30 mayo 2025

Capítulo 199 Yo, Hetaira


Tiempo estimado de lectura: setenta y dos minutos.


«Aspasia, una mujer de Mileto. Se decía que tenía a Pericles bajo su influencia, pues poseía una inteligencia extraordinaria y una gran habilidad para la conversación.» 


(Plutarco, Vida de Pericles, XXIV). 


Si bien Plutarco no la llama explícitamente hetaira en este pasaje, la naturaleza de su relación con Pericles y su origen extranjero (Mileto) la sitúan en una categoría cercana a las hetairas influyentes. Su inteligencia y capacidad de conversación eran características valoradas en ellas.


Prólogo 


—Hola, nueve.

Así comenzó Mario la labor de zapa. Tenía que haberlo imaginado, se ilusionó con el tatuaje tanto como con todo lo que habíamos emprendido en nuestra nueva vida, no perdía ocasión para lanzarme una andanada, me llamaba nueve cada vez con más frecuencia, y no es que me molestase, acabé acostumbrándome, le seguí el juego. Tal vez no debí hacerlo.

—Qué pasa con Candela, ¿la llamas siete? —le pregunté una vez que en la cama me dijo, «Cómo me gustas, nueve». 

—No, no es lo mismo. —contestó tras pensarlo detenidamente.

—Claro, porque a ella no intentas pervertirla. Cómo te conozco.

Llegó Agosto, en dos semanas comenzaríamos nuestras vacaciones de ensueño, supuse que cuando estuviéramos navegando a bordo del yate se olvidaría; mientras tanto el asedio continuaba y yo le dejaba hacer porque en el fondo me gustaba, sabía lo que estaba pasando y no le di demasiada importancia; él es así, me decía a mí misma, jugábamos un juego que a los dos nos reportaba momentos de intenso placer, me había acostumbrado a ser la nueve, participaba gustosa en los juegos secretos que se inventaba en las situaciones más insospechadas, con nuestros amigos, con la familia. Como cuando decía sin venir a cuento que habíamos venido oyendo la novena sinfonía, o proponía volver a ver la novena puerta de Polanski solo para sorprenderme y probar a sacarme una sonrisa cómplice. Sabía lo que estaba haciendo, le dejé hacer. 

Pasó el verano, pasó Gerardo, pasó Santos. El mundo colapsó en Septiembre. Cuando mi vida empezaba a recobrar la normalidad, Mario viajó a Sevilla y regresó eufórico por el éxito del proyecto, por el reencuentro con Candela, por algo más que escondía y tardó en darme a conocer. Llegó Navidad y superamos el desencuentro a causa de la mentira desvelada por Roberto.

Así llegamos al día en que me lo propuso.


La propuesta

—Voy a ducharme.

—Espera. —dijo sujetándome de la muñeca; lo miré, ¿cómo es posible que estuviera otra vez empalmado? El deseo brotó en el bajo vientre y subió galopando hasta prender los pezones. Me dejé caer a su lado y empuñé la potente verga que había tenido dentro de mí poco antes.

—¿Así estamos otra vez? Son las cinco, hemos quedado dentro de dos horas. —le reprendí mimosa.

—Es por ti, nueve, me tienes seducido.

—Y eso que no me pagas, mal negocio hago contigo.

Follamos como locos, la cercanía de nuestra anterior descarga nos hizo durar tanto que dimos rienda suelta a la locura, dejamos correr la fantasía, los deseos más oscuros, las palabras más obscenas, los insultos convertidos en caricias. Acabamos sudorosos, agotados, felices. 


…..


—¿Qué haces?

No sé cuánto tiempo llevaba adormilada, abrí los ojos y lo encontré con uno de mis blocs en la mano mirándome dormir. Su polla en reposo atrajo mi atención.

—Luego, viciosa, ahora quiero hacer otra cosa contigo.

—¿Qué hora es?

—No llegamos, les he avisado, nos veremos en el restaurante.

Me incorporé de un salto.

—¡Joder! ¿Cómo no me has despertado?

Se sentó a mi lado y me besó en la mejilla, entonces reconocí el bloc donde reprodujo el tatuaje de Diego. (1)

—¿Ya estás otra vez con eso?

—Quiero dibujártelo.

—Ni de coña.

—Puedo hacerlo mejor; además, reconoce que te apetece volver a llevarlo en el culo.

La idea germinó como la picadura de una avispa y se inflamó en un instante, aun así creí necesario protestar.

—De eso nada.

—Pues se te han puesto los pezones como garbanzos.

—Qué bestia eres.

—Voy a hacerte una propuesta: te dibujo el tatuaje, lo llevas toda la noche, solamente tú y yo lo sabremos; a la vuelta me dices cómo te has sentido. Si no ha significado nada especial, prometo no volver a llamarte nueve nunca más.

Acabé por sucumbir, poco después volvía a entregarme a las manos de alguien que dibujaba sobre mi cuerpo trazos que me elevaban al cielo. El resultado no fue comparable al trabajo de Ramya pero mejoró la primera versión que hizo a rotulador. (2) Aquella noche en el restaurante, rodeada de nuestros amigos. me sentí la puta más puta de todo Madrid y cada mirada que cruzamos provocó una descarga de morbo difícil de controlar.

Luego, viajó a Sevilla; luego, estuve en Cantabria.

Y reanudó con ahínco la labor de zapa, Candela no era Candela, yo no era Carmen sino las cifras con las que Diego nos nombraba: la siete, la nueve y así una y otra vez y otra. Mario no sabía lo que había desencadenado.


El viaje

—Quiero pasar unos días con Candela.

—¿Te parece prudente?

—Si lo dices por Diego no me preocupa, no ha dado señales de vida; dentro de poco vuelvo a Santander y quiero hacerlo antes. Sabes que llevo tiempo pensándolo.

—Se lo propuse tal cual me lo pediste.

—Le pareció bien, ¿verdad?

—Está encantada con la idea. ¿Tenéis algún plan?

—¿Qué harías tú si te fueras a vivir con ella?

De alguna manera lo había hecho, había sentido lo que era despertar a su lado, habitar su casa, ver corretear a Patri, me había sentido parte de su hogar. Sí, me gustaría.

—No necesitáis ningún plan, os bastará estar juntas y disfrutar de la niña.

—Es lo que queremos, he pedido unos días libres, lo he arreglado en el gabinete para enlazar un fin de semana, si lo demoro se me echará encima el seminario, luego llega la Semana Santa y a saber cuándo podremos. 

—¿Puedes hacerlo?

—Acabo de firmar el contrato marco que llevábamos persiguiendo desde antes de Navidad con Industria; el seminario de Santander está encarrilado gracias a mí. Como si quiero tomarme quince días libres, a ver quién va a decir nada.

—¿Y Diego?

—Diego, Diego. No tiene por qué enterarse.

—Más vale, te comprometiste a volver un fin de semana. Como se huela que estás allí la va a liar.

—Ya lo sé, es uno de los motivos del viaje, quiero saber qué tiene contra ella, si consigo enterarme quizás podamos hallar una solución.

—No voy a dejar que vayas sola, mucho menos después de la brutalidad con la que te ha tratado.

—No se va a repetir.

—¿Tú crees? De todas formas tengo que volver. Estarás más segura, yo me quedaré tranquilo y entre los dos le plantearemos las cosas con rotundidad.

—Si vienes conmigo haremos más fuerza; no quiero tatuarme, Mario, no quiero.

—No sé cómo se lo va a tomar.

—Mal. En Santander lo insinué y dijo que lo había acordado contigo.

—Eso es falso. 


Señales

El anuncio de la resolución del contrato con Industria que Ángel y yo llevábamos negociando desde Noviembre coincidió con el buen resultado del viaje a Santander, una cosa y otra se sumaron para dar mayor impacto a lo que no era sino un capricho de Andrés que, de la noche a mañana, se convirtió en un modelo de promoción del gabinete bien gestionado por, ¿quién si no?, la doctora Rojas. Estaba en la cresta de la ola, triunfando en todas las áreas, convirtiendo en oro todo lo que tocaba como una especie de reina Midas; disfrutaba del éxito ignorando que las envidias y los enemigos siempre esperan agazapados su momento.

Andrés y yo nos pusimos manos a la obra para reorganizar el programa según los acuerdos alcanzados con el rector y los diferentes interlocutores, cada uno de ellos interesados en poner su huella personal a cambio de concesiones, eso afectaba a contenidos y algún que otro espacio de lucimiento personal. Empezamos a pasar más tiempo juntos; ebrios de triunfo, descuidamos el trato formal y lo sustituimos por un colegueo susceptible de alimentar comentarios malintencionados. Nos reuníamos a todas horas a puerta cerrada en su despacho donde la intimidad crecía, se sentía cómodo, desinhibido, el contacto físico ganaba terreno y yo no hacía nada por evitarlo. En una de esas ocurrió un incidente: le mostraba la nueva redacción de un documento, estábamos en la mesa de reuniones, Andrés leía desde atrás, inclinado sobre mí con una mano en mi hombro, Ángel irrumpió sin llamar a la puerta, Andrés se separó bruscamente y lo amonestó. Angel se excusó con evidente ironía, le consultó un par de cuestiones y se marchó no sin antes lanzarme una insistente mirada. Soy muy clara, le dije que no debía haber actuado así con Ángel, Andrés reaccionó mal y decidí suspender la reunión. Más tarde se disculpó conmigo, pero las consecuencias no tardaron en hacerse notar: Ángel apareció en mi despacho.

