27 julio 2025

 Capítulo 201 Phobos y Deimos

 Tiempo estimado de lectura: cincuenta minutos.

 

 

«El amor no conoce barreras, ni colores, ni especies.

La forma del agua. Guillermo del Toro 2017»

 

 

Día 3 (jueves)

 

A las diez, Candela y yo salimos a la barra, el pub llevaba una hora abierto, las demás chicas ya estaban moviéndose por el local, Deylin, la mulata charlando con una camarera; Martina, sentada en una mesa con dos maduros a los que parecía conocer bien; Andreíta, la nueva, hablaba con Diego inclinada sobre la barra, las piernas rectas, abiertas y el culo empinado llamando la atención de las mesas cercanas, en cuanto acabase tendría asegurada la primera consumición y tal vez el primer servicio, cosas de tener un trasero llamativo. Poco a poco, el local se llenaba. Nos dejábamos ver cogidas del brazo devolviendo saludos, nos deteníamos, me presentaba, era el momento de seguir nuestra ronda.

 

Yo no quería pensar. Candela, experta en tragarse los golpes que le había dado la vida, me lo dijo mientras nos preparábamos antes de salir.

 

—Ahora te olvidas, pones buena cara y miras p’alante, ya tendrás tiempo de llorar y gritar hasta quedarte ronca. Toca ponerse guapa, sonreír y no pensar, sobre todo eso: no pensar. Mañana… ya veremos qué hacer. ¡Vamos! ¡a menear el culo!


La mujer que apareció en la sala con Candela era otra, distinta, serena, sin rastro de la congoja que me había tenido al borde del llanto; salí con alivio porque una extraña calma se había hecho cargo de mí después de tanta pena, ya tendría tiempo de llorar y gritar, no es lo que me pedía el cuerpo. Candela se cogió de mi brazo y me ayudó a dar el primer paso, pensó que necesitaba un empujón cuando sólo estaba haciendo una panorámica de la sala. Deylin… Martina… Andreíta y su culo… Iniciamos un desfile simulando indiferencia a todo menos a nosotras mismas. Miradas cargadas de intención, sonrisas llenas de promesas sórdidas, susurros al oído que en la distancia parecían besos. Candela se detenía aquí y allá saludando a conocidos, saciaba la curiosidad despertada por su acompañante, «Carmen, una amiga de Madrid, ha venido a darme compañía». Nunca la palabra “amiga” tuvo tanta carga erótica como en boca de Candela. Nunca podré pagarle lo que se esforzó esa noche para sacarme a flote.

 

 Diego nos hizo una seña, acudimos sin tardanza, no le gustaba esperar.

 

—Vamos, os voy a presentar a gente importante, ya podéis estar cariñosas, han venido a propósito a conocerte. Tú distrae al calvo, tú céntrate en el más alto, se llama Alonso, es un pez gordo, medio Sevilla es de la familia de su mujer que es como decir que es suyo. Ponte las pilas.

 

Nos llevó cogidas del talle a la mesa de los invitados, la camarera terminó de servir las copas y Diego aprovechó para advertirle que corría por cuenta de la casa. El mejor champán francés de la bodega del Penta, no estaba escatimando en gastos.

 

—Buenas noches, señores, como les prometí, aquí está la joya de la corona, recién llegada de Madrid.

 

Ambos se levantaron, el que me había sido adjudicado se abrochó la chaqueta y extendió la mano.

 

—Alonso Salvatierra, encantado.

 

—Carmen, mucho gusto.

 

—Jose Luis Conde. —se presentó su acompañante.

 

—Candela es otra de nuestras estrellas.

 

—¿Tienes un molde o te las fabrican en serie? —bromeó el segundo.

 

Mientras la saludaban los observé. Bien trajeados, de modales exquisitos, el mío rondaría los cincuenta bien llevados, de complexión atlética, pelo canoso abundante, peinado hacia atrás, con el rostro surcado de líneas de expresión, ojos claros y manos fuertes que había apreciado en el saludo. Su amigo era algo más joven, grueso, medio calvo con el pelo muy corto, grandes ojeras propias del abuso de alcohol, piel blanca marcada por venillas y semblante abotargado con tendencia a una laxitud que lo envejecía. Nos sentamos de acuerdo a las posiciones que Diego nos había asignado, añadió alguna otra cosa con un exceso de servilismo y se marchó.

 

—Al fin te conozco, he oído hablar tanto de ti que pensé que no eras real.

 

—Pues aquí estoy. Dime, ¿qué has oído?

 

—Todo cosas bonitas.

 

Educado, amable, el tipo de hombre en el que se puede confiar salvo porque estábamos en un burdel disfrazado de pub. Le dejé hablar, otro en su lugar habría tratado de indagar en mi vida, él no, se limitó a preguntar por mis gustos e intereses, traté de no ofrecer demasiada información sin parecer evasiva, ya sabéis, ese punto amable que cierra puertas sin parecerlo, él lo entendió y me abrió su vida guardando la discreción debida, para ser casi un grande de España —según Diego— actuaba con la sencillez propia de un plebeyo, supongo que formaba parte de su educación, ser capaz de pasar desapercibido entre la multitud. A pesar de todo empezó a caerme bien, si tuviéramos una relación a largo plazo podría encontrar los puntos débiles, pero eso no iba a suceder.

 

Candela mantenía una animada conversación con su pareja, sin duda en otro tono bien distinto, dejé de prestarle atención, Alonso me tenía absorbida, hablábamos de temas que compartíamos, pintura, teatro, literatura, quien diría que estábamos en un puticlub —hablemos claro— y yo era la pieza por la que había pujado. Recordé la primera vez que estuve con Javier, el bodeguero, en aquella ocasión me refugié en mi propia persona para sentirme segura —Garmisch, Munich…—, en esta ocasión yo era simplemente yo junto a un hombre atractivo que compartía los mismos gustos; estábamos bien, se notaba. Tras una pausa se acercó al oído y propuso salir de allí.

 

—¿Nos vamos?

 

—Dame un minuto.

 

Entré a las taquillas y me cambié sin haberlo pensado a fondo (Diego me había asignado una taquilla, la diecisiete, donde guardaba la ropa y mis pertenencias, algo sobre lo que ya volveré). Vestida de calle, regresé a la sala, se levantó y me acompañó a la salida. La noche parecía querer regalarnos un cachito de primavera, respiré profundamente el aire cargado de aromas que no se encuentran en Madrid. Un mercedes situado a escasa distancia encendió las luces y se detuvo ante nosotros, el conductor bordeó el coche y abrió la puerta, Alonso lo había rodeado por detrás y abría la otra puerta para sentarse a mi lado.

 

—¿Dónde vamos?

 

—A casa, vas a conocer a mi esposa.

 

Vaya, pensé, tenemos numerito doble; imaginé a una pareja de voyeurs, la típica mujer bisexual que disfruta exhibiéndose ante su marido y viéndole follar con otra. Sin problema.

 

Durante el trayecto, enlazó con la temática que manteníamos en el Penta: Degas y su difícil relación con los impresionistas, la afinidad con Manet, pasamos a Toulouse Lautrec… Le seguí, sólo era una excusa para avanzar porque, a todo esto, había posado como por descuido una mano sobre mi pierna; los impresionistas dejaban el terreno preparado para explorar ya que no encontró oposición cuando se hundió entre ambos muslos. No hizo falta más, unas suaves caricias de las que derriban murallas y encontró un terreno cálido y mullido, algo húmedo que sus dedos se encargaron de liberar del ligero tejido que a los dos nos estorbaba. Besaba bien, sin atropellos, no hace falta invadir si eres paciente, los labios terminan por ofrecerse abiertos, ya me entendéis. 

 

Después quiso verme desnuda, no lo dijo, lo intuí o es que yo lo presentía. Algo había en el ambiente, la situación, el olor de la tapicería, el rumor del motor, el chofer…

 

—No te preocupes por él.

 

—Ya sé, ni ve, ni oye, ni habla. —¿Por qué esa frase otra vez, por qué?

 

—Exacto.

 

Un impulso irracional me llevó a desprenderme de la blusa, solté el sujetador y lo puse a un lado, sobre el abrigo. Alonso se cebó en mis pechos con la templanza propia de un caballero lo cual me dejaba descuidada, libre para sentir cómo aumenta la dureza mis tetas cuando saben manejarlas. Adoro a los hombres que saben cuidar los pechos de una mujer, son una especie en vías de extinción. A ratos despertaba para espiar sin éxito el retrovisor. «Mírame, mírame».

 

…..

 

—Señor, estamos llegando. —dice una voz gutural. Abro los ojos y lo veo reflejado en el espejo.

 

—Gracias, Salvador.

 

Salvador. No encaja, suena como una nota disonante en un concierto. En cambio…

 

Armando…

 

Otra vez, ¿por qué Armando? ¿quién es?

 

No puedo pensar ahora en eso, tengo las tetas como rocas, Alonso arrecia en el ataque, tiene bien tomada la posición entre los pliegues de mi sexo y explora el terreno con la misma precisión que pone en dibujar con el ápice de la lengua el contorno del pezón más cercano. No ha dicho nada de los aros, apenas les ha dedicado la atención precisa; le acaricio el cabello, es un encanto de hombre. Esta noche promete.

 

Entramos en una explanada, a unos metros, una verja nos detiene. El portón se abre al acercarse el auto, aprovecho para colocar las bragas en su sitio, ponerme el sujetador y la blusa y arreglarme el pelo.

 

La hacienda, de principios del siglo veinte, se alza al fondo entre campos de olivos y el dulce aroma de los azahares. Su imponente fachada, de un blanco impoluto, está adornada con rejas de hierro forjado con intrincados diseños florales, un eco de la maestría artesanal de la época. Las ventanas, enmarcadas en piedra, se distribuyen simétricamente reflejando una elegancia sobria. La puerta principal, de madera maciza, está flanqueada por arcos. Amplios patios empedrados y el murmullo constante de las fuentes, ocultas tras sus muros, insinúan la serenidad que habita dentro. Es una construcción que, pese al paso del tiempo, conserva la gracia y la grandiosidad de su diseño original,

 

Los pasos resuenan en el silencio. Ha refrescado, Alonso me pone el abrigo por los hombros.

 

Al cruzar la maciza puerta de madera es como si me adentrara en un mundo donde el tiempo parece detenerse. Los altos techos dominan el amplio salón revelando una artesanía exquisita, la madrugada lo envuelve todo en una penumbra azulada sólo rota por la tenue luz de la luna llena que se filtra por las altas ventanas de cristales originales e ilumina suelos de barro cocido y azulejos con motivos geométricos y florales. Chimeneas ornamentadas y muebles antiguos de madera noble insinúan vidas pasadas. El murmullo de las fuentes, si bien no tan vibrante como debe de ser en verano, aún se percibe, un susurro constante que rompe la quietud absoluta, los techos artesonados parecen más oscuros, los suelos de barro cocido más fríos. El aire, antes perfumado con azahar y jazmín, conserva el fresco aroma de la tierra húmeda y la leña quemada en alguna chimenea. La opulencia de antaño se vuelve más sombría bajo el manto de la noche, una belleza que evoca el pasado con una serena melancolía en esta madrugada de febrero.

 

—Te has quedado muda.

 

—Estoy asombrada, esta casa es…

 

—Bienvenida.

 

—Os presento. Rosalía, la señora de la casa y dueña de mi corazón, Carmen es…

 

—Nuestra invitada. Encantada, Carmen, estaba deseando conocerte, Alonso me ha hablado de ti.

 

Rosalía, más joven, unos cuarenta, tal vez menos si el instinto no me falla, algo más baja que yo pero lo que le falta en estatura lo suple con arrojo, eso me gusta; sonríe de verdad, sin impostura, tiene unos ojos bonitos de un tono gris claro que parecen estar preguntando todo el tiempo, lleva el cabello corto, ensortijado, de un rubio ceniza que conjunta muy bien con los ojos, de pómulos altos y marcados y labios finos. Podría perder la cabeza por esta mujer si no fuera porque no es una amiga, no debo olvidarlo.

 

Sólo he podido fijarme en su rostro porque enseguida ha roto las distancias y nos hemos dado dos besos, esperaba otra cosa más protocolaria, qué tonta, no obstante algo me dice que no debo bajar la guardia.

 

—Ah, ¿sí? ¿y qué te ha contado? —pregunto.

 

—Todo cosas bonitas.

 

Me coge del brazo y atravesamos juntas el vestíbulo, es afable, sinceramente cordial. El salón principal de la hacienda se extiende con una amplitud señorial. Las paredes, encaladas con un blanco impoluto, son el lienzo perfecto para la verdadera pasión de los dueños: la pintura flamenca. No hay un sólo tramo de muro que no esté engalanado con obras que parecen susurrar historias de Brujas, Amberes o Gante. Desde el imponente retrato de un burgomaestre con su gola inmaculada atribuido a la escuela de Rubens, hasta la delicadeza de una escena de género al estilo de Jan Steen, donde un grupo de campesinos celebra en una taberna; cada cuadro es una ventana a otra latitud, a otro tiempo. Predominan los tonos profundos y ricos, los verdes esmeralda de los paisajes, los carmesíes intensos de las vestiduras y los azules noche que se funden en los fondos creando una atmósfera de serena gravedad.

 

Sobre la chimenea de mármol tallado, destaca un gran óleo de escuela holandesa: una naturaleza muerta con un jarrón de tulipanes exuberantes, una calavera y un reloj de arena, un melancólico memento mori que, sin embargo, irradia una belleza fascinante. Las molduras de madera oscura que enmarcan las obras resaltan el juego de luces y sombras tan característico de los maestros flamencos acentuando cada detalle, desde el brillo de una perla hasta la textura de un tejido.

 

El mobiliario, aunque elegante y de buena factura andaluza, se mantiene deliberadamente discreto para no robar protagonismo a la colección. Sofás de terciopelo verde botella y sillones orejeros de cuero gastado invitan a la contemplación, mientras que varias mesas auxiliares de caoba exhiben volúmenes encuadernados en piel sobre arte y geografía. Una pesada alfombra persa cubre gran parte del suelo de baldosas hidráulicas, sus intrincados diseños en tonos ocres y azules complementan la paleta de las pinturas. Incluso el aire del salón parece imbuido de esa atmósfera casi pictórica; una quietud reverente, sólo rota por el leve murmullo de la fuente en el patio adyacente. Es un espacio donde el tiempo parece detenerse, un refugio para la contemplación.

 

La entrada de dos hermosos ejemplares de pointer inglés me sacó de la fascinación que produce la contemplación de tanta belleza, se acercaron a su dueña con paso tranquilo y la olisquearon, Rosalía los saludó con cariño.

 

—Ah, ya habéis notado la visita, venid que os presento. ¿Te gustan los perros?

 

—Ha habido perros en casa desde que puedo recordar. Tuve un pointer como estos, igual, hígado y blanco, más manchado. ¡Hola! —saludé al más robusto sin llegar a tocarlo.

 

—Deja que te huelan, estos dos son muy cariñosos, pero algo ariscos con las visitas hasta que se familiarizan; si me ven contenta contigo, te adoptarán.

 

Rosalía me abrazó.

 

—¿Veis?, es mi amiga.

 

Me achuchaba de una forma que era algo más que una demostración de afecto de cara a los perros, si es lo que buscaba no pondría ningún impedimento, le eché el brazo por los hombros e hice que mi pecho se aplastase contra la clavícula, la mano que me sujetaba por la cintura se desplomó hacia el culo y allí quedó mientras los perros aprendían que yo era de fiar y me lamían la mano y la pierna. Alonso, desde la barra bar, nos miraba, nuestros ojos se cruzaron y de inmediato nos entendimos.

 

Me distrajo uno de los perros que trataba de subir hociqueando por debajo de la falda, Rosalía notó la tensión y lo detuvo.

 

—¡No, Deimos, no!

 

El can, obediente, se alejó; el otro, el más grande, lamía con ansia la mano de su dueña que le ofrecía girándola para darle acceso a la sensible zona de la muñeca; luego, le acarició la cabeza y con una orden seca lo hizo parar. Entretanto, su marido había preparado las copas, gin tonic para mí, combinado de ron ellos; tomamos asiento en un elegante diván de cuero y él lo hizo en un sillón frente a nosotras, los perros volvieron, Deimos parecía sentir curiosidad por mí, se sentó cerca y me observaba. El otro ocupó un lugar al lado de su ama.

 

—Qué estampa tan hermosa, dos bellas mujeres acompañadas por dos espléndidos machos. —exclamó Alonso y levantó la copa en señal de brindis, su mujer le imitó, yo les seguí—. Por el amor y el sexo sin límites.

 

—Porque se cumplan los deseos que nos han reunido aquí. —añadió ella.

 

Bebimos, Deimos apoyó la enorme cabeza en mis muslos, acabaría manchando de babas la falda; lo acaricié entre los ojos, nada podía hacer por evitarlo.

 

—Son muy juguetones, a algunas personas les impone su estampa, me alegra que a ti te gusten.

 

—Me crié rodeada de perros.

 

—¿Y… jugabas con ellos?

 

—Sí, claro… —respondí ignorando la doble intención que creí apreciar.

