Capítulo 27 Negociación
(Tiempo aproximado de lectura: 25 minutos)
• "¿Dígame?"
• "Elena, soy Mario" – El silencio que siguió a mi frase me hizo dudar de mi idea de llamarla, por un momento temí que colgara. – ", ¿te pillo en mal momento?"
• "¡Hombre!, el desaparecido"
• "Cierto, y no será porque no me haya acordado de ti"
• "¡Quién lo diría!"
• "Por eso quería llamarte, para disculparme"
• "Pues te ha costado, hace dos o tres semanas que me lo dijo Carlos, pensé que te habías vuelto a olvidar"
• "Nunca me he olvidado Elena, nunca"
• "Es igual, no pasa nada"
• "No, no es así, hubiera querido… no sé, hablar más, poder…" – Elena interrumpió mi incoherente discurso.
• "¿Y Carmen? ¿qué tal sigue?"
• "Bien, como siempre, muy metida en su trabajo, en sus cosas"
• "¿Os seguís viendo, no?" – recordé sus sospechas y procuré ser cauto.
• "Si de vez en cuando, si las circunstancias son favorables"
• "Ya, claro, recuerdo que aquella noche estaba muy molesta con vosotros dos, especialmente contigo, espero no haber sido yo la causa"
• "En absoluto, se sintió engañada por el asunto de las habitaciones que reservó Carlos"
• "Si las cosas no se hablan pueden causar estos efectos, aquello le debió parecer una encerrona, poco menos que un picadero"
• "No le gustan las mentiras"
• "A mi tampoco Mario" – no quise entrar al fondo de aquella frase que por el tono en que fue dicha, parecía querer decir mucho mas.
• "Sentí dejarte así, hubiera querido…"
• "Déjalo, aquello ya pasó; Supongo que aclaraste las cosas con ella, ¿no?" – insistía en el tema de Carmen donde me sentía incomodo.
• "Si, aunque nunca me acabó de creer del todo"
• "Creo que Carlos ya le ha contado cómo fue y eso te deja libre de responsabilidad ante ella".
• "¿Y ante ti?" – Elena calló un momento.
• "Conmigo no tienes ninguna obligación" – pensé decirle que con Carmen tampoco pero no quería mentir tan explícitamente.
La charla se fue suavizando, poco a poco comenzamos a hablar como no pudimos hacer aquella noche; evité hacer cualquier referencia a lo que había sucedido entre nosotros aunque la cercanía de su voz reavivaba en mi la excitación del recuerdo de sus besos, el erotismo que emanaba al saberla desnuda bajo su vestido accediendo a mi deseo, la calidez de su sexo, su peculiar manera de gemir en mi oído…
• "Me gustaría volver a charlar contigo, si es que te apetece" – le dije poco antes de despedirnos.
• "Claro, ¿Por qué no? Cuando quieras"