, pequeño saltamontes, no te atribuyas cualidades que pertenecen a otros.
      (Ni Confucio dijo tal cosa, ni estamos hablando de cualidades precisamente, tú ya me entiendes)

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    2. Lo que te faltaba , ponerte en modo Kung fu y soltarnos sermones místicos, jajajaja, Este ha astado muy bien al estilo del dont worry be happy, Es que no se puede discutir con quien de antemano se sabe que no está por la labor. Ay y que ver donde te metes apasionado.

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    3. Si ya lo digo yo, que soy imbecil profundo, jajajaja.

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  37. Será que Tomás ya llegó al colmo de la desesperación por no estar cerca de Carmen.
    Sabemos que ya conversó con Mario y le dio la tarea de hacer que Carmen volviera al redil.
    Pero también sabemos que es muy autoritario y además se denominó el dueño de Carmen.
    Qué tan factible sería que la persona que envió el mensaje sea este señor todopoderoso rebajándose a pedir clemencia a una de sus propiedades.
    Creo que mi voto va por Andrés que luego de estar dándole muchas vueltas y con el problema que tiene en su familia busque una forma de desahogo para hacer más llevadero la situación.
    Son las ideas de cuando uno no tiene otra cosa que hacer que pensar en la vida ajena.

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  38. Bruto.
    Buenas tardes querido Cayo, sin pan unos cayos es un sacrilegio hasta para un ateo.
    Ya sé por borradores ganados con el sudor de tú frente que todo lo tienes muy pensado, pero déjame que intuya un poco más de intención aunque no sea cierto.
    Es cierto que hay poco nuevo sobre el trauma, aunque algo sí hay, pero me parece que tiene que ser un punto de inflexión para Mario y como un comienzo te lo planteas, aunque sea una continuación y por eso más desarrollado, seguro que me equivoco pero así lo veo.
    Si te digo que los cayos es por mí mujer que le encantan, pero los prueba y de lo grueso nunca mejor dicho me encargo yo.

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    1. Párrafo tres, este: "Es cierto que hay poco nuevo sobre…».
      Discúlpame, no logro entender qué quieres decir. Agradecería una ampliación para poder contestarte.

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  39. Bruto.
    Los abusos de los primos y los amigos de estos nos los habías contado, el abuso del tío creo que lo describes un poco más, y del puñetazo o codazo a Carmen no no lo habías contado y menos las consecuencias del golpe, sólo lo habías insinuado como un sueño difuso y una pregunta.
    Si me equivoco corrígeme.

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  40. Soy de sangre caliente, en muchas ocasiones es un gran defecto, los comentarios injustos me pueden, muchos que escriben estos comentarios no han escrito ningún relato, no saben lo complicado que es plasmar esa idea y darle forma, atar todos los cabos, el diario tiene 188 capítulos, mi relato más largo tiene 10 capítulos y me costó un mundo conseguir que todas mis ideas encajaran, pues imaginaos eso con 188 capítulos.

    No tengo problemas con las críticas si estas están bien argumentadas y con la buena intención de ayudarte a mejorar, pero en el caso del diario muchas de las críticas deriban en no poder aceptar la vida que dos personas han decidido vivir ejerciendo su derecho de libertad y decisión.

    Yo llevo un tiempo en que escribir ya no me hace sonreír, al sentarme delante del portátil siento como si me pusieran una losa pesada sobre los hombros.

    Cuantas veces habrá sentido lo mismo Mario desde el 2007 que emprendió este viaje, pero aquí sigue, muchos que escriben esas críticas feroces tendrían que tener eso en cuenta, además de la hermosa escritura de Mario, yo también leo el diario para poder mejorar mi escritura no me avergüenza decirlo al contrario.

    Este comentario no va dirigido a ninguno de vosotros queridos amigos y amigas, simplemente es una pequeña reflexión que hago para ver si llego a la iluminación y dejo de hacer el imbecil perdiendo el tiempo con gente que no merece la pena, como en los comentarios de TR.

    No me queda más que desearos unos felices sueños

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  41. Deseo aclarar que por lo general no vuelvo a leer los capítulos a menos que tenga una idea fija, más bien, trato de recordar las acciones de los personajes y mirarlas desde el punto de vista de lo que sentí en ese momento que estaba ocurriendo.
    En aquellos capítulos que aún no tenían nombre, pero que contaron la historia de la separación de nuestros protagonistas, se deja ver una personalidad dominante en aquel hombre al que Mario ya le había entregado a su, en ese momento, esposa. Nota aclaratoria sigue siendo su esposa pero después de Semana Santa cambio la forma de ver la relación.
    Doménico se comportó autoritario, macho alfa, controlador, posesivo y dominante.
    Llevó al club, donde Carmen conoce luego a Tomás, a una sumisa recién estrenada, que está destrozada por la tristeza de la separación con el amor de su vida. Esta pequeña e indefensa avecilla, no literal porque Carmen en talcones (incluso sin ellos) es mucho más alta que ellos dos, es presentada a sus amigos, conocidos y socios, le dice de una manera que no aplica a réplicas, que se debe comportar de forma que él se sienta orgulloso de ella. Supuestamente la deja libre pero está vigilando cada movimiento de ella mientras conversa y se entretiene con Piera.
    Carmen se deja manosear, encuentra un sentimiento que no esperaba junto a Irene, es acosada por Mahmud, es convencida por la misma Piera, para colocarse piercings, y todo bajo la atenta mirada de su amo, aquel que la hace sentir la sua puttana.
    No veo qué diferencia hay con lo que hace Tomás. Doménico también es un hombre de negocios que busca beneficios y que en este momento estaba entrenando a Carmen para que hiciera lo que luego Carmen hizo por Tomás.
    Es lo que recuerdo de aquellos capítulos.
    Si alguien me puede aclarar y decir estás equivocado con gusto los leo.
    Saludos desde un caluroso y muy húmedo lugar del mundo.

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    1. Existen diferencias en la personalidad de ambos que sería difícil exponer aquí por su amplitud. Si lees el diario en una tablet te sugiero que, si tienes interés y tiempo, te ayudes de las etiquetas que aparecen a la derecha de la pantalla para localizar los capítulos en los que se hace referencia a Domenico, por una parte, y a Tomás, por otro, para poder comparar los dos perfiles

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  42. Como a veces también tengo pensamientos oscuros, qué tal sería que en una negociación entre Doménico y Tomás la que deba cerrar con broche de oro sea Carmen.
    Ese sí es un verdadero choque de trenes.
    Es solo una loca idea que llega a mi mente en momentos de ocio.

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  43. Hoy he descubierto un autor en TR, se llama Raure y publica dos entregas de su serie El patio interior. No lo conocía, le he echado un vistazo y cómo me ha gustado he querido empezar desde el ptincipio.
    El capítulo 1 de El patio interior es una joya, no sé cómo continuará, tampoco he podido leer sus otros relatos, pero si están en la línea de éste, os recomiendo que no dejéis pasar la oportunidad de leer a uno de los mejores autores en activo que quedan en TR.
    Si os interesa, ya os daré mi opinión sobre el resto.

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    1. Luego a la noche le echare un vistazo a los relatos de Raure, en cuanto a lo que a comentado Shubert que no nos extrañe que Domenico y Tomás actuen de esa manera, en mi opinion si esa situación se da, sería de vergüenza ajena, tengo la intuición de que Carnen dejara de ser tan sumisa con el tiempo, entonces veremos lo que les ocurre a estos hombres de negocios sin escrúpulos.

      Yo voto por que Carmen les mande bien lejos, por no decir que les mande a tomar por donde no pega el sol.

      Un saludo a todos.

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  44. Con respecto a ese mensaje que recibe Carmen y que muchos pensamos que es Tomás, creo que se debe en parte por una charla que puede haber tenido con Gerardo quien le confirma sus sospechas de que Carmen se excedió en el acuerdo original.

    Gerardo conoce bastante a Tomás. Está convencido de que el vínculo que tiene con Carmen supera el que podría tener con el resto de las chicas.

    No sé si herido en su ego, por haber elegido ella ir con Santos, o por el solo hecho de cabrear a Tomás y que estés aleje de Carmen, quizás el juegue esa carta para que ella lo elija a él.

    Sé que él le dijo a Carmen que si iba con Santos pasaba de ella. Pero como dijo Gourcho Marx estos son mis principios, si no le gustan tengo otros.

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    1. No creo que sea Gerardo, yo me inclino mas por Andrés.

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  45. Hoy he roto tres llaves fijas intentando aflojar una tuerca que parecía que había sido apretada por el mismísimo Hércules utilizando para ello su divina fuerza, después de haber roto la tercera llave fija he salido del taller con un cabreo histórico, he comparado una coca cola y he vertido su contenido sobre la tuerca.