 

—Son unos excelentes compañeros, fieles, leales, brindan amor incondicional, nunca te van a encontrar fea o desmejorada, jamas te traicionan, darían la vida por ti. Es más de lo que la mayoría de los hombres son capaces de ofrecer a una mujer. ¿A que sí, Phobos, darías la vida por tu ama?

 

Phobos, el macho que estaba a su lado sentado sobre los cuartos traseros, levantó las orejas al sentirse interpelado y se incorporó a lamerle la cara, Rosalía lo recibió ofreciéndole la boca para emular un beso; no pude evitar un gesto de disgusto, nunca se lo he permitido a ninguno de mis perros por una simple cuestión de higiene. Me planteé seriamente evitar el contacto físico por mucho que me resultará atractiva.

 

—¿No dejas que tus perros te besen?

 

—Jamás. Discúlpame, pero me parece antihigiénico por muy aseados y vacunados que estén, es algo que no he podido aceptar nunca; me pueden chupar las manos o cualquier otra zona… las piernas o los brazos —maticé rápidamente porque creí ver un brillo malicioso en sus ojos—, pero en la cara nunca, y siempre, siempre me lavo a continuación. —añadí con toda intención.

 

—No te disculpes, aprecio la franqueza, cuanto antes nos conozcamos, mejor. Yo, en cambio, no tengo reparo en que mis niños me besen, por tooodas partes —recalcó con otros pequeños matices, una pausa, una sonrisa, un guiño…—. Los mantenemos sanos y cuidados hasta la obsesión, nuestro veterinario es casi de la familia, a cambio puedo disfrutar de toda la energía que son capaces de compartir con su ama.

 

Nueva mirada, nueva intención, ¿no estaría yendo demasiado lejos en mis suposiciones?

 

—No lo critico, en absoluto, pero comprenderás…

 

Me selló los labios con los dedos.

 

—Que antes de besarte, porque es lo que estoy deseando hacer, debo enguajarme la boca, lavarme las manos, los brazos y pasar tu inspección.

 

—No será necesario llegar a tanto. —sonreí algo tensa.

 

—Ven conmigo, vamos a ponernos cómodas.

 

Me cogió de la mano y subimos por una ancha escalinata, Alonso nos seguía, Phobos y Deimos nos adelantaron. Entramos en una alcoba decorada al estilo del resto de la casa. Sin mediar palabra comenzó a desnudarse, una sugerente mirada bastó para saber lo que quería de mí. Tenía un cuerpo menudo, cuidado, con un grado de voluptuosidad excitante sin ser excesivo, seguí sus pasos y quedamos las dos tan sólo con la lencería; la suya, de encaje negro, apenas cubría un pecho proporcionado a sus medidas, de haber sabido lo que depararía la noche habría escogido algo especial, aunque no parecía defraudada. La diferencia de altura no le causaba reparo, al contrario, a mi lado parecía una niña, eso sí, muy resuelta. Un gesto y una voz de mando detuvo a Deimos que amagaba con olfatearme el pubis. Ven, dijo y la acompañé al baño, tan amplio como mi dormitorio entero, allí se deshizo del sujetador y esperó a ver qué efecto causaba, no podía ser mejor, unos bonitos pechos mayores que los míos, firmes, redondos, con unos pezones claros de aureola rosada como una niña, sonreí encantada, deseaba besarlos.

 

Rosalía, graduó la temperatura de uno de los grifos del lavabo y se enguajó las zonas que Phobos había lamido: mejillas, boca, cuello, orejas… siguió con brazos y manos. Se aclaró los pechos «para evitar suspicacias», bromeó con malicia, para provocarme, diría yo. Mientras se secaba mirándome mirarla, declaró con fingida seriedad:

 

—Tienes mi palabra: no me ha besado en ninguna otra parte, puedes estar tranquila.

 

Me limité a esbozar una sonrisa, me estaba poniendo adrede en un aprieto.

 

En realidad, no estaba tranquila.

 

—Voy a usar el bidé. —dije con la esperanza de que me concediera un instante de intimidad.

 

—Ni se te ocurra. Quiero saborearte sin aditivos ni perfumes químicos.

 

—Pero…

 

—Habrás orinado, ¿y qué?, mejor para mí.

 

No podíamos ser más parecidas en gustos. Le daría lo que estaba buscando.

 

—Entonces, como vamos a seguir bebiendo tendré que volver a…

 

—Yo también.

 

Oriné sin pudor delante de ella, oriné siendo objeto de su deseo, oriné con las bragas en los tobillos, escuchando el chapoteo del chorro en la taza hasta que se extinguió, me limpié con un trozo de papel, nada más, si quería sabor lo tendría, me subí las bragas con la suficiente parsimonia para excitarla. No, para ponerla cachonda. Luego la miré con absoluto descaro mear bien abierta de piernas exhibiendo un potente caudal dorado mirándome mirarla.

 

—¿Se lo vas a decir?

 

No sé a qué vino hacer esa pregunta.

 

—¿Quieres que se lo cuente?

 

Me encogí de hombros, ella me acarició la cara.

 

—Son cosas de chicas.

 

Y me besó. Sí, la noche prometía.

 

A todo esto, Alonso esperaba en la alcoba con un criado vestido de uniforme, acababa de entrar porque aún sujetaba un carrito con diversas bandejas cubiertas con tapas plateadas, servilletas bordadas, copas y dos botellas de vino. Se había desnudado durante nuestra ausencia y se cubría con un batín corto.

 

—He pedido alguna cosa para picar, porque supongo que no querréis una cena formal. ¿Has visto, Sebastián, qué regalo tan hermoso le he traído a la señora? —le dijo al criado tomándome de la mano. Sebastián, un hombre mayor, de al menos sesenta años, me examinó como quien mira una pieza de arte mientras me hacía girar sobre mis pies.

 

—Hermosa, señor, tiene usted un gusto exquisito. Si me lo permite, es la mejor desde…

 

—Está bien así, Sebastián, puede retirarse.

 

Aquella escena me devolvió a la realidad, había perdido la noción de quién era y dónde estaba, no era una invitada sino una prostituta alquilada para satisfacer a una pareja hastiada de los placeres cotidianos. Me enfadé conmigo misma, parecía que en todo ese tiempo no había aprendido nada, Claudia me hizo pasar por lo mismo ofreciéndome cercanía para ponerme en mi sitio a continuación.

 

Alonso se quitó el batín y pude apreciarlo desnudo, le gustaba exhibirse y lo hizo mientras abría el vino, preparaba las bandejas y servía los platos; buena polla, vientre trabajado, nalgas algo caídas, bien depilado. Comimos y bebimos charlando de cosas intrascendentes y otras menos. Rosalía se había deshecho de las bragas, yo también, los aros la tenían enamorada, confesó, y durante los preparativos los había estudiado, preguntó las obviedades de rigor y aprovechó para acariciarme los pechos sin ningún reparo. Terminada la cena informal, volvimos a ponernos serios. Tenía un pequeño tatuaje en el pubis, una flor de lis y le devolví las simplezas típicas que me había preguntado sobre el dolor y esas cosas, lo hice sobre todo porque mi insistente mirada a una zona tan íntima la estaba poniendo nerviosa y quise levantar el pie del acelerador. Imposible, seguía interesada en el piercing y, de paso, endurecerme los pezones, yo correspondí repasando el tatuaje mientras me contaba el significado de la flor de lis, exploré más allá del perímetro del dibujo, rocé el vello y detuvo el discurso por culpa de un jadeo; cómo me gustaba aquella pequeña zorra viciosa, desde que la vi quitarse el sujetador deseaba probar esas tetas, tuve la audacia de acercar los labios, besarle los pezones y usar la lengua para sacarle los primeros gemidos antes de mordisquearlos. Nos habíamos sentado en una enorme chaisse longue, el perfume que la envolvía me tenía embriagada, su voz, rota por el deseo, era una melodía para mis oídos, sólo los perros tocando aquí y allá con su fría nariz ponían el punto discordante, ¿cómo decirle que los apartase sin romper un momento tan erótico? Alonso, atento a nuestro juego, percibió la tensión y detuvo a Deimos, peligrosamente cerca de mis nalgas.

 

—No estás cómoda.

 

—Lo siento, con ellos alrededor tocándome con el hocico por todas partes, me rompen el… como te diría…

 

—Te cortan el rollo. —dijo ella y prorrumpió en una risa juvenil.

 

—Algo así, no lo puedo evitar, estoy más pendiente de donde van a tocarme que de lo que hacemos.

 

—Es una lástima porque son parte de la familia, no vamos a excluirlos, te prometo que no harán nada que no desees, pero debes poner de tu parte, relájate, acepta que te husmeen, deberías estar acostumbrada, no hay nada de malo en que te olfateen, te toquen o te laman, ya conoces las órdenes que los detienen, úsalas, aprenderán lo que no te gusta.

 

—No estás obligada a nada —añadió ella—, lo que no vamos a hacer es ocultarnos.

 

¿Qué insinuó?, me encontraba en una situación comprometida; por una parte, su compañía me resultaba agradable, quizás podría acomodarme y actuar como decían. ¿Podría?, estoy acostumbrada a convivir con perros. Por otro lado, si lo que había insinuado se plasmaba en hechos, no seria capaz de presenciarlo y mucho menos participar. Phobos le lamía la muñeca, a Mario le encanta besarme ahí, justamente ahí, despierta terminaciones nerviosas que avanzan imparables por el brazo, el hombro y alcanzan el pecho. Pensé cómo sería sentir la potencia de la lengua de un perro. Levanté la mirada y tropecé con los ojos de Rosalía, me sentí descubierta. Apartó al animal y vino en mi busca, estaba perdida, la deseaba, me tomó entre sus brazos, me besó como sólo una mujer sabe hacerlo, atrapó uno de mis pechos con tanta dulzura que desfallecí, caímos en el amplio chaisse longue, sus labios tan tiernos sabían donde encontrar la fibra sensible, sus dedos buscaron el rincón más profundo con la sabiduría propia de una mujer, me dejé hacer, debería haber correspondido, no pude, estaba rendida, entregada, vencida y ofrecida. Reaccioné, mi cuerpo pedía más, recorrí el camino que lleva desde una boca jugosa a unos pechos hermosos, los mordisqueé, me sumergí en ellos como si fueran almohadones tibios, bajé por su cuerpo dejando un rastro de besos húmedos hasta llegar al bosque lleno de aromas, me acaricié el rostro en su suave tacto, aspiré profundamente y busqué la entrada al lugar deseado, cálido, mojado, embriagador, bebí hasta saciarme, recorrí cada rincón, exploré sendas y grutas, alcancé el pico agudo y lo escalé con la lengua provocando placeres insoportables, sentí la húmeda voracidad de uno de los pointer en la planta del pie y la dulce voz de mi amante pidiéndome calma y cedí, cedí a las mil sensaciones que me atropellaban, a la furia que no se saciaba, que no perdía ni un sólo rincón de mi pie, de la planta, el tobillo, el empeine, los dedos. ¡Oh, Dios, Dios!

 

Exploté, por ella o por él, exploté estirando los dedos dejando resquicios para que la lengua potente entrara donde nada ni nadie había logrado entrar.

 

…..

 

—No te aflijas, lo que ha pasado es natural. Si apartas la carga represiva de la moral…

 

—Discúlpame, prefiero no hablar de esto.

 

—Te equivocas ignorando lo que has sentido, lo sé por propia experiencia, lo estuve negando durante años hasta que lo afronté, tú deberías saberlo, eres psicóloga.

 

—¿Os lo ha contado Diego? ¿Qué más os ha contado de mí?

 

—No te alteres, queríamos saber lo que estábamos comprando a un precio tan elevado. Eres una universitaria de éxito, doctora en psicología, casada, bien situada económica y profesionalmente que no se dedica a esto por dinero, ¿voy bien?, a tu marido le gusta lo que haces y te da carta libre. No sé si me dejo algo.

 

—Os lleváis quince años, como nosotros.

 

—Trece.

 

—Tenéis una rica vida social.

 

—¿Cómo sabes…?

 

—Colaboras con un importante empresario de Madrid como prostituta de alto nivel para ayudarle a cerrar contratos. —añadió Alonso—. Haces algo más que acostarte con los socios de tu jefe, eres buena, eres eficaz… te has labrado un prestigio sin romper el anonimato.  Eres una profesional competente en todos los ámbitos.

 

—No debería haberlo contado.

 

—Los negocios son los negocios, vendió muy bien el producto, el precio era elevado y pusimos condiciones.

 

—¿Qué queréis?

 

—Nada —respondió él—, que te relajes, que lo pases bien. No eres como las demás, haces esto por placer.

 

—Por vicio, como nosotros.

 

—Es cierto —matizó él—, cobras por tu trabajo, faltaría más, y creo adivinar que te excita hacerlo, aunque no lo necesitas.

 

Esperaron una respuesta en vano, ¿qué podía decir?

 

—Queremos a alguien que sienta el sexo como nosotros, una mujer libre, sin prejuicios o que esté dispuesta a liberarse de los que le queden, dispuesta a explorar los límites y traspasarlos; ya lo has hecho, ejerces la prostitución, follas con mujeres, por lo que sabemos has probado las drogas y no le haces ascos.

 

—¿Cómo sabéis eso?

 

—Lo acabas de confirmar.

 

No, sabían algo más.

 

—Incluso has probado los placeres de iniciar a algún jovencito. —prorrumpió Rosalía con apasionada vehemencia.

 

—¡No!, ¿yo?… eso no es…

 

—Vamos, me vas a decir que no es una delicia despertar a la vida adulta a unos angelitos. En un sentido es como dar a luz; piénsalo, nos preñan unos muchachitos y los parimos convertidos en hombres.

 

—Un polvo no te convierte en hombre, querida —murmuró Alonso—, Carmen lo sabe mejor que nadie.

 

—Siempre tan pragmático. Un polvo te despierta de la inocencia, cariño, es el primer paso hacia la madurez. Déjanos seguir creyendo que hacemos una buena obra devorando la virginidad de esos nenes, ¿tengo razón, Carmen?

 

Maldije a Mario, lo maldije cien veces. Si había dudado de las razones que me movieron a tratarle como lo hice después de dejarme a los pies de los caballos ante Diego, acababa de confirmar que carece de escrúpulos a la hora de satisfacer sus deseos, aunque sea a costa de vender lo más íntimo y personal que conoce de mí. Dudaba de que en realidad lo hubiera entendido entonces, cuando se lo confié recién llegados de la casa rural de su amigo Fidel; ¿qué le había transmitido a una mente tan retorcida como la de Diego para que éste, a su vez, le vendiera semejante historia a una pareja de sofisticados pervertidos?

 

Maldito idiota, nunca tendrá suficiente.

 

—Dime que no estás disfrutando esta noche como pocas veces en tu vida. —continuó Alonso, ajeno al efecto que me había causado el descubrimiento de una nueva traición.

 

—No me habéis dicho todavía qué queréis.

 

—Cuéntame qué has sentido cuando Deimos te estaba lamiendo.

 

Rechazo.

 

Al mismo tiempo…

 

Eran tantas sensaciones, tantas ideas, tantos miedos…. No quería hablar de eso.

 

—Tómate tu tiempo, ¿más vino? ¿Coca, marihuana?

 

—De todo un poco.

 

—¡¿En serio?! —exclamó con fingida sorpresa.

 

—¡No! —reí, a pesar de todo estaba cómoda— Coca y marihuana lo acepto, y otra copa de vino, por favor.

 

Qué había sentido, todo se mezclaba, lo que vi y lo que intuí: la mano vencida, entregada a la lengua ávida de Phobos incansable repasando los dedos lacios, la palma, la muñeca, arrancando sensaciones que la hacían tensarse sobre el diván; lo sabía, lo podía saber, mi perra me lo había hecho algunas veces aunque mi percepción era bien distinta a la que Rosalía mostraba en su rostro transfigurado; para mí sólo eran cosquillas, una muestra de cariño de mi mascota; para ella… El movimiento de su brazo cedía terreno y era bien entendido por el perro que iniciaba un recorrido por el brazo hasta llegar a la axila plena de humores, olores y sabores; el giro de cuello para abrirle camino era un gesto de entrega a la lengua larga y gruesa cruzando la mejilla, alcanzando la boca entreabierta. Signos de una hembra entregada.

 

¡Cómo puedo pensar esto! Será la coca.

 

Mis pies. No he sentido lo mismo que siento cuando Mario me los lame, esto ha sido cien veces más fuerte, mil veces, no hay medida. La lengua de Deimos es gruesa, larga, rugosa, potente, consigue separar los dedos con facilidad, los llena de baba, recorre la planta haciéndome temblar, regresa incansable, dispara terminaciones nerviosas cuya existencia desconocía. Ascendió por los tobillos, las piernas, disparó corrientes eléctricas hasta lo más profundo de mi cuerpo, lo sentí subirse a la cama, lo temí y a la vez lo deseé. ¿Cómo pude desear tal aberración? Fue un instante, lo juro. Llegaron los primeros lengüetazos más allá de las rodillas, tuve miedo y grité «¡No!» sin poder contenerme. No a lo desconocido, no a lo que pudiera pasar después. Alonso lo detuvo y pude volver a dedicarme a ella.

