09 marzo 2025

Capítulo 196. Los juegos del deseo

 

 Tiempo estimado de lectura: cincuenta y cinco minutos.  


Juego a dos

—¿Me estás escuchando?

—Fíjate, ¿has visto qué tía, qué culito? Estoy convencido de que las tías buenas se ponen cazadoras cortas para lucir el culo, lo hacen a propósito.

Miré donde señalaba: preciosa, un tipazo. Cierto, la cazadora corta realzaba un culo perfecto embutido en un tejano bien ajustado rematado con unas botas marrones de medio tacón; la melena negra, ligeramente ondulada, no llegaba a los hombros y le daba un toque juvenil. Destacaba en la barra, apoyada en un taburete, con la espalda recta, el pecho breve y el vientre plano ceñidos en un jersey de cuello cisne. No pasaba desapercibida,

—Es el complemento adecuado con unos  vaqueros

—Te digo que lo hace para provocar, si lo sabré yo. Tiene un culo divino y lo sabe. 

—Exageras.

— Un poco pequeño, pero bien puesto.

—Para mi, es perfecto. 

—Caderas estrechas y culo respingón, no está mal, aunque prefiero tener dónde agarrarme, un primer plano de un culo potente mientras se la clavas es la mejor viagra. 

Me extrañó la franqueza con que exponía su obsesión por los culos abundantes, no teníamos confianza para tal arranque de sinceridad. Lo tomé como un juego y decidí tirar del hilo.

—Hombre, engancharte a un buen trasero y darle fuerte es la hostia. 

Esta tía tiene un culo acojonante, a ojo le calculo una S, si tuviera una XL le daba matrícula.

—Los culos grandes no tienen firmeza. Míralo, está en su punto de maduración.

Me avergonzaría de haber mantenido esta conversación toda la vida, estaba seguro.

—Joder, qué buena está, 

—Sí señor, bien buena.

—Menudo polvo le echaba, debe de follar como los ángeles.

La tía buena del culo talla S levantó la mirada, nos localizó y acompañó con una sonrisa el gesto de sorpresa; abandonó la banqueta y vino a nuestro encuentro con la copa en la mano.

—¡Joder, viene para aquí! —exclamó alarmado Luis. Me levanté a recibirla

—¿Lleváis mucho aquí? —preguntó.

—Luis, te presento a la doctora Carmen Rojas, colega y buena amiga.

Evité mirarla, estaba seguro de que seguiría el juego. Tras los besos de rigor al invitado fue mi turno, besos de amigos cruzando miradas de ironía. «Conozco a una experta en trastornos de la alimentación», le había dicho a Luis Daza cuando vino a consultarme un difícil caso de bulimia. Nos conocimos por mediación de Emilio, había seguido su trayectoria debido a la relación que le unía con la familia; un joven y brillante doctor a punto de alcanzar la treintena con un futuro prometedor por delante; barajaba ofertas jugosas, entre ellas una beca en un prestigioso centro holandés. La “tía buena” escuchaba mi presentación calibrando con la mirada a Luis. No revelé su identidad porque, desde que nos desprendimos de las alianzas, mi mujer pasó a ser compañera, amiga, pareja y cómplice en situaciones como la que unos comentarios subidos de tono y un impulso perverso habían provocado.

Luis expuso el caso. Se trataba de una adolescente de diecisiete años con el perfil clásico de los pacientes con trastornos de la conducta alimentaria: exigente consigo misma y con los demás, sobresaliente en los estudios, minuciosa con sus rutinas diarias y obsesionada por la imagen corporal. Físicamente se mantenía en forma con una estricta rutina diaria en el gimnasio, tenía una figura espléndida a ojos de cualquiera menos para ella. Arrastraba una larga historia de ingesta compulsiva seguida de vómito inducido. La alarma cundió en la familia cuando descubrieron marcas de cortes en los antebrazos, de un tiempo a esta parte su carácter, extrovertido y alegre, se había vuelto huraño, despótico y dañino hacia quienes la contradecían. Mi colega había llegado a un punto muerto en el tratamiento tras un episodio autolítico, un frustrado intento de suicidio con fármacos. 

Carmen hizo varias preguntas para matizar algunos aspectos y entró a exponer su opinión. Luis escuchaba con atención, yo me limité a observarlos. Joven, atractivo e inteligente cumpliría los treinta en verano, aunque aparentaba algunos menos; quien no los conociera podría tomarlos por hermanos, cabello negro como ella, alto y delgado como ella y ojos oscuros casi como los de ella. La doctora exponía con autoridad su criterio haciendo hincapié en la figura del padre, estricto y manipulador, que había puesto todas las expectativas en ella al punto de ignorar a su mujer y ningunear a su hija menor; éste, aseveró, podía ser el detonante del trastorno. Faltaba información del entorno, advirtió. Luis tomó nota; el asunto que nos había convocado estaba cerrado.

—¿Otra copa?

Carmen se apresuró a aceptar, estaba intrigada por saber mis intenciones y hasta dónde pretendía llevar el juego.

Seguimos charlando o más bien eran ellos los que mantenían una animada conversación sobre la profesión, después pasaron a temas personales, arte, música, deportes. Se les veía relajados, con un mal disimulado toque de seducción por parte de él y una clara actitud receptiva por parte de ella. Dos jóvenes alegres, en la flor de la vida, conociéndose, tanteándose.

—¿Me lo vas a contar? —preguntó al quedar solos.

—¿Qué quieres que te cuente?

—Venga ya, no te hagas el inocente, ¿buena amiga? Podías haberme puesto sobre aviso.

—No estaba planeado, lo prometo, se me ocurrió cuando te descubrimos en la barra.

—No os vi entrar.

—Comentó que había una tía buena en la barra con un culito divino..

—¿Si? ¿tengo un culito divino, tú crees? —susurró juguetona.

—Para comértelo. «Menudo polvo tiene», dijo. Podía haberle aclarado quién eres.

—Quita, quita, cómo ibas a estropear ese momentazo, un tío hablando de tu mujer como habláis los hombres, menudo culito… vaya polvo… a saber qué más dijo.

—Piensa que las mujeres os ponéis cazadoras cortas para lucir el culo y provocar a los tíos.

—El orangután, y la orangutana —tarareó la vieja cumbia y rompimos a reír—. La hembra enseñando el culo y el macho copulando como un bonobo. Muy primario, con lo formal que parece. (1)

—Fíate de los formales.

Luis volvió del lavabo y dejamos la conversación a medias, poco después decidimos dar por concluida la noche, Carmen alegó que al día siguiente debía madrugar.

—¿Eres dormilona?

—No creas, me gusta levantarme temprano, incluso los domingos…

Estuve a punto de interrumpir para desvelar lo poco que le cuesta saltar de la cama y ponerse en marcha, había olvidado mi papel de colega y amigo.

—…, suelo salir a correr a primera hora.

—Yo no podría, los fines de semana me levanto muy tarde, recupero el sueño perdido.

—Lo que pierdes es vida —le amonestó—, con lo bien que sienta trotar al aire libre a las ocho de la mañana.

—Calla, está entrándome sueño de sólo pensarlo. ¿Os apetece otra en un sitio que conozco aquí cerca?

—Conmigo no contéis —respondí poniéndoselo en bandeja—, me esperan en casa. Ella recogió el guante.

—Por mí, de acuerdo, sólo una copa, que mañana…

—Ya, ya, tienes que madrugar. Venga hombre, anímate. —me alentó, pero yo no estaba dispuesto a malograr el plan.

 —Otro día, mi mujer no se acuesta hasta que aparezco.

 —Estos casados, qué aburridos. Tú estás soltera, seguro.

 —Como si lo estuviera.

 Nos despedimos en la calle, Carmen me dio un par de besos “de amigos” y un consejo cargado de ironía:

 —Pórtate bien, derechito a casa, a ver si vas a enfadar a tu mujer.

 —Lo mismo digo, portaos bien, cuidado con lo que hacéis.

 Más que una advertencia era un deseo manifiesto, la tía buena del culito divino respondió con una mirada sensual.

 Tomamos direcciones opuestas, a unos metros me di la vuelta para observarlos, caminaban del brazo a paso lento.

 Los pies me llevaron por calles conocidas hasta dar con mi maltrecho ego a las puertas del San Francisco, donde conocí a Irene. No tenía esperanza de encontrarla en una fría noche a mitad de semana, bastante ocupada estaría cuidando el sueño de su hija. Me propuse llamarla algún día.

 El local estaba casi vacío, alguna pareja aislada, unas chicas rondando los cuarenta hablaban de sus cosas, un solitario como yo daba vueltas en la barra a un café. La música de los ochenta a poco volumen creaba el fondo adecuado en aquel café, pub o lo que fuera, donde otra gente acudía al final de la noche, personas muy diferentes a las que lo frecuentaban por las tardes.

 Whisky solo con un hielo. Olvidé especificar la marca, me arriesgué a aceptar el criterio del camarero preocupado en mirarle las piernas a las cuarentonas de buen ver que charlaban ajenas a mi presencia, apenas me echaron una ojeada cuando entré para luego olvidarme y seguir con sus confidencias.

 Volví a ejercer de alcahueta. ¿Qué estarían haciendo? Dejé correr el deseo; los vi en un pub después de cruzar la frontera de lo correcto. Ella en brazos de Luis, él buscando el placer en sus labios, ella dejándose conquistar como una fortaleza asediada, él ganando posiciones por el cuerpo de mi esposa. ¿Tanto lo deseaba? Mi mente libraba una dura batalla a la que mi cuerpo aportaba munición a uno solo de los bandos. Los vi en una cama ajena, desnudos, envueltos en caricias obscenas, la vi sujetándole el cráneo para impedir que se alejara de la vulva, la vi de rodillas montada por alguien tan joven como ella, con el mismo brío que ella, con las mismas ganas que ella.

 

«Ayúdame y te habré ayudado
Que hoy he soñado en otra vida
En otro mundo, pero a tu lado

Pero a tu lado» (2)

 

—¿Dígame?

 —Buenas noches. ¿Sabes quién soy? —añadí.

 —Mario, qué sorpresa. ¿Cómo llamas tan tarde?

 —Perdona, he pasado de casualidad por el San Francisco y me he acordado de ti.

 No estaba cómoda, quizá tenía compañía o estaba ocupada haciendo quién sabe qué cosas. Apuré la conversación y antes de despedirnos le propuse volver a vernos.

 —El viernes saldré con mis amigas, llámame y te lo confirmo.

 Colgué sumido en un estado de excitación algo pueril, pedí una segunda copa e hice planes. ¿Nos distanciaríamos de las amigas? ¿Lograría encontrar el clima adecuado para retornar al punto en que lo dejamos? 

 ¿Qué tenía Irene que no tuviera con Elvira o con Carmen?

 

…..

 

 Mario estaba entusiasmado, apenas se contenía. «Portaos bien, a ver qué va a pasar», dijo antes de separarnos. Me incitaba a jugar. Aún no había terminado de asimilar lo que estaba sucediendo pero me sentía excitada con las expectativas. Otra copa en otro lugar, un probable ataque en toda regla que debería manejar con sutileza. Luis era atractivo, guapo, inteligente, simpático, coincidíamos bastante en gustos y aficiones, además, contaba con el apoyo de mi marido para jugar el juego que tanto nos gusta. Ojalá se hubiera quedado. Ojalá fuera un juego a tres.

 Hablando y hablando, llegamos a un local íntimo, poco iluminado y bien montado. De camino me había cogido del brazo y, animado por mi permisividad, se atrevió a enlazarme la cintura. En el pub se apoderó de mi mano; hablando y hablando, no la soltó ni siquiera cuando vino al encuentro de mi boca. Nos besamos.

 Y el tiempo se detuvo.

 

…..

 

—Antes de que sigamos adelante, debo contarte algo.

 —Estás casada.

 —Lo estoy, pero además…

 —Eres la mujer de Mario.

 —¿Cómo lo sabes?

 —Te vi en la barra, le comenté algo sobre ti.

 —Sobre mi culo, tengo entendido. —Luis hizo ademán de disculparse.

 —Como para no fijarse. Al principio no te reconocí.

 —¿Nos conocemos?

 —Hace un par de años coincidimos en un acto académico, no me habían presentado a tu marido aún, pero eres una mujer difícil de olvidar. Sospeché que os traíais un juego entre los dos porque te presentó como una colega.

 —Te equivocas, estoy igual de sorprendida, y cuando al despedirse dijo…

 —…que le estaba esperando su mujer… —continuamos a coro.

 —… terminó de confirmar mis sospechas.

 —Espero que no te hayas sentido utilizado.

 Me besó por toda respuesta, yo respondí mostrando mi deseo sin tapujos.

 —Utilízame cuanto quieras, no conozco ninguna mujer como tú, lo digo en serio.

 —Mario y yo…

 —No tienes que darme explicaciones, ¿sois felices?

 —Absolutamente.

 —Entonces no hay más que hablar, solo dime si quieres…

 —Sí.

 Hicimos el camino a su casa en silencio solo interrumpido por arranques de pasión en mitad de unas calles desiertas; parados en cualquier esquina o a la espera de cruzar, cualquier ocasión era buena excusa para unir nuestras bocas y abrazarnos con fuerza.

 —Estás en tu casa.

 Resultó ser un piso acogedor, pequeño, decorado con gusto. Pregunté por el baño y encerrada a solas, me preparé para lo inevitable. Renuncié a asearme, prefería compartir lo que el deseo había provocado. 

 Después, iniciamos una guerra sin cuartel.

 Luis demostró ser un buen ejemplar, bien dotado, hábil con las manos y la boca, me arrancó el primer orgasmo con su segundo mejor atributo: la lengua, ágil y vibrante. Había hecho bien en no asearme, lamió con el ansía de quien devora una golosina, después me penetró saboreando cada centímetro ganado y se mostró implacable ante mi derrumbe. No me hizo callar cuando un nuevo orgasmo me desgarró la garganta.

 Plena y satisfecha, lo besé; sabía a mí. Era un amante sensacional, uno de esos hombres que procuran llevarme a lo más alto sin limitarse a su propio placer. Era hora de volver a casa.

 —¿Qué puedo hacer para que te quedes?

 Plantado ante mí, con la verga hinchada a unos centímetros de mi cara el deseo recuperó toda la potencia. Le sujeté por la cadera, me gustaba, estaba tan bueno…

 —Dime —insistió—, ¿qué puedo hacer?

 —Ya lo has hecho.

 Lo atraje a mis labios, besé el glande grueso y húmedo, lo recorrí con la lengua, le acaricié el culo, las pelotas. Paré antes de precipitarlo, me dejé caer sujeta a sus manos arrastrándole en la caída, el macho hincó los codos y me mordisqueó el cuello. La aguda dureza acertó en la diana, le abracé con los muslos y empujé a su encuentro hasta sentirme llena.

 —Dios, ¿es que no te cansas nunca?

 

….

 

Llegamos a casa de madrugada, nos despedimos sin caer en la tentación de ofrecerle un último beso, estaba escarmentada.

 Entré en la cocina procurando no hacer ruido. Bebí un vaso de leche fría, estaba muerta de sed. Me deshice de los tacones antes de asomarme a la alcoba, Mario dormía profundamente. A oscuras cogí el cepillo de dientes y lo imprescindible para desmaquillarme.

 Dejé la ropa en el salón y me aseé en el cuarto de baño del pasillo, mientras me lavaba en el bidé reconocí que con gusto me habría quedado a dormir con Luis, puede que fuera el roce allí donde mi cuerpo seguía sensible lo que me hacía añorar a otro hombre y otra cama. Sin parar de lavar, frotar, enjuagar y volver a frotar, soñé recordando caricias, posturas, miradas, sabores… un respingo me devolvió al presente, el frío había calado en mi espalda desnuda. Me lavé los dientes, retiré el maquillaje, el rímel y la sombra de ojos, después regresé al salón a doblar bien la ropa, la había dejado de cualquier manera. Tirité, era hora de acostarme.

 Ocupé mi lugar en la cama con cuidado de no despertarlo y me arrimé para entrar en calor.

 —Creí que no ibas a salir del baño, ¿qué has estado haciendo?

 Si tú supieras… Me acurruqué, reaccionó con el brío de un adolescente agarrado a mi culo buscando piel con avidez. «Estás helada».

—Creí que estabas dormido.

 —Vaya horas, podías haber avisado.

 —¿A quién iba a avisar? Se supone que estoy soltera o separada.

 —Cuéntame.

 —Es muy tarde. Mañana.

 —Por favor…

 —Te lo cuento si me cuentas lo tuyo con Elvira.

 

Juego a cuatro

 «—¿A qué hora habéis quedado?

 —A las nueve. Le he dicho que estás de viaje,

 —¿Y eso por qué?

 — Viene a recogerme, Tomás quiere comprobar si le causa algún problema subir aquí, el lugar de los hechos, sería una prueba clara de culpabilidad.

 —Podías habérmelo dicho antes.

 —Te lo estoy diciendo, faltan cinco horas.