    Después de esperara un tiempo a que esta hiciera efecto, he cogido una cuarta llave fija, consiguiendo aflojar la tuerca casi sin esfuerzo.

    Nota mental:

    No volver a tomar una coca cola en mi vida, si a conseguido soltar la tuerca, que es lo que nos hará dentro de nuestro cuerpo.

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  46. En cuanto a lo que supone Shubert, de acuerdo a mi perspectiva es correcto, ya lo habia mencionado yo antes en un comentario, Doménico es dominante y manipulador, le hace entender o creer a Carmen que es solo un juego, pero siempre lo dice con autoridad, y no admite replica, en cuanto Carmen lo encara el viernes que llega a Casa de domenico y lo ve en camado con Piera, y descubre que tien las barras que le regalo Irene, Domenico se pone muy enojado, y Carmen le responde de manera enerjica, Doménico no sabe que hacer, y de deshace en disculpas, porque el no quiere ver a Una carmen que tome deciciones, puesto que Domenico se considera su amo y señor.
    Aqui es la unica vez que vi a Doménico flaquear ante Carmen.

    Tambie alguien pregunto que si lo de la violacion con los preimos en el puebleo que si era la primera ves que aparecia en el diario, en el capitulo nombrqdo como Carmenxius ahi viene por primera ves el recuedo de la violacion cuando esta con Ganzalo en aquie privado. que despues lo dejo en su inconciente, pues no recuerda que haya estado ahi con el.

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  47. Apasionado, lo que dije en mi comentario es que quizás Gerardo habló con Tomás corroborando sus sospechas de que Carmen no cumplió con el acuerdo previo. Por eso el cabreo de Tomás, del que está arrepentido y por eso quiere hablar con Carmen.

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    1. Yo sigo dudando de que Gerardo y Tomás hayan hablado, eso no quiere decir que Tomás tenga espías que le pongan al día con respecto a Carmen.

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  48. Buen día a todos. No sé si les pasará como a mí, que reviso una y otra vez sin poder dar crédito a que recién hace 10 días se publicó este relato. Tal vez sea la ansiedad por saber cómo continúa, o las mil preguntas pugnando entre si para determinar quién tiene la razón.... Pero solamente consiguiendo que la ansiedad por leer el próximo sea mucho mayor
    Nunca dejo de ver a Carmen como un mero "premio" que se disputan entre varios personajes con mucha maldad, por más que varios de ellos intenten encubrir sus verdaderas intenciones bajo un manto de palabras dulces

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  49. Yo no creo que Gerardo haya hablado o buscado a Tomas para darle pormenores de lo que sucedió en las vacaciones, Tomas ya sabe que Carmen se saltó las trancas, y conoce a Gerardo bastante bien como para tenerlo controlado, pero esto no evita que Gerardo en un futuro busque por medio de algún negocio con Tomas volver a ver a Carmen, y si llegara a convencer a Tomas, lo más seguro es que Carmen se niegue a volver a tener tratos con Gerardo, ya que Gerardo quedo muy mal parado con Mario y eso según mi entender, le generaría muy mal sabor de boca a Mario, podría tener broncas muy fuertes entre los protagonistas de este diario, claro a menos de que Carmen le oculte a Mario que se llego a ve con Gerardo.

    Me explico, Carmen sabe que Mario no traga a Gerardo, y aunque Mario sabe que Carmen disfruta mucho estando con Gerardo, desde que terminaron las vacaciones Mario le dejo claro a Carmen que no toleraría nada si carme vuelve a ver a Gerardo.

    Al menos esa fue la impresión que medio.

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  50. El capítulo nuevo está creciendo alarmantemente, voy a tomarme el fin de semana de descanso y el lunes lo veré con nuevos ojos, porque la trama del capítulo no permite dividirlo.

    Gerardo, ni está ni se le espera, (frase mítica); Jacobo, no lo esperéis de momento.

    Voy a seguir con Piazolla y con mi mate con menta, sugerencia de mi amigo Torco.
    Buenas noches a los europeos y buenos días a los transatlánticos.

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    1. Gracias Mario por confirmar mi teoría de que Gerardo está fuera de juego. No pinta nada en esta historia, a lo mejor más adelante aparece pero ahora no tenía sitio.

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  51. Mi querido Mario, veo entre Doménico y Tomás tantas similitudes, que quizás por ser yo un extraño y haber leído el diario prácticamente de corrido hasta los últimos capítulos, mantengo más fresca la sensación.
    Doménico llegó como un amigo, que se presenta en una cafetería, para aplaudir la forma en que Carmen se libró de un moscón.
    Luego ocurren situaciones entre Carmen y Mario, que la hacen llamarlo para hacer una cita y así ganar una apuesta que se habían hecho entre ellos.
    El día de la cita Doménico fue atrevido, seductor y avanzó con paso fuerte.
    Cuando Mario llega a restaurante encontró a Carmen prácticamente entregada. Pero faltaba la cereza del pastel, aquel aquel pantalón era muy ajustado su correa estorbaba y Mario se encargó de facilitar el camino, la entregó en ese momento.
    Luego pasaron una noche desenfrenada en la cual Doménico tomó el mando.
    Era el corneador con experiencia. Los llevó por el camino de la sensualidad, del morbo y de la pasión disfrazando de amistad por un lado y de amor por el otro para lograr su cometido.
    Luego llegó la separación y Carmen acude a Doménico para que le dé una idea de cómo salvar su matrimonio y este aprovecha para sacar a Carmen de un lugar neutral para llevarlo a su territorio donde él domina la situación y se puede deleitar con esta recién llegada al mundo liberal.
    Dejo esta parte por aquí porque puede ser muy largo el comentario y no quiero dividirlo.
    Tomás se presenta en el mismo bar donde Carmen estuvo con Irene por primera vez y le ofrece ayudarla con un lugar donde quedarse a dormir.
    Luego como ya he dicho anteriormente aparece por arte de magia a ofrecerle desayuno, a preguntar si le dio frío durante la noche, sí tuvo pesadillas (sarcasmo), en otras palabras siempre llegaba por casualidad porque estaba cerca hasta que logró que Carmen se sintiera agradecida hasta el punto de tratar de hacer algo para compensarlo.
    Cuando se vuelve su jefe además de su amigo con derechos puso sus cartas sobre la mesa y dijo de frente cómo iba a ser todo.
    Doménico bajo su máscara de comprensión, amor y solidaridad, esconde algo peligroso para la pareja.
    Lo que sí sé es que el tiempo que pase Carmen con Doménico, disfrutaremos de candentes narraciones que harán disfrutar a los más morbosos.
    No sé si se resuelva el trauma pero de que gozaremos los relatos de eso sí estoy seguro.

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  52. A mí la que me da pena es Esther, esta muy unid@ a su hermana y cuando se entere que está ejerciendo la prostitución lo va a pasar mal,, no sé si lo va a entender.

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  53. Es muy posible que Esther no lo entienda, pero estoy seguro que la apoyará, más después de hablar con Mario.

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  54. Aclaro sobre mi comentario. Nunca dije que Gerardo apareciera, si así lo dí a entender lo siento.

    Puse como posibilidad, que él le hubiera ratificado a Tomás su sospecha de que se excedió en lo acordado por los servicios de Carmen.

    De allí su conducta y que ese llamado a ella tenía que ver con su arrepentimiento.

    Querido amigo ojalá sea con Adiós Nonino y Libertango.

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    1. No tienes que disculparte por nada, Gerardo la cago, sus acciones lo alejan de Carmen.

      De todas formas tengo la sensación que estamos ante una lucha de titanes, Domenico y Tomás.

      Los dos dominantes y manipuladores, Shubert los describió a la perfección.

      El problema que veo es que todo el mundo a intentado manipular a Carmen en algún momento del diario, siendo Mario el que más manipuló, pero a la hora de la verdad también es el que más está dispuesto a arriesgar por Carmen.

      Un abrazo muy fuerte para ti y tu compañera.

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  55. Esther no tiene que enterarse de nada, ya se encargará Carmen de que no lo sepa, no le importa que esté al tanto de sus líos con Irene o con Domenico, pero esto otro es muy fuerte, lo de Irene ya lo llevo mal imaginaos lo que puede pasar si se entera de que su hermana está trabajando de puta. No le vuelve a hablar en la vida y eso Carmen no lo soportaría, Esther es un pilar para ella.

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    1. Es un secreto que tarde o temprano saldrá a la luz, confío en que Esther termine entendiendolo con el tiempo, como bien dices Lucía, Esther es un pilar muy importante para Carmen.

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  56. En algunos parques de entretenimientos hay un juego que le llaman Samba, en alusión ala danza brasileña.