—Ya estabas tardando.

—¿Qué andabais haciendo que se ha sobresaltado tanto?

—¿Lo ves? Pareces un crío.

—Lo que tú digas, pero se ha separado de ti como si quemaras. Reconócelo, te estaba metiendo mano.

—No seas retorcido, estábamos trabajando en el proyecto de Santander. ¿Quieres algo?, tengo mucho trabajo.

—Cuéntame: ¿te lo has follado?

—Estás obsesionado. Anda, déjame trabajar.

—Dímelo, ¿te lo has tirado, sí o no?

—¿Si te lo digo me dejas en paz?

—Prometido.

—No, no me lo tirado. Ahora, vete.

—Te creeré, pero si no ha ocurrido aún, falta poco para que lo tengas entre las piernas, solo hay que ver cómo te mira.

—Déjate de chorradas. —salté demasiado crispada.

—Algo ha pasado en Santander, te conozco.

Debía hablar seriamente con Andrés, lo último que deseaba era desatar una avalancha de rumores sobre nosotros.


Santacruz

Pero eso habría de esperar, mis preocupaciones estaban centradas en ponerme a trabajar en el tema Santacruz, no podía permitir que Tomás me apartara. Avisé a Ana de que no me pasase llamadas. Dediqué el resto de la tarde a barajar alternativas y ninguna resultó ser convincente; desanimada, salí rumbo a casa.

—Qué pronto has llegado. —le dije al encontrarlo en la cocina.

—Tuve una reunión en Pozuelo más corta de lo previsto. ¿Qué te pasa?

Bebí un trago de su cerveza y comencé a contarle mis preocupaciones. A quién mejor que a él.

—Tomás me ha dado un ultimátum, quiere ver algún avance en lo de Javier, piensa que no me lo tomo en serio, si en una semana no tengo algo, me aparta y lo enfoca de otra manera.

—¿Tiene razón?

—¿Qué? ¡No! —protesté ofendida—. Es verdad, no he conseguido nada todavía, él mismo me pidió calma y cautela, por eso he esperado a que Javier tomara la iniciativa, pero no se ha puesto en contacto, luego, con lo de Cantabria lo he dejado un poco apartado.

—¿Se lo dijiste?

—Qué.

—Que salías de viaje.

—Pues no.

—Mal hecho, si te ha encargado un trabajo, lo lógico es que le mantengas informado, el silencio da muy mala imagen, te lo digo por experiencia.

—Tienes razón, como no tenia nada que decirle no lo consideré necesario.

—Ya lo sabes para otra vez. ¿Qué vas a hacer?

—Quiero llamarle y provocar un encuentro sin que resulte forzado.

—Se me ocurre una idea: Dentro de una semana es el cumpleaños de Hugo, puedo llamarle para proponerle cualquier cosa, una cena de amigos. Seguro que pregunta por ti.

—Vale, llámale, cuéntale lo del cumpleaños y sígueme cuando te interrumpa.

—¿Qué estás tramando?

—Mejor que no lo sepas, tú, sígueme.

—Miedo me das. 

Mario marcó y tras una pausa, obtuvo respuesta.

—Javier, cómo estás …. Bien, oye, ¿te acuerdas que la semana próxima es el cumpleaños de Hugo? …. El jueves. Podíamos organizar algo, hacer una quedada y celebrarlo …. Claro, el viernes mejor …. Eso va a ser difícil organizarlo en tan poco tiempo, una cena será suficiente …. Tú verás, inténtalo, pero sólo hasta el sábado.

Era buen momento para intervenir, había pensado un plan infalible. Elevé la voz y dije:

—¡Joder, Mario!, ¿y la toalla que te he pedido? ¡Mira como estoy poniendo todo!

Sabía que cogería la idea al vuelo, de todas formas, ejecuté una mímica desmesurada por si le quedaba alguna duda: yo, saliendo de la ducha sin nada con qué secarme.

—Perdona un momento, Javier.

Separó un poco el auricular y dijo:

—Lo olvidé, ahora te la traigo.

—Es igual, ya he puesto todo chorreando, la cojo yo. 

Y añadí más mímica para que me pasase el teléfono.

—No, mujer, voy yo. Disculpa, Javier, enseguida estoy contigo.

Mario siguió a mi lado con la oreja pegada.

—Hola, Javier, enseguida te lo devuelvo.

—Carmen, dime que no estás hablando conmigo como Dios te trajo al mundo.

—Un poco más crecidita, pero sí.

—Me vas a matar, te estoy imaginando y… ufff.

—Anda calla.

—Tápate, vas a resfriarte.

—Enseguida me cubro, en cuanto me traiga la toalla.

—Pagaría por verte desnuda chorreando agua, debes de estar imponente.

Bajé la voz, debía quedar claro que mi marido estaba en otra habitación y quería evitar que nuestra conversación trascendiese.

—Seguro, con los pelos empapados y la carne de gallina estoy la mar de sexy.

—Tú siempre estás sexy; estírate, luce tu cuerpo.

—Lo que faltaba, los vecinos aplaudiendo.

—Y yo aquí, sin poder verte viviendo de lo que recuerdo.

—Serás mentiroso…

Se echó a reír, ya no trataba de fingir lo que ambos sabíamos.

—¿Cuándo quedamos?

—Para qué, ¿olvidaste darme alguna otra foto?

—Me apetece mucho verte, podemos tomar una copa una tarde de estas.

—A ver… Mañana Mario está en Barcelona.

—Mañana lo tengo difícil, ¿Qué tal pasado?

—Pasado está de vuelta, imposible. 

—Qué hay de malo en que nos tomemos una copa.

—¿A ti qué te parece? Te lo paso. —Añadí subiendo el tono de voz, aparté el auricular y le regañé—. Una toalla, Mario, no era tan difícil, ¿has ido a comprarla?

Hablaron del cumpleaños, dónde celebrarlo, a quién avisar; llegó la despedida y como era de esperar, Javier le dio un beso para mí, Mario remató bien la jugada.

—Javier te manda un beso, cariño.

—Un besito —respondí acercándome al teléfono—, a ver cuándo quedamos.

—Se lo digo a Mónica y lo planeamos. —respondió.

—Estupendo. Ya me dices algo de lo de Hugo.

Colgó y se quedó mirándome.

—¿Me lo vas a explicar?

—¿Lo de la ducha? Ha estado bien, a qué sí. Tenía que provocarlo para que quisiera verme sin que pareciera que la idea partía de mí. 

—Pues lo has conseguido, deberías dedicarte al teatro.

—Me apuesto a que mañana mismo llama aceptando la cita.

—Por eso me has mandado de viaje, ¿qué piensas hacer?

—La idea era ir despacio, pero Tomás lo ha puesto difícil.

—No te precipites, si se lo das todo de entrada te costará conseguir lo que quieres.

—Descuida, sé cómo manejar a un hombre.

—No tengo la menor duda.

Estábamos empezando a cenar cuando entró un mensaje.

—Te lo dije.

—¿Es Javier?

Se lo enseñé: «¿Sigue en pie lo de mañana?». Nos miramos satisfechos, la comedia había dado resultado. Respondí: «Por mí, no hay problema».

—¿Qué ha dicho?

—Nada, estará Mónica cerca.

Al cabo de un rato llegó la contestación: «Mañana te llamo». La clandestinidad marca unas claves fáciles de leer.

Javier llamó temprano, tendría ganas de concretar cuanto antes. Yo también. Sería porque, después de una noche movidita a costa del teatro que habíamos montado, estaba lista para pasar al siguiente nivel. Quedamos en un conocido restaurante de la carretera de Colmenar a las nueve. Enseguida llamé a Tomás. Su respuesta no fue la esperada. «No me llames para contarme cada paso, cuando tengas algo concreto me lo dices».

Elegí cuidadosamente el atuendo: pantalón de piel negro, cinturón ancho, botines negros, camisa blanca con un escote profundo que insinuaba el sujetador rosa palo y una sahariana color marengo completaba el conjunto. Preferí acudir en mi propio auto y no depender de él. Cosas mías.

—No es un restaurante cualquiera.

—Ya imagino, ¿lo conoces?

—He oído hablar, se come bien, está bien comunicado, tiene varios salones… Ah, y dispone habitaciones.

—¿Me estás queriendo decir algo?

—Te estoy informando para que no te coja desprevenida.

—Si consigo lo que busco sin necesidad de pasar a mayores, mejor.

—Lo dudo, Javier te ha visto metida en faena, no va a dejar escapar la ocasión.

—No me conoces “metida en faena”.

—En cualquier caso, recuerda: está muy bien dotado, lo he visto en las duchas después de los partidos, vas a salir contenta. 