 —Cuál es el plan. Me marcho antes de que venga, de acuerdo. ¿puedo volver o vais a venir después de cenar?

 —Le despediré abajo.

 —¿Y si insiste en subir a tomar la última? Mejor me busco la vida.

 —Mario…

 —Me las arreglaré.

 Triste sin razón y excitado con motivo, confundido y sin ganas de discutir subí al ático, el aire frío de Enero ayudó despejarme. Tenía que salir de casa, no quería ser testigo de los preparativos, esta vez no.

 La dulce voz de Elvira actuó de bálsamo.

 —Hola, mi niño.

 —Hola.

 —¿Qué pasa?, estás serio.

 —¿Tienes algún plan esta tarde?

 —Voy a consultar mi agenda de citas. —bromeó.

 —Ya será menos.

 —Has tenido suerte, estoy libre.

 —¿Te apetece salir conmigo?, pasar la tarde juntos, picotear y esas cosas.

 Su risa fresca me hizo sonreír.

 —Esas cosas, ¿eh? 

 —Sí, esas cosas que tanto te gustan.

 —Muy tentador, pero mañana madrugo.

 —Podemos cenar en casa.

 —En mi casa querrás decir. Vale, no esperes nada especial.

 —Te tengo a ti, ¿qué puede haber más especial?

 —Uy, ¿estás haciéndome la pelota? ¿Qué quieres?

 —Pasar la noche contigo, ¿te parece poco?

 —Te invito a cenar, luego, ya veremos..

 Quince minutos después, salí de casa. «Me voy», fue todo lo que atiné a decir.

 No le conté la razón de mi estado de ánimo, Elvi intuyó que había sucedido algo serio. Se esforzó en hacerme olvidar lo que me atormentaba. Salimos, redoblé los esfuerzos por ser el de siempre, fingió creerme y así, a fuerza de cariño, conseguí recuperarme. Seguía escociendo pero ya no era importante.

 Cenamos en un argentino, apenas tenía apetito, ella comió por los dos. «No sé cómo logras mantenerte tan…»,  «¿Buena?,», preguntó con cara de mujer fatal. Tomamos un delicioso flan acompañado de dulce de leche y crema, café, un chupito de grappa y salimos con prisa rumbo a su cama.

 Me colmó de caricias, demoró el instante de consumar lo que se había ido fraguando desde la llegada, se ofreció a mis manos como la playa donde el náufrago salva la vida. Hicimos el amor, porque es lo que existe entre nosotros. Amor.

 Después, a traición, volvió la tristeza. Fue demasiado, la manera de abandonar la cama —en silencio, sin palabras, bruscamente— me hizo consciente de lo que podía estar pasando por su cabeza. Intenté retenerla, su mirada había perdido la alegría. Ven, vuelve, le rogué.

 —Estoy cansada, Mario, muy cansada, sólo acudes a mí cuando no tienes a Carmen. No es un reproche, sé cuál es mi papel, nunca te he pedido nada ni espero nada más de lo que tenemos, pero si continúas así vamos a acabar repitiendo el mismo patrón que has seguido con Graciela o Elena. ¿Por qué no llegaste a nada con ellas? Dime, ¿qué ocurrió con Maca que no me contaste?

 Hizo un gesto de disgusto por haber expresado lo que llevaba callando mucho tiempo. Me escabullí, solo quería volver dos minutos atrás y tragarme la sombra que había nublado una noche perfecta. No discutió, le importaban bien poco mis excusas huecas.

 —Eres incapaz de vivir más allá de Carmen, estoy convencida de que, si mañana falleciese, no podrías rehacer tu vida ni conmigo ni con nadie.

 —Cállate, no digas eso.

 —Nunca pensé que fueras supersticioso. La muerte va implícita con…

 —¡Quieres dejarlo de una vez! Lo he entendido, gracias.

 El clima se había hecho añicos, la tormenta me expulsaba de la playa mar adentro. 

 —Será mejor que me vaya.

 —Lo siento, no tengo ningún derecho.

 —Es culpa mía.»

 

—No hay mucho que contar. Cenamos en un argentino, fuimos a casa y, te puedes imaginar. Luego la dejé descansar, tenía bastante lio al día siguiente. 

 A casa, a su casa. Toda una declaración de intenciones, pensé con preocupación.

—¿Eso es todo? A partir de ahora voy a ser igual de reservada cuando te cuente lo que hago con otros.

 —Es que… no tengo más que contarte. Luego llamaste y te devolví la llamada como querías.

 

 «Había aparcado a dos manzanas de distancia. Lo sobrepasé, necesitaba caminar y buscar la razón que me condenaba a boicotear cualquier relación, empezando por mi matrimonio. Graciela, Macarena, Elena… solo Candela parecía resistir el rumbo errático de mi carácter. 

 El móvil interrumpió mis pensamientos, era Carmen y una súbita alegría me invadió.

 —¿Cómo va la noche?

 —Escucha, espera cinco minutos y llámame. —dijo en voz baja.

 —¿Pasa algo?

 —Tú, hazlo.

 El corazón palpitaba sin control. Esperé cerca del auto con el móvil en la mano tratando de encontrarle sentido a la breve conversación. ¿Estaba sería o relajada?¿preocupada o me quería de cómplice en cualquier cosa que estuviese ocurriendo con Javier? No pude aguantar, hice la llamada.

 —Mario, ¿qué tal? —saludó haciéndose la sorprendida.

 — ¿Dónde estáis?, hay mucho ruido.

 —Estoy con una compañera del gabinete, hemos salido a cenar y ahora estamos tomando algo.

 Me sentí ingenuamente feliz compartiendo el juego con ella.

 —Con una compañera, ya, menudo rabo tiene entre las piernas. No he tenido ocasión de decírtelo, ojo con el amigo, calza una herramienta talla extra grande.

 —Rabo de toro para cenar, un poco fuerte, ¿no?

 —Ja, ja, muy ocurrente. ¿Te ha metido mano ya o estáis todavía de palique?

 —En eso estamos. Un beso, cariño, pásalo bien.

 —Un beso, cielo, ya me contarás qué tramas.

 Colgué con un estado de ánimo bien diferente, con la predisposición que debería haber tenido desde que conocí el plan para atraer a Javier. Qué estúpido fui, en lugar de hacer equipo había salido de casa como un chiquillo enfurruñado.

 Elvira había sufrido las consecuencias, ojalá pudiera volver y arreglarlo.»

 

—Me toca: tomamos una copa en un pub cerca de su casa, charlamos y, te puedes imaginar —recalcó con toda intención—, después propuso subir a su casa y, ya sabes, te puedes imaginar.

 —No seas mala, cuéntamelo.

 Con toda intención hizo un relato amplio y descarado al que fui poniendo imágenes. Los vi caminando cogidos de la cintura, sentados en el pub con las manos entrelazadas; sentí en el pecho la emoción del primer beso, las primeras caricias; me ahogué al saber que no terminó de proponerle subir a su casa porque ella aceptó de inmediato; me excitó que no quisiera borrar de su cuerpo el efecto de tanto deseo; la vi enlazada a sus caderas respondiendo a cada golpe de riñones; escuché en mis oídos su fuerte jadeo, su peculiar forma de gritar sin control en el silencio de la noche. 

 —Me estaba poniendo las bragas, levanté la vista y me lo encontré con la polla a un palmo de la cara —si vieras qué polla…—, preguntó qué podía hacer para que me quedase. ¿Más?, ¡casi la tenía en los labios! La cogí y terminé de ponerla dura.

 —En la boca.

 —Qué vicioso eres, cornudín —dijo pellizcándome la mejilla—, con la boca y con la mano, ¿contento?

 —Y volvisteis a follar.

 —Como animales. Es muy bueno en la cama, muy bueno, me agarro de las caderas y me metió un galope desde atrás que no podía ni respirar.

 —Me lo dijo, le gusta tener una buena panorámica del culo para motivarse. 

 —Motivado estaba, te lo aseguro. Ah, lo del culito de infarto es una mera cuestión estética, no hizo intención de probarlo, y mira que me tuvo a tiro.

 —Qué idiota.

 —Él se lo pierde, yo estaba más que dispuesta.

 —Qué zorra. Eso tiene fácil solución.

 Bajo el edredón de plumas, recobraba el calor perdido deambulando desnuda por la casa y en el baño; mi amor me acariciaba con ganas la espalda, el culo, sus pies caldeaban los míos.

 —Ahora no, cariño, estoy cansada. Mañana por la noche —prometí para calmar la frustración, dio un bote y se puso boca arriba, enseguida noté movimiento bajo las sábanas.

 —¿Habéis hecho planes?

 —Sabe que eres mi marido.

 —¿Se lo contaste?

 —Me reconoció cuando nos presentaste, por lo visto coincidimos con él en un acto hace un par de años.

 —No lo recuerdo.

 —Ni yo, no llegamos a hablar, pero dice que soy una mujer difícil de olvidar.

 —En eso le doy la razón. No me has contestado, ¿vais a volver a veros?

 —Probablemente, me gusta mucho. Mucho.

 —¿Tan bueno es?

 —mmm… Sí. Entre los diez mejores, sin dudarlo.

 Aparté la mano que buscaba con ahínco un hueco entre mis muslos.

 —Knock, knock, knocking on heaven’s door —tarareé. Rompimos a reír, insistió y le abrí las puertas al paraíso.(3)

 —Algún día tienes que contarme ese ranking.

 —Aaaah… para, vamos a dormir, es muy tarde.

 —¿Quién quiere dormir? Mira cómo me has puesto.

 —Esto lo has hecho tú, pajillero.

 Palpé una hermosa verga a punto de estallar. Y yo, Dios, cómo estaba yo. Salté por encima, me abrazó y buscamos la manera de acoplarnos.

 —Quieto, ya me encargo.

 

Juego lucrativo

 Días atrás, llegaba a casa a escondidas, con nocturnidad y alevosía como una delincuente, a hurtadillas vigilando que no hubiera nadie. «¡Corre, bésame!», le había exigido a Javier para esconderme del vecino y su perro fingiendo una escena posible aunque poco probable: una pareja dándose el lote en un auto delante de un portal cualquiera. La historia no se tenía en pie, ¿quién, sino un vecino o vecina del bloque, podía ocupar aquel automóvil de alta gama que llamaba tanto la atención? ¿Habría logrado ocultarme a tiempo o a estas alturas todo el vecindario sabía que la vecina del ático, la que recibe a hombres cuando no está el marido, llegó a casa de madrugada y se entretuvo besándose en el auto con vaya usted a saber quién?, qué desvergonzada, qué poca clase.

 No había modo alguno de averiguarlo, solo quedaba esperar los acontecimientos y observar las reacciones de unos y otros al cruzarnos en el portal.

 Al día siguiente, Javier me llamó intranquilo. Le resté importancia al incidente, no quería dar la impresión de estar preocupada, porque lo estaba y mucho. El encuentro de Guido con los vecinos de enfrente no había trascendido, pero si se corría la voz sobre mi regreso a las tantas y el intento de ocultarme tras unos besos atarían cabos, saldría a la luz y la imagen que daríamos en la casa sería insostenible. 

 Insistió en volver a verme, era lo ideal para poder sonsacarle, sin embargo me sentía inquieta, se estaba complicando todo. No dije que no, le pedí unos días alegando cuestiones familiares. Entretanto, Tomás me apretaba, el mismo Tomás que aconsejaba paciencia. «Espero resultados a su tiempo, no te precipites». Cada vez estaba más convencida, esta estrategia era un error pero ¿Quién lo convencía?

 Para colmo, Ángel volvió a poner sobre la mesa la táctica de ataque directo a altos cargos de la administración, como habíamos hecho después del verano, un plan paralizado desde el 11S que ahora, sin previo aviso, quería relanzar de inmediato.

 

«—Te voy a presentar a Directores generales, jefes de servicio, Subdirectores, gente que puede abrirte muchas puertas. Si te sabes relacionar bien estarán dispuestos a escuchar cuanto les propongas; debes actuar con gran diplomacia, sabes a lo que me refiero, se trata de personas muy influyentes y de gran prestigio, con gustos exquisitos.

 —No hace falta que sigas, he cogido la idea.

 —Empezaremos mañana; procura venir arreglada. 

 —¿Te parezco desaliñada?

 —Ya me entiendes; te vas a estrenar con un alto cargo al que conozco bien, da la imagen de conservador, es viudo, entrado en los cincuenta, sin hijos, aficionado a la caza, al ajedrez y a la ópera, no se le conoce ningún escándalo aunque tiene una debilidad incontenible por las mujeres jóvenes, bien armadas y altas, cosa nada difícil porque no llega a uno setenta. 

 —Bien armadas, te refieres…

 —Con las tetas bien puestas; en eso no das el perfil pero… No te ofendas, no estoy diciendo que estés mal dotada.

 —No sigas, no lo estropees más.

 —Sabemos que a veces contrata la compañía de chicas.

 —Putas.

 —No te andas por las ramas. Putas, pero lo hace con mucha discreción.

 —No pretenderás…

 —¿Por qué?, ¿porque he dicho que te vas a estrenar? No, mujer, no temas; lo único que has de hacer es... despertar sus obsesiones, bueno, despiértale algo más, ya que te pones… —No me hizo ninguna gracia y cambió el semblante—. Mira, Carmen; se trata de negocios, ya lo habíamos dejado claro, jugamos nuestras cartas para sacar el mayor beneficio, en este caso las cartas son tu estatura, tu juventud y tu cuerpo; pero si crees que solo vas a aportar eso es que no te valoras lo suficiente. Vas a dejarte la piel negociando con este tipo, aparte de viciosillo es astuto y muy hábil; te pegará un repaso de cuidado porque sabe que te debilita y entonces atacará con argumentos sólidos para ver si te encuentra descuidada. Que yo esté allí no te protege demasiado.

 —¿Piensas, que no soy capaz de dominar a un viejo verde?

 —Eso es lo que quiero comprobar. De momento esta ropa no vale, quiero escaparate.

 —A ver qué vas a decir.

 —Muy sencillo: tienes que mantenerlo centrado en ti durante nuestra presentación, en concreto en los estímulos que más lo distraen.

 —No me lo digas; mis tetas.

 —No te burles, parece mentira que no apliques todo lo que sabes al objetivo que tenemos, a lo que nos exige la junta: beneficios, para eso estás aquí. Sigamos; tus estímulos no son solo tus tetas. Por cierto, ¿has pensado alguna vez en operarte?, una talla más, por ejemplo.

 —¿Estas hablando en serio?

 —Oye, a mí me gustan; pero el perfil con el que vas a relacionarte prefiere el pecho más… exuberante.

 —Ni lo he pensado ni lo voy a hacer —dije respondiendo al expresivo gesto de sus manos; hacía un buen rato que me tenía sobrepasada, no podía creer que estuviésemos hablando del volumen de mis pechos.

 —En fin, además de tus tetas juegas con otras virtudes: tus rasgos faciales, tu altura, ese tipazo. Y el culo; ya puedes lucirlo mañana. Todo eso es la artillería de la que dispondrás mientras despliegas el catálogo de argumentos, convéncelo de que somos la mejor opción para los proyectos que está a punto de lanzar.

 —¿Tú cómo lo sabes?

 —Lo sé.

 —En otras palabras; quieres que me exhiba, que coquetee, ¿es eso?

 —Si quieres plantearlo de ese modo…

 Estaba indignada, por supuesto; aunque una potente imagen llevaba tiempo ganando terreno en mi cabeza, me veía entrando en un restaurante del brazo de Roberto; los recuerdos se encendían como bengalas. Los interlocutores me observaban desde el otro lado de la mesa, el escote se abría porque él se ocupó de desabrochar algún botón y yo continuaba defendiendo la propuesta a sabiendas de que ellos atendían más a mis tetas que a mis palabras, a pesar de todo conseguí superar la humillación, desde ese momento controlé el alegato; era yo quien mandaba, era yo quien los tenía a merced de mis palabras dominados por la sugerente provocación de mi cuerpo mostrado con sutileza. Y eso me causaba auténtico placer.

 —Creo que podré hacerlo.» (4)

 

Cedí y por primera vez me encontré adulterando mi vocación, supeditando mi experiencia profesional, mis títulos y mi carrera a mis atributos, como había llamado Ángel a lo único que los depravados alcanzan a ver de una mujer, un buen cuerpo, unas tetas bien puestas, un culo perfecto. En eso me había convertido, para eso había alcanzado mis metas en el gabinete: socia y directora de relaciones institucionales, un nombre pomposo para terminar haciendo lo mismo que hacía con los clientes de Tomás, ser un señuelo para obtener beneficios económicos a cambio de prostituirme. Ser puta no me afecta, sé lo que soy y lo acepto, incluso con agrado. Destruir una  larga trayectoria profesional vendiendo mi cuerpo era cosa bien distinta y toda la vergüenza, toda la humillación que, como mujer, debería sentir y no siento al ejercer de puta, brotaba incontenible por colaborar en la degradación de lo que quedaba de mi yo anterior. Me dedicaría a zorrear, como lo había definido con toda crudeza Ángel. 

