01 abril 2020

Estado de Alarma

Confinados, en pareja. Intercambios de pensamientos.

(Tiempo aproximado de lectura: 7 minutos)


Treinta de marzo. Parece que nos adaptamos a vivir confinados, algo que nos hubiera parecido inverosímil apenas dos meses atrás. La humanidad protagoniza el guion perfecto de una película de terror, sin embargo el terror está ausente, confinado en alguna zona remota de la mente colectiva, agazapado, como si el ser humano le tuviera más miedo a lo que se puede desencadenar si da rienda suelta al pánico.

Siete de la mañana, llevo diez minutos de trote cochinero dando vueltas a la terraza. El aire frio me corta la cara pero resulta agradable, dentro de poco empezará a sobrarme ropa. A estas horas las ventanas del edificio de enfrente deberían estar iluminadas, sin embargo solo veo un par de ellas encendidas, el resto permanecen apagadas como si fuera domingo. Hacen mal, es importante mantener la rutina que seguimos en nuestra vida cotidiana, no podemos bajar la guardia, el virus nos puede minar la salud de muchas maneras. 

Aparece Carmen, el retumbar de mi carrera sobre el techo del dormitorio la ha debido de despertar. Viene preparada y se une a mi carrera firme, constante, adaptada al perímetro de la terraza. Cuando suena la alarma no me detengo y le doy quince minutos de gracia.