30 mayo 2025

Capítulo 199 Yo, Hetaira


Tiempo estimado de lectura: setenta y dos minutos.


«Aspasia, una mujer de Mileto. Se decía que tenía a Pericles bajo su influencia, pues poseía una inteligencia extraordinaria y una gran habilidad para la conversación.» 


(Plutarco, Vida de Pericles, XXIV). 


Si bien Plutarco no la llama explícitamente hetaira en este pasaje, la naturaleza de su relación con Pericles y su origen extranjero (Mileto) la sitúan en una categoría cercana a las hetairas influyentes. Su inteligencia y capacidad de conversación eran características valoradas en ellas.


Prólogo 


—Hola, nueve.

Así comenzó Mario la labor de zapa. Tenía que haberlo imaginado, se ilusionó con el tatuaje tanto como con todo lo que habíamos emprendido en nuestra nueva vida, no perdía ocasión para lanzarme una andanada, me llamaba nueve cada vez con más frecuencia, y no es que me molestase, acabé acostumbrándome, le seguí el juego. Tal vez no debí hacerlo.

—Qué pasa con Candela, ¿la llamas siete? —le pregunté una vez que en la cama me dijo, «Cómo me gustas, nueve». 

—No, no es lo mismo. —contestó tras pensarlo detenidamente.

—Claro, porque a ella no intentas pervertirla. Cómo te conozco.

Llegó Agosto, en dos semanas comenzaríamos nuestras vacaciones de ensueño, supuse que cuando estuviéramos navegando a bordo del yate se olvidaría; mientras tanto el asedio continuaba y yo le dejaba hacer porque en el fondo me gustaba, sabía lo que estaba pasando y no le di demasiada importancia; él es así, me decía a mí misma, jugábamos un juego que a los dos nos reportaba momentos de intenso placer, me había acostumbrado a ser la nueve, participaba gustosa en los juegos secretos que se inventaba en las situaciones más insospechadas, con nuestros amigos, con la familia. Como cuando decía sin venir a cuento que habíamos venido oyendo la novena sinfonía, o proponía volver a ver la novena puerta de Polanski solo para sorprenderme y probar a sacarme una sonrisa cómplice. Sabía lo que estaba haciendo, le dejé hacer. 

Pasó el verano, pasó Gerardo, pasó Santos. El mundo colapsó en Septiembre. Cuando mi vida empezaba a recobrar la normalidad, Mario viajó a Sevilla y regresó eufórico por el éxito del proyecto, por el reencuentro con Candela, por algo más que escondía y tardó en darme a conocer. Llegó Navidad y superamos el desencuentro a causa de la mentira desvelada por Roberto.

Así llegamos al día en que me lo propuso.

24 abril 2025

Capítulo 198  Vía Láctea (y 2)

Tiempo estimado de lectura: sesenta y seis minutos.  (sin citas)


«Hoy, como ayer, como entonces, mi piel es un campo sembrado por otros que germina al contacto de la brisa que mueve tus manos.»

Ella, 2025



No logré dormir, estaba enfadada, triste, defraudada y sobre todo, preocupada, si le daba por aparecer me pondría en una situación muy difícil, ¿qué pensaría Andrés de mí si se enteraba de lo que había hecho para Diego? Yo, convertida en la puta de un vulgar barman venido a más por traficar con mujeres, qué vergüenza.

Andrés notó los efectos de haber pasado la noche en vela, lo achaqué a una mala digestión. La mañana transcurrió según lo planeado, pasé por el despacho del jefe de departamento encargado de los eventos, iba dispuesta a todo con tal de conseguir que el seminario volviera a estar incluido en la planificación de los actos del mes, mi sutil manera de ofrecer a la vista “mis encantos“ junto a una buena argumentación surtió efecto. A la salida, Andrés me esperaba, ambas reuniones habían dado sus frutos y decidimos celebrarlo a lo grande.

—Te voy a llevar a comer a Santillana, conozco un sitio que te va a encantar.

No llegué a preguntarle nada, desde lo alto de la ancha escalera de piedra, lo vi.

—Qué cara te vendes, chiquilla. —dijo cuando terminamos de descender, nos miró a ambos y le ofreció la mano a Andrés—. Diego, un amigo de Carmen.

—Andrés Arjona es el presidente del gabinete. ¿Qué haces aquí?

