06 diciembre 2025

Crepúsculo

Capítulo 205 Crepúsculo 


Tiempo estimado de lectura: dos horas y diez minutos.


En el capítulo anterior…

Carmen llegó a casa rescatada por Tomás de las garras de Diego. Mario la esperaba en el salón a oscuras, frío como un extraño. Lo que había entre ellos se ha roto; ella lo ha sentido en el abrazo sin fuerza y en sus ojos sin vida.

Se desnudó para enseñarle los tatuajes: tres pentágonos en el pecho, «mi rango»; dos corazones en el pubis, «símbolo de nuestro amor» según Tomás; la flecha atravesando el pezón, «esta vez no estaba drogada»; el gran pentágono en la espalda, «tanto lo deseabas, ya lo tienes». Luego vino la confesión completa: la orgía bajo los efectos de las drogas de la que solo recuerda fragmentos brutales, la pareja de clientes sevillanos y sus perros, el deseo prohibido que la avergonzó y la fascinó, la lengua de Deimos en sus pies, el orgasmo mientras Rosalía era montada por Phobos, al que ella misma rechazó e impidió cruzar la última línea.

Mario escuchó sin consolarla, la juzgó con dureza. Cuando ella entró en la ducha, llamó a Tomás y pactó apartarse de Carmen para siempre: fingiría que no perdona, que lo vivido es intolerable, le pidió que la saque de la prostitución y la cuide. «Solo un estúpido perdería a una mujer como ella», dijo Tomás; él lo reconoció entre lágrimas.

Sola en casa, Carmen abrió la caja con los recuerdos de Luna convertida en caja de Pandora, se puso el viejo collar, extendió la manta en el ático, se arrastró bebiendo de la escudilla como una perra. La vergüenza la golpeó después como un mazazo. Aún con el collar puesto llamó a Rosalía y dejó la puerta entreabierta a volver.

La llegada de Esther, destrozada por el fracaso de su matrimonio, fue el detonante. Carmen vio a Mario consolarla con una ternura que no le daba a ella y lo malinterpretó como prueba de una relación secreta entre ellos. Enloquecida de celos y dolor, decidió sacrificarse, convertirse en la villana de la historia, asumir toda la culpa y empujar a Mario hacia Elvira, su primer amor, para evitar que la relación con Esther destruya a la familia.

Mario, mientras tanto, avanza en su propio plan de abandono convencido de que él es el veneno que la ha destruido y sólo alejándose, Carmen podrá algún día ser feliz.

En medio del caos, la ansiedad la devoró. Desesperada, Carmen acudió a Claudia (su antigua amante, quien la provee de droga) para conseguir algo que mitigue el ruido en su cabeza.


En el próximo capítulo…

Carmen cruza la puerta de la mansión de Claudia. Mario sigue dando pasos hacia la ruptura definitiva. 

Y el collar de Luna sigue guardado en la caja de Pandora.

16 octubre 2025

 Capítulo 204 Entropía

 Tiempo estimado de lectura: setenta y ocho minutos.



Entropía: Es una medida de la magnitud del desorden, también, de la falta de comunicación.

 

La entropía mide cuán impredecible o aleatoria es una fuente de información.

 

"La verdadera Babilonia no fue la torre, sino la renuncia a escuchar. La confusión comenzó en el corazón, antes de llegar a la lengua."

 

14 septiembre 2025

 Underboob

 Tiempo estimado de lectura: siete minutos.



El aire de la habitación del hotel es denso, cargado de aroma a ambientador y expectación.

04 septiembre 2025

 Capitulo 203 Sacrificio

 Tiempo estimado de lectura: cincuenta y tres minutos.

 

«El padre de Armand entonces se sentó, me tomó la mano y me dijo: 'Marguerite, soy el padre de Armand. Él te ama y tú lo amas. Pero este amor no puede durar. Tengo una hija que debe casarse, y el buen nombre de nuestra familia no puede estar manchado por este escándalo. Sé que eres una mujer de buen corazón y que te sacrificarás por el bien de mi hijo. Si lo amas, lo dejarás. Es el único camino para su salvación y la nuestra.'»

 

La dama de las Camelias. Alejandro Dumas hijo

 

11 agosto 2025

 Capítulo 202 A las puertas del abismo

 Tiempo estimado de lectura: cincuenta y cinco minutos.

 

 

«Aquel que lucha con monstruos, cuide de no convertirse él mismo en un monstruo. Y si miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.»

Friedrich Nietzsche. Más allá del bien y del mal

 

 


No sé nada de Carmen. Le he dejado un sinfín de llamadas, ¿por qué no responde?

 

Estoy hecho polvo. Recuerdo vagamente que me metieron en un taxi, no sé a qué hora. He amanecido tarde, muy tarde, tirado sobre la cama con la ropa de calle y un dolor de cabeza que me martillea las sienes. Después de ducharme, la he llamado, he bajado a desayunar, he vuelto a insistir, he subido a la habitación, tenía varias llamadas perdidas, ninguna de Carmen, todas tratando de localizarme. He faltado a una reunión en la Junta. Mierda. He vuelto a llamarla; nada. Cuando ha sonado el teléfono, he respondido pensando que sería ella, pero no, era Emilio preocupado porque se han puesto en contacto con él preguntando por mí. He llamado a la Junta y me he disculpado, he conseguido que nos veamos esta tarde. He vuelto a intentar dar con ella. ¡Joder, dónde está!

 

Me he presentado en el Penta. Lo más probable es que esté cerrado, aunque sospecho que está allí con el hijoputa de Diego.

 

Voy a tener razón. La puerta está abierta, las luces, apagadas, cruzo el local escuchando mi respiración agitada sobre el profundo silencio, me dirijo al despacho, oigo voces.

 

Entro. El inconfundible olor a hierba inunda el despacho.

 

Diego está al teléfono. Se le cae la sonrisa.

 

La veo. Oh, Dios, ¿qué es esto?