 

Así lo he contado temblando por dentro, no sé si por fuera. Alonso me ha escuchado con la enorme cabeza de Phobos sobre el regazo, acariciándolo cada vez que ha lanzado su larga lengua rosada hacia la verga que descansa en el muslo, a su alcance.

 

Lo he visto.

 

Debería sentir asco.

 

 

Revelación

 

«Las bestias en la noche son más bellas que las criaturas diurnas.

The Company of Wolves. Angela Carter 1979»

 

 

Rosalía reposa a mi lado con Deimos tumbado entre las piernas; espera una orden, está bien entrenado, como su hermano; la mira y cuando se ve atendido mueve la cola y lame allá donde alcanza, la pantorrilla. Si el olor a sexo es perceptible para mí, qué será para estos dos machos en pleno vigor. ¿O soy yo la que huele a ella y no distingo lo que llega de fuera del olor que impregna mi rostro? («Hueles a coño», con estas palabras me recibió una vez Mario tras darme un beso en la puerta de casa. Venía de estar con Malena, la camarera del Antlayer)

 

—Me inició mi tía, yo era como tú, una jovencita con ganas de experimentar, siempre he tenidos perros en casa, pero jamás se me ocurrió algo así. Hasta que unas vacaciones que pasé con mi tía Clara la sorprendí, yo tenía quince, ella treinta y dos, divorciada y viviendo la vida intensamente; el garbanzo negro de la familia, según mis padres. La encontré en su habitación con el labrador entre las piernas y ella en pleno orgasmo. Yo tenía que estar en las fiestas, pero me mareé con tanto alcohol, vomité y me llevaron a la puerta de casa. No se asustó, me miró como si estuviera fumada, yo estaba paralizada en la puerta viéndola desnuda, toda sudada; el perro, oculto por el muslo, moviéndose sin parar. Lo consiguió bajar de la cama, era muy dócil, me sorprendió el enorme aparato que le colgaba entre las patas, tan rojo. Nos sentamos y hablamos largo y tendido, teníamos mucha confianza, yo no podía verla como una degenerada y guardé su secreto. A partir de aquel día no pude quitarme de la cabeza la expresión de éxtasis de mi tía mientras Tico le daba un placer envidiable, porque eso es lo que sentía, envidia, temor y envidia. Decidí probar, pero me daba miedo y acudí a ella, en lugar de quitarme la idea me ayudó, lo hicimos con su perro, así no maleábamos al mío, «por si no quieres repetir, que no ande persiguiéndote», me dijo. Fue como entrar en otro mundo, un mundo secreto que durante muchos años sólo compartí con ella porque no es algo que puedas contarle a cualquiera.

 

—A mí, tardó en contármelo dos años, después me convirtió en un adicto.

 

—Mi tía Clara me enseñó todo lo que sé, porque ser montada por un perro la primera vez, sin ayuda, habría sido complicado.

 

La escena estalló como un fogonazo en mi cabeza. Me incorporé, un gesto de huída que pude controlar.

 

—Todo esto me supera.

 

—Ahora estarás pensando en enfermedades, en parásitos y lo más probable es que te arrepientas de haber mantenido relaciones conmigo. Y de tenerlas con mi marido, ni hablar.

 

—Compréndelo, no dudo de que guardéis un cuidado extremo…

 

Deimos parecía entender mi zozobra, se echó a un lado y comenzó a lamerme el muslo. De los dos era el que, desde el principio, había mostrado preferencia por mí; tenía una mirada tierna, le acaricié la cabezota.  Los recuerdos se agolparon, mi perra trágicamente muerta, algo de lo que no me había recuperado aún. Se sentó y me lamió el costado, sería la coca, me invadió un sentimiento de ternura, le palmeé el lomo, tan suave, apoyó la cabeza sobre mis piernas y expulsó el aire por la nariz como un profundo suspiro.

 

—Si lo deseas puedes irte, también puedes pasar la noche en una habitación para ti sola, no tiene por qué enterarse Diego.

 

—Sería una descortesía por mi parte, imagino que los perros están sanos, sobre todo por la relación… íntima que mantenéis. Sigamos, lo único que no quiero es tener contacto con ellos más de lo que ha habido, por favor.

 

—Si no te importa que nosotros lo tengamos…

 

Lo pensé, no estaba segura de estar preparada para verlos interactuar con aquellos soberbios ejemplares. Observé a Phobos, se había tumbado entre las piernas de Rosalía mirándola como los perros miran a sus dueños, ella le acariciaba la frente, el can meneaba la cola, a veces le lamía el muslo a un paso de alcanzar su zona más íntima.

 

Sería la coca, no encuentro otra explicación, la escena me pareció hermosa.

 

—No, en absoluto.

 

Separó las piernas, fue suficiente señal.


 

Knotted on heaven’s door

 

No fue tan desagradable, era cuestión de mentalizarse; «Se debe observar sin implicación, tomando una objetiva distancia». No fue posible, había sentido la potencia de la lengua de Deimos en mis pies, ver a Phobos martirizar a Rosalía y a esta sacudida por descargas eléctricas cada vez que la inmensa lengua entraba doblada en la vulva fue hipnótico, pude imaginar lo que le sucedía, no quería pensarlo, de verdad, no quería, pero su rostro era un canto al placer más profundo, más envidiable que una mujer pueda desear. Estalló en un orgasmo nunca visto hasta entonces sin que el bruto cediese en la tortura; ella fue, con la ayuda de su marido, quien lo apartó para poder ofrecerle la grupa y a la vez buscarme; ni lo pensé, me acerqué bien abierta para ponérselo facil.

 

Ver a Deimos en acción en la verga de Alonso mientras Rosalía me comía el coño fue apoteósico, me liberé de prejuicios, de reglas y normas, un animal le lamía la polla a otro macho con auténtica pasión, él me miraba, yo lo miraba, él se la meneaba despacio demorándole el premio y me miraba; detuvo la masturbación, la sujetó por la base para mantenerla firme, se la ofreció y el can se lanzó a lamer con avidez toda la longitud envolviéndola en su ancha lengua, Alonso aguantaba los potentes envites, la mantenía erecta como un mástil en mitad de una galerna, me miraba y yo lo miraba extasiada, abierta de piernas, porque su esposa me lamía el clítoris al mismo tiempo que el otro macho trataba infructuosamente de montarla, renunciaba, me rondaba, competía morro a morro con su ama por el botín y yo me apresuraba a ahuyentarlo; él, frustrado, volvía a subirse a la grupa y lo intentaba de nuevo. La escena se repitió hasta que Alonso terminó a borbotones en las fauces del can y acudió a ayudarle a montar a la hembra. Rosalía gimió como sólo haces cuando por fin te han dado lo que necesitas. Ahí la tenía, dedicada a mi clítoris con un perro sobre la espalda que también me miraba culeando como un desesperado. No, Phobos, no seré la siguiente.

 

Sería la coca, si no, no me lo explico.

 

Rosalía agonizaba anudada al can, yo no podía apartar los ojos de ella, de su tormento, de la bestia subida a la espalda. Rosalía descansaba la frente en mi regazo aguantando el peso del animal, yo sentía su aliento en la vulva, el jadeo agitado de Phobos. Rosalía, anudada a las puertas del cielo, temblaba, reposaba con la mirada ebria y volvía temblar, ¿qué le hacía por dentro? ¿qué sería tan fuerte para hacerla estremecer de tal forma? Me deslicé apoyada en talones y codos y los dejé solos, no podía seguir siendo partícipe, no estaba bien. Me arropé con un albornoz, cogí el tabaco y salí al porche, necesitaba aire puro, frío en el rostro, silencio. Deimos me había seguido, recorría los alrededores, marcaba un arbusto y volvía a mi lado; buen perro, murmuré, le acaricié la cabeza; Menudo festín te has dado, ¿eh?, le di unas palmadas en el lomo, me chupó los dedos, sabían a su ama. Deimos se sacudió como lo hacía mi perra cuando la lluvia arreciaba. Cuántos recuerdos regresaron del pasado, cuánta nostalgia, cuánto dolor. Lo percibía porque se sentó y ya no se movió de mi lado.

 

—¿Puedo acompañarte?

 

—No te he oído llegar.

 

Le ofrecí el paquete, sacó un cigarrillo y lo encendió con la colilla del mío.

 

—¿Cómo estás?

 

—Desconcertada, confundida, un poco asustada. Es pronto para responder.

 

—Rosalía necesita un rato para recuperarse. Ven, mírala.

 

—No, déjala tranquila.

 

—Ven, hazme caso.

 

Ascendimos por una estrecha escalera de piedra adosada al muro lateral, recorrimos la galería y nos asomamos a un ventanal, los gruesos vidrios daban una estampa deforme e irregular de la escena, tenia algo de impresionante por lo primitivo: la mujer desnuda abrazada a la bestia, ambos tumbados de cara a la chimenea; ella, detrás del robusto macho, parecía tan pequeña… La mano se hundía en el pelaje, la pierna flexionada descansaba sobre el cuarto trasero del animal. Resaltaba el contraste de la pálida desnudez sobre el oscuro pelaje, la fragilidad frente a la fuerza, las dos distintas bellezas.

 

—A que es hermoso.

 

—¿Siempre es así?

 

—¿A qué te refieres?

 

—Cuando… lo hacen…

 

—¿Quieres decir cuando la monta?

 

—Sí, cuando la monta, ¿siempre es así? ¿se quedan solos? ¿juntos?

 

—Siempre. ¿Necesitas compañía después de hacer el amor o prefieres quedarte a solas con tu pareja?

 

—No es lo mismo.

 

—Phobos es muy posesivo, cuando está con su hembra marca territorio; no es agresivo, descuida, pero no le gusta que nadie ronde cerca.

 

—¿Ni siquiera tú?

 

—Tiene muy clara la jerarquía, pero si la hembra de nuestra pequeña manada le busca, el instinto prevalece. Después, el orden vuelve a la normalidad, yo soy el jefe de la manada indiscutible, no hay competencia.

 

—Y tú, ¿cómo lo vives?

 

—Ya has visto, disfruto, me causa un profundo placer, la relación me ha hecho entenderlos mejor; pero es ella quien lo vive intensamente.

 

Phobos se removió hasta quedar patas arriba, Rosalía le acariciaba; desde nuestra posición no podíamos ver dónde, el pecho, tal vez más abajo; se arrodilló y al hacerlo expulsó un abundante chorro cremoso y blanquecino. Es lo que me faltaba por ver. Alonso debió de notar mi desconcierto.

 

—Los perros producen una gran cantidad de esperma mientras están anudados, ¿lo sabías?, es otra de las cosas que le vuelven loca.

 

No respondí, la observé atónita hurgarse entre las piernas, retirar el colgajo que aún pendía de la vulva y lo que fluyó detrás, después se restregó la mano por la nalga. No pude evitar un gesto de repugnancia.

 

—No sabe que estamos aquí —la justificó—, si lo supiera, habría guardado las formas,

 

Enarqué las cejas, se había morreado con Phobos delante de mí, le ofreció la grupa para que la montara, le había hecho una… ¡paja a un perro, por Dios! y ahora se vaciaba el semen de las entrañas con los dedos, ¿qué formas quedaban por guardar?

 

Me agarró del brazo con brusquedad.

 

—A cuántos te has follado desde que estás en Sevilla, ¿eh? No te atrevas a censurarla tú, precisamente tú, una auténtica experta en mantener las apariencias delante de todos, de tus padres, tu hermana, tus cuñados, tu suegro, ¿sigo? Imagínate qué pensarían en la clínica si se enterasen de lo que andas haciendo.

 

Miré la mano que me había zarandeado y la apartó. Había hecho sentir el peso de una velada amenaza, sabían demasiado de mí y de mi entorno, maldije el momento en el que permití a Diego violar mi intimidad.

 

«—Eres un misterio, ¿quién eres?

 

—¿Qué más da? Dentro de unos días ya no estaré y no volverás a verme.

 

Me suelta bruscamente y se encamina hacia donde he dejado el bolso. —¡No tienes derecho! Me aparta, al segundo intento para quitárselo por poco me voy al suelo, hago una nueva tentativa, me sujeta por la nuca y vuelve a besarme como lo hizo antes, vencida hacia atrás, sujeta por una sola mano que le basta para dominarme. Dejo de luchar y me rindo, le rodeo el cuello y lo olvido todo, que estoy semidesnuda, que pretende desvelar mi identidad, que mi bolso ha caído al suelo, y me aprieta un pecho hasta hacerme gemir. Cuando sabe que estoy domada me aparta, escucho mi jadeo, recoge el bolso y no hago nada, lo abre y no hago nada, busca dentro, da con mi cartera y sigo sin hacer nada.

 

—Carmen Rojas Bauer, ya decía yo que no eras como Candela. Mira, mira, donde vives, conozco esa zona, ¿sabes que viví en Madrid unos cuantos años? Eso es Somosaguas.

 

—No es Somosaguas.

 

—Como si lo fuera; a ver qué tenemos aquí…

 

Sigue registrando mi cartera y no hago nada por impedirlo. Está violando mi intimidad.

 

—Doctora Carmen Rojas —me mira con respeto—, Directora de relaciones institucionales. ¿Qué hace una psicóloga trabajando de puta? ¿Tienes una vida secreta que alimentar en tus viajes?

 

Se guarda la tarjeta en el bolsillo de la camisa. Tiemblo, pero no puedo negar lo que siento: estoy entregada.

 

—A éste lo conozco —dice mostrándome una foto de Mario y mía—, viene mucho por aquí. Ahora lo entiendo, has venido a enterarte de lo que hace tu marido con Candela y al final os habéis hecho amigas, ¿es eso?

 

—No lo entenderías.

 

Lo he intrigado, mete todo de cualquier manera en el bolso y lo deja en una silla, me sujeta la cara con las dos manos y me besa con tanta pasión que anula mi sentido.

 

—Me lo vas a contar.» (1)

 

Alonso se disculpó avergonzado y volvió a ser el hombre educado de antes.

 

—Es muy facil perderle el respeto a una persona con un detalle insignificante, tú lo sabes; un gesto dice más que cien palabras.

 

—Sabes demasiado de mi vida, Diego no necesitaba darte tanta información.

 

—No lo culpes a él, antes de entablar cualquier relación procuro estar bien informado, con lo que nos contó tuve datos suficientes para completar mi propia investigación.

 

—¿Has estado vigilándome?

 

—Recabando datos. Tu entorno: familia, trabajo, círculo profesional y personal, nivel económico… Además, necesitaba asegurarme si en las relaciones íntimas eras tal y como contaba.

 

—¿Qué estás diciendo?

 

—No te diré quién ni cuándo, pero te has acostado con alguien encargado de comprobar…

 

—La mercancía.

 

—No, por favor, no seas vulgar. El informe no pudo ser más positivo. Educada, con clase, excelente en la cama, imaginativa, insaciable…

 

Insaciable, la palabra maldita. No respondí, Rosalía buceaba entre las ancas del animal, sentí una especie de escalofrío al pensar lo que estaba haciendo, me quedé absorta viéndola enterrada entre los cuartos traseros que brincaban movidos por un temblor incontrolable; de la vulva le colgaba un hilillo preludio de algo más copioso. Vámonos, le dije cuando no pude soportarlo. Nos apartamos del ventanal, encendimos un cigarrillo y lo compartimos.

 

La luna llena bañaba la balaustrada. El aire de una madrugada insólitamente cálida apenas se movía. Debajo, la vegetación exuberante, con sus imponentes robles proyectando sombras alargadas, jugaba con la brisa suave. Un grillo solitario chirriaba en la distancia, eco de la vida que dormía a su alrededor. No había rastro del ruido de la ciudad, sólo el susurro de las hojas y el latido, casi imperceptible, de mi propio corazón.

 

La brisa levantó un mechón y lo depositó suavemente sobre mi mejilla. Alonso estiró la mano, casi por inercia, y lo apartó, sus dedos me rozaron, la electricidad del contacto fue instantánea, una corriente silenciosa que diluyó la tensión. Deshizo el nudo del albornoz, las manos frías me hicieron tiritar, las retiró de mis pechos y las condujo a la espalda, me atrajo y nos besamos. Deimos, celoso, trató de separarnos con el morro, no me importó, nada en el mundo habría logrado apartarme de sus labios. Tenía una forma peculiar de acariciarme el culo, como si fuera una frágil bola de cristal en la que adivinar el porvenir; podría dejarle hacer eso durante horas mientras siguiera besándome así, así…

—¿Más tranquila?

 

—Detesto que me manipulen y menos que hurguen en mi vida privada.

 

—Se nota que nunca has optado a un puesto de alta dirección.

 

Estuve por preguntarle si a los candidatos les hacían pasar una prueba de rendimiento sexual. No habría entendido mi peculiar sentido del humor. Nos quedamos en silencio apurando el pitillo, la noche era agradable, su compañía también. Deimos olfateaba por los rincones dejando su olor en cada uno.

 

—¿Y él?

 

—Él…, se somete a la jerarquía, son hermanos pero el orden prevalece; se desahoga conmigo, a veces llevo a Phobos al campo para que ella se ocupe. ¿Te puedo hacer una pregunta… íntima?