—Voy de camino a Bilbao —contestó soltando el apretón de manos—, me dijo tu marido que estabas aquí.

Hubo un incómodo silencio que Andrés resolvió.

—Os dejaré que os pongáis al día. Recuerda, a las cinco tenemos otra reunión.

—Te la devolveré a tiempo. ¿Nos vamos?

Me sacó del recinto cogida del brazo sin darme ocasión a reaccionar. Cuando estuve segura de que Andrés estaba lejos, le increpé.

—¿Se puede saber qué haces aquí?

—Reclamar lo que es mío, morena, no puedes torearme como si fuera un pringao de esos que te follas a diario.

—Haz el favor de bajar la voz.

Me dejé llevar con tal de alejarme de allí donde nos podían escuchar.

—¿Te contó Mario mi propuesta?

—No puedes presentarte así, de improviso y trastocar mis planes.

—Contesta, joder, ¿te lo contó?

04 abril 2025

Capítulo 197 Vía Láctea (1)

Tiempo estimado de lectura: treinta y cuatro minutos.  


Mi agradecimiento al artífice del acento y el alma de Guido: mi amigo Torco.


Presentimiento 

No soy de las que se quedan quietas a la espera de que los acontecimientos se precipiten. La llamé. Nada más responder, noté que algo iba mal.

—Virginia, soy Carmen.

—Dime.

—Te llamo porque, como quedamos en vernos, me ha extrañado no saber nada de ti. 

—Olvídalo, lo he estado pensando; la verdad, no es para tanto.

—¿Seguro? Si necesitas hablar, aquí estoy.

—Tengo un poco de prisa. Adiós.

Me invadió el temor que se experimenta ante un peligro inminente. No pude apartarlo de mi cabeza en toda la mañana y acabé llamando a Ramiro.

—¿Qué te pasa?, dice Ángela que es urgente.

—He hablado con Virginia, como no tenía noticias suyas la he llamado. Está rara, no sabría decirte por qué, es una impresión.

—¡Cómo se te ocurre llamarla!, va a pensar que es cosa mía, ¡joder, la que has liado!

—¿Me puedes explicar qué está pasando?

—Se ha jodido.

—Qué se ha jodido.

—¡Todo! La convivencia se ha vuelto insoportable, sospecha de todo, no sé qué conclusión ha sacado de vuestra charla, cada vez está más desconfiada, anoche tuvimos una bronca descomunal.

09 marzo 2025

Capítulo 196. Los juegos del deseo

 

 Tiempo estimado de lectura: cincuenta y cinco minutos.  


Juego a dos

—¿Me estás escuchando?

—Fíjate, ¿has visto qué tía, qué culito? Estoy convencido de que las tías buenas se ponen cazadoras cortas para lucir el culo, lo hacen a propósito.

Miré donde señalaba: preciosa, un tipazo. Cierto, la cazadora corta realzaba un culo perfecto embutido en un tejano bien ajustado rematado con unas botas marrones de medio tacón; la melena negra, ligeramente ondulada, no llegaba a los hombros y le daba un toque juvenil. Destacaba en la barra, apoyada en un taburete, con la espalda recta, el pecho breve y el vientre plano ceñidos en un jersey de cuello cisne. No pasaba desapercibida,

—Es el complemento adecuado con unos  vaqueros

—Te digo que lo hace para provocar, si lo sabré yo. Tiene un culo divino y lo sabe. 

—Exageras.

— Un poco pequeño, pero bien puesto.

—Para mi, es perfecto. 

—Caderas estrechas y culo respingón, no está mal, aunque prefiero tener dónde agarrarme, un primer plano de un culo potente mientras se la clavas es la mejor viagra. 

09 febrero 2025

Capítulo 195 Caballo de Troya

Tiempo estimado de lectura: sesenta minutos.


—Buenos días, ¿Podemos hablar?

—Buenos días. Sí, claro, dime.

—¿Qué tal las fiestas?

—Lo de siempre: familia, regalos, brindis, ya sabes.

—Cada año me cansa más esta comedia, ¿no te ocurre a ti?

—¿Qué querías?

—Saber si has tenido noticias de nuestro hombre.

—Llamó a Mario para felicitarle el año nuevo, cogí yo la llamada de casualidad.