 No entiendo por qué me afectó tanto, en el fondo no era tan diferente a mi oficio oculto.  Tardé algún tiempo en descubrir la raíz de tanto malestar porque, en la mayoría de los casos, mis interlocutores se limitaban a babear con más o menos descaro. Mi… artillería, como había definido Ángel a mi cuerpo de escándalo —otra de sus maneras de describirme—, servía para distraerlos, animarlos y ponerme las cosas fáciles; solo en casos excepcionales me vi obligada a llegar a mayores; a zorrear.

 En los días previos al atentado de las Torres gemelas, tuve la oportunidad de practicar mis nuevas “habilidades profesionales”. La siguiente reunión con Asenjo fue un éxito, logré cerrar el primer contrato, solo me costó soportar su aliento en la cara, escuchar varios comentarios explícitamente obscenos (a los que respondí con una sonrisa), algunas caricias en las piernas mientras le presentaba la documentación y unas palmadas en el culo al salir del despacho. Me sentí sucia, agredida.

 Me acostumbré, zorrear se convirtió en nuestra consigna. A veces me llamaba al móvil.

 —Hola, preciosa, hoy no has salido a zorrear.

 —¿Cómo lo sabes?estoy en el despacho, tenía consulta. 

 —Acabo de estar hablando con Moreta, le pregunté a Ana si estabas.

 —¿Ahora me vigilas?

 —Sabes que no; quería hablar contigo. Mañana tienes lo de Álvarez.

 —Lo sé, llevo una agenda.

 —Vete guapa.

 —Siempre voy guapa.

 —Tú me entiendes. Óyeme, tienes que centrarte; has asumido un puesto de dirección, tienes unos objetivos; no deberías entretenerte con la consulta, por mucho que te guste. Eres socia, te debes a los objetivos de beneficio que se marcan en la junta, ¿lo entiendes?

 —Ángel, para; sé cuáles son las prioridades.

 El atentado cortó en seco cualquier plan de inversión. En enero se volvía a respirar una relativa calma y comenzaron las presiones.

 —Es el momento, la incertidumbre ha disminuido, los proyectos vuelven a activarse, hay que moverse, si no otros se nos adelantarán.

 —Creía que habíamos dejado eso a un lado.

 —¿Eso? ¿Qué es eso? ¿un área de negocio inmensa? Mira, Carmen, tu dirección de relaciones institucionales —recitó con cierta sorna— no está dando cifras, o te pones las pilas o se va al carajo.

 —¿Ponerme las pilas es vestirme como una puta y dejarme toquetear? Hay otras formas de…

 —Déjate de chorradas, lo hiciste de puta madre con Gonzalez Asenjo, ya ves los resultados y apenas tuviste que zorrear, enseñaste muslo, dejaste que te magreara un poco, no ha sido tan difícil. Esa es una de las cuentas que volveremos a tocar, conozco el presupuesto que maneja. Pero antes debemos dedicarnos a fondo a otros objetivos.

 En una palabra: Zorrear. 

 Durante la época que actué como pedía, anotaba en la agenda las citas… digamos, especiales con una Z; «Z Álvarez», el día siguiente a las once; «Z Asenjo» el lunes; reunión de seguimiento. Al principio evitaba acudir al gabinete vestida tal y como iba a las reuniones de… zorreo. Liberada de todo control horario, antes de las citas volvía a casa y me arreglaba, luego regresaba a cambiarme de nuevo. Con el tiempo comprendí que tanto trasiego era innecesario, porque apenas pisaba la planta baja donde había discurrido toda mi vida laboral anterior y un día que andaba muy ajustada de hora, volví directamente. Se fue haciendo costumbre, dejé de ir a cambiarme a casa; era cuestión de tiempo que me cruzara con mis compañeros; el cambio de look era tan drástico que la distancia entre nosotros se acentuó aún más. Los rumores crecieron.

 En la reunión con Álvarez traté de cuidar la primera impresión; «Muéstrate profesional, no te dejes llevar de las apariencias», me aconsejó, «lo que siembres lo recogerás con creces, créeme». Llevaba poco tiempo pero empezaba a tener mi propio surtido de ropa y lencería exclusiva para mi nuevo cargo; había comprado varios sujetadores del mismo modelo que usé la primera vez. Tras alguna prueba decidí mantener la talla que escogió Claudia, oprimía un poco pero el efecto me agradaba; no es que necesite realzar el pecho, sin embargo ese punto de… compresión me da un aire morboso, las junta, las hace parecer más globosas y crea un canalillo que me hace sentir diferente, exuberante, más sexy. Me enfrenté al veredicto del espejo antes de ponerme la blusa, no pude sino darle la razón: ganaba una talla de pecho. La falda tubo parecía hecha a medida de mi culo. Álvarez no se quedaría tan impasible como había vaticinado Ángel.

 Y bien que lo intentó; mantuvimos una charla cordial en la que expuse a grandes rasgos la trayectoria del gabinete y los campos de actuación que cubríamos.

 —Permíteme que sea muy directo, os veo demasiado clínicos; dudo mucho que vuestro enfoque encaje en nuestro proyecto.

 Fue el momento de atacar. Tosí, fingí atragantarme y pedí un vaso de agua; la excusa me dio motivo para levantarme y dar unos pasos, había estado sentada con el escritorio por medio a modo de parapeto; me volví de improviso… voilá: estaba mirándome el culo. Fingí no darme cuenta, en cambio miré intencionadamente hacia el tresillo a la izquierda. «Vamos a sentarnos allí, estaremos más cómodos», propuso y acepté encantada. Crucé las piernas con despreocupación, bebí un sorbo y me incliné a dejar el vaso; sus ojos se precipitaron por el escote. Era el momento de derribar las dudas. ¿Demasiado clínicos?, dije sin apartarme de la mesa, comencé a exponer los planes de actuación por áreas y nuestra experiencia en prevención de riesgos, continué con los modelos desarrollados en Euskadi y el resto del discurso dedicado al coaching, todo ello sazonado con mi absolución cada vez que le cazaba entre mis piernas. Qué bien hice al eliminar la barrera de la mesa; veinte minutos después nos consideraba una opción a tener en cuenta en el último trimestre.

 Después, el mundo colapsó, el miedo ocupó el espacio de las apuestas de futuro y tuvieron que pasar varios meses antes de que la economía empezara a despertar. Ángel volvía a poner el foco en los proyectos que salían de la hibernación. Y contaba con usarme de cebo.

 A mediados de Enero retomamos el contacto con Álvarez y cerramos el acuerdo, un jugoso contrato que anuncié ante los socios y consolidó mi cargo de directora.

 A Álvarez le siguió Saldaña; un pez gordo con mucho poder de decisión a pesar de las limitaciones impuestas por un accidente de tráfico sufrido unos años antes que lo mantenía en silla de ruedas. Ángel me advirtió de sus bruscos cambios de humor y me previno; la silla de ruedas no me iba a librar del acoso.

 Así fue; en cuanto le vi me sentí desnuda, de nada sirvió la presencia de Ángel, para él solo era una de esas furcias que, según me había contado, manoseaba a su antojo hasta que las echaba, dominado por la amargura de sentirse impotente; sin embargo me recibió con cortesía. Seco y parco en palabras, pude exponer mis argumentos.

 —¿Y usted, a qué ha venido? —le dijo a Ángel.

 —Soy el…

 —¿Me va a contar algo que no haya escuchado?

 —En realidad, la doctora Rojas ha..

 —Muy bien —dijo ofreciéndome la mano—, ya la llamaré; buenos días.

 —Es un amargado. —explotó Ángel, poco acostumbrado a ser ninguneado.

 —¿Cuánto hace del accidente?

 —Casi tres años, no es excusa.

 —No sabemos nada de él; Tal vez era así de mal educado antes.

 —¿Has visto cómo te miraba? A éste le ha estorbado que estuviera yo, por eso me ha tratado así.

 —Ya salió el ego del macho; estás molesto porque te ha humillado, sin embargo que me desnude con la mirada o que el próximo día intente meterme mano entra dentro del sueldo, ¿es así?

 —Ya salió la feminista. No es lo mismo.

 —Dejémoslo. Vamos a tomar una cerveza, a ver si te recuperas del trauma.

 Saldaña llamó antes de lo previsto. «Te lo dije», exclamó Ángel triunfante.

 —Prepárate a fondo; cuando te vea aparecer lo tienes que levantar de la silla.

 —No seas animal.

 La intuición me decía que no podía darlo todo a la primera. Evité los sujetadores push up, no me convencían en este caso; tampoco quise ir demasiado ajustada, bastaba con ser yo misma. Mis tacones, un vestido de escote amplio sin llegar a ser exagerado con el largo por encima de la rodilla; si quería más lo tendría que ganar.

 —¿Hoy no viene su compañero?

 —No lo necesito —respondí arrogante, dejé el chaquetón, el bolso y la carpeta y me senté donde me indicó, un sillón aislado en el centro del amplio despacho, él dirigió la silla cerca de una mesita baja situada entre los dos.

 —He estado mirando el dossier, ¿puedo tutearte?

 —Por favor.

 —¿Por qué quieres entrar aquí? —Crucé las piernas, no dejó de mirarme a la cara. 

 —Estamos expandiéndonos, tenemos un plan muy ambicioso a dos años…

 —¿Eres ambiciosa?

 Un tiro directo que debía responder sin titubeos.

 —¿Y quién no lo es?

 —¿Cómo de ambiciosa eres? Te lo pregunto porque… verás; no sé si lo sabes. Sí, creo que lo sabes. Tengo en marcha un presupuesto… enorme —Enfatizó hasta la exageración la última palabra— y no sé muy bien cómo ni con quién gastarlo, ¿me vas siguiendo?

 —Un trabajo agotador, supongo.

 Sonrió.

 —No imaginas. Ven te lo voy a enseñar —maniobró hacia el escritorio, lo seguí y quedamos en lateral, desde ahí trató de alcanzar un grupo de documentos.

 —¿Te ayudo? —los puse ante nosotros; el primero era una relación de proyectos con las correspondientes asignaciones presupuestarias. Algo había ocurrido, me miraba fijamente sin mover un músculo.

 —No creo haberte dado permiso para que me tutees.

 Me tragué la ira, intenté ocultar el desprecio y pedí disculpas con voz inaudible, mantuvo la tensión unos segundos eternos y acto seguido volvió a prestar atención a los documentos, recorrió la lista con el dedo y escogió un dossier entre todos.

 —Ven, mira.

 Sin opción a sentarme, me incliné sobre la mesa; comenzó describiendo el alcance del proyecto y el desglose en partidas; «Esta no», decía al pasar por algunas; entonces sentí el contacto en la cadera; le miré, no se inmutó; «¿Qué te parece?», dijo; tenía la mano en el culo, ¿qué me iba a parecer?, volví a mirar el proyecto, medio millón de euros, ochenta millones de las antiguas pesetas; «Está muy bien…», dotado, iba decir, pero no lo consideré oportuno. «¿A que sí?», exclamó satisfecho desplazándose sin reparo por mi culo; «y son catorce semanas, fíjate en los recursos». Me fijé, me fijé mientras deslizaba la mano buscando el dobladillo de la falda; hablaba para mantenerme ocupada, toda una estrategia de alguien que la practica a menudo, si hubiera sabido que no necesitaba distraerme es probable que hubiera seguido hablando, quizás era a él a quien le hacía falta una excusa para no avergonzarse de su conducta.

 Ratios, porcentajes… sus dedos se colaron con habilidad por debajo de la falda, la palma de la mano extendida en la parte posterior del muslo me erizó la piel; «Este es uno de los proyectos que te va a dejar más beneficio»; «Sin duda», respondí usando una formula neutra para soslayar el trato formal al que había sido relegada. Ascendía despacio arrastrando la falda sin dejar de hablar, separando los dedos como si quisiera palpar lo máximo posible; se encontró con mis nalgas desnudas que reaccionaron tensándose, buscó con avidez la existencia de ropa interior, dio con el borde de la pequeña braga y lo perfiló con el dedo. ¿Cuándo había dejado de hablar?

 Me incorporé, no debía darle más.

 —¿Le… importa si fumo?

 Fui al sillón a coger el bolso, había ganado una tregua, saqué el tabaco y le ofrecí.

 —Gracias, no fumo, desde el accidente.

 No jugaría la baza de la lástima. Volví al sillón, esta vez no llegué a cruzar las piernas, pensé que me haría volver a la mesa. No fue así; se movió hasta quedar frente a mi. Sonreía, no estaba acostumbrado a que le echaran un pulso.

 —Haré que preparen la documentación,  ya te llamaré.

 Giró en redondo la silla y volvió al escritorio. Usada y despedida, así acostumbraba a tratar a las mujeres. Logré dominar el coraje, no iba a humillarme, a mí, no. Aplasté el cigarrillo recién encendido, me levanté y, con las piernas rectas y algo separadas, me agaché a coger el chaquetón y el bolso. Le di una muestra de lo que, conmigo, no iba tener tan facil.

 —Gracias, volveré a recogerla.

 Lo que ocurría en los despachos era cosa mía; Ángel trató de enterarse, más por morbo que por necesidad, pero dejó de insistir. No estaba orgullosa de mí y procuraba olvidarlo en cuanto salía a la calle. 

 

Juego amañado

 —Ciento sesenta y seis pesetas.

 —Va a ser un lío.

 —Que no, hombre, enseguida nos acostumbraremos.

 —Lo ves muy fácil, ya veremos.

 Volvíamos de cambiar dinero en el banco, por fin teníamos en nuestras manos los billetes de euro, nos sentíamos como si estuviéramos emprendiendo una aventura. Emilio, siempre reacio a los cambios, solo veía dificultades, yo trataba de hacer normal lo inevitable aunque, en un país caracterizado por la trampa y la picaresca, temía que proliferaran los que se afanan por sacar un beneficio extra de la incertidumbre inicial.

 —Habrá que estar atentos a los precios, el cambio es simple: tres euros, quinientas pesetas; seis euros, mil pesetas; diez euros, mil ochocientas.

 Pronto tuvimos ocasión de comprobarlo. En poco tiempo el café con leche que solíamos tomar a media mañana pasó, por arte de magia, de costar cien pesetas a un euro, ambas monedas eran similares, eso debió de crear una ilusión colectiva de permanencia hábilmente aprovechada por los que siempre sacan tajada de los cambios y las crisis. Nadie hizo nada por evitarlo.

 Todavía nos movíamos en el plano de la novedad, miramos los billetes con cierta inocencia, los miramos con el afán de quien quiere aprendérselos de memoria, hacerlos suyos, a partir de ahora era la moneda de curso legal y experimenté cierta tristeza por las pesetas, nos habían acompañado toda la vida.

 La llegada del euro provocaba otras preocupaciones, Tomás se había hecho cargo del dinero de Carmen; varios millones con un origen no justificado debían aflorar antes de que los controles impuestos al cambio de moneda hicieran saltar las alarmas. Para mí, no importaba el dinero ni lo que pudiera costar el proceso de “limpieza”, lo importante es que estas maniobras de ingeniería financiera no la salpicaran en el caso de que no pasasen los filtros de Hacienda. Tomás había garantizado que no habría problemas, ella le creía a pies juntillas, yo no estaba tan convencido. El dinero seguía entrando, supuse que saldría con el mismo destino; «cuanto antes», pensaba cada vez que abría el armario y veía la caja. No aguantaba sentirme como un asesino guardando el cadáver en casa.

 —Estás viendo un problema donde no lo hay —dijo Carmen durante la comida del sábado—, Tomás se encarga, sabe lo que hace, tiene asesores para blanquear el dinero sin dejar rastro.

 —Blanquear dinero, ¿tú te estás escuchando? 

 —Es una manera de hablar, no somos unos mafiosos ocultando el producto de la droga, lo mío es una minucia comparado con lo que gestiona a diario.

 —No seremos unos traficantes pero actuamos igual, manejamos dinero negro.

 —A partir de ahora, voy a hacer factura con IVA a todo aquel con el que me acueste, ¿te parece mejor?

 —Tómatelo a broma; no me parece correcto. De verdad, no entiendo qué te pasa con Tomás, hace lo que le da la gana contigo, te tiene comiendo….

—¡De la polla! !Basta ya! -vociferó fuera de  sí.

—Joder, Carmen, cada día estás más…

—¿Poligonera?

—Irritable, se ve que las compañías que frecuentas no te sientan nada bien.

—Déjame en paz.

—¿Así es como os habláis las chicas de Tomás?, déjame en paz… cómeme el coño… estoy hasta la polla…

—Vale, lo siento. Eres tú que me haces hablar mal. Siempre en contra de Tomás.

 —Dime una cosa, ¿Cuál es la faceta que más te atrae de él?, la de amigo, jefe, amante, ¿o tal vez la de padre?

 —No sigas por ahí. 

 —Venga, suéltalo.