 

—Adelante.

 

—¿Hace mucho que has tenido el periodo? Diría que estás cerca de tenerlo.

 

—¿Importa?

 

—Deimos ha mostrado interés por ti desde que llegaste, lo habrás notado; aparte de la natural curiosidad, es una conducta propia de los machos cuando perciben a una hembra en celo. Tú lo estás.

 

—Lista para procrear. —ironicé.

 

—En términos puramente biológicos, sí.

 

No sé por qué, me excitaba.

 

—¿Aunque no sea de su especie?

 

—No soy un experto, sólo aplico lo que he observado; el comportamiento que tienen con Rosalía y con las visitas femeninas parece mostrar una correlación con el periodo fértil de las hembras humanas. Ya digo, es una teoría poco documentada.

 

—Como mínimo, resulta curiosa. —respondí procurando disimular el efecto devastador que me había causado ser catalogada como hembra humana fértil.

 

—Te habrás dado cuenta cómo te olisquea.

 

—Será porque estoy desnuda, las feromonas son similares… qué sé yo.

 

—Puede ser, ¿no te afecta?

 

—¿En qué sentido?

 

—El interés que le despiertas, ¿no te afecta?

 

—En absoluto, a vosotros es evidente que sí, no es mi caso.

 

—Eres psicóloga, estás acostumbrada a plantear hipótesis y ponerlas a prueba, ¿serías capaz de poner a prueba la que yo te proponga?

 

—Según de qué se trate.

 

—Se trata de usar el método científico al que sin duda estás habituada: observación, planteamiento del problema, hipótesis…

 

—A dónde quieres ir a parar.

 

—Me gustaría que pusieras a prueba lo que acabas de decir, en otras palabras, que sometas a falsación tu idea de que no te afecta el interés sexual que, como hembra en celo, le provocas a Deimos.

 

—No hace falta, lo sé y me basta.

 

—De acuerdo, es una postura muy poco científica, pero lo acepto.

 

— Por cierto, en unos días me viene la regla. ¿Con este dato tienes suficiente para confirmar tu teoría?

 

Me volví para mirar a Rosalía, seguía oculta entre las ancas de Phobos que parecía estar en otro mundo, las patas delanteras recogidas, la cabeza estirada hacia atrás… Me costaba pensar en ella como una degenerada, una enferma, una depravada. No todo había sido sexo entre nosotras, debatimos sobre arte y literatura, estaba al tanto de los últimos avances de la ciencia, le interesaba la política, aunque discrepáramos se mostraba respetuosa. Me era difícil verla como…

 

Como me verían mis allegados si descubrieran la vida que llevo. A mi cabeza vinieron las palabras de Jekyll, angustiado por una tormentosa contradicción y resignado a aceptarla:

 

«Aprendí a reconocer la completa y primitiva dualidad del hombre: Me di cuenta de que de las dos naturalezas que luchaban en el campo de batalla de mi conciencia, aún cuando podía decirse con razón que yo era cualquiera de las dos, ello se debía a que era radicalmente ambas» (2)

Alonso interrumpió el conflicto que me hostigaba.

 

—Míralos, se quieren.

 

—¡Cómo puedes decir eso! Es sólo sexo, es instinto y deseo.

 

—¿No es esa la base sobre la que se construye el amor? Ellos han regresado a la esencia de lo primitivo, a lo ancestral. No dudes de que se quieren.

 

—No hay nada racional en esa relación, tu mujer se sitúa al nivel de…

 

—Vamos dentro. —dijo al ver que Rosalía se incorporaba y Phobos saltaba al suelo.

 

Pasé en el cuarto de baño más de lo necesario, me hacía falta un espacio en soledad y el tiempo que dediqué al aseo fue el suficiente para pensar, para ver reflejada la duda, la angustia, el temor, la vergüenza. Salí con la determinación de mantenerme firme en mi posición, era un lance desigual en un terreno desconocido, aun así me sentía capaz de afrontarlo.

 

Me esperaban en el salón; los dos grandes machos salieron a mi encuentro con paso armonioso, qué belleza, qué fuerza. Entré flanqueada por ellos, la mirada del matrimonio me dio una idea de la imagen que debía de estar ofreciendo; erguida, con la cabeza bien alta y el pelo suelto, avanzaba desnuda acompañada por los dos bellos ejemplares. Ojalá pudiera verme.

 

 

Soledad

 

—Elena, soy Mario …. Estoy en Sevilla, ya sé que es muy tarde y tú tendrás tus planes. Me gustaría verte. Necesito verte.

 

No he debido llamar.

 

—Claro, lo entiendo, no te preocupes …. Mañana, en el último tren …. Imposible, ojalá pudiera quedarme, tengo compromisos inaplazables …. No importa, voy a volver pronto, te avisaré con tiempo. ¿Todo bien? …. Me alegro …. Yo también, un beso.

 

 

Día 4 (viernes)

 

A las dos dimos por terminada la velada, decliné la invitación de pasar la noche, tuve miedo yo, la mujer que no se arredra ante nada. Phobos y Deimos habían desaparecido, estarían durmiendo. Tomamos un último café mientras ella se daba una ducha. Tenía tantas cosas por procesar que me quedé en silencio sin advertir que el tiempo corría. Sobre el sofá seguían las fotos que, en un arrebato de inusitada confianza, me habían mostrado a saber con qué oscura intención, en ellas aparece Rosalía desnuda, sentada en el suelo entre los dos perros o bien con uno u otro; en otra se la ve a gatas emparejada con Phobos, ambos miran a cámara; a su lado, el animal parece enorme. Los tres llevan el mismo collar tachonado en acero ciñéndoles el cuello, las placas identifican a cada ejemplar: Phobos, Ros, Deimos. «Déjala, no la agobies», le apremió para frenar la insistencia de su esposo empeñado en saber qué me parecían, a ella le bastó penetrarme con la mirada. No encontré palabras para definir lo que sentía. Estupor, bochorno, culpa también, porque tal vez fui yo quien había llevado las cosas demasiado lejos.

 

Era hora de salir de allí, cuanto antes.

 

Habíamos follado delante de su mujer, antes de eso se la lamí arrodillada en el suelo emulando al detalle el insólito espectáculo que protagonizó junto a Deimos. Alonso mandaba con la verga sujeta por la base sin dejar que mis manos intervinieran; para mí fue un juego, forma parte de mi trabajo dar vida a las fantasías del cliente, para eso me pagan; ellos lo calificaron de atrevida performance. Palabras para endulzar otra vuelta de tuerca a un indecente desvarío. Me presté a ello porque no vi nada malo en formar parte de una representación de la que no iba a salir más sucia de lo que ya estaba o podría estarlo si no tuviera los límites tan definidos. Alimenté la fantasía de su desviación a lengüetazos con un brío calcado del que había visto en Deimos, lo plagié sin pudor ni vergüenza escuchando chapotear el gozo de Rosalía ahí donde había bebido poco antes, lamí con la urgencia del instinto oyéndola alabar el buen hacer de la perra.

 

Perra. Me lo han llamado muchas veces, pero nunca antes en sentido literal, me preocupó sobre todo no saber interpretar mis sentimientos. «No te alteres, Carmen, sólo es un juego», alegué en mi defensa.

 

A lo que vamos: La escena era dantesca: A un lado Phobos, sentado sobre los cuartos traseros, daba escolta a su ama; enfrente estaba yo, postrada en el suelo sobre pies y manos; lamía con ahínco la estupenda polla que se me ofrecía, la lamía sacando la lengua más de lo hubiera creído posible, torciendo el cuello a uno y otro lado para alcanzar mejor la superficie brillante del tronco y, por qué no decirlo, para imitar mejor la conducta de un perro; Deimos vagaba inquieto, tanto como lo estaba yo por su cercanía ya que mi postura, con el culo alzado, podía ser interpretada por el animal como un reclamo. Se detuvo a un palmo de mi cara observándome con curiosidad, su cercanía me intimidaba.

 

—Está aprendiendo cuál es tu lugar en la manada.  —dijo con un pretendido tono tranquilizador.

 

«Es un juego, Carmen, no le des importancia», me dije a mí misma. Cambió de mano para sujetarlo del collar, agradecí el detalle y seguí lamiendo como le había visto hacer, a lengüetazos rápidos y vigorosos. Alonso dominaba la escena; sentado en el sillón con las piernas abiertas de esa forma tan hombruna, sostenía la verga como un cetro al que yo rendía culto y sujetaba del collar al fiel perro que miraba celoso a la perra intrusa. Tenía el porte de un auriga dominando a las bestias de su carro de guerra. Eyaculó en mi cara de pronto sin ninguna señal previa, no paré de lamer la polla hasta dar con el último resto, sólo entonces me permitió usar las manos para recoger el semen y llevarlo a la boca porque, a diferencia de un can, mi lengua no alcanza a rebañarme la cara. Después, sin dar tregua, me folló montado en mi grupa afirmado en los pies y en las manos calcando la imagen que guardaba en mi mente de Phobos sobre Rosalía; para ser un cincuentón que acababa de correrse en mi rostro respondió muy bien al esfuerzo; no hay mejor viagra que una fantasía hecha realidad. Fue el penúltimo acto de una representación perfectamente estudiada en la que yo no había sido la primera, pero sí la mejor intérprete de todas las que habían optado al papel, según confesaron quienes eran al mismo tiempo autores, directores y primeras figuras. Si aceptaba, podían dar por completado el reparto de la obra.

 

—Queremos volver a verte.

 

—Os habrá contado Diego mi situación, vivo en Madrid, ocasionalmente vengo a Sevilla, le aviso con antelación y es cuando puede concertar citas.

 

—No me has entendido, queremos mantener el contacto contigo fuera del círculo de Diego, tú no eres como las demás.

 

—Pero…

 

—¿Acaso te puso en antecedentes sobre nuestros gustos… especiales? No, ¿verdad?

 

—No.

 

—Lo suponía. Debería habértelo advertido, podría haber sido un desastre, menos mal que eres…

 

—¿Una profesional? Por supuesto, aunque no soporto las mentiras, si hubiera tenido la más mínima sospecha de que lo habíais amañado con Diego para intentar coaccionarme, me habría marchado.

 

—Hemos establecido una sintonía especial fuera de la relación propia de estos casos—dijo Rosalía recién llegada envuelta en una bata—, nos gustaría profundizar esta relación.

 

—No acabo de entender.

 

—Nos hemos conocido en una situación concreta, no tiene por qué condicionarnos, salvo que tú lo prefieras.

 

—Sigo sin entenderte.

 

—Sexo comprado, prostitución. Te estamos proponiendo otro tipo de relación, o la misma si te motiva, tú decides cuándo y cómo, cuándo estás disponible para ser nuestra invitada de acuerdo a tus obligaciones y cómo, en calidad de prostituta o amiga, según te apetezca en cada ocasión.

 

—Piénsatelo —tomó el turno su marido—, hemos disfrutado de una velada muy gratificante, al menos lo ha sido para nosotros.

 

—Para mí también lo ha sido.

 

—Entonces, ¿qué decides?

 

—No voy a negar que me he sentido muy cómoda en vuestra compañía, en todos los sentidos, por otra parte quiero ser sincera, la relación que mantenéis con los pointer me resulta difícil de aceptar, a pesar de lo que haya podido parecer.

 

—No te pedimos que la compartas, ni siquiera que la aceptes, nos basta con que no te escandalice y seas capaz de convivir con los cuatro, pareces abierta a admitir que una pareja como nosotros mantengamos una relación sana de amor con nuestros compañeros caninos, no te hemos visto… como lo diría…

 

—Asqueada. —intervino ella—, no te has ruborizado, tampoco te has puesto tensa ni has apartado la mirada cuando has visto como me montaba, al contrario, creo que has mostrado interés.

 

—Curiosidad. —maticé. Rosalía sonrió con malicia y me golpeó en el hombro.

 

—Ya me ha contado lo atenta que estabas mientras le hacía la felación a Phobos, de haberlo sabido me habría orientado de cara a la cristalera.

 

—Para nosotros es suficiente —continuó Alonso—, has entendido que no queremos obligarte a hacer nada que no desees, tampoco entra dentro de nuestros planes tratar de convencerte de lo hermoso que es disfrutar plenamente del amor incondicional de un perro.

 

—Ni pretendo tentarte hablándote sobre la maravilla de su potencia. —volvió a intervenir Rosalía cogiéndose de mi brazo. Antes de conseguir expulsarla de mi cabeza, la recordé en una de las fotos; parecía feliz sentada en el suelo abrazada a Phobos como se abrazan las parejas, con el collar de cuero repleto de tachuelas metálicas y la placa con su nombre: Ros.

 

—Sólo queremos contar con una mujer hermosa, abierta de mente, que comparta el placer del sexo con nosotros y disfrute, como lo has hecho tú, del espectáculo que le ofrece una relación íntima entre unos bellos animales y una mujer y un hombre unidos todos por el deseo y el amor.

 

—Lo pensaré, dadme tiempo.

 

Alonso me ofreció una tarjeta.

 

—Este es nuestro teléfono privado, queda en tu terreno tomar la decisión.

 

El mismo auto que me había traído esperaba en la puerta, nos despedimos con un efusivo beso en la boca. Debo reconocer que me costó superar un conato de repulsión a la hora de besar esos labios que habían estado en contacto con Phobos de un modo tan íntimo. Le di al chofer la dirección de Candela, tendría que avisarla, consulté el reloj, las dos y media de la madrugada, a estas horas estaría dormida o quizás todavía estuviera en el Penta. No sabía qué hacer.

 

—¿Cómo te ha ido?

 

—Bien. Oye, ¿está Candela ahí todavía?

 

—No, se marchó hace una hora.

 

—Vale, entonces la llamo, gracias.

 

—Vente para acá, me vas a decir que tienes ganas de irte a dormir. Estamos a punto de cerrar, tenemos una pequeña fiesta montada, ¿te animas?

 

La idea de meterme en casa y darle vueltas a todo lo que había sucedido no me apetecía nada, lo único que quería era olvidarlo por completo, intentar cansarme y llegar agotada a la cama.

 

—Tuerza en la rotonda, lléveme al pub donde me recogió esta noche, por favor.

 

Me arrellané en el asiento y traté de centrarme en la emisora de radio que, entre canción y canción, daba consejos a los oyentes solitarios que, como yo, no podían dormir.

 

—¿Puede subir el volumen?

 

 

Citas

 

1 Capítulo 162. Puta de barra de bar 2. Abril, 2022

 

2 El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Robert Louis Stevenson

 


216 comentarios:

  1. No te voy a dar palos Mario pero si te seré sincero, el capítulo no me a gustado y tampoco me a gustado el cáliz que puede coger esto si Carmen acepta la oferta de este matrimonio.

    Por lo menos me ha quedado claro que Mario no a vendido a Carmen y que ese matrimonio tiene muchos contactos como para poder descubrir todo lo que han descubierto sobre ella.

    Sinceramente me esperaba algo mucho peor, pero no quita para que haya sido un capítulo de lo más desagradable, pobres Phobos y Deimos, no se merecen los hijos de puta de dueños que tienen.

    Después de decir esto, ya me empiezo a preparar para el siguiente capítulo, porque algo me dice que este capitulo solo han sido los entremeses.

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  2. Durante el capítulo esperaba que Carmen se cabrera con Diego por haberla traicionado, pero al final de este ya me a quedado claro que no se a enfadado, ¿quien va a pagar los platos rotos los suyos y los de Diego?, prepárate Mario que la factura va a ser muy abultada.

    Para Carmen la únicas traiciones que le duelen son las de Mario (con toda la razon), pero pierde credibilidad cuando pasa por alto las traiciones de los demás y hace como si no hubiera pasado nada.



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  3. Acabo de leerlo y la verdad es que me ha sorprendido mucho la situación de phobos y deimos, creo que Carmen la resuelve bien.

    Mé ha llamado la atención el momento en el que se siente traicionada de nuevo por Mario cuando creo que no tiene culpa, que hayan investigado sobre ella y que Diego sepa cosas va a más allá de lo que haya contado Mario y en todo caso la imprudencia es de Carmen como reconoce posteriormente.

    Creo que aquí aún no explotado la anunciada bomba pero se va preparando en terreno, creo que la tormenta vendrá con el encuentro de Carmen y Mario de nuevo, y será por las consecuencias de todos los actos.

    Sinceramente, yo a carmen aquí no la veo tan víctima, al final son consecuencias de decisiones donde ella a intervenido y tiene el suficiente carácter para frenar como ha hecho con los perros.

    Si la veo como una víctima de si misma, al final hasta que no recoja todos sus pedacitos no va poder reconstruirse… y hay piezas que le faltan por descubrir todavía.

    Deseando leer vuestros comentarios que seguro van más allá de esta primera lectura.

    Mario el capítulo muy hecho como siempre

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  4. Buen capitulo! Pero aún no veo del todo el desastre…

    Carmen ha demostrado que sabe parar cuando quiere y ni las drogas la doblegan.

    Se siente otra vez traicionada por Mario cuando no tiene la culpa, ella misma reconoce su imprudencia con Diego.

