Página

01 noviembre 2024

Capítulo 192 La propuesta

Tiempo estimado de lectura: cincuenta y tres minutos.


Frau Bauer

Cuando reflexiono sobre lo que he hecho con mi vida en el último año y medio, pienso en mi abuela. Frau Bauer me habría escuchado, siempre lo hizo, habría dicho: keine schuld, evita la culpa. Mi abuela me inculcó que la culpa es una sentencia de cárcel auto impuesta y si no se reacciona a tiempo se convierte en cadena perpetua. 

La llamaba Mutti, señal de que entre nosotras había una sintonía especial, acudía a ella antes que a mí madre que asumía el ingrato rol de educarme, fue la primera en enterarse de que tenía la regla y la primera en saber que me había acostado con un chico, me trataba como a una persona, no como una niña, no me consentía más allá de lo que le es inevitable a una abuela, me decía las cosas sin medias tintas, a la cara, lo bueno y lo malo y yo me sentía respetada, algo inusual cuando todavía eres una cría.

Si viviera no le habría ocultado lo que soy ni lo que he hecho; me habría escuchado, me diría «Keine schuld, meine liebe» y me habría aconsejado. 

Cuánto te echo de menos, liebe mutti.


La propuesta 

Tomás me citó en la sede de una de sus empresas dedicada a importación y exportación situada en Capitan Haya, cerca de la plaza de Cuzco. Era la primera vez que nos veíamos fuera del entorno del picadero. Subí a la planta sexta, la recepcionista hizo una llamada, enseguida una elegante secretaría me acompañó a su despacho, una inmensa sala con amplios ventanales, una enorme mesa de reuniones, una zona esquinada con butacas y una mesa baja a la que nos dirigimos tras los besos de rigor. El motivo de la reunión era, según sus palabras, presentarme la propuesta para mi integración en el entramado económico y financiero que había construido durante la última década.

—Antes de que sigas, piensa con quién estás hablando. Me gustan las cosas sencillas y claras. No sé nada de ningún entramado económico ni quiero saberlo. Soy yo, tu amiga, con la que a veces follas y además soy una de tus putas.

—Carmen, por favor.

—Déjame hablar. Soy una de tus escorts, si te resulta menos vulgar; te ayudo a cerrar negocios acostándome con tus clientes, no solo eso, les doy conversación, hablamos de temas que tal vez las otras no alcanzan a desarrollar, no es su culpa, es la vida que les ha tocado vivir, por eso me prefieren, porque no solo follo como los ángeles, les hago olvidar que están con una puta. Tengo clase, aunque luego se la mame o me la metan por el culo.

—¿Es necesario ser tan grosera?

—¿Era necesario el discurso del entramado económico financiero? Vamos a dejarnos de filigranas, lo que yo te pedí, y fui suficientemente clara, es sencillo: quiero ser algo más que la puta de mayor rango, he hecho más cosas por tus negocios que follarme a tus clientes, he puesto a tu servicio mis conocimientos y mi experiencia de psicóloga, te he facilitado información muy valiosa sobre el carácter y la conducta de los hombres que he tenido en la cama y no solo en la cama, información que he obtenido usando los mismos métodos que utilizo en la clínica: observando, dirigiendo la conversación, captando gestos que delatan rasgos de personalidad. He conseguido reconducir decisiones, cosa que no habrías logrado ni tú ni ninguna de mis compañeras.

—Como cuando hablaste con el director de la agencia de alquiler de autos. (1)

—Por ejemplo. Habías equivocado el perfil de tu cliente, fui yo quien logró cambiar a última hora la limusina por un modelo de auto acorde con la persona y evitar un mal comienzo.

—¿Crees que no valoro lo que haces?

—Pues no me trates como a uno de tus ejecutivos, joder, soy yo, Carmen, no soy una extraña.

—Tienes razón, será este despacho que me hace actuar de esta forma.

—Utiliza el truco de los actores para vencer el miedo escénico, imagina a tu público desnudo.

—Si te imagino desnuda, seré incapaz de hilar dos frases seguidas.

Ay, Tomás, si quisiera, podría hacer con él lo que se me antojase.

—A ver, qué me vas a proponer.

El plan era más simple de lo que aparentaba la pomposa presentación con la que había empezado. Me ofrecía un puesto directivo en Tándem export (la empresa donde nos hallábamos) en calidad de consultora con un salario que superaba con creces mis ingresos en la clínica; esto, junto con un complemento de dietas y gastos de representación, blanqueaba los ingresos de mi auténtica actividad. Los abogados del grupo se encargarían de gestionar los trámites para conciliar las aportaciones al estado por ambas actividades. Además, entraba a formar parte de «La Camarilla», un reducido grupo de expertos en diferentes áreas de negocio que le asesoraban a la hora de tomar las decisiones más importantes. Me preocupaba encontrar la manera de planteárselo a Andrés y garantizarle al mismo tiempo plena dedicación. 

—He de pensarlo, puede tener implicaciones en el gabinete.

—Lo entiendo, tómate tu tiempo. Por otra parte, resolvería el problema del dinero negro, el euro está a la vuelta de la esquina.

—No lo había pensado.

—Si entras a formar parte del grupo será sencillo sacarlo a flote. Tienes que moverlo ya, debe de ser una cantidad considerable.

—Más de lo que pensaba.

—No puedes seguir esperando y menos ahora con el cambio que se avecina.

—Está bien, lo hablaré con Mario y en unos días tendrás una respuesta.


Un minuto

—Hazlo, pero no tardes, el tiempo se agota. ¿Cómo llevas lo de Javier?

—Hablé con él, le sorprendió mi llamada.


«—Hombre, la desaparecida.

—Tanto como desaparecida… ¿Cómo estás?

—Eso lo debería preguntar yo. Podías haber dado señales de vida, te recuerdo que tenemos un trato: una vez al mes, nos vemos haya o no haya motivo.

—Tampoco tú has hecho nada por verme. Venga, no seas quejica, habrás estado de vacaciones en algún paraíso y ni te has acordado de mí.

—Eso queda muy lejos, de lo que no me olvido es del plantón que me diste en la reunión con tu jefe. Cuéntame la verdad, qué pasó para que tuviera que improvisar a última hora. 

¿Qué pasó? Debía darle una excusa que exonerara a Tomás. 

—Estaba con mi marido fuera de Madrid en un acto académico, lo organicé todo para poder regresar a tiempo, aunque a veces los planes no salen como esperamos. Lo siento, toda la responsabilidad es mía.

—No toda, habría preferido una explicación en vez del paripé que organizó con esa chica, pobre, lo debió de pasar fatal.

—Lo sé, me lo contó y no fue agradable, tú tampoco te portaste muy bien.

—No me gusta que intenten tomarme el pelo.

—Bueno, eso es agua pasada, ¿retomamos nuestro acuerdo o ya no quieres verme?»

—Sale de viaje la próxima semana, en realidad creo que me está castigando, no conseguí enterarme a donde iba ni cuánto tiempo.

—Me preocupa.

—Tranquilo, antes de final de mes llamará.

—Final de mes, tendrás que sacar como sea el tema de los contratos.

—Déjamelo a mí.

—Entre navidades y reyes se nos van otros quince días.

—Estás muy nervioso con ese negocio.

—Hay otros inversores por medio tanteándole, estoy seguro, Javier nunca muestra las cartas y después de lo que pasó…

—Solo podemos confiar en que tenga tantas ganas de verme como creo.

O como yo de verle a él. Era mi baza y me sabía ganadora.

—Ahora debemos resolver otro asunto: quiero que me acompañes al piso. ¿Has traído el anillo?

El anillo que me identificaba como una de sus… No, como la favorita.

—No se me ocurrió.

—Lástima.

—Si me lo hubieras dicho antes, me habría arreglado.

Tomás pareció sorprendido.

—Decirte, ¿qué?

—Que me necesitabas. Habría venido vestida y maquillada en condiciones, ya sabes, con otra lencería más apropiada.

—Ah, ya veo. —dijo con una amplia sonrisa—. ¿No alardeas de ser mi mejor puta? Demuéstralo.

No estaba preparada mentalmente para atender a un cliente, tendría que adaptarme rápido.

—O vas a dejarme colgado. —insistió.

—¿Cuándo te he dejado colgado? 

Me agarró por la cintura, las manos viajaron hacia abajo buscando las nalgas, presionó y me atrajo. Estiré los brazos sobre sus hombros.

—¿Estás intentando tocarme el culo?

Se le achinaron los ojos, tenía las manos por encima de las nalgas, bajó la mirada atraído por el hueco que la ajustada camisa mostraba entre mis pechos, se entretuvo un rato con las manos posadas más abajo de los riñones, ascendió por los costados y se detuvo a la altura del pecho, buscó los pezones con los pulgares y los frotó haciendo círculos. Mis brazos se enlazaron solos a su espalda. 

—No sigas.

—Tu cuerpo dice lo contrario.

Sujeta al cuello, conectada a sus dedos por un leve flujo de electricidad, arrimé el pubis y me rocé con él. Estaba perdida.

—Dios, se te ponen los pechos duros como piedras. Lástima la hora que es.

—No me sueltes, no puedes dejarme así.

Me arrancó la camisa con tanta urgencia que el crepitar de los botones me hizo temer que hubiera perdido alguno, el sujetador corrió peor suerte. Se abalanzó a mis pechos como un lobo hambriento, los mordió y los chupó a conciencia y cuando quedó satisfecho puso a trabajar otra vez los dos cortos dedos; sabía lo que hacía, tocarme los pezones con la yema de los pulgares desencadenaba una locura imparable, yo jadeaba incapaz de acortar la distancia, no podía, sus manos aferradas a ambos lados me lo impedían, él moldeaba los dos pequeños guijarros que coronaban mis pechos y yo agonizaba. Así estuvimos, frente a frente, víctima y verdugo hasta que un fuerte estertor anunció un brusco colapso y me obligó a sujetarme al cuello para no desplomarme.

—Ahora, qué hago con esto. —preguntó mirando hacia abajo. Estaba sofocada, los pezones me dolían de lo duros que los había puesto. Acerqué la palma al bulto.

—Puedo arreglarlo en un minuto.

—Un minuto —concedió—, vamos tarde.

Me senté en el borde de uno de los sillones a horcajadas para hacerle hueco entre las piernas, la falda tubo quedó a la altura de las caderas, disponía de un minuto, cayó el pantalón, el slip quedó en las rodillas, sin más preámbulos la engullí. Un minuto, había dicho. Una mano batiendo los huevos, la otra amasaba el culo fofo, el glande aprisionado entre el paladar y la lengua para acabar de enderezarla. Cuarenta segundos marcaba la aguja del reloj de la pared y seguía sin erguirse. La hundí al fondo, rasgué con las uñas la piel colgona de las nalgas y funcionó: me sujetó la nuca para que no me apartara de su tripa, la pequeña cobró vida, los testículos se estremecieron en mi mano y me llenó la boca con su cálido manjar espeso y abundante. Un minuto.

El auto nos trasladó sorteando el denso tráfico. Tomás se enfrascó en varias llamadas, yo pensé en su extraño comportamiento. En contra de lo habitual, no había dado detalle alguno del encuentro ni del cliente. A un par de manzanas ordenó al conductor detenerse, caminamos del brazo hasta el portal y cogidos esperamos el ascensor, sujetaba mi mano con la suya sin apretar, solo un gesto para darme a entender lo que pretendía. Abrió y escuché murmullos en el interior, si los clientes ya estaban allí (porque había más de una persona), debían de ser de absoluta confianza. Estaba desconcertada, insegura e inquieta como pocas veces, ¿qué me iba a encontrar? Me ofreció el brazo y avanzamos al salón. Mi sorpresa fue enorme al hallarme frente a las chicas, ahora lo entendía, me recibieron dando muestras de alegría, todas estaban expectantes por esa reunión convocada de urgencia. Tomás se situó detrás de la mesa, yo a su derecha.

—Os preguntaréis el motivo de esta convocatoria cuando hace sólo dos días tratamos los temas pendientes, la responsable está a mi lado. Vuelve al equipo.

Hubo aplausos, vítores y voces que le costó calmar.

—A partir de ahora, Carmen, la doctora Rojas, asume funciones que eran de mi competencia, entre otras, las reuniones semanales. Van a ser lideradas por ella y, salvo cuestiones puntuales, me veréis menos por aquí. Como sabéis, está sobradamente cualificada para hacerse cargo de esta responsabilidad.

Hubo un aluvión de preguntas que resolvió con rapidez, seguía al mando, pero sus múltiples ocupaciones le obligaban a delegar. 

—Considerad a Carmen como si fuese yo mismo, espero vuestra total colaboración.

Mantuvimos un breve intercambio de opiniones y clausuramos la reunión.

—¿Cómo las has visto? —quiso saber.

—Sorprendidas, no lo esperaban. En general se lo han tomado bien.

—Ahora han de digerirlo, ya me contarás la semana que viene cómo te reciben.

—¿Tienes prisa? Ya que estás solo, había pensado invitarte a cenar en casa.

Su mujer llevaba varios días fuera de Madrid visitando a su hermana, un episodio más de la larga crisis que atravesaban. Yo buscaba hace tiempo la ocasión para traerlo a mi terreno, lo tenía todo preparado, solo faltaba que Tomás aceptase.

—No quisiera molestar, mañana tendréis que madrugar.

—Está todo hablado con Mario, ¿aceptas?

—Será un placer.

—Aunque no sé si lo mereces, vaya forma de tomarme el pelo.

—Tú misma te enredaste, yo solo hablé del anillo.

—Serás…

No pude acabar, nos besamos mostrando el profundo cariño que nos unía. Allí no estaba el amante, ni el proxeneta ni el padre culpable, solo el buen amigo con el que pasé tantas horas abriendo mi vida.

Nos trasladamos al parking donde tenía mi auto, allí despidió al chofer y montó a mi lado. Por el camino avisé a Mario, un fuerte atasco nos demoraría. Estaba impaciente por llegar.


El convidado de piedra

Carmen había puesto mucho empeño en hacer que la cena funcionara como un reloj sin tener claro que Tomás fuera a aceptar. El catering de uno de nuestros restaurantes favoritos, la mesa preparada al detalle, los vinos seleccionados con rigor. Cuando llamó, temí que fuera para anunciar el fracaso del plan, lo hubiera lamentado por tanta ilusión truncada. No fue así, aproveché para ultimar detalles y hacer la espera menos tensa, me preparé un whisky, elegí la música adecuada y volví a revisar que todo estuviera a su gusto. El sonido de la puerta detuvo mis preparativos. Ahí estaban el proxeneta y la escort, mi esposa y su amante, el padre pedófilo y la falsa hija complaciente. A mi cabeza acudieron tantas frases que una y otro habían pronunciado declarando nuestra turbia relación:


«Limítate a conseguir que Carmen recapacite, lo demás no te incumbe» (2)


«—¿Eres suya?

—¿A estas alturas me vas a venir con esas? Claro que soy suya, Mario, ¿o no lo sabes?» (3)


«Se incorporó, majestuosa como una Venus desnuda, y pronunció una frase demoledora: Mírame, ¿me ves? soy la puta de Tomás, a partir de ahora tenemos que estar preparados porque puede solicitar mi servicio cuando menos lo esperemos, al fin y al cabo, soy una de ellas, una de sus putas». (4)


Ahí estaban, arrogantes, sereno él, expectante ella; juntos como si el lazo que les unía fuera más fuerte que el nuestro. Estaba culminando el proceso que vaticinamos cuando en su comienzo di por buena esta relación.


«—Has hecho realidad mi mayor sueño, mi mujer convertida en puta. Tú, nada menos que tú vendiendo tu cuerpo a cambio de dinero. Eres la protegida de un hombre que te explota, quien me lo iba a decir. Sí, cielo, me gusta en lo que te estás convirtiendo.

—Y si un día, un sábado, por ejemplo, me llama y me quiere tener, ¿qué debo hacer?

Dejé correr la imaginación un poco más, jugábamos a ver hasta donde podíamos llegar.

—Pues tendrás que acudir cielo, para eso te paga.

—¿Y tú, y nosotros?

—Yo esperaré muerto de deseo, tú cumplirás con tu trabajo y nosotros volveremos a ser nosotros cuando regreses.» (5)


Carmen rompió el hielo; sí, habían encontrado un atasco descomunal, así dio paso a una conversación banal mientras le enseñaba las vistas desde la terraza a él, a su amante, a su modelo paterno con el que satisfacía quién sabe qué oscura desviación. Qué estoy diciendo, no es verdad, no puede ser.

Traté de integrarme en la conversación a dos en la que estaba de más aunque ambos hicieran por incluirme; yo los observaba, me bastaba con eso, Carmen lo sabía y él tardó poco en entenderlo, asumió su papel y el mío y aceptó la situación con agrado: mi esposa, sentada a su lado; yo, a un costado, escuchaba en silencio, respondía si era aludido. Tomás, acostumbrado a liderar, se hizo dueño de la situación, estaba a sus anchas con la mujer que consideraba suya y con el marido al que ya había puesto en su sitio en más de una ocasión. «No te incumbe, lo demás no te incumbe», me había dicho y yo había agachado la cabeza.

¿Cuándo se habían cogido de las manos? Hablaban de la reacción de las chicas ante algún suceso esa misma tarde.

—No lo sabes —dijo con entusiasmo—, voy a encargarme de dirigir las reuniones semanales, me ha presentado como su mano derecha.

—Cuéntalo todo. —la rodeó con el brazo y le besó el cabello, ella se amoldó a su costado.

—Tomás me ha hecho una oferta magnífica, a ver qué te parece.

Desgranó la propuesta punto por punto, yo escuché bajo la atenta mirada de su jefe, amante, amigo, chulo, pedófilo. La escena era surrealista, parecía una jovencita ilusionada frente a papá presentando a su novio. Absurdo. La propuesta era desproporcionada y difícil de justificar ante cualquier consejo de administración, eran muchos los riesgos que asumía si aceptaba, pero no era el momento de hacer objeciones, ni el estado emocional de Carmen ni la actitud de Tomás lo aconsejaban.

—Genial, ¿verdad?

Si tenía intención de responder, Tomás lo evitó aportando otro dato: la ventaja de blanquear el dinero negro que se le acumulaba de un modo alarmante. La propuesta era irrechazable, sentenció y opté por asentir en silencio. Se miraron complacidos y se dieron el primer beso de la noche, sin tapujos, un largo beso de entrega hasta dejarlo satisfecho.

Le encantó el ático, Carmen lo encandiló contándole el juego que daba en verano para tomar el sol «y hacer otras cosas» y prometió invitarlo el año próximo. No podía apartar mis ojos del pecho que la ajustada camisa revelaba desnudo. Roto el protocolo, se volvieron a besar pensando en lo que podría suceder ahí fuera al sol del mes de Agosto. Tomás anduvo de un lado a otro mirando y tocándolo todo: contempló una figura de terracota; se detuvo ante unas acuarelas compradas en Viena; rebuscó en la colección de discos con ojos expertos. «Qué buena selección tienes», le halagó el gusto. «El mérito es de Mario, casi todo es suyo», reconoció ella. «Mira, Chick Corea, no sabía que te interesa el jazz», le dijo ignorando la mención a mi persona.

¿Unas copas? Por supuesto. Me entretuve preparándolo todo advirtiendo cómo arriba se apagaban las voces. A punto de subir, la escuché descender.

—¿Todo bien?

Me besó hambrienta.

—Muy bien —respondió—, y tú, ¿estás bien?

—¿Y el sujetador?

—¿Ahora te das cuenta? Se rompió.

—Se rompió.

—Sí, se rompió. —repitió con un guiño juguetón—. Anda, sácalo del bolso y lo tiras, está inservible. 

—Te veo feliz.

—Feliz es poco, todo va a las mil maravillas. Subo yo la bandeja.

Dejó mi whisky sobre la mesa mirándome como si estuviera cometiendo una travesura.

—Danos un rato. —susurró.

—Claro, tú me avisas.

«Lloro porque estoy triste o estoy triste porque lloro», planteaba William James hace un siglo. Yo me pregunto, ¿incito a mi mujer a entregarse a otros hombres porque estoy excitado o estoy excitado porque se entrega a otros hombres?

Más aún: ¿estoy excitado y por eso me empeño en entregarla o bien necesito que se entregue para alcanzar cotas de excitación que de otra manera no consigo?

Los oigo, Carmen no se reprime, mi presencia abajo le otorga un plus de morbo. Tomás es un hombre inteligente, no dudo de que haya entendido el juego que nos traemos y lo haga suyo, pronto lo comprobaré, en cuanto bajen, cuando me mire.

Oigo pasos a través del techo, un vaso cae, cristales rotos, risas, una silla arrastrada, después el silencio, después el traqueteo del sofá, después… Baja con el cabello revuelto y la camisa a medio abrochar, no es propio de ella, es un descuido estudiado; como él, la corbata floja, la camisa remetida por la cintura de cualquier manera y la satisfacción aflorando al rostro. Me pide otra copa, Carmen se apunta; voy a adecentarme, dice. Antes de salir, se declara culpable del estropicio. No te preocupes, le digo, ahora lo recojo.

—Eres un amor.

Retrocede, me besa en la boca con sabor a sexo y se va a hacer desaparecer los rastros de su paso por el ático, los de su cuerpo, de los otros ya he dicho que me encargo yo. Tomás mira por el ventanal, no tenemos gran cosa que decirnos. Sirvo las copas, voy a dotarme de lo necesario para solucionar el estropicio y subo, descubro que es poca cosa: un vaso hecho añicos, algo de líquido en el suelo, unos hielos derretidos y poco más, en un par de minutos lo he solucionado.

—Estás hecho todo un mayordomo.

No le he oído subir, ha debido de estar observándome repasar con los dedos la mancha del sofá.

—Tampoco es para tanto.

—Con una mujer tan activa, las tareas de casa son cosa tuya, supongo.

—No creas, lo tenemos bien repartido, además, contamos con ayuda externa.

—Ahora que estamos solos, dame tu opinión sincera. No te he visto entusiasmado.

—No era el momento de debatir, las decisiones es preferible tomarlas en frío.

—Estoy de acuerdo. Créeme, es la mejor solución para posicionarla en otro nivel, lo de menos es la cuestión económica, que también es importante, porque duplica sus ingresos actuales y obtiene mayores beneficios fiscales. Se acabó el dinero negro, su actividad en el seno de mi organización es transparente y le va a dar prestigio en la profesión.

—¿Quieres decir que dejará de acostarse con tus clientes?

Tomás contuvo un gesto de desagrado antes de responder.

—La valoras poco, Carmen no se dedica solo a eso ni es su principal cometido, suponía que lo sabias. He obtenido mejores resultados por su conocimiento de las personas que por su… portentoso talento sexual.

—Hay otros inconvenientes, no sé de dónde va a sacar el tiempo sin perjudicar su posición en el gabinete.

—Despreocúpate, ya nos encargamos nosotros.

—Está decidido, por lo que veo.

—Si no interfieres…

—Me estás pidiendo que no estorbe.

—No quería decirlo así.

—¿Me he perdido algo? —preguntó una radiante Carmen vestida con un conjunto informal que realzaba su espléndida figura, se apoyó en su hombro, le robó el vaso y bebió un sorbo, él la sujetó por la cintura, viajó por la cadera y terminó en su culo. 

—Hablábamos de la oferta, Mario coincide con nosotros, no le ve más que ventajas, ¿es así?

—Así es, todo ventajas. —corroboré a mi pesar.

—Lo he estado pensando mientras me cambiaba: Llévate el dinero, haz lo que creas mejor, inviértelo, muévelo, tú sabrás.

—No corre prisa. —No le escuchó porque ya estaba escaleras abajo— ¿Siempre es tan impulsiva?

—¿Qué pretendes hacer con su dinero? —le increpé.Tomás, visiblemente irritado, respondió:

—No es de tu incumbencia, es “su dinero”, tú lo has dicho, ha sudado cada peseta.

Me dejó con la palabra en la boca, yo bajé poco después, Tomás se acercó al pasillo y levantó la voz: 

—¡No es necesario que me lo lleve hoy!  

Volvió con uno de mis maletines, lo puso en la mesa baja y lo abrió repleto de billetes.

—No quiero tenerlo en casa.

—¿Cuánto hay?

—No lo sé con exactitud, no nos vamos a poner a contarlo, llévatelo y ya me dices.

Yo sí. Salvo que hubiera dispuesto de alguna cantidad desde la última vez que lo conté, había cinco millones seiscientas cincuenta mil pesetas; una cifra desorbitada para llevar ejerciendo tan solo seis meses a un ritmo relativamente bajo compensado por las altas tarifas que manejaba. Acumulaba, además, grandes ingresos por comisiones de los negocios en los que su participación había resultado decisiva, en eso Tomás se mostraba generoso. No entendía que desconociera la cifra y mucho menos que estuviera dispuesta a cederlo sin ningún control; estaba asombrado. Así no se hacen las cosas, pensé. Vamos a cenar, dijo, cerró el maletín y nos pidió ayuda. Ellos dos se pusieron a emplatar, yo me encargué de los vinos, el pan, el agua y alguna otra tarea auxiliar. La cena transcurrió con la normalidad propia de una pareja y un convidado de piedra. Tomás tenía muy claro su puesto en el tablero al lado de la dama, ella actuaba de anfitriona dispuesta a agasajar al rey, yo asumí desde el principio la función de peón: servir, observar, hablar cuando era invitado a participar, mirar sin descaro los cariños cada vez más intensos que se prodigaban y consentir. Consentir.

Lo vi venir. Desde que supe que su mujer pasaba unos días fuera de Madrid lo vi venir. Acabados los postres, terminado el café, apurada la última copa, hizo un amago de retirada; Carmen lo planteó sin medias tintas.

—¿Por qué no te quedas a dormir conmigo? 

El corazón golpeó a contratiempo. Me miró y sin mediar palabra supe lo que esperaba oír.

—Por mí no hay problema.

—Os pongo en un compromiso, mañana madrugareis…

Carmen recurrió a su mirada más canalla para volver a pedirme apoyo.

—Yo me organizo por mi cuenta —insistí—, vosotros veréis.

—Yo no tengo horario. —precisó mirándonos a uno y otro.

—De acuerdo, esta noche eres mía.

Se besaron, digamos que ella lo asaltó. Recogí tazas y platos, ellos tomaron posesión de la alcoba, me avisó cuando pude entrar a coger ropa y calzado mientras él ocupaba el cuarto de baño. Aún tenía que recuperar algunos utensilios de aseo. Lo llevé todo al dormitorio auxiliar y me dispuse a otra noche de vigilia espiando a unos amantes.


…..


«No, más no», suplicaba una Carmen exhausta, desfallecida, ¿Cómo era posible que un hombre en el declive de la cincuentena, con serios problemas de salud lograse agotar a la inagotable sin ni siquiera culminar el acto sexual? Lo sabía, ella misma me lo había confiado, pero escucharlo de viva voz superaba cualquier expectativa. Oírla reír tras regresar del orgasmo significa que ha alcanzado la cumbre y está plenamente satisfecha. Aquella noche rió, rió sin medida.

Suelo madrugar, mucho; aquella mañana no fue una excepción. Salí al pasillo, no se oía nada salvo la ruidosa respiración de Tomás. Pobre Carmen. Pasé por el baño y descubrí que había olvidado sacar lo necesario para mi aseo. En principio pensé esperar, luego recordé lo que dijeron, no tenían horario. Me sublevé, estaba en mi casa, por qué limitar mi acceso a ninguna estancia. Llegué a la alcoba, la puerta estaba entornada, la empujé y entré.

Tomás yacía boca arriba, ella descansaba en su hombro, el cabello le ocultaba el rostro, las formas sinuosas del edredón perfilaban una postura bien conocida: la pierna flexionada sobre la de él y el brazo estirado para apoderarse del miembro. «Duermes como una niña agarrada a su osito de peluche», bromeé una de las primeras veces que se acurrucó de esa forma; por toda contestación, me zarandeó “el peluche” y se echó a reír.

Me había distraído, Tomás había cesado de roncar, me observaba inexpresivo. Hice un gesto de disculpa y abrí con cuidado la puerta del baño, una vez dentro, traté de ahuyentar un injustificado sentimiento de bochorno. Cogí lo necesario y me dispuse a enfrentarme de nuevo a su censura.

El escenario había cambiado. Vuelto de costado, me daba la espalda. Carmen mantenía una pierna sobre su cadera, la rodilla se elevaba formando una colina, seguía dormida o eso esperaba, no sabía cómo reaccionaría si me descubría haciendo de voyeur. Emitía murmullos entrecortados, podrían confundirse con quejidos si no los hubiera escuchado antes, allí mismo, en nuestra cama, abierta como ahora con mis dedos mojados en ella. Estaba tan absorto que estuve a punto de soltar de las manos lo que llevaba, el ruido me delató, Tomás ni se movió, estaba ocupado, un leve vaivén del hombro revelaba lo que sucedía bajo la ropa. Carmen se estremeció, entreabrió los labios, los murmullos se volvieron lamentos al compás del balanceo que agitaba las sábanas, colapsó, dejó de respirar y…

Tomás torció el cuello para mirarme, en la penumbra pude distinguir la expresión de triunfo. Carmen era sacudida por violentos temblores. Huí, no podía enfrentarla cuando volviera del éxtasis.

La ducha me sirvió de alivio, al salir lo encontré en el salón curioseando los libros, enfundado en una de mis batas, calzando mis zapatillas de invierno. Se sentía con derecho a hurgar en nuestro mundo sin permiso. Me oyó entrar, devolvió el volumen a su lugar y acarició el lomo antes de alinearlo con los demás.

—Tenéis una buena biblioteca.

—Voy a hacer café, ¿te apetece?

—Con leche, gracias.

Lo dejé en el salón, poco después la escuché hablar, enseguida entró en la cocina y se abrazó a mi espalda.

—Buenos días, cariño, ¿has dormido bien?

—No tan bien como tú.

—Eres un cielo. Me apetecía invitarlo a casa… lo has puesto fácil.

—Me preocupa la propuesta, ¿has pensado bien las consecuencias que puede tener en tu carrera?

—Voy a estudiar la forma de planteárselo a Andrés.

—Eso es lo de menos, ¿vas a poder dedicarle tiempo a…?

—Ahora no, ya hablaremos cuando estemos solos.

—Y el dinero, ¿estás segura de lo que vas a hacer?

—¡Basta, joder!, sé lo que hago.

Salió de la cocina sin darme tiempo a intentar arreglarlo, terminé de preparar café y tostadas como cualquier otro día. Esperé, no sabía que estaban haciendo en el dormitorio, el tiempo pasaba y ninguno de los dos aparecía. Me acerqué al salón, desde allí los escuché discutir, destacaba la autoridad de Tomás sobre el curso del acalorado debate. «Cállate, no entiendes nada de estas cosas», le exigía a voces, «Tomás, por favor», protestó sin la fuerza que la caracteriza y él la mandó callar de nuevo. La discusión se elevaba de tono. «Haz lo que quieras», terminó por claudicar. ¿Debería intervenir? 


….


—¿Qué pasa?

—Es Mario. Siempre tiene que meterse en todo, me pone de los nervios.

—Cálmate, qué ha hecho esta vez.

—No está conforme con que te lleves el dinero.

—Ya lo sé, tuvimos un cruce de palabras anoche. No te preocupes, sé lo puse muy claro, es tu dinero y tu decisión.

—Me saca de quicio.

—Se preocupa por ti, es lógico.

—A veces me trata como si fuera una niña.

—A mí me lo pareces, sobre todo cuando te enfurruñas.

—Suéltame, no estoy para bromas.

—De todas formas, algo de razón tiene y se la vamos a dar. Vas a conservar una parte para…

—¿Qué? ¡Ni hablar!, estaría bueno.

—Es conveniente que reserves cierta cantidad, si te surge un imprevisto tardaríamos algún tiempo en darte liquidez. Había pensado proponértelo antes de…

—Claro, y yo me lo creo. De eso nada, voy a cambiar de idea porque a Mario se le meta en la cabeza…

—¡Ya está bien, deja de comportarte como una cría enrabietada! 

—Oye, no consiento…

—¡Cállate, no entiendes nada de estas cosas! Si digo que hagas algo, lo haces y punto, ¿entendido?

—Tomás, por favor.

—¡¿Entendido?! 

—Haz lo que quieras.

—¿Dónde crees que vas?

—Suéltame, me haces daño.

—Serás rebelde. ¡Toma!

—¡No, para! ¡Ay!

—¿Te vas a estar quieta de una vez?

—¿Qué está pasando aquí?

Irrumpí dispuesto a partirle la cara. La escena me cortó la respiración: la sujetaba con una mano y alzaba la otra dispuesto a abofetearla, Carmen forcejeaba, lo que me sobrecogió fue su expresión, no parecía ella sino el reflejo de la adolescente que debió de ser quince años atrás. Una niña atemorizada ante la inminencia del castigo físico.

—¡Sal de aquí, esto no va contigo! —me ordenó sin bajar la mano.

—¡Vete, vete, por favor! ¡Que te vayas! —me rogó primero y terminó a voz en grito. Salí de la alcoba desconcertado, cerré la puerta, pero no me alejé.

«—¡Eres una malcriada! ¡y una díscola!

—¡Déjame!

—Me has puesto en evidencia delante de ese inútil, ¿te parece bonito? Vamos, muévete.

—Déjame. ¡Ay! ¡no me pegues! —suplicó haciendo pucheros.

—Así aprenderás a obedecer. ¿Vas a estarte quieta?

—Sí, me estoy quieta, para.

—Mira qué aspecto tienes, levanta la cara, y sécate los ojos, ¿no te da vergüenza portarte como una niña maleducada? Ya sabes lo que mereces, bájate el pijama y las bragas.

—No, por favor, eso no. —gimoteó.

—Si lo vuelvo a repetir, te parto la cara. Así está mejor, ven, sube. Ah… me has puesto perdido, serás guarra…»

Lo que escuché después fue una letanía de azotes y frases indecentes proferidas por un degenerado a la hija ausente idealizada en mi esposa sometida a su abuso. Mi esposa, mi mujer recreando el papel de niña agredida con tal intensidad que los gemidos y los sollozos traspasaban la puerta y se clavaban en mi pecho. Cómplice de la atrocidad, me masturbé al borde del orgasmo, corrí al baño a explotar avergonzado de mí, de ella y de las decisiones que nos habían conducido a esta situación.

Cuando regresé, los azotes habían cesado, no así los gemidos ni el ronco jadeo del agresor, estuve escuchando tras la puerta hasta que cesó y me alejé para evitar ser sorprendido. Poco tiempo después (¿o fue más del que calculé?) los oí entrar en el salón. Decidí hacerme ver, no podía seguir oculto. Carmen, arreglada para salir a trabajar, tranquila, sin huellas del castigo, como si la escena que había presenciado no hubiera sucedido.

—¿Sirvo el café?

—Gracias. —respondió Tomás, vestido de calle y con gesto serio.

Volví con la bandeja, repartí las tazas sin perderlo de vista, había abierto el maletín, contaba billetes de cinco y diez mil pesetas haciendo fajos.

—Medio millón, suficiente, si necesitas más, me lo pides.

—En serio, no es necesario.

—No empieces otra vez.

—Medio millón, ¡qué locura! —rezongó.

Cerró el maletín y lo puso en el suelo al lado del sillón, amontonó los billetes y los echó a un lado de la mesa. Entonces dejé de ser invisible, Carmen sirvió la leche e inició una conversación desenfadada ajena a lo que acababa de suceder, su próximo viaje a Santander ocupó el tiempo del desayuno, Tomás mostró interés en conocer el motivo del seminario, la duración, el lugar del evento; ella se extendió en dar todo tipo de detalles; ambos deseaban pasar página, cualquier excusa valía. Llegó el momento de comenzar la jornada,Tomás recibió una llamada, el auto estaba en la puerta, y se despidió como era de esperar: un apretón de manos al tercero sobrante y un beso largo y profundo a la mujer que consideraba suya. «Olvidas el maletín», le recordó, un descuido solucionado con una carrera apresurada al salón y otro beso interminable. Aún no había terminado de marcar territorio.

—¿Te llevo al gabinete?

—Me encantaría, pero necesito el coche.

—No es problema; cuando quieras, llamas a Fermín y te recoge. Vete acostumbrando a utilizar los recursos que tienes a tu disposición.

Después de una breve duda, encogió los hombros, venció la cabeza a un lado y voló a por el abrigo, un foulard y el bolso.

—Te llamo a mediodía. —dijo y tras darme un beso salieron del brazo, yo tardé bastante en reaccionar, retiré el dinero de la mesa, me puse la chaqueta, cogí las llaves, la cartera, el móvil y el abrigo, apagué las luces y cerré la puerta.


…..


—Buenos días, Ana, ¿ha llegado Andrés?

—Buenos días. Está reunido.

—¿Sabes si tiene para largo?

—No creo, a las once debería salir para la facultad.

—Dile que quiero hablar con él cinco minutos.

A las diez y media me avisó Ana para que pasara al despacho.

—Dime, no dispongo de mucho tiempo. —me dijo de pie rebuscando entre los papeles de la mesa.

—Seré breve. Me han hecho una oferta en un holding que está creciendo a nivel internacional.

Andrés soltó los documentos, levantó el teléfono y marcó una extensión.

—Ana, cancela la reunión de la facultad, no me pases llamadas. Vamos a sentarnos. —me dijo llevándome del brazo a los sillones, le noté preocupado y me vi obligada a tranquilizarlo.

—Ante todo, quiero que sepas una cosa, no estoy pensando en abandonar el gabinete, salvo que, después de escucharme, lo consideres necesario.

—Entonces, aún no has tomado la decisión.

—Sí, he aceptado, lo cual no implica…

—Vamos a ver, Carmen, ¿qué intentas decirme?

—Que no hay conflicto de intereses, tampoco existe incompatibilidad alguna que impida mi permanencia en la sociedad, además, mi actividad en el holding no afectará a mi rendimiento laboral, de hecho, ya he colaborado con ellos.

—¿Has estado trabajando en otra empresa?

—Colaborando, sin ánimo de lucro y sin perjuicio de mi relación con el gabinete. Por Dios, Andrés, parece que no me conoces.

—¿Qué propones?

—Deseo seguir manteniendo mi puesto y mi participación en la sociedad, no pretendo reducir mi dedicación y si lo hago será en contadas ocasiones. Tú mismo mantienes una intensa actividad en varios organismos, y Ángel también, y Moreta. Quiero estar al mismo nivel, la labor que voy a desarrollar en el holding no requiere de mi presencia en el horario que dedico al gabinete. A cambio, los ingresos que me va a reportar superan con creces los que obtengo ahora, aunque no es una cuestión económica.

—Lo imagino, no te mueve el dinero. Cuéntame, ¿qué es eso tan apasionante como para dedicarle parte de tu tiempo libre?

¿Follar con ejecutivos para conseguir contratos millonarios? ¿Mantener satisfecho al hombre que desfoga su trauma convirtiéndome en una Lolita a imagen de su mal deseada hija? No podía contarle la verdad, en su lugar tejí una historia para blanquear la turbia verdad, esa que no podía salir a la luz a riesgo de arruinar mi vida y la de mi familia. ¿Qué podía decirle? Andrés, soy una prostituta de lujo, a estas alturas deberías haberlo intuido, o estás ciego o es que no quieres verlo.

Hablamos durante una hora, derivamos a otros asuntos, al seminario de Santander, ¿sería el subconsciente lo que le llevó a ponerlo sobre la mesa? Entré al trapo, cómo no hacerlo si de él dependía la aceptación de mi nuevo estatus. Le dije a todo que sí, a ampliarlo a dos semanas, a elegir juntos el hotel donde alojarnos, a visitar Santillana, Comillas… ¿por qué no?, de este modo conseguía su completo apoyo en una difícil negociación con el consejo. Aún tendría que ganarme a Ángel, pero eso sería una batalla menor.

Acepté continuar hablándolo durante la sobremesa en uno de los restaurantes que solía frecuentar, nada que ver con los que yo visitaba a diario. Fuimos a un conocido asador cerca de las Cortes y allí siguió fantaseando con las dos semanas de curso a orillas del Cantábrico.

—Tendrán que ser escalonadas, es inviable estar quince días sin aparecer por aquí. —le advertí.

—Por supuesto. Tienes mucho trabajo por delante, hay que llenar de contenido esas dos semanas.

—No te escaquees, tú también vas a tener que hincar los codos. En cuanto a la compatibilidad de actividades…

—Sin prisa, actúa con discreción y déjamelo a mí.

Volví al gabinete satisfecha por el resultado. Estaba buscando una parada de taxis cuando recordé la oferta de Tomás. ¿Por qué no probar?

—Fermín, ¿puede recogerme en la plaza de las Cortes?

—¿A qué hora, señora?

—En… terminaré en quince minutos. —improvisé.

—¿Dónde la recojo?

—Un momento.

Estaba fuera de juego, miré alrededor sin encontrar una referencia adecuada.

—En la puerta de Lhardy, gracias.

Me sentí como una niña trasteando con cosas de mayores, carecía de experiencia, aunque eso es algo que se obtiene con el tiempo, pensé. Di una vuelta por los alrededores de la Carrera de San Jerónimo aprovechando el tibio sol de mediodía hasta que recibí la llamada de Fermín, estaba cerca del punto de encuentro, no le hice esperar. 

—Buenas tardes, Fermín. A la Glorieta de Bilbao, por favor.

Por nada del mundo quería que me vieran bajar de semejante auto a la puerta del gabinete. El temprano almuerzo daba margen para recorrer Sagasta sin prisa y aún quedó tiempo para un café mientras hablaba con Mario.

—Hola, no he podido llamarte antes, he tenido un día tremendo.

—¿Estás en la calle?

—Vuelvo de comer con Andrés, le he contado la propuesta de Tomás.

—¿Cómo lo ha encajado?

—De entrada, pensó que me estaba despidiendo.

—Se le pondría la tensión por las nubes.

—Le expliqué lo que quería y acabó entendiéndolo.

—Y qué es lo que quieres.

—Compaginar las dos actividades, en realidad es lo que llevo haciendo desde que… 

—Desde que trabajas para Tomás. ¿Le contaste el tipo de actividad que desarrollas?

—Para ya. Quedó convencido con mis argumentos. Va a exponer mi caso ante los socios.

—¿Dónde lo hiciste?

—En su despacho, ¿por qué?

—Quiero decir… ¿sobre el escritorio, como con Diego?

—Vete a la mierda.

Sonó el móvil, no tenía ganas de discutir. Volvió a sonar, lo hizo por tercera y cuarta vez, después, el silencio.

La tarde transcurría sin que lograra concentrarme en el trabajo, harta de intentar sacarle provecho a mi tiempo, decidí marcharme. En el portal me encontré con Ángel.

—¿Te vas?

—Pero si tienes un rato, me gustaría hablar contigo.

—Vamos a tomar algo.

—Mejor subimos.

—mmm… esto promete.

—No estoy de humor.

Qué me vería que no hizo ni un comentario, subimos en silencio, entramos en mi despacho y en lugar de sentarme, comencé a dar vueltas como una leona enjaulada.

—Dame un minuto, he tenido un encontronazo absurdo, necesito calmarme.

Ángel encendió un cigarrillo y me lo ofreció, siempre tenía el detalle justo en el momento oportuno. Un par de caladas y estaba lista.

—Venga, tengo algo que contarte.

Ángel, más pragmático que Andrés, entendió enseguida el planteamiento y no tuvo ninguna duda en ponerse de mi lado. Me apoyaría si era requerido en una probable votación de socios, incluso haría valer su posición de fuerza dado el prestigio que su incorporación había dado al gabinete. 

—Te lo agradezco, tengo el apoyo de Andrés, no sé con quién más puedo contar.

—Ya me encargaré de sondear las posturas cuando llegue el momento. 

Nos miramos a fondo, hacia tanto tiempo que no…

—¿Estás bien?

Encogí los hombros restándole importancia, pero no estaba bien, me resulta difícil ocultar mi estado de ánimo. Se levantó, debería haberle detenido cuando se acercó, cuando se agachó y me acarició la mejilla, tendría que haberle parado cuando pasó un dedo por mis labios, en cambio lo atrapé y le dejé penetrar mi boca no con uno sino dos dedos, los chupé dando a entender lo que ansiaba. Abrí los ojos, estaba tan cerca, tan cerca… di un respingo al sentir una caricia en el pecho, lo cubría entero, descendió a la cadera, moldeó todo el muslo, traspasó el dobladillo de la falda, viajó por mi piel hasta encontrar la barrera de otro tejido más delicado. ¿Cómo hizo para echarlo a un lado? ¿cómo hice para abrirle el camino?

—Aquí no, por favor… no…

—Si te pido…

—Lo que quieras.

Nuestra apresurada marcha daría que hablar, estaba segura. Otra vez en boca de todos. Daba igual, era urgente llegar donde fuera que hubiese previsto llevarme. Paramos un taxi, le dio la misma dirección de siempre, llamó a la misma persona que nos prestaba el piso de soltero, la misma que otra vez me follaría con la mirada. No nos hizo esperar, bromeó como solo los hombres hacen cuando están en celo, me miró con ojos de violador y le dio las llaves deseándole lo que en su boca sonaba peligrosamente sucio.

Todo eso pasó, era el precio por estar de nuevo con él. «Cuánto te he echado de menos», le confesé mientras me desnudaba a toda prisa, él se deshizo de la ropa tan rápido como yo, lo necesitaba, ambos lo necesitábamos. Ángel se acercó enarbolando la polla, me sujetó ambas manos a la espalda y se pegó a mí respirando en mi cara, la verga clavada entre mis muslos y las manos férreamente sujetas en mis riñones.

—Te voy a romper el culo hasta que me supliques que pare.

—Entonces nos van a dar las uvas. —aposté fuerte.

—Qué puta guarra estás hecha.

—A ver si aguantas tanto como dices o solo eres un puto fanfarrón.

Me tiró a la cama y me ató las muñecas a la espalda con el cinturón, si quisiera podría soltarme, si quisiera. Me alzó por las caderas para hincarme de rodillas, sin la ayuda de las manos quedé apoyada con la cara aplastada en el colchón, me amarró por la cintura y probó a meterme un dedo, entró sin dificultad, chapoteó con dos en la vulva y tanteó, entraron bien, lo siguiente que sentí fue un azote brutal y la gruesa punta del glande aplastándose contra el ano. «Ahora vas a saber lo que es bueno», dijo, relajé y la porra sorteó el esfínter, puto placer, buscó humedad más abajo, empapó el tronco y comenzó a deslizarse dentro, nos teníamos cogida la medida, un último empujón y entró hasta el fondo. Por fin.

—Dilo.

—¡Fóllame! —un azote me abrasó el culo.

—¡Eso no! ¡Dilo!

—¡Viólame!

—¡Dilo, dilo!

Siempre igual, deseaba revivir la agresión con la que nos conocimos, le daría el capricho como tantas veces.

—Me estás violando otra vez, y… ¡ah!, tampoco puedo… defenderme… te gusta abusar de… las mujeres, ¿eh, cabrón?

Otro azote me puso el culo al rojo vivo.

—A ti es a la que le gusta, lo estabas deseando, reconócelo.

—Sí, ¡viólame, no pares, hazlo!

Duró menos de un minuto, se corrió en mis entrañas lanzando bufidos, no terminó ahí, volvió a la carga y siguió taladrándome, exigiendo una confesión de culpabilidad. Fui yo quien quiso ser violada, la que le provocó mostrándome desnuda en su propia cama; lo admití todo mientras me rompía el culo sin descanso. Cumplí mi promesa, no supliqué aun sabiendo las consecuencias. El placer y el dolor superaban el atisbo de cordura que me quedaba. 


…..


—No sabes lo que sufrí pensando que habías muerto.

Se detuvo en la puerta del dormitorio con las tazas de café humeante. Seguía desnudo a pesar de que la casa estaba fría. Me gustaba, con esos kilos de más, el vientre orondo, el vello descuidado y a pesar de todo me gustaba. Lo sabía y jugaba con la ventaja que le daba el comodín del violador. La primera vez que lo mencionó le golpeé. Eres un cerdo, le dije, luego lo pensé y llegué a la conclusión de que era cierto, el comodín del violador le daba ventaja y cuando lo usaba me tenía a su merced.

—Me lo dijo Claudia, le impresionó verte tan afectada.

—Te quejarás, tienes a dos mujeres loquitas por tus huesos. —bromeé para rebajar la emoción.

—Y qué dos mujeres. Voy a llamarla.

—¡No, por qué!

—Para que sepa que volvemos a estar juntos.

No iba a poder detenerlo y me preparé para cualquier cosa, Claudia era impredecible.

—Cariño, no te imaginas lo que tengo delante de mis narices, el coño de Carmen.

Cierto, al comenzar a hablar tiró de la colcha y quedé desnuda. Sentí el rubor en el rostro como si pudiera verme.


—Te lo dije, un día de estos íbamos a caer, era inevitable. ….. Ya la conoces, ha estado fantástica. …..  En el piso de Alejo. ….. Díselo tú misma, te la paso.

Me ofreció el móvil a pesar de que le había estado haciendo señas con la mano.

—Claudia...

—Por fin lo has conseguido, estarás contenta.

—Verás, no ha sido premeditado.

—No seas tonta, lo pasado, pasado. Me alegro por vosotros, Ángel no podía seguir como un zombi y tú lo necesitabas desde que apareció de entre los muertos. Bueno, ya está. ¿Tú y yo, cuándo?

—¿Cuándo…?

—Tenemos que enterrar el hacha de guerra, nena, firmar la paz o lo que sea, no te vas a follar a mi marido y me vas a dejar a un lado, no te lo consiento.

—Nunca he estado enemistada contigo.

—Más te vale, porque tengo muchos planes contigo.

Eran las nueve cuando salimos de nuestro escondite. No era un “puto fanfarrón”, quedó bien demostrado. Se ofreció a acompañarme y mentí, le dije que había quedado con Mario. Llamé a Fermín, en veinte minutos envió a otro conductor a Plaza de España. ¿Terminaría por acostumbrarme a tener chofer?

—Mario, estoy de camino, llego en media hora. —le dije al contestador, supuse que era una forma de vengarse por las veces que ignoré sus llamadas a mediodía. 

Abrí la puerta mentalizada a doblarme como el junco ante el vendaval. El olor a un apetitoso guiso llevó mis pasos a la cocina.

—Llegas a tiempo, esto ya está a punto. —dijo con su mejor sonrisa—. Cámbiate mientras preparo la mesa. ¿Un vino?

Le hice soltar la cuchara de madera y lo besé, ¿cómo puedo quererlo tanto?

—Lo siento, soy un poco idiota.

—¿Solo un poco? —le corregí volviendo a besarle.

—Muy, muy idiota, estaba indignado por la forma en que Tomás te trató.

—¿De qué estás hablando?

—Os escuché en la habitación, ¡Te pegó, Carmen, te agredió! Dejaste que te tratara como no mereces, ¿es esa la relación que deseas mantener con él?

—No lo entiendes, no debiste espiarnos. ¿Ves por qué me resisto a contártelo? Te preocupas sin motivo y me agobias.

—¿Sin motivo?, no me tranquilizas.

—Pues tendrás que confiar en mí.  Anda, se te va a quemar la cena.

Me lavé, hice un examen de daños, no había escozor, buena señal, por lo demás, nada que una pomada y unos ejercicios para reforzar la musculatura no pudieran recuperar. Durante la cena le puse al corriente de lo que había estado haciendo desde que hablamos, o no hablamos. Terminé de contarle la reacción de Andrés, su apoyo a mi propósito de compaginar ambas actividades y su intención de plantearlo al consejo. 

—Estuve con Ángel, también está de mi parte.

—Cómo no.

—No empieces. Se ha ofrecido a sondear con qué apoyos cuento.

—¿Vienes de estar con él?

—¿Por qué lo preguntas?

—Porque te conozco, no has dicho «he hablado con Ángel», sino «estuve con Ángel», te delató el subconsciente.

—Pues sí, chico listo, ¿qué crees que hemos hecho?

—Dímelo tú, teniendo en cuenta que no habéis coincidido a solas desde que volvió de Nueva York y que lo pasaste fatal pensando si estaría muerto, espero cualquier cosa. Claudia prácticamente te prohibió tocarle un pelo, ya lo sé, pero traes esa mirada sucia que se te pone cuando estás muy cachonda, yo diría que esta tarde habéis hecho algo más que hablar de tu nuevo trabajo.

Me removí en la silla, tenía la sensación de llevar algo metido entre las nalgas, señal de que la inflamación estaba aumentando.

—Quedamos en que te pagaría cada vez que me tuvieras que curar, ¿te acuerdas? Hoy es uno de esos días. (6)

Bebió para evitar atragantarse.

—¿Así vienes?

—Ángel se puso como loco.

—Despacio, empieza por el principio.

—¿Ahora?, te advierto que hay tema para rato.

—¿Terminamos de cenar o pasamos del guiso?

—Ni hablar, el bacalao está de muerte.


…..


—Mario, eh, Mario.

—mmm… Qué.

—Lo siento.

—¿Qué?

—No tendría que haber pasado.

—mmm…

—Sigue durmiendo, hablamos mañana.

—Ya estoy, enciende la luz, la mía no funciona.

—No debería haber ocurrido en casa, lo siento.

—Te refieres a… Tampoco tendría que haber entrado en la habitación cuando estabais en la cama, pero necesitaba coger cosas del cuarto de baño.

—¿Entraste? ¿Cuándo?

—Temprano, estabas dormida. 

—No me enteré.

—Te masturbó.

—¿Estabas?, no te vi.

—Me fui antes de que…

—Antes de qué.

—De que acabases.

—¿Lo viste todo?

—Todo lo que se puede ver con un edredón por medio.

—Y Tomás, ¿qué dijo?

—Cuando entré, estaba dormido o lo aparentaba, luego me miró, me disculpé y pasé al baño, al salir ya estaba metido en faena.

—¿Metido en faena?

—Es una forma de hablar. Se había vuelto de lado, tú estabas boca arriba, tenías una pierna sobre él y… hacías ruiditos: um, um, um.

—Y te pusiste a mirar.

—No lo pensé, empezaste a temblar y me fui.

—¿Te gustó?

—Estás tan hermosa cuando te vas a correr… Además, me acordaba de otras veces cuando lo hacemos.

—Estaba medio dormida, al principio creía que eras tú. ¿Te masturbaste?

—¡Qué dices! ¿Delante de él?, ni loco.

—Lo hiciste, venga, confiésalo.

—Después, en la ducha, ¿cómo crees que me iba a aguantar?

—Te imagino machacándotela frenético. No, para, espera un poco.

—¿Quién de los dos te lo hace mejor?

—¿A quién quieres más, a papá o a mamá? Sois diferentes, ni mejor ni peor. ¿Se te ocurre preguntarme cuál de todas las pollas que he probado es la mejor? A que no.

—Salif.

—¿Lo ves? Hay cosas que no se preguntan, caen por su propio peso.

—Ya, pero ¿después de la de Salif?

—Te pongo otro ejemplo. ¿Qué auto prefieres, el tuyo o el Aston Martin de Gerardo? Yo, para una locura de verano, escojo el deportivo, pero me quedo sin dudarlo con el tuyo, es más cómodo, lo conozco bien, me siento segura, tenemos recuerdos bonitos con él.

—Y es potente, dilo.

—Sí, tonto, es potente, me deja satisfecha… conducirlo. ¿Te ha quedado claro?

—Totalmente.

—De todas formas, no te he despertado para esto, quiero pedirte perdón por haberte echado de la habitación.

—Me alarmó lo que estaba oyendo, creí que estabas en peligro.

—Hubiera preferido que no lo vieras. Lo que sucede entre Tomás y yo no es un caso de violencia de género por mucho que lo pueda parecer. 

—Te abofeteó, cuando entré, estaba a punto de volver a hacerlo y después de salir oí como te pegaba y te azotaba, le pediste que parara, te escuché sollozar y gritar de dolor, ¿qué fue sino una agresión no consentida?

—Me conoces muy bien. No tolero el abuso ni el maltrato, sabes lo que trabajo con víctimas de violencia de género. Esto es muy diferente, no le permito a nadie que me ponga la mano encima sin mi consentimiento. Sé lo que estás pensando y en quién. Son casos diferentes, lo consiento, no es agresión. 

—¿Tú crees?

—Estoy muy cerca de conseguirlo, Mario, lo que él vaya a lograr con esta escenificación no está claro, ojalá logre ponerse en paz consigo mismo, a mí me está permitiendo explorar la zona más oscura de mi cerebro, lo que no alcanzo a ver todavía. Es un camino duro, doloroso, difícil, y no está exento de riesgos ¿crees que no lo sé?, estoy decidida a recorrerlo hasta el final, cueste lo que cueste, y si para ello tengo que ser la hija violada y maltratada de Tomás lo voy a ser las veces que haga falta. Por eso te eché de la habitación, porque estabas interrumpiendo algo que no estabas preparado para ver.

—Tengo miedo, Carmen, temo que se os vaya de las manos y pierda el control en una de estas sesiones. Sé lo que quieres conseguir, quizás haya otra manera menos arriesgada. ¿Estás segura de que lo que hacéis es consensuado? No lo parece, hay demasiada violencia, demasiada imposición.

—Confía en mí, sé lo que hago. Ven.

Busqué el calor de su pecho para refugiarme de los malos presagios, me meció como a un niño asustado, el sueño que había construido se me escapaba. En sus brazos conseguí tranquilizarme y poco a poco la angustia dio paso al deseo.

—Cielo, es mejor que tratemos de dormir, estoy agotada.


…..


—Eh, pero… ¿No decías que estabas agotada? ¿Qué hora es? ¡Dios! ¿Qué haces ahí abajo?, espera, gírate, así, sube, mmm… Cariño, lo tienes muy inflamado, ¿te escuece?

—No, me calma, sigue, oh, qué gusto, ahí, justo ahí, gánate el sueldo. (6)


Citas


1 Capítulo 126 Tensión Noviembre 2019


«—Tenemos trabajo, ahora sí es imprescindible que nos veamos.—Salgo a las seis y media, ¿está bien?

—Te espero a las siete.

Nada más colgar pensé que debía avisar a Mario, estaba al tanto de la cancelación de los alemanes y también de que algo así podía pasar.

—Hola, me acaba de llamar Tomás. Tengo que verle, no creo que llegue tarde.

—¿Quiere decir que, trabajas mañana?

—Eso parece.

—De acuerdo, nos vemos en casa.

No supe valorar su reacción, o no quise hacerlo. Cuando le anuncié que no vería a los alemanes apenas pudo contener el alivio a pesar de que no le oculté la posibilidad que ahora se materializaba. Esta vez su voz se mostró neutra, demasiado neutra.

Cogí un taxi y en veinte minutos entraba por la puerta del picadero. Ismael me saludó desde la conserjería con su habitual mirada húmeda y esa forma tan sucia de llamarme doctora. Estaba acostumbrada. Arriba me recibió Lorena con un cariñoso beso.

—Javier Linares, propietario y socio único de una importante bodega que heredó de su padre y ahora, diez años después pretende hacerla crecer.

Lorena pronto se aburrió con los planes de expansión, a mi sin embargo me parecieron fascinantes. Una empresa abocada a la absorción o el cierre tenía en el heredero un plan de futuro bien pensado. Pero necesitaba inversores y socios y ahí entraba Tomás que hasta ahora no se lo había tomado demasiado en serio, enfrascado como estaba en el macroproyecto alemán.

—Por lo que he hablado con Javier creo que no llego tarde, está algo molesto porque no le he dedicado toda la atención que esperaba de mí, pero eso lo voy a encarrilar mañana. Le vamos a tratar muy bien, le gusta que lo mimen, lo conozco desde hace veinte años y siempre ha sido así, siente debilidad por las mujeres y por ahí le vamos a atacar. Tú vas a dedicarte a fondo desde el momento que lo recojas en el AVE. —le dijo a Lorena.

—Cuenta con ello.

—Una limusina lo recogerá, tú serás la sorpresa que se encontrará dentro, lo acompañas hasta el hotel y te encargas de hacer que se sienta cómodo, todo lo cómodo que necesite ¿entendido? Yo me pondré en contacto con él por teléfono y cerraré el resto del programa, la hora del restaurante y demás. He reservado un salón para la cena por lo que después podremos continuar perfilando del proyecto; vosotras estaréis al tanto de lo que necesitemos y de mis indicaciones si veo conveniente que os apartéis. Luego tengo previsto que vayamos a bailar, es una de sus grandes aficiones. Tanto durante la cena como en la discoteca tenéis que estar las dos a su disposición, esto es algo diferente al plan que había con los alemanes ¿entiendes? —me preguntó.

Vacilé un instante, no sabía a qué nivel de disponibilidad se estaba refiriendo.

—Lorena, estate atenta. Te haré una seña cuando debas subir a la habitación con él; tú y yo hacemos el paripé y nos vamos ¿de acuerdo? Por la mañana ya me encargo yo.

—¿Una limusina te parece buena idea?

Me había precipitado. Sin embargo, Tomás era ante todo mi amigo y no podía callarme algo que me parecía una pésima idea. Su semblante pasó de la sorpresa al desagrado, no me correspondía a mi cuestionarle delante de Lorena, me estaba saltando unas reglas no escritas que debía respetar.

—¿Te parece mal?

—No sé, ponte en su lugar. ¿Qué tal te sentaría si te reciben en… digamos, la estación de Santa Justa con una limusina?

Se quedó callado, sin duda estaba viéndose en tal situación.

—Ya está todo cerrado, no voy a poder cancelarlo con tan poco tiempo.

—Algo se podrá hacer, me imagino que eres un buen cliente. No lo canceles, sustitúyelo por un automóvil de lujo, un Mercedes de alta gama, por ejemplo

Lorena estaba incómoda por el giro que había tomado la reunión y se mantenía al margen. Tomás cogió el móvil y me lo ofreció algo desabrido.

—Hazlo, si tan segura estás, encárgate tú.

No podía echarme atrás, ya no. Dame algo, le dije, ¿les contratas mucho? ¿cuánto tiempo llevas trabajando con ellos? No se calló nada, en el fondo sabía que podía confiar en mí y esa tranquilidad me dio la seguridad que necesitaba para aceptar el pulso que me había echado. Como suponía no hablaba con un jefe de sucursal, sus contactos siempre apuntaban más alto. Tomás llamaba, pedía lo que necesitaba y más tarde le contactaban desde una delegación con todo resuelto.

—Buenas tardes, quería hablar con el señor Galiana. Llamo de parte de don Tomás Rivas. ... Gracias.

Esperé; Tomás y Lorena me miraban expectantes. Al poco obtuve respuesta.

—¿Señor Galiana? Buenas tardes soy…

¿Quién era? En un segundo tuve que reinventarme. No me quería exponer públicamente pero no tenía pensado nada. En un segundo tan breve como un relámpago improvisé, tomé el apellido de mi madre, el de mi abuela.

—Disculpe, ya estoy con usted. Soy Carmen Bauer, asistente del señor Rivas.

En un instante nació Carmen Bauer, asistente de Tomás y prostituta de lujo. Carmen Bauer, sonaba bien y se hizo cargo de la situación. Le expuse el problema por el que no podíamos mantener ese tipo de vehículo y precisábamos sustituirlo por un automóvil de alta gama: Había cambiado el perfil del cliente al que teníamos que atender. Escuché todas las excusas de Galiana para rechazar mi petición y ataqué con los argumentos que tenía; el principal, la facturación que generábamos. Era un hueso duro de roer, pero no estaba dispuesta a rendirme.

—Entenderá que este asunto es de vital importancia para su cliente, señor Galiana y no puedo decirle que no está dispuesto a atender su petición.

—No es una cuestión de disposición señorita, dígale que me llame y se lo explicaré a él personalmente.

Trataba de ningunearme y decidí sacar toda la artillería.

—Creo que no me ha entendido, a partir de ahora yo me ocupo de la gestión de estos asuntos, deberíamos colaborar para ofrecerle una solución satisfactoria.

—Lo lamento, pero no veo qué solución podemos darle, se acordó este modelo y se contrató hace más de quince días; comprenderá que no puedo hacerme cargo con veinticuatro horas de antelación, creo que es algo que entiende cualquiera.

—Lo que no entiendo es que se muestre tan intransigente con un cliente que lleva tantos años contratando con ustedes y generando una importante facturación cuyo volumen no conozco ahora mismo, pero en media hora voy a tener en mis manos. Mi petición es muy sencilla: Sustituir la limusina por un automóvil de alta gama y seguir trabajando con ustedes como hemos hecho hasta ahora. Señor Galiana le estoy pidiendo un poco de empatía con su cliente en una situación excepcional.

—No creo que esta incidencia justifique poner en el aire una relación comercial de tanto tiempo, señorita.

—Señora.

—Disculpe. En fin, hablaré con central a ver si pueden hacer algo, pero eso ya será mañana porque hoy, a estas horas…

—Háblelo, mientras tanto yo me moveré por la planta doce de Torre Picasso donde me siento bastante más cómoda. Este asunto queda resuelto hoy, con o sin usted.

Me refería a la sede de la competencia directa de Galiana, solo lo conocía por habérselo oído mencionar a Andrés en una ocasión, pero era el momento de lanzar un órdago a la desesperada.

—Vamos a ver, tiene que entender que con este tipo de cancelaciones…

—Sustituciones.

—Sustituciones, de acuerdo; nos descuadra el plan de flota y no tengo...

—Muy bien, no le insisto más.

—No, vamos a ver qué puedo hacer señora…

—Bauer, Carmen Bauer.

—Señora Bauer. Deme cinco minutos y la vuelvo a llamar.

—Eres la hostia. —exclamó Tomás.

Galiana no tardó en devolver la llamada plegándose a mi petición. Tomás lo celebró, aún no había salido de su asombro por la forma en que había gestionado la negociación. Luego nos siguió dando instrucciones. Lorena no dijo ni una palabra más, estaba aislada o así me lo parecía. Poco después la despidió, quedó demasiado claro que quería quedarse a solas conmigo. Me sentí incómoda, cómo iba a hacer grupo con ellas en estas condiciones.»



2 Capítulo 183 Los ausentes Febrero 2024


3 Capítulo 168 La protegida Septiembre 2022


4 Capítulo 122 Testimonio II Junio 2019


5 Capítulo 122 Testimonio II Junio 2019


6 Capítulo 122 Testimonio II Junio 2019


«—¿Qué me estás haciendo? —supliqué.

Recorrió el mismo camino varias jodidas veces ignorando mi entrega que me llevaba a ofrecerle la grupa hincando las rodillas en el colchón; mostrándole todo para que lo usase. Seguía invadiéndome, matándome de placer. De pronto sentí más arriba una caricia húmeda, inquieta, una especie de bálsamo que me hizo consciente de la irritación que hasta entonces no había notado.

—Si, cúrame —supliqué mimosa.

Abandonó todo lo demás y apartó mis glúteos dejando al alcance de su boca el pequeño núcleo que ahora me parecía el centro de mi ser; cada vez que la suave lengua, que parecía tener vida propia, tomaba contacto con mi esfínter tocaba un resorte desconocido que me hacía exhalar ruidosamente y me daba una profunda paz. Entregada, abierta, estaba besando a mi amor de una forma que pocas personas aprecian. El beso rosa.

Mi cabeza comenzó a hilvanar sueños, deseos y fantasías sobre realidades de un pasado reciente y que se asemejaban tanto, tanto con lo que había vivido esa misma mañana que me costaba distinguirlo.

—¿Me cuidarás así cada vez que regrese?

¿Qué quise decir? No podía saberlo con certeza, tan solo era el producto de una fantasía que echaba a volar. Le escuché resoplar.

—¿Que regreses?

—Sí, ¿me curarás como ahora?

Yo persistía en mi sueño y Mario trataba de entender en qué plano me hallaba.

—¿De dónde, de dónde vas a regresar? —preguntó antes de volver a hundir su boca en mí.

—Ya lo sabes.

—Dímelo.

En mi mundo, yo volvía de… ¿trabajar? demasiado ambiguo; mi anhelo me pedía más, el deseo era intenso, las expectativas que se presentaban ante mí no podían ser más claras. Quería compartirlo con mi amor, siempre lo habíamos hecho así. Deseo, fantasía, expectativas. Y mi amor queriendo saber.

—De ejercer.

Le oí gemir, un gemido ahogado entre mis nalgas, luego se afanó en calmar mi escozor como si le hubiera dado un incentivo para ello.

—Di, ¿lo harás?

—Siempre te he cuidado.

—Eres un amor.

Continuó besándome, lamiendo con delicadeza, bebiendo de mí.

—No lo tienes muy irritado —dijo de pronto—, apenas se ve hinchado.

—Tomás es un encanto, pero no está precisamente muy bien dotado.

Recorrió el ano con la yema de un dedo, curándome. Se lo debía.

—¿Cómo está?

—Es precioso. —me hizo sonreír.

—Tonto, en serio.

—Es verdad —protestó. Sentí la caricia y cerré los ojos—, no está inflamado, no parece que…

—¿Qué me lo hayan desvirgado? Ya me preocupo yo de que no lo parezca.

—¿Ah sí?

Apreté y solté un par de veces sabiendo que miraba.

—Así unas cincuenta veces.

—Hazlo otra vez.

Lo hice y noté el contacto de sus labios y el chasquido de un beso.

—Te quiero —susurré.

—Otra vez.

Y nos besamos, una y más veces, habíamos encontrado la sintonía perfecta, besos cortos, besos húmedos, besos profundos que me hicieron llorar.

—Te quiero.

—Apenas te lo ha… —Se detuvo, volvió a besármelo, luego lo untó con su saliva—. Con las buenas piezas que te han taladrado, ni te habrás enterado, digo yo.

—Pobrecito, no te burles. —protesté.

—No es eso, solo digo que… —otro beso, otra vez la emoción de estar muriéndome de amor—. Dime, ¿Cuál es la mejor polla que te ha perforado el culo, Salif?

—¡Dios no, me destrozaría!

Ni se me ocurriría intentarlo, ya me costó darle cobijo por la vía natural.

Salif. Me embargó la nostalgia.

—¿Entonces?

No lo dudé.

—Doménico.

—¿Así, sin pensarlo?

—Si cariño, no necesito pensarlo.

No dijo nada, volvió a lamerme con la misma cadencia; pausada, suave, tan agradable que cerré los ojos y me abandoné.

Hasta que un ligero azote me sacó del nirvana.

—Ya está ¿cuánto me vas a pagar?

Me hinqué de codos y doblé el cuello para mirarle.

—¿Qué?

—¿No pensarás que te lo voy a hacer gratis?

Rodé hasta quedar de costado, no parecía bromear. ¿De qué hablas?, le dije.

—Si voy a curarte el culo cada vez que vuelvas de hacer un servicio por el que ganas… ¿qué, cuarenta, cincuenta mil pesetas?

—Puede que más —aventuré.

Quedó sorprendido, debió de pensar que tenía algo hablado con Tomás sobre tarifas cuando en realidad me seguía moviendo en el plano de la fantasía.

—Quiero el veinte.

—¿El veinte?

—El veinte por ciento; quiero el veinte por ciento de lo que ganes cada vez que tenga que curarte.

¿Y él, en qué plano estaba? ¿Jugaba conmigo, vivía su propia ilusión o estaba en el plano de la realidad? Fuera lo que fuese yo iba a jugar esa partida.

—Ni lo sueñes; yo arriesgo, yo trabajo y hablando claro yo soy la que pone el culo; ¿y pretendes, llevarte el veinte por ciento por hacer lo que has hecho gratis hasta ahora que es pasártelo bien con mi cuerpo? —no pude controlar una sonrisa de ganadora—. Diez por ciento.

Sé cuándo le he ganado una partida, conozco cada uno de sus gestos y esta vez sabía que por mucho que tratase de regatear le tenía en mis manos.

—Quince y de ahí no bajo.

—Diez —Repetí sin dejar de fulminarle; empezaba a ponerse nervioso y cuando pasó al doce por ciento ya me lanzaba fugaces miradas cada vez que me movía sensualmente para debilitarle.

—Está bien, el diez —aceptó dándose por vencido, le ofrecí la mano y nos la estrechamos cerrando un negocio que, al menos yo, consideraba un simple juego. Volví a tumbarme boca abajo.

—No necesito nada más, masajista —bromeé—, solo quiero estar un rato así, tranquila.»













202 comentarios:

  1. Bruto.
    Cayo cabroncete esto no se hace, para una noche que salgo con mi cuñado y vuelvo medianamente perjudicado vas y publicas, vamos, vamos, vamos...
    Que gusto verte por aquí....

    ResponderEliminar
  2. Una grata sorpresa encontrar un nuevo capítulo en esta interesante serie.
    Escenas bastante fuertes, muy llenas de emoción.
    No sé si es un déjà vu pero me parece que ya Tomás había visitado la casa junto a Carmen. Saludos desde un lluvioso lugar del mundo

    ResponderEliminar
  3. Un regreso a toda orquesta. Menos mal que estamos a media máquina. Admiro a Carmen porque juega fuerte, pero su experiencia hace que pueda hacerlo y controlar la situación.

    Entiendo a Mario por su preocupación. Haber ingresado a la habitación y ver esa escena no debe haber sido fácil de asimilar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Carmen se comporta como lo haría un adicto, he sido fumador 14 años se de lo que hablo.

      Un adicto cree controlar la situación, pero la realidad es que no controla nada.

      No entiendo la relación que tienen Carmen y Tomás, pero una relación en donde la base sea la violencia aunque sea consensuada, es de todo menos sana.

      Un dia se le ira la mano, porque un negocio le a salido mal, o a discutido con su hija o porque se le a olvidado comprar tabaco, será suficiente para que un rato de placer termine en una catástrofe.

      Otra cosa que me a quedado clara es que Tomás a demostrado su verdadera cara en esa casa, la cara de un hombre inseguro que necesita tenerlo todo bajo control porque si no no sabe que hacer.

      No me gusta como trata a Carmen, no me gusta como trata a Mario. Mario debería dejar a un lado el morbo porque le nubla la mente, no tendría que disculparse por preocuparse por la mujer que ama.

      Angel me sobra

      Claudia me sobra.

      Eliminar
  4. No es un Déjà vu, Shubert. Capítulo 133, en plena pandemia. Lo que he hecho es corregir una frase de Carmen para evitar cierta ambigüedad que daba lugar a interpretarlo como te pasó a ti.

    Bruto, eso te pasa por celebrar fiestas paganas en lugar de esperar a febrero.

    ResponderEliminar
  5. Me alegro por tu recuperación, es lo más importante, que sigas dando la brasa y descerebrados como yo te critiquemos, es broma, lo que des la brasa.

    ResponderEliminar
  6. Empezando por el principio, Carmen pidió ser algo más que la puta Number one y la propuesta es como para quedarse sin habla,

    El equívoco del anillo está muy bien, ella piensa lo que no es y termina agachada “haciendo lo que mejor sabe”, esa frase se la dijo alguien, no recuerdo si fue Tomás o Ángel.

    Hablando de mamadas, Vaya pasada lo de Schubert, que memoria, he leído el 133, la mamada en el ático me parece brutal.

    Que pasa, Mario no sabe que ya había estado en casa? O están fingiendo delante de Tomas? Está escrito un poco confuso.

    Tomás domina completamente desde que entra en casa de Carmen y Mario hace lo de siempre acepta el juego. Lloverán críticas en TR pero a mí me ha parecido que está en la línea de la relación que tienen, no se les puede criticar. El que se pasa de frenada es Tomas y creo que le va a costar caro lo que le ha hecho a Carmen, cuando se tranquilice lo va a pensar y lo va a ver de otra manera. A lo mejor abre los ojos y se da cuenta de que Tomas no es como cree.

    ResponderEliminar
  7. Apasionado 2 En la vida como en el sexo es fundamental el consenso, y aquí lo hay, un BDSM muy ligth

    ResponderEliminar
  8. Se que mis comentarios no serán los más populares, pero yo me he peleado como todo el mundo y no me siento nada orgulloso, porque levantarle la mano a otra persona es un signo de falta de respeto absoluto.

    Creo que puedes divertirte en la cama sin tener que obligar o pegar tortazos a la otra persona.

    Me hace gracia lo de consensuado, pero es el quien le pega a ella, me gustaría ver la reacción de él si fuera ella quien le diera el tortazo, seguro que no le hacia tanta gracia.

    Lo siento, pero esa parte del capítulo me costó mucho leerlo y estuve a punto de nobseguir leyendo..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La vida plantea situaciones desagradables que no se pueden ignorar, hay que tratar de asimilarlas, lo cual no siempre se proeduce de inmediato.

      Eliminar
    2. Lo se, pero tragas esta me produce arcadas.

      Eliminar
  9. De todas maneras, Tomas, Angel y Claudia, mas casposos no pueden ser, parecen salidos de una película de Torrente.

    ResponderEliminar
  10. Me alegro se vuelta mario! Gran capitulo como siempre.
    Se que el diario son tus memorias pero hecho en falta continuidad de las tramas. Que pasa con Domenico en esta nueva situacion? Acepta el tambien la propuesta? Acepta la posición de tomas? Entiendo que carmen seguirá en contacto con el en este tiempo… pero su figura queda un poco diluida hasta que vuelva a aparecer

    ResponderEliminar
  11. En la libertad de los demás, empieza la nuestra, juzgar actuaciones simplemente porque no comprendamos es una manera de tiranía, hablamos dentro del contexto y los límites de la sociedad y el libre albedrío, no juzgues y no serás juzgado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te compraré ese argumento cuando vea a Carmen tratar a Tomás como el la a tratado a ella.

      No me parece correcto normalizar la violencia aunque sea en un juego de cama consensuado, si eso me hace un tirano, que así sea.

      Eliminar
  12. Felicidades Mario por este nuevo regalo que nos hace. Bienvenido de nuevo en esta entrega extraordinaria.
    Un capitulo muy fuerte, no me gusta esa Carmen aparentemente fuerte pero es más frágil de lo que ella cree.
    No me gusta, la forma en que Carmen trata a Mario, si me podrán decir que es un acuerdo entre ellos, pero Carmen se pasa de la raya en muchas ocasiones, y deja a Mario fuera de juego.
    Carmen debe de entender que Mario aparte de ser un consentidor, es también hombre, que siente que ama sobremanera a Carme, y por eso acepta todo de Carmen, pero también se preocupa por ella, no tolera que la maltraten y se vuele loco cuando lo hacen, como recuerdo lo que pasó con Gerardo cuando se estaban despidiendo que la abofeteo y poco faltó para que Mario se lanzará contra a Gerardo. si no es por Carmen que lo detiene quien sabe hasta donde habría parado aquello.

    Daré otra leída para asimilar bien todo lo acontecido en este relato.

    ResponderEliminar
  13. Por mi profesión he aprendIdo que disparar primero y preguntar después no resulta ser una estrategia eficaz, también he aprendido a no sacar conclusiones en caliente. La perspectiva que se gana con un poco de tiempo, además de una dosis de serenidad, aporta la necesaria prudencia para hablar con mesura de lo que otros hacen o deciden con acierto o sin él.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por alusiones: También es cierto que alguna escena ha podido remover sensibilidades, recuerdos y experiencias personales, cosa que en mi anterior comentario pasé por alto. Es difícil reaccionar en frío cuando algo reaviva una herida por vieja o leve que sea. Que nadie se sienta censurado por mi anterior comentario, no es mi intención ni en el fondo ni en la forma.

      Eliminar
  14. Me ha emocionado el recuerdo a la abuela, cuánto echo de menos a mi abuela, también tenía con ella una conexión especial, nos entendíamos, hablábamos de cualquier cosa, leía mucho y me prestaba sus libros. Cuánta nostalgia me has provocado.

    No veo yo a Carmen trabajando en la empresa de Tomás, ¿va a dejar la clínica con lo que le gusta la consulta?

    Preveo celos entre las chicas de Tomás, algunas se van a sentir puenteadas porque una recién llegada con poca experiencia se les ponga por delante, no creo que lo tomen muy bien.

    En la cena veo al Mario que se debate entre el que muere de gusto viendo a su mujer con Tomás y el que sufre como un enano con cada humillación que soporta, es la contradicción que como dijo en algún capítulo antiguo les provoca un morbo brutal a los dos. Lo que es peligroso y se sale del guion padre pedofilo – hija es el arranque de violencia de Tomás, ya veremos cómo lo digiere Carmen porque de momento no parece que lo haya asimilado.

    La manía de Ángel por la violación empieza a ser obsesiva, Carmen debería pararlo, lo que pasa es que le remueve antiguos fantasmas, ojalá resuelva pronto su trauma.

    Al final la pareja consigue hablar, las razones de Mario son irrebatibles y Carmen no es tonta, supongo que lo pensará.

    ResponderEliminar
  15. Mario, no te excuses, lo dicho, dicho está y bien dicho.

    ResponderEliminar
  16. Apasionado, entiendo tu forma de ver la violencia, pero debes tener presente el tiempo en que se desarrolla la historia, en 2001 no habían líneas tan claras, no existía una sociedad tan cristalina que juzga primero y pregunta, si es que lo hace, mucho tiempo después. La época actual se caracteriza por ver todo de manera más severa, firme y sobre todo con legislación a mano para un castigo ejemplar a lo que consideres malo.
    Carmen tiene aún muchos secretillos guardados que si los pudiéramos leer todos un día muchos acabaríamos sin cabellos. Para ejemplo, así a vuelo de águila , solo dos nombres Ángel con el efecto que causa el recuerdo de la violación en él y lo que Javier hizo con la compañera que reemplaza a Carmen cuando Tomás la había dejado de lado. Recuerden que en una conversación ella (Carmen), acepta que tienen un comportamiento a veces violento con él y que es consensuado y medido.
    Lo que hay que ver en estos casos es el rejuego que implica la escena, el dominar y ser dominado. Parecido a lo que ocurrió en la cocina con Doménico, uno en pie firme, otro a rastras "impotente".
    Que se puede salir de control, si puede ocurrir, pero hay que darle el beneficio de la duda a Carmen que sabe lo que hace.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  17. Lucia tiene razón Mario no te excuses, yo no pensaba comentar hasta el siguiente capítulo, pero no porque me sienta censurado, sino porque no puedo leer la escena en la que Tomás ejerce violencia sobre Carmen, es un asunto que me toca de cerca y soy incapaz de mirarlo con ojos imparciales, puedo entender cuando me dicen que no juzgue, pero la realidad es que me es imposible.

    Solo he escrito para que sepais que lo último que quiero es censurar los comentarios de mis compañeros, durante este capítulo meteré mi sangre caliente en el congelador para que se enfríe.

    Un abrazo muy fuerte a todos.





    ResponderEliminar
  18. Otra cosa que esta clara es que Carmen y Mario siguen su nuevo camino con velocidades distintas, deberían sentarse y hablarlo, Mario se encuentra con las cosas, tiene que reaccionar sin haberlas podido digerir y así es muy difícil.

    Shubert dices que Carmen sabe lo que hace, a mi me surgen una pregunta, ¿sabe lo que hace?

    O cree saber lo que hace, porque son cosas distintas.

    ResponderEliminar
  19. Voy a empezar este comentario con una certeza y esa certeza es que Carmen ama con todo su ser a Mario, no tengo ninguna duda de ello, pero según han ido pasando los capítulos me a surgido una pregunta.

    Habiendo dejado claro que Carmen ama a Mario, la pregunta es, ¿Necesita Carmen a Mario en esta nueva vida que han iniciado?

    Me gustaría saber vuestra opinión.

    ResponderEliminar
  20. Un día sostuve una discusión divertida con mi esposa, por un comentario que hice, en aquella ocasión le dije; "no te necesito por eso te amo". Estuvo ofendida por muchos minutos, Yo traté de explicarle el sentido de lo que había dicho, no me hace falta para respirar, no me hace falta para que mi corazón siga latiendo, no me hace falta para comer, ni me hace falta para vivir, pero lo que siento por ella hace que todo lo anterior sea especial, no es necesario necesitar a una persona para amarla, el amor no es necesidad, porque si fuera necesidad sería un negocio, yo necesito que me mantengas por eso te amo, yo necesito que arregles mi vida, por eso te amo, yo necesito que alejes mis demonios, por eso te amo.
    La necesidad y el amor son dos cosas diferentes.
    No sé si algún filósofo, erudito en páginas del corazón, o cualquiera de ustedes tiene una opinión diferente. Se la respeto, pero esta es mi humilde opinión.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Shubert mi comentario no va por ahí, tu puedes amar a una persona y tomar un camino diferente al de esa persona.

      Carmen hace sus planes sin contar con Mario, sabiendo que Mario le va a decir que si, mientras con Domenico Carmen si compartió con Mario ese momento íntimo, esta vez Mario se a vuelto a quedar detrás de la valla.

      Cuando entro preocupado podía haberlo hecho participe, pero le hecho de la habitación de un grito, no lo quería ahí, no voy a decir que le estorbaba porque no estoy dentro de la cabeza de Carmen, pero esa es la sensación que me da.

      Mientras con Domenico Carmen si le dio su lugar a Mario, aquí se lo volvió a quitar.

      Tomás es el invitado en esa casa aunque parecía lo contrario, se que me diréis que son juegos de pareja, pero para poder jugar en condiciones, todos los participantes tendrían que tener claras las reglas del juego y el único que no las sabía era Mario, porque Carmen no le hizo participe de ellas.

      Lo que quiero decir es que en el encuentro con Domenico Carnen y Mario dieron un paso muy grande como pareja y en este capítulo lo que he sentido es que todo ese camino andado a quedado en nada.

      Reformulare la pregunta, ¿Carmen necesita a Mario para esa parte de su vida?



      Eliminar
  21. “Tú y yo, Mario, tú y yo”, ¿cuantas veces hemos leído esta frase y otras parecidas? Es evidente que no encajan en el modelo de pareja que algunos tienen en la cabeza, la respuesta a la pregunta que Apasionado ha lanzado varias veces es que si Mario estuviese preguntándose eso obsesivamente, hace tiempo que la relación habría muerto por agotamiento de ambos, ella por agobio y él por ansiedad.

    ResponderEliminar
  22. Lo siento Lucía, yo no he visto el tu y yo por ningún lado en el capítulo 192.

    En este blog constantemente se esgrime la frase el tu y yo Mario,el tu y yo, también que el modelo de pareja que tienen Mario y Carmen no encaja con el modelo de pareja que tenemos algunos.

    Pues si, mi modelo de pareja nada tiene que ver con el de Mario y Carmen, pero tengo claro que todo modelo de pareja por muy distinto que sea tendría que tener un denominador común y este es el respeto.

    Mario tiene vamos a decir 3 amantes más o menos fijas, que son Graciela, Elvira y Candela, las tres tratan con sumo respeto a Carmen.

    En cuanto a Carmen tiene 4 amantes fijos, Domenico, Angel, Tomas y Claudia, el único que a tratado con respeto a Mario a sido Domenico, los otros tres tratan a Mario como si fuera una mierda.

    He visto saltar a Mario para defender a Carmen, pero no he visto hacer lo mismo a Carmen con Mario cuando ve como le tratan esos 3.

    El tu y yo Mario el tu y yo estaría muy bien si fuera sustentado en hechos y no sé quedará solo en palabras.

    Vuelvo a repetir, yo estoy hablando de respeto, cuando se dio el encuentro con Domenico todo flujo con normalidad, porque el amante trataba con respeto al consentidor.

    Yo no creo que Mario sienta humillación, lo que pasa es que a nadie le gusta que le traten como una mierda, la única solución que te queda es apartarte y capear el temporal, pero que no os extrañe que llegue un día en que Mario ponga en su sitio a esos tres, porque la paciencia tiene un límite.

    ResponderEliminar
  23. Es eso lo que me saca de onda Carmen, a ver, Mario consiente que Carmen ande del tinto al tango, que este con Tomás, Angel, Domenico, Consintió todo lo que izo con Gerardo, y tantos otros, Carmen feliz de la vida. todos ellos se han pasado de la raya, en cuanto a violencia, consentida como dice Carmen y que lo tiene controlado, le deja hacer lo que les antoje. pero con Mario pone límites. No es el mismo trato, Mario en contadas ocasiones se ha puesto violento y Carmen se molestó sobremanera, pero con los demás los consiente, disfruta.
    Mi pregunta es, porque no actuar de igual forma con Mario.

    No dudo del amor que Carmen siente por Mario y viceversa, de hecho creo que Mario da mucho pero mucho más que Carmen. Carmen le recrimina constantemente a Mario que le oculta cosas. pero Carmen también oculta muchas cosas.

    La escena de la alcoba, Carmen se pasó de la raya, como dijeron, ahí Mario parecía el tercero cuando Tomas es el invitado, Carmen es otra muy diferente cuando está con Tomás, incluso es diferente a cuando está con Domenico. los dos ejercen una influencia muy grande sobre Carmen. con los dos es sumisa pero de diferente forma, Con tomas es sumisa, acepta su rol de niña, con Domenico es sumisa porque sabe que la lleva a disfruta de diferente manera. hay drogas la ofrece a sus amigos etc.
    Tomas la ofrece a sus clientes.con tomas es una relación de "trabajo", tomas saca provecho de Carmen por su condición de psicóloga, Domenico por su condición de hembra dispuesta.

    Creo que Carmen debe de tener más consideración con Mario, y que se er cuenta que Mario está perdidamente enamorado de ella.asi como Carmen lo está de Mario pero de distinta forma.

    no sé que opinan sobre mi comentario

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En mi opinión, creo de verdad que Carmen ama con la misma intensidad a Mario, como este le ama a ella, ninguna duda al respecto, pero es verdad que Carmen es de una manera con sus amantes y otra muy distinta con Mario, pero lo que hace un ruido molesto de verdad es que Mario tenga que aguantar desplantes de gente como Tomas en su propia casa, eso es lo que de verdad me a molestado.

      Espero que con el tiempo Carmen vea que mientras Graciela, Elvira y Candela la tratan bien y con respeto, Angel, Claudia y Tomas tratan con desplantes y faltas de respeto a Mario, posicionándose al lado de Mario y parando los pies a sus maleducados amantes.

      Eliminar
  24. Si lo pensamos fríamente, el comportamiento de Carmen es alentado por Mario, el quiere que sea así, se lo dice constantemente me gustas más ahora que antes, no te cambiaría por nada, así que echarselo a Carmen en cara no sería justo, ademas a Mario no le molesta eso, le espolea.

    Carmen improvisa, Mario se encuentra el pastel sin saber nada y tambien tiene que improvisar, el problema es que mientras Domenico si quería interactuar con el matrimonio, Tomás, Angel y Claudia tratan a Carmen como una propiedad, de hecho Tomás trata a Mario como si este también fuera de su propiedad, Mario ni trabaja para el ni le debe nada.

    Quitando que Carmen tendría que defender más a Mario y alentar más ese juego de pareja como si lo hicieron con Domenico, no tengo nada que objetar.

    ResponderEliminar
  25. Cuestión de testosterona Apasionado, Candela, Elvira y Graciela son tías, piensan con el cerebro, Tomas, Ángel y Domenico piensan con….

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No siempre, a veces las hormonas nos juegan malas pasadas pero en general los chicos en eso nos ganáis por goleada, nosotras podemos tener nuestros momentos pero vosotros en cuanto nos descuidamos estáis con el cerebro por ahí abajo.

      Eliminar
    2. Una pregunta, porque Carmen no acepta lo mismo e Mario que de sus amantes, me explico. Angel, la ve le calienta la cabeza y Carmen acepta el invite, se van al departamento que prestan a Angel, Carmen acepta que le hagan tde todo. la nalguean, la usa a su antojo le dice que se la va a meter por el ano, y acepta, con toda normalidad, con Tomás igual, y no se diga con Domenico, hasta ella misma le ofrece el ano, con Gerardo si no me equivoco también abuso de Carmen penetrando la analmente. el dueño del Penta también aunque ahí hubo mucha más violencia, pero Carmen al final coopero y disfruto, pero con Mario se la Pensa mucho el permitir que la penetre por el ano, por lo general no ole gusta que Mario la penetre por ahí, le pone de pretexto que no está preparada, que hay que limpiarlo, etc etc. pero con sus amantes cuando los ve sin previo aviso, siempre está preparada y limpia. y esto pasa en la gran mayoría de los relatos, la mujer acepta todo del amante y del marido solo con amor, con cuidado.

      espero alguien me pueda contestar el porque es ese comportamiento con uno y con otro, y más me deja descolocado cuando fue Mario el que la empujó, a eso y ahora Carmen disfruta de lo lindo con sus amantes sabiendo que tiene el consentimiento de Mario, porque no dejarlo que haga igual que los demas

      Eliminar
    3. Lo del sexo anal está sobrevalorado amigo Federico, la gente la da demasiada importancia, que yo sepa Carmen si deja que Mario la penetrante analmente, si estoy equivocado corrígeme por favor.

      A mi personalmente eso no me molesta, Carmen hace simplemente lo que Mario le a pedido y sabe que lo pone como una moto, luego están los amantes dominantes que hacen que Carmen se deje llevar al máximo, Mario ahí tiene un rol de cornudo (no lo digo despectivanente), lo único que se le puede reprochar a Carmen es cuando alguno de sus amantes se toman demasiadas licencias y ella no les para en seco.

      Carmen es exigente con Mario, se enfada con el, sin embargo nunca se enfada con Angel y Claudia, con Tomás se enfado porque el la defraudó y tampoco se enfado con Domenico cuando el y Mario conspiraron a la espalda de Carmen.

      Yo veo una respuesta fácil, Tomás, Domenico, Angel y Claudia son importantes, pero Carmen sabe que esas relaciones tienen fecha de caducidad y está nentalizada a dejarlos marchar, como hizo con Irene.

      Mario es su Marido el hombre de su vida, es la única persona fuera de su familia por el que Carnen a movido cielo y tierra para recuperarlo, en pocas palabras, Carmen está dispuesta a perderlos a todos menos a Mario.

      Eliminar
  26. Hay una cosa en este capítulo que me cabrea sobre manera, porque Mario agacha la cabeza constantemente ante Tomás, ¿a que tiene miedo? ¿A discutir con Carmen por poner a Tomás en su sitio?, ¿que se acaben las situaciones morbosas?

    De verdad que no lo entiendo, cuando Mario da su opinión sobre el dinero ganado por Carmen, la contestación de Tomás esta fuera de lugar, Tomás no es nadie para opinar, otra cosa es que hubiera sido la propia Carmen quien le hubiera dicho a Mario, es mi dinero y hago con el lo que me salga del coño, ahí nada que objetar.

    Carmen a decidido que Tomás sea su dueño, no Mario, pero Mario agacha la cabeza constantemente cuando no le debe nada y tendría que mandarlo a tomar viento fresco por no decir otra cosa.

    ResponderEliminar
  27. Iba a hablar de Graciela, apareció y volvió a desaparecer pero he visto lo que dice Federico y Apasionado y dejó a Graciela para otro día.
    Dice Mario cuando Tomas está en el ático, “ Tomás es un hombre inteligente, no dudo de que haya entendido el juego que nos traemos y lo haga suyo, ”
    El juego que nos traemos, NOS, NOS, plural de la primera persona, lo dice Mario, no lo dice Carmen. Os lo tiene que jurar sobre la biblia?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo en mi comentario hablo de las faltas de respeto que tiene que aguantar Mario en su propia casa, si el que te anden faltando el respeto en tu propia casa es parte del juego, Lucia tiene razón no lo entiendo, ni lo entenderé.



      Eliminar
  28. Estoy preparando una edición especial fuera de secuencia, por este motivo me ha tocado repasar todo el diario, aún estoy en ello. A propósito del debate que está abierto os incluyo los párrafos finales del capítulo diez, publicado en dos mil ocho situado antes de la consolidación de la relación entre Carmen y Carlos. Dice así:
    "La observé mientras se vestía, pensé que los niveles de decisión que surgían en ella en sus momentos de mayor excitación siempre venían acompañados de retrocesos una vez que se calmaba; Era lo lógico, pero también había observado que su punto de retorno nunca era el mismo desde el que había partido justo antes del clímax, siempre quedaba algo, un poso de deseo que se iba acumulando y que la hacía avanzar casi imperceptiblemente.

    Este proceso no es nuevo para mi; Como todo en la naturaleza, desde la neurona hasta el cambio climático, los grandes saltos se producen por pequeñas acumulaciones que alcanzan un umbral el cual, una vez sobrepasado, hace que el salto cuantitativo y cualitativo sea exponencial, brutal; La neurona acumula pequeñas cargas eléctricas y solo cuando alcanza su umbral de excitación es cuando se dispara provocando un pico extremo; Las continuas agresiones del ser humano a la biosfera están a punto de alcanzar el umbral de no retorno, (si no lo han alcanzado ya), a partir de ese momento el cambio climático será drástico e irreversible; igualmente en clínica observo a diario los pequeños avances y retrocesos de mis pacientes, siempre acumulativos, hasta que un día se produce el insight, el paciente parece descubrir una nueva visión del problema, de su problema, y hace suyos los argumentos del terapeuta que hasta ese momento no dejaban de ser palabras huecas para él; En ese momento el cambio, o la sanación como se quiera decir, es inmediato.

    Yo esperaba que los pequeños cambios que iba observando en Carmen llegarían algún día a alcanzar ese umbral a partir del cual asumiría como suya una forma diferente de ver las relaciones sexuales y las relaciones conmigo, esperaba que ese día asumiera mi concepto abierto del sexo y de las relaciones de pareja y disfrutásemos ambos del sexo con terceros como una forma mas de desarrollar nuestro amor. Sabía que si Carmen cruzaba ese umbral ya nada la detendría, no calculaba los riesgos, solo veía un horizonte de felicidad y sexo compartido, Tenía buenas razones para pronosticar que la nueva Carmen que surgiría de esa transformación sería intensamente sexual, libre, procaz, seductora, libertina, obscena, inagotable y abierta a cualquier clase de experiencia.

    El tiempo acabaría por darme la razón.»

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me puedes explicar Mario donde esta en el capitulo 192 eso de disfrutásemos ambos del sexo con terceros, porque yo he visto disfrutar del sexo a Carmen y Tomas y a un Mario que a dormido en otra habitación y a entrado en la habitación como un ladrón sin hacer ruido mientras los otros dos dormían para desahogarse.

      Llamame, retrogrado, optuso, imbecil, atontado, lo que te de la gana, pero yo no consigo ver ese AMBOS del que hablas, hasta ahora la única vez que lo he visto es con Domenico.

      Tal vez eso pase en el futuro no lo se, lo cierto es que este capitulo a sido muy frustrante para mi, porque entiendo a Carmen, pero no entiendo a Mario.

      Eliminar
    2. Si Mario hubiera estado en la misma habitación, aunque sea sentado viendo como Carmen disfrutaba con Tomas masturbándose mientras veía a Carmen disfrutar con Tomas lo hubiera entendido, ahí estaría viendo una interacción, pero ya me dirás que disfrute puedes tener desde la habitación de invitados.

      No entiendo que Mario tenga que aguantar desplantes, no entiendo que Mario tenga que entrar a hurtadillas en su propia habitación, seguramente sera que mi percepción es demasiado obtusa.

      Eliminar
  29. Que conste que mi intención no es menospreciar a Mario personaje del Diario y tu Mario sabes de primera mano el respeto que le tengo a este relato.

    ResponderEliminar
  30. He oído edición especial!?? Cuando???de que se trata?????

    ResponderEliminar
  31. Edición especial, has leído bien, un proyecto que nace de un regalo que me hace mi compañera de vida y que me da la idea. no saldreá publicado en TR, ya veremos si lo publico aquí, estoy pensando otra cosa.

    ResponderEliminar
  32. Que bien suena eso! Espero que al menos salga aquí ya que has puesto la miel sobre los labios! Serán las memorias de Carmen en un diario desde su punto de vista?

    ResponderEliminar
  33. Lo más probable es que aparezca en Spotify, ¿ya vais viendo por dónde va el asunto?

    ResponderEliminar
  34. Un podcast! Pues avisanos 😜 porfa

    ResponderEliminar
  35. El debate está muy bueno, quería hacer muchos comentarios sobre muchas cosas pero me voy a centrar solamente en una.
    No es lo mismo que Mario tenga amantes y la forma en que estas tratan a Carmen. Se supone que en esta relación el dominante es Mario. Carmen entra en la ecuación y disfruta también con Graciela, Elvira y Candela.
    En cuanto a las relaciones que tiene Carmen, dígase Doménico, Ángel, Tomás, Gerardo, y Claudia que saben de la existencia de Mario, con algunas excepciones la forma de ver este tipo de relación; es de un marido impotente que no puede complacer a una esposa necesitada de sexo, no necesariamente la impotencia fisiológica, sino el hecho de no llegar a satisfacer plenamente a una mujer que tiene que buscar el placer fuera de su matrimonio. Tomás tiene una relación diferente con Carmen ya que es su"jefe". También tenemos que tomar en cuenta el carácter de cada uno por su trabajo, forma de ser y forma de vivir. Ángel está respaldado por Claudia, que le busca de manera inconsciente víctimas o amantes, Gerardo nunca comprendió el juego que tenían Mario y Carmen durante sus vacaciones. Él solamente vio una mujer altamente sexual que estaba dispuesta a dejarse follar donde a él se le ocurriera y lo único que le negó fue un conato de trio con ese socio que le habló de lo que representaba Carmen para Tomás, en este momento no recuerdo el nombre porque no es tan importante.
    Todos ellos ven a Mario como un hombre incompleto, que no tiene el suficiente carácter para dominar a su mujer, la cual necesita salir a buscar lo que no tiene en su casa. Ustedes y yo sabemos que no es el caso, pero los que no conocen la historia lo ven de esta forma.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Entiendo lo que has querido expresar, esta claro que ese juego lleva a Mario y Carmen al cielo del placer, pero ya te digo que no le veo el atractivo, algo tendrá, porque Carmen y Mario no son la única pareja en el mundo que lo juega, pero para mi tiene un costo muy grande, tener que ser menospreciado, ninguneado por personas con una moral ausente y falto de escrupulos, dejar de ser dueño en tu propia casa, como dije en un comentario ayer, tal vez sea demasiado optuso para ver lo que vosotros veis.

      Eliminar
  36. Otra cosa que quería comentar y este el relato pasado que estuvo muy silencioso porque todos esperábamos noticias desde Plutón.
    Gerardo vuelve con un proyecto muy ambicioso, qué significa esto para nuestros protagonistas.
    Voy a dejarlo hasta aquí.
    Estaremos esperando ese proyecto especial de Mario y Carmen.

    ResponderEliminar
  37. Bruto.
    Buenas tardes, hace tiempo comentaba que en los últimos tiempos Carmen estaba a lo suyo sin tener en cuenta a Mario más q pará su interés, sigo pensando lo mismo.
    Cosas nuevas que bien.

    ResponderEliminar
  38. Parece que los gallos del corral andan alborotados, mejor me voy sin hacer ruido y espero a que se calmen.

    ResponderEliminar
  39. Es una pena, cuando entre al blog por primera vez lo hice con la esperanza de dar mi opinión, leer la de los demás y después dabatir, pero no está siendo así, este blog adolece de lo mismo que destruye a muchas parejas la falta de diálogo, algunos deciden no dar su opinión, otros dan su opinión, pero con un mensaje implícito de que no quieren participar y por último están los que dan su opinión con demasiado entusiasmo (ese soy yo) yo seguiré dando mi opinión teniendo claro que no tengo la verdad absoluta y sin miedo a equvocarme y si hace falta me contestaré a mi mismo, espero que no sea así porque si no será muy aburrido.

    Estamos a tiempo de hacer de este espacio un lugar dinámico y entretenido, porque si algo puede generar un buen debate es El Diario.

    No tengo nada más que decir, un abrazo muy fuerte a todos.

    ResponderEliminar
  40. Como bien dice Torco, este espacio de debate hay que entenderlo como un café, el café La Humedad lo llama, un lugar de encuentro donde amigos y amigas se reúnen a charlar.

    Internet tiene grandes ventajas y grandes defectos, uno de ellos, lo he dicho mil veces, es que el mensaje carece de la parte expresiva: la entonación, los gestos, la intencionalidad no verbal, todo eso que le añade matices a la palabra sin lo cual el mensaje queda incompleto, frio, carente de su pleno significado. Puede incluso llevar a malentendidos.

    Por esto he dicho hasta la saciedad que, ante la duda, imaginemos el diálogo que es motivo de conflicto como si estuviéramos en el café La Humedad, lo más probable es que aquello que en frío parece molesto, incluso agresivo, tenga otra interpretación más suave visto entre cervezas y bromas cruzadas.

    Cada cual tiene su carácter, lo que tenemos en común es que nunca hemos caído en el insulto ni en la descalificación. Eso nos salva, eso nos diferencia.

    ¿Otro café?

    Por cierto, lo de Spotify no llega a Podcast, se queda en playlist.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No por mucho repetirlo esta de mas, grAciS Mario, soy uno de los moscones cojoneros que levantan chispas lo sé es mi carácter, no tengo mala intención es que me cuesta callarme, siempre me ha dado disgustos mi form de ser, pero mis amigos me conocen y saben que no soy mala gente.

      Eliminar
  41. Yo la verdad es que no uso Spotify, toda la música que escucho la tengo en físico, la mayoría en LP, y algunos CDs cuando los LP no estaban en auge.

    Lo unico que no tengo en físico son las diez canciones que más me gustan y las llevo en el movil.

    ResponderEliminar
  42. Y sigue el debate muy interesante, lo que comentan en comentarios anteriores de que el sexo anal está sobrevalorado es cierto es como una moda causada por tanta pornografía, y también es cierto que Mario si ha tenido sexo anal con Carmen, pero no con la frecuencia que Mario quisiera, Carme le pone pegas en ocasiones, pero no pone pegas a Ángel que casi sin previo aviso se la mete por ano, y con Tomas ella misma se lo ofrece.
    Mario da muchas concesiones y Carmen pocas desde mi punto de vista, y concuerdo que no hay paridad de circunstancias en cuanto a los amantes de uno y de otra.

    En el relato pasad se quedó en que Mario le dio un golpe al innombrable esposo de Esther, ya no se supo en que quedo eso. espero que ese personaje se ande con mucho cuidado porque si no se le puede venir el mundo encima.

    Este Tomas se toma muchas atribuciones con Mario, lo trata como si fuera también su empleado, y Carmen no lo defiende, al contrario le da la razón a Tomas, ya que considera a Tomas con su dueño, sigo creyendo que Carmen esta enamorada de Mario, y Mario mas enamorado de Carmen.

    ResponderEliminar
  43. Mi novia y yo lo hablamos en su momento y me comentó que lo había probado y no le gustaba nada de nada, asi que no lo practicamos. Eso no impide que nuestras relaciones sean de lo mas placenteras.

    Mario y Carmen interpretan sus roles, Carmen es sumisa con sus amantes y Mario lo es con Carmen, en cierta forma, porque Carmen siempre termina haciendo lo que Mario quiere.

    Creo que Angel usa el sex anal como una forma de sometimiento y le pide a Carmen de forma enfermiza obligando a Carmen le pida que la violencia, es su forma de exitarse, el día que no pueda someter a Carmen, porque ella no se deje, terminará esa relación, Angel se buscara a otra a la que poder someter, para mi Angel es un personaje totalmente trágico.

    En cuanto Tomás también necesita ejercer ese control en Carmen, pero también con Mario y los dos ejecutan su papel a la perfección, tengo la sensación de que Angel y Tomás tienen un ego y carácter muy frágiles y lo enmascaran en esa fachada dominante.

    Pero bueno este no es mi campo y podría estar metiendo la pata hasta las orejas, pero esas son mis sensaciones.

    Tanto Angel como Tomás se dejan comer por el personaje y se pasan varios pueblos, también yo creo que a Carmen le pone que traten así a Mario, pero estoy seguro que si algún día se desmadre la cosa Carmen romperá el personaje y se pondrá del lado de Mario.

    ResponderEliminar
  44. Violencia no, Angel le pide de forma enfermiza que Carmen le implore que la viole, maldito corrector

    ResponderEliminar
  45. Otra pregunta que me surge es, ¿Mario ke habrá contado a Carmen la propuesta que le ha echo Diego?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nos enteraremos seguro que Mario nos lo cuenta.
      Noticia: tengo COVID, lo más parecido a un gripazo, pensé que era la resaca del viernes.

      Eliminar
  46. El COVID ya no es lo que era, afortunadamente. Cuídate y descansa.

    Revisando el diario para un recopilatorio que estoy preparando (sí, otro), he encontrado este diálogo con Doménico durante el primer encuentro en su casa:
    «—¿Te puedo preguntar una cosa algo… íntima?
    —Depende.
    —Verás, sigo sorprendido, sois una pareja asombrosa, fantástica, pero aún me cuesta entenderos, a veces no consigo…
    —Continúa. —le animé.
    Me miró, parecía dudar, como si temiese mi reacción a su curiosidad. Le hice un gesto instándole a preguntar cualquier cosa.
    —Esta noche, cuando estaba… follando con tu mujer, hubo un momento que estabas detrás de nosotros, tan cerca, mirando… ¿Qué es lo que sentías?
    “Follando con tu mujer”. No puedo evitar excitarme al escuchar cómo me habla. Sus palabras me aturden, es como si me zarandeasen. Soy consciente en todo momento de que se está acostando con mi esposa, pero cuando le escucho decirlo me lo hace evidente.
    Recordé la escena y volví a sentir la tensión en mis genitales. La verga de Doménico perforaba el coño de Carmen, la veía rotunda, potente, con las venas hinchadas marcándose bajo la piel. Recordé la imagen de los labios arrastrados hacia dentro y luego pegados a la verga cuando retrocedía. ¿Quiere saber qué siento?
    —La mayor excitación que te puedas imaginar. Estoy viendo a mi mujer gozar, no sé cómo explicarte, observo lo que no puedo ver cuando soy yo quien le hago el amor ¿entiendes? Es esa parte del sexo que no percibo cuando somos nosotros los protagonistas. De alguna manera te utilizo a ti para contemplar a Carmen gozando desde todos los ángulos posibles.
    —Desde todos los ángulos… —repitió—, pues por mi parte haré todo lo posible para no privarte de ese placer, creo que te lo debo.»

    Viene a cuento del debate abierto sobre la supuesta falta de sintonía en la pareja.

    ResponderEliminar
  47. Ha esto me refería, tanto aquí como en el segundo encuentro con Domenico en casa de Mario y Carmen, Mario gozo viendo gozar a Carmen con Domenico, pero con Tomas Mario no pudo gozar porque estaba en otra habitación, tuvo que conformarse para entrar cuando los dos estaban dormidos, A mi la sensación que me da es que mientras Domenico si a entendido a la perfección lo que necesitan de el tanto Mario como Carmen, Tomas no a entendido nada de nada, el es ordena y mando.

    la sensación que me a quedado a mi es que aunque Mario disfruto escuchando a Carmen, tuvo que ser en cierta forma una decepción, porque no es lo mismo escuchar que ver

    ResponderEliminar
  48. Hoy a la mañana hemos quedado con una amiga para desayunar, ella también sigue el relato, me ha dicho estas palabras, tienes buen corazón y saltas como un resorte cuando crees que han hecho daño o pueden acerselo a alguien a quien aprecias, pero en ocasiones subestimas a esas personas aunque esa no sea tu intención.

    Ahí no a acabado, después ma a dicho que Mario no es ningún pelele que se deje avasallar por alguien como Tomás, Mario simplemente le sigue el juego porque Tomas esta haciendo exactamente lo que Mario y Carmen quieren que haga.

    Me a mirado a sonreído y a seguido desayunando, tal vez tenga razón con lo de saltar, pero no puedo evitarlo jajaja.

    ResponderEliminar
  49. Gracias gente Sigo en casa por precaución y mañana volveré a hacer vida normal.
    Hace un siglo que no se sabe nada de Diva, que calladita estas, debe ser que no te interesa lo que decimos.

    ResponderEliminar
  50. Por alusiones.
    Sigo aquí, agazapada, leyendo, sorprendiéndome con unos y otros, mordiéndome la lengua.
    Dice el protagonista:
    “ Baja con el cabello revuelto y la camisa a medio abrochar, no es propio de ella, es un descuido estudiado”

    No sé cómo lo interpretaréis vosotros, yo a esto lo llamo complicidad.

    Dos Octavas, recupérate pronto.
    Diva

    ResponderEliminar
  51. Bruto.
    Buenas tardes y los enfermos que se mejoren, querido Cayo nos estás diciendo que está más relacionado con la excitación que con el afecto, aún así cada uno de los personajes se relaciona con el otro, y yo sé que soy muy pesado, la vereda se acaba y el burro sigue, pero sigo opinando que Carmen está más a lo suyo desde hace un tiempo.
    Otros de mis compañeros de café opinan que va más de sentimientos, yo no.
    Tomás intenta cumplir con una perversión y Carmen que tiene una fijación con la figura paterna se ha metido de lleno y ahora la disfruta.
    Ángel sólo quiere dominar y a Carmen le gusta ser dominada y por último a Mario le excita todo cualquier situación en la que esté Carmen le pone, y aunque trate de protegerla

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Bruto, nada más lejos de mi intención qué centrar el relato en la mera excitación y mucho menos la relación de los protagonistas, si así lo has entendido me he expresado mal. El fragmento que cité refleja la emoción (excitación) por contemplar a la pareja gozando. Es complicidad, ambos comparten la experiencia y si no, se la cuentan.

      No pretendo convencer sino debatir, quede claro.

      Eliminar
    2. Bruto.
      Buenas noches mi querido Cayo, te explicas perfectamente, el que no lo hace bien, soy yo, ya sé que hay complicidad si no de que nos estarías contando la historia de los dos, vamos a ver si consigo expresarme mejor, cuando hablo de excitación me refiero a la motivación que hace que hagamos cosas puntuales, no dudo ni puedo dudar de los sentimientos

      Eliminar
    3. Bruto, estoy escribiendo desde el móvil y me está cortando los comentarios,
      Creo que tengo en cuenta que aunque la historia es extensa lo que nos has contado ocurre en un periodo corto de tiempo.
      Al principio es Mario el que, fuerza por su excitación, llámalo como quieras, va a lo suyo forzando a Carmen, pero en este momento es Carmen la que no tiene en cuenta a Mario, no es exactamente así porque las cosas son son ni blanco ni negro pero creo que es lo que está ocurriendo.
      Le vence su excitación y hace cosas que de otra manera no haría, por lo menos delante de Mario como es las escena con Tomás.

      Eliminar
  52. Diva tienes razón ahí hay complicidad, pero es hacia Mario o hacia Tomas, porque según entra Tomas en esa casa Mario pasa a un segundo plano, Mario tiene que dormir en otra habitación y conformarse con escuchar a Carmen, pero lo que el desea por encima de todo es verla disfrutar con otro hombre y eso solo se a dado con Domenico.

    Yo personalmente durante el tiempo que ha estado Tomas en casa de Mario y Carmen he visto mucha mas complicidad con Tomas que con Mario, Carmen se ciega con Tomas y con Angel, mucho mas que con Domenico y eso también es una realidad.

    ResponderEliminar
  53. Diva, Lucia os mordeis la lengua constantemente y no deberíais, vuestra opinión es tan importante como la de los demás.

    ResponderEliminar
  54. Este fragmento lo he cogido del comentario de Mario.

    ¿Quiere saber qué siento?
    —La mayor excitación que te puedas imaginar. Estoy viendo a mi mujer gozar, no sé cómo explicarte, observo lo que no puedo ver cuando soy yo quien le hago el amor ¿entiendes? Es esa parte del sexo que no percibo cuando somos nosotros los protagonistas. De alguna manera te utilizo a ti para contemplar a Carmen gozando desde todos los ángulos posibles.
    —Desde todos los ángulos… —repitió—, pues por mi parte haré todo lo posible para no privarte de ese placer, creo que te lo debo.»

    Entiendo lo que Mario intenta explicar a Domenico, cuando hace el amor con Carmen Mario ve 180 grados, pero el quiere ver 360 grados, por eso me chocó lo ocurrido con Gerardo y en este último capítulo con Tomás, en estas dos ocasiones Mario a visto 0 grados, porque no estaba presente cuando estaba ocurriendo.


    ResponderEliminar
  55. Carmen no tuvo ningún problema en irse a dormir a la otra habitación y dejar a Mario y a Elvira en el dormitorio principal, no recuerdo el capítulo donde sale esto y ni se siente humillada ni molesta
    Lo de ver o no ver a la pareja follando es relativo, unas veces sí y otras no, tampoco es cuestión de agobiar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. hasta donde recuerdo, Carmen nunca ha visto a Mario con otra mujer, y por lo que creo a Carmen no le interesa ver a Mario tener relaciones con otra, o no sé ha dado la oportunidad. creo que si se diera el caso sería cuando Mario esté con Graciela, y Carmen lo vea y Mario las vea a ellas cos. también puede darse el caso cuando entren en Sevilla con Candela además sería la posibilidad de que Mario vea a Carmen interactuando con otra mujer.
      no estoy seguro de los nombres de Graciela y Candela

      Eliminar
    2. En eso te doy la razón Dosoctavas, no lo recordaba.

      Eliminar
    3. Lo que creo que dos octavas quiere decir es que si Mario intentase estar presente cada vez que Carmen se acuesta con alguien seria un incordio, de vez en cuando está bien tener espectadores pero no siempre, un poquito de intimidad se agradece de vez en cuando incluso por parte de tu propia pareja, hay que saber cuándo estar y cuando no.

      Eliminar
    4. Creo que con el único que Mario a estado presente y participando fue con Domenico, con Gerardo no quiso participar obviamente dada la actitud de Gerardo hacia el.

      Eliminar
  56. Quisiera recordar un fragmento de las vacaciones;

    Preparé algo sencillo, unas costillas al horno con salsa barbacoa y una ensalada; cuando estaba listo salí a anunciarlo. Me detuve a cierta distancia, Gerardo la montaba sobre el césped, ella cruzaba las piernas a su cintura y enlazaba los brazos al cuello; a mis ojos aparecía enganchada como la cría de una alimaña, solo que estaba siendo brutalmente follada. Volví a la casa y me serví otro vino. Carmen entró más tarde.
    —Ya está todo listo.
    —Genial, voy a…
    —A asearte, ya.
    Sus ojos adquirieron profundidad de combate.
    —Nos has visto.
    —Salí a avisaros de que el almuerzo estaba preparado y os vi.
    Se acercó envuelta en una nube de sexo que me embriagó.
    —¿Te ha gustado?
    —Sabes que sí. ¿Y a ti?
    —Es un animal, folla como los dioses.
    —Los dioses no existen.
    —Empiezo a dudarlo.

    Le acaricié la mejilla, me abrazó y nos fundimos en un largo beso, preludio de un acto de amor que habría de esperar.

    —Me excita saber que estás cerca, en algún rincón, mirando; me pone mucho no saber dónde, si detrás de una ventana, o en la planta de arriba, o escondido en la fachada.
    —No hago eso.
    —Sí lo haces, eres un mirón pervertido. Y te tocas.
    —¿Te gusta?
    —Me pone saber que te sobas la polla mientras nos ves follar. Mira cómo estás. —Señaló mi incipiente erección.
    —Eres una puta exhibicionista.
    —Y tú, un cornudo compulsivo, qué le vamos a hacer. Me gustaría que dieras la cara, te sentaras frente a nosotros y te la menearas mientras ese bruto me destroza.
    —¿Te excitaría verme humillado?
    —Gerardo no cuenta, esto es entre tú y yo, lo harías para mí, cornudín.
    —Qué zorra eres.
    —No lo sabes tú bien.

    Aquí Mario si podía ver incluso Carmen lo invito y el no se atreve a hacerlo por no parecer humillado ante Gerardo.

    Cómo bien dice Carmen siempre el juego es entre ellos dos, los demás son solo instrumentos, piezas para hacer el juego más divertido.

    Cómo yo soy un poco práctico y doy ejemplos malos pues lo que hace Mario al querer ver a Carmen con otros no es muy diferente del que ve una peli porno solo que la protagonista es tu propia pareja
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En esto también tengo que darte la razón, pero tal como se dieron las cosas entre Gerardo y Mario, era normal que quisiera tomar distancia.

      Donenico es el único amante de Carmen que no ve a Mario como un inferior al que pueden pisar para demostrar quien es el hombre de verdad.

      Recuerdo que Carmen dijo que no tenía que importarles lo que Gerardo pensara, pero lo que no recuerdo es si Mario le contó a Carmen todos los encontronazos que tuvo con Gerardo, incluido la amenaza.

      Eliminar
  57. En mi opinión la escena del Ouroboros fue el sumun tanto para Carmen como para Mario (Menos el reto que nos puso Mario, casi le cuento media mitología Griega JAJAJA), a diferencia de Domenico, Tomas y Angel no estan preparados y Claudia dudo que quiera compartir a Carmen con nadie que a ella le interese.

    De todas maneras no tardarán mucho en volver los nubarrones, a Mario se le a vuelto a olvidar contarle a Carmen sobre la charla que tuvo con su padre y hermana, no conozco a Carmen personalmente, pero me puedo imaginar la cara que pondrá cuando se entere.

    Mario debería de empezar a entrenar para poder salir por patas.

    ResponderEliminar
  58. Volvemos al tan traído tema de las diferencias psicológicas y conductuales entre varones y mujeres; ellos más dados a mirar y ellas, más a conjeturar e imaginar. La imaginación te da alas

    Aúnque no sé qué hace un varón teorizando sobre lo que solo una mujer conoce. Chicas, os cedo la palabra

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bruto.
      No me meto a teorizar Dios me libre, y no tengo valor para tanto.
      Pero en lo del entrenamiento tiene más razón que un santo.

      Eliminar
  59. Por cierto, he publicado en TR.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo he visto a la mañana antes de entrar a currar.

      Eliminar
    2. Bruto.
      Me ha hecho mucha ilusión verte por TR, siempre te vuelvo a leer una vez más, hace mucho tiempo te tenía calculado el tiempo desde que publicabas en TR hasta que aparecía un nuevo capítulo en el Blog 12 días de media, es verdad que los capítulos eran más cortos.

      Eliminar
  60. Perdí un fragmento del mensaje.
    La imaginación te da alas, los ojos te aferran al suelo.

    ResponderEliminar
  61. Al final del capítulo hablan de pesetas, han pasado más de veinte años desde aquellos tiempos y ni me he dado cuenta, venga, Mario le tendría que hacer el masaje gratis, solo el hecho de hacerlo le aporta mucho más que todo el dinero del mundo

    ResponderEliminar
  62. ¡Mierda!, he vuelto a caer contestando en TR, por lo menos a sido una contestación sosegada.

    ResponderEliminar
  63. Recojo el guante lanzado por Mario y os porpongo un fragmento del capitulo 105 para analizar la diferencia de enfoque que tenemos hombres y mujeres sobre tantas cosas.

    "«—Me llamas puta y esperas que me derrita, que me deshaga, que el placer que siento se multiplique; y así es. Mi femineidad y mi feminismo no se resienten por ello, no se menoscaban mis principios ni sufro una crisis de identidad cuando me llamas puta. Disfruto del juego, porque es lo que es, un juego compartido que no pone en cuestión mi identidad.
    Nos miramos, lo entiendo. Espero algo más, sé que su argumentación no ha acabado.
    —Te llamo cornudo y se abren los cielos cuando al fin comprendes que es un juego compartido en el que tu masculinidad no se quiebra, que tu identidad no zozobra. Te ha costado una crisis personal asumir que eres un cornudo y cuando al fin lo aceptas poco menos que hay que tratarlo como una gran victoria personal, una inmensa batalla en la que eres el héroe que ha salido triunfante. ¿Ves la diferencia?"
    ¿Veis la diferencia?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre ha sido así, nosotros ponemos las reglas incluso de los movimientos de liberación, pero a nosotros que no nos toquen el ego.

      Eliminar

    2. Si que hay diferencia si, ademas que el machismo con el que hemos sido educados en mayor o menor medida es una lacra que nos lastra y nos coibe a los hombres y condena a las mujeres.

      Seguramente de no existir el machismo todos seríamos mucho más expontaneos, pero también tenemos que tener en cuenta que cada persona es un mundo y lo que no afecta a una persona si lo hace a otra.

      Pero si algo tengo claro es que de no ser por Carmen, Mario nunca hubiera asumido su condición de cornudo, siempre hubiera tenido esa espinita clavada y ese mérito hay que reconocerselo a Carmen.

      Volvemos a tener sintonia, todos damos nuestro punto de vista y después debatimos, no se a vosotros, pero a mi me saca una gran sonrisa.

      Un abrazo muy fuerte a todos.

      Eliminar
    3. Sobre el comentario de Mario, es cierto, vale más lo que la imaginación te hace suponer que lo que los ojos te muestran, sin lugar a dudas, además que como otro comentarista ha dicho, tener pegado a los pies de la cama a una persona mirando lo que haces o dejas de hacer con otra, bueno, a veces está bien pero como todo, si se abusa cansa y llega a molestar.
      Y en cuanto a lo que dice Federico, discrepo. Mario juega el juego que ambos. AMBOS han pactado y en ese juego entra todo, el placer, las dudas, incluso el regusto de la humillación,
      Y el que no lo quiera entender o no pueda que no juegue ese juego pero que no lo mire desde su óptica, sería como ver un partido de tenis con mentalidad de pádel.

      Eliminar
    4. Bruto.
      Muy bien traído él texto pero no hacía falta dejarnos tan en evidencia con el tema de la masculinidad, bastante nos cuesta desde la infancia el tema para que luego cuando eres mayor te das cuenta de no tiene importancia, pero que llevas una vida justificándola sin necesidad. Somos lamentables.

      Eliminar
  64. De que hay diferencias en los enfoques de hombres y mujeres las hay, y creo que es grande la diferencia, pero eso no quita que Carmen haga menos a Mario cuando está con Tomás. ya lo digo, Carmen cuando se preparaba para ir de vacaciones y el encuentro con Gerardo, dijo algo así, entiéndelo yo soy de Tomás sobre todo, que quiero a ti Mario, pero tomas es mi dueño.

    En ese sentido Mario tiene pocas oportunidades. el mismo TomÁ se lo dijo, " convence a Carmen, lo demás no te importa"


    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero Mario no lo hizo, a Tomás no le quedó otra que agachar ka cabeza y pedir perdón a Carnen.

      Eliminar
  65. Acabo de leer el comentario de Diva. Solo agregaré más clarito, échale agua. El que quiera entender perfecto.

    ResponderEliminar
  66. Estos días he estado revisando algunos capítulos, tengo que dar la razón a Diva, Lucía, Disoctavas y Feredico, todo lo ocurrido con Tomás a sido una puesta en escena donde Carnen y Mario retroalimentan el morbo y el placer del otro.

    Cuando Tomás se comporta como un capullo con Mario, este último no se cabrea, cuando algo no le gusta a Mario se cabrea y no se corta, como ocurrió con Gerardo.

    Sin embargo esta vez solo se a limitado a seguirle el juego a Tomás, lo único que no estaba previsto era que Tomás abofeteara a Carmen, pero Mario a podido comprobar que Carmen se encontraba bien y a decidido salir de la habitación y volver a su papel, de no haber sido así Tomás hubiera salido volando por la ventana.

    Me pregunto que sentirá una persona como Tomás cuando se entere que a sido una marioneta en manos de Carmen y Mario, que toda esa autoridad y chulería sólo funcionan en su mente.

    Me imagino que se le quedará una cara de bobo como para enmarcar.

    ResponderEliminar
  67. Creo Apasionado que esa conducta de Carmen, apoyada por Mario, no es jugarle a Tomás una broma de mal gusto.

    Carmen es una.profesional de enorme prestigio, como Mario. Sabe que ese trauma que su amigo tiene con su hija y quiere ayudarlo.

    Reconozco en ella esa vocación de jugar al límite en sus terapias. Eso solo lo pueden hacer aquellos que tienen un talento muy especial.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Torco, me he explicado mal, yo no hablo de gastarle una broma, Tomás a demostrado un carácter autoritario en esa casa, como lo hará con sus empleados, creyéndose que de verdad que es el amo y señor, cuando no deja de ser un instrumento en manos de Carmen y Mario para su disfrute.

      Alguien como Tomás no creo que se tome muy bien el rol que le a tocado, en cuanto al trauma con su hija, la sensación que me a dejado el diario es que Tomás como padre es una auténtica puta mierda (pido perdón por la expresion).

      Por Carmen se desvive, mientras a ignorado a su hija durante años, eso se arregla yendo a donde su hija disculpándose como es debido y demostrando que a sido el peor padre, pero puede ser el mejor abuelo, pero por lo que sabemos del futuro, siguió ignorando a su hija, Tomás no es buena gente querido Torco.

      Te deseo a ti y a toda tu familia que tengáis un buen fin de semana.

      Eliminar
    2. Como bien dijo Frau Bauer, la culpa es una sentencia de cárcel auto impuesta y si no se reacciona a tiempo se convierte en cadena perpetua.
      Y en mordazas que impiden hablar cuando aún tuvo tiempo de hacerlo.

      Eliminar
  68. No dejo de pensar lo bien que le hubiera venido a Carmen que su abuela Frau siguiera con vida, una persona con la que hablar y desahogarse, sabiendo que no te va a juzgar, pero si te va a dar buenos consejos.

    ResponderEliminar
  69. A la abuela de Carmen la llaman Frau Bauer, la señora Bauer, de un modo entre respetuoso y cariñoso; así aparece también en el capítulo 133; en esta ocasión es Amalia, la madre, quien la menciona de este modo:

    “A los postres Esther se levanta para hablar por teléfono y no puedo evitar una conversación que se torna tensa. «Parece que el dinero te sobra, si estuviera frau Bauer diría que te quema en las manos». Me muerdo la lengua; si estuviera mi abuela… ¡Oh Dios, no sería capaz de mentirle! Y volvemos al tema recurrente: «Ha habido muchos silencios sobre vuestra ausencia, ¿qué pasó este invierno, me vas a contar la verdad alguna vez?».

    Solo en el capítulo 121 se menciona su nombre: Greta Bauer.

    “Nunca me ha gustado alardear de mi acento bávaro pero me sentía un poco humillada y construí una elaborada frase en alemán sobre mi abuela materna, con lo que Tomás quedó satisfecho, aunque se lo tuve que traducir. Mi abuela Greta procuró que no perdiéramos el contacto con la familia y tanto mi madre como mi hermana y yo hemos pasado desde niñas largas temporadas en Munich y nos manejamos con el idioma sin problema.”

    Espero haber aportado luz sobre la gran influencia de esta figura en el perfil de la protagonista.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bruto.
      Buenas noches querido Cayo, no sé si te llegó un artículo sobre la familia que te puse en el correo, me divirtió mucho.

      Eliminar
  70. Me he leído las dos citas completas que incluye Mario al final del relato, es una novedad que se agradece porque hace más fluido el relato, en lugar de insertar los recuerdos en el texto los deja como citas para quien quiera leerlos.

    Desde luego la relación de estos dos es especial, no cualquiera vale para llevar una pareja adelante de este modo, ellos parece que lo consiguen y le sacan su fruto. Los que se dedican a cuestionarlo en TR y aquí pierden el tiempo, el relato es como es, gusta o gusta ¿que se gana con criticarlo? Es como si diera miedo.
    Por lo demás, espero una historia interesante del seminario de Santander, la relación con Andrés lleva tiempo fraguándose. Ángel no lo va a llevar bien, ya lo veréis.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No estoy de acuerdo en eso Lucía, no deberíamos de perder el derecho a crítica mientras se haga sin fallarle el respeto a Mario, ¿miedo?, no en mi caso por lo menos.

      Una de mis críticas a sido a la relación que mantienen Carmen y Tomás, a mi padecer, Tomás esta castigando a su hija por no hacerle caso, siendo Carmen la que soporta ese castigo.

      No veo autocritica en Tomás, el nunca se equivoca y paga sus frustración con Carmen, una Carmen que de momento disfruta esa relación, veremos si esos golpes no van a más en el futuro.

      No veo normal esa relación y lo he comentado, pero no es una crítica al Diario, si no una opinión,

      Eliminar
    2. Se me a cortado el comentario.

      Lo que quiero decir es que el Diario tiene partes que pueden chocar y yo no veo mal que la gente pueda expresar lo que esas partes le hagan sentir, como he dicho siempre desde el respeto.

      Eliminar
    3. Bruto.
      Buenas noches querida Lucía, complaciente desacuerdo contigo en lo de las citas al final.
      Por lo de Santander donde estoy esta noche no espero tanto, cuando le hace la confesiones a Andrés esperaba más por el calentón que cualquiera nos cogeríamos y quedó en nada.

      Eliminar
    4. Bruto era COMPLETAMENTE DE ACUERDO.
      el móvil pone lo que quiere.

      Eliminar
  71. Lucia, no puedo estar más de acuerdo contigo.
    Respecto a el seminario, tambié concuerdo contigo, creo que lo que se ha estado fregando desde hace varios capítulos, tendrá su desenlace en este seminario, tendrán macho tiempo para hacer realidad lo que los dos tantas ganas tienen, además que estarán libres de interrupciones.
    Al tiempo en los próximos capitulos lo sabremos.

    Respecto a Carmen, lo del dinero. creo que no gestiono bien con Mario ese punto por lo cual, Tomás dejo en claro que era dinero de Carmen y que lo había gando muy bien, pero se olvidó de la supuesta comisión que debería de tener, después de cada trabajo de Carmen.

    ya tendrán tiempo de hablarlo sin resentimiento.

    ResponderEliminar
  72. Pero no todo van a ser desacuerdos, con lo de Andrés si que estoy totalmente de acuerdo con Lucía, Angel no se lo va a tomar bien, la relación que pueda tener con Andrés es la que más curiosidad y ganas de leer genera en mi.

    Luego esta la de la vuelta de Graciela, porque de eso estoy seguro, Graciela volverá a lo grande, Tomás, Angel me generan pereza.

    Con Andrés Mario a ido sembrando, espero que florezca pronto.



    ResponderEliminar
  73. ¿He dicho yo algo en contra de las criticas? Siempre estamos igual, lo que digo es que no tiene sentido andar pregionando una y otra vez nuestros gustos sexuales y lo que no.nos gusta, nos conocemos ya lo syficiente para saber que ninguno, supongo nos acostariamos al ritmo que lleva el personaje o dejariamos que pegaran a nuestra pareja o nos pegaran a nosotras. ¿hace falta confesarlo cada vez que hay una escena de ese tipo o es que alguien necesita declararlo para sentirse bien?
    Espero haber dejado claro que no estoy en contra d elas criticas sino sorprendida y un poco cansada de leer una y otra vez los mismos argumentos sobre la promiscuidad de Carmen, la humillacion de mario y lo malos malisimos que son Tomás, angel y claudia. Y la cantinela de "yo no lo permitiria". Claro, ni yo, ¿es que no se puede leer este relato sin sentirse tocado como si fuera a contagiar el virus de la locura sexual y la vacuna sea hacer una declaraciòn de "yo no soy asi"?
    Perdonad la descarga, faltan los emoticonos de sonrisitas para que no penseis que lo he dicho enfadada, de eso nada, podeis seguir contando lo que querais, faltaria más.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo soy muy pasional y si no expreso lo que siento explotó, pero creo que ahí está la grandeza de este relato, que te hace sentir, he leído muchos relatos que no me han hecho sentir nada, no he llegado a conectar con los protagonistas y eso me deja frío, eso no quita que siempre comenté y le de las gracias al autor.

      También queda la decepción de ver que a Tomás, Angel y Claudia todavia no se les a caído un piano encima, Mario dame ese gusto hombre.

      Lucia tienes toda la razón, es verdad que soy muy pesado, pero es que esos tres personajes me caen muy gordos, es superior a mi.
      😊😊😊😊😊

      Eliminar
  74. Al final voy a acabar cogiéndole cariño a los emoticonos

    ResponderEliminar
  75. Te entiendo Lucía, cuesta mucho leer esas críticas. Mucho más que nadie entró a este sitio sin saber de los temas que trataba. Lo esencial es leer y tratar de entender, comprender , acompañar y no juzgar. Después de todo se trata de una confesión que, a esta altura del partido nos hacen dos amigos en la mesa del Café La Humedad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Razón no te falta querido Torco, pero a veces simplemente expresas lo que el relato te hace sentir, eso hace tan bueno a este relato (se que no te gustan los alagos Mario, pero lo que digo es una realidad) que después de 192 capítulos sigue moviéndote por dentro y eso es algo muy difícil, hay quien puede asimilar y no necesita expresar nada, yo soy de los otros necesito expresarlo.

      Esta historia pasó hace veinte años y es como gritarle a una televisión durante un partido de fútbol, pero la gente pasional como yo necesitamos gritarle a esa television.

      Eliminar
  76. Carmen y Andrés terminarán en la cama, cosa que desean los dos aunque Andrés se vea más reacio en apariencia, Angel a estado durante meses cizañando con el tema, pero como muy bien apuntaba Lucía, Angel no se lo va a tomar bien una vez que el acto se haya consumado.

    Seguramente crecerá la tensión entre Angel y Andrés propiciada pir el primero poniendo en peligro el gabinete.

    Tendrá que ser Carmen quien tenga que elegir y me temo que Andrés saldrá mal parado, Angel es capaz de destruir el gabinete con tal de salirse con la suya, eso es algo que Carmen no va a consentir.

    Veremos si he atinado en algo, ¿que opináis los demás?

    ResponderEliminar
  77. Me encantó este capítulo, Mario. (Ya le pedí a Santa y al niño Jesús otro antes de navidad o Reyes). He estado muy ausente, la maternidad ocupa mucho de mi tiempo ahora.
    Besos a ti, a Carmen y a todos lo que comentan.
    Mariale.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No te prometo nada, Mariale, pero para Navidad puede que haya no uno, sino dos capítulos. El 193 está listo y estoy trabajando en el 194. La convalecencia da para mucho.

      Eliminar
    2. Nos alegramos de tu vuelta Mariale.

      Eliminar
    3. Gracias, Apasionado. Yo doblemente alegre porque capturé mi primer gazapo en el diario, bueno, no exactamente en el texto: "Tiempo estimado de lectura: CINEUENTA y tres minutos."
      Mariale.

      Eliminar
    4. Qué buena vista, Mariale, ya está corregido. ¡Enhorabuena, pasas a la categoría de cazadora de gazapos!

      Eliminar
  78. Dos capitulos en la pista de salida? O sea, uno para primeros de Diciembre y otro para Papá Noel o Reyes. No está mal, te van tener que ingresar más veces.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Dos Octavas: estás expulsado, despedido y bloqueado de por vida. Que lo sepas.

      Eliminar
  79. ¿dos Octavas será Santiago Segura? porque ese comentario es digno de una película de Torrente...
    Mariale.

    ResponderEliminar
  80. va que es broma, perdoname dame otra oporrtunidad, vas a tener q

    ResponderEliminar
  81. vas a tener que ingresar en la RAE, es lo que quise decir

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hazme un poco más la pelota y te aplico la ley de amnistía.

      Eliminar
  82. A mi la escritura no solo me gusta y me divierte, si he tenido un mal día y vuelvo cabreado a casa, buelco todo ese cabreo en el relato y después siempre me siento mejor y más tranquilo.

    A mi me relaja escribir y a Nadia leer mis relatos, no sé si a alguno de vosotros os pasa, pero a mi la escritura siempre me saca una sonrisa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. yo retomé la escritura hace como un mes. Aunque sólo lo hago para mí, sin más pretensiones. Pero me pasa igual que a ti, me relaja y me hace feliz.
      Mariale.

      Eliminar
  83. A mi la única escritura que me saca una sonrisa es aquella donde su señoría hace lugar a la pretensión de mi cliente.

    ResponderEliminar
  84. Bruto.
    Buenos días querido Cayo, estos días estoy un poco disperso, y dices que ya estás tardando en publicar, estoy de acuerdo con Dos Octavas deberías estar en la RAE como poco.

    ResponderEliminar
  85. Mide tus halagos, querido Bruto. Memento mori

    ResponderEliminar
  86. Bruto.
    Sí son pocos puedo seguir venerado líder, hay que prevenir futuras metidas de pata.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cauto, buena cualidad. Cauto rima con Plauto, tómalo como un halago.

      Eliminar
  87. No se debe apurar a un artista con su trabajo. Tenemos el ejemplo del Papa Julio II que encargó a Miguel Ángel Bonaroti pintar un fresco en la Capilla Sixtina en 1508. El pontífice permanentemente apuraba al bueno de Miguel Ángel con su trabajo y se dice que él le respondía lo terminaré cuando le termine. Y fue en 1512.

    Por eso querido sensei, cuando las hordas lleguen a ti con ese canto, contéstales lo publicaré cuando lo publique.

    Cualquier semejanza con una simple adulación es nada más que una mera coincidencia.

    ResponderEliminar
  88. No me provoques, ya estuve una vez dos años sin publicar, a lo mejor me lo pienso.

    ResponderEliminar
  89. No me seáis cabrones, dejad a Mario en paz.😠😠😠😠😠😠

    ResponderEliminar
  90. Mucho cuidado con Apasionado, que tiene contactos con la Mafia siciliana, lo sé de buena tinta

    ResponderEliminar
  91. feliz fin de semana, amiguetes. Pórtense mal.
    Mariale.

    ResponderEliminar
  92. Sería el reposo del guerrero. Y Apasionado tendrá contactos, pero en estas costas tenemos la mayor cantidad de mafiosos por metro cuadrado de territorio, y de todas las jerarquías. Inclusive algunos llegan a los mejores puestos en el Estado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. 🤣🤣🤣🤣, fijaos que de contactos tengo que de lunes a viernes me levanto a las 5 de la mañana para ir a trabajar, vamos unos contactos de primer nivel, pobre de mi 🤣🤣🤣🤣🤣

      Eliminar
  93. pensé que iba a pasar el día de hoy comentando, pero mi tatuador me invitó a retocarme el tatuaje y a beber. Hasta mañana, gente.
    Mariale.

    ResponderEliminar
  94. Respuestas
    1. ya véis Corvachobs, lo que debe hacer una para mantener el esposo contento. Besos.
      Mariale.

      Eliminar
  95. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  96. Mario ha anunciado dos, ¡dos capitulos! Espero que en alguno desvele los enigmas que llevan flotando hace tiempo, uno de ellos desde el atentando del 11S cuando Andrés llevó a Carmen a casa y ella lo invitó a subir a tomar café, al día siguiente le pregunta,
    “—¿Llegaste bien anoche a tu casa?
    —Ah, sí. Por cierto, espero que no tengas en cuenta…
    —Olvídalo.
    Hubo un silencio incómodo, podríamos habernos dicho tantas cosas, sin embargo Andrés salió por la vía más fácil, o más cobarde.”

    El otro enigma es lo que traen Carmen y Candela, cuando vuelve Mario, le pregunta,
    “ —¿Le dijiste lo que te pedí?
    —Claro, dice que cuando quieras.”

    Mario siempre nos deja con la intriga hasta que toca. ¿Tocará ya resolver?



    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hace muchos, muchísimos años, leí el libro de Jacques Monod titulado «El azar y la necesidad». Ambos conceptos son los pilares de la evolución, ni dioses ni metas de alcanzar un ideal de ningún tipo rigen el cambio contínuo.

      ¿Qué relación tiene esto con lo que plantea Lucia?

      Las cosas suceden en una secuencia que no siempre sigue la lógica que esperamos, los deseos tienen una visión a corto plazo, el mercado (si este relato estuviera sujeto a sus condicionantes) se rige por el ritmo de los deseos. El diario navega libre de presiones, ni las críticas, ni el volumen de lectores, ni la cantidad de comentarios desvía el rumbo que otras variables —el azar y la necesidad— marcaron y marcan desde antes que comenzara a publicarse.
      Los enigmas, como los percibe Lucía, son tan solo, escenas que se mueven en un ritmo distinto y enlazan, seguro que enlazan, con lo que la necesidad pone en el camino.
      Si es que el azar lo facilita.


      Eliminar
    2. Yo soy una persona con bastante paciencia, así que no tengo ninguna prisa, que lleguen cuando tengan que llegar.

      Eliminar
  97. Mario nos dejas en las mismas, pero confío en que. más tarde o más temprano descubramos de que va esas dos enigmas que plantea Lucia, entiendo que el diario es como es. y no por qué te pidamos que nos aclares cada incógnita que tengamos nos des una explicación puntual cuando lo pedimos. entones el azar juega un papel importante el el diario.

    Buen inicio de semana a todos y cada unos de los que aquí comentamos. incluyendo al autos y protagonista Carmen

    ResponderEliminar
  98. Buenas tardes querido Cayo, una manera muy elegante de decirle a Lucía que cuando toque, pero no adelantas para quitarnos la ansiedad ni bajo tortura y lo de Candela a mí me trae loco.
    En su momento largué una larga parrafada sobre lo que pensaba.
    Y por cierto, publicar para cuando que se te pasa en barrica y te sale abocado el capítulo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé si elegante es el calificativo que merece mi respuesta a Lucía. La he vuelto a leer con calma y con la sobriedad que da la noche y me ha hecho recordar una vieja serie de abogados en la que, cuando uno de ellos se perdía en circunloquios etílicos, se justificaba diciendo que tenía un “pedete lúcido”.

      Como dirían Sabina, Krahe y compañía, eso mismo fue.

      Eliminar
    2. Si algo he aprendido en el Diario es que cada situación tiene su momento exacto, cuando el impacto es mayor, cuando la sorpresa es mayúscula o la tristeza sobrecogedora y la alegría desbordante.

      La paciencia es un don, porque cuando llega ese momento exacto, lo disfrutamos o lo sufrimos, pero siempre deja huella.

      Que duermas muy bien.

      Eliminar
    3. Querido Cayo, elegante así como tus referencias a Echanove y la Mandrágora, qué tiempos aquellos.
      La serie era un poco pastel pero como no había más se veía con gusto, si se le cuentas a los chavales la tele que teníamos les da una apoplejía.

      Eliminar
  99. Estoy viendo la serie de Arcane, una serie de animación que han creado entre la empresa de video juegos Riot y netflix, vi la primera temporada y este fin de semana he empezado a ver la temporada dos habiéndola terminado hace cinco minutos y no puedo dejar de llorar, el capitulo 7 de la segunda temporada es el mejor capitulo de una serie que he visto en mi vida.

    El final de la serie es bufff, joder ya estoy Llorando otra vez, Personajes con profundidad, historias desgarradoras que te estrujan el corazón.

    Os recomiendo mucho ver las dos temporadas, yo no he jugado en mi vida a League of legends y ni pienso hacerlo, porque los videojuegos no me van, pero la serie me a cautivado de principio a fin

    ResponderEliminar
  100. Ya hice la tarea. La botella viajó hoy a la tarde. La misma queda a confronte, procesalmente en tres días debería de estar el resultado con la aprobación o en su defecto con las correcciones que Su Señoría estime pertinente. Proveer de conformidad, que será justicia.


    ResponderEliminar
  101. «Todo el mundo tiene algo que ocultar». El título del próximo capítulo, a punto de caer, a la espera de la penúltima lectura y unos toques de sabor argentino a cargo de Torco/Corbacho.
    Cuestión de horas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa es una verdad como un templo, ocurrió en el pasado, ocurre hoy en día y ocurrirá en el futuro.

      Eliminar
    2. Buen día a todos.

      El título es muy diferente haber que nos cuenta Mario y Carmen sobre lo que se ocultan, porque supongo que el título, enmarca a los dos protagonistas. o quizás a alguien más, habrá que esperar a la publicación del capítulo.

      Eliminar
  102. Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo, todos tenemos algo que nos guardamos para nosotros mismos, mi pregunta es ¿hacemos bien en ocultarlo si ese secreto también afecta a otra persona?

      Eliminar
    2. depende de la persona y del "peso" del secreto. Mi padre no sabe de mi estilo de vida y no lo sabrá nunca.
      Mariale.

      Eliminar
  103. En estos momentos veo a mi bisnieta durmiendo y su carita con una paz hermosa y que contradicción con este mundo al que vino. Pero que energía te contagia.

    Hoy me enteré que en siete meses vendrá la segunda o segundo. Pero como en mi familia somos un matriarcado, por suerte, seguro que será chancleta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. felicidades, Corvachobs, yo aún no tengo nietos, (aunque el mayor, de 18 años, ya me amenazó con hacerme abuela, a la de doce le dije que si lo hacía la mataba y el menor apenas si balbucea algunas palabras pero es todo un galán con mis amigas, aunque creo que las ve como fábricas mamarias ambulantes de leche)...

      Eliminar
  104. El ocultar algo y guardalo para nosotros mismos, no creo que valga la pena comentarlo a la persona que le afecte ese ocultamiento. pero solo si no es posible de que se entere por terceras persona, porque si se entera por otras personas puede ser mucho más grave, así que cada quien debe de valorar si ocultar algo vale la pena o no

    ResponderEliminar
  105. Enhorabuena, Torco, qué felicidad tener un bebé en los brazos, aprovéchalo que el tiempo vuela, luego crecen y dirás como el nano,

    Son aquellas pequeñas cosas
    Que nos dejó un tiempo de rosas
    En un rincón
    En un papel
    O en un cajón.

    Mil felicidades, amigo.

    No dispongo de más tiempo, esta noche contesto a los demás

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La Paca, como yo la llamo, ya tiene 3 y tengo prohibido por el matriarcado tenerla a upa, llevarla a cococho (sobre los hombros) por mis problemas de cadera. Me desquitaré cuando nazca quien viene en camino, porque estará en mis brazos y eso es innegociable. La haré dormir con las canciones de cuna, como hice con mis cuatro nietos y la Paca.

      Eliminar
  106. Yo normalmente las únicas cosas que me guardo son las que me incumben solamente a mi, si es algo que incumbe también a mi novia o cuñada suelo contarlo, prefiero hacerlo yo a que se enteren por terceras personas.

    ResponderEliminar
  107. Con el nuevo capítulo, en esta sección dejaré un pequeño glosario para que todos entiendan lo que. de manera salvaje ultrajamos al idioma más hermoso del mundo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tranquilo, boludo, yo te hago la gamba, aunque sé que sos Gardel. (Si no, prometo romperte las bolas en los comentarios, che).
      Mariale la enfierrada.

      Eliminar
    2. Ya hay un precedente: lo iniciaste en uno de los capítulos en los que Guido tenía más presencia.
      Se me está ocurriendo una idea…. Tenemos que hablar.

      Eliminar
  108. Bruto.
    Buenas tardes querido Cayo, ayer hice un comentario pero se quedó en los espacios etéreos de internet, mala suerte, venía a decir y me reitero que me parece un título magnífico y que genera expectativas, así que espero que el capítulo no me defraude.
    Tengo confianza en tí, ya son muchos capítulos sin que se pueda bajar la nota de un notable alto por no decir sobresaliente que me tildan de pelota.

    ResponderEliminar
  109. Más madera para el debate.
    Todo el mundo tiene algo que ocultar. Es un axioma tan evidente que requiere poca explicación. Grave o leve, justificada o no, la propuesta se cumple inexorablemente. ?por tiempo indefinido? ¿con fecha de caducidad? Nadie se libra de ello y quien lo niega tal vez (solo digo, tal vez), lo hace desde el filtro de la culpa.

    ResponderEliminar
  110. Bruto.
    Buenos días querido Cayo, lo que nos estás diciendo con el título es que algo que estaba oculto va a salir a la luz.
    Tiene que ser algo grave o importante para que lo pongas en el título, con lo que nos estás creando expectativas. ¿Qué será?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. O alguien está interesado en hacer que no salga

      Eliminar
    2. Bruto.
      En cuyo caso nos vamos a enterar de que es ese algo que quiere ocultar.

      Eliminar
  111. Che rompe ya mandé la botella. Cualquier cosa estoy para lo que guste mandar, ja ja ja.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya se me ocurrirá alguna otra pijotada para hacerte trabajar antes de publicar

      Eliminar
  112. Todo el mundo lleva una mochila que no desea compartir por los motivos que valgan. El peso de esa mochila y la capacidad de poder seguir soportándolo es lo que puede hacer probable que quien la porte se decida a compartirla.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo la verdad es que soy un libro abierto, si intentará ocultarle algo a Nadia me pillaría de todas a todas.

      Eliminar
  113. Leo esto mientras espero que me atienda el cónsul de Plutón en la tierra (tengo cita con él):
    “Todos los días deberíamos oír un poco de música, leer una buena poesía, contemplar un cuadro hermoso y si es posible, decir algunas palabras sensatas", Johann Wolfgang von Goethe

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. te concedo toda la razón, mi estimado Mario, la música nos da paz, la lectura nos da para reflexionar, el ver un cuadro no transporta a lo que el pintor quiere mostrarnos.

      Eliminar
  114. Hay tres palabras que me inquietan, solo cuando quien las pronuncia es mi mujer. Estas son tenemos que hablar. Por qué, muy sencillo, seguramente metí la pata en algo y ha sido de tal magnitud que no lo puede dejar pasar. Es ahí donde mi cerebro comienza a funcionar a toda máquina buscando en su archivo para identificar el hecho que da origen a estas tres palabras.

    En el 90 % de los casos donde esto ocurre salgo bastante bien parado. Quizás sea lo aprendido en la facultad en lo que a defensa penal se refiere.

    ResponderEliminar
  115. No me hables de cuadros, hoy he tenido el poco placer de contemplar el cuadro más feo del mundo, en el
    estaba plasmado el peine de los vientos de Chillida, pero en forma astracta, todo muy bizarro.

    Cuando he dicho que el cuadro era feo de cojones un señor se me a acercado para hacerme ver que no tenía ni idea de arte.

    Le he contestado que tenía razón que no tenía ni idea de arte, pero que eso no hacía que el cuadro dejara de ser horrendo.

    Lo peor es que alguien lo había comprado, no se en que parte de la casa puedes colocar ese cuadro sin que te de un susto de muerte al encontrarte con el.

    🤣🤣🤣🤣, me rio por no llorar.

    ResponderEliminar
  116. En el recibidor para cuando llegan visitas indeseables

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es buena idea. El cineasta John Waters tiene un cuadro pintado por John Wayne Gacy (Pogo el payaso asesino, uno de los peores asesinos seriales de EEUU) y lo colgó en la habitación de huéspedes de su casa, "para que las visitas no se queden demasiado tiempo".
      Mariale.

      Eliminar
    2. Correcto, Mariale, miedo me dais los dos, 🤣🤣🤣🤣

      Eliminar
  117. Si no surge nada y Torco/Corbacho no tiene inconveniente, publicamos esta noche pasadas las doce, ocho al otro lado del charco.

    ResponderEliminar
  118. El cónsul de Plutón en Madrid me tuvo esperando media hora (cómo son los diplomáticos de bata blanca) aunque la espera mereció la pena, me firmo los papeles que esperaba y me dio cita para después de las navidades, “todo en orden”, dijo estrechándome la mano. Se presentan unas fiestas alegres, sin nubarrones.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No es correcto, es Corvacho, maldito autocorrector.

      Por lo demás me alegro mucho Mario, las buenas noticias siempre son bien venidas.

      Eliminar
  119. me da gusto Mario que el consul de Plutón te haya dado buenas noticias y que puedas pasar las fiestas sin contratiempos. saludos a Carmen

    ResponderEliminar
  120. Primero, gran noticia de parte del cónsul de Plutón. Esos diplomáticos es mejor verlos poco. Y segundo bienvenida esa botella tan esperada. El de los contactos con el submundo estará feliz ja ja ja
    te quiero mucho Apasionado, amigazo del alma.

    ResponderEliminar