30 junio 2014

Capítulo 78 Despertar en otra cama

(Tiempo aproximado de lectura: 52 minutos)

«No siento nada.

No sé cómo he llegado casa, sé que he debido coger el coche del parking, conducir hasta aquí, aparcar y subir a casa. Ahora estoy tirado sobre la cama, son las… cuatro de la madrugada y no siento nada.

Debería llorar, me vendría bien. Gritar ya he gritado suficiente el otro día, tampoco me apetece.

Tendremos que vender la casa, no me veo viviendo solo aquí, es demasiado grande, además los recuerdos la harían inhabitable.

Luego está la casa de la Sierra. Mis hermanos no la quieren, ya me quedé con su parte y tampoco voy a volver por allí después de esto. La venderé también. No quiero nada que me recuerde a…

Si pudiera mover aquel contacto en Friburgo… Los trabajos que tengo publicados y mi experiencia profesional seguro que me abren puertas. 

Tengo amigos en Upsala, tampoco es mal destino para volver al tipo de investigación que siempre me ha gustado; un lugar donde perderme sin los agobios de quienes buscan éxitos a corto plazo.

No puedo dormir, como siga aquí tumbado voy a acabar por ponerme nervioso y eso es lo último que necesito.» 

18 junio 2014

Capítulo 77 Descubierta 

(Tiempo aproximado de lectura: 13 minutos)


No eran aún las dos de la tarde cuando recogí mis cosas y salí del gabinete. Había sido una mañana bastante incómoda teniendo que lidiar con las preguntas sobre mi salud; inventar respuestas ambiguas no es sencillo sobre todo cuando presentas un aspecto poco saludable más propio de un alcohólico recién salido de una borrachera, con una voz que apenas se hace entender, ojeras de haber dormido poco y mal y una gran tirita ocultando una brecha en tu ceja. Menos mal que uno tiene una reputación intachable y cualquier excusa, por ser la primera en toda una vida, no se pone en cuestión.

Tantos años de matrimonio crean un sexto sentido. Nada más abrir la puerta de casa noté algo, ¿feromonas en el ambiente? Quizás, o puede que algo más simple, su perfume flotando todavía en el aire, el caso es que supe que ella estaba o había estado allí.

Y se me dispararon las pulsaciones.

Ella, mi mujer, la parte de mí amputada, ese trozo de aliento que me falta para que mi respiración sea completa. 

Apreté el paso, no quise llamarla, no quise encontrarme con el fracaso de no recibir respuesta. Abrí la cocina, entré en el salón, recorrí el pasillo abriendo cada puerta… no, no está.

¡Pero ha estado, si ha estado! En el aseo falta su rímel, ese que miro cada mañana porque me recuerda a ella. 

Abro los cajones… se ha llevado más cosas, maquillaje sombra de ojos. Veo huecos… ¡ sí, ha estado!  Y miro como si pudiera verla, como si ella fuera visible y aún estuviera aquí, como si pudiera ver el rastro de sus movimientos abriendo cajones, inclinándose para escoger qué llevarse, qué dejar, girando, saliendo, caminando por el pasillo hacia nuestra alcoba…. La sigo, sigo el halo de su cuerpo, voy yo también hacia allá.

13 junio 2014

Capítulo 76 Carmentxu


(Tiempo aproximado de lectura: 52 minutos)


- ¿Si, dígame?

- Gonzalo, soy Carmen – un disparo de placer recorre su cuerpo y alcanza su nuca, entorna los ojos, ahora siente cada poro de su piel en contacto con la ropa.

- ¡Carmen, qué agradable sorpresa! Precisamente estaba pensando en ti.

- ¡Anda mentiroso! ¿Sigue en pie esa copa que me ofreciste esta tarde?

- ¡Por supuesto! ¿Dónde estás? Paso a recogerte.

- No hace falta, podemos quedar en algún sitio

06 junio 2014

Capítulo 75 Fundido en negro

(Tiempo aproximado de lectura: 52 minutos)

Carmen se miró el cuello por última vez en el espejo del cuarto de baño, el maquillaje disimulaba bastante bien las marcas más antiguas que ya empezaban de palidecer, todavía recordaba las miradas de Gloria cuando apareció por su casa sin haber ocultado los rastros de la batalla. Al otro lado, los dientes de Doménico se perfilaban con claridad en una zona que el cuello de la camisa no conseguía ocultar del todo y a la que tuvo que dedicarse con mayor atención.  Un repaso final a su aspecto general fue determinante para despejar las ultimas dudas: hoy tenía que pasarse por casa a recoger ropa. Iría a mediodía  para no coincidir conmigo, no se encontraba preparada para eso todavía.

Se despidió de Doménico con un beso que se convirtió en un abrazo intenso, apasionado, demasiado largo, demasiado intenso, los cuerpos tan pegados como para sentir la incipiente erección y comenzar a humedecer la braguita recién estrenada. ¡Mierda, olvidó comprar salvaslip!