21 julio 2014

Capítulo 80 Sobre el dolor

(Tiempo aproximado de lectura: 29 minutos)



Miércoles


El chirrido de un cierre metálico me saca de mis pensamientos, me vuelvo y me encuentro con los ojos del dueño del bar en el que estuve anoche que me observa con recelo. Debe estar pensando ¿Qué hace éste otra vez aquí, a estas horas de la mañana medio oculto en el hueco de un escaparate?.  Soy de la opinión de que la mejor defensa es un buen ataque y me voy de frente hacia él.

- ¿Va a abrir ya? – No le gusto, es evidente

- Todavía no – capta mi incertidumbre al vuelo, de cerca le debo parecer inofensivo porque suaviza el gesto, incluso puede que recuerde la generosa propina que le dejé anoche – ande, pase.

Me siento en la misma mesa, el local está frío y huele mal, a grasa refrita una y mil veces. El dueño da las luces, enciende aparatos; no sé por qué lo hago pero cojo el móvil y otra vez como anoche finjo una llamada, hablo de negocios, “¿vas a venir? trae los contratos”, añado; digo algo sobre un atasco en el que supuestamente anda metido mi interlocutor; improviso pero no sé si parezco creíble, de todas formas el hombre se afana con su trabajo, tampoco creo que le preocupe demasiado mi coartada. 

Me ofrece el periódico del día mientras se calienta la cafetera, lo acepto, es una buena excusa para estar ocupado y disimular las miradas al portal.

Aquí estoy otra vez, haciendo guardia en este bar andrajoso, frente a la casa  de Doménico, tomando un café mediocre.

11 julio 2014


Capítulo 79 Decepciones, ilusiones

(Tiempo aproximado de lectura: 99 minutos)



- ¡Qué tengo que hacer para que me creas!

Sus miradas se cruzan.

- Sei la mia puttana? – Carmen le toma el rostro con las dos manos, apenas puede contener la voz

- ¡Sí, sí, soy tuya, sí, soy tu puta, soy lo que quieras que sea!

- Ya es hora de que me lo demuestres, cara.

Carmen se estremece. ¿Cómo ha podido llegar tan lejos? no sabe el alcance del compromiso que ha adquirido, su mano se desliza por la mejilla del italiano hasta su pecho.

- Doménico…

- Cállate, de momento limítate a aprender ¿sí?

- Sí.

Siente como la firme caricia en la cadera se va desplazando hacia los riñones, la tiene atrapada contra su cuerpo, no puede dejar de mirarle a los ojos.

- Esta noche te voy a despojar de tus vicios burgueses. Eres hermosa, más de lo que te imaginas, pero cometes unos fallos imperdonables, tremendas torpezas que resaltan aún más precisamente por ser tan… espectacular.