    Es un circulo como una fuente de horno de unos 10 a 25 metros de diámetro aproximadamente.

    Las personas se sientan sobre el perímetro del aparato y cuando comienza a funcionar el aparato gira y continuamente se levanta de unos de sus lados y luego del otro.

    Así me parece que es la vida de Esther con respecto a su hermana desde que se enteró de la relación abierta de Carmen y Mario.

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    1. Es que me tiras de la lengua, Torco, no sé qué voy a hacer contigo. Olvidate de la samba y quédate con la montaña rusa, tiempo al tiempo, me darás la razón.

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    2. Nos viene el Dragon Khan con esteroides, joder con lo mal que lo pase montado en esa montaña rusa.

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  57. Bastante tiene Ester con soportar al imbecil de su marido para que se entere del lío que se trae su hermana. Ya se andará con cuidado Carmen.
    Lo que a mí interesa son dos mujeres potentes que Mario tiene en la recámara, una es Graciela, tengo mono de Graciela, uno de los pibones más potentes del diario, la otra es Irene, la que conoció Mario en un pub y la tuvo a puntito si no fuera porque se marchó a Sevilla. Una tía separada, con una niña de ocho años y con ganas de empezar algo, le gusta Mario a rabiar pero le teme a dos cosas, que está casado y el rollo liberal que se trae con Carmen.
    Lo estuve releyendo anoche. Como me gusta esa tía.
    Mario, por favor, dime si va a volver a aparecer.

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  58. Como siempre mi sensei, te daré la razón. Si vieras la sonrisa que arrancaste a mi compañera, con el consabido no aprendes más que se parece a un mimo y no a un reproche.

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    1. Nada más lejos de mi intención qué reprochar a mi amigo. No sé si en Argentina se usa la expresión «tirar de la lengua» en el mismo sentido que en España: hacer hablar de más. Es lo que me provocó tu comentario sobre la samba, no me pude contener y por poco haces que destripe (spoiler) algo que ya llegará. Insisto: samba se queda corto, montaña rusa es lo apropiado.

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  59. ¿Os habéis dado cuenta de que, en general y exceptuando a Claudia la malvada, los personajes femeninos son mejores que los masculinos? Mejores personas, quiero decir.
    O es cosa mía???

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    1. No lo es, en el diario los hombres son como para que les den una patada en el culo.

      Carmen, es la que más critica se a llevado durante años, pero es la que tienevel corazón más grande.

      Graciela, estuvo al lado de Mario en uno de sus peores momentos, sin pedir nada a cambio.

      Candela una mujer dura que no duda en prostituirse para darle de comer a su hijo, otro gran personaje.

      Esther, es y será el apoyo de Carmen, no tengo ninguna duda.

      Julia la amiga de Carmen, persona de su confianza, es una lastima que se marche.

      La madre de Carmen y Esther, otra mujer dura como un pedestal, otro gran personaje.

      Me dejo más de una en el camino, si Lucía, en el diario las mujeres son mejores que los hombres, eso es un hecho.


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  60. Se me a olvida Irene, la mujer que ama Carmen, la mujer que le dio luz en tiempos de penumbra.

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  61. Lo que yo crea da igual, solo tú sabes si Irene va a volver, creo que has dejado pistas, has marcado una etiqueta para el pub donde se conocieron, el San Francisco, ¿para que lo ibas a hacer si no fuera a utilizarse más veces? creo que si Mario no la insiste ella se va a guardar las ganas de llamarle. Otra opción es que se encuentren por casualidad en el pub y salté la chispa. Esa tía me gusta casi tanto como Candela. Ponla a calentar y sácala al campo.

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  62. Spoiler en toda regla y nos dejas con ganas de saber más, como siempre.
    Me da por imaginar un divorcio, que ya va siendo hora porque lo de esther con ese impresentable no va a ninguna parte y lo de la montaña rusa lo interpreto en el sentido de que no lo va a pasar bien, puede que el tiparraco se lo pponga dificil incluso le haga alguna jugada sucia,, ya se sabe como reacciona esa clase de tios, o mia o de nadie.

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  63. Yo tengo claro que Domenico a visto el cielo abierto y que no nos extrañe que ese mensage a altas horas de la noche sea cosa de Domenico.

    Carmen se va a cabrear, Mario es un absoluto maestro en esas lindes, creo que nadie como el para enfadar a Carmen, pienso que Esther va a ser la clave, será ella quien hable con Carmen para explicarle lo que hablo Mario con ella y así sabrá que esto no es una mentira al uso, que aquí Mario se lo está jugando todo por ella.

    Otra cosa que empiezo a pensar es que en los siguientes capítulos vamos a tener sobredosis de testosterona, veremos a los machos Alpha(cada vez que leo o escucho lo de macho Alpha no puedo evitar reirme, el sinonimo de macho alpha es la palabra imbecil) mostrándose tal pavos reales.

    Veremos si ne equivoco.

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  64. Respecto al mensaje que recibe Carmen en la madrugada, si analizamos bien la frase «No podemos seguir así, tenemos que hablar» no pude ser Doménico, porque no tienen pendiente que hablar. se van a ver y si sale a relucir la plática que tuvieron Mario y Doménico, yo le dijo Doménico a Mario que le diría la verdad, pero solon si Carmen pregunta, por el acuerdo que tuvieron en la entrevista que se dio en Barcelona, por otra parte Doménico sabe que Carmen sin Mario no está al 100%, pero si Doménico juega bien sus cartas sabe perfectamente que tendrá a Carmen sin reservas. cosa que tratara a toda costa de que así suceda,

    Para mí los únicos que tienen cosas que aclarar son Tomas e Irene. y yo me decanto por Tomas.

    Alguien cree que es correcta mi apreciación. Espero comentarios

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  65. A los hombres como Domenico, Tomás, Gerardo, Angel y un largo ect en este relato les puede, el ego, el orgullo y la vanidad, mala combinacion.

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  66. Como dice Federico lo más probable sea que ese mensaje provenga de Tomás, pero como es demasiado evidente y el escritor es Mario, pues de ahí lo de Domenico.

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  67. Empiezo a sentir los síntomas propios de l síndrome de abstinencia y me preocupa, consulto compulsivamente el blog para ver si Mario ha dado alguna señal de que tenga intención de publicar, leo el capítulo buscando pistas sobre quién dijo qué o cuando pasó algo. Me estoy poniendo malita, Mario, ¿no te doy pena?

    Ahora en serio, ¿os acordáis que Roberto dijo que volvería en octubre? Es lo que nos faltaba, otro gallo en el corral, que decía mi abuela. La última conversación que tuvieron, a propósito de si se quedaba más tiempo en Estados Unidos, no fue muy cordial, sin embargo cuando llamó para advertir que Solís le estaba sondeando estuvo más simpático. No sé qué pensar.
    Mario, dinos algo, please

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  68. Yo también estoy como tú Lucía y si preguntamos a los demás, están sin uñas fijo, venga Mario se magnánimo con nosotros, pero publica el capítulo, no un adelanto que nos va a dejar con más ganas todavía.

    Un abrazo muy fuerte a todos y todas.

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  69. Conocéis la expresión italiana Vaffanculo? Ojo, porque tiene muchas interpretaciones. No la traigo aquí para aplicarla a vosotros, los lectores y comentaristas, sino porque en el próximo capítulo la veréis en boca de Carmen (entre otras personas).

    Ahí os lo dejo, para que luego digáis que no os cuento nada. Noventa minutos alrededor de vaffanculo. Casi ná.

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    1. A tomar por culo en Italiano, mi jefe que es poliglota, dice tacos en distintos idiomas para no repetirse según el.

      Con el siguiente capítulo estamos a punto de viajar en un avión hipersónico.

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  70. Mario por lo que veo va a ser un capitulo de mucha intensidad, según wikipedia la traducción sería "Jódete!, ¡que te jodan!, ¡a la verga!, ¡que te den por culo!, ¡chinga tu madre", osea que Carmen se va a poner furibunda, encabronada y lo que le sigue, al menos eso quiero entender. Y lo más seguro es que sea con Mario y Doménico el encabronamiento por hablar a sus espaldas.

    Ya no dejes de ponernos en tensión, pública el siguiente capítulo sin tardanza, ya no tengo uñas.

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  71. Vafanculo: A tomar por culo. Ahora a pensar porque eso lo decimos de muchas maneras y con muchas intenciones diferentes. OJO QUE MARIO NOS QUIERE PILLAR, CUIDADIN. de primeras parece evidente que Carmen mande a t.p.c. a Mario por engañarla. No cuela. Puede ser que mande a t.p.c. Domenico por ponerse de acuerdo con Mario. Tampoco cuela. Ojo que dice que Carmen no es la única que suelta esa palabra. MARIO NOS QUIERE MAREAR.

