Capítulo 65 La droga
(Tiempo aproximado de lectura: 47 minutos)
La ducha me ha despejado, me siento bien. Mientras termino de secarme echo un vistazo a la ropa que me ha prestado, un blusón de lino beige, pantalón oscuro y un bóxer que a simple vista me parece algo estrecho. Me pruebo las zapatillas y resultan muy cómodas, es como estar en casa. Salgo del dormitorio y veo a Doménico al fondo, en la cocina, sentado en una banqueta alta enfrascado en el móvil. Levanta la vista cuando me acerco.
- “¿Mejor?” – su tono es cordial, viste de forma parecida a la mía, tiene el pelo húmedo, señal de que también él ha aprovechado para refrescarse. ¿Solo? Desecho esa idea de mi cabeza.
- “Mucho mejor, fuiste demasiado generoso con el whisky en el pub, pensé que intentabas noquearme”
- “Por cierto, no te he dado las gracias… por lo del pantalón”
Hago un gesto con la mano dando por zanjado el asunto pero continúa
- “En serio, me pareció increíble por tu parte; sin tu ayuda no hubiera conseguido llegar… ya sabes”
La escena se me presenta vívida, fresca, al detalle. Quizás en el fragor de la batalla, cargado de morbo y alcohol me pareció coherente. Ahora, despejado tras la ducha, frente al hombre al que le había facilitado el camino hacia el coño de mi esposa… desvío la mirada sin darme cuenta, como si me avergonzase.
- “Lo siento, no pretendía molestarte”
¡Mal jugado! Lo último que quería es situarme en el papel de marido cornudo pasivo que juega el rol de consentidor-sufridor y que se limita a mirar cómo su esposa se entrega al amante de turno. Me irrité conmigo mismo, tenía dos segundos para corregir el error.