    La situación se suma a la carga que ya soporta y quizás sea lo que llene cada vez más el vaso.

    Deseando leer vuestras conclusiones que seguro que van más allá

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  5. Voy a corregir mi comentario, no hay pruebas de que Mario le haya contado nada a Diego, ni a favor ni en contra.

    El problema que veo es que Carmen va calentita y es muy posible que se encuentre con un Mario borracho después de beberse la botella de whisky, ¿que puede salir mal?

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  6. También he visto los cimiento de esa posible reconciliación de Carmen y Mario en este capítulo, Carmen se a reconocido a si misma que ella también tiene culpa y estoy seguro que lloraba por que se sentía culpable de su comportamiento hacia Mario, Mario también se siente culpable.

    Si consiguen sentarse y hablar sin echarse nada en cara, pueden salir muy reforzados de esta experiencia.

    Tienen que empezar a plantearse que en esta vida hay puertas que es mejor no cruzar y Sevilla es una de ellas, todo lo que rodea a Diego es siniestro, si todos los futuros clientes tienen la misma información que este matrimonio, Carmen está en problemas.

    Que les impide chantajearla para conseguir lo que quieran.

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  7. José tiene razón, Carmen se a mantenido firme, me a a hecho sentirme orgulloso de ella, pero el matrimonio a cedido muy fácil y eso me huele mal, la información es poder y ellos tienen demasiada, el marido se a encargado en dejárselo claro a Carmen y la mujer parece que desea ver como Carmen y los perros copulan, Carmen no quiere, pero no está en una posición de poder para negarse eternamente.

    Lo que ese matrimonio hace con esos pobres animales es muy cruel y de verdad me he alegrado que Carmen no quisiera formar parte de ello.

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  8. Bruto.
    Mí querido Cayo, no veo en el capítulo una bomba atómica como mucho un buen pepino, lo tengo que leer más a fondo pero a mí el capítulo me parece parecido a otros, la descripción del cortijo me ha emocionado y comentaré las situaciones más adelante cuando lo haya conseguido digerir y valorar.
    Por cierto gra

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  9. “Incluso has probado el placer de iniciar a algún jovencito”
    ¿Qué pasó en la casa rural de Fidel?
    Se abre otro agujero negro.
    Mario sigue siendo un bocazas.

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    1. Y si no a sido Mario, Mario a cometido muchos errores, pero nunca expondria a Carmen así y menos ante Diego.

      Tal vez tenga que comerme mis palabras en el futuro, pero quiero confiar en que no a sido capaz de llagar tan lejos.

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  10. En el cap 62 se habla de la casa rural de Fidel muy de pasada, se supone que lo que ocurriera es posterior a ese capítulo. ¿Cuando nos lo va a contar?

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  11. Y el blody Mary pa cuando?
    Toca esperar otro mes para ver la fiesta en el Penta
    En menuda se va a meter.

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    1. Mañana digo lo que me ha parecido Hoy estoy muy perjudicado necesito un analgésico y dormir

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  12. Al poco de recibirme, en el Colegio de Abogados me encontré con un docente, de esos que marcan huella en uno, que señalan cuál es el camino a seguir en la profesión. Al verme me abrazó y me invitó un café.

    Interesado en cómo me iba en mis primeros pasos en esa selva que es el Poder Judicial, con su hoguera de vanidades y abusos de poder. Me dio un consejo: "Cuando un cliente requiera de sus servicios, al momento de escuchar sus argumentos, parate en la vereda de enfrente y vas a tener una buena perspectiva de lo que te dice. Eso se llama objetividad".

    La primera parte pinta que la "bomba" fue lanzada y sigue en el aire. Me imagino que en el 202 estallará y podremos conocer los daños producidos.

    Muy buen relato, lo que escribirlo ya es una obviedad.



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  13. gracias Mario por este nuevo capitulo

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  14. Al final se cumplió mi pronóstico y el capítulo va de lo que va pero mucho más suave de lo que yo me temía. El pálpito sigue funcionando generación tras generación, me lo pasó mi abuela y quien sabe si algún día se lo pase yo a otra generación.

    Lo que pasa es que, por debajo de una línea argumental explícita, como son Phonos, Deimos y la relación con los amos, discurre otra línea de más calado y que puede devolver a Carmen su carácter.
    Además están las semillas que va dejando Mario, el misterio de la taquilla en el Penta, de la que dice nos volverá a hablar, lo que paso en la casa rural, mal entendido por Diego y que desvela una nueva traición de la confianza por parte de Mario, empeñado en conseguir lo que desea sin importarle las consecuencias.
    Y alguna otra que me dejo, pero ya volveré sobre esto, en resumen, un gran capítulo, valiente, atrevido y con clara intención de ponernos los dientes largos par el próximo.

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    1. No hay pruebas de que Mario le haya dicho nada a Diego, es lo que Carmen piensa, eso no es una evidencia de nada.

      Mario va a pagar las consecuencias de eso, yo hasta que no tenga evidencias no me lo creeré.

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  15. Ya me he acordado. El otro tema que queda abierto es el deja vu cuando va en el mercedes y busca la mirada del conductor. El nombre le chirría y surge Armando sin que todavía sea capaz de ponerlo en su contexto. ¿Por qué razón, lo que pasó en ese otro auto esta tan sumergido que no lo logra recordar? En otro capítulo ya le pasó y fue incapaz.

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  16. Lo que ha pasado con Elena le va a pasar con Elvira
    Al tiempo

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  17. Carmen se está exponiendo públicamente mucho. La alemana, la madrileña, las fotos que se publicaron con el fotógrafo estarán por ahí aunque cerraron la revista, la investigación del señorito andaluz, la que le hicieron con micros y cámaras, las fotos de Ángel, me dejo algo.

    Esas cosas terminan por salir a la luz tarde o temprano

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  18. "No me has entendido, queremos mantener el contacto contigo fuera del círculo de Diego, tú no eres como las demás". Esto me da qué pensar que el dueño del Penta va a sospechar que esta pareja no vuelva a llamar por la nueve.

    Piensa mal y acertaras dice el refrán. Puede que saque conclusiones apresuradas sobre que Carmen se mueve por sí sola y quiera castigarla. De ahí que me parece que la presencia en el Penta del inspector de la nacional se deba a esta pareja y no por Tomás.

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  19. Creo que la bomba sera cuando Mario publique en TR, si no lo hace en la categoría de zoofilia.
    A mi el relato en lineas generales me ha gustado, no por la tematica, pero si por seguir intentando entender la situación.
    Yo no descartaria nada de Carmen, y más cuando se le da por consumir coca en cantidades.
    El matrimonio me parecen dos pescadores que han enseñado el señuelo y lo nueven poco a poco para que los colores llamativos vaya llamando Carmen. Es cierto que no le han obligado a nada, pero si que le han enseñado más de lo normal y el rechazo de Carmen no fue como al principio con Angel, aunque solo le duro dos rayas. Por eso yo no descartaria nada y si Mario le dice que no esta de acuerdo con eso, puede ser el empujon que necesite Carmen para interactuar con los canes ya que tiene a quien echar la culpa.
    A Carme le va la marcha, y no se si los fregados le buscan a ella o es ella la que busca los problemas, con lo bien que estaría con Candela en vez de ir de coche escoba al Penta.
    Creo que la bomba estara en esa parte y lo de este capítulo ha sido la mecha.

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    1. Carnen no va a cópula con los canes por propia voluntad, eso lo tengo claro, pero ese matrimonio tiene información demasiado comprometedora.

      Carmen está jodida, porque si va y no pasa por el aro le amenazaran con las pruebas, pero si decide no llamarles también le amenazaran con las pruebas.

      Yo tengo plena confianza de que Carmen hara lo correcto.

      Otra cosa es que la amenazen con que toda esa información salga a la luz, ahí poco puede hacer para negarse.

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  20. A mi hay algo que me mosquea, cada vez que el personaje de Mario a hablado de más, Mario escritor siempre nos lo a mostrado, con Domenico cuando renuncio a Carmen, la metedura de pata del penta, cuando hablo con el padre y hermana de Carmen.

    Siempre hemos tenido pruebas fehacientes de que Mario había abierto su bocaza, pero Mario escritor no nos a mostrado que Mario le haya contado lo ocurrido en esa casa rural a Diego.

    Presunción de inocencia para Mario, Carmen ya lo ha condenado y se lo va hacer pagar, pero como no haya sido el, Carmen va a meter la pata hasta el cuello.

    Como he dicho en unos de los comentarios, tal vez en el futuro tenga que comerme mis palabras y rectificar, pero de momento quiero creer que es inocente.

    Que opinas tu Torco como abogado que eres.

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  21. Lo de la presunción de inocencia limita por la derecha con la ingenuidad y por la izquierda con la obsesión por defender a un indefendible. Si yo le cuento algo íntimo a mi pareja y al cabo de unos meses, me llega a través de otra persona, blanco y en botella porque sólo se lo he contado a mi pareja y me parece a mi que lo que haya sucedido en la casa rural con un “jovencito”, sea mucho, sea poco o no haya sido nada, no es de lo que se va contando, entre otras cosas para evitar equívocos y malas interpretaciones si no fue nada como parece por el comentario de Carmen.
    Insisto, blanco y en botella a no ser que un vidente le haya leído el pensamiento y se lo haya contado a Diego, que todo puede ser.

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    1. Yo le quiero dar la presunción de inocencia a Mario, porque después de la que lio con lo de Domenico que estuvo a un tris de perder a Carmen, no creo que sea tan tonto como para volver a liarla otra vez.

      Pero si tienes razón Lucía, si de verdad Mario le a contado semejante intimidad a Diego y Mario le reconoce, lo que yo esperaría de Carmen es que le de la patada, no se pueden dar segundas oportunidades eternamente y más a una persona que promete y luego hace lo que le da la gana.

      De verdad quiero creer que lo del jovencito lo descubrió la pareja en su investigación, porque si no es así, Mario demostraría ser la persona más tonta de la historia.

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  22. Otra cosa: lo de la zoofilia me parece una aberración, de todas formas lo he leído y he recordado después un comentario de moonlight en TR en un texto con esta temática, decía que no es aficionada a este tema pero le ha gustado la trama, los personajes, la forma en que está escrito y por eso le ha gustado a pesar de todo.

    Me pasa lo mismo, el tema me repele pero esta tan bien escrito, tan bien resueltas las dudas y los temores, la interacción “normal” con los perros es tan realista que me ha gustado, opino que Carmen lo tiene muy claro.

    Otra cosa más, ¿qué es eso de que lo que le hace este matrimonio a esos “pobres animales” es cruel? Repito que me repele la idea de que un perro me lama la cara o como le pasó a Carmen en Cádiz, le de un chupetón ahí mismito en un descuido, pero de ahí a decir que esos perros han sufrido hay un largo trecho. Es una aberración, pero esta claro que los cuidan, los quieren y los tratan como reyes.

    ¿Hace falta que repita que la zoofilia me asquea? Por si acaso.

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    1. Para mi si es cruel y no creo que sea el único que piense así, los quieren, puede ser, pero también los utilizan de mala manera, los animales no tienen raciocinio como tenemos los humanos, se mueven por instinto ellos no han elegido hacerlo los han educado para reaccionar así.

      Yo lo veo así, pero no deja de ser mi opinión.





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  23. Una cosa, nadie quiere entrar a pensar a quien manda armando a investigar a Carmen y “prueba” el producto con muy buenas referencias? Habrá salido ya en el diario?

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  24. Un capítulo muy crudo y realista y una Carmen sorprendida pero sabe parar en su momento, la zofilia no va con ella, pero creo se supo defender, y creo también como lo han comentado ya varios aquí, que el matrimonio va a intentar de alguna manera corromper la voluntad de Carmen con chantage, ese matrimonio tiene mucha información.

    Saben dónde vive. tienen manera de comunicarse con ella directamente sin la intervención de Diego, aún así no creo que vaya a pasar mucho más de lo que ya pasó en esa finca.

    Hay mucho que analizar, mucho que comentar, y a Mario le espera una tremenda tempestad, por el cabreo de Carmen, pero también creo que la culpa es tambin de Carmen al no saber serenarse al pensar que Mario la ha traicionado nuevamente.

    Tendré que leer nuevamente con más calma.

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  25. El matrimonio estaban dispuesto a que los perros follaran con Carmen si esta hubiera accedido, a mis ojos eso es explotación animal, yo lo veo así.

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  26. No quiero aparecer como la defensora de la zoofilia, que no lo soy, es por una cuestión de lógica por lo que me estoy metiendo en este charco. A ver si soy capaz de explicarme.

    Maltrato animal es tener perros de caza y cuando ya no valen para cazar, colgarlos por el pescuezo de un árbol.

    Maltrato animal es torturar a un toro en una plaza hasta matarlo y que la gente pague por verlo y aplauda.

    Maltrato animal es regalar en navidades un cachorrito muy mono y cuando se pasa la ilusión o empieza a manchar o molesta a la familia, dejarlo tirado en una cuneta lejos de su hogar.

    Maltrato animal es cortarles el rabo porque queda más estético.

    Maltrato animal es educarlos para pelear y enfrentarlos a otros como ellos hasta que uno de los dos muere y el otro queda malherido.

    Eso es maltrato animal, lo que hace esa pareja con sus perros es asqueroso, repugnante, pero ni los maltratan, ni los castigan si no quieren hacerlo, ni los obligan (cosa difícil de hacer), están cuidados, sanos, bien alimentados y tratados con cariño más allá de que esa práctica, con ser una aberración, lo único que les proporciona es placer a las dos partes.

    Y por mí, no vuelvo a tratar este asunto porque no quiero que parezca lo que no es, lo que pasa es que soy muy puntillosa cuando escucho afirmaciones categóricas que carecen de fundamento e, independientemente de que esté o no de acuerdo con lo que se discute, no paso por aceptar lo que nace de un sentimiento de rechazo y no de un razonamiento. Los sentimientos y las emociones pueden llevar a una multitud a atacar a alguien por lo que ha hecho o lo que dicen que ha hecho, por su color, su raza o su ideología. Los razonamientos sirven para mantener la cabeza fría y analizar los hechos antes de tomar decisiones precipitadas.

    Perdonad el rollazo, pero está tan caliente todavía lo que ha sucedido en Torre Pacheco que estas cosas me hacen saltar las alarmas.

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    1. Perdona, Lucía, pero yo conozco personas que tienen perros y gatos y los cuidan como si fueran sus hijos, los tratan como reyes, pero sabes lo que no hacen follarselos.

      Lo que hace esa pareja con sus perros es asqueroso, repugnante, pero ni los maltratan, ni los castigan si no quieren hacerlo, ni los obligan (cosa difícil de hacer), están cuidados, sanos, bien alimentados y tratados con cariño más allá de que esa práctica, con ser una aberración, lo único que les proporciona es placer a las dos partes.

      Vete donde esa gente y diles lo mismo que has escrito en el párrafo y ya veremos si piensan como tu.

      No tengo ninguna duda que la zoofilia sea una aberración para ti, lo que no me entra en la cabeza es el intento de justificar a este matrimonio.

      Lo que este matrimonio hace con esos perros está mal, esto no es una afirmación categórica, es una realidad.



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    2. Repasa lo que he escrito con calma. No estoy justificando a nadie, estoy tratando de que no se lancen argumentos a lo loco motivados por lo que desagrada el tema.
      En toda tu respuesta no has dado ninguna razón, ningún argumento, solo has rechazado, desde la emoción que te produce esa práctica, mi comentario.

      Por qué? Dame un solo argumento razonado, como yo he hecho, y si me convence no dudaré en darte la razón, hasta ahora solo has mostrado tu desagrado, como yo. No te quedes ahí, por favor. Objetividad, distancia

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  27. De todas maneras tanto Mario como Carmen tienen demasiadas cosas que ocultar a familiares y amigos. Como a dicho Dosoctavas Carmen está siendo demasiado descuidada, demasiada gente tiene información de ella.

    Mario también tiene lo suyo, la información es poder y el la suelta con demasiada facilidad, es imposible que algo no salga a la luz tarde o temprano.

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  28. Sabes como se llama lo de Torre Pacheco, Lucía? Sacar a los "perros" a pelear. Eso ha sido un ejercicio de práctica. Es lo que viene luego del "adoctrinamiento". Por ejemplo "Paco" hace tres años que está en el paro. Su amigo "Juan" lo llevó a unas charlas que dan un grupo de muchachos.

    En esas "charlas" le dicen a "Paco" que perdió su trabajo porque unos sudacas aceptan ganar menos de lo que él percibía. Ellos son los culpables de lo que le ocurre a España.

    Tené por seguro que lo que se viene, al lado de lo que ocurrió, será mucho peor. Los "perros" ya probaron en la calle lo que recibieron de teoría.

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  29. Déjalo Lucia es inútil

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  30. Los animales carecen del nivel de conciencia necesario con que dar su consentimiento libre e informado para mantener una relación sexual con un humano. En un nivel psicológico y ético, los animales son como bebés humanos o niños pequeños. Todos ellos son amorales (no diferencian entre el bien y el mal) y pacientes morales (merecen respeto y no pueden ser juzgados moralmente).