 —¿Por qué haces esto? ¿qué te molesta? Tomás es todo eso y mucho más, me ayuda, me protege, me escucha, es alguien en quien confío plenamente, y a propósito de tu insinuación, es cierto, a veces soy la hija que hubiera querido tener, le redimo de la culpa y a mí…. me estimula.

 —¿Ahora se dice así que te pone cachonda?

 —A veces no te reconozco, Mario, cómo puedes llegar a ser tan vulgar.

 —Siento herir tu sensibilidad, pero estoy cansado de que respetes su opinión más que la mía.

 —Eso no es cierto.

 Te… estimula. No me jodas.

 —No lo entiendes, soy el símbolo de su hija, el reflejo de lo que ocurrió entre ellos y la alternativa a lo que sucedió después. A mí me estimula a continuar el camino hacia lo que pretendo averiguar. No me avergüenzo de ello. ¿incesto? ¿Pedofilia? ¡Por Dios, Mario, soy adulta, tengo treinta años y una amplia carrera como psicóloga! Sé lo que hago.

 —Razónalo como mejor te convenga, pero sigue sin parecerme correcto.

 —¿Qué es lo correcto en mi vida, me lo quieres decir? —respondió súbitamente sería—, Tomás, Roberto, Irene, Doménico… ¿continúo?

 De manera consciente o no, evitó mencionar a Carlos. Lo pasé por alto, no tenía intención de seguir discutiendo; la conversación, que había empezado con mi mujer, tenía visos de convertirse en un enfrentamiento con la querida de Tomás.

 —Por cierto, ha llamado.

 —¿Doménico?, ¿cuándo?

 —Hace un par de días. Está bien, con ganas de volver a España, pero aún va a tardar.

 —Lo siento. —dije de corazón, ella agradeció la expresión de condolencia con una leve sonrisa.

 —Va a estar en Florencia quince días. —Tomó aire y lo soltó—. Quiero ir a verle, quiero pasar un fin de semana con él.

 —Florencia, nuestro destino soñado. Bueno, de esta manera si alguna vez vamos, podrás actuar de cicerone.

 —Lo dudo, no creo que hagamos mucho turismo.

 —Lo imagino.

 —¿Te importa?

 —En absoluto, yo mismo fui quien le cedió mis derechos sobre ti.

 —Qué dices. No tienes ningún derecho, yo tampoco lo tengo sobre ti.

 —Es una forma de hablar. 

 —Es más que una forma de hablar, sabes tan bien como yo que el lenguaje es el medio más efectivo para cambiar las ideas de la gente.

 —También he leído a Chomsky, no te esfuerces. (5) —respondí con un cinismo fuera de lugar.

 —«Quiero entregarte a Carmen, considérala tuya. Me retiro» —Estaba repitiendo palabra por palabra la renuncia que hice ante el italiano. Un escalofrío me recorrió la espalda. (7)

 —No me lo vas a perdonar nunca, ¿verdad?

 —No se trata de eso, quiero que analices el significado de tus palabras: entregarme… considerarme suya… ceder tus derechos sobre mí… Así es como me ves, una posesión con la que puedes mercadear, tu lenguaje no hace sino reforzarlo y tratar de imbuírmelo. Tienes mucho que reflexionar, Mario. En cualquier caso, no necesito tu venia para irme unos días con Doménico.

 —Vaya, antes era un fin de semana, ahora son unos días, pronto será un mes, o dos. 

 —Bah —profirió cansada sin duda de luchar contra un muro.

 —Reconócelo, eres suya, Carmen, su puttana, lo has declarado muchas veces. Eres libre de hacer lo que quieras.

 Recogimos los platos sin mediar palabra, yo me quedé ordenando la cocina, necesitaba estar solo.

 

Juego a tres

 Carmen me esperaba en el salón buscando un acercamiento. Dejé los cafés sobre la mesa baja y me senté en el sofá, me echó el brazo por los hombros, yo le acaricié la pierna, hizo hueco y me colé entre los muslos. Silencio, tensión, expectativas. Se removió en el asiento, una excusa para relajar las piernas, mis dedos tecleaban una muda partitura en la sensible piel que tenía a mi alcance, surcó mi cabello con las uñas, arriba, abajo, al compás que marcaban mis dedos de pianista, sus ojos eran puro fuego, mi mano inició el camino hacia allí donde aún no había resquicio, nos besamos, su boca se abrió en sincronía con los muslos, un beso largo, hambriento, ansioso por paladear, ascendí por su cálida piel y alcancé el centro del volcán, respondió ofreciéndose más, el calor traspasaba la braga, nuestras bocas seguían luchando, tanteó a ciegas y tropezó con lo que buscaba, nuestras manos aprendieron la una de la otra, frotaron, apretaron, acariciaron, nuestras bocas libraban un combate sin tregua; traspasada la barrera de la braga, leí el relieve del vello, Carmen luchaba por liberar el objeto de su deseo y yo por hundirme en ella, nos sobraba ropa, nos faltaba espacio. 

 —Vamos.

 

…..

 

—Itziar ha visto la de Nicole Kidman, le ha gustado mucho. (6)

 Discutíamos qué película ver. Yo seguía acostado apurando los últimos restos de la placidez ganada tras hacer el amor, Carmen se lavaba en el bidé, me miró desde la puerta del baño frotando con la toalla entre las piernas.

 —Levanta, no seas vago, tendrás que volver a hacer café. ¿Dónde están mis bragas?

 —Tú sabrás.

 —¿Yo?, fuiste tú quien las lanzó por los aires.

 —Estarán debajo de las cortinas, o detrás del sillón, a saber.

 —Pues búscalas y échalas a lavar.

 Desnuda, arrogante, tremenda. La exploré sin descanso mientras buscaba unas bragas en la coqueta. Qué culo, por Dios.

 —¿Me has oído?, sal de la cama. Vale —se rindió—, hago yo el café pero no tardes.

 Ruido de platos y cucharillas, el café borboteando… La escuché llevar las tazas al salón, salté de la cama y en un segundo estaba vestido.

 —Entre el cabecero y la mesita de noche. —dije ondeando las bragas usadas, a continuación las olisqueé ostensiblemente.

 —Serás guarro…

 —mmm… huelen a ti.

 —Te va a gustar —dijo cambiando de tema—, me ha contado el argumento. Trata de una mujer…

 —No la cuentes. Es la de Amenabar, ¿verdad?, ya sé de qué va. Culpa, negación, percepción de la realidad alterada por un duelo no resuelto… (5)

 —Y fantasmas. —añadió en broma.

 —No sé si estará todavía en cartel.

 —¿Tú crees? Me habló de ella hace poco.

 —Si no está, vemos otra que hayan estrenado.

 —Podemos ir a la sesión de las siete, nos da tiempo de sobra. Mira a ver quién es. —dijo molesta por la intrusión del teléfono, me levanté a cogerlo, ella se encargó de llevar las tazas a la cocina. Y las bragas.

 

….

 

Le oí saludar a alguien conocido. Por el tono de la conversación deduje que se trataba de Emilio, qué raro, algo debía de pasar para que llamase a casa un sábado. Volví al salón. No es nada urgente, decían sus gestos, ni siquiera importante. Sin ocultar la extrañeza le respondió que podían resolverlo el lunes, después Mario escuchó atentamente algo que le sorprendió y se volvió sonriendo.

 —Haberlo dicho antes …. Es igual, no te excuses …. Venga, te la paso.

 Me ofreció el móvil con un gesto de condescendencia.

 —Hola.

 —Carmela…

 Un disparo de placer me nubló la visión. Mario esperaba impaciente. Le miré, pero ya no era la de antes.

 —Emilio, cariño … Claro, corazón … El lunes, no, mejor el martes. Oye, ¿y esta tarde? … Sí, esta tarde; vamos a ir al cine, pero… —Mario no hizo objeción, estaba tan excitado como yo. 

 —¿Y si vamos a la sesión de las diez y media? —le propuse en voz baja.

 —Mejor, luego nos vamos a cenar.

 —¿Qué te parece? … Genial, necesito una ducha, un arreglito y en media hora estoy lista. 

 

…..

 

La adrenalina corría por mis venas, estaba viendo a la puta en plena faena. Rompió a reír, una risa espontánea y fresca. Luego volvió a hablarle mimosa sin dejar de observarme: 

 —A mí sí me importa, no puedo salir como estoy … Porque no … Ya sé que para ti estoy bien de cualquier manera, eres un cielo, pero verás, tu socio me acaba de echar un polvo fantástico …. Sí, ahora mismo, y necesito una ducha … No, bobo, estoy toda sudadita, no seas impaciente. Venga, te lo paso …. Y yo a ti, chao.

 

…..

 

Bromeó con él, con su socio y amigo, con el hombre que me iba a follar por sesenta mil pesetas. No, sería mi primer trabajo en euros, a ver… trescientos sesenta euros. Debería redondear las tarifas, ¿trescientos setenta y cinco? Mejor cuatrocientos, pero no a Emilio, hoy todavía no.

 —Cómo te gusta volvernos locos, le pones los dientes largos hablándole de nuestro polvo y encima le cuentas que estás toda sudadita.

 —¿Esa era toda la urgencia que tenía?

 —Ya ves, tiran más un par de tetas…

 Lo enlacé por el cuello y se las refregué por el pecho.

 —¿Algún problema con mis tetas? 

 Me levantó la ropa y las agarró con la furia desatada.

 —Sí, que me vuelven loco.

 No había tiempo que perder, me arreglé, un poco de sombra de ojos, color en los labios y un vestido nuevo recién estrenado, pulseras, un collar y los pendientes a juego

 —¿Por qué hoy y no el martes? ¿A qué ha venido tanta prisa?

 —La semana que viene no voy a estar para distracciones.

 Le callé en seco, no quería entrar en detalles.

 Salió a despedirme a la puerta, «Pásalo bien», me deseó.

 —Llámame y quedamos en el cine, encárgate de las entradas. 

 —Llámame tú, no quiero interrumpiros. ¿Si no está esa, elijo yo?

 —Mientras no me lleves a ver un musical…

 —No te retrases. Ah, a la cena, invitas tú que para eso sales a trabajar. Y me cuentas qué tal te ha ido.

 —Hecho.

 

 

Citas

 1 El orangután, Chico Navarro 

 2 Pero a tu lado (1995), Los secretos. Aparece en el álbum "Dos caras distintas".

 3 Knockin’ on heaven’s door (1973) Bob Dylan

 Capítulo 178 Septiembre negro. Septiembre 2024

 5 El lenguaje y los problemas del conocimiento. Conferencias de Managua (1986) Noam Chomsky

 6 Los otros (2001) Alejandro Amenabar.

 7 Capítulo 186 Fuego cruzado (2) Abril 2024

«—Estoy convencido de que la relación que manteníais le hacía bien, salvo algunos episodios de descontrol que podrían haberse evitado si no hubiésemos roto la comunicación. A pesar de todo, contigo estaba más centrada de lo que ha estado a partir de que os separasteis.

—Eso ya no tiene solución.

—Siempre hay una solución para todo, la cuestión está en ponerse de acuerdo.

—¿Me estás pidiendo que vuelva con ella? —dijo sin ocultar la incredulidad.

—La situación ha cambiado, ni Carmen ni yo somos los mismos, sobre todo, yo.

—No me estás contestando.

—Desde que te fuiste, su vida se ha convertido en un sinsentido.

—Sigues sin responderme, habla claro.

— Sí, te lo pido, no me cuesta reconocer que te necesita.

—Eres desconcertante, ¿lo sabias? La última vez que hablamos, aparte de sonsacarme algunos detalles escabrosos sobre nuestra relación íntima, parecías decidido a no volver a saber nada de mí; bueno, tampoco de ella.

—Han sucedido demasiadas cosas y no precisamente buenas, Doménico, estoy… desbordado.

—Déjate de misterios.

—Antes tengo que saber si ella puede contar contigo como antes o solo vas a aparecer de vez en cuando.

—Como antes, dices. A ver si lo he entendido bien: ¿me estás ofreciendo a tu mujer?

No había vuelta atrás. Estaba ante el hombre que había trastocado nuestra vida, el que alteró la sexualidad de mi mujer llevándola al nivel que yo hubiera deseado alcanzar y no supe hacerlo. Ahí lo tenía, derrochando escepticismo y soberbia a la espera de una declaración sin ambigüedades.

—Quiero que te hagas cargo de ella, ayúdala a superar sus problemas porque yo no soy capaz.

—No soy su tutor, Mario, pídeme lo que quieres sin tantos rodeos. 

Mi cabeza bullía creando fórmulas que lo convencieran de mi absoluta sinceridad.

— Así no vamos a acabar nunca. —dijo con claras muestras de impaciencia.

«Es inútil, no me cree. No concibe que, con tal de ayudarla, soy capaz de cualquier cosa, lo que sea, incluso…»

—Quiero entregarte a Carmen, a partir de ahora considérala tuya, tu mujer. Yo me retiro.

—La mia donna... ¿Por qué?

—Porque…

Me ahogué, acababa de decir una monstruosidad, sin embargo, no renegaba de mis palabras.

—Porque me siento impotente, soy incapaz de ayudarla. Ahora te toca a ti, te necesita.

—¿Sabes lo que estás haciendo?

—Enmendar un error, nunca debí echarla de casa.

510 comentarios:

  1. Ya lo tenéis. Me habéis hecho trabajar todo el sábado pero por fin he acabado.

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  2. Estoy con fiebre desde ayer, así que no he podido disfrutar del todo del capitulo, a ver si mañana me encuentro mejor y vuelvo a leerlo otra vez, pero me a resultado un capitulo muy interesante, Mario esta lleno de inseguridades, Angel es una garrapata, pero por suerte Carmen tiene tablas para salir airosa de los marrones en la que la mete.

    Entiendo las reticencias que tiene Mario con Tomas, es mucho dinero y si algo sale mal, se meterán en un gran problema, ademas que por fin empieza a salir a la luz lo que Mario piensa sobre la relación entre Tomas y Carmen.

    Otro gran capitulo Mario, solo me queda felicitarte.

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  3. Carmen sigue siendo el mejor personaje del diario, sin ninguna duda.

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  4. Bruto.
    Buenos días a todos y en especial a tí Cayo, primero gracias por cumplir sabia que no nos ibas fallar, y como es eso de que al que madruga ... no sigo porque hay mucho descreído.
    Cuando Mario os dice que va a publicar es mejor no ir a dormir.

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  5. Maldito Paracetamol haciendo efecto es más lento que el caballo del malo, así que he aprovechado para volver a leer el capítulo.

    La conversación entre Elvira y Mario me a parecido muy interesante. Elvira se lo dice, si Carmen muriese no rearias tu vida con nadie, ni con migo, ni con Graciela, ni con Irene.

    La única relación a parte de la de Carmen que próspera es la que tiene con Candela, mira tu por donde una mujer con un gran parecido a Carmen.

    Toda la vida de Mario gira alrededor de Carmen, Mario juega como se ha visto en este capítulo, incentiva el juego, pero no sé le ve seguridad una vez Carmen se a ido con su amante, las inseguridades empiezan a aparecer en Mario, por eso llama a Irene.

    En esta vida hay que tener un plan B para todo, a aparecido Luis en sus vidas, un hombre joven vigoroso y con muchísimas cosas en común con Carmen, que podría impedir al destino mover sus hilos y hacer que Carmen empezase a sentir por Luis y dejase de sentir por Mario.

    Nada puede impedirlo, esa posibilidad existe. Nunca e jugado a este juego, pero me temo que la seguridad en la solidez de tu relación es primordial y no veo esa seguridad en Mario cuando se queda solo.

    Mario se a dejado llevar por el morbo sin querer darse cuenta que toda acción tiene sus consecuencias, por otro lado Carmen se pregunta que le ha impedido pasar la noche con Luis.

    Para mi a sido su necesidad de volver junto al hombre del que está verdaderamente enamorada, ella lo ha dicho, le hubiera gustado tener a Mario a su lado esa noche.

    Bufff menuda parrafada os he metido, jejeje.

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  6. gracias Mario por darnos la oportunidad de seguir leyendo este nuevo capitulo de este diario

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  7. La escena que ganasteis por acertar el gazapo del Porsche Cayenne no a aparecido en este capítulo ¿verdad?

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  8. Apasionado, cuídate y no te preocupes por la parrafada que a todos nos interesa. Me recuerdas a uno de mis hermanos que, de pequeño, cuando se ponía a hablar sin parar, decía mi madre: este niño tiene fiebre. Nunca fallaba.

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  9. El que madruga, no se ruga. (Version descreidos)

    No, no se trata de un error: ruga, del verbo rugar.

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    1. Rugar procede del latín ruga: arrugar, arruga, plegue. es la raíz de rugoso, por ejemplo.
      Es un verbo en desuso, pero me venía bien porque…. Me ha ajustado el pareado.

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  10. No iba descaminada, el capítulo e tiene varias alusiones al presente. Sobre Luis dice: “ uno de esos hombres que procuran llevarme a lo más alto sin limitarse a su propio placer”, no dice “procuraban, ese tipo de hombre la sigue llevando a lo más alto en la actualidad.

