Capítulo 8
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…
Carmen se estaba terminando de secar el pelo cuando sonó el teléfono de la habitación, salio del baño y lo cogió
- “Buenos días” – enseguida reconoció la voz de Carlos, no pudo evitar que una sensación de desasosiego la invadiera; Era una tontería, pero estaba desnuda aún y el hecho de hablar con él la inquietó, como si pudiera adivinarlo.
- “Buenos días, ¿Cómo es que me llamas?”
- “Estoy abajo, en recepción, esperaba que quisieras desayunar conmigo” – Carmen sintió los nervios apoderarse de su estómago
- “¿Qué haces aquí?” – su tono era serio, como si hablase con un chiquillo encaprichado
- “Me apetecía volver a pasar un rato contigo, charlando, tomando un café y una tostada, luego me voy al curso y ya ves con que poca cosa me harías feliz” – ella miró la hora.
- “¿No deberías estar ya en el curso?”
- “Estoy haciendo pellas por ti” – una sonrisa brotó espontánea en su rostro, resultaba ingenuo, casi infantil
- “Solo un café y te vas ¿de acuerdo?” – se debatía entre negarse o permitirle cortejarla de nuevo, esa sensación le gustaba. Sabia sus deseos, sus intenciones y eso le concedía una carga de morbo extraordinaria a esa cita.
- “Prometido” – su voz sonó alegre.