    El consentimiento es un requisito obligatorio para que un sujeto pueda participar con garantías en un encuentro sexual. Estas garantías, éticas o legales, no existen para el caso de los animales. Un animal manipulado, penetrado o violado por un humano zoofílico carece de cualquier tipo de protección ante la ley.



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    1. Eso son argumentos, punto, como dije no tengo interés alguno en continuar hablando de esto.
      Espero que se haya entendido bien que el debate iba por las formas de debatir y no sobre la valoración de la zoofilia que está bastante clara.

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    2. Tendría que haber empezado con argumentos desde el principio pero me deje llevar por lo que sentía y te pido disculpas por ello Lucía.

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  31. "Una mujer verdaderamente honrada no solo no debe cometer el mal, sino que tampoco debe levantar sospechas de que lo comete". El Marqués de Sade.

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  32. No pensaba intervenir, pero el debate apunta a otro tema ajeno a la interacción con los animales que aparece en el capítulo y ese sí me interesa.

    «No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo» afirmó Voltaire en una de las mejores defensas de la libertad de expresión.

    No estoy de acuerdo con la zoofilia, pero rechazo el uso de argumentos sin base lógica, fundados en el ímpetu de las emociones para condenarlo. Ese, más o menos, es el argumento que ha enarbolado Lucia a costa de situarse en una posición incómoda que puede llamar a engaño.

    Yo, personalmente, estoy plenamente de acuerdo con ella. Si admitimos que el escándalo, la repugnancia o cualquier otra emoción es suficiente para condenar, entonces es que hemos perdido el sentido de la justicia y, lo que es peor, somos piezas fácilmente manipulables. Una emoción bien gestionada por un orador hábil puede provocar el asalto del Capitolio, el vandalismo contra una comunidad de inmigrantes o la compra compulsiva de un determinado producto.

    Razones hay para condenar la zoofilia, pero no cualquier razón. Si el debate ha servido para sacar a la luz esas razones y apartar las que no eran sino opiniones, bienvenido.

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    1. Llegas tarde Mario, la contienda que teníamos Lucía y yo a terminado en buenos terminos.

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    2. Espero que los argumentos que he dado dejando a un lado lo que esa práctica me hace sentir, sean suficientes para ti también Mario.

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  33. Lo de siempre, alguien dice una cosa y cuando se la discuten se molesta y hace como que dijo otra cosa.

    He repasado el culebrón y lo resumo.

    Apasionado dice que lo que hacen con esos perros es cruel.

    Lucia dice que crueldad es otra cosa y por si acaso dice que lo que hacen le parece repugnante

    Apasionado insiste, PERO ya no habla de crueldad sino que “está mal “ y acusa a Lucia de intentar justificarlo.

    Lucia se queja con razón

    Apasionado tira de San Google y copia y pega una parrafada sobre abuso animal.

    Lo de siempre. El asunto empieza por llamar crueldad a lo que hacen para terminar diciendo que “esta mal”

    El refrán dice, Donde dije digo, digo Diego

    Mira que te lo dije Lucia




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    1. A ti quien te a dado vela en este entierro, para que te metes donde nadie te a llamado.

      Eres un puto bocazas y me tienes hasta los cojones.

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    2. Lucia y yo ya hemos dado por terminada la discusión, pero vas tú y entras a destiempo abriendo tu bocaza, ella me pidió que diera argumentos y se los he dado, ¿no te han gustado?, pues te jodes.

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    3. Eso que me has dicho es categórico o querías decir que soy muy malo?
      Relaja apasionado.

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  34. Que entretenido esta el debate sobre el maltrato animal.
    Yo entiendo a Lucia, para mi esos animales no sufren maltrato, otra cosa es el uso que hacen de ellos.
    Yo creo que el problema esta en que estamos humanizando a los animales y estos tienen una función, para mi sufre más maltrato el pobre perro que lo llevan vestido con ropa, despojandolo de su esencia animal y sobre todo de su derecho al naturismo.
    Por cierto, hace unas semanas en la provincia de Lugo detuvieron a un feriante que se colo en una vaqueria y lo cogieron manteniendo relaciones con un vaca. Lo que no especificaba el articulo es si la detención fue por no tener el consentimiento expreso de la vaca.
    Ya lo dije en el anterior comentario, no soy amigo de la zoofilia, pero con respecto al relato creo que es un paso mas de los personajes en el descenso a los infiernos, por lo que yo no descartaria nada, solo hay que ver el número de lineas rojas que estos personajes han cruzado, comenzando por la droga.

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  35. Estoy de acuerdo y coincido con lo que publicó Lucia y posteriormente Mario

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  36. En qué momento la magia y el equilibrio se perdieron. Parece que olvidamos qué llevó a Mario construir este "santuario" donde los incapaces de poder debatir sin llegar a la agresión o el insulto ni siquiera lo quieren pisar.

    Es algo penoso ver a personas que estimas, a las que respetas por sus comentarios, lleguen a este extremo. En el Café La Humedad prima la concordia y el entendimiento a pesar de las disidencias.

    Es recomendable apelar a esa frase que dice "Que la sangre no llegue al río".

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  37. Vale, tampoco es para tanto, una agarrada entre amigos
    Reconozco que soy bastante tocapelotas porque me divierte y no le hace daño a nadie recibir un poco de caña, ¿eso es crueldad cruel o es maltratar a los amigos??
    En serio, soy una mosca cojonera lo reconozco, pero no me vais a oír un insulto a nadie.
    Antes de que se me olvide -> yo tenia razón. 😃

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  38. Bruto.
    Hay un dicho árabe para todo esto, "Conseguirás llevar el camello al abrevadero pero no conseguirás que beba si no quiere"
    Los animales sin que nadie les haya iniciado quieren o intentan, y eso lo hemos visto todos, aliviarse sexualmente, que después de haber tenido algún alivio cambia su conducta es cierto pero se puede controlar.
    Jamás he tenido ni tendré nada que ver con la zoofilia, pero estoy de acuerdo con kikoprue, habría que haber asinado a Walt Disney es la persona que más daño ha hecho a los animales humanizandolos.

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  39. Dos Octavas acá te llamarían gorra de lana, porque sos un calienta cabezas ja ja ja

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    1. Gorra de lana suena mejor que tocapelotas pero es menos contundente
      Por que molesta tanto que se aclaren las cosas quitando lo que molesta y no lo deja ver? Me pasa a diario en mi trabajo El efecto cortina de humo funciona y cuando intento ver lo que se intenta esconder se cabrean o se hacen los ofendidos.

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    2. Algo Mario advirtió de que este tema traería alguna que otra discusión. Lo importante es que la sangre no llegue al río.

      La única alternativa positiva es el tiempo.

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    3. ¡Di que sí!, el tiempo todo lo cura. Por ejemplo la vanidad. Al paso que vamos, el trescientos, para el dos mil treinta y tres.
      Glup! Carpe diem se me queda corto.

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  40. Bruto.
    Buenas tardes querido Cayo, comenté que me tenía que leer de nuevo el capítulo para poder opinar con algo de criterio, lo he hecho y si a primera vista me pareció magnifico las segundas lecturas sólo me ha valido para reiterarme, creo que es uno de los mejores que has escrito y a partir de ahora te leeré con otros ojos, cosa que ya me ha pasado varias veces.
    El capítulo está cuidadísimo y ha detalles que son magníficos, por ejemplo el conductor que lleva a Carmen a sus problemas, o el tema de la zoofilia que nos vale para entender y creo que es el eje central del capítulo la prostitución y los problemas que tiene Carmen y el resto de la prostitutas con las peticiones o exigencias de los clientes, no creo que sea normal para una prostituta un situación así pero en determinados ambientes se puede dar, o eso creo, ya nos habías presentado algunas situaciones pero no tan fuertes.
    Y luego tus cositas, memento mori de verdad Cayo, ahí te has superado, pero lo realmente impresionante es el nombre de los perros Phobos y Deimos, os recomiendo un juego, volveros a leer el capitulo cambiando Phobos por Pánico y Deimos por Terror, yo lo he hecho y el resultado es la leche.
    Y ya vale por hoy, otro día más.

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  41. Maldije a Mario, lo maldije cien veces. Si había dudado de las razones que me movieron a tratarle como lo hice después de dejarme a los pies de los caballos ante Diego, acababa de confirmar que carece de escrúpulos a la hora de satisfacer sus deseos, aunque sea a costa de vender lo más íntimo y personal que conoce de mí. Dudaba de que en realidad lo hubiera entendido entonces, cuando se lo confié recién llegados de la casa rural de su amigo Fidel; ¿qué le había transmitido a una mente tan retorcida como la de Diego para que éste, a su vez, le vendiera semejante historia a una pareja de sofisticados pervertidos?
    Maldito idiota, nunca tendrá suficiente.

    El proverbio persa dice "No hieras a una mujer ni con el pétalo de una rosa; más yo te digo no la hieras ni con el pensamiento".
    .

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    1. Una nueva rama en el árbol del diario, ¿a que me ha quedado bonito?
      Espero que en el próximo capítulo cuando Carmen salga de allí, nos cuenten qué pasó de verdad en la casa rural porque parece que la versión de Mario difiere mucho de la de Carmen.

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  42. Propongo humildemente como lema para nuestro espacio, el siguiente lema: "Unidos en la diversidad, fuertes en la concordia"

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  43. Mi querido Torco, la sangre no va a llegar al rio, por eso puedes estar tranquilo, considero a Dosoctavas un buen tío, pero tenemos dos caracteres que chocan y estoy seguro que seguirán chocando en el futuro, pero eso no me va a impedir darle la razón cuando crea que la tiene. Este capitulo toca temas sensibles en los que no concuerdo con la mayoría y pondré un ejemplo.

    Llegará un día que ese perro territorial que no deja que nadie se acerque mientras duerme con su hembra, decidirá que quiere desafiar a Alfonso el macho alpha de esa manada.

    El perro luchará y viendo el tamaño de esos perros Alfonso no va a salir bien parado, ¿sabéis lo que viene a continuación?

    En el mejor de los casos, a ese perro le separaran de esa hembra que tanto desea llevándolo a un refugio o dándoselo a otro dueño.

    En el peor de los casos será sacrificado, su único pecado será hacer lo que sus dueños le enseñaron, el animal es inocente el se mueve por instinto, pero será el el que pague mientras ese matrimonio seguirá con sus juegos con otros perros, porque siempre habrá quien lo reemplace.

    Los animales sienten miedo, sienten tristeza y alegría, pero también sienten dolor.

    Este ejemplo se lo envié por email a Mario hace dos días, como es lógico su contestación quedara entre los dos para no hacer espoiler a nadie.

    Este es el miedo que yo tengo cuando los humanos cruzamos ciertos limites sin pensar en las consecuencias que pueden venir en el futuro.

    También me gustaría disculparme con Dosoctavas por mi explosión del otro día, su comentario me enfado mucho, pero yo también tendría que haber contado hasta cien antes de contestar, me gusta el nuevo lema mi querido Torco.

    Un abrazo muy fuerte a todos.

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  44. Acá en Argentina hay un proyecto de ley llamado Sintientes. Procura modificar el Código Civil y Comercial de la Nación, para tratar a los animales como seres sintientes y no como cosas, otorgándoles derechos y protección legal, considerando su capacidad de sentir y experimentar.

    Pero, un loby poderoso se opone a esta iniciativa, con la excusa de que hay una normativa que los protege. Pero los sigue considerando cosas. Esto, por supuesto favorece a los que se ocupan de las riñas de gallos, carreras de galgos etc.

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  45. Bruto.
    Estoy sorprendido con el capítulo, salimos de cómo se sintió Mario a cómo se siente Carmen, pero es una profesional y se pone a trabajar. Está cojonudamente llevada la transición y si el capítulo 200 es de Mario el 201 pasa a ser de Carmen.
    El personaje de Alonso está muy bien definido y nos pone el un aristócrata que quiere sexo pero un sexo especial, y nos traslada a un cortijo, Mario pone hacienda pero en Sevilla es cortijo, que está descrito con pasión. Me encanta, sobre todo las descripciónes soberbiamente vividas, me repito más que el ajo
    Creo que te estás superando querido Cayo sigue así.
    Me gusta mucho.
    Y como siempre y siguiendo mí costumbre otro día más.

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  46. Bruto.
    Mí querido Torco, me sorprende tú inocencia, lo que está dentro de cada uno va a permanecer, pero la verdad es que no veo mala leche, el que es un poquito tocacojones lo va a seguir siendo y no es malo, a veces hay que espabilar, lo que realmente me cabrea son los dogmaticos o los que intentan imponer su razón. Esos no los queremos.
    La declaración de principios, dónde hay que firmar.

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    1. Todos en mayor o en menor medida intentamos imponer nuestra razón, así que todos estaríamos en cierta forma excluidos.

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    2. No sé si me queda algo de inocencia viviendo 70 años en este país. Jamás hablé de mala leche. Tuve un padre que era como Dos Octavas, un gorra de lana. Ser un gorra de lana no quita que seas un gran tipo.

      Tampoco soporto a dogmáticos ni fanáticos. Tratar de hablar con ellos es inútil.

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    3. Bruto.
      Buenas tardes, pues déjales ser como son, dos grandes tipos cada uno con sus cosas.
      Y para el café firmamos lo que quieras, pero aquí se está viviendo lo que fue el principio del Peronismo, esto es un remanso de paz.

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  47. Un buen amigo con él he hablado de esto que ha pasado me ha dicho una cosa que me ha hecho pensar
    En cualquier enfrentamiento nadie gana o pierde del todo pero Todos aprenden

    Lo tengo claro, tomo nota.

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  48. Bruto.
    Os estáis quedando en la zoofilia y creo que el tema es lo que tiene que hacer una prostituta le guste o no.
    Sí me equivoco corregirme por favor.
    Lo de lo animales es aparte y cada uno lo ve diferente según le haya ido en la vida con ellos, yo he tenido, y pongo tenido a mucha honra, seis caballos y dos perros, pero mí experiencia no se la puedo trasladar a nadie y muchos de los que "defindenden" a los animales no estarían de acuerdo conmigo.
    Y otros cinco caballos de mí hermano que los considero como míos.

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  49. Por fin hay vida en este planeta, creí que había huido todo el mundo.
    Hay mucho más que zoofilia. Carmen da una lección de diplomacia, de mano izquierda. Haría carrera en una embajada conflictiva.

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  50. Carmen se a manejado bien, pero vamos a ser serios, Carmen a salido airosa porque ese matrimonio asi lo a querido, con toda la información que tienen sobre ella pueden obligarla a hacer lo que ellos quieran.

    Es una cosa que tiene que empezar hacer Carmen, investigar sobre los clientes y tendría que ser ella la que hablará con ellos y no Diego.

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    1. Estoy de acuerdo contigo en que asume muchos riesgos y tarde o temprano le van a dar un susto por lo menos.
      Pero que gana un matrimonio como este chantajeando a una prostituta? Complicarse la vida pudiendo buscar otra que no les de problemas
      Este tipo de gente quiere las cosas ya y sin complicaciones los conozco como clientes y los imagino en la situación de Carmen
      Es gente acostumbrada a que se lo den todo hecho solo con encargarlo, si esta pone pegas ya encontrarán a otra que no las ponga.

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    2. Totalmente de acuerdo contigo, simplemente lo he comentado como una posibilidad que se pudiera dar, pero si, ellos han expuesto su juego ante Carmen y le han dado la posibilidad de jugar, ahora depende de Carmen decidir que hará en el futuro.

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    3. Bruto.
      Me da, me puedo equivocar, que la información de estos dos es más para protegerse que para atacar.
      Aun así Diego para vender un producto se ha pasado, y la culpa es de Carmen que en varias ocasiones ha dado información sensible y no se puede cabrear y Mario que en esta parte de la historia es un bocachancla, vamos un bocazas, lo siento Cayo pero es así, te quiero mucho pero eres un bocazas.
      No creo que en este caso la utilicen más que para mantener el contacto, pero Diego es un peligro cierto.

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  51. Otra cosa que me ha chocado de este episodio es que Carmen se hubiera quedado en esa casa después de que ese matrimonio le contara hasta que punto habían investigado su vida.

    Estas comprometiendo la vida de tus padres, hermana y amigos, además de la de la familia de Mario. Parece que ninguno de los dos es consciente de ello o prefieren mirar a otro lado.

    Aquí la profesionalidad queda a parte, una cosa es que hables con los clientes para consensuar lo que se va hacer y otra cosa es que esa pareja lo sepa todo de ti y tu no sepas absolutamente nada de ellos.

    Demasiada gente sabe toda la vida de Carmen y no parece preocuparle en demasía, si sigue actuando así es cuestión de tiempo que todo salga a la luz, entre otras cosas los negocios de Tomás.

    Este último está resultando ser un amo irrisorio, porque el ordena y Carnen termina haciendo lo que le da la gana.

    Sigo pensando que es Tomás quien manda ese policía a buscarle al penta, porque de der el matrimonio la hubieran llevado a su cortijo y no de vuelta a Madrid.

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    1. Bruto.
      No me seas dramático Apasionado, si quisieran joder ya lo habrían hecho y aquí el pobre Tomás no tiene nada que ver, es más, hasta ahora solo vale para salvar a Carmen de los líos en los que se mete, que son muchos. Tomás no es mala gente.