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    1. Como siempre, yo me he pillado unas infusiones relajantes, para ir tirando mientras espero a la publicación.

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  72. A quién le dirías ese insulto en italiano, la lógica indicaría que a quién
    hable ese idioma o a quién sea de esa nacionalidad y con quién estás acostumbrado a hacerlo en esa lengua.

    Pero, como bien expresa Dos Octavas sabemos de la perversidad del que escribe este hermoso relato, y se trate - como decimos en estas costas - de un bolazo.

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  73. Carmen tiene derecho de mandar a t.p.c a Mario y Domenico por conspirar a sus espaldas y eso que Mario lo hace con la mejor de las intenciones.

    A otro que puede mandar a t.p.c es a Tomás, incapaz de reconocer que se a equivocado, así no se puede ser ni amante, ni amigo, ni nada.

    Veremos también como se toma saber lo que su padre y hermana han hablado con Mario, me da a mi que vamos a ver a la Carmen más furibunda

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  74. Mario, ya tendras fecha de publicación del siguiente capítulo

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    1. Lamento decir que no hay fecha a la vista, queda mucho por hacer para que pueda entrar siquiera en la fase de depuración final, esa que solo (¡solo!) consiste en cribar repeticiones, cacofonías, y malos usos de conjunciones, adverbios y pronombres, vicios que me persiguen como mosquitos.

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  75. Para ir abriendo boca.
    Hace un rato hemos mantenido un intercambio de opiniones a propósito de una frase que Domenico pronuncia en el capítulo 189. Ocurre en el mismo club donde se celebró la fiesta de presentación de Carmen nada más irse a vivir con él y donde conoció a Tomás; a ese club vuelven a su regreso de Italia y allí, pensando que ella no se encuentra cerca, comenta con sus amigos lo siguiente:

    —Mario es el peaje a pagar por mantener a Carmen tranquila y despreocupada.

    Respuesta de mi interlocutora: Matiza la frase, dale una vuelta, no va a ser bien interpretada.

    Y yo, que soy de decir las cosas tal cual, sin edulcorantes ni aditivos, me resisto a tocar lo que está dicho y bien dicho, ni le falta ni le sobra (a mi parecer). El contexto, le falta el contexto para que podáis juzgar si el italiano es un cabrón más falso que Judas o se ha dejado llevar del ambiente.

    Por dar más sal al guiso y poner también de la otra parte, ahí va una frase de Carmen en el capítulo 188, escena de cama.


    «—Vámonos a mi casa, tengo ganas de estar a solas contigo.

    —¿Y Mario? ¿qué hacemos con él?

    —No es lo mismo, aquí hay demasiada gente, Mario es… otra cosa.

    —Mario es lo que cualquier pareja como nosotros querría tener a su lado… a veces.»

    Respuesta de mi interlocutora: No compares, se entiende con claridad lo que quiere decir Carmen.


    Os dejo suficiente material para que, si os apetece, abramos un debate sobre… no quiero dirigir el rumbo.

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  76. —Mario es el peaje a pagar por mantener a Carmen tranquila y despreocupada.

    No hay contesto que valga, esta frase la dice un gilipollas, lo mires por donde lo mires, no se a que juega Domenico, pero este vez a sido un imbecil.

    La parte de Carmen está clara, Carmen quiere compartir este momento con Mario que este este presente, para Domenico es una piedra en el camino que no puede apartar.

    Lo siento mucho, vasandome en este fragmento, Domenico es un capullo de la misma calaña de Tomás, Gerardo o Angel, Domenico va a ser un Judas, lo será porque es la única manera de tener a Carmen para el.

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  77. Opiniones dispares, mi chica piensa que Domenico hace lo que siempre hacen los tíos cuando se juntan en manada, alardear y decir tonterías, luego cogidos de uno en uno vuelven a pensar con el cerebro y no dicen idioteces, ella piensa que a Domenico le ha pasado eso y ha soltado una gilipollez como un templo porque estaba entre tíos.
    Yo creo que ha dicho lo que cree de verdad y no se atreve a decir delante de Carmen, por lo que dice Mario, le ha oído, ya veremos a ver qué pasa.

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  78. Lo que comenta Doménico en el club, en el capítulo 189, cuando Carmen esta lejos, ósea a sus espaldas, —Mario es el peaje a pagar por mantener a Carmen tranquila y despreocupada.
    Para mi este Doménico sabe perfectamente que Carmen sin Mario no la puede tener al 100, sabe que aun cuando no este Mario en cualquier encuentro que puedan tener, Mario apoya en todo momento a Carmen, si Doménico quiere hacer a un lado a Mario, y Carmen si solo sospecha que están ninguneando a Mario, Ella no estará agusto, podrá pasar el momento con Doménico, o con quien esté en ese momento con ella, pero siempre, siempre Carmen antepondrá la relación de pareja de ellos dos (Mario y Carmen), aun cuando Carmen este muy encabronada con Mario. Carmen ya vivió dos meses de separación de Mario y le paso factura. Por lo que veo este Doménico quisiera a Carmen para el solo sin intervención de Mario, Carmen esta enculada de Doménico, pero ama a Mario, por lo que la relación que pueden llevar Doménico Y Carmen, será solo de amigos con derechos, para desfogue sexual, los dos se compaginan perfectamente en ámbito sexual, Doménico hace lo que quiere con Carmen, Carmen gosa de lo lindo, pero Necesita a Mario a su lado, ya sea en presencia o a distancia, sabe que Mario le deja el campo libre para que disfrute su sexualidad, y Mario disfrutará que Carmen le cuente lo sucedido.
    Doménico no es buen amigo, y tratara de que Carmen se aleje de Mario hasta donde sea posible.

    Y respecto al comentario que se hace del capítulo 188
    «—Vámonos a mi casa, tengo ganas de estar a solas contigo.

    —¿Y Mario? ¿qué hacemos con él?

    —No es lo mismo, aquí hay demasiada gente, Mario es… otra cosa.

    —Mario es lo que cualquier pareja como nosotros querría tener a su lado… a veces.»
    Pues, si que Carmen debió tener un encabronamiento con Mario, pero aun así no deja de tomarlo en cuenta, Doménico no estaría a gusto en casa de Mario y Carmen, sabiendo que Mario está ahí, pero Carmen prefiere eso a seguir en un ambiente donde no se siente cómoda, lo mandan al cuarto de invitados y listo. Como dice el mismo Mario (escritor), tendríamos que ver el contexto de esa parte del relato para entender bien como están las cosas.

    Mario (escritor), nos deja con muchas dudas y se ve que el siguiente capítulo va a estar para chuparse los dedos, pero habrá que tener paciencia porque tardar en publicarlo unos días o semanas más.

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  79. También pienso que Mario cuenta con que Domenico va a actuar así, Mario no es tan inocente como para pensar que Domenico no va a aprovechar la oportunidad para sacar tajada.

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  80. Lucia tiene razón, eso es lo que piensa Domenico, de verdad llegue a pensar que era diferente, pero Domenico me esta pareciendo el más bien queda de todos, dando una cara en público que nada tiene que ver con la verdadera.

    No mu gusta nada la gente así, a diferencia de ellos yo no escondo mi incomodidad y mis ganas de perderlos de vista, un escorpión siempre clavara el agijon, va en su naturaleza.

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  81. Después de mucho pensarlo lo escribo, pero aclarando que alguno de los conceptos no tienen que ver con la persona, pero como hacían los romanos aplico ficción sobre un tema que cuesta tratar. Hoy a eso lo llamamos analogía.

    Bien, me la juego a sabiendas de las ostias que podría recibir.

    En lugar de peaje yo utilizaría la palabra servidumbre que los romanos manejaban para temas de derecho real. Entonces servidumbre sería el derecho real, perpetuo o temporario, sobre un inmueble ajeno en virtud del cual se puede usar de él o ejercer ciertos derechos de disposición o bien impedir que el propietario ejerza algunos derechos de propiedad.

    El más común, que se usa aún hoy en la actualidad, es la servidumbre de paso, donde un propietario de un fundo puede atravesar uno ajeno para poder llegar al suyo. Por ese derecho no debe abonar suma alguna.

    Ahora bien, Carmen no es un inmueble, Mario por esta servidumbre no ejercería derecho de propiedad sobre ella. Como dije, aplicando la analogía o la ficción romana, creo que queda mejor que peaje.

    Claro quedaría en manos de mi amigo matizar este término que aptitud y experiencia no le faltan.

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    1. Haces bien Torco, en usar el término servidumbre, es más acertado que peaje, porque éste significa derecho de tránsito mientras que el tuyo es el apropiado si se extiende su uso (como ocurrió) a las personas.

