18 enero 2008

Capítulo 11

(Tiempo aproximado de lectura: 31 minutos)


Media hora más tarde seguíamos sin noticias de Carlos, no habíamos vuelto a hacer ninguna alusión al tema, ambos leíamos en uno de los salones del hotel. Carmen me sacó de mi lectura cuando dijo.

"Bueno, casi mejor así, una preocupación menos" – aquel comentario aislado la delataba, oculta tras su papel de lectora concentrada bullía una mujer ansiosa por volver a sentir y temerosa de dejarse llevar. La miré y le sonreí.

"Nos organizamos por nuestra cuenta, dentro de un rato nos vamos al centro, cenamos, si te apetece vamos a bailar…" – el sonido del móvil interrumpió mi frase, vi como los ojos de Carmen brillaban, miré el numero y le hice una señal afirmativa.

"Carlos, dime"

"¿Qué hay Mario? Perdona el retraso, estuve haciendo unas llamadas y se me complicó…"

"No te preocupes, estábamos haciendo planes precisamente"

"¿Sin mi? ¿Cómo crees que iba a fallar? Bueno a lo que íbamos, tengo reservada una mesa en el mejor restaurante de Sevilla, a las afueras, luego allí mismo tenemos un sitio genial para tomar algo al aire libre, incluso si las chicas quieren podemos darnos un chapuzón, luego un baile… y lo que la noche pida, incluso he reservado dos habitaciones, comunicadas eso si ¿Qué te parece?"

"¿Eso quiere decir que te traes pareja?" – Carmen levantó la vista sorprendida.

"Traigo una amiga, si; No vamos a ser nones, estaría mal, uno de los dos se iba a aburrir un poco no crees?" – comencé a entender por donde iba Carlos.

"Si, en eso tienes razón"

"¿Os recojo a las nueve?"

"Mejor dame las señas, prefiero tener el coche a mano"

13 enero 2008

Capítulo 10

(Tiempo aproximado de lectura: 22 minutos)

 

Camino del hotel mi cabeza bullía bombardeada por ideas, pensamientos y sentimientos enfrentados; Me parecía imposible que en el transcurso de unos pocos días aquello que hasta ese momento había sido una fantasía erótica compartida con Carmen se estuviese convirtiendo en una realidad para la que dudaba que estuviésemos preparados. Intentaba decirme a mi mismo que eso era lo que llevaba deseando tanto tiempo, Carmen había besado a aun hombre, se había dejado acariciar, si tanto lo deseaba ¿por qué ahora estaba temblando de miedo?

Llegué a la habitación y golpeé dos veces en la puerta, Carmen abrió. Sus ojos me interrogaban, su rostro denotaba preocupación, ansiedad, vergüenza, quizás culpa.
Me acerqué a ella y la abracé, se refugió en mis brazos, apretándose a mí

"Mario, yo no sé si…"

"Shhhhh, shhhhhh…." – la hice callar con suavidad, intentaba tranquilizarla, ya tendríamos tiempo de hablar.

Estuvimos abrazados mas de cinco minutos, sin movernos del hall, no conseguía evitar que mi mente me lanzase imágenes en las que Carmen se me aparecía abrazada a Carlos, besándose, la tenía en mis brazos pero en mi cabeza era él quien le acariciaba la espalda, quien la besaba; Cuando comencé a notar por su respiración y por la tensión de su cuerpo que se había calmado la separé de mi lo suficiente para mirarla a los ojos, estaba preciosa, le di un pequeño beso en sus labios y la llevé cogida de la cintura hasta la habitación, nos sentamos en la cama

"¿Quieres que hablemos?" – Carmen bajó la mirada evitando mis ojos – "Cielo, no pasa nada, si estás así por mi tranquilízate, no pasa nada"

"Esto se nos ha ido de las manos Mario, yo no tenía intención de…"

"Lo sé, lo sé, pero tampoco ha pasado nada irremediable" – me miró de una manera extraña, como si no me conociera, como si lo que acababa de decir le hubiera sorprendido.

"A ver Mario, me he besado con Carlos, nos hemos besado ¿lo entiendes?" – no estaba alterada, pero había un tono de reproche en su voz.

"¿Y? ¿significa algo? ¿Tiene mayor trascendencia que el simple hecho de haberte permitido un momento de… libertad? ¿Cambia tu vida, nuestra vida, en algo porque hayas besado a Carlos?" – lancé esos argumentos improvisados sin mucha convicción, sin tener la seguridad de que tuvieran algún sentido, sabía que en el fondo trasmitían algo de lo que yo pensaba pero quizás para Carmen no tuvieron el efecto que yo buscaba; Se revolvió con furia.

"¡Y todo por tu insistencia, por tu obsesión absurda! ¡pues ya lo tienes! ¿estás satisfecho?" – hizo una breve pausa y continuó sin esperar ninguna contestación por mi parte.

08 enero 2008

Capítulo 9

(Tiempo aproximado de lectura: 10 minutos)


Dejó que el agua cayera por su rostro y descendiera por su pecho, apoyó las manos en la pared y bajo la cabeza para permitir que el chorro frío golpeara su nuca; Las imágenes brotaban incontroladas, se fundían unas con otras y creaban momentos inéditos, gestos nuevos no vividos. Volvía al momento en el que Carlos rozaba sus piernas, cuando ella interrumpió su avance y decidió marcharse del parque; Esta vez ella callaba y Carlos hacía que sus dedos resbalasen entre sus muslos, firmemente pero sin violencia, obligándolos a separarse, Carmen dejaba caer su cabeza hacia atrás permitiendo que los labios de Carlos se apoderasen de su sensible cuello; Otras veces veía sus dedos tomando la cintura de su camiseta y elevándola hasta desnudarla… no quería pensar eso, no debía, pero las imágenes brotaban sin orden, sin continuación, breves flashes, pinceladas eróticas, instantes desgajados de escenas de sexo apasionado.