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    2. Carmen trabaja para Tomás, ¿crees que se quedará sin mover un dedo si se entera que Carmen está trabajando para otro en Sevilla?

      Si me preguntas como se va a enterar Tomás, fácil, por Mario, que va a volver antes a Madrid.

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  52. De todas maneras estoy convencido de que Mario y Carmen van a ser su propia ruina.

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  53. Cuando escribí mi relato de Everest me documente mucho, entre toda la información que fui recabando había una historia sobre un alpinista que estaba afectado de mal de altura, sus compañeros y los guías le recomendaron que diera media vuelta y volviera al campamento.

    Este se negó y llegó a la cima, en el descenso se sentó en una roca que se encontraba cerca de la cima del Everest y no volvió a levantarse jamás.

    El que relato la historia comentó que aquel alpinista era consciente de que subir a la cima le costaría la vida, pero estaba dispuesto a pagar ese precio.

    Al volver a leerlo no he podido evitar compararlo con Mario, después de leer el capítulo dos veces más no me queda otra que bajarme de la burra y reconocer que Mario a vuelto a traicionar a Carmen con lo de la casa rural de Luis.

    Mario parece que como aquel alpinista está dispuesto a pagar el precio para conseguir lo que más desea aunque eso le cueste perder a Carmen.

    Nunca lo entenderé, para que te sirve obtener una victoria si no puedes disfrutar de ella, creo que Mario debería plantearse que algunos precios no merecen la pena.

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  54. Otra cosa que se a visto en este capítulo a sido que no todos los clientes están contentos con Diego, creo que si Carmen se lo propusiera podría quedarse con el negocio de Diego.

    Las chicas estarían más protegidas, ganarían más dinero y todo por lo que comentó Lucía el saber estar y la capacidad de diplomacia de Carmen.

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    1. No veo a Carmen de madame regentando un burdel, ni siquiera el Penta, ella tiene una hoja de ruta marcada y con más o menos tormentas, la va cumpliendo

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    2. No digo que vaya hacerlo, sino que podría hacerlo, tiene una mucho mejor mano izquierda que Diego.

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    3. Bruto.
      Lo mismo Apasionado, no me seas dramático, quien no ha hablado de más una tarde copas y no me digas que tú no, el problema es el capullo ante el que hablas.
      Le estas dando a Carmen más negocio de los que puede manejar, para ser una madame en Sevilla debería vivir ahí y conocer a los puteros y así podría ser la Florence Nightingale de las putas.

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    4. Pues ya te digo yo que janas he desvelado nada de lo que me haya contado mi novia, eso queda entre ella y yo por mucho alcohol que haya ingerido.

      Además yo no me voy de copas con el enemigo.

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    5. Repito, he dicho que puede hacerlo, que que vaya hacerlo.

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    6. Además si me fuera de la lengua la ira de mi novia seria como el apocalipsis, así que en boca cerrada no entran moscas.

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  55. Es posible que Carmen empezará en esto con una hoja de ruta, pero hace mucho que esa hoja pasó a un segundo lugar.

    Carmen jamás dejara el mundo de la prostitución, le gusta casi tanto como la psicología.

    No lo digo como algo malo si haces algo que has elegido y te gusta no veo nada malo en ello.

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    1. No hay que ser un lince para saber qué Carmen no deja la prostitución

      Capítulo 180
      Una dE sus otras perdonalidades la más cabrona le dice esto hablando desde el presente a la Carmen de hoy
      «Ahora vas a venir con el cuento de que estás bien, y escribir sobre el pasado es la prueba de que lo has superado. Si lo tienes tan superado ¿por qué sigues haciendo lo mismo que hacías entonces para encontrar respuestas? ¿Acaso necesitas el dineral que cobras cada vez que tu vida te asfixia y sales huyendo? Nunca te hizo falta el dinero, mucho menos ahora, pero antes al menos buscabas algo; ahora, qué excusa tienes, ¿demostrarte que a los cincuenta sigues estando en el mercado?»

      Carmen cincuenta años buenorra por sus santos genes, sigue on the road

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    2. Por eso lo digo, esto empezó como un experimento, pero hace mucho que dejó de serlo.

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  56. Para los que se han interesado por mis vacaciones y me recomiendan que desconecte, os diré que hemos tenido que retrasarlas una semana al menos por una incidencia familiar de salud.
    Menos mal que la sierra está a un paso.

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    1. Espero que ese familiar se recupere satisfactoriamente, en cuando puedas disfruta de las vacaciones ya que yo no voy a poder hacerlo hasta diciembre.

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  57. Bruto.
    Buenas tardes Cayo, espero que no sea nada serio.

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  58. Carmen y Mario empezaron un juego que no conocían, pero sabían de los riesgos, poco a poco se fueron involucrando cada vez más, a Carmen le facina y siente mucha adrenalina cobrar por tener relaciones y a Mario le gusta que Carmen le cuente todo lo que ha pasado cuando regresa de ver a un cliente o de estar con alguno de sus amantes, como cuando ve a Javier. o Tomas o Angel, etc.

    Cada vez arriesgan más, uno habla de más y otra no sabe contenerse cuando de follar se trata y más si se trata de obtener placer y plata, Carmen como han dicho ya varios por aquí se ha arriesgado mucho, y muchos ya conocen más de lo que deberían saber.

    Aunque Diego, logró sacarle información en aquella primera visita cuando conocía a Candela. Diego reviso su bolso y después la interrogó y le saco toda la información que quería. después este último matrimonio a pesar de que Diego los puso en antecedentes el marido también reviso su bolso y saco más información, quedándose cun una tarjeta, Carmen tiene tanta culpa como la tiene Mario una por no saber controlarse y otro por no saber cerrar la boca, ella por qué le da un placer supremo el cobrar y disfrutar de una buena follada, y Mario por el morbo de saber que Carmen está follando con otro y espera que llegue para que le cuente todo. pero también, quiere disfruta de la puta de barra. ya sintió la adrenalina de cobra el primer dinero de Carmen.

    Hay mucha información que debería de estar solo entre ellos dos y la han contado a muchos, esto más temprano que tarde les podrá explotar. pero espero que no suceda.

    Hay pendiente otra monumental bronca entre Carmen y Mario que es cuando se entre Carmen de que Mario una vez ma abrió la boca contando veladamente la situación de Carmen ante el papá y la hermana.

    Primero haber como salen de este y ya después a esperar el desenlace de lo contado a la su hermane y su papá.

    Espero que puedas disfrutar de tus vacaciones Mario.

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    1. Una aclaración. Alonso es quien le da una tarjeta a Carmen y no al revés

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    2. La tarjeta era por si Carmen quería volver a quedar con el matrimonio pudiera ponerse en contacto con ellos saltándose a Diego, si mal no recuerdo.

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    3. Bruto.
      Buenas tardes querido Federico, solo una pregunta ¿Y eso cómo se hace? si estas en el mundo, la información sobre ti es casi pública cuando sabes donde buscar o quieres buscar pagando.
      Estoy de acuerdo en la bronca pero me parece, como a ti, que debería ser reciproca, el calzones de mi amigo Mario se las está comiendo todas y deberían ser reciprocas, y Carmen se que te llega y ha pasado tiempo, pero eres un poquito abusona.

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  59. El capítulo anterior y este me ha dejado revuelto el estómago, tanto que leí algunas líneas y no pude avanzar.

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    1. Lo lamento, jean, estamos en una etapa especialmente dura y aún quedan varios capítulos en la misma línea de crudeza.

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  60. Alonso no creo que haya revisado el bolso de Carmen. No es un ladrón de gallinas como Diego. Él se mueve en un ambiente parecido al de Tomás. Todas esas averiguaciones tienen un solo objetivo, proteger su vida privada y su vida comercial. No quiere ofrecer puntos débiles al igual que Tomás. No quiere chantajear a Carmen.

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    1. ¿Tu crees?, yo no lo tengo tan claro, Diego podría haber salido tranquilamente en las películas del Torete y el Vaquilla.

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    2. No es que lo crea es que está en el texto bien clarito. Carmen lamenta haber dejado que DIEGO hurgara en su bolso y viera su documentación

      Diego es un mierda, ladrón de gallinas le queda grande Alonso está en otro nivel el de los que no se manchan con el trabajo sucio ni se complican la vida por un capricho
      Se la complican por algo grande pero no por una puta

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  61. Hay una escena que tuve que leer tarareando el “knock, knock, knocking on heaven’s door” de Bob Dylan. ¿Quién de los dos tuvo la idea? Es brutal.

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  62. Cuando he dicho lo de ¿tu Crees?, me refería a lo de que Diego no era más que un ladrón de gallinas, Diego no es refinado ni tienen ningún disimulo, pero se codea con gente poderosa, me temo que Diego es como los gatos siempre cae de pies.

    En cuanto a lo de Alonso estoy de acuerdo contigo Dosoctavas, ese matrimonio tiene poder, si se han fijado en Carmen es porque no los ha juzgado y a interpretado su papel a la perfeccion.







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    1. Ok se han fijado en Carmen por lo que dices y porque está buenísima y folla como los dioses
      No puede ser real si lo es Mario que puta envidia

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  63. Dos Octavas sería sana envidia, esa que tenés cuando a un amigo le va tan bien.

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  64. Carmen no se rinde nunca, cuando se separaron por primera vez Carmen estaba sola y en lo más bajo, pero no hecho la toalla en ningún momento y consiguió que la foto del lago Como siguiera en su sitio, consiguiendo recomponer su matrimonio, fue ella la que llevó todo el peso durante aquella semana Santa en la casa de la sierra.

    Es una mujer fuerte e inteligente con un corazón enorme y una paciencia infinita, para mi estas son sus mejores virtudes, la belleza es efímera, va desapareciendo con el pasar de los años.

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    1. Totalmente de acuerdo punto por punto
      Además está buenísima y folla como los dioses.

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  65. Los escritores de verdad dicen que los personajes, en algún momento, toman el control de la obra y dictan la historia al escritor. Puede ser. Yo, a veces, tengo una sensación parecida en el sentido de que no puedo variar a mi capricho el curso del diario.

    Hasta que escribes a cuatro manos y el control, además de los personajes, lo compartes con esas otras dos manos que conocen la historia tan bien o mejor tú. Mejor, sin duda.

    El próximo capitulo viene fuerte, os aviso, más fuerte de lo que ya era en el momento de la división en dos que hice antes de publicar éste. De los cuarenta y cinco minutos que tenía en ese momento, ha pasado a sesenta, y no hemos, no ha, terminado.

    Reconozco, antes de que llegue a vuestros ojos, que hay escenas que yo no habría publicado, alguna porque la desconocía, otras por pudor (sí, pudor) pero como dice el refrán, donde hay patrón, no manda marinero, o lo que es lo mismo, no voy a censurar lo que no he escrito. Por respeto, por coherencia, por empatía.

    El capítulo viene fuerte, ya os lo digo.

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    1. Mario tu eres un escritor de verdad, así que tu también puedes decirlo.

      Pues nos tendremos que ajustar bien el cinturón de seguridad.

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  66. Habrá que prepararse para leer el siguiente capítulo, hacer de tripas corazón para aguantar la dureza del capítulo.

    Puedes darnos el título del siguiente.

    Será interesante saber que escena o párrafo ha escrito las otras dos manos, sin la censura que comentas.



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    1. No está decidido. La primera secuencia del capítulo se titula “A las puertas del abismo” y probablemente sea éste el elegido.

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  67. Bruto.
    Querido Cayo, menos ponernos los dientes largos y más publicar.

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  68. Me da que en el siguiente capítulo vamos a ver como un objeto irresistible chocando contra un objeto inamovible.

    Creo que para Carmen que Mario hubiera contado lo que pasó en la casa rural de Luis es la gota que a colmado el vaso.

    Mario va a pagar muy caro el querer conseguir lo que desea cueste lo que cueste, se supone que al día siguiente Carmen tenía un cliente en el que iba a estar presente Mario, me parece a mi que vamos a ver a una Carmen llevada por la frustración y la decepción, y un Mario que se va a encontrar más de lo que se espera.

    Mario va a volver escaldado a Madrid, mi pregunta es, ¿aprenderá por fin a mantener la boca cerrada?

    Buff, tengo mis dudas, Mario es de los que dice que no lo volverá hacer mientras tiene la tormenta encima, pero una vez está haya pasado se le olvida y vuelve a las andadas.

    Sigo pensando que al final la que más va a salir perjudicada es Carmen, veremos a ver, yo ya estoy preparando el refugio por si acaso.

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  69. Después de este viaje a Sevilla van a quedar atados a Diego de por vida, el despecho hará que Carmen se suelte del todo, ofreciendo algo que ninguna otra podrá ofrecer, sellando el pacto con el diablo.

    Quien te quiere te hará llorar, no se si siempre es así, pero creo que en el siguiente capítulo está frase va a tener mucho protagonismo.

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  70. No digo nada pero la cosa está que arde
    Carmen en Madrid de va a tener que coger vacaciones para recuperarse

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  71. Hace tiempo se está notando las “otras dos manos”. El anuncio que nos hace Mario no puede significar otra cosa que un cambio radical en el diario a nivel de redacción y contenido. No digo qu3 la historia cambie sino que va a estar escrita con otra sensibilidad.
    Es mucho aventurar, ya lo sé pero es la impresión que me ha dado.

    Ansiosa por leer el 202

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  72. Bueno, al escribir el diario es como si estuvieran escribiendo sus memorias y es de lo mas lógico que sea una cosa en pareja.

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  73. Eso si, que a estas alturas Mario hable de pudor eso si que me preocupa, porque el Diario es celebre por no guardarse nada y durante todos estos años hemos podido leer todo tipo de situaciones.

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  74. TR me acaba de elegir autor destacado del día. Ya sabéis qué significa: estaré en portada durante todo el día. Veremos las reacciones.

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    1. A mi ya me eligieron el año pasado, la verdad es que en mi caso ni recibi más lecturas ni comentarios, quien sabe, con un poco de suerte tal vez pases desapercibido.

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    2. Llamadme ingenuo, pero me gustaría leer en un futuro un capítulo donde el sexo no fuera el eje central, ya se que es pedir mucho jajaja.

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    3. Hay un capítulo que empieza con una advertencia del autor diciendo que no hay escenas de sexo y aconseja onanistas y aficionados a tocar la zambomba que pasen de largo.
      A ver si lo encuentro.
      De todas formas, este blog trata de sexo, intercambios, prostitución, lo normal es que se toquen esos temas. Es como pedirle a un autor de poesía que escriba en prosa.

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    4. El sexo es el árbol que no te deja ver el bosque, en el momento que Mario dejó a un lado su obsesion y dejó de pensar en el sexo, fue a hablar con su suegro y cuñada, ese a sido el momento que más cerca a estado de ayudar a Carmen, esa trama se queda ahí parada.

      De vez en cuando a mi me gusta ver también el bosque.

      Ante el vicio de pedir, esta la virtud de no dar.

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  75. Al borde del abismo. Frase que, generalmente se utiliza para describir situaciones o momentos de gran peligro o riesgo. A preparar un buen puré de ansiolíticos para la nueva entrega.

    "Cuando miras largo tiempo al abismo, el abismo también te mira a ti". Nietzche.

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    1. Querido amigo, te has ganado conocer la cita completa del prólogo de próximo capítulo:

      «Aquel que lucha con monstruos, cuide de no convertirse él mismo en un monstruo. Y si miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.»
      Friedrich Nietzsche. Más allá del bien y del mal

      Lo lamento, en este blog, no se admiten devoluciones ni siquiera cuando el regalo ya lo tienes. ¿Es de tu talla? ?te ha gustado? Pues a usarlo. 😊

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    2. Menos mal pensé que le ibas a decir a Torco que no la conocías
      Aquí toca poner un emoticono de guiño de ojo

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  76. Lo que son las coincidencias. Estuve a punto de poner toda la frase, pero me gustó lo del abismo,

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  77. Este comentario lo he escrito yo, no se porque a aparecido como anónimo, misterios de la informática.

    El sexo es el árbol que no te deja ver el bosque, en el momento que Mario dejó a un lado su obsesion y dejó de pensar en el sexo, fue a hablar con su suegro y cuñada, ese a sido el momento que más cerca a estado de ayudar a Carmen, esa trama se queda ahí parada.

    De vez en cuando a mi me gusta ver también el bosque.

    Ante el vicio de pedir, esta la virtud de no dar.

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  78. Ante mi regalo, solo puedo reiterar un frase que decía mi padre El hombre es arquitecto de su destino y esclavo de sus decisiones.

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    1. Se agradece el título, pero no soy más que un simple soldador, y que conste que no me quejo, estoy viendo una serie sobre abogados y me sonó bien la frase y me ha venido como anillo al dedo.

      El hombre es arquitecto de su destino y esclavo de sus decisiones, Carmen o Mario, alguno de los dos va a salir muy jodido de Sevilla, quien será sólo Mario y Carmen lo saben.