Llegué puntual, pregunté por la reserva a nombre del señor Santacruz y me acompañaron a la barra donde estaba esperándome. Unos besos, una mano en la cadera y una copa de vino para empezar la velada. Sus ojos recorrieron lo que le ofrecía, el escote centró su mirada, era lo esperado. Hablamos de cosas intrascendentes; bromeó con la idea de que no quisiera que Mario se enterase de nuestra escapada y le dejé creerlo; tuvo el buen gusto de no mencionar a Guido, tampoco sacó a relucir las fotos, los vídeos, el seguimiento. Estaba más interesado en hacer valer su figura de emprendedor: los gimnasios, la cadena de tiendas de artículos de deporte, el negocio de importación de productos vigorizantes. Sacó a relucir su reciente incursión en el negocio de la construcción, ahí mostré gran curiosidad, ¿cómo un hombre ajeno a ese mundo se arriesga a invertir en un área tan compleja?, hay que ser muy valiente, añadí. No necesité más, comenzó a contarme el inicio, casi accidental, los primeros proyectos de la mano de socios con los que fue introduciéndose, haciendo contactos, invirtiendo. Llegamos a los postres, se sentía envanecido desplegando su éxito ante la mujer deseada sin saber que estaba anotando en mi cabeza cada detalle, cada nombre, cada cifra. Debió de recordar que estábamos allí para otra cosa y puso el foco en mí, quiso saber quién era yo, cómo había conocido a Mario, preguntó por mi juventud; le di lo que quería aderezándolo con detalles sugerentes. Dejé la mano sobre la mesa convertida en reclamo y no tardó en recogerla, se sentía vencedor de una caza en la que él era la presa. Tenía nombres, tenía datos, podía obtener más.

Nos trasladamos a uno de los salones casi vacío, unas pocas parejas buscando guardar el anonimato. Javier escogió una mesa situada a un extremo, la tenue luz de las lámparas en cada mesa preservaba entre sombras la intimidad de los que allí nos habíamos refugiado. Antes de que llegase el barman, redujo la intensidad al mínimo, me rodeó con el brazo y me besó sin encontrar resistencia. El tiempo perdió su sentido, me transportó a otro mundo entre besos y caricias delicadas. No sé cuánto pudo durar, volví de aquel dulce sueño y lo encontré mirándome a los ojos.

—Deseaba tanto este momento.

Miró al frente e hizo un gesto afirmativo. ¿Cuánto tiempo llevaría el barman ahí?

—Buenas noches, señor, un placer volver a verle.

—Buenas noches, Ernesto. ¿Todo bien?

—Como siempre. ¿Qué desean tomar?

Pidió por los dos, en cualquier otra ocasión me habría rebelado ante tal atrevimiento, decisiones tomadas por hombres al margen de la mujer, pero no era momento de discutir. Ernesto, el barman, se alejó y contuve a Javier que volvía a la carga.

—¿Sueles traer a tus conquistas aquí?

—Es un lugar discreto donde no te vas a encontrar sorpresas incómodas, además dispone de unas habitaciones magníficas.

—No me digas. —exclamé con un exagerado cinismo.

—Dijiste que Mario está en Barcelona.

—Lo tienes todo pensado.

—Soy previsor, me consideras valiente porque he arriesgado donde otros habrían dudado; contigo actúo de la misma manera, me interesas, me gustas mucho y arriesgo.

Dicen que quien calla, otorga; yo jugué la carta de la incertidumbre. Ernesto trajo las copas, brindamos y volvimos a enredarnos en besos y caricias entre las sombras que ocultaban lo que el deseo se atrevía a intentar para ganarle terreno a la ropa.

—Y tú, ¿eres una mujer valiente?

—Ni te imaginas cuánto. —Tenía el escote abierto, la respiración agitada, la hombrera caída dejando descubierta la copa del sujetador, ¿acaso no le parecía valiente?

—Vamos a verlo. Quítate el sostén.

—Javier, por favor, no seas antiguo; ¿sostén? Te aseguro que se sostienen solas.

Meneó la cabeza dándome por imposible.

—Lo sé, las he visto moverse libres.

—¿Ah, sí?, mucho has visto tú.

—¿Sabes cuándo me gustan más?, cuando apareces de repente por el pasillo de tu casa desnuda con un vaso en la mano y desapareces, ese vídeo me gusta, estás natural, las tetas vibran con cada paso. Estás muy sexy.

Había visto esa escena cien veces. No ocurre nada, es un vídeo vacío de contenido, minutos de tiempo muerto en el que sólo aparezco yo en un par de ocasiones entrando al salón camino de la cocina y volviendo a pasar hacia el baño. No tenía ningún valor, ¿por qué no lo borraron? Me he preguntado muchas veces cuántos más habrá como ese, dónde y quién los tendrá. 

Olvídalo, no es el momento de pensar en eso.

—…en el vídeo no se aprecian con nitidez, quiero verlas de cerca, suponiendo que seas tan valiente como dices. Vamos, quítatelo.

—Que me quite el qué. —respondí divertida.

 —Cómo lo digo entonces, ¿brassier?

—Demasiado cursi. Prueba otra vez.

—Te estás escaqueando, cobarde.

—No soy cobarde, soy sensata; qué pretendes, ¿que me desnude por darte un capricho?

—Quiero comprobar si arriesgas cuando algo te interesa.

No era él quien me interesaba tanto como para hacer semejante estupidez, aunque estaba dispuesta a arriesgar con tal de obtener lo que necesitaba. Sin más dilación, desabroché la camisa hasta el límite del cinturón haciéndole sufrir cada botón, la penumbra me protegía, bajé los tirantes, lo iba a tener complicado, pero el riesgo me pone, desabroché los puños y saqué los brazos de las mangas; si pasaba el barman nada me protegería. ¿Quién dijo cobarde?, bajé los tirantes, giré el sujetador, lo desabroché, doblé una copa dentro de la otra con exagerada calma y lo puse sobre la mesa, una pequeña colina rosada cubierta de encaje. Volví a ponerme la camisa, sin abrochar.

—Eres valiente, no hay duda.

Hizo intención de cogerlo, pero chasqué la lengua.

—Ahí se queda, a no ser que te asuste.

El escote, abierto hasta el estómago, apenas mantenía cerradas las solapas, cualquier movimiento descuidado y quedaría desnuda. Ya lo estaba en parte, mis pechos se insinuaban, un gesto y quedarían expuestos, como aproximarme a coger la bebida. Javier respondió adelantando su vaso y me invitó a brindar sólo para dilatar ese instante de fugaz desnudez.

—Eres una mujer sorprendente. Veamos dónde llegas. 

Separó ambos lados de la camisa, la penumbra me protegía, se apoderó de mis pechos con delicadeza, palpando la forma, el volumen; le eché los brazos al cuello y puse todos mis sentidos en captar las sensaciones que me atropellaban. Estaba en sus manos, era una realidad palpable que deseaba prolongar, el frágil contacto de mis senos en sus manos era tan delicioso que no había necesidad de cambiarlo por ninguna otra cosa.

—Vamos arriba.

—Espera, espera.

—¿Por qué interrumpir lo que ya de por sí era perfecto? Pero no, la ansiedad había entrado en escena, los ritmos ya no eran los mismos.

—Hablemos un poco, no hay prisa, te he contado mi vida, no sé nada de ti salvo tu valor para emprender negocios arriesgados.

Dejó huérfana mi carne, levantó la mano y detuvo al barman.

—¿Señor?

—Sírvenos otras de lo mismo.

—Enseguida.

Incapaz de contener el rubor, me refugié en la idea de que la oscuridad habría hecho invisible el escarceo. Ernesto retiró las copas evitando rozar la lencería abandonada. Encendí un cigarrillo, la camisa abierta se iluminó con el fulgor del mechero mostrando mi pecho, todo era un desatino. Volvió Ernesto, Javier trató de hacer sitio, retiró el tabaco, levantó el sujetador y al hacerlo, quedó extendido sobre la mesa. El barman sirvió las copas y desapareció.

—¿Te han dicho alguna vez que eres un poco cabrón?

—Bastantes veces. Reconoce que estás disfrutando.

 Nos volvimos locos, desnudó mis hombros y con ellos mis pechos, éramos el foco de atracción de las mesas cercanas; apagamos la lámpara, le desabroché el pantalón, comprobé lo que anunció Mario, por Dios que estaba bien dotado, escuchamos pasos, cruzaron unas sombras y no nos importó, nada importaba, ni siquiera una inesperada llama que ilumina mi rostro mientras prende fuego a un cigarrillo y revela mi desnudez durante una calada, dos. Después, la oscuridad y el fragor de la batalla. No acabamos la copa, nos esperaba una habitación a la que dar vida. 

Salimos cogidos por la cintura camino de las habitaciones, no me preocupé del escote, profundo hasta mostrar el piercing (el del ombligo), quién me iba a ver. En la puerta nos cruzamos con Ernesto.

—Buenas noches, señor, señorita. ¿No olvidan nada?

Insolencia consentida por la confianza con un cliente habitual. Javier me miró:

—¿Lo llevas todo? 

Pensaría ponerme en un apuro. Inocente.

—Déjame pensar… Ah, sí, lo has cogido. —añadí mirando el sujetador en su puño y los tirantes colgando.

