Capítulo 95 El largo y tortuoso camino
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El camino de Mario
—¿Tú?
Raúl separó la espalda del sillón desde el que había comenzado a escucharme como si hubiera recibido una descarga eléctrica, apoyó los brazos sobre la mesa y se quedó mirándome incrédulo.
—Si yo, ¿qué pasa, no te consideras capacitado para tratarme? Si piensas eso me insultas.
Raúl Montes había sido mi mejor alumno de doctorado. Luego, cuando se interesó por los trabajos que yo realizaba con una nueva técnica para el TEP, no dudó en unirse a mi grupo de investigación dejando de lado jugosas ofertas en el sector privado. Fueron años en los que trabajamos codo con codo y en los que maduró como investigador y se afianzó nuestra amistad.
Ahora era el momento de recuperar mi inversión, así se lo dije y sonrió, sabía que no soy tan interesado.
—Se trata de un tema muy delicado, extremadamente delicado, no creo que pudiera hacer esto con nadie más.
—¿Tan grave es? —Cambió su expresión, ahora estaba claramente preocupado.
—Si aceptas voy a poner en tus manos toda mi reputación.
—Mario, no sé si...
—Confío plenamente en ti. No estaríamos hablando si no fuera así. Y en lo profesional, no hace falta ni mencionarlo.
Apoyó el mentón en las manos y se meció levemente durante unos segundos. Por fin pareció haber tomado una decisión.