11 diciembre 2018

Capítulo 115   Ahí lo tienes

(Tiempo aproximado de lectura: 31 minutos)


Cerró los ojos y aspiró profundamente, luego soltó el aire por la nariz como si se liberase de un gran peso.

—Ahí lo tienes.

Tres palabras con las que Carmen daba por finalizado su relato, solo tres palabras y esperó mi reacción. 

¿Habíamos terminado? ¿eso era todo? Sentí un profundo vacío después de tantos días repletos de confesiones, descargas emocionales y decisiones tomadas sobre la marcha para no hacer añicos el frágil equilibrio que íbamos construyendo. 

Y ahora, al finalizar la historia de su vida lejos de mí esa frase me golpeó más que todo lo vivido durante aquellos días. “Ahí lo tienes”; tres sencillas palabras disparaban en mi conciencia un doloroso recuerdo.

—¿Qué te pasa?

Se había dado cuenta de mi conmoción; esas palabras evocaban otras que había tratado de enterrar.

—¿Qué ha pasado? —Insistió visiblemente preocupada.

Negué con la cabeza intentando ahuyentar la pesadilla.

—Mario, por favor.

—Ha sido… No, no tiene que ver con lo que has contado, no es eso.

Me levanté, tenía que tomar una decisión. ¿Debía compartir con ella lo que me sucedía? ¿Qué éramos, una pareja en crisis o un par de psicólogos?

—Vamos, no nos podemos permitir el lujo de volver a encerrarnos, si lo hacemos estamos perdidos.

Su mano en mi hombro me infundió tranquilidad. Tenía razón, no podía callarme. La expresión de su rostro, mezcla de preocupación y dolor me impresionó, ¿tan mal me veía?

—En serio, no ha sido por lo que has contado.

—Sea lo sea debemos hablarlo, si dejamos pasar esta oportunidad no volveremos a tener otra. 

Se alejó, parecía estar meditando lo que quería decirme.

—No podemos callar, ya no. Sabes el esfuerzo que nos ha costado llegar hasta aquí, no vamos a detenernos ahora.

Me impresionó la fuerza que irradiaba; un solo recuerdo había bastado para hacerme vacilar, sin embargo ella se había enfrentado sola a toda una etapa de la que cualquier otra persona habría intentado evadirse.

—¿Cómo has podido?