      Pero el lenguaje, como sabes, se construye derribando las normas y formando otras nuevas a partir de lo que una vez fueron barbarismos. (¿acaso no fueron los bárbaros quienes acabaron con el imperio romano y de sus ruinas elevaron un nuevo orden mundial?)

      Me estoy desviando. Doménico considera al marido de Carmen, al menos delante de su público, un mal menor, un peaje que debe pagar por mantener su relación sin sobresaltos. E insisto en utilizar peaje porque servidumbre no es un término que entre en lo admisible para el ego del italiano.

      Buen fin de semana.

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    2. Caro amigo, no deseo por este medio dar nacimiento a una polémica fuera del objetivo principal que es comentar este hermoso diario. Para eso tenemos nuestras amadas botellas que con alguna regularidad hechamos a la mar para que lleguen a destino.

      Solamente decirte esto: como abogado amo el derecho romano, y lo considero el legado que un pueblo nos ha dejado a los que hemos venido después de ellos dos mil años a esta parte, como los griegos con la filosofía. Las murallas cayeron, pero aún seguimos usando la hipoteca, el mutuo etc.

      El peaje también, quien lo cobraba era el Pontífice quien custodiaba el puente. Y no nos olvidemos del usufructo, dónde el beneficiario tenía el uso y goce pero la nula propieta. Para que te enteres Doménico.

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  82. Como es un diario y estos generalmente van en orden cronológico nuestro estimado Mario nos da dos dos momentos en la historia no sé si de manera casual o bien elaborada en cronología inversa.
    Supongo que primero ocurrió la conversación de Carmen.
    Poniendo a trabajar la imaginación.....
    Debe ser algún tipo de celebración o recibimiento del italiano, después de tanto tiempo fuera, quizás en la casa de este, en algún tipo de "fiesta" como aquella de el campeonato de fórmula 1.
    Muchas personas por doquier haciendo muchas cosas y Carmen dice;

    «—Vámonos a mi casa, tengo ganas de estar a solas contigo.

    —¿Y Mario? ¿qué hacemos con él?

    —No es lo mismo, aquí hay demasiada gente, Mario es… otra cosa.

    —Mario es lo que cualquier pareja como nosotros querría tener a su lado… a veces.»

    El hecho de que Carmen quiera estar a solas con el italiano en un lugar más privado, con la posible compañía de Mario, la remonta al inicio de la relación, donde eran ellos tres. Dónde quedó en puntos suspensivos, luego de la discusión que tuvieron cuando regresaron a casa. Esto trae recuerdos y una forma inconsciente de hacer las cosas bien esta vez.
    Recuerden que solo es mi imaginación.
    La siguiente escena ocurre en el club donde Carmen fue presentada a la sociedad de Doménico, sus amigos, socios y conocidos.
    Es posible que esté conversando con algunos de sus amigos, allegados y estos le pregunten qué pasa con Mario ya que la anterior vez ellos no tuvieron la presencia de Mario porque Carmen estaba separada de él en ese momento.
    No es lo mismo una pareja separada que se da un tiempo, a una donde el marido consiente que la esposa esté con otro como si fuera su pareja.
    Estamos hablando de 2001, la libertad sexual lleva mucho tiempo pero había también mucha discriminación.
    Habría que ver, si Mario, ¿estaba en el club?
    O de qué manera los amigos de Doménico se enteraron de que Mario estaba presente en la vida de Carmen. A lo que él comenta;

    —Mario es el peaje a pagar por mantener a Carmen tranquila y despreocupada.

    Pienso que la palabra peaje está utilizada en manera de cantidad y no calidad del hecho en sí.
    Una pequeña cuota que debe soportar Doménico para tener a Carmen con él.
    Algo prácticamente insignificante, él sabe, pues ya lo ha comprobado, que cuando Carmen no está junto a Mario, no es la misma mujer entregada y sumisa.
    Recordemos aquel episodio donde ella luego de la separación vivía en casa de Doménico, y aunque al principio todo iba bien sexualmente, Carmen poco a poco empezó a tomar distancia del italiano.
    Esa pequeña cuota de tener a Mario cerca, es lo que logra que Carmen disfrute de su sexualidad de manera abierta y espontánea.
    Sé que como toda pareja tiene discusiones y posibles separaciones, pero, siempre va a haber una vuelta a casa. Un regreso al origen.
    Recuerden esto es solo mi imaginación.
    Saludos desde un lugar lluvioso, con mosquitos y caluroso.



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  83. Domenico es un gilipollas más grande que el Everest, dice querer a Carmen, pero la expone ante los demás como si fuera un objeto para que los demás admiren lo poderoso que es.

    Domenico ni siquiera es consciente que no deja de ser un juguete, es el, el segundo plato y así va a ser siempre, cuando llegue la hora de la verdad, Carmen siempre elegirá a Mario.

    No entiendo a Domenico sacando pecho cuando no es más que un consolador con patas, lo siento, pero estas ostentaciones inecesarias me ponen de mala ostia.

    Tal vez los capítulos venideros me callen la boca, pero Domenico me esta pareciendo un niño mimado y un caprichoso, no siendo consciente de que en este trío es el el único que cede, porque tanto Carmen como Mario quieren que ocurra.

    Carmen y Domenico no van a acabar bien y el va a salir huyendo a Milán otra vez.

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  84. Querido Shubert, no puedo estar mas de acuerdo contigo, yo quise expresar eso mismo, pero no tengo la pericia para excribir lo que pienso, pero tienes razon Doménico sabe perfectamente que si quiere tener a Carmen compenetrada, tiene que estar Mario presente, y no necesariamente presente fisicamente, sino que Mario este con ella, que Carmen se sienta protegida, mimada y que en el moemnto que regrese Carmen a casa, este esperandola, que la haga sentir bien despues de una trajin sexual de campeonato, aunque llegando Mario le pregunte como le fue y quiera detalles, que Carmen le contara aun cuando ella este revnetada sexualmente, cansada, e incluso con estragos de haber tomado cocaina, pero Mario estra ahi para confortarla, Mario sera feliz si Carmen es feliz, viviendo su liverdad.

    Carmen ya le comento a Mario, que cuando llegara Doménico, lo queria con ella, que estubiera al 100, para que pudiera disfrutar como cuando iniciarlon ese ecuentro de vuiernes, donde al final se desencadeno la separacion, Carmen quiere, ama a Mario y por ningun motivo lo quiere lejos de ella, aun cuando Mario quiera manipular los hechos.

    Espero tener razon igual que Shubert.
    Que tengan un excelente fin de semana

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  85. Estimado Shubert, no fue fecha de fórmula 1, fue de motociclismo, no sé si en esa época ya era GP, igual lo importante es tu comentario.

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    1. Recuerda que de este lado del océano, el GP y la Fórmula con el número o letra que sea, no es tan importante como, el fútbol y aquí en Panamá el béisbol. Cómo siempre agradecido por la aclaración.

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  86. Querido Cayo buenas tardes, el comentario lo divido en dos y por la segunda me van a criticar pero es lo que a mí me parece, me puedo equivocar.
    Nos pides que juzguemos el comportamiento del Italiano y lo sacas de contexto para que pongamos lo que nos piden las tripas, sabes por comentarios anteriores que al Italiano no lo puedo ni ver y que pienso que es un cabrón que va a vender a Mario en cuanto pueda, pero también pienso que es mucho más listo que todo eso y por eso y por el poco de contexto nos das estoy convencido que se está dejando llevar de lo que quieren oír sus amigos. La frase es rotunda y no tiene otra interpretación.
    Y querido Torco creo que servidumbre tiene un sentido de obligación continua que no va con lo que quiere decir, que es que cuando él quiere solo tiene que pagar un pequeño precio.
    La otra situación es distinta, la pareja quiere intimidad y piensan que Mario no va a romper esa intimidad, es el cornudo que no molesta, lo están ninguneando.

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  87. A Lidia se le a gustado lo de misil desbocado, menudo cachondeito se trae mi cuñada, jajaja.

    La frase de Domenico esta fuera de lugar, además de ser de muy mal gusto, si la soltó para quedar como un machote delante de sus amigos, ese acto le deja en muy mal lugar y a la altura del betún.

    Sinceramente, llegué a pensar que Domenico era distinto, pero no deja de ser un hombre inmaduro.

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  88. Mario es otra cosa, con Mario en casa se siente cómoda, en casa de Doménico están unos extraños. Yo, en su lugar, pediría lo mismo, irme a mi casa con mi chico porque estaré más cómoda con mi marido cerca o lejos, según convenga, que con unos extraños que por muy amigos que sean de mi chico conmigo no tienen la misma confianza. Mejor en mi casita.
    Eso es lo que yo interpreto de la frase, ni desprecio, ni ofensa. A estas alturas del diario la relación que hay entre los dos protagonistas a mí me queda bastante clara: amigos y colegas primero. Después pareja con todos los tropiezos que han tenido y podrán tener. ¿Me equivoco?, puede ser.

