28 enero 2021


Capítulo 140  Cambios

(Tiempo aproximado de lectura: 35 minutos)


Lunes, veintinueve de Mayo de dos mil


El lunes fue la presentación de Ángel. La imagen que dio fue fantástica. Por si alguien no lo conocía en esos días se había movido su historial por toda la oficina. Entre Andrés y él fueron desgranando los planes de expansión que tenían para el gabinete y el planteamiento a nivel clínico que traía. Todo el mundo parecía satisfecho. «Nada de esto hubiera sido posible sin la intervención de la doctora Rojas, me presentó el proyecto que inició el doctor Arjona hace ya unos años y me contagió su ilusión; una a una fue derribando las objeciones que le planteé hasta que me convenció de que debía estar aquí, formando parte de este proyecto», e inició un aplauso dirigido a mí que fue secundado por Andrés y al que se fueron sumando primero los jefes de departamento y poco a poco el resto del personal con mayor o menor entusiasmo. Andrés me hizo señas para que subiera a la improvisada tribuna y no pude desoírlo cuando Ángel comenzó a gesticular llamándome. Tuve que tomar la palabra.

16 enero 2021

Capítulo 139 Candela 

(Tiempo aproximado de lectura: 13 minutos)


El mismo perfil, el mismo cabello algo más largo, la misma figura, tal vez más pecho, las piernas tan largas y esbeltas como ella. Con un vestido negro mínimo tan ajustado que le dejaba al descubierto gran parte de los muslos. Cogió el paquete de tabaco, se dio cuenta de que la estaba mirando y sonrió con descaro, encendió el cigarrillo, soltó el humo y volvió a mirarme con los ojos guiñados. Tomé mi copa, bebí, ¿alguna vez vería a Carmen haciendo la calle? Sabía que me observaba y la miré; ahí estaba, esperándome. Se parecía tanto, tanto que perdí unos segundos comparando a dos mujeres. Al fin me separé de la barra y fui a su encuentro.

02 enero 2021

Capítulo 138 La venganza se sirve en plato frío

(Tiempo aproximado de lectura: 20 minutos)


Sevilla


Las sesiones de trabajo continuaron como se había acordado, en un ambiente profesional donde no volvió a haber ninguna salida de tono. Yo también había recuperado mi carácter después de la conversación que mantuve con Carmen y entre unos y otros conseguimos un clima relajado a pesar del ritmo que estábamos obligados a mantener. El miércoles, tras unas cañas con todo el equipo, me despedí de Emilio y fui caminando hacia donde tenía aparcado el auto, estaba en plena zona de copas pero deseaba volver al chalet, había rechazado la invitación de unirme al grupo de los rezagados, los que nunca encuentran la hora adecuada para retirarse. Cerca del aparcamiento vi el rotulo de un bar, California, y pensé en Irene, no la había vuelto a llamar desde nuestro último encuentro una semana atrás. Cogí mesa en la terraza, pedí una cerveza y la llamé, supuse que con una niña pequeña la encontraría en casa.

—Dígame.

—Qué desilusión, ni siquiera me tienes registrado.

—¿Quién eres? —Entonces noté un matiz en la voz que la hacía diferente.

—¿Irene?

—No, soy su hermana.

—Soy Mario, un amigo, ¿se puede poner o la cojo en mal momento.

—Está acostando a Martita, ¿quieres que le diga algo?

—Dile que la he llamado.

Se estaba bien allí, una plazuela peatonal sin apenas ruido. Apuré la cerveza y cuando estaba avisando al camarero para pagar me entró la llamada.