Capitulo 153 Vendida
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—Hola, putita.
Me volví a todos lados.
—¡Estás loco! ¿cómo se te ocurre?
—Tranquila, putita, lo tengo todo controlado.
—No vuelvas a llamarme así y menos en el portal. —le amenacé.
—¿O qué? ¿se lo vas a decir al señor? Venga, sube, ya ha llegado, dile que te he llamado putita. Y cuando me mande llamar le contaré algunas cosas —le hice gestos de que se callara, pero me ignoró—: que me gustan los anillos que llevas en los pitones, o que el lunar que tienes en la teta se pone muy durito cuando te lo chupo; ¿quieres que siga?
Lo dejé con la palabra en la boca y fui hacia el ascensor.
—Espera, todavía no he terminado.
—¿Qué quieres?
—Hay un vecino que está muy interesado en ti.
—Qué dices.
—Don Jaime, el estirado del sexto, lo conoces pero como vas siempre con esos aires… Se fijó en ti desde que estuviste viviendo aquí. Me preguntó quién eras, le fui contando lo que sabía, que eres psicóloga, doctora en psicología nada menos, que no eras como las demás sino una amiga del señor Rivas y que eras su huésped porque necesitabas un lugar para aislarte y trabajar en un caso difícil. Vamos, lo que me dijo el señor. No ha parado de interesarse desde entonces aunque con el tiempo ha deducido que esa historia es una tapadera, lo mismo que piensan todos en el edificio. Y aquí viene el asunto: quiere que me encargue de conseguir tus servicios.