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    1. Solo un apunte Diva, ¿llamar a Domenico mi chico?, Domenico no deja de ser un tío que folla bien y lleva al límite a Carmen.

      Es un consolador más, como en su momento lo fueron Gerardo, Santos y en cierta manera lo es Angel.

      ¿Que Mario y Carmen son primero amigos y después pareja?, no estoy de acuerdo con esa apreciación, Si Domenico decide que se a cansado de ser el segundo plato, porque eso es lo que es, que es toda para el o si no nada, estoy seguro que Carmen le dirá, ahí tienes la puerta.

      Sabemos que Carmen movió cielo y tierra para recuperar a Mario, no a movido ni un dedo para que Domenico volviera, si se van a volver a ver a sido por la intervención de Mario.

      Un abrazo muy fuerte Diva.



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  89. Y en cuanto a la desafortunada frase del peaje, estoy de acuerdo con la interlocutora del autor, con contexto o sin contexto se va a mal interpretar como ya está sucediendo. Desde mi punto de vista, no hay matices que valgan.

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  90. Gracias a los dioses que apareció la brújula que da las pautas de ese contexto en que aparece la palabra peaje, como también el nivel de relación de esa pareja, primero amigos, cómplices para luego agregar pareja.

    Suerte que ante las dudas y complicaciones de entendimiento, aparecen las brujas de Cariban para dar claridad.

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    1. A esto, querido amigo, se le llama premonición o telepatía, como prefieras. Ya nos reiremos juntos.

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  91. Lo siento mucho, pero no veo las cosas como vosotros, con un amigo no tienes el mismo compromiso que tienes con tu pareja, en la puta vida (perdón por la expresión, la suelo usar de manera coloquial, en conversaciones entre amigos)

    Carmen siente amor por Mario, eso ya lo coloca muy por encima del cariño que pueda tener por un amigo.

    Mario es el que está en la punta de la pirámide de las relaciones de Carmen, dicho por ella.

    Yo no soy amigo de Nadia, soy su novio, ella es la mujer que amo, ahora mismo no tengo ninguna intención de ser su amigo, eso ya llegará si algún día decidimos dejar la relación.

    Tal vez mi punto de vista este errado, pero es el que tengo.

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  92. Querido Apasionado, cuando encuentras el equilibrio con tu pareja comienzas a ser pareja, amigos, cómplices. Pareja porque eres yunta tiran ambos para el mismo lado. Amigos, porque un amigo te dirá lo bueno y lo malo sin importarle, porque privilegia la lealtad, cómplices porque compartirán todo.

    En nuestro caso, llevamos 46 años recorriendo los caminos de la vida, aprendiendo juntos. No siempre todo fue vino y rosas.

    Cuando vino la tormenta, cuando se venía el naufragio, supimos virar a Itaka, como una pareja que conocemos.

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    1. La veterania es un grado, siempre respetaré eso, Torco vosotros habéis aprendido con el mejor maestro, la vida.

      Pero, para mi primero eres pareja y despues amigo.

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  93. Si no me equivoco, creo que eres vasco, por lo tanto te cabe un chiste que involucra a un vasco y a Dios.

    El hombre venía caminando y Dios le dice, buen día buen hombre a dónde vas? . El vasco le responde a Salamanca. Dios le responde si Dios quiere.

    El casco cabreado le dice voy a Salamanca. Entonces Dios para castigarlo, lo transforma en sapo y lo deja en un pozo.

    Pasado un tiempo Dios se acuerda del vasco, vuelve y otra vez lo transforma en hombre.

    Pensando que aprendió la lección, le dice buen día buen hombre a dónde vas?. El vasco responde a Salamanca o al pozo.

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    1. Jajaja, soy Vasco si, somos cabezones como nosotros solos, jajajaja.

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    2. Ahí va un chiste de argentinos:
      Entra uno en una tienda y dice:
      —Buenas tardes, ¿me da una caja de Cuélgate?
      —¿Cuélgate?, querrá decir Colgate.
      —¡Ah, vos también sos argentino!

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    3. Joder Mario ya te vale, mira que el chiste es malo.

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  94. Yo llevo dándole vueltas a una cosa, Mario no es tonto, sabe que Domenico va a intentar quedarse a Carmen para el, de hecho creo que Mario cuenta con ello.

    Domenico a sido con el único a parte de Mario con los que Carmen a demostrado esa conducta agresiva y errática.

    Creo que Domenico es parte del plan de Mario para hacer explotar a Carmen para que esa agresividad aparezca y poder tratarla, pero desde la distancia.

    ¿Que os parece?

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  95. Cuál es la diferencia entre un préstamo y un psicólogo: el préstamo vence y genera dinero.

    Querido amigo , con todo el amor de hermano.

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  96. No creo que el pedido de Mario a Doménico en Barcelona forme parte de una jugada maquiavélica del marido de Carmen, para conseguir acertar con el tratamiento para ella.

    No niego tal posibilidad, pero no da con la manera de manejarse de Mario. No creo que mi cariño hacia él esté nublando mi juicio. Me parece que el pedido nace sincero ante su imposibilidad de poder abordarlo y no quiere otro paso en falso como fue la "dichosa" terapia de puta.

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  97. Buenos días.
    Mi abuela dice “de buenas intenciones está el infierno lleno”
    No dudo de la buena intención de Mario, pero va a organizar un desastre mayúsculo del que no sé cómo van a salir. Doménico ha dicho mil veces que no quiere romper la pareja, al contrario. Yo le creo, no lo hace por hacer el bien,lo hace por su propio interés, pero Mario se lo ha puesto en bandeja y si Carmen sale desengañada después de esto a lo mejor cambia la jugada y va a por todas.

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  98. Ahí le has dado Lucía, Domenico lo tiene fácil, de hecho ya le a dado una pista a Carmen diciéndole que va a salbarla, además de decirle que estaba en Barcelona.

    Carmen ya a empezado a sospechar, en el momento que se entere de la verdad, se volverá a repetir la situación de la otra vez, Carmen se irá con Domenico.

    Por eso digo que no haces una jugada semejante sin tener un plan, porque mientras Domenico no se juega nada, Mario se lo juega todo.

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  99. De todas maneras, la relación entre Domenico y Carmen va a cambiar en cuanto Domenico descubra que ejerce la prostitución, ese va a ser un pinto de inflexión.

    Si domenico se queda en Madrid, va a ser un hecho que no va a poder esconder, yo sigo pensando que al final de este capítulo de fuego cruzado, el que mejor parado va a salir entre los hombres va a ser Mario.

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  100. Fuí desde la primera aparición del italiano parte del grupo que lo odiaba, por la sencilla razón que era la mujer de un amigo, ella también lo era ya después de lo de Carlos, y veía malas intenciones en él.

    Fue Mario quien, ante un comentario de mi parte me indicó que, con el tiempo mi opinión iba a cambiar.

    Ahora bien, cuando comentamos estos relatos, debemos tener en cuenta que, en el plano relaciones se manejan con un modelo que, quizás es distinto al nuestro.

    Ni malo, ni horrible, ni degenerado, DISTINTO, de lo contrario quién no piense así debería comentar en TR con los descendientes de Torquemada.

    Puede ser que Carmen monte en cólera, que quiera como mínimo castrar a su marido. Pero pasado el huracán Carmen, seguro que razonará sobre la decisión de él.

    Lo que adelantó Mario, sobre el pedido de Carmen, para ir a su casa donde puede estar su marido, es un cambio.

    Ya no querrá ser la chica de Doménico, ahora será, si pasada la tormenta, accede a qué sea su pareja, pero con Mario presente en el ático, por ejemplo.

    O no lo hizo ella cuando Elena se quedó en casa de la pareja?,

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    1. Querido amigo, en esta cuestión no debo mojarme (en el sentido que la RAE le da en su acepción 8ª “Mojarse: Comprometerse con una opción clara en un asunto conflictivo.”) porque soy parte interesada como autor, cada cual que saque su impresión a partir del rastro que va dejando cada personaje y, sobre todo, de la filia o fobia que generan por lo que pueden remover. Para eso sirven las novelas y cuentos además de entretener.

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    2. Torco, yo por ejemplo comento hasta donde he leído y que quieres que te diga, yo de Domenico no me fio ni un pelo.

      Que en el futuro es el puto amo y el mejor amigo, puede ser, pero yo eso no lo se.

      Lo único que se, es que Mario le a puesto a huevo la oportunidad de luchar por Carmen y dudo mucho que Domenico no la aproveche, Mario es para el un pequeño peaje, pero es un peaje que siempre va a estar ahí.