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  80. La que está a punto de liarse en TR, me hizo gracia lo de que tienes un cortijo montado donde todos te decimos lo bueno que eres y te llamemos el culo, se nota que no se pasan mucho por aquí, porque ni en tu cortijo te libras de los palos.

    Esta vez me mantendré a distancia, no pienso entrar en esa caldera volcánica a punto de estallar.

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  81. Sobre el final del 201, con quién habla por teléfono desde el coche? Con Diego?. Luego dice "La idea de meterme en casa...", en qué casa? En la de Diego, como habían quedado delante de Mario?, la casa de Canela? . La fiesta a la que es invitada en el Penta, tendrá que ver con alguna "sorpresa" que Diego le está reservando en su mente calenturienta y subdesarrollada?. Esa "sorpresa" tendrá que ver con los gustos de este matrimonio y que él desea probar con la nueve?.

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  82. Para abrir boca: En el próximo capítulo Carmen pasa de Sevilla a la mascletá.

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    1. Eso son pirotecnias que se dan en las fiestas Valencianas, ¿verdad?

      Si me equivoco que alguien me corrija.

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  83. Sinceramente, Carmen es una mujer culta e inteligente, sigo sin entender como se puede sentir atraída por un estercolero como Diego.

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  84. me quedo en la baba, así que me metí a buscar y es lo que encontré.

    Una mascletá[1]​ (del valenciano mascletà) es un disparo pirotécnico que conforma una composición muy ruidosa y rítmica que se dispara con motivos festivos en plazas y calles, normalmente durante el día; es típica de la región española de la Comunidad Valenciana. Recibe su denominación de los masclets (petardos de una gran potencia sonora) ligados mediante una mecha conformando una línea o traca. Estas suelen sujetarse a mediana altura colgadas con cuerdas o alzados mediante cañones.

    Y será que no vemos muy al fondo pero no veo que relación puede haber.

    A no ser que Carmen haga una simulación de ruidos estruendosos cuando la estén follando en la fiesta, o la llevaron a Valencia a ver el espectáculo. solo leyendo el siguiente capítulo lo sabré.

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  85. Creo que ese comentario tiene mucho de figurativo, pero no en sentido geográfico con las distancias entre Sevilla y Valencia. Tiene que ver propiamente con la mascletá, con lo que significa ese disparo pirotécnico y cuyo objetivo es estimular el cuerpo a través de los fuertes ruidos.

    O sea que esto comienza en la fiesta en el Penta, una vez que sus puertas se cierran. Ahí comienza su mascletá. No quiero ni pensar en los petardos en sentido figurado. Jesús, María y José.

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  86. Para abrir boca dice.
    Llevo desde que desayuné pensando en la mascletá, mira que te gustan las adivinanzas.

    Para los que la conocen, la mascletá forma parte de una fiesta de Valencia, si no me equivoco forma parte del cierre de las Fallas, es un espectáculo de fuegos artificiales, mucho ruido, humo y color en el cielo nocturno. Termina con una traca final, un petardo mucho más potente que forma un estruendo enorme.

    Apuesto por una metáfora sexual, los estallidos se multiplican, cada vez son más seguidos, las explosiones se confunden unos con otros, no sabes cuando termina uno y empieza otro y al final, la traca final, el zambombazo seguido del silencio.
    ¿Veis por donde voy?

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  87. No os paséis de interpretaciones oscuras, el capítulo tiene suficiente dosis de escatología como para añadir lo que estáis insinuando, no seáis malos.

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  88. Joder Mario, están en Sevilla o en Sodoma y Gomorra, espero que lo de escatologia no sea de forma literal, si no va a ser mejor leer el capítulo con el estómago vacío.

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  89. La palabra «escatología» proviene de dos palabras griegas que significan 'último' (ἔσχατος) y 'estudio' (-λογία). Se trata del estudio de las 'cosas finales', bien el fin de la vida individual, o del fin de los tiempos, o del fin del mundo.

    Espero que con escatologia quieras decir dejar atrás una vida para empezar una nueva, porque la otra definición de la palabra es...

    Creo que cuando termine este viaje a Sevilla vamos a quedar todos curados de espanto, jajajaja.

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  90. Escatologia mas bloody Mary igual a rojo y en vasito. Jajajaja

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    1. Hostia con lo aprensivo que soy yo para la sangre, si cada vez que me tienen que sacar sangre en el reconocimiento médico estoy cagado.

      Me parece a mi que después de este capítulo La escala de Mohs va a tener 11 escalas de dureza en vez de 10 jajajaja.

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    2. No seas guarro.
      Ya tuvimos bastante dosis de escatologia con los chupitos de semen en Santander, así que no nos tenemos que sorprender de nada, pero lo que insinúas es asquerosito.

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  91. ¿Cuánto tiempo lleva Mario dándonos la murga con lo del Bloody Mary? Meses, dos o tres capitulos por lo menos. Algo gordo tiene que ser para que lleve tanto tiempo con la misma cantinela.

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  92. El bloody Mary tiene, dicen los que saben, que su sabor es.ligeramente salado y ácido. Mente calentita y viciosa retrocede, retrocede.

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    1. Me remito a lo que el mismísimo Mario dijo cuando andábamos liados con el punto de la carne que si muy hecha o poco hecha. Dijo que nos veía muy interesados por la sangre, “os vais a hartar” te acuerdas?

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  93. Pasado el susto, mañana comenzamos las vacaciones habiendo dejado cerrado el nuevo capítulo, ahora toca dejarlo madurar en barrica y a la vuelta, una nueva lectura y a publicar.
    Sed buenos, os estaré vigilando.

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    1. Disfrutad de las vacaciones, nos vemos en septiembre.

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    2. ¿Eso quiere decir que no tenemos capítulo hasta septiembre?
      No es justo, no está bien, es un abuso de poder.
      Te odio.

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    3. Jajaja
      Venga, vale. Ahí te va un anticipo al mail.

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    4. Adelanto para todos o para nadie, jajaja.

      Ahora en serio este es el capítulo que más dudas tengo de si quiero leer un adelanto o no.

      A estas alturas del diario un fragmento leído fuera de contexto puede malinterpretarse o por lo contrario dejarte las uñas más largas.

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  94. Acabo de subir este capítulo a TR
    Preparaos.

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  95. Felices vacaciones y los primeros bloody mary que sean en honor a la barra del Café La Humedad.

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  96. El anticipo solo a lucia? Que injusticia, entiendo que quieras reposarlo pero nos prometiste partirlo en dos y no distanciarlos mucho…

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  97. Osea que tenemos que quejarnos para que nos des un anticipo por correo, mmmm, que mala onda.

    Pero bueno tendremos que esperar hasta que que a Mario se le acaben sus vacaciones, pero después nos dirá que tiene que pulir y encerar, y así hastas septiembre pero será a principios o a finales o a medias, jjjjj

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  98. Lucía eso es coerción hacia el autor, que entrega parte de su obra no de motu propio sino agotado de la presión psicológica que se ha ejercido sobre él.

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  99. Yo te odio mas, te desprecio!!!! Te escupo a la cara!!!!!! Dame mi trocito!!!!!

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  100. Ya os vale.
    Dos octavas, no te quejes, tu ya vas servido con el pago por asistencia técnica.
    Venga va.
    Me arrepentí en el mismo instante en que puse un pie dentro: habían cerrado, y el ambiente era otro, una fiesta estridente, una música diferente, gente desconocida. Me encontré sola, varada en medio de un grupo de tíos saltando y cantando al ritmo de Jamiroquai, sola porque Deylin se había esfumado, no sé cuándo, y las otras también. Martina aguantó un poco más y terminó llevándosela uno que había estado rondando a Andrea antes. Yo solo quería olvidarme de todo, del asco que le provocaba a Mario, de la forma en que había cortado conmigo, del remordimiento que me acosaba sin piedad por haberle llevado al límite. Sobre todo, quería borrar a Rosalía, su cortesía afectada, la velada alusión a una práctica que jamás se me había pasado por la cabeza, «¿jugabas con tus perros?» Quería arrancarme de la memoria su taimada conducta exhibiendo su desviación a dosis certeras para confundirla con amor a sus mascotas. Quería repensar cada frase, cada argumento enrevesado dicho con la intención de hacer pasar por normal lo que no lo es. Quería sacarme la fuerte impresión sufrida al verlos interactuar con los animales y, sobre todo, las sensaciones que experimenté al recibir unas caricias que nunca antes tuvieron otro trasfondo que el cariño a mis perros.

    Por eso me quedé, para olvidar, para sumergirme en el torbellino de la fiesta y agotarme, caer rendida y poder, al fin, dormir.

    Bailé hasta que los pies ardieron embutidos en mis taconazos y seguí bailando descalza, bebí como si el mundo se fuera a acabar, me divertí con la ligereza que da la droga, conocí gente nueva, rostros difusos en la niebla del alcohol y la música. Curro se acercó con ganas, pero me zafé de él con la habilidad que da la costumbre. Fumé, los porros circulaban de mano en mano. Diego me ofreció una pastilla. No, gracias. Volvió a la carga y otra vez la rechacé. Entonces, trajo un chupito, peppermint con chocolate, y la puta pastilla. Lo rechacé interponiendo una mano y negando con la cabeza.

    —No sé de qué cojones tienes miedo a estas alturas. Relájate, coño, no son anfetas, tía, no te voy a joder la vida.

    No sabes… no te quiero joder… no te va a sentar mal… no son…

    ¡No! ¿Tan difícil es de entender? ¡No!

    —Supongo. —respondí vacía de la determinación que creía tener.

    —Estás acojonada, ¿qué te crees, que lo siguiente va a ser un pico? Venga ya, la vida no es tan cabrona ni tan peligrosa como la pintan en las películas.
    (Sigue…)

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  101. —A la tres la mandamos a tomar por culo por eso. —dijo Curro, pegando la oreja a escuchar de qué se hablaba.

    —Una tía cojonuda, simpática, suelta, con unas tetas brutales… andaba muy perdida, una pena. —continuó, entre la lástima y el reproche—. Una noche llegó fatal, éste ya se olía algo, tiró de las mangas p’arriba y vio el destrozo.

    —Me mosqueaba, nunca tenía un duro, ganando lo que ganaba, y luego está la manía de llevar siempre los brazos tapados, qué cabrona —susurró Curro, con un desprecio que no trataba de esconder.

    —La echamos a la calle, no quiero yonkis en el local.

    —Pregúntale a Candela —volvió a la carga Curro—, las toma como el chicle, sobre todo cuando está reventada.

    Un suspiro, un pensamiento fugaz, y… Venga, vale. En esa especie de acuerdo tácito, entendí que a veces, el miedo es una forma de no aceptar lo que somos, de negar que todos llevamos en la piel historias que no siempre queremos mostrar. Pero la vida, al final, siempre encuentra la manera de mostrarnos la puta verdad, aunque intentemos esconderla.

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  102. Menuda ironía jajaja, dice que no quiere yonkis en el local y ahí se drogan hasta las ratas, jajaja.

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  103. Buenas tardes querido Cayo, te vas de vacaciones pero por todo lo alto.
    Pásalo bien que ya nosotros nos quedamos dando vueltas al caletre con el adelanto.

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  104. No hay nadie para infringir un castigo ejemplar como uno mismo. Carmen quiere olvidar, pero también castigarse a sí misma.

    Mario tienes razón va a ser un capítulo duro, siempre lo hes cuando muestra a una persona desmoronandose.

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  105. A mi no me hubiera importado si solo hubiera compartido este pequeña parte del capítulo 202 con Lucía, estoy seguro que ella lo va a valorar mucho mejor que yo mirándolo desde la distancia sin dejarse llevar por lo que ese pequeño fragmento le haga sentir.

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  106. El mio es mas largo.
    “ No debí haber vuelto al Penta. Salí de la mansión de Alonso y Rosalía de madrugada con la firme intención de refugiarme en casa de Candela. Es lo que debería haber hecho, mi instinto me lo gritaba. Sin embargo, cedí a la invitación porque necesitaba sofocar los recuerdos de aquel día aciago que se negaban a darme tregua y me habrían robado el sueño. Quería borrar de mi memoria la mirada de desprecio de Mario, necesitaba olvidar lo que acababa de suceder en la villa; en definitiva, quería escapar de esa versión mía que me repugnaba.

    Me arrepentí en el mismo instante en que puse un pie dentro: habían cerrado, y el ambiente era otro, una fiesta estridente…”
    Para que no digais que me guardo nada. Jeje

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    1. No era necesario Lucía, pero se agradece el gesto.

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    2. Carmen debería de alejarse de Diego, ningún hombre con los que ha estado es tan peligroso para ella como el, Gerardo era más peligroso físicamente hablando, pero jamás le hubiera hecho daño a Carmen.

      Diego es el ego hecho carne y hueso, primero soy yo, luego yo.

      El fuego atrae a las polillas, estas van y terminan muriendo, Diego es una llama que lo consume todo en su propio veneficio.

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  107. El segundo adelanto de Mario, en su último párrafo, me hizo acordar a una frase del poeta uruguayo Mario Benedetti.

    "No todas las cosas cuando se rompen hacen ruido. Hay algunas que se derrumban por completo en el más absoluto de los silencios".

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  108. Hay una cosa en la que Mario no se está dando cuenta, Carmen está sola en la boca del lobo, Candela no puede ayudarla, porque cuando Carmen y Mario abandonen Sevilla ella tiene que quedarse y tiene una niña que alimentar.

    Mario quería conducir un Ferrari, pero en cuanto el Ferrari alcanza los 300 km/h Mario se asusta y le entran dudas y remordimientos.

    Carmen se está hundiendo y donde está el, si no estás dispuesto a cumplir la condena no cometas el robo.

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  109. Carmen está desmadrada. Miedo me da a donde puede acabar.

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  110. ¿Segundo adelanto? ¿Eh? ¿Cómo que segundo?

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    1. Mario a partido el adelanto en dos, me imagino que Torco se refiere a eso.

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  111. Lucía, 08 de Agosto 17:32 horas el primero y la misma fecha 17:33 horas el segundo. Exacto Don Apasionado.

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  112. "Pero la vida, al final, siempre encuentra la manera de mostrarnos la puta verdad, aunque intentemos esconderla".

    "Disimular es extender un velo compuesto de tinieblas honestas, del cual no se forma lo falso sino que de un cierto descanso a lo verdadero". La isla del Día Antes. Umberto Eco.



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    1. A mi más bien me suena a excusa que se pone Carmen. Drogarse y beber hasta desfallecer no solucionan nada.

      La solución está en Sevilla y se llama Mario, Carmen tendría que salir del Penta irse a casa de Candela y al día siguiente presentarse en el hotel para hablar con Mario.

      Estos dos cenutrios se pierden cuando no se tienen el uno al otro.

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    2. Ay, Apasionado, tú siempre tan radical.
      Como decía mi abuelo, que bien se ven los toros desde la barrera

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    3. Yo en el pasado he estado en una situación parecida a la que está Carmen, después de la muerte de mi madre utilice el alcohol para que disminullera el dolor que estaba sintiendo, día tras día el dolor seguía ahí, pero yo seguía en la misma senda hasta que alguien me hizo ver que esa senda que yo había elegido no era la correcta.

      Mi intención no es ser radical Lucía, simplemente hablo desde mi experiencia.

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    4. Te despiertas una mañana, no sabes como has llegado a casa, no recuerdas nada de la noche anterior, pero el dolor que te oprime el pecho sigue ahí y lo notas con más fuerza.

      Tienes una resaca tal que podría destruir una montaña, te juras a ti mismo que lo de esa noche no se repetirá, pero pero el siguiente día te despiertas exactamente igual y así empieza a rodar la rueda.

      El alcohol te da un alibio efimero que desaparece en cuanto te despiertas, por suerte en mi caso fue durante poco tiempo, de no haberle puesto freno a tiempo quien sabe como sería mi vida hoy en día.

      Se de lo que hablo Lucía créeme.

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    5. Vale, retiro lo de radical, pero estarás de acuerdo que de momento, Carmen se ha pegado un fiestón en plan pasada como hemos hecho todos y todas más de una vez cuando hemos querido mandar a la mierda nuestra vida. ¿Preocupante? Sí, pero no hagamos un drama hasta que no leamos el capítulo. Espero que pasado el bajón reaccione y recupere la cordura. Ojalá

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    6. Totalmente de acuerdo, reconozco que soy un poco melodramático.

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    7. Carmen dispone de una serie de herramientas que le otorga la sicologia de las que yo no disponía, a mi mis sentimientos me superaron, espero que eso sea suficiente.

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  113. Ya está actualizada la lista de Spotify hasta el 202 inclusive. En cuanto pueda la actualizaré en el blog alternativo que anda un poco desfasado.

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  114. Ya he actualizado la lista en el. blog tambien. No dejes para mañana...

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  115. Bruto.
    ... lo que puedas hacer en vacaciones.

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  116. Pasé por la página de TR y cero comentario. Creo Mario que ha sido muy fuerte para los descendientes de Torquemada.

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  117. Arquímedes dijo, dame un punto de apoyo y movere el mundo, Mario es el punto de apoyo de Carmen y viceversa, sin ese punto de apoyo los dos están perdidos, espero de verdad que no tarden mucho en hablar y arreglen.

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