Llegamos a la habitación, discreta, bien amueblada. Sabía lo que quería, tenía un repertorio grabado en la cabeza que deseaba ver en directo; me plegué a su capricho, era un buen ejemplar, bien proporcionado, cuidado y depilado hasta el último rincón, sabía hacer uso de lo que la naturaleza le había otorgado sin alardes absurdos como otros con los que había estado antes, le gustaba sentirse admirado y no tuve que fingir admiración ante las vistas: musculado al punto justo, bien dotado (¿lo he dicho ya?), usé las manos para disfrutar del paisaje que un cuerpo hermoso ponía a mi alcance y se dejó hacer sin prisa por entrar en acción, le envanecía tener a la mujer deseada rendida a sus pies recorriendo palmo a palmo su cuerpo. ¿He dicho alguna vez que me vuelven loca los culos bien puestos?, pues ahí tenía un precioso par de glúteos trabajados a conciencia; los amasé, los arañé, los besé, los mordí y finalmente los separé para hundir la lengua en el hueco que él mismo me ayudó a encontrar; Javier entendía de gustos refinados. Estuve a punto de hacerle eyacular a golpe de lengua en ese oscuro lugar, con la verga empuñada y el varón derrotado sujetándose a dos manos sobre la colcha, pero me detuvo a tiempo. Fue su turno, me besó sin poner reparo al sabor que pudiera encontrar (cada vez me gustaba más este hombre) y me devolvió la jugada, esta vez fui yo la que, abierta de piernas, sentí los efectos de una lengua precisa y certera, un trabajo cuidado, meticuloso que me elevó al cielo, no esperaba algo así, creí que buscaría una satisfacción inmediata basada en lo que había visto en los vídeos robados, olvidé lo que me había llevado a aquella habitación y me volqué en satisfacer mis deseos y los de un amante a la altura de los mejores; rodamos por la cama, deseaba tenerlo dentro, no se hizo esperar, lo deseaba, no lo ocultaba, entré en un profundo orgasmo antes de que pudiera darme cuenta y me folló vigorosamente mientras yo caía en una especie de trance que redobló su empeño en dejarme agotada. Pocos hombres lo han logrado a lo largo de mi vida, uno solo en un primer asalto, él.

—¿Cuánto tiempo llevo…?

—¿Dormida? Quince minutos.

—No estaba dormida.

—Ya lo sé, ¿estás bien?

—En la gloria. Tengo sed

—¿Siempre te corres de esta manera? Eres increíble.

—Solo cuando el hombre lo merece.

—Gracias por el cumplido. ¿Qué te apetece?

—¿Qué tomas?

—Gin tonic.

Extendí el brazo y me pasó el vaso, además de ser un amante fabuloso, compartíamos gustos. Nos besamos, podría quedarme enganchada a sus labios una eternidad porque sabía besar despertando en un roce mullido mil y una sensaciones que un beso violento no consigue. Me levanté, necesitaba asearme. Encerrada en el baño recuperé la sensatez, no podía dejar que lo que había pasado influyera en mi objetivo, Javier era un medio, nada más.

Al salir lo encontré llamando al servicio de habitaciones, buena idea, a mí también se me había abierto el apetito; pidió bocaditos variados, canapés… de todo un poco. Traje un par de albornoces del baño para usar cuando vinieran, me apetecía tenerlo desnudo en plena recuperación de la equipación, sería por su forma de mirarme. Preparó una segunda copa, logré desviar la conversación del sexo y volví a interesarme por nuestra vida profesional, aludí a un caso clínico de un paciente con problemas de erección —No como tú, le piropeé— que solo se empalmaba pensando en una sobrina monja, se sentía culpable por lo que consideraba una aberración, aunque estaba abocado a usar esa imagen para “cumplir” con su esposa. Le reté a que narrara algún caso curioso vivido en su actividad profesional, no encontró nada comparable pero la conversación nos dejó centrados en el tema que me interesaba, su ego desmedido por deslumbrarme con sus éxitos y sobre todo en su recién iniciada etapa como constructor. Volvieron surgir nombres, proyectos, logros, nada nuevo. Hasta que…

—He iniciado negociaciones con un importante grupo alemán de inversores, son gente seria, muy meticulosa, aunque difíciles de entender, hay matices que pierdo, mi nivel de inglés no es para lanzar cohetes. Normalmente no tengo problemas, pero con ellos es complicado.

—¿Sabes que soy medio alemana?

—Ah, ¿sí?

Le solté una parrafada sobre el origen de mi familia usando un perfecto acento bávaro.

—Pareces una auténtica teutona, no me vendría mal tu ayuda.

—Cuando quieras. A veces le sirvo de intérprete a un amigo que mantiene relaciones con empresas alemanas, incluso le he ayudado a cerrar contratos.

—A ver, cómo es eso.

—Es el presidente de un grupo de empresas, le traduzco documentos: contratos, fichas técnicas.

—¿Y lo de ayudarle a cerrar contratos?

—Dicho así suena fatal, ¿verdad? 

—Lo has dicho tú, no yo.

—En realidad, es simple, le acompaño a alguna reunión, he ido a un par de cenas de negocios y hago de intérprete.

—¿Nada más?

—¿Qué insinúas?

—Con este cuerpazo y habiendo visto las habilidades que tienes…

Balanceé la pierna que tenía sobre el asiento.

—¿Estás llamándome puta?

No tuvo ocasión de responder porque llamaron a la puerta; nos pusimos los albornoces y abrió, no pretendíamos disimular lo que ocurría dentro de aquella habitación; el camarero arrastró el carrito hasta la mesa, depositó las bandejas y esperó la propina mirándome con disimulo. Teníamos hambre, el cava después de dos gin tonic no era buena idea, habría que llenar el estómago; nos deshicimos de los albornoces y destapamos las bandejas, Javier se encargó de descorchar la botella y servir las copas.

—Por nosotros.

Brindamos, mojó el dedo índice en la copa y me empapó los pezones antes de degustarlos, el cava helado los endureció y su lengua, más; le acaricié el cabello mientras repetía la operación. Tendré que hacer lo propio, dije; le pedí que rellenara mi copa, me arrodillé y logré introducir el glande que la desbordó, lo lamí entero y repetí dos veces antes de que fuera imposible volver a meterlo. Hay cosas para las que las copas flauta no son nada útiles; apuré lo que no se había derramado y me entregué a la labor de devorar el renacido estoque. Si me atreviera a poner en práctica mis recién adquiridas habilidades con el semen y el alcohol… Lo descarté, demasiado arte para ser una simple esposa infiel.


…..


—No has terminado de contarme qué haces con los clientes alemanes de tu amigo el inversor.

—Eso pertenece al secreto profesional.

—¿De tu amigo o tuyo?

—Lo mío no es nada profesional. —mentí.

—Oye, ¿y a qué sectores se dedica?

Había picado el anzuelo.

—No estoy muy enterada, yo solo traduzco y me dejo ver.

—Te dejas ves. Eso me recuerda una historia que me contó mi cuñada sobre las hetairas de la antigua Grecia.

—¿Cómo has dicho?

—Las hetairas, hetairai, heteras o como se llamen. Eran mujeres libres que hacían funciones de artista, contertulia, prostituta y acompañante. 

—Para haberla escuchado una vez, se te ha quedado grabada.

—Mi cuñada es licenciada en Historia y amante de la cultura griega, nos lo contó con todo lujo de detalles, es muy interesante. A diferencia del resto de las mujeres, la hetaira recibía educación, poseía independencia económica y alcanzaba un gran poder social, eran las únicas mujeres autorizadas a participar en los simposios, que no eran lo que se entiende en la actualidad, sino reuniones de políticos, filósofos y artistas, todos hombres, por supuesto; solo ellas eran admitidas y sus opiniones muy respetadas.

—¿Una especie de geishas?

—Sería quedarse corto. En Grecia se consideraba que había dos tipos de prostitutas, las pornoi trabajaban en burdeles o haciendo la calle, las hetairai estaban a otro nivel, eran mucho más selectas, solían tener pocos clientes, incluso a veces se dedicaban a uno en exclusiva.

—Una especie de scorts de alto nivel.

—Mi cuñada es profundamente feminista, va más allá, cree que, en aquella sociedad, las hetairai representaban a una clase de mujer libre, culta, refinada que podían expresar su sexualidad sin prejuicios como lo hacían los hombres; no las califica de prostitutas, nadie llamaría prostituto a un hombre por acostarse con las mujeres que le apetece.

—Como tú.

—Por ejemplo, o tu marido. En su opinión, la Historia está escrita por hombres y se las ha juzgado y calificado de prostitutas porque no se tolera la idea de mujeres libres e independientes; según ella, la igualdad seguirá siendo una utopía mientras se centre solo en lo laboral. Nos están engañando otra vez, dice.

—Y tiene razón. Me gustaría conocerla, nos entenderíamos.

—Os llevaríais bien.

—Y Mónica, qué opina de esto. 

—Mi mujer… no le da la cabeza para tanta teoría. —dijo reprimiendo un gesto de desagrado.

—Cómo puedes hablar así de ella, es tu mujer.

—No me malinterpretes, Mónica tiene otros intereses, ahora está ocupada en buscar la mejor clínica para quitarse unas arruguitas que le han salido en la comisura de la boca, yo no se lo aprecio, pero para ella es suuuper importante; antes fue un pliegue debajo de las nalgas; antes, el aumento de pecho, y ya está hablando de hacerse una blefaronosequé. Es feliz a su modo.

—Acéptame un consejo, dedícale más tiempo, está pidiendo atención.

—Lo intento, en serio, pero la cagué con lo de la mulata, no sé si estás enterada.

—Mario me lo contó.

—Todavía no me ha perdonado. Cree que no sé que el verano pasado se tiró al monitor de pilates por despecho, en realidad fue él quien aprovechó el bajonazo y la muy tonta cayó; pude haber planteado el divorcio, en cambio le puse las cartas sobre la mesa a Rafa, el monitor: no le hagas ninguna putada y procura actuar con discreción porque como trascienda, vas a tener que marcharte a China para encontrar quien quiera contratarte. Ahí siguen, la trata bien, está contenta y el pilates le va de maravilla.

—Y a ti te permite seguir con tu vida sin remordimientos.

—No seas tan sarcástica, los dos salimos ganando. Igual que vosotros, Mario hace su vida y tú, la tuya como una perfecta hetera.

—En serio, ¿realmente me consideras una…?