    “ Ser puta no me afecta, sé lo que soy y lo acepto”, ya lo comenté.

    Por lo demás, un gran capítulo, de los mejores. Y a ritmo de cumbia y Bob Dylan, que mas se puede pedir.

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  11. Se agradece leerte, aunque tengas poco sentido de la autocrítica, me gusta leerte, la obra es tuya y hay que respetarlo.

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    1. Dame un ejemplo, siempre hay tiempo para corregir las malas costumbres.

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    2. Luis es el primer amante de Carmen que a entendido a la perfección el juego que se traen Carmen y Mario, el no juzga a ninguno y sabe perfectamente cual es el lugar que le toca en este juego.

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  12. Tomás te tiene cociendo de la mano y ella se harta y le dice Comkendo de la polla, ya está bien.
    Pensé que había salido la personalidad salvaje que llamó a Domenico puto italiano de mierda. Pero no, ha sido un cabreo mayúsculo porque Mario a veces la harta.
    Es verdad qu3 desde que se mueve con Luca y las demás, habla d cómo ellas, sin tanto refinamiento de universitaria pija, no es un insulto eh? Ya se lo ha dicho alguna vez Mario.

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  13. Mario no sabe medir los tiempos con Carmen terminando por cabrearla cada vez que tienen una conversación seria, pero yo también creo que Carmen tiene una excesiva dependencia hacia Tomas.

    En cuanto al lenguaje de Carmen, de cada diez palabras que salen de mi boca ocho son tacos, cada entorno tiene su lenguaje y Carmen tiene un buen dominio de ellos, ahora mismo Carmen tiene la capacidad de moverse por distintos ambientes sin dar la nota , yo creo que eso es un recurso muy valido.

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  14. ¿Alguien más a parte de mi cree que Mario debería ir a disculparse con Elvira?

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  15. Excelente, más que excelente, aquí Angel se destapa ya más descaradamente. quiere a una Carmen que seduzca y obtenga contratos. al igual que Tomas, pero aquí el pago que recibirá, se hará a cuenta de la clínica, Angel feliz de la vida y Carmen haciendo el trabajo sucio.

    Tomás, es otra cosa. yo lo he comentado, y aquí Mario lo explica muy bien, que es Carmen para Tomás, va a depender del estado de animo en que se encuentre en ese momento, y Carmen no admite que Mario tiene razón.

    Hay mucho que analizar

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    1. Angel es la escoria que elimino cuando termino de hechar un cordón de soldadura, un desecho que tiras al suelo para barrer al terminar la jornada y tirarlo a la basura.

      Así veo yo a Angel.

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  16. No tengo olfato ni tengo gusto, maldito catarro, toda la comida me sabe insípida 😭😭😭😭😭😭.

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  17. Un saludo a todos.
    En este capítulo surgen a simple vista las inseguridades que Mario carga desde hace mucho tiempo. Es cierto que el morbo le puede y que la adrenalina de cada encuentro de Carmen le ocasiona un shock eufórico como una fuerte droga.
    Pero luego viene el bajón y se encuentra en ese limbo sentimental de no saber ni siquiera quién es.
    Piensa muchas cosas, que reprime y no se atreve a compartir ni siquiera con Carmen.
    No quiere hacerla sentir mal, que ella piense que le está haciendo daño.
    Pero se hace daño al mismo. Cada pensamiento furtivo que tiene sobre los encuentros de Carmen con sus amantes, le hacen sentir que pierde algo, sin quererlo se compara con esos amantes y sin darse cuenta él mismo se degrada al puesto de perdedor.
    Es muy confuso tratar de analizar de manera concisa mirando un relato, pero traspolándolo a la vida y mirando los sentimientos, las acciones y reacciones de los personajes vemos cómo aparecen estas realidades de esa vida.
    No me voy a enfrascar en un discurso metafórico ni mucho menos en un análisis psicológico solo digo lo que veo.
    Voy a tratar de no decir todo lo que pienso en un solo comentario así tengo oportunidad de seguir la discusión.
    Saludos desde un soleado y caluroso lugar del mundo.


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    1. En un momento del relato Carmen comenta que Luis está entre los diez mejores amantes y Mario le pregunta quienes son esos diez amantes, un hombre hace una pregunta así cuando se siente inseguro.

      Mario es demasiado reservado con sus sentimientos, en mi opinion Carmen no es culpable, Mario alimenta constantemente ese morbo como al principio de este capitulo, pero al final estalla y es Carmen quien queda como la mala de la película.

      Pero no hay que olvidar que fue Mario quien creó a esta nueva Carmen, es lo que el queria, pero no termina de aceptarlo.

      A veces los hombres lo complicamos todo.

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  18. Gracia a un experto cazagazapos, he corregido de una tacada siete errores, siete, entre ellos 11M. Claro, el once de Meptiembre.
    Si no fuera por vosotros…

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    1. Estáis hechos unos hachas, yo he leído el capítulo 2 veces y no he pillado uno 🤣🤣🤣

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  19. He disfrutado mucho con la lectura del capítulo, aunque tambien me he perdido en algunas cosas.
    Me ha encantado el inocio con el juego de colegas y como el amigo les siguió el juego sin cuestionar el tipo de relación que tienen.

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  20. No se si soy el único al que le puede la intriga de saber quien esta detrás del espionaje de Carmen y Mario.

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  21. En un momento del relato Luis le pregunta a Carmen si ella y Mario son felices, Carmen le contesta que si, pero la realidad es que a Mario le dura la felicidad mientras dura el morbo, después vienen las dudas envueltas en un aló de soledad.

    Como ya he dicho en otro comentario, Carmen no es culpable de nada, puesto que Mario no está siendo del todo sincero con ella.

    Mario se lo guarda y eso no es nada bueno, porque esa desesperación suele llevar a Mario a tomar malas decisiones como la de entregar a Carmen a Domenico.

    Veremos que idea de bombero se le ocurre a Mario en el futuro.

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  22. Gran capítulo Mario, pero nos sigue dejando con las dudas de las cámaras y sin pistas! No esperaba solución pero si alguna pista que a lo mejor no he visto yo.

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    1. Cuando dices “dudas sobre las cámaras”, entiendo que te refieres al allanamiento de la casa de Carmen con cámaras y micros. Como dice Tomás, paciencia, los resultados llegaran a su debido tiempo.

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  23. Si, me refería a eso perdón!
    Me encantan los guiños al presente que apunta Lucía, aunque me desanima el desfase de 20 años aún y me imagino todo lo que falta de esta historia que me tiene enganchado y que es como Cuentame jeje que hasta que llegue al presente… tiene que llover mucho.
    Lo que es admirable es la complicidad de Carmen y Mario que a pesar de todas las piedras en el camino sigue impune.
    Yo tampoco veo a Luis como una amenaza, como apunta algún compañero, el sabe cual es su lugar y lo aprovecha.
    Gracias por tu generosidad Mario

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  24. Disertación sobre los amantes
    A lo largo de la trama Carmen ha adquirido en poco menos de cuánto? Dos años? Algunos amantes que son fijos, denominación que daré solo a aquellos que repiten o mantienen una relación más cercana.
    Carlos: primero de los amantes y el único que realmente nunca entendió la relación que había entre Carmen y Mario. Pensó que era el posible futuro esposo, marido, novio de una mujer que aunque libertina, él con todo el amor que le profesaba era capaz de hacerla una mujer digna, sensata, de casa. Perdió el partido antes del pitazo inicial.
    Doménico: conoce a Carmen antes del inicio del juego, le atrae, la codicia, encuentra la forma de acercarse a ella y gracias a la apuesta de los protagonistas se hace un lugar en la partida, Enroque largo y Jaque a la Reina con la complicidad del Rey. Hace al Rey participar en esta partida y gana un aliado que sabe que no debe traicionar, aunque lo hace. Luego se da cuenta de que Carmen sin Mario no es la misma persona y desaparece por un tiempo obligando a Carmen a regresar a su "hogar".
    Tomá: se hace amigo de Carmen, la ayuda en su momento más vulnerable, la escucha, la aconseja, se va haciendo un lugar en su corazón y luego por agradecimiento Carmen le hace un lugar entre sus piernas. Carmen hace que esa relación de amistad, amor y confianza cambie al pedirle dinero de manera disimulada luego de tener sexo y este viejo zorro cambia de actitud, se vuelve su jefe y dueño, ya la ha comprado, ya pagó la tarifa y es su propiedad.

    No sé por qué no me deja el comentario completo así que tocó dividirlo nuevamente

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  25. Parte 2

    Angel: aprovecha una oportunidad al encontrar a Carmen sin resistencia luego de una noche desenfrenada con Claudia.
    La ultraja, pero Carmen en vez de denunciar, realiza un "análisis"de esa situación lo "obliga"a disculparse, lo perdona y lo vuelve un amante. Ángel ve la disposición de Carmen y aprovecha para ganar más terreno él también sabe cómo es el juego, sabe que la puede dominar aprovechándose de el deseo que le provoca las situaciones peligrosas a Carmen.
    Javier: se inicia como el primer cliente oficial de Carmen, y establecen una rutina mensual de encuentros, es un cliente sabe cuál es su papel y cuál es el papel de Carmen. Es posible que conozca de la existencia de Mario o no. Lo que sí sabe es que es un negocio.
    Guido: aprovecha la situación, sabe de la existencia de Mario y de el juego que se traen en la pareja. Sabemos que se suelta de la lengua pero disfruta del momento que puede tener a Carmen.
    Ramiro: amigo de la pareja, médico de confianza, se entera de la nueva forma de relación que mantienen sus amigos, conoce a Mario pero desea a Carmen, ella se siente denigrada por la forma en que él la examina, pero luego cae y le permite acercarse más a ella. No sabemos a ciencia cierta si a esta altura del diario Mario conoce de esta relación.
    Gerardo: fueron solo unas vacaciones hasta el momento, pagadas con el cuerpo de Carmen. Sabía que era el corneador y aprovechó cada momento posible para hacérselo saber a Mario.
    Emilio: socio y amigo de Mario, conoce por este la relación que lleva el matrimonio (por decirlo de alguna manera ya sabemos que ellos no se denominan así), desea a Carmen y establece una relación de cliente. Carmen lo adopta por el cariño que siente por él pero además por conocer la soledad en que se encuentra. Mantienen una relación que va mucho más allá del negocio y la amistad.
    Voy a hacer un análisis del comentario de apasionado acerca de Luis; acaba de llegar, conoce la relación que hay entre Carmen y Mario y que es un matrimonio liberal. Aprovecha la oportunidad y disfruta de una noche con Carmen, no sabemos si repetirá pero es muy posible ya que Carmen quedó muy complacida y con muchas ganas de pasar la noche con él. Es cierto conoce su lugar como amante y no trata de interferir al menos por el momento, posee juventud y vitalidad algo que hace que Mario se sienta inseguro. Es colega y amigo de Mario y esta relación lo mantiene en el punto justo de ser un amigo con derechos.
    Para terminar con este pequeño discurso solo quiero decir que cada uno de los amantes sabe su lugar, la forma de comportarse de cada uno es diferente. Muchos de ellos no respetan a Mario porque lo ven como un marido inferior. Incapaz de complacer a su mujer en la cama por lo que ella tiene que buscar fuera de su casa todo lo que necesita para sentirse realmente complacida. Quizás piensen que Mario es impotente, qué es sumiso, que es precoz o muchas otras cosas. Carmen es fogosa, enérgica e insaciable, hasta el momento en el diario solamente dos de estos amantes han sido capaces de dominar esa fogosidad. El primero Tomás que con su paciencia y sus artes en el juego previo logran saciar a Carmen antes de la penetración. El otro es Gerardo, joven, enérgico, dotado y quizás con alguna que otra ayuda artificial, ha hecho que Carmen en conversaciones con una de sus compañeras le compartió que prácticamente la dejó destrozada.
    No sé si me hace falta alguno pero estos son los más importantes para mí por el momento.
    Saludos a todos.




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    1. Excelente, podría ser una introducción al diario para que quien no lo conoce se anime a leerlo.

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  26. Cómo sería el relato contado por los otros protagonistas?
    Imaginan cómo sería contado por Doménico:

    "La prima vez que la vi, estaba sentado en aquel pequeño restaurante donde solía desayunar. Era una mujer spettacolare a simple vista. Sus occhi scuri como la notte resplandecían con una intensidad única. Estaba occupata leyendo algo, mientras yo detallaba cada una de sus facciones. De repente, un uomo que estaba cerca se levantó y trató de acercarse a su mesa. Ella no lo miró, solamente levantó su mano en una señal de alto y el hombre quedó desconcertado al momento, sin saber qué hacer, y se retiró inmediatamente del lugar."

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  27. No voy a copiar el texto solamente voy a dar mi opinión.
    En este capítulo Carmen reclama a Mario cuando recuerdan que él la entregó a Doménico.
    Le dice que no tienen ese tipo de relación de propiedad por eso él no la puede entregar.
    Pero recuerdo luego de el capítulo donde se narra la orgía, Doménico le pregunta si quiere repetir con Salif, Carmen le responde que sí pero quiere que él o sea Doménico la entregue en las manos de Salif.
    También recuerdo el famoso plan que tuvieron durante las vacaciones donde Carmen hizo que Gerardo llamara a Santos para entregársela.
    Ella tiene esta pequeña fijación con el traspaso como una simple mercancía de una mano a otra. Cuando Tomás la entrega a los clientes, pero no le permite a Mario entregarla a Doménico no por el hecho de la entrega sino porque ella no participó de la misma.
    Doménico vuelve a entregarla el día de su boda a el amigo que ofició la misma. Carmen no se sintió de la misma manera que se siente con Mario
    Cuántas Carmen encontramos en estos pasajes.

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  28. El del espionaje a Carmen fui yo lo confieso, en el 2000 tenía 19 años y estaba muy salido🤣🤣🤣🤣.

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    1. Te aseguro que no lo dudo en ningún momento, conociendo tu carácter "APASIONADO"sé que aún conservas copias de aquellos días para los momentos de soledad. Jajajajaja

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  29. Fantástica la aportación de Shubert. Daré respuesta, pero no ahora. Estoy preparando un comentario-bomba también en partes por su longitud.

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  30. PARTE 1
    “Soñamos y escribimos hasta que se pone el sol y nos late la cabeza. Por eso apagamos el ordenador y nos acercamos a la persona amada. Pero aunque hayamos desconectado el procesador de textos, no podemos desconectar la imaginación. Nos sentamos a cenar y nuestros personajes siguen todavía corriéndonos por la cabeza y desearíamos tener un cuaderno de notas junto al plato. Antes o después la persona a la que amamos nos dirá: «Tengo la sensación de que… no estás realmente aquí». Y será cierto. La mitad del tiempo estamos en otra parte, y nadie quiere vivir con una persona que no está realmente ahí.”
    Hace unos días, leyendo el libro más famoso de Robert mcKee, llegué a este párrafo y me sentí reflejado, posteriormente lo releí y me sentí preocupado.
    De un tiempo a esta parte, llevo observando con inquietud algunos signos preocupantes en mi conducta de escritor, al principio no le dI mayor importancia, luego, con el paso de los meses (y los capítulos) lo tomé en consideración.
    Veréis, cuando termino de corregir —hasta la extenuación— un capítulo y lo publico, me siento vacío, toda la intensa actividad de escribir y la casi compulsiva manera en la que abordo la corrección termina en el minuto que publico. Es una sensación de vacío desagradable, molesta porque me sitúa en un contexto en el que el placer de perfeccionar el relato se acaba y la tarea de comenzar con el siguiente, aún deseándolo, me parece una labor ardua y menos placentera (al principio) de lo que ha sido el proceso de corregir y matizar el que ya está publicado.
    No solo es la sensación de vacío. Cuando estoy en pleno proceso de escritura o corrección, toda mi atencion está enfocada al texto, toda, ya sea en el despacho, en casa con mi chica o fuera con los amigos. Mi cabeza está permanentemente dándole vueltas a pasajes, frases o palabras, corrigiéndolas o completándolas hasta el punto de impacientarme si no puedo hacerlo de inmediato, siento un irrefrenable deseo de terminar una reunión o dejar esa película que estamos viendo en casa para poder escribir lo que sea que se me ha ocurrido. Le quito horas al sueño, escribo en la cama en el iPad hasta la madrugada, busco huecos ( y si no, los creo) en mi día a día para pulir frases, diálogos o escenas. La sensación de urgencia que acompaña a esta conducta es tan imperiosa que justifica cualquier abandono de responsabilidad, sea en el trabajo o en casa. Apenas leo, cosa que no había advertido hasta ayer, he perdido el interés por cosas que siempre han llenado mi tiempo.

