23 diciembre 2022


Capítulo 172  Lo que ocurre en la playa… (2)

Tiempo aproximado de lectura: 48 minutos.


Yo quisiera saber si tu alma es igual a la de cualquier mujer

Porque a mí me atormenta en el alma

Tu frialdad

Y sueño, con gran pasión, que vives para mí

como yo vivo, niña, por ti

Tu frialdad, Triana 1980   Escuchar


(Veintiuno de Agosto, Martes de madrugada)


Me despertó el calor. Mario dormía profundamente. No lograba conciliar el sueño y abandoné la cama con cuidado. Bajé a la cocina, vacié de un trago un vaso de agua del frigorífico. Se estaba bien, mejor que en la planta de arriba. Oriné y me refresqué toda. Volví a la cocina y bebí con calma otro vaso de agua, luego entré al salón y abrí el mirador; qué noche más buena. Salí al exterior, el aire puro actuó igual que lo haría un bálsamo. 

Cómo habían cambiado las cosas, a estas horas deberíamos estar en la Sierra, sin embargo vivíamos una aventura impredecible en una villa de lujo y yo me llevaba la mejor parte, sin duda, porque Gerardo había resultado ser un amante colosal, un fuera de serie; solo de pensarlo se me erizaba la piel. Y otras cosas.

Mario lo estaba asimilando mejor de lo previsto; al primer contacto entre ellos congeniaron como si fueran a convertirse en amigos. No me confié, faltaba la prueba de fuego: los preparativos para acudir a la primera cita y ahí estuvo genial, pude irme sin el menor remordimiento. Pensaba contárselo cuando despertase, aunque debería suavizarlo, no era prudente que lo supiera todo. ¿Cómo no me lo advirtió Lorena?

«Ya podías haberme avisado, me ha dejado destrozada».

Me había precipitado, si acaso andaba despierta estaría ocupada, seguro.

Unos segundos después, dio señales de vida:

01 diciembre 2022


Capítulo 171  Lo que ocurre en la playa… (1)

Tiempo aproximado de lectura: 25 minutos.



La nuit je deviens fou, je deviens fou

Salvatore Adamo, 1965  Escuchar

(Diecinueve de Agosto, Domingo)


Me despierta una mano cubriéndome un pecho y una tensa dureza clavada en los glúteos. No estoy del todo despierta, por eso lo que siento no encuentra barrera y llega a lo más profundo de mi cerebro, esa parte animal activa la pelvis y lanza un impulso rápido y breve, la verga reacciona, empuja, golpea y el instinto primario da otra vez la respuesta; ya estoy despierta, ya estoy dispuesta. Echo mano hacia atrás y la atrapo, la envuelvo, la aprieto, crece en mis dedos, la guío, la emboco, se hunde muy dentro. Me quejo, me ahogo. Empalada respondo clavándome en la estaca hasta el fondo. Trotamos enganchados, frotamos los cuerpos allí donde nos ensartamos, danzamos pegados un ritmo sincopado. Me abre, me raja, me vierto, me inflamo, me inunda, me llena.