      Mario siempre será una piedra en el camino de Domenico.

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    3. Otra cosa Torco, creo que nadie aquí está juzgando la relación de Mario y Carmen, creo que en el diario es lo único que tenemos todos claro.

      Lo que yo no tengo claras son las intenciones de Domenico, viene de verdad a ayudar a Mario a ayudar a Carmen o viene a traicionar a Mario y darle una puñalada trapera.

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    4. Eso lo tengo claro hermano, solo di mi opinión sobre como pienso que podría seguir la historia. Sabes bien que soy respetuoso de todas las opiniones, mientras sean vertidas con buena leche. Que considero de cobardes volcar insultos bajo la protección de un apelativo o un alias.

      Es como el francotirador que, con la utilización de un arma que le permite estar muy lejos de su víctima, logra la impunidad necesaria.

      Por eso amo el Café La Humedad, donde con amigos como Apasionado, Dos Octavas, Lucía, Diva y tantos otros, podemos comentar sin juzgar, solo comprender, entender y lo más importante acompañar.

      Un fuerte abrazo, de esos que acortan las distancias.

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    5. Por eso dije lo que dije, amigo mío, porque si me mojo diré más de la cuenta y os destriparé, spoilearé o desvelaré lo que no debe ser revelado, ¿me explico? Así que, me muerdo la lengua y me trago las ganas de participar más a fondo en el debate sobre si Doménico es un tipo legal o es un canalla.

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  101. Es un placer conversar con todos vosotros, amigo Torco, yo estoy dándole vueltas a una cosa, en mi caso tendría que tener mucha confianza con una persona para pedirle lo que le a pedido Mario a Domenico.

    Tendría que ser un amigo de toda la vida, ¿podría traicionarme?, es posible, pero Mario está confiando excesivamente en la palabra de alguien que conoce de una noche.

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  102. Creo que volvemos sobre lo mismo. Independientemente si el italiano es Al Capone o Juan Pablo II, con Mario se conocen de una noche donde compartieron a su esposa, una tarde donde en un pub él lo ayudó con el pantalón ajustado de su mujer para que el italiano meta mano a discreción.

    No se conocieron jugando paddle, o en una reunión de amigos comunes. Para comprender esta historia no la mires desde tu contexto.

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  103. El conocimiento que nuestro protagonista tiene de Doménico no se limita a los hechos que citas, sabe mucho más a través de lo que le cuenta Carmen, esto forma parte de lo que en psicología se denomina aprendizaje vicario, es decir, a través de otros por observación o por referencias. El protagonista observa la interacción de los amantes en varias ocasiones y aprende y descubre de ellos y de sí mismo, está observación constituye un estímulo tan potente que, en su ausencia, le mueve a exigir a su compañera relatos detallados de los encuentros en los que no está presente. Hay, por lo tanto, más conocimiento que el de una noche de sexo y una tarde en un pub; el triángulo, Mario – Carmen – Doménico se retroalimenta con información constantemente porque, como pronto descubre el italiano, los tres se necesitan.

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    1. Es cierto que todo lo que concierne a ese triángulo no se puede reducir a una noche de sexo y una tarde en un pub. Es todo lo que comentas, y pasada la tormenta de ese fin de semana algo cambió en vos con respecto al italiano. Tu reflexión de cómo ocurrieron los hechos en ese momento que aparentabas dormir y de ahí hasta llegar a vuestro domicilio, esa charla tensa que tuvieron, creo que en Milán, dieron pie a que, ante la seriedad de esas conductas de Carmen, se diera ese encuentro en Barcelona.

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  104. Torco, Mario me podéis contar todas las películas que queráis, Domenico puede ser la persona más maravillosa del mundo con Carmen y terminar clavando una puñalada trapera a Mario.

    Domenico quiere a Carmen y Mario es la persona que tiene que soportar para estar con ella.

    Para mi Mario o esta pecando de exceso de confianza o es un ingenuo, la confianza se gana, no vale de nada lo que te cuente Carmen o que Domenico le haya metido mano a Carmen delante de Mario.

    Porque Domenico no a demostrado con actos que Mario puede confiar en el, de momento lo único que sabe es que la última vez Domenico aprovecho su separación para llevarse a Carmen a su casa.

    Con los datos que tengo sobre la mesa, yo no confiaría en Domenico ni de coña, como dije Domenico no se juega nada, mientras Mario se está jugando su matrimonio.

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  105. No es mi intención llevaros la contraria a los dos, lo que pasa es que con la información que yo cuento del Diario, mi opinión es la que es.

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  106. Reducir a la categoría de películas las opiniones de unos compañeros de foro confirma dos cosas, la primera que el apelativo de Apasionado te va como anillo al dedo, cosa que todos tus amigos ya sabíamos; la segunda, lo que dije ayer (cada cual que saque su impresión a partir del rastro que va dejando cada personaje y, sobre todo, de la filia o fobia que generan por lo que pueden remover) se muestra aquí con toda claridad. Somos esclavos de nuestra historia para lo bueno y para lo malo y creamos opiniones a partir de nuestro pasado.

    Dicho queda con todo el cariño.

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  107. Mario no me hagas trampas al solitario jajaja, lo de que no me contéis películas es una forma de hablar y lo digo, porque tu como autor tienes toda la información, sabes lo que va a pasar y lo que no.

    Creo que Torco también tiene más información y sabe más que lo que nos quiere hacer creer.

    No tengo ningún problema con ello, además nos da tema de conversación hasta el siguiente capítulo.

    Yo soy una persona desconfiada, la vida me ha enseñado a serlo, para mi Domenico no a demostrado nada para tenerle semejante confianza.

    No es mi intención crear controversia, simplemente intercambio de opiniones, de momento vuestros argumentos no han conseguido cambiar mimopinion sobre Domenico jajajaja.

    Un fuerte abrazo para los dos.

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  108. Apasionado, si estuviéramos en el café La Humedad, ya te habrías llevado más de una colleja por mi parte.
    Me voy que me están echando la bronca por tu culpa.

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    1. Jajaja, tendrás el valor de culparme a mi que me encuentro a unos 500 km de distancia.

      Collejas no, pero unas cervecitas si que te aceptaría, no hay mejor charla que la que tienes con un amigo con una jarra de cerveza negra.

      Se me hace la boca agua.

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    2. Cerveza negra, ahí me diste. Una Bock Damm, Guinness por supuesto. Mahou fabricaba una bastante buena que dejó de producir.

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    3. Bock Damm, mira me voy a tomar una cuando salga de currar.

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  109. Pues vaya que esta interesante la plática, que Doménico es de confiar que si no se le puede confiar ni un costal de alacranes, que si esto que si lo otro. Todos incluyendo Mario escritor tenemos una idea mas o menos claro de lo que trama Doménico, para mí y lo he comentado en varias ocasiones, Doménico no es de fiar, es un manipulador neto, se aprovechó de Carmen cuando más vulnerable estuvo, se aprovecho de manera escandalosa, cuando estando en casa de Doménico y Mario se hizo e, dormido, en cada ocasión que Carmen comento algo el sacaba raja, como cuando le dijo en que me estas convirtiendo, cuando en la presentación de Carmen en el club, le dijo era su esclava y le hizo decirle que el era su amo, todo esto siempre argumentando que era un juego, pero ese juego tenia un trasfondo, y desde que se vieron por segunda vez en el café donde se conocieron Doménico y y Carmen, Doménico se dio cuenta que si quería algo con Carmen, tenia que estar Mario de por medio, de otra manera le iba a ser muy difícil acceder a Carmen.

    En fin, hay mucho que leer respecto a este personaje, espero que ya Mario deje de darnos datos sin contexto, y publique pronto que la ansiedad no es buena compañera.

    Un saludo desde este lado del atlántico

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  110. Pido paciencia (¿más?; sí, más), estoy en la fase de pulido y poda. Como siempre que entro en esa jungla, antes de meter el machete, miro alrededor por si cerceno alguna cabeza por error, lo cual lleva su tiempo. Por el camino han caído ocho minutos de autocomplacencia en escenas del pasado, una cosa es poner en contexto y otra regodearse. Puede que caigan más, cuando saco el bisturí no hay quien me pare.

    El producto final espero que merezca la pena, yo estoy satisfecho con lo que voy viendo, ojalá os satisfaga.

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    1. Una escultura se cincela con mimo, cuidado y con tiempo, así que no te disculpes, tarda lo que tengas que tardar y deja el capítulo a tu gusto.

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  111. Un llamado a la solidaridad, que son las collejas. Gracias, pero comprendan lo que es vivir en estás costas .

    Cerveza negra bock artesanal que hace un amigo y colega.