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  31. PARTE 2
    Sabéis de lo que hablo, es la conducta del adicto: Excesivo placer por el objeto de su adicción, hondo malestar y ansiedad si no lo puede obtener, anteposición de su objetivo a cualquier otra actividad y, lo más peligroso, justificación racional de su conducta: el «yo controlo” del drogadicto, el «me ayuda con las jaquecas“ del bebedor, es el «cuando quiera lo dejo» del fumador. En mi caso, la justificación ha sido, «No es tan grave, solo es un hobby»
    Llegados a este punto, os tranquilizo, la situación no es tan seria como mi descripción puede haceros pensar. Lo principal es que, tras varios meses detectando la similitud de mi conducta con la de un adicto y tras el toque de atención de Robert mcKee, tengo los medios y la voluntad de enmendarla antes de que afecte a mi vida social, profesional y de pareja.
    La razón que me motiva a compartirlo con vosotros es sencilla: Estad atentos, cualquier conducta adictiva, sea cual sea, crece por la infravaloración de lo que ocurre y, sobre todo, por la justificación que razonamos para no reconocer el problema.
    Hoy, día dos tras la publicación del último capítulo, tengo la misma maldita sensación del fumador cuando se queda sin tabaco y sin poder salir a comprar, la del bebedor “social” que no encuentra un bar abierto o se ha quedado sin bebida en casa —«¿Alcohólico yo?, no digas chorradas, ¿Cuándo me has visto borracho?»—, o la del jugador que duda si entrar en el bar a jugar a la máquina tragaperras, ir al bingo o acudir a la partida de póker con los amigos sabiendo que se está gastando un dinero que no le sobra.
    Las adicciones son insidiosas, crecen como la mala hierba a partir de una pequeña e inofensiva planta, y crecen con rapidez si le restamos importancia y no sospechamos del intenso placer que producen.
    Observarnos con ojo crítico es una de las mejores maneras para detectarlo cuando aún es solo una mala costumbre.

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    1. Esta bien que te hayas dado cuenta, un hobby deja de serlo cuando se apodera de tu vida, en mi caso lo que más me atrae es la parte en la que me documento para poder escribir el relato y la parte que más odio es la que te fascina a ti.

      La pareja y los amigos son como las flores, si no las regamos se mueren, escribir un relato de satisfacción, pero ni punto de comparación a cuando tú pareja te abraza cuando te ve triste o cuando quedas con tus amigos de toda la vida a tomar unas cervezas.

      Un abrazo muy fuerte amigo.

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  32. Si un lector tomara en sus manos el Diario, sin haber hecho el recorrido de todos nosotros, le costaría entender el comportamiento de Carmen y Mario en esta etapa del Diario.

    Aclararía mucho leer los encabezados de cada capítulo. Por ejemplo, el que dice :"Dos miradas a una misma historia. Dos caminos y una encrucijada".

    Después de ese fin de semana con el italiano, ellos no fueron los mismos. Me atrevo a decir que fue la culminación de lo que empezó en Sevilla, como ella una vez lo comentó.

    Para él los cambios se producen vertiginosos, casi como cuando maneja a la velocidad que le gusta, pero en un camino que no conoce. Cualquier circunstancia le puede producir perder el control. Así le pasa en esta nueva etapa de sus vidas.

    Tomás, Gerardo, etc le incomodan porque siente el peligro latente, como si de improviso apareciera una curva peligrosa en ese camino desconocido.

    Ella vive esta etapa como una explosión de los sentidos que la anima a arriesgar, como en esa búsqueda de la llave que le dé respuestas a esa parte de su pasado.

    Los caminos que toman son distintos. Ella pura adrenalina y él navega en un mar de contradicciones.

    Leí alguna vez una frase de la escritora Jean D. Vinge :" Las contradicciones son las que hacen que el comportamiento humano sea tan enloquecedor y al mismo tiempo tan fascinante, todo al mismo tiempo ".

    Me gustó cuando ella está con Javier y le pide a su marido un llamado. Con es to él entiende lo que son: un equipo.

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  33. He oído la versión de El orangután y la orangutana que has subido a la lista de Spotify y me ha extrañado que no fuera la de los tres sudamericanos Por que has elegido otra?

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  34. No he podido entrar en todo el día y ahora veo un nivelazo en los comentarios Tiene razón Mario el discurso de Shubert vale para explicar de que va el relato aunque falta contar el trauma de Carmen sin eso no se entiende. Buen trabajo.
    El que esté libre de adicciones que tire la primera piedra El aviso de Mario es para tenerlo en cuenta

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  35. Yo he sido fumador durante 14 años, dejé el tabaco porque en una revisión del médico me dijo que tenía la garganta muy inflamada y que de seguir así la cosa pintaba muy mal.

    Llevo 11 años sin fumar, después de dejarlo es cuando eres consciente de lo esclavo que eres de una adicción que no te aporta nada.

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  36. Apasionado en uno de sus comentarios dice "...a Mario le dura la felicidad mientras dura el morbo, después vienen las dudas envueltas en un halo de soledad".

    Esto se explica en ese hermoso encabezado que pone Mario en cada capítulo explicando que el deseo es la energía, el motor para llegar a la meta, lo que produce un placer, que luego de ese placer nos quedamos como huérfanos o vacíos, por lo que vamos a necesitar un nuevo deseo, ese motor para llegar a otra meta.

    Más o menos lo que Mario contó en un doble comentario sobre esa adicción por escribir. El escribir es el deseo, el motor para llegar a la meta, que no es otra cosa que publicar el capítulo y ahí otra vez la orfandad, el vacío hasta que viene otra necesidad de otro capítulo.

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    1. Tienes toda la razón, pero mientras Carmen si experimenta una felicidad plena, Mario se queda a medio camino, todavía le queda dar un paso más y no es otro que ver a Carmen disfrutar con su amante.

      Lo hizo con Domenico, pero en aquella ocasión el ambiente estaba muy enrarecido por lo que Mario había hecho.

      Con Angel y con Tomás eso no puede darse por la actitud de estos dos, igual que pasó con Gerardo.

      Pero si veo factible que ocurra con Luis, en principio parece el candidato idóneo.

      Ya me diréis que os parece.

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  37. Dosoctavas no mencioné el trauma ya que hablando en término de medicina para el alma, la mente y el corazón existen otras vías para encontrar las respuestas.
    Desde hace mucho tiempo existen las famosas regresiones que no son avaladas por todos pero que algunos la mayoría dice que funcionan de maravilla para recordar aquellas cosas que nuestra mente nos esconde, tampoco soy de mencionar la famosa terapia de puta, por qué ocurrió en semana santa cuando ellos estaban tratando de resolver su separación.
    Para este momento Mario ya tenía un conato de relación con Graciela y Carmen había pasado de Doménico a Salif, a Gonzalo el empresario vasco, a lo ocurrido durante la orgía de El gran premio, o campeonato. No olvidemos a Irene, Piedra, o dejarse manosear por aquel transeúnte en un bar mientras esperaba a Irene, también había pasado por Tomás por Claudia y por Ángel.
    Que le pongamos toda la fuerza a este hecho en el que Mario paga por una relación y fuerza a Carmen en la habitación de su hermano me parece equilibrar la balanza de manera forzada. No defiendo la agresión es solo que tenemos que mirar el relato de manera imparcial.
    No me gusta la violencia en ningún caso y mucho menos contra las mujeres. Pero creo que soy el único que ve en las palabras de Mahmud una forma de que Carmen controle su negocio de acompañante de alto estándar y no ocurran cosas como lo que está pasando con las cámaras.
    No deseo crear polémica solo estoy pensando en el teclado

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  38. En cuanto a las cámaras ya tenemos la confesión del culpable, pero yo pienso al leer esa confesión que Santacruz, al ver las imágenes de lo que Guido disfrutó con Carmen quedó como nosotros al leer la parte del relato que nos dio Mario sobre lo ocurrido con Elvira.
    Debía terminar esta parte en el momento en que él salió del apartamento de Elvira pero continúa narrando lo que Carmen estaba haciendo con Santa Cruz en el "Porsche Cayene"pero como buen intrigante nos deja allí y no sabemos qué ocurrió, subió al apartamento, Carmen disfrutó de aquel hombre seductor interesado en ella o sufrió una demolición por, como dice una vieja película, el rabo de Godzilla.
    Yo pienso que no hay una intención sobre los negocios de Tomás más bien pienso que hay un interés lujurioso, lleno de morbo y deseo hacia Carmen.
    Solo Mario puede contestar y esperaremos hasta que esté dispuesto a darnos la respuesta.
    Saludos para todos.

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    1. No guarde ninguna copia, lo prometo 😇😇😇😇.

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    2. Entiendo tu comentario, pero habeses tenemos que esperar muchos capitulos para saber que fue lo que pasó en tal o cual situación se aclare.

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    3. Hasta ahorita hay muchos comentarios y la mayoría muy acertados, y reflejan el sentir de los que aquí comentamos, yo coincido con la mayoría, en mayor o menor medida

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    4. Estoy totalmente de acuerdo con tu comentario y eso deja muy retratado a Santacruz, si al final se confirma que las cámaras acabaron en casa de Carmen y Mario por ese motivo quedaría clara la catadura moral de una persona que dice ser tu amigo, pero te apuñala por la espalda.

      Me da en la nariz que Santacruz se ve capaz de levantarle la mujer a Mario, en este caso Carmen y lo haría sin sentir ningún tipo de remordimientos.

      La jugada le va a salir mal a Santacruz terminando por chocar de frente con el muro de la realidad, Mario debería de dejar de ser tan pasivo para ciertas cosas, Santacruz ya ha demostrado que no es de fiar y personas así es mejor tenelas bien lejos.

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  39. Shubert No me explicado bien, tampoco quiero hacer polémica porque no veo motivo.
    La descripción que has hecho de los amantes de Carmen es perfecta tiene razón Mario que dice que puede ser una presentacion de promoción del diario, lo que digo es que el trauma de Carmen es fundamental para entender el diario, me refiero al abuso de su tío y sus primos.

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    1. Yo también entiendo lo que dices lo único que pienso es que hay otras maneras menos drásticas para encontrar la verdad.
      Hay terapia de hipnosis, que ayuda con este tipo de traumas. Quizás una o dos sesiones no funcionan pero un tratamiento intensivo puede funcionar.

      Lo único que no disfrutaríamos tanto de la narración que nos da nuestro querido autor.

      No me imagino a Tomás con un reloj de cadena en la mano y diciendo sigue el movimiento sientes tus ojos pesados vas a regresar al momento más feliz de tu vida en tres, dos, uno...

      Cuéntame ahora qué es lo que ves; y una Carmen con vos infantil le dice: papito me he portado mal y necesito un castigo, nalguita...
      Es broma no tengo ni lo más remota idea de cómo es una sesión de esta solo lo que he visto en algunas películas
      Este es mi punto de vista no el punto de vista del autor ni siquiera de los protagonistas del diario.
      Y en serio los comentarios de este capítulo están muy interesantes

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  40. Como ya he dicho anteriormente Mario debería seguir la experiencia hasta el final junto a Carmen, ver como Carmen disfruta con otro hombre, esa es la fantasía de Mario, de esa manera no tendría que imaginarlo, podría disfrutarlo en primera fila.

    Yo antes veía que Carmen humillaba a Mario, así lo vi con Gerardo por no defenderlo, pero ahora veo las cosas de forma muy distinta, humillar a otra persona es hacerlo a mala fe para ridiculizado y hacer que se sienta mal para crearle un sentimiento de inferioridad.

    La intención de Carmen no es humillar a Mario, ella prepara el escenario para deleite de Mario, se exige exclusivamente para el, su amante pasa a ser un Dildo orgánico que funciona con glucosa en vez de con pilas.

    Me a costado verlo de esta manera y por eso creo que Luis es perfecto para que Mario vea al amor de su vida disfrutar al máximo y ella pueda hacer que Mario llegue al climax.

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  41. Algunas veces como pareja liberal, hay oportunidades de disfrutar juntos ya sea con un tercero como la vez que estuvieron en la sierra con Carlos, aunque Carmen no lo quiera recordar, el fin de semana con Doménico, durante las vacaciones el intercambio que hicieron con la pareja que encontraron en la playa, no se vieron durante el acto pero estuvieron cerca, cuando Doménico volvió y estuvo en casa de Carmen y Mario, en la visita de Tomás, cuando Ángel se llevó a Carmen a una oficina durante una especie de convención o fiesta de empresa no recuerdo exactamente que era, es posible que haya alguna otra ocasión pero no recuerdo.
    En otras la complicidad de la mujer saliendo sola a encuentros con otros hombres y que luego comparta la experiencia con su esposo al volver de esas citas, la forma en que el que queda en casa se quema el coco pensando qué estará pasando puede hacer de estos momentos algo altamente erótico.
    Cuando la pareja se encuentra con un tercero o con varios existen diferentes tipos de personalidad.
    No podemos comparar a un amante como Emilio, que conoce y respeta a Mario, con alguien como Ángel y Claudia que el día de la interacción en aquella oficina trataron de menospreciar a Mario para humillarlo. Es cierto lo que dices esos hombres son solo instrumentos. Pero no necesariamente lo que tú consideras humillación realmente lo es. Muchas veces es solamente un juego de la pareja, no de el instrumento.

    Saludos

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    1. La verdad es que hablo desde la ignorancia, a sido con el diario donde he podido conocer en cierta medida esta otra forma de ver una vida en pareja.

      Con lo de la humillación eso es lo que he querido expresar, pero no sé a entendido, mea culpa.

      Carmen sigue la corriente a sus amantes porque sabe lo mucho que éxito esa situación a Mario, la verdadera intención no es humillar a su pareja, sino llevarlo al extasis.

      Sin encargo cuando Mario interactuaba con Gerardo, su intención era menoscabar a Mario, menospreciando e intentando humillarlo con muy mala fe.

      Una buscaba el placer en su pareja, el otro trataba destruirlo, creo que me he explicado mejor ahora.

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  42. Mario, este capítulo pasa a mí top ten del diario. Me enamoré del personaje de Luis.
    Gracias. Lo he disfrutado un montón.
    Mariale.

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  43. Con 196 capítulos hay material más que suficiente para una serie de Netflix o no? Vamos a un debate... Qué actriz haría a Carmen? Úrsula Corberó, Clara Lago o cuál? Y qué actor encarnaría a Mario? Luis Zahera, Ricardo Darín o quién? Y se armó el debate!

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    1. La diferencia de edad de nuestros protagonistas es de 13 años, si Carmen tiene 32 en este capítulo, Mario tiene 45. Los actores se ven demasiado viejos para la representación.

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    2. Que Netflix no haga ninguna serie, que para cuando hacen una buena han hecho diez malas.

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    3. La imagen que tengo en la cabeza de Carmen es la de la detective Rizzoli con el físico de hace 15 años que es cuando se rodó la serie. Siempre me he imaginado a Carmen como ella, guapísima, simpática, con carácter, muy alta y delgada. Y es Morena de pelo negro y ojos negros.

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    4. A Mario no le he puesto cara, voy probar y ya os cuento.

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    5. Estáis viendo Asuntos Internos en rtve? Buen cine negro. Es una miniserie que acaba esta noche pero se puede ver completa en la web RTVE Play

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    6. Quien dice Netflix, dice RTVEplay u otra plataforma... El punto es que el material ya existente da para una serie de dos temporadas mínimo!

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    7. Rizzoli & Isles, yo también veía esa sería, te compro lo de Angie Harmon como Carmen.

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  44. Corboeró y el Chino, la romperían

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    1. La dupla protagonista sería Corberó y Ricardo Darín (el padre del Chino), si fuera el caso...

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  45. Dos octavas, yo no conocía la serie y me metí a Google y Vi fotos de las protagonistas, Rizzoli, es muy guapa y atractiva. yo también me imagino a Carmen así.

    Ahora solo Mario nos podrá decir si estamos equivocados o no.

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  46. Mía mala tenés razón para dar con el personaje tendría que ser el padre del Chino.

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  47. Quienes apostáis por Úrsula Corbero o Clara Lago —con todo mi respeto por ambas actrices— os diré: frio, frio. Ni por físico ni por carácter.
    Ricardo Darin es un actor al que, por sus trabajos y sobre todo por su trayectoria personal, admiro. Podría estar cómodamente en Hollywood, como otros que no mencionaré, sin embargo supo ignorar los cantos de sirena. Cuestión de tener las prioridades claras.

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    1. Ni Corberó, ni Lago!!! Joooder que lo tengo complicado! Itziar Ituño tal vez?

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    2. Con Ricardo Darín entonces estaría resuelto el protagonista masculino... Verdad?

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    3. Una vez mi esposo me dijo que Soledad Miranda sería genial como Carmen en una película.
      No menciono el actor que escogió como Mario, porque deseo conservar la amistad. (Pero sí que le di su buen regaño).
      Mariale.

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    4. Y también tengo a Itziar Atiensa para el papel de Carmen... Cómo la ven?

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    5. Ok Mariale! Pero Soledad Miranda no puede protagonizar la serie que estamos impulsando... Estamos por un casting de actrices y actores que hoy día se mantengan activos!

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  48. Itziar Ituño…. va a ser que no.

