Capítulo 134 Amores
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como las olas del mar,
amores los tienen todos
pero quien los sabe cuidar.
El amor es una barca
con dos remos en el mar;
un remo aprietan mis manos,
Sábado, veinte de mayo del dos mil
—Elvira, llámame; voy de camino a Sevilla.
Si piso a fondo puedo llegar sobre las dos, quiero aprovechar al máximo el fin de semana con ella; voy a conducir como me gusta, concentrado en la carretera.
Lo intento pero no lo consigo, no me la quito de la cabeza. Esperaré a llegar al peaje y la llamo; total, solo faltan quince kilómetros.
—Escucha: necesitaba salir de casa, no me gusta como soy, estoy siendo mezquino, cada vez me parezco más al que fui hace un par de meses y no quiero, no quiero. Ayer cuando dije que Tomás te había ascendido a madame me di asco. Por eso tenía que salir de casa, ¿lo entiendes?; necesito pensar y la semana que viene va a ser muy complicada con Santiago tratando de joderme todo el rato. Llámame, anda.