—Hetera. Por supuesto, eres una mujer libre, culta, educada, te acuestas con quien te apetece, trabajas para ese amigo tuyo.

—No trabajo para él. —mentí.

—¿Le ayudas a cerrar contratos?

—Bueno, sí.

—¿Te paga?

—Me gratifica, por decirlo de alguna manera.

—O sea, te paga. ¿Qué haces para ayudarle a cerrar contratos? Dijiste que te dejas ver. Sé sincera.

—Entiendes lo que quiero decir.

—De sobra: te vistes para levantársela a un muerto. —simulé escandalizarme.

—Javier, no te reconozco.

—¿Es o no es cierto?

 —Ya sabes lo que puede pasar en una cena de negocios cuando una mujer está rodeada de hombres ambiciosos que han bebido más de la cuenta.

—¿Lo provocas o dejas que ocurra?

—Ambas cosas.

—¿Lo ves? Eres una hetera.

—Hetaira, suena mejor.

—Suena mejor que puta o zorra.

—Según en qué contexto.

—¿En la cama, por ejemplo?

—Por ejemplo.

—Tomo nota. Admítelo, eres una hetera.

—Hetaira suena mejor —insistí—, es menos equívoco, hetera suena a heterosexual.

—Como debe ser. —apostilló, muy en su papel de macho. «Si tú supieras…», pensé.

—Entonces, según tú, una mujer lesbiana o bisexual no cumple el criterio para ser hetaira.

—Habría que preguntárselo a la experta, en la Grecia antigua todas esas desviaciones estaban bien vistas, pero según tengo entendido, las hetairai eran cosa entre hombres y mujeres normales.

Qué chasco, la imagen de Javier se desmoronaba por momentos. Opté por la vía del cinismo.

—Y yo doy el perfil.

—Totalmente: Culta, libre, hermosa, educada y con una conversación nada superficial que compite con la de cualquier hombre.

Recordé mi primer trabajo de apoyo junto a Lorena. Estaba asustada, temía no estar a la altura y la eclipsé con mi disertación sobre Garmisch, Múnich, Bonn y los lugares de moda que tanto Javier Linares como yo frecuentábamos, la anulé hasta arrinconarla, la humillé y recibí por ello una severa amonestación de Tomás. Yo era una hetera en ciernes invadiendo el territorio de un grupo de pornoi. (3)

—Puede que sea una hetaira, pero no contigo, 

—¿Por qué no? Esta noche eres mi acompañante, hemos disertado de arte, negocios, política, me has dado consejos de psicología de pareja; desconozco si tienes alguna formación artística.

—En mi juventud practiqué ballet. Si te sirve…

—¿Lo ves?, ademas, despliegas tus habilidades eróticas conmigo. Eres una hetera, sin ninguna duda

—Te equivocas.

—¿Por qué?

Me mordí la lengua, podía echar por tierra el objetivo que buscaba.

—Porque no cumplo los criterios de una hetaira, según tú. Para tu cuñada seguramente sí, pero para ti no.

Me estaba divirtiendo; yo, la bisexual, lo tenía desconcertado. Un destello en su mirada me puso alerta, si lo descubría podía tirar por tierra el trabajo que tenía en marcha. Di un giro de guión.

—Tú no pagas.

No sé cómo lo entendió, ¿insolencia mal calculada o provocación?, pero ya estaba dicho. Javier sonrió con malicia, se levantó y hurgó en la chaqueta, lo vi venir con unos billetes, yo permanecía echada en la cama, los esparció por mi cuerpo cuidando donde caían: pechos, vientre, pubis, muslos. Observó el resultado de su obra, yo estaba conmocionada, el tacto del dinero sobre la piel ardía. ¿Suficiente?, dijo. No sabía cuánto había, tampoco importaba, me había comprado, era lo importante. Todo lo demás, el propósito de darle una lección, el cinismo, la insolencia, sobraba.

—Me da igual, es…

—Lo suponía, eres una de esas que le excita sentirse comprada. Cuéntalo, alcanza para hacerte el culo; si no es suficiente, dilo.

«Una de esas, soy una de esas», retumbaba en mi cabeza. Hay palabras que aturden más que una bofetada. En un abrir y cerrar de ojos había pasado de ser la mujer del amigo con la que tenía una aventura a ser una de esas a las que se paga por hacerle el culo.

—Da igual. —insistí.

—Quiero ver cómo lo cuentas. Cógelo.

Un escalofrío corrió desde el bajo vientre hasta la garganta, Javier había cruzado el límite entre la esposa conquistada y la puta, dejémonos de eufemismos, ni hetera, ni hetaira: puta, y yo me ahogaba de puro placer. Recogí los billetes y los conté: seis de veinte euros, veinte mil pesetas. La emoción inicial se esfumó, me estafaba, engañaba a la amante infiel, ignorante de lo que vale hacerle el culo a una puta de categoría. Lo debía de estar mirando de tal manera que arrojó otros dos billetes.

—¿Ok?

—Con cuidado. —le previne. ¿Qué entendió? A pesar de sus modales, me seguía considerando una adúltera con poco rodaje y me trató con el cuidado de una primera vez. No necesité fingir, me limité a gozar del esmero que puso en hacerlo despacio, con calma, pensó que abría una vía inexplorada, lo disfruté como no habría podido si hubiera dado rienda suelta a su potencia, tenía una magnífica verga y el tránsito hacia las profundidades de mi puerta trasera fue una delicia, pocas veces he sentido a un macho potente, bien dotado, conteniendo las ganas para no desgarrar a una hembra que suponía virgen.


…..


—¿Lo sabe Mario?

—¿El qué?

—Que te follas a tu amigo el empresario.

—Javier, que me hayas pagado no es excusa para perder los buenos modales.

—¿Te escandaliza que hable de follar?

—Acabas de sodomizarme, no me escandaliza nada, lo que noto es un cambio sutil en tu forma de tratarme desde que me consideras una puta.

—Una hetera. Disculpa, creía que teníamos confianza.

—Si es por una cuestión de confianza, adelante, sólo quería aclararlo, en cuanto a si follo con mi amigo, a veces; es algo mayor, nos llevamos bien.

—¿Cuánto de mayor?

Terminé de secarme, ¿por qué a los hombres les gusta tanto ver a una mujer lavándose sus partes íntimas?

—Mayor. Podría ser mi padre.

—¿Y funciona?

—Qué cotilla eres. Funciona, y si no, le hago funcionar.

—Aún no me has dicho si Mario lo sabe.

—Mario sabe lo que considero necesario que debe saber. Por cierto, de esto nuestro, ni palabra.

—No lo entiendo, está al cabo de la calle de lo de Guido y te empeñas en ocultarle lo nuestro.

—Tenemos un acuerdo: somos libres de hacer lo que nos apetezca siempre y cuando no metamos por medio a personas de nuestro entorno.

—Sigo sin entenderlo.

—No es bueno mezclar en nuestras aventuras las relaciones personales, se acaban confundiendo las cosas, es una regla que llevamos a rajatabla, la he roto contigo y todavía no sé por qué. No quiero que se entere, espero que lo respetes.

—Tienes mi palabra.

—Vamos a la cama, habrá que dormir un poco.

—Eres preciosa, mucho más de lo que apareces en las imágenes.

—Por cierto, ¿tienes algo que no haya visto? Dime la verdad.

—No, tengo copia de algunas, las mejores, y un par de vídeos. 

—Supongo que es inútil pedírtelo. ¿Te das cuenta de lo que puede pasar si alguien lo descubre?

—Nadie lo va a encontrar, te lo garantizo.

—No puedes asegurarlo. Y en cuanto a la empresa que hizo el trabajo...

—Son profesionales, se comprometen por contrato a entregar todo el material; de todas formas, si te quedas tranquila, esta semana iré a verlos y me aseguraré.

—Y eso cómo se hace, Javier. —pregunté con todo mi escepticismo.

—Amenazándoles, por supuesto.

—¿Comprendes mi preocupación?

Me abrazó. ¡Dios, volvía a estar erecto!

—Voy a hacer lo posible para asegurarme que por ese lado puedas estar tranquila. Por mi parte, no necesito conservar el material que tengo, ahora que estás conmigo.

—¿Estoy contigo?

—Eres mi hetaira, quiero volver a verte; si el precio es desprenderme de las fotos y los vídeos, cuenta con ello.

Le besé fingiendo estar conforme. Había obtenido más en este último minuto que en toda la noche. Me acosté sin cubrirme del todo, solo hasta la cintura.

—No soy de nadie. ¿Vienes?


…..


—Tomás, llámame, tengo noticias.

Iba de camino a casa, había esperado a tomar un desvío para que Javier no me viera llamar por teléfono, una precaución innecesaria aunque nunca se sabe. Estaba cansada, la ducha de madrugada fue algo más que una ducha; después de enjabonarnos, me envicié con su cuerpo depilado, musculado hasta un punto adecuado, cada vez me gustaba más admirar un torso bien trabajado, unas piernas torneadas, un culo potente y una polla gruesa, firme y arrogante incluso en reposo. Me empotró contra la pared con las manos sujetas por encima de la cabeza inmovilizada en cruz, las piernas separadas, el culo ofrecido y la polla tanteando. Liberó una mano que por nada del mundo pensaba separar de la pared y guió con precisión el misil hacia el centro de todos los placeres, se escurrió como un pez hacia abajo, yo lo quería atrás y culeé como una perra para que su cerebro más primitivo lo entendiera, soltó la otra mano y permanecí crucificada por propia voluntad con la espalda arqueada ofreciendo el trasero; con una mano separó el glúteo y gemí de desesperación, con la otra guió y apuntó, el agua nos empapaba, el vapor nos caldeaba, empujó, dilaté, penetró, empujé y me cogió las caderas para taladrarme bramando, resoplando, mordiéndome el cuello.