    Mal chiste: a esa cerveza se le dice tirada. Alguien dijo qué picardía, yo prefiero tomarla. Pido disculpas no fue una buena noche.

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  112. No pidas disculpas querido torco, para esto están los amigos, para las duras y para las maduras.

    Dejad de lado las collejas que al final me voy a llevar una, otro mal chiste.

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  113. A veces suelo pedir un café solo y una Bock Damm, espero que el café se enfríe y lo hecho a mi Bock Damm, intensifica el sabor.

    En un rato cuando llegue a mi bar favorito, pienso hacerlo.

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    1. Eso es es un sacrilegio como la copa de un pino, un destrozo de cerveza y un crimen para el paladar de los muy cerveceros, como te pille LuisTosar échate a temblar.

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    2. Jajaja, tu pruébalo un día y después me cuentas, lo hago pocas veces, porque el café no me diente muy bien, yo pensaba como tu Mario y le dije las mismas palabras a un amigo, pero lo probé y me gustó.

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    3. De hecho las cervezas negras suelen llevar, café, chocolate o regaliz, hace unas semanas probé una cerveza negra hecha en Rusia, muy buena a esa no le eche nada, por su puesto, haber si la pido otro día y me quedo con el nombre, de momento yo la señalo cuando entro en el bar.

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  114. Cerveza con café? para gustos los colores, a mi fresquita y que sepa a cerveza. Balboa de la roja.

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    1. Al tostar la malta, algunas cervezas negras adquieren un sabor y olor a cafe, por eso algunas veces suelo mezclar mi cerveza negra con un cafe solo, potencia el sabor a la cerveza negra, pero lo hago muy de vez en cuando.

      No dejo de ser un cervecero y normalmente me la tomo sola, rubias, tostadas, negras, de trigo, me gustan todas, pero reconozco que siento debilidad por la cerveza negra.

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  115. Café con cerveza. Qué viene después, sandwich de chorizo con dulce de leche?. Propongo para el sacrílego que sea condenado a sufrir la pena de diez latigazos efectuados por siete supermodelos ataviadas con ropa sado. O sea Apasionado para que aprendas.

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  116. Atajemos la herejía cuando aún estamos a tiempo, poca pena es esa, propongo que el blasfemo duerma todo el verano bajo un edredón de pluma de avestruz. Negra, por supuesto.

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    1. Nadia me a dicho que eso de que me azoten supermodelos ataviadas de saldo nada de nada, que ya me castigará ella como es debido por sacrilegio.

      Claro que si alegría, jajaja.

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  117. Lo siento Apasionado creo que Nadia aceptará la pena que propone Mario. Igualmente por este lado he recibido una buena tanda de coscorrones de parte de mi jefa que se ha solidarizado con ella.

    Voy a contarte algo que te pondrá contento. El año que viene, mi bisnieta comenzará el preescolar y será en un colegio que se llama Euskal Echea, que creo que significa casa vasca. Es coherente que concurra a ese colegio porque a cabeza dura no hay quien le gane.

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    1. No se si tú bisnieta tendrá la oportunidad de aprender euskera, es un idioma muy rico y bonito, en cuanto a mi castigo, a Nadia le a gustado la propuesta de Mario, no sabes como se reía cuando estaba leiendo su comentario.

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    2. Bruto.
      Buena tardes, mí querido Torco tú comentario insuperable.
      Ánimo Apasionado estamos todos pendientes de tú castigo, si hay suerte invita o por lo menos cuentanos, no te olvides del los demás.

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    3. Jejeje, los castigos en mi casa son privados.

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  118. Buenas tardes querido Cayo, no me es por mal meter pero del Italiano no se fía nadie, no se lo que te ha contado Carmen hasta ahora, pero te repito, alguna putadita estoy seguro que que te prepara y no es sólo intuición, compañeros estar pendientes y veréis como alguna más le lía.

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  119. Volviendo al relato, el verdadero peligro para una pareja son la mentira y la falta de comunicación, esos dos venenos acaban con cualquier noviazgo o matrimonio.

    Carmen le pregunto por lo que hizo Mario en Barcelona y este le mintió, bufff, creo que el cabreo de Carmen va a adquirir la misma magnitud
    que una erupción en Yellowstone.

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  120. No puedo con mi genio. Siempre sale de su "escondite" el abogado tratando de salvar algo del naufragio, a pesar de que el agua ya está en cubierta o buscar infructuosamente la quinta pata al gato, porque alguna vez se topó con un hermoso libro llamado El alma de la toga y se cree Don Quijote ante los molinos de viento.

    Tiene razón Apasionado, cuando dice que Mario le miente a Carmen. Por lo dicho al inicio de este comentario, negaba la mentira activa, presentar una información falsa como si fuera cierta: "Viste a alguien más? No por qué?".

    Busque la manera de que fuera ocultamiento, o sea una mentira pasiva. En defensa de Mario diría que el italiano con esa declaración al hablar con Carmen, a nuestro amigo lo tiró bajo un camión, como decimos en estas costas.

    Está claro que nuestras compañeras son hábiles interrogadoras y que nosotros, cuando la situación nos apremia, sudamos como testigos falsos. Luego de la charla con el tano, Carmen - al igual que un tiburón blanco oliendo sangre- se anduvo con vaguedades hasta que dio la estocada que arrinconó a su esposo.

    El pronóstico meteorológico estima la llegada del huracán Carmen, a tapiar ventanas, comprar víveres y después evaluar los daños.

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  121. Buenos días a todos.
    Se va a liar y no es para menos, Carmen está harta de mentiras y en este capítulo se ve que no quiere creérselo. ¿Otra vez?, pues sí, querida, otra vez más de lo mismo.
    A mí me da lástima cuando escucha la conversación de Esther conMario para comprarle un regalo y dice “se me parte el corazón, yo desconfiando”. A veces parecemos tontas.
    Va a descubrir la verdad y no quiero pensar como van a salir la pena y el dolor.

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  122. En contra de la opinión de Torco creo que Mario no tiene intención de mentir más bien trata de ganar tiempo, qué gana con decirle “sí cariño estuve con Domenico en Barcelona pero fue para enterarme de lo que no le dejé que me contara hace tiempo”, entonces desvelaría que ha hablado con su padre, con Esther y su plan de conseguir información para saber más de lo que le pasa se iría a la mierda.
    Se le ha ido de las manos, lo de ponérsela en bandeja y echarse a un lado es de locos, se va a arrepentir en cuanto venga a Madrid, pero no me digáis que miente porque no lo hace con esa intención.

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  123. Ya Dosoctavas, pero que es lo que va a pensar Carmen, que Mario le a vuelto a mentir otra vez, cuando todo se desvele, Carmen verá que fue con buena intención, pero para entonces se habrá abierto la caja de Pandora.

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  124. Mario no tiene intención, tenés razón Dosoctavas. Las circunstancias lo llevan. Primero la charla entre Doménico y Carmen, dónde el tano tira esa frase - con o sin intención? - poniéndola en alerta.

    Mario contesta de esa manera desconociendo este hecho y como resultado del hábil interrogatorio de su esposa. Como decimos en estás costas se entregó con pito y cadena.

    Se viene la tormenta perfecta.

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  125. Estoy haciendo la lectura final.

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    1. eso quiere decir que en uno o dos días ya estará publicada??

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    2. Quiere decir que la fase de depuración ha terminado y estoy haciendo la lectura final previa a la publicación.

      Peeeeeero….

      Ha surgido una incidencia con la primera escena de cama entre Carmen y Doménico, ya van tres versiones sin que ninguna haya sido satisfactoria. Estoy en ello.

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    3. Nadia esta con fiebre, el ibuprofeno ya le ha hecho efecto y a conseguido dormirse, voy a ver si duermo unas horas.

      En cuanto al capítulo, estate tranquilo Mario, publica el capítulo cuando haya quedado a tu gusto, a mi no me importa esperar.

      Que durmais todos bien.

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  126. Pulir, lustrar, es lo que queda Federico. Debe ser el momento más difícil creo yo.

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  127. Menos mal que es Doménico, que hay que ver quién aguanta tantas versiones je je je

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    1. Dije tres versiones, Torco, no tres funciones.
      ¿Sabes qué pasa?, el control de calidad que tengo en casa es muy estricto y cuando utiliza el “sí, pero” me echó a temblar, es como el “tócala, Sam” de Casablanca, mi Ingrid Bergman pide variaciones sin pedirlas porque no le acaba de gustar cómo interpreto a Domenico sobre Carmen (o a Carmen sobre Domenico). “Sí, pero, Sam”, dice. Y borro y vuelvo a escribir.
      A kiss is just a kiss…

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  128. Terminado. Público mañana.

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  129. excelente noticia. ya tendremos mucho que comentar

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