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  49. Soledad Miranda…. pse, podría a falta de alguien mejor

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    1. Ok... Tenemos un perfil! Y quién o quienes podría/n ser mejor/es? Tengamos al menos una "short list" de posibles protagonista femenina... Tampoco está bueno definir exacto el perfil de la protagonista femenina, por que lo importante es el camino y cristalizar una imagen con la cara de Carmen es como poner un final al recorrido.

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  50. Su primer voto fue para Mónica Bellucci. Su segundo, Natalie Portman. El tercero Marisa Tomei. Al final como fan de explotation films se fue por la musa de Jess Franco.
    Mariale.

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    1. Se salva Natalie Portman, la expresión de su mirada es muy… Carmen, pero he visto que mide 1,60. Descartada

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  51. A mi hay una actriz que me parece preciosa, Kate Beckinsale, me quedé prendado de ella cuando vi Underworld allá por el 2003, en esa pelicula salia con el pelo negro y estaba preciosa.

    Mario que te parece Kate Beckinsale para una hipotética serie del Diario como Carnen.

    Todo va de gustos como los colores, que opináis los demás.

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  52. Y de verdad Mario, no te imagino como el Resines....
    Mariale.

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  53. El problema que veo yo con una serie sobre el diario sería que esa serie quedaría muy descafeinada, muy lejos de la verdadera historia.

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    1. Absolutamente de acuerdo

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    2. Sería sin duda un gran desafío para los/as guionistas y la dirección!

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  54. No has dicho nada de Angie Harmon Eso es un sí???

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    1. Los silencios de Mario dan más información que las palabras.

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    2. Qué sagaz, Apasionado

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    3. ¿Eso es un sí? Eso es un 9,8 sobre 10

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    4. Dosoctavas el que más se a acercado.

      Eso sí una cosa es que una actriz pueda tener un aire a esa persona real a la que va a interpretar y otra muy distinta que ahora pensemos que Carmen se parece a Angie Harmon.

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    5. Tenemos el rubro de protagonistas entonces: Angie Harmon y Ricardo Darín!

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  55. Bruto.
    Que conste que mi imaginación es otra pero alguien ha pensado en Ana de Armas, lo de Mario como el Resines me ha gustado.

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    1. ¿Ana de armas? Play again, insert coin

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    2. ¡Gazapo cortesía de Joe! "Honey, is game over, insert coin"
      Mariale.

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  56. Creo que el personaje femenino debería elegirlo Mario, luego de un casting en la casa de la sierra, con las diez actrices que se elijan para el papel de Carmen

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    1. El autor nunca se inmiscuye en el trabajo de los responsables de la adaptación al cine salvo para asesorar en el guion (a veces) no me veo en el casting.

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    2. Le pregunté a mi esposo: "amor, quiénes serían nuestros actores en una peli de Hollywood? Pues yo, Peter Coyote. Y en tu caso, tengo un par, pero las estrellas porno suelen ser malas actrices" .
      ¿Ven que no le gusta vivir en paz?
      Mariale.

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    3. En mi caso voto por Jennifer Connelly para Carmen. Da el tipo y ha envejecido muy bien. Y Mario... Me lo imagino como Martín Sheen.
      Mariale.

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    4. Eso sí, en el spin-off de Café La Humedad, Corvachobs debe ser Guillermo Francella. Ya a mí me aplicaron el sambenito de Valentina Nappi.
      Mariale.

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  57. El diario hasta el capítulo de esta discusión, tendría para unas 5 temporadas, si no es que más.

    Hay mucha tela de dónde cortar.

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  58. Haciendo cuentas, a la fecha Mario tiene 68 años y Carmen ronda los 55, creo entender que la diferencia de años para Mario debe de ser un lastre, si ya para el capítulo 196, los amantes de Carmen son más o menos de la misma edad que ella, y Mario ya siente la diferencia de edades, con mayor razón lo sentera en este 2025.

    Creo no viene al caso mi comentario pero me vino a la cabeza está situación y no puedo evitar comentarlo.

    Mario puedes comentar si es que tengo razón con respecto a las edades actuales??

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  59. ¿Tenéis candidatos para Doménico o para Tomás?

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    1. Diva, eres la más indicada para proponer candidato.

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    2. O Lucia o alguna otra de las chicas del blog

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  60. Yo no se si vería la serie, cuando sacan una película o serie de un libro suelo ver la película o serie primero y después leo el libro, porque se que de hacerlo al revés me llevaría una decepción.

    Siento deciros que la seria del Diario carecería del alma de esta, el sexo seria mas anodino y los personajes mucho mas planos, muchas veces leer es mejor que ver.

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  61. Otra actriz que me gusta mucho es Anna Castillo, me parece muy guapa,

    Contestando a la pregunta de Diva, como Domenico pondría a este actor italiano Giulio Berruti.

    Y a Juan Diego como Tomas.

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    1. Yo a Tomás lo veo encarnado por José Coronado...

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    2. Sobre Doménico, recordad que lo primero que dijo Carmen es que tenía un aire a Alessandro Lecquio.

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    3. También lo había pensado, pero Juan Diego lo veo mejor actor.

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  62. Bueno, Apasionado, es un juego y ejercicio mental. Citando al esposo, "mira lo que hicieron el año pasado con Emmanuelle. Era para salir corriendo del cine. Las adaptaciones de libros dejan mucho qué desear".
    Mariale.

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  63. Y bueno... Me apunto como directora de casting para el personaje de Salif. Jeje.
    Mariale.

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  64. Danny de Vito es un tiro al piso para Tomás.
    Mariale.

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  65. Hoy me llegaron las fotos de mi bisnieta en su primer día en el jardín de infantes. Me he dado cuenta que soy un viejo llorón insoportable.

    Mariale, tu esposo tiene tendencias suicidas no? Ja ja ja

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    1. Él se cree bromista pero es de los malos. Se salva porque está enfermo con el virus nuevo. Ya es suficiente castigo. Hoy cuando lo desperté para darle desayuno me dijo: El veneno que me estás dando es bueno, mujer. Me duelen partes del cuerpo que no sabía que podían doler.
      Mariale.

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  66. Va a salir cara la serie 🤣🤣🤣🤣

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  67. Hay una cosa que me gustaría preguntaros, ¿si estuvierais en la piel de Carmen no os plantearlas dimitir del gabinete?

    Carmen adora la sicologia, se a dejado la piel trabajando y obteniendo una reputación para terminar teniendo un ascenso envenenado.

    Lo que está haciendo para Angel ya lo tiene con Tomás, no tiene ninguna necesidad de poner en riesgo su reputación, porque si esto algún día sale a la luz será el nombre de Carmen el que termine manchado, estoy seguro que Angel saldrá de rositas diciendo que el no sabe nada o no se acuerda de nada.

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    1. Estoy de acuerdo con lo de que el ascenso es envenenado, pero ¿crees que la reputación no la tiene despues de los primeros contratos?
      Tenemos la mala costumbre de no estar callados y contar más de lo que pasa. Si no recuerdo mal a oidos de Domenico llego la noticia de la alemana que trabajaba para Tomas.

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    2. ¿Carmen dimitiendo? Es cuestión de tiempo, si estuviera en su lugar, yo me lo plantearía.

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    3. Yo estoy hablando de la reputación que se ganó como sicologa.

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    4. Kikotou, Carmen no solo era la protegida de Andrés era su mano derecha era la persona en quien más confiaba en ese gabinete y no era porque fuera una mujer preciosa, si no porque había demostrado que era una gran sicologa.

      Todos esos nuevos clientes que Carmen está consiguiendo para Angel solo van a querer una cosa de ella y no precisamente que sea su doctora.

      Porque así de hipócritas somos en este mundo, quiero que abra las piernas para mi, pero que ni se le ocurra ser la sicologa de mis hijos.

      Carmen en estos momentos está dominada por el morbo al igual que Mario, pero de verdad creo que Carmen debería haber parado los pies a Angel, porque el día que el morbo se acabe tal vez ya no quede nada de la sicologa.

      Angel está dilapidado la carrera de Carmen y lo peor de todo es que a ese ser corrupto no le importa, porque se está llenando los bolsillos.

      En todo tiene que haber equilibrio, para que Angel se haga más rico alguien va a tener que pagar un precio y esa es Carmen.

      No es mi intención crear controversia, yo tengo claro que hubiera dimitido y solo quería saber vuestra opinión.

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  68. Buenos días
    Para Carmen veo a dos actrices de la serie El Mentalista: Emmanuelle Chriqui o Morena Baccarin.
    Me ha gustado este nuevo capítulo; ¿a alguien le parece que Carmen, cuando empieza una nueva aventura, sobre todo si es con la complicidad de Mario, como en este capítulo con Luis, está encantada, pero a la vuelta está como molesta con Mario? ¿O ha sido mi imaginación?

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    1. Buenas candidatas. Más la Segunda que la primera.

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  69. Muy de acuerdo con tu comentario. Angel está utilizando a Carmen, el la manda por delante, que ella haga el trabajo sucio, si sale mal algo la culpable es ella, y si todo sale bien el saludara con su obrero ajeno.

    Para mi Angel no es de fiar. solo hace las cosas si puede sacar un veneficio. y para venificiarse de Carmen

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  70. Federico la edad de Mario en este capítulo le trae un lastre, sí, pero es subjetivo, el ve a Carmen disfrutar con los más jóvenes, que recuperan rápido, que no demoran en seguir y el tiene un tiempo más largo de recuperación entre , lo que le hace sentirse menos. Aquí valdría tomar una de las siguientes acciones, la pastilla de Angel, la cajita plateada de Doménico (incluyendo la ayuda secreta de Gerardo) o unas clases privadas con Tomás. Porque Angel no es más joven que Mario y hace alarde de resistencia y dominio, Doménico y Gerardo de recuperación casi inmediata y Tomás de recursos que mantienen a Carmen satisfecha.
    Solo es por mencionar algunos.

    Juventud divino tesoro.
    Ja
    Experiencia mata tiempo.

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  71. Creo que es Mariale la autora del comentario sobre el cambio de actitud de Carmen cuando inicia una aventura y cuando la termina con respecto a Mario. Pienso que es algo más Fisiológico que racional, para explicarme mejor me remito a los capítulos; Química y Dualidades y dilemas. Sin querer Carmen aparta a Mario que trata de estar más cerca y es rechazado. Por qué? Pues inconscientemente, Mario es un macho inferior, en la manada humana. No puede procrear, es un Omega, ni siquiera es beta como sería en este relato alguien como Emilio y Javier el bodeguero, como Ramiro. Ellos son betas, aprovechan la oportunidad y poseen a la hembra Alpha. Los Machos Alpha ya lo hemos discutido antes así que no me voy a alargar en eso.
    Cuando Carmen vuelve saciada de sus encuentros si carácter viene cambiado a nivel celular. No es algo que ella controle.
    Creo que fue mala idea cambiar de carrera cuando estuve en la U. Hubiera Sido un científico loco Muajajajajaja!!!!!
    Saludos

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    1. No recuerdo que Carmen haya dicho algo que haga suponer que considera a Mario inferior o que no la satisface plenamente, al contrario.

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    2. Schubert, creo que por supuesto hay una infatuación, y además la parte del sexo como tal, (un joven apuesto o de buen físico, etc). Antes de la pandemia, asistíamos a un club swinger y tuve una amiga que tenía el mismo juego que Carmen y Mario (solo que iba más allá porque su esposo ya no funcionaba en la cama y la humillación era mucho más fuerte pero consensuada). Y me contaba que esa sensación de haber estado con un hombre alpha o que regresaría con el beta se le pasaba al llegar a la casa. Atendía a su esposo y su deliciosa perversión de escuchar los pormenores. Yo creo que Carmen, aunque satisfecha, no deja de lado a su principal amante y amigo. El problema que yo atisbo, es la necesidad de Mario de ir a por más, como un junkie buscando el próximo chute. Y por esa falta de comunicación vienen los problemas con su esposa. Y de los amantes de ésta, creo que busca no sólo el placer carnal sino transgredir disfrutar sus propios fetiches y darle buenos recuerdos eróticos a Mario.
      Disculpen la parrafada,
      Mariale.

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    3. Es cierto Diva no lo ha dicho. Pero como dice Apasionado, los silencios dicen mucho.
      Tienes razón Mariale, aunque cada situación es diferente, la interacción que tiene una pareja con los corneadores depende de cada momento.
      Saludos

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    4. En mimopinion Carmen no tiene a Mario como un macho beta, esa es la impresión que yo tengo.

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  72. O tal vez Carmen llega cansada y lo único que de verdad desea en ese momento es descansar.

    Yo no veo a Mario como un macho inferior, en cuanto todos los supuestos Alphas tienen que doparse para dar la talla.

    Me gustaría verlos competir en las mismas condiciones, entonces veríamos si Mario es tan inferior, Mario deja satisfecha a Carmen sin usar nada, ella misma lo ha dicho y no miente.

    Dejemos lo de alpha, beta y omega para los animales, la vida de los humanos es más complicada.



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  73. Domenico, Gerardo, Angel y Tomás son como los deportistas que veía años atrás, deportistas que parecía que tenían un cuerpo que había superado los límites humanos, pero al final descubrias que iban de químicos hasta las cejas, ninguno de los mencionados aguanta un round a Carmen sin doparse, así que no es oro todo lo que reluce.

    De todas maneras no descarto tu teoría Shubert.




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  74. Keira Knightley mide 1.70, se parece a Nathaly Portman, producción le consigue actores que tengan altura relativa y lo demás es truco de camara al estilo antiguo. Hacemos que los secundarios y extras sean de 1.60 o menos y da el perfil.

    La naturaleza no se equivoca querido Apasionado, no lo considero superior o inferior, es algo innato a la percepción celular. Lo que en el romance tradicional llamamos química, para decir que algo nos atrae o nos resulta repulsivo. Mario explica lo de su vasectomía y no he leído en el relato a Carmen relatar sobre su hombría con términos como; viril, los tome y estaban repletos, llenos. (Refiriéndose a los testículos del amante de turno).
    Se siente complacida con Mario sin duda, pero no de la manera animal sino de la manera de pareja que comparte más cosas que una relación sexual.
    No es para discutir es para compartir mis ideas.
    Saludos

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    1. Keira Knightley. En mi opinión, la Segunda por detrás de Rizzoli

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    2. Esa actriz apareció en Piratas del Caribe, ¿verdad?

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    3. Lo se querido Shubert y te lo agradezco, con tus comentarios siempre aprendo algo nuevo, pero en mi opinión si tendríais que definir a un personaje del diario como alpha, elegiría a Luis.

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  75. Bruto.
    Buenas tardes mi querido Cayo, estas disfrutando como un cochino en una charca, así que el nihil obstat se lo das a Angie Harmon, no había visto la serie pero ahora me tragaré varias temporadas.
    Por cierto me tienes enganchado a Enrique Urquijo otra vez, mira que lo había dejado.

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    1. Cómo lo sabes, querido Bruto, disfrutando como un enano.
      Es por cosas como esta que merece la pena todo el esfuerzo por dar lo mejor en cada capítulo.
      « Cántame una canción al oído
      te sirvo y no pagas
      sólo canto si tú me demuestras
      que es verde la luz de tus ojos de gata.»

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    2. Bruto.
      Buenos días, no sabes cómo me alegro que estés disfrutando querido Cayo, esta era una cuestión que tenía que salir, todos nos imaginamos a los personajes y ha salido de la mejor manera posible, me queda estudiarme la serie aunque sepa que es un casting.
      Al que no te pongo cara en el casting es a tí, de momento, habrá que trabajarlo.

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    3. Ave, Bruto, caricaturi te salutam.
      Te doy una pista: Capitán Hadock. Lo tengo de imagen en una de las dos cuentas que utilizo para el diario (creo que está en mariosgpsi), aunque los años y las barbas pasan.

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  76. Esta claro que Mario y los demás amantes juegan en ligas diferentes, Mario es el amor de la vida de Carmen el hombre que ella a elegido para compartir su vida, después vienen los amantes, con ellos es instinto animal, Carmen ya dejo claro que Gerardo para follar todo lo que quisiera, pero fuera de eso no iría con el ni a la vuelta de la esquina. Domenico también es uno que aparece cucando le pica como comento acertadamente Dosoctovas, dice preocuparse por Carmen, pero no termina de demostrarlo.

    Tomas y Angel son harina de otro costal, Tomas es ordena y mando, mi voluntad yo ordeno y tu obedeces aunque no te guste, para mi se esta equivocando, va a llegar un día en que Carmen termine asqueada de complacer a un hombre que solo piensa en si mismo. Con Angel pasa mas de lo mismo, este ya ha descubierto sus cartas, para el Carmen es una herramienta a la que explotar hasta que se rompa, ya encontrara una nueva.

    A Carmen le achacamos que exige mucho a Mario y nada a todos los demás, cuando lo de Domenico Carmen se enfado mucho con Mario y nada con el italiano, tu te enfadas con las personas que quieres y realmente te importan, Carmen comparte con Domenico, Angel o Tomas una parte de su vida, sin embargo con Mario comparte toda su vida.

    El único personaje a parte de Mario que veo que Carmen compartiría su vida seria con Andres.