El sonido del móvil rompió la escena que estaba reviviendo.

—Mario, voy de camino a casa.

—¿A estas horas?, se te ha dado bien la noche.

—Ni te imaginas, estoy molida.

—Te lo dije. ¿Es tan bueno como aparenta?

—Mejor, de buena gana me metía en la cama a dormir, pero no puedo, me cambio y voy al gabinete.

—Para la hora a la que vas a llegar….

—Tengo una llamada, un besito.

—Un beso, amor.

—Tomás, buenos días.

—Hola, ¿Qué querías?

—He pasado la noche con Santacruz, tengo novedades.

Le puse al corriente de los contactos de Javier, la mayoría eran empresarios de escasa relevancia, en cambio le interesó la vinculación con inversores alemanes.

—No me ha dado datos, pero cuando le he dicho que hablo alemán y a veces colaboro con un conocido para traducirle documentos y asistirle como intérprete se ha interesado y me ha pedido que le ayude.

—Siempre y cuando no me involucres, hazlo. Ten cuidado, no te dejes ver, ten en cuenta que pronto vas a intervenir en la cuenta Meissner.

—Solo le traduciría documentos; contratos y acuerdos. 

—¿Algo más?

—Hemos hablado de las fotos y los vídeos, tiene copias y va a devolvérmelas, también va a ponerse en contacto con la empresa que hizo el seguimiento para hacer valer la cláusula de confidencialidad por la que se comprometen a entregar todo el material. Creo que no tiene nada que ver con ningún tipo de espionaje ajeno al asunto de su empleado, al menos no está enterado del asalto a la agencia.

—Puede ser.

—Estoy segura, sé cuando alguien miente. Javier estaba siendo sincero.

—Muy bien, sigue trabajándotelo, que te dé documentos para traducir a ver con quién se relaciona. Buen trabajo.

—Gracias.

—El martes, reunión con las chicas.

—El martes estoy de viaje, ¿puedes adelantarlo al lunes?

—De acuerdo, el lunes.

Comí con Itziar, era lo menos que podía hacer después de haber pospuesto a última hora la reunión concertada desde hacía varios días. Resolvimos los temas pendientes entre plato y plato, sin embargo mi cabeza estaba en otro lado: en la ducha, Javier me follaba por enésima vez; en la cama, cuando creía desvirgarme el culo; bajo su penetrante mirada contando billetes, el precio de mi supuesto bautismo de puta.

Estuve un par de horas en el despacho tratando de hacer algo útil hasta que me rendí. Salí rumbo a casa. Avisé a Mario, lo necesitaba.


…..


—¿Te ha pagado? Estás loca.

Le había contado al detalle el encuentro, la escena en el oscuro salón donde accedí a quitarme el sujetador a riesgo de ser vista por cualquiera, el morbo de ponerlo sobre la mesa para excitar al barman y de paso a mi víctima con el fin de tenerlo preparado y obtener todo lo que quería, el polvo brutal en el que por poco perdí la consciencia. Hasta ahí iba bien, Mario estaba que se subía por las paredes. Le conté la historia de las heteras de la antigua Grecia, me sentí identificada con esas mujeres libres en un mundo donde la mujer estaba sometida al hombre, mujeres cultas, educadas en un mundo donde la cultura estaba reservada al varón, mujeres que vivían el sexo en libertad para su propio placer y para mantener un estatus elevado muy por encima de las pornoi que sobrevivían en burdeles. Todo iba bien, Mario se moría por poseerme, pero el interés por conocer el resto le contenía, entonces solté la bomba.

—Javier preguntó si me consideraba una de ellas, una hetaira, le había confesado que me acuesto con ese amigo sin nombre para quien hago algunos trabajos: traducciones del alemán; asistir a reuniones donde hago de intérprete y otros de dudosa justificación como acompañarle a cenas para ayudarle a cerrar contratos. Acabé reconociendo que hago más que acudir de acompañante a cenas, traducir y dejarme ver. Terminé por confesarlo, me acuesto con él, aunque sea mayor y podría ser mi padre.

—¿Tenías que darle ese dato?

—No sé, me salió. Quería darle más morbo para…

—Para ponerlo a punto y sonsacarle, ya lo has dicho.

—Le dije que me gusta el perfil de hetaira, me siento identificada, podría ser una de ellas en alguna situación, como cuando participo en una de esas cenas de negocios y soy el centro de atención, no sólo por mi físico sino porque mi conversación rivaliza con la de ellos en cualquier tema. Entonces añadí un punto más de tensión, le dije que yo no era su hetaira, porque, aunque estábamos en la cama, no me pagaba. Te juro que lo hice sin ninguna intención.

—Ya estás otra vez jurando.

—Es una forma de hablar.

—Que jamás has empleado; es igual, sigue, aunque lo estoy viendo venir.

—A veces me sacas de quicio, ¡qué importa si juro o prometo!

—Deberías saberlo mejor que yo, juras para enmascarar una afirmación falsa. Venga sigue.

Jaque mate.

—Tienes razón, lo hice porque estuvo a punto descubrir mi bisexualidad, hubiera tirado por la borda el trabajo de tanto tiempo, sabes cómo es Javier, no habría querido saber nada de mí.

—Con todos los tíos que han pasado por tus… manos y a veces no entiendes nada. ¿En serio crees que le habrías dado asco? 

—No tuve tiempo para pensarlo, tomé una decisión.

—Y tiraste por la vía rápida, venderte, lo que más te gusta.

—Le faltó tiempo para sacar un montón de billetes y esparcirlos por mi cuerpo. No puedes imaginar el impacto que me causó. Preguntó si era suficiente para hacerme el culo. Le respondí que lo hiciera con cuidado; debió de suponer que era virgen, porque fue tan… delicado, tan cuidadoso… Antes de marcharnos intenté devolverle el dinero.


«—Javier, toma.

—Por favor. —rechazó con un gesto amable.

—En serio, se trataba de un juego.

—Acéptalo, considéralo un regalo, cómprate lo que quieras. Por favor.

—¿Te das cuenta en lo que me convierte?

—En una hermosa hetera, perdón, hetaira, te gusta más. 

—En serio, cógelo.

—No te engañes, he visto la expresión de tu cara cuando arrojé los billetes sobre tu cuerpo, estabas en éxtasis, por eso te he hecho contarlos, para comprobar lo que sientes. Lo disfrutaste.

—No significa nada.

—Te lo diré el próximo día cuando lo vuelva a hacer; mejor aún, te haré un regalo propio de una hetaira.»


—No hubo manera de que lo cogiera.

—Joder, Carmen, ¿Te das cuenta de lo que has hecho?

—Dímelo tú.

—¡Es mi amigo! Quedamos en que no mezclaríamos…

—¡Me puedes explicar la diferencia entre Javier y Emilio! También es amigo tuyo y le animaste incluso después de saber que nos habíamos acostado, lo sigues haciendo, y también me paga, por si lo has olvidado.

—Es diferente. Santacruz organizó el seguimiento, tiene vídeos y fotos tuyas follando con Guido. A saber por qué lo ha hecho.

—Tranquilo, he descubierto que no hay ninguna intención más allá de poner de patitas en la calle a Guido.

—No lo vas a dejar nunca, ¿verdad?

—Qué.

—La prostitución. Empezaste por un motivo, pero ahora estás en ello porque te gusta, forma parte de ti.


«¡No digas estupideces! Empecé por tu culpa, acuérdate. Sigo buscando lo que me persigue, pero tienes razón, me dedico a follar, soy puta, soy muy buena, de las mejores, y me gusta, sí, Mario, me gusta mucho esta vida. No te pongas tan digno, eres tú quien me empujó, eres tú el que me ha vendido a Diego, ¡y ahora me toca a mí solucionarlo!»


Respiré hondo y me tragué toda esa parrafada que, dicha en un arranque de genio, arruinaría la noche.

—Me gusta tanto como a ti, cariño, comprendo que a veces sientas vértigo, ¿crees que a mí no me pasa? Si hace dos años me hubieran dicho que estaría follando con desconocidos por dinero no lo habría creído, o que descubrir el sexo con una mujer me cambiaría la vida. Imposible, habría dicho. Ya ves, me gusta y a ti te excita escucharme contar de dónde vengo, lo que me han hecho, cómo era, qué tal follaba. Es normal que a veces nos sobrepase.

Terminé. Mario permaneció callado pensándolo. Nuestro mundo nos sobrepasaba, más a él que a mí porque mientras yo había normalizado mi condición de prostituta, él aún se debatía en un caos de incongruencia. Al cabo de un tiempo, reaccionó.

—¿Has conseguido lo que buscabas?

—Sí, creo que sí. Tomás no está muy convencido aún.

—Eso quiere decir que vas a seguir…

—¿Viéndole?, supongo, lo que decida Tomás. 

De nuevo se quedó callado un instante, la cabeza debía de estar bulléndole.

—¿Qué tal con Javier?

—Pensé que no me lo ibas preguntar —respondí aliviada, los vientos de tormenta amainaban—. Tenías razón, tiene una polla preciosa.

—¿Preciosa?, yo dije que tenia una buena herramienta.

