21 diciembre 2021

Capítulo 158 Soliloquio en locura

Tiempo aproximado de lectura: 44 minutos)

Un anillo, una esmeralda, la esperanza de un camino emprendido con vistas a que un día pondrá fin a una angustia. Una búsqueda sembrada por una torpeza: «¿Mahmud te hizo declararte golfa y dices que te supuso una especie de liberación? Mírate, esa eres tú, una puta, reconócelo, no eres más que una puta, dilo de una vez».

Vivíamos en el día después esperando que llegara el final y pudiéramos volver a ser… ¿quiénes? Me había hecho a la idea de que no era posible borrar la huella de lo que hice, ni siquiera me veía capaz de mitigar los efectos de la locura que improvisé en lo que solo fue una huida hacia delante para evitar otra ruptura. 

Imbécil. No supe calcular las consecuencias de la devastación que arrasó la mente de Carmen, y yo, sin entender lo que estaba haciendo, continué forzando el cambio. «Entonces, si te consideras una de sus chicas ¿por qué sigues utilizando eufemismos conmigo?». ¿Qué pretendía, qué buscaba? Y lo volví a hacer, una vez más la provoqué a que verbalizara la transformación que se estaba gestando en su mente. Se incorporó, majestuosa como una Venus desnuda, y pronunció una frase demoledora: «Mírame, ¿me ves? soy la puta de Tomás, a partir de ahora tenemos que estar preparados porque puede solicitar mi servicio cuando menos lo esperemos, al fin y al cabo soy una de ellas, una de sus putas». 

03 diciembre 2021

Capítulo 157  Cara a cara

Tiempo aproximado de lectura: 36 minutos)


Ni contigo ni sin ti

tienen mis males remedio.

Contigo porque me matas,

sin ti porque yo me muero.


(Emilio José 1976)



—Mahmud te trató de una manera que jamás le habrías permitido a nadie, es más; no creo que esté del todo fuera de tu vida.

—Ya estamos otra vez con eso, sigues sin tener base para semejante hipótesis pero insistes e insistes. Venga, cuéntamela otra vez, Sam. 

«No soporto que se burle de mí. Qué raro, tengo la sensación de haber pasado por esto antes.»

—Cuando lo conociste te manipuló con unos argumentos retorcidos y machistas, ¿cómo no te diste cuenta? Hasta consiguió que reconocieses que eres una golfa.

—¿Lo ves? Ni siquiera lo conoces y utilizas mis palabras para convertirlo en una especie de manipulador. No has entendido nada de lo que te conté porque no escuchas más allá de tus prejuicios.

—Eso es mentira.

—Mahmud es la única persona que me ha descrito sin hacerme sentir sucia ni humillada; me llamó infiel, adúltera, golfa sin escupírmelo a la cara como sueles hacer tú. Dijo que no podía calificarme de puta porque no estaba a la altura y fíjate, no me ofendió, al contrario, por fin alguien era sincero conmigo; pensé que me estaba dando una lección, con esa serenidad y esa mirada de…

—De proxeneta.

—Qué sabrás tú de proxenetas, ¿o acaso tienes que decir algo que todavía no me has contado?

—¿Y tú, me lo cuentas todo? Llevo intentando comunicar contigo varios días y no hay forma, Carmen, no hay manera; según tú, estás ocupada pero en el gabinete dicen que no apareces. No me he atrevido a llamarte al teléfono de casa, con eso te podrás hacer una idea de lo preocupado que estoy.

—¿A qué viene esto?

—No, Carmen, no sé de proxenetas pero si sé que responde al perfil.

—Me da igual, Mahmud ya es pasado, quédate tranquilo, no pienso volver a verlo, no entra en mis planes

—Pero quizás tú entras en los suyos.

Carmen dejó escapar una risa amarga. 

—¿Y eso por qué? Creo que ya dejó claro que no le importo una mierda.

—Porque una presa de tanto nivel no se deja pasar sin luchar por ella.

Elevó las cejas asombrada.

—Ahora soy una presa; ¿de quién, del proxeneta? Qué película te estás montando.

—Él mismo te sugirió que podrías llegar a ser una puta de alto nivel, ¿no es cierto?

Candela se interpuso y me lanzó una mirada obscena.

—Ahí está, tu fantasía top, tu esposa convertida en puta de lujo. ¿Y cuánto crees que podría cobrar, eh? Díselo, tú que sabes tanto ¿setenta mil, cien mil pesetas?