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  77. Además que Carmen ama a Mario se a demostrado con hechos, después de todas las que le a liado sigue a su lado, aunque todabia esta por enterarse que Mario habló con su padre y hermana.

    Se me ponen los pelos de punta.

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  78. A mi me tiene intrigada lo que va a pasar si Diego se cansa de esperar, no es de lo tienen paciencia, es de los que lo quieren y lo toman. Tampoco es de hacer llamadas telefónicas, él no pide, exige y temo que un día se presente en Madrid.

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    1. Diego no deja de ser el camarero de un bar, no deja de ser un pez pequeño, si llega a Madrid exigiendo, se va a encontrar en un estanque más grande con otros peces mucho más grandes que pueden comérselo de un bocado.

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    2. No creo que Diego haga algo así, ya se o fijo a Mario, "si quisiera ya habría ido a buscarla, se dónde trabaja, se dónde veven, pero se esperar y ya vendrá" o algo así fue lo que le comento a Mario

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    3. Subestimas a Diego, Apasionado, esa gente tiene más poder y contactos de los que parece. No es que tenga experiencia pero conozco a gente en la editorial (escritores de los de verdad) que saben de primera mano sobre esto.

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    4. Federico, el problema que tiene Diego es que se cree que Tomás es un empresario cualquiera, estoy seguro que ni siquiera se a molestado en averiguar quién es.

      Ahora mismo después de lo de las cámaras en casa de Carnen y Mario y que Tomás tiene la mosca detrás de la oreja, en cuanto Diego apareciera Tomás lo sabría y no está el horno para bollos, le quitan el polvo rápido y lo devuelven a Sevilla bien planchadito

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  79. «—Qué haces aquí. —le exigí seca, dura y cortante.
    —¿Así me saludás, trolita? Parece que no te pone contenta verme».

    Mi buen amigo Torco pintando con su habitual maestría el perfil y el alma de Guido.

    Impagable.

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  80. Lleváis un ritmo que hay que entrar cada dice minutos para seguiros

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  81. Tienes razón, Federico, pero la paciencia tiene un límite.

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  82. Solo cinco días han pasado de la publicación de este capítulo y ván más de 160 comentarios.
    Esto se ha puesto explosivo.
    Diego no es de los que esperan, pero sabe que no puede hacer las cosas apresuradamente.
    Debe ser un personaje que va con pies de plomo asegurándose de ganar cuando hace el movimiento.
    No tiene por qué arriesgar sin saber que tiene la ventaja.

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  83. En mi caso es porque esta semana a sido muy floja en cuanto a trabajo, ocho horas se hacen muy largas si no tienes nada que hacer.

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  84. Mariale Diego es el dueño de un bar que permite a las prostitutas trabajar ahí a cambio de un porcentaje, si Diego tiene que enfrentarse a Gente como Tomás o Gerardo simplemente desaparecería como aquellos hombres que le dieron aquella paliza a Santos el patrón del barco de Gerardo.

    Comparado con Tomás Diego es un pez pequeño.

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  85. De todas maneras, Diego no tiene necesidad de ir a por Carmen, como bien a dicho Federico, Diego a leído muy bien a Carmen y sabe que tarde o temprano ella irá por su propia voluntad.

    La paciencia es una virtud.

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  86. Escritores delos de verdad dice Lucia
    Vaya navajazo a todos los que escribís por afición.

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  87. Aparece Guido, me gusta quiere decir que va a haber movida por la bronca de Santacrux y mucho movimiento con Carmen. Ya me estoy impacientando por leerlo

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  88. Haciendo tiempo en Oviedo hasta la hora de coger el tren de vuelta. Da gusto ver el blog tan animado.
    Le dais demasiada importancia a Diego, pienso que no tiene ningún interés en complicarse la vida con nadie, solo quiere contar con Carmen de un modo incondicional, le gusta pero como le gustan tantas otras, para él es un producto al que le puede sacar rentabilidad y ayudarle a entrar a gente a la que, con sus demás chicas, no alcanza.
    Estoy suponiendo cosas en voz alta, no me hagáis mucho caso.

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    1. Tienes toda la razón Diva, Diego está empeñado en conseguir a Carmen como sea y si Mario tarda en cumplir lo hará él por su cuenta, le importa nada ni nadie, solo quiere tenerla a su disposición, mansa y con el tatuaje en el culo, eso es algo que no tiene marcha atrás. No es verdad, siempre se lo puede quitar aunque no sé qué tal queda o si deja cicatriz. Tú lo sabes???

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    2. Muy de acuerdo contigo.
      Respecto a lo de los tatuajes, por lo que sé, es un procedimiento que, o lo hacen bien o deja cicatriz. Además, es molesto e incluso doloroso.
      Os dejo, me meto en el tren.

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    3. Diego lo tiene hecho, lo vio en los ojos de Carmen aquella noche en Sevilla.

      Además seguro que de la charla que tuvo con Mario también sacó bastante información.

      Si no recuerdo mal en algún capítulo aparece un pasaje donde Carmen y Mario estan de vacaciones y Carmen lleva el tatuaje.

      Corregidme si me equivoco, que hoy tengo viernes, que llevo un día hoy.


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    4. Sí, queda una marca, Divagantes, si te lo quitas con láser, (aunque ha mejorado mucho la tecnología en ese campo). Dependiendo del diseño que había antes, te tienes que fijar bien. Las cicatrices se tratan con ungüentos.
      Mariale.

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  89. De qué paliza hablas? No recuerdo que le dieran ninguna paliza a Santos.

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    1. Ya estoy confundiendo relatos, soy un desastre 🤣🤣🤣🤣

      En definitiva Santos tuvo problemas con unos hombres y Tomás lo soluciono de raíz, a eso me refería.

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  90. Me imagino que tiene que ser doloroso que te quiten un tatuaje, además de los riesgos de sufrir infecciones, otro problema es que no será nada barato.

    Para hacerse un tatuaje uno tiene que estar muy seguro, algunos de mis amigos se los hicieron con 20 años y hoy en día se arrepienten de haberlo hecho.

    Sabemos que Carmen tiene el tatuaje en el 2003, pero creo que quedan muchos capítulos antes de que eso pase.

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  91. No sé si yo entendí mal ese capítulo de: El adelanto en el tiempo, pero creo que ese tatuaje lo hizo Mario con un marcador.
    Voy a tener que leer nuevamente para poder comprender saben que nuestro autor nos deja siempre un tanto confundidos para que podamos discernir las cosas ejercitando nuestras neuronas.

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    1. En un capítulo Carmen y Mario están en la playa y un antiguo cliente del Penta reconoce el tatuaje.
      Mariale.

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  92. Capítulo 182 Los retos abiertos, este rs el capítulo amigo Shubert.

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  93. El 182 empieza con una frase genial.

    Acompañadme, demos un salto en el pasado hacia el futuro que ya está en el pasado.

    Habla de un suceso del 2003 desde el tiempo del 2001. Es el futuro contado desde el pasado que a día de hoy también es pasado. Genial

    Carmen hace topless en una playa y un tío reconoce el tatuaje, la llama nueve y acaban follando por 400€ antes de eso Mario dice

    “—Sabíamos que podía pasar.
    —Mira que te lo advertí, y tú, erre que erre.”
    Después de follar, hay otro diálogo interesante

    “A la orden, nueve.
    —¿Nueve?, voy a hablar con Diego, me cabrea lo que ha hecho.
    —Ponerte por las nubes y subirte la tarifa. Te quejarás.
    —No te das cuenta, esto va a traer consecuencias.
    —De qué tipo.
    —Verás lo que tarda en llamarme, aunque, conociéndole, esperará que lo haga yo.
    —Ya sabes cómo es, si llama será para decirte que vayas.
    —Ay, Mario, qué ingenuo eres a veces, no se trata de eso. He aguantado dos años sin dar mi brazo a torcer y ahora, ¿qué le digo?
    —¿Qué vas a hacer?
    —No lo sé.
    —Yo creo que lo sabes.
    —¿Ya estás como siempre, empujándome?”

    Blanco en botella no es un tatuaje es un dibujo con rotulador, ya se lo hecho otras veces y Carmen teme que si va a Sevilla Duego la obligue a tatuarse porque se ha enterado que se lo pinta luego significa que quiere.

    Peeeeeero Una de las cosas que he aprendido en mi profesión es no quedarme contento con la primera explicación por evidente que sea, ya sé lo de la navaja de Okam y todo eso, Sí parece un pato, camina como un pato y suena como un pato ES UN PATO, Pero si creyera en la teoría del pato no estaría donde estoy ni me pagarían lo que cobro sigo pensando que no es oro todo lo que reluce. Oro parece plata no es De que estoy hablando? De un pato o de otra cosa que no es un pato?

    A veces me equivoco, muchas pero a veces acierto y descubro lo que está detrás de lo parecía un pato

    Las frases que corroboran la teoría del pato o sea que no es un tatuaje, admiten otras interpretaciones, con la de “te lo advertí y tú erre que erre” todavía estoy manejando explicaciones posibles no tengo aún una teoría,
    Con la segunda, “He aguantado dos años sin dar mi brazo a torcer y ahora, ¿qué le digo?” Sigo trabajando, a lo mejor me estoy complicando la vida pero hasta que no me quede sin opciones razonables no voy a dar por hecho Que Carmen tiene un tatuaje de un pato en el culo. Estoy de coña
    Se admiten ideas

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  94. Por cierto al principio del capítul 182 hace una alusión a noches de blanco satén la mítica canción de los sesenta de los Moody Blues
    He mirado la lista de spotify y no está. He cazado un gazapo???

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    1. Gazapo, gazapo no es. Un despiste sí. Me pongo a subsanarlo en cuanto pueda.

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  95. Verano del dos mil tres, una noche cualquiera del mes de Agosto. 
    Me hubiera gustado despertar entre sábanas de satén blanco, la noche lo había merecido, pero nos alojábamos en un complejo hotelero, hubiera sido mucho pedir. Nos despejamos con una larga ducha y bajamos a desayunar apurados de tiempo a punto de encontrar cerrado el comedor. Después, nos preparamos y salimos a pasar una mañana tranquila de playa.

    Lo siento Dosoctavas pero aquí tienes la primera prueba que Carmen lleva el tatuaje, se duchan y bajan a desayunar, en ningún momento se habla de que Mario le haya dibujado nada.


    No le di mayor importancia, nadé un rato y volví al toldo, me sequé aún de pie y al levantar la vista lo encontré observándome. Sí, me conocía, sin embargo yo no recordaba haberle visto jamás. Esto sucedió diez o quince minutos antes de que Mario propusiera ir a por algo de beber y, durante ese tiempo, caí en la tentación de dar alguna ojeada. Siempre lo encontraba esperándome, declarando que él sí me conocía.
    A poco de irse Mario, el desconocido se acercó, miró alrededor y se puso en cuclillas.
    —Nueve. ¿Cómo es que no nos hemos visto antes?


    Se mete en el agua y al salir sigue teniendo el tatuaje en la espalda, cuando el se acerca sigue llevando el tatuaje, porque el lo reconoce.

    —Le ha contado todo sobre mí, cómo me llamo, a qué me dedico y lo que es peor: lo que hago para él cuando voy a Sevilla.

    Carmen lleva tiempo trabajando para Diego y el se lo dejo claro, todas las que trabajan para mi llevan mi marca, Carmen esta tatuada, no se si es un tatuaje permanente o uno temporal, pero esta tatuada.

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  96. No voy a discutir, tu teoria es tan balida como la mia.

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  97. Spotify corregido y en el blog también. Nights in white satin The Moody Blues 1967 una maravilla de canción.

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  98. Mario en 2003 Carmen tiene tatuaje o no, Dosoctavas opina que no con unos argumentos muy válidos, yo creo que si lo lleva, venga Mario aznos el favor y sacamos de dudas por favor.

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  99. A la orden, nueve.
    —¿Nueve?, voy a hablar con Diego, me cabrea lo que ha hecho.
    —Ponerte por las nubes y subirte la tarifa. Te quejarás.
    —No te das cuenta, esto va a traer consecuencias.
    —De qué tipo.
    —Verás lo que tarda en llamarme, aunque, conociéndole, esperará que lo haga yo.
    —Ya sabes cómo es, si llama será para decirte que vayas.
    —Ay, Mario, qué ingenuo eres a veces, no se trata de eso. He aguantado dos años sin dar mi brazo a torcer y ahora, ¿qué le digo?
    —¿Qué vas a hacer?
    —No lo sé.
    —Yo creo que lo sabes.
    —¿Ya estás como siempre, empujándome?”

    Tengo que reconocer que esta conversación hace que mi teoría se tambalee.

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  100. Hay un tipo de tatuaje llamado handpoke, utilizado en la antigüedad por los pueblos originarios. A diferencia del hecho con la máquina, este llega a la primera capa de la piel y es fácil de borrar con determinadas tintas y realizado por un profesional

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  101. Hay tatuajes no permanentes. que duran al rededor de 10 a 15 días, pero se van desgastando y quedan mejor que con marcador indeleble, es como una calcomanía. puede tratarse de ese tipo de tatuajes, que se pone cada que va al bar de Diego,

    Puede ser, pero yo me inclino a qué si se tatuó

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  102. Ven conmigo a Sevilla.

    —No puedo, además…

    —¿Qué?

    —Nada.

    —Dilo.

    —Si voy, querrás que te acompañe al Penta.

    —Naturalmente.

    —Sabes lo que va a pasar si aparezco.

    —Que te va a tatuar el lomo.

    —Ni de coña. Supón que un día en la playa, nos cruzamos con un cliente de Diego. Lo reconocería al instante.

    —Sería mucha casualidad.

    —Tú qué sabes. Que no, ni loca.

    —Y si llegara a pasar, tampoco sería una tragedia.

    —¿Te parece poco?, Que un hombre al que no conozco de nada me identifique como…

    —Como qué, dilo.

    —Como una de las chicas de Diego. No pongas esa cara, cómo quieres que lo diga, ¿que soy una de las putas de Diego?

    —¿Acaso no lo eres?

    —Esa no es la cuestión —terminé por decir tras dudarlo—. Qué hago si alguien me relaciona con el Penta, cuéntame.

    —Nada, ¿qué vas a hacer?

    —¿Tú crees que si un cliente de Diego tropieza con una de sus… putas en una playa, haciendo vida normal no va a querer aprovechar la ocasión? Venga, Mario, no seas cándido.

    —Para eso estamos tú y yo, para ponerle en su sitio.

    —Qué fácil lo ves todo en teoría, menos mal que no va a pasar.

    —Claro que no, hay una posibilidad entre…

    —Porque no me voy a hacer el puñetero tatuaje, ¿queda claro? Lo que pasó aquella noche estuvo bien pero entérate: no va a volver a pasar.

    —Ya veremos. Date la vuelta.

    —¿Otra vez?, ¡joder, Mario, qué te has tomado!

    —Eres tú, me pones muy bestia.



    Capítulo 182 Casal final

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    1. Esto que expones es en el presente y el principio del capitulo 182 habla de un hecho ocurrido tres años despues.

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  103. De todas maneras en esa conversación veo más que lo del tatuaje. Diego le dijo a Mario que a Carmen el negocio que llevaba Tomás con las chicas se le había quedado corto.

    Y si lo que quiere Diego es que Carmen trabaje para el en exclusiva, mejores clientes para el y una mayor entrada de dinero.

    Lo que ocurre es que ese fragmento del 2003 es muy corto y es muy difícil sacar conclusiones, vamos a tener que crear una máquina del tiempo para salir de dudas.

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  104. Lo del tatuaje temporal es muy plausible, de esa manera Carmen estaría tatuada cada vez que fuera a Sevilla borrándose este en cuanto estuviera otra vez en Madrid, de ser así Dosoctavas estaría mas cerca del acierto que yo, no me queda otra que rectificar y darle la razón a el.

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  105. Hay que joderse para una noche que salgo con la familia me la paso pensando en el diario
    He visto la luz!!! He descubierto a la auténtica candidata par el papel de Carmen. MICHELLE CALVO es la bomba he vuelto a casa a ver la serie Desaoarecidos qye hace de policía y es ella es Carmen, sobre todo por el carácter y lo sensual que es. Mirar la serie y me decís.

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  106. ¡Aleluya! Por fin habéis llegado. Yo, mordiéndome la lengua para no influir y viendo pasar candidatas y más candidatas.
    Michelle Calvó, sin ninguna duda, por encima de Rizzolli. La descubrí hace un par de años y me quedé pasmado.
    Yo también recomiendo la serie “Desaparecidos”, es muy buena.

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  107. Yo me quedo con Angie Harmon, no es que Michelle Calvo no me parezca atractiva, pero la belleza de Angie me parece bastante superior.

    La verdad es que he buscado a Michelle Calvó y me a dejado muy frío, supongo que para gustos los colores, pero después de leer durante tantos capítulos sobre la gran belleza de Carmen, me he llevado cierta decepción, me disculpo por mi impertinente franqueza.

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