—Lo ves con otros ojos, cielo, Javier tiene una polla grande, gruesa, bien torneada, con una cabeza redondeada de color rosado que se vuelve granate con el uso, huele bien y sabe mejor; para mí, preciosa.

—Granate, la has contemplado a conciencia.

—Cuando algo merece la pena de contemplar, le presto atención. Granate, carmesí, rojo intenso… Una belleza.

—Todavía no te he oído decir que hayas encontrado una polla fea, ridícula o desagradable, qué curioso.

Hice un repaso rápido de mi historia sexual reciente, había de todo, desde hermosuras como la de Salif o Javier hasta pequeñas miniaturas como la de aquel cliente de Tomás… ¿cómo se llamaba?

—Es cierto, jamas me he quejado, y mira que he encontrado alguna realmente pequeña o incluso rara; estuve con un andaluz que la tenía tan torcida que me costó metérmela.

—Eso no me lo habías contado.


(Vamos a ello, cariño, lo estás deseando)


—No le habríamos sacado partido. —dije con una sonrisa cómplice— ¿Sabes de lo que me he dado cuenta? Me gustan todas, sin excepción. Grandes, pequeñas, gruesas, delgadas, rectas, torcidas, claras, oscuras, duras, blandas. Todas. 

—Joder, Carmen.

—¿Te avergüenzas de mí?, no te creo. 

—Sigue. —pidió, porque hice un amago de retirarme.

—¿Seguro?

—No seas mala.

Volví a sentarme, esta vez a su lado.

—¿De qué estaba hablando? —pregunté con mi mejor expresión de inocencia. Mario me siguió el juego con una sonrisa.

—Dije que nunca te he oído hablar de una polla fea o desagradable.

—Ah, sí. Puede que algún día me tropiece con una repelente, no lo descarto; por ahora, en cuanto veo una por primera vez, me entra un hormigueo difícil de contener si no es saciándolo con lo que pueda hacer con ella —estaba lanzada, Mario escuchaba fascinado—, si es pequeña o blanda, de las que cuesta poner a tono, la acaricio, juego con ella y te aseguro que logro ponerla en su punto máximo, sea el que sea; si no da para follar, la chupo hasta que se corre. Alguno ha habido que no fue capaz de correrse. Recuerdo al presidente de una multinacional, un hombre bastante mayor; me costó conseguir que se pusiera duro, sabía que no aguantaría lo suficiente y lo masturbé mientras se la mamaba; tuvo un orgasmo breve, no expulsó ni gota. Al acabar me dio las gracias, dijo que, desde la operación de próstata, no podía eyacular. Sentí que había hecho una buena obra además de ganar un dineral.

Tenía una sonrisa beatífica, yo también. Qué par de idiotas.

—¿Te das cuenta de la cantidad de experiencias que no me has contado?

—Te las estoy contando ahora, cielo, no puedo hacerte un informe cada vez que vuelvo de trabajar.

—No te lo estoy reprochando, cariño.

—Ya lo sé.

—Con Javier, cómo ha ido, ¿ha sido de aprobado o de notable? 

—Los sobresalientes los cuento con los dedos de una mano.

—¿Tan bueno es?

—¿Te lo cuento aquí o en la cama?


Viviendo con Candela 

Volamos a Sevilla, atrás dejé a Tomás, Santacruz y tantas cosas que pesaban sobre mi conciencia, sobre todo Andrés. Por delante tenía la visita prometida a Candela y el compromiso contraído con Diego. Mi fobia a volar había pasado a un segundo plano, toda mi preocupación estaba enfocada en hallar la manera de salir indemne de lo que se me venía encima.

Recogimos las maletas siguiendo la tónica de mantener una apariencia de normalidad que se quebró en la parada de taxis donde nos separamos, yo tomé uno con destino a casa de Candela, Mario puso rumbo al hotel en el que solía alojarse, quedamos en hablar más tarde. Comenzaba la aventura.


Día uno

—Hola, estoy de camino.

—¡Qué bien! ¿traes mucho equipaje? Estoy haciéndote hueco.

—No te preocupes, lo que no se arrugue lo puedo dejar en la maleta, tampoco van a ser tantos días.

El taxi se adentró por calles que el turista desconoce, barrios obreros, clase media donde la auténtica ciudad hace su vida. Los olores, la gente, hasta la luz parecía diferente. Al fin, se detuvo frente a una fachada de ladrillo rojizo, el portal estaba abierto, me eché el neceser al hombro y arrastré la maleta al ascensor, me entretuve tratando de descifrar los grabados a punta de navaja en la puerta metálica; algunos buzones, rebosantes de publicidad, delataban la ausencia de inquilinos. El ascensor se anunció con un ruido inquietante, pulsé el segundo piso prometiéndome no volver a utilizarlo, el interior estaba decorado con frases ininteligibles a rotulador y símbolos fálicos. Un brusco salto me indicó que habíamos llegado. El descansillo ofrecía a izquierda y derecha dos puertas, llamé a la de la derecha y escuché unos pasos apresurados, Candela abrió sonriente, nos abrazamos en silencio, un largo y emotivo abrazo. Qué distinta estaba de la mujer seductora que había conocido en el Penta.

—Pasa, estás en tu casa.

Reconocí el hogar que Mario me había descrito, ese hogar en el que se sentía tan cómodo, ¿qué podía encontrar en aquella humilde casa que no tuviera en la nuestra? La seguí en su recorrido mostrándome cada rincón del piso: el salón, pequeño y luminoso, decorado con sencillez; la cocina minúscula; el cuartito de Patri repleto de peluches; un baño dotado de ducha, lavabo, taza, un ventanuco a un patio y un armario espejo; por fin, el único dormitorio que habríamos de compartir con una cama de uno veinte, suficiente para dos mujeres que llevábamos tanto tiempo deseando volver a encontrarnos.

Allí, en la alcoba volvimos a mirarnos con la curiosidad de quien busca recordar. 

—Estás guapísima.

—Tú sí que estás guapa. —respondí tomándola de las manos.

—Qué va, me entretuve recogiendo la casa y haciendo hueco en el armario y se me ha echado el tiempo encima, quería haberme arreglado y mira qué pinta tengo.

Le retiré un mechón y le acaricié la cara, ¡Dios, cómo la deseaba! Agarré el suéter por la cintura y se lo subí.

—Es verdad, este jersey te sienta fatal. Fuera.

«¡Qué haces!», protestó sin convicción, subió los brazos y el suéter salió limpiamente, la pegué a mí con algo de brusquedad marcando quién mandaba, aspiré el aroma de su piel, busqué el cierre del sujetador, lo solté y deslicé los tirantes, sus pechos quedaron a mi disposición, me fascinaba su actitud de absoluta entrega. Este sujetador no me gusta, dije y lo lancé a la cama. 

—¿Y los leggings?

—Un horror. —respondí mientras los hacía descender.

—Vaya por Dios, no he dado una.

—Al contrario, cariño —dije sacándole la prenda por los pies—, me has dado la excusa perfecta para dejarte en pelotas.

Enganchada con las dos manos al culo, la besé a través de la braga cálida, aspiré ruidosamente, ella misma echó mano a la cinturilla y la bajó, la caricia del vello en mi rostro me sacó el primer gemido, busqué el nacimiento de la grieta y con la punta de la lengua delaté mi deseo. Me hizo levantar, estaba tan hermosa desnuda, con las bragas enrolladas a medio muslo que no hice por quitárselas; la ayudé a desnudarme, caímos en la cama, nos enredamos, devoré esos pechos que Diego me había prometido y yo, insensata, había aceptado, nos comimos, nos penetramos, usamos el arsenal de instrumentos de placer que escondía celosamente. Hicimos el amor como dos desesperadas.

—Tenemos que levantarnos. —dijo después de una eternidad.

—¡Nooooo!

—Tienes que deshacer la maleta, habrá que ducharse. 

Me incorporé de un salto, Candela seguía tumbada a mi lado, la visión de su cuerpo desnudo, la melena esparcida por la almohada y la expresión de plenitud tras tanto placer me impulsó a volcarme sobre ella y besarla, besarla, comerle la boca, sentirla piel con piel, muslos entrecruzados, cuerpos agitándose como un mar embravecido.

—Toni no nos puede pillar cuando traiga a la niña.

Me incorporé sobre los puños, qué esfuerzo sobrehumano tuve que hacer para abandonarla. Creí que me seguiría al baño, lo deseaba, pero no ocurrió, me duché sola; al salir, la cama estaba hecha, se había vestido y había llevado la maleta y el neceser al dormitorio. Le gustaron los regalos que les llevaba, me ayudó a guardar la ropa en el armario y lo imprescindible del neceser en el cuarto de baño. Se excusó por la falta de espacio y le resté importancia, nos vamos a arreglar bien, dije. 

—¿A qué hora llega Patri?, tengo ganas de conocerla.

—A las cinco sale del colegio.

—¡A las cinco!, son las dos, me has engañado.

—No había forma de sacarte de la cama. Voy a hacer la comida.

—Nada de eso, comemos fuera para celebrarlo.

Me costó convencerla. No pretendía hacer alarde de mi posición económica, dimos una vuelta por el barrio y acepté la primera sugerencia que hizo: un bar modesto en una plaza cercana. El tiempo acompañaba y comimos al sol en la terraza. Nos pusimos al día, yo buscaba la ocasión para hablar de Diego, de lo que había pasado en Cantabria, imaginaba que estaba al tanto de la conversación con Mario, necesitaba saber, debió de notar mi inquietud porque ella misma entró al tema.

—¿Tienes intención de ver a Diego?

—Todavía no lo he decidido. Han pasado muchas cosas desde la última vez que viste a Mario.

Esperé alguna señal que dijera si estaba al tanto de lo que había entre Diego y Mario. No había desconfianza entre nosotras, una de las dos debía romper el silencio.

—Te lo contó, ¿verdad? —comenzó Candela.

—Tardó en hacerlo, pero me lo contó. 

—Se lo dije, le dije que te lo contara cuanto antes porque ibas a enterarte de todas formas.

—No entiendo cómo pudo aguantar sin inmutarse que Diego le propusiera….

—Está encaprichado contigo, no va a parar hasta conseguirte, lo he visto otras veces.

—Hace una semana estuve en Cantabria con mi jefe y se presentó allí.

—Quién, ¿Diego? 

—Estuvo hablando con Mario, preguntándole si me había contado su plan, quejándose de que no me hubiera convencido; quiso hablar conmigo y a Mario no se le ocurrió otra cosa que decirle que estaba de viaje, acabó diciéndole dónde estaba, hasta el último detalle, dónde nos reuníamos, el hotel, todo. Se presentó allí, menos mal que tengo mucha confianza con mi jefe y lo pude arreglar. Me hizo llevarle a mi hotel porque se había pasado toda la noche conduciendo y quería darse una ducha. 

—Supongo que quería otra cosa.

—No imaginas cómo se puso; después de follar, me azotó, se ensañó haciéndome repetir que soy la nueve, me preguntaba por qué, si soy la nueve, él no podía verlo; no entendía qué quería decir hasta que lo comprendí: quería forzarme a aceptar el tatuaje. En medio de tanta brutalidad, lo dije; no lo ves porque no llevo el tatuaje, pero siguió azotándome, y preguntando, y yo repetía: no lo ves porque no estoy tatuada. A punto de desmayarme de tanto dolor, llegué a pensar que si le hubiera permitido tatuarme no estaría sufriendo el castigo, lo llegué a desear. 

—Es un hijo de puta, ten cuidado.

—Quería vencer mi resistencia y lo ha conseguido, le he prometido que voy a tatuarme, también quiere ponerme botox en los labios y arreglarme el pecho para tenerlo como tú.

—Me lo ha dicho alguna vez, que te falta pecho; lo del botox no se lo he oído. ¿Qué vas a hacer?

—Ha venido Mario, hemos pensado decirle que no aceptamos nada de eso; a cambio, estoy dispuesta a seguir poniéndome el tatuaje con henna.

—¿Está aquí?

—Qué carita se te ha puesto. Sí, boba, ha venido, creí que lo sabías.

—No me ha avisado.

—Le he fastidiado la sorpresa. Ha cogido habitación en el hotel de siempre, seguro que pasaréis alguna noche allí.

—Tienes suerte, es un hombre maravilloso.

—Bueno, lo es, pero también tiene sus defectos, no te creas.

—Lo sé, me ha contado cosas que no puedo comprender, nunca entenderé por qué habéis llegado a esto.

No quería volver a ese debate, hice una seña al camarero, era buen momento para pasar al segundo plato.

—¿Cómo os conocisteis?

—Es una historia muy larga. Vale, verás. Conocí a Mario el verano del noventa y uno, acababa de obtener la licenciatura y andaba buscando qué hacer, me enteré a última hora de un curso de verano que pintaba bien, el problema es que había pasado el plazo de inscripción, pero soy muy cabezota y decidí intentarlo, no perdía nada por probar; conseguí hablar con el profesor, esperaba encontrar al típico catedrático cascarrabias y resultó ser un tío interesante, en el trato resultó ser amable, había oído que le llamaban capitán Haddock, tenía un parecido aunque era más joven que el del cómic, llevaba una barba cuidada, el pelo peinado con flequillo a un lado, tenía un aire triste; de él dependía ser admitida fuera de plazo y me empleé a fondo para exponerle los motivos que me llevaban a querer participar, escuchó sin mostrar signos de impaciencia y prometió que lo tendría en cuenta. No sé si fue un exceso de confianza o la forma en que me trató, yo salí convencida de que me admitirían. (4)

—Lo conseguiste.

—Lo conseguí. El curso me entusiasmó y fue sobre todo por la pasión que Mario ponía en sus disertaciones, tanto que nos arrastraba a todos; al acabar las clases algunos nos quedábamos a plantearle cuestiones que él no dudaba en responder; poco a poco fuimos siendo menos los que mantuvimos ese interés hasta que fui la única que seguía preguntando fuera del horario. Un día que nos enzarzamos en un debate especialmente intenso me propuso continuarlo tomando una ensalada, aquello se convirtió en costumbre; el curso llegaba a su final y… pasó lo inevitable. Tuvimos que superar muchas dificultades, el profesor mayor y la alumna joven, imagínate, aunque solo tenía treinta y cuatro años, pero yo tenía veintiuno y aparentaba dieciocho. En Enero me mudé a su casa, nos costó vencer las resistencias de ambas familias. Dos años después nos casamos. Y aquí estamos.

—Es una historia preciosa, muy a lo Pretty Woman.

Siento lástima por ella, no quiero que lo note.

—Ha habido de todo, ya lo sabes, pero en general ha merecido la pena.

Nos quedamos calladas, cada una pensando en nuestras alegrías y nuestras miserias, porque son eso, miserias disfrazadas con palabrería y proyectos con los que ganamos tiempo. O lo gastamos.

—¿Qué es lo que tiene Diego contra ti?

—¿Cómo dices?

—Intenté decirle que lo que había acordado con Mario no tenía valor sin mi consentimiento y me amenazó con hacerte daño.


«—Escúchame, porque lo voy a decir solo una vez. Si intentas joderme, tu amiguita lo va a pasar muy, muy mal, lo de menos es que se vaya a quedar en la puta calle porque no le va a dar trabajo ni Dios, de eso me encargo yo; lo jodido, lo verdaderamente jodido es que, si me sale de los cojones, la siete se queda sin la niña con levantar el teléfono y hacer una llamada.» (5)


—¿Qué pasa, Candela? ¿es lo que estoy imaginando?

—Pedro aparece cuando necesita dinero, viene, le trae juguetes a Patri, pasa un par de días aquí, me saca todo lo que tengo y se marcha. Hace tiempo que Diego y él se entienden, son tal para cual, ambos saben que juntos tienen algo que ganar, no saben qué, pero rondan como las fieras esperando la ocasión. Cuando viene se pasa por el Penta, me siento insegura, ellos lo notan y saben que les conviene. Cada vez que intento llevarle la contraria o negarme a hacer algún servicio desagradable me hace sentir miedo, no amenaza con nada concreto, solo insinuaciones, pero me aterroriza perder a Patri.

—Es un hijo de puta.

—Procura que no se entere de que estás aquí 

—Me comprometí a venir, no dije cuándo, solo que vendría pronto; no puedo ocultarme.

—Vámonos, es tarde.

Volvimos calladas, la sombra de las amenazas se proyectaba sobre nosotras.

—Me gusta tu casa, es acogedora.

—Estarás acostumbrada a otra cosa, esto es tan pequeño, pero no puedo permitirme nada mejor.

—Por cierto, he pensado darte lo que me paga el gabinete por alojamiento y dietas.

—Ni hablar, eres mi invitada.

—Me lo van a pagar de todas maneras, lo gaste o no.

—De eso nada, tú no pagas por vivir en mi casa, estaría bueno.

—Candela, no lo pago yo, lo paga el gabinete y te aseguro que les sobra el dinero, bastante me deslomo para que lo ganen.

—Qué sabrás tú lo que es deslomarse.

—Serás puta…

—¡Uy, lo que me ha llamado la señora doctora!

—No seas cabezota. acéptalo para Patri, se lo regala su tita Carmen.

Me arrepentí de haberlo dicho, ¿quién era yo sino una recién llegada a sus vidas? Algo así debió de pensar Candela a quien el título de tita le incomodó; ni siquiera conocía a la niña. Aceptó de mala gana empujada por la necesidad, porque creía en mi sinceridad, quise pensar.

Se me dan bien los críos, congeniamos enseguida, no así Toni que se mantuvo distante desde que entró con la niña, recordé lo que le había dicho a Mario, no confiaba en nosotros, para ella no éramos más que un par de snobs jugando un juego arriesgado.

Pasamos la tarde en familia, Toni planchó la ropa recién recogida del tendedero, Candela recogía los cacharros del fregadero y yo entretuve a Patri. Cenó pronto, se despidió entre besos y abrazos y la metimos en la cama. Toni se marchó, Candela libraba esa noche; preparé una ensalada mientras ella limpiaba boquerones; terminé y me puse a ayudarla, los primeros se me escurrían entre los dedos para regocijo de Candela que me enseñó a sujetarlos, meter el pulgar para abrirlos y tirar de la espina; enseguida superé el asco, yo que nunca me había visto en una igual, con las manos manchadas de sangre, tripas y escamas; entre las dos los salamos, los rebozamos en harina y a la sartén. Jamás me ha sabido tan rico un plato de pescado como los boquerones de aquella noche.

Nos quedamos charlando hasta que el sueño nos rindió, había sido un día intenso. Pasé la primera al baño, tardé poco, la esperé en el dormitorio sin saber muy bien qué hacer. Suelo dormir desnuda, pero con ella no sabía si dejarme puestas las bragas, qué tonta.

Entró y me sentí como una adