27 febrero 2008

Capítulo 14

(Tiempo aproximado de lectura: 14 minutos)


"Vámonos Mario, pide un taxi y volvamos al hotel, por favor" – la noté crispada, impaciente por acabar aquella velada; No quise insistirle mas y comenzamos a caminar hacia la entrada principal, bordeando el edificio y dejando a un lado la entrada a la discoteca.

El silencio se tornaba incómodo por momentos, no sabía cómo arrancar una conversación; Carmen caminaba a mi lado con los brazos cruzados mirando al frente, muy lejos.

Las imágenes se me venían a la cabeza como ráfagas, ¿cómo era posible que hubiera llegado tan lejos? No tenía ninguna intención de hacer algo así, jamás se me había pasado por la cabeza engañar a Carmen y sin embargo acababa de hacer el amor con Elena, sobre el césped, como un adolescente.

La preocupación por encontrar la forma y el momento de contárselo se veía distorsionada por la reacción que mi cuerpo manifestaba ante los recuerdos. Si me arrepentía de algo era de no haber tenido ocasión de reposar junto a ella, de desnudarla y hacerla le amor largamente.

Llegamos a la recepción sin hacer dicho una sola palabra; No había nadie y aun tardaron un momento en atender nuestra llamada; mientras tanto Carmen daba pasos sin rumbo por la recepción mirando al suelo con los brazos aun cruzados.

"¿Carmen, qué ha pasado?" – Se detuvo y volvió sus ojos hacia mí, su mirada era fría, estaba llena de preocupación.

"Buena pregunta, ¿Qué ha pasado? Dímelo tú porque creo que también tienes cosas que contar ¿no es cierto?" – su tono no denotaba enfado pero si exigía una respuesta, Carmen intentaba reprimir sin demasiado éxito su enfado aunque yo no lograba saber si era debido a mi comportamiento con Elena en el baile o a lo que hubiera podido suceder con Carlos. Aun así, una chispa de peligro se encendió en mi cabeza, me sentía culpable y aunque en ese momento no podía saber que me había visto en el césped con Elena, mi culpabilidad me quitaba espontaneidad.

"¿Qué quieres decir?" – acerté a preguntar sin mucha decisión, me sentía inseguro y temía que Carmen, que me conoce muy bien, lo notara.

"Os he visto" – la frase cayó como una bomba; No debía precipitarme, aun no sabía lo que en realidad había visto, pero si la peor de mis hipótesis se confirmaba se avecinaba una discusión como jamás habíamos tenido; por un momento imagine la impresión que le habría causado verme sobre Elena haciendo el amor con ella en el césped; Otra posibilidad es que no hubiera llegado a tanto y solo nos hubiera visto tonteando en el césped. Pero no lo sabía. Intenté ganar tiempo.

"Me has visto, bien, y yo a ti, ambos nos hemos visto y desde luego no parecías molesta" – Carmen se detuvo y se volvió hacia mí.

19 febrero 2008

Capítulo 13

(Tiempo aproximado de lectura: 33 minutos)

Mis ojos seguían clavados en la imagen que me llegaba de mi mujer en brazos de Carlos. Intenté retrasar lo que pude el momento en el que la perdería de vista hasta la siguiente vuelta, me esforcé por grabar en mi memoria cada detalle de aquella trascendental escena: sus ojos cerrados, su cabeza ligeramente ladeada ofreciendo su cuello, dando facilidades para que los labios de Carlos encendieran el intenso placer que le provoca cualquier caricia en esa zona. Sus labios entreabiertos iban perdiendo tensión desdibujando la leve sonrisa que mostraban y convirtiéndola en un rictus de placer, excitación, preocupación y entrega.

Volví a mi al perderla de vista y fué solo entonces cuando me di cuenta de que mis manos acariciaban la espalda de Elena tal y como suelo hacer con Carmen mientras bailamos, nunca me había sucedido algo así, jamás bailando con amigas, con las esposas de compañeros he perdido el sentido de la realidad de esa manera; Noté el efecto del alcohol, la leve nube en la que me desenvolvía y lo achaqué a eso; Detuve mis caricias e intenté construir una excusa cuando noté el cuerpo de Elena pegado, sus muslos rozaban los míos, una y otra vez sin que ella hiciese nada por evitarlo, y sus manos en mi nuca haciendo que sus uñas marcasen surcos en mi cabello. Al notar el cambio en el movimiento de mis manos alejó su rostro del mío y me miró