28 mayo 2013


Capítulo 57 Chat en la noche (II)

(Tiempo aproximado de lectura: 10 minutos)


“Mujer-30: ¿qué prefieres leer, que tengo unos dedos dentro de mi coño que me están torturando?

“Ricky: Dicho así parece que tus dedos no te pertenecieran, que tengan vida propia”

Me lanzó una mirada de complicidad, no hicieron falta palabras para entendernos.

“mujer-30: Es lo que parece, es como si se movieran por voluntad propia, apenas los controlo”

“Ricky: supongo que estarás cómoda”

“Ricky: me refiero a que a estas horas, debes estar en pijama, como mucho”

La observé mientras meditaba su respuesta. Apenas cubierta por el corto albornoz, sus muslos desnudos y algo separados mostraban su pubis invadido por mis dedos. La cinta que sujetaba el albornoz a su cintura se había ido aflojando y su escote se abría hasta su estómago mostrándome la curva de sus pechos.

“mujer-30: No suelo utilizar pijama”

“Ricky: ¿camisón?”

“mujer-30: tampoco”

“Ricky: entonces…”

“mujer-30: tengo puesto un albornoz”

“Ricky: ¿Nada más? Perdona si soy indiscreto”

“mujer-30: Si, lo eres, pero te perdono”

“Ricky: entonces, me responderás?

Saqué mis dedos de su coño, ambos estábamos tan centrados en la conversación que ya llevaba un buen rato sin moverme en su interior.

“mujer-30: No necesito más ropa para estar cómoda en casa, no crees?”

“Ricky: estoy convencido. Debe ser un placer verte ahora mismo”

13 mayo 2013

 Capítulo 56 Chat en la noche (I)

(Tiempo aproximado de lectura: 26 minutos)


Aparece en la puerta del baño y se detiene un instante mirándome.

- “¡Qué hijo de puta” – Sonríe

Me quedo mirándola sorprendido, jamás la he escuchado emplear esa palabra y mucho menos conmigo. Entiendo el tono en el que la ha pronunciado, aun así no deja de extrañarme su actitud. De nuevo veo en ella esa mirada desconocida, esa expresión peculiar que no reconozco. Se mueve despacio hacia los pies de la cama, balanceando sus caderas sin dejar de mirarme. Rodea la cama y se sienta a mi lado con las piernas cruzadas.

- “Me has violado, cabrón” – su voz suena serena, sin reproche alguno, más bien creo descubrir un tono de satisfacción.

- “Ahora me dirás que no te ha gustado” – niega con la cabeza, muy despacio, como si estuviera pensando en ello, recordándolo. Acerca la mano a su pecho y palpa su pezón.

- “Que bruto”

- “Pues no parecía molestarte mientras te los apretaba”

Sonríe y no dice nada, se recuesta sobre su brazo derecho y con la mano izquierda comienza a acariciar mi debilitada polla. Sus dedos exploran mis testículos, la parte interior de  mis muslos, mi polla… todo sin prisas, sin buscar el placer inmediato, solo sintiendo el contacto. Menos mal, creo que ahora no podría reponerme de dos polvos seguidos. Sus caricias consiguen engordar mi miembro pero es lo más que podrá tener en un tiempo.

De pronto se levanta como si hubiera olvidado algo.

- “¿Tengo sed, ¿quieres algo?”

- “Una tónica”

Mientras sale de la alcoba me vuelvo a fijar en su culo marcado con mis dedos en rojo.

- “¿Te duele?” – se detiene y me mira interrogándome. Le señalo su culo. Niega con la cabeza y sonríe dulcemente.