24 junio 2008

Capítulo 23  Las dudas

(Tiempo aproximado de lectura: 21 minutos)


¿Dónde estaba yo mientras se consumaba esta transición en mi esposa?

Yo estaba en otra onda, ofuscado por mis deseos; desconcertado por mis inesperadas reacciones ante la prueba a la que suponía que Carmen me sometía, era incapaz de ver con claridad lo que le sucedía a mi mujer.

Desde aquella noche, tras su primera reunión con Carlos, perdí mi capacidad para sintonizar con sus estados de ánimo y con sus emociones y todo lo filtré desde la perspectiva de una competición en la que veía a Carmen como la maquiavélica autora de una conspiración cuyo objetivo era demostrarme mi incapacidad para asumir una infidelidad consentida.

Aquel día en el que, por primera vez en nuestro matrimonio, Carmen se había sentido sola, sin mi ayuda, marcó un punto de inflexión en nuestra relación; mi ausencia en esos momentos críticos, mi insistencia en analizarlo todo desde el prisma del juego erótico hicieron que Carmen tuviera que afrontar en soledad decisiones que, si me hubiera tenido a su lado, habría resuelto de otra manera.

Mi comportamiento en esos primeros días le ofreció también la excusa perfecta para no afrontar ante mí su dilema; Temía ver en mis ojos el reproche por su claudicación y le serví en bandeja la oportunidad de moldear lo que le estaba sucediendo y vendérmelo como si fuera mitad fantasía, mitad juego. Sus comentarios del día a día y también sus omisiones eran interpretados por mí de acuerdo al sentido de la prueba que estaba en juego, lo cual le permitía no decir sin sentirse culpable y decir sin sentirse humillada.

Carmen durmió poco aquella noche tras nuestra fogosa descarga durante la que la había acribillado a preguntas sobre su reunión con Roberto y le había dado la pauta de lo que esperaba oír. Estaba nerviosa por todo lo sucedido; las expectativas profesionales que se le presentaban la tenían en una estado de intensa euforia; al mismo tiempo su preocupación se centraba en cómo controlar a Roberto; Seguía experimentando esa especie de insensibilidad que le permitía no sentirse mal por lo sucedido. Sabía perfectamente lo que significaba esa anhedonía que la invadía; básicamente, no sentir nada es preferible a sentirse mal. Había visto esa misma reacción en tantas mujeres maltratadas en tanta chica violada, en tantos niños abusados… Su situación no era comparable en magnitud pero la reacción que experimentaba era la misma.

De madrugada me desperté; por su respiración supe que no dormía, noté sus nalgas rozando las mías, siempre nos une un punto de contacto cuando estamos en la cama, pueden ser los pies, una mano que descansa en su vientre, una pierna sobre las mías…

14 junio 2008

Capítulo 22 Claudicación

(Tiempo aproximado de lectura: 23 minutos)


El lunes Carmen madrugó más de lo habitual, me despertó el sonido de la ducha; Me levanté y comencé a preparar el desayuno, al poco tiempo apareció en la cocina ya preparada para salir.

"Lo siento, tengo que llegar pronto hoy" – dijo mientras tomaba uno de los vasos de zumo de naranja y se lo bebía casi de un trago.

"¿No vas a desayunar nada mas?"

"Luego tomaré algo, a media mañana" – me dio un rápido y beso y salió de casa.

Apenas tuve tiempo de reaccionar, me pareció extraño que no me hubiese comentado nada en todo el fin de semana y, mientras terminaba mi desayuno, recordé su cambio de humor del domingo por la tarde. Imaginé que estaba preocupada con el asunto del nuevo departamento, no le di más importancia.

Carmen llegó al gabinete media hora antes de lo normal y tuvo que esperar unos diez minutos hasta que apareció Victoria, la secretaria, con las llaves. Quiso llegar antes de que ya fuese noticia su larga sobremesa con Roberto.

Se encerró en su despacho e intentó centrarse en su trabajo para calmar la tensión.

A las nueve y media apareció Julia.

"¿Qué tal el viernes?" – Carmen no logró adivinar si estaba ya al tanto.

"Fatal, una encerrona, una de las suyas"- sus palabras transmitían preocupación y abatimiento, Julia se dio cuenta de que era serio y se sentó- "A estas horas debo ser la comidilla de toda la oficina"

"No creo que sea para tanto Carmen, te fuiste a comer con él, todos sabíamos que era un tema de trabajo.

Carmen le contó lo sucedido sin entrar en detalles, la aparición del administrativo en el restaurante complicaba la situación. Julia intentó ayudar.

"No te preocupes, voy a enterarme y pondré las cosas en su sitio" – Carmen negaba con la cabeza.

"Julia, ya hemos vivido situaciones como estas otras veces y no le hemos dado ningún margen a las chicas que ha acosado Roberto, lo sabes bien".

"¿Te ha acosado" – Carmen desvió la mirada y evitó una respuesta directa, Julia no insistió

Una hora más tarde era ya inevitable que Carmen tuviera que salir de su despacho, no debía mantenerse más tiempo aislada. Recorrió el pasillo hacia el vestíbulo que sirve de distribuidor y saludó a quienes se cruzaron con ella, con el corazón encogido distinguió perfectamente las conversaciones que se silenciaban a su paso, entendió con claridad las miradas que le llegaban de las mesas… y se hizo a la idea de afrontar el mal trago y esperar que pasase.

04 junio 2008

Capítulo 21  El acoso

(Tiempo aproximado de lectura: 20 minutos)



"Carmen, ¿puedes pasarte por mi despacho, por favor?"

"Dame diez minutos, Roberto"

"Los que necesites, te espero" – su estilo, de una amabilidad estereotipada y empalagosa, le resultaba tan desagradable que no pudo evitar hacer un gesto de fastidio mientras colgaba el teléfono; Julia, sentada frente a ella no perdió ese gesto.

"¿Y ahora que quiere ese?"

"Incordiar, ya sabes, los viernes siempre se le ocurre alguna cosa destiempo, parece que se aburre"

Se demoró innecesariamente durante un cuarto de hora antes de acudir al despacho de su jefe, tenía la puerta cerrada y golpeó con los nudillos antes de abrir.

"Pasa pasa, te esperaba" – dijo Roberto levantándose y saliendo a recibirla.

"Tú dirás" – Roberto le ofreció asiento con un gesto pero Carmen ya había comenzado a sentarse.

Roberto inició una disertación tediosa y recurrente sobre la evolución del gabinete en los últimos dos años, siguió luego con una exagerada alabanza de la actividad de Carmen y pasó después a exponer los planes de expansión que tenían en mente los socios. Carmen se perdía en el enrevesado discurso plagado de argumentos repetitivos y detalles sin importancia, no tenía claro por qué le contaba todo eso.

"…me gustaría que me dieras tu opinión sobre ese nuevo departamento, quisiera escuchar lo que tiene que decir una de nuestras más brillantes psicólogas" – la adulación no hizo mella en ella que continuo impasible.

"Bueno, como sabes es un área en la que llevo trabajando varios años, si quieres te puedo preparar un informe sobre lo que yo consideraría prioritario" – Roberto se incorporó del respaldo y apoyo los codos en la mesa adelantándose hacia ella.

"Quiero algo más, Carmen, quiero saber qué harías tu, cómo organizarías ese departamento si fuera tu responsabilidad"

A Carmen le pilló por sorpresa esa velada oferta, intentó que su rostro no delatara las emociones que le sobrevinieron pero la sonrisa de Roberto le indicó que no había tenido éxito.