Capítulo 165 El retorno
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La mujer que yo quiero no necesita
bañarse cada noche en agua bendita.
(Joan Manuel Serrat)
I El retorno
—Te esperaba ayer.
Ángel se ha levantado a recibirme; dejo el bolso en un sillón y camino decidida a su encuentro. Entiendo el reproche, tenía que haber aparecido por el gabinete aunque fuera unas horas. Le compenso con un beso largo e intenso que no desaprovecha; en un abrir y cerrar de ojos tengo la blusa abierta, los hombros desnudos, el sujetador suelto y me devora las tetas como si le fuera la vida en ello. Qué cabrón, cómo sabe ganarme. Nos desfogamos un rato y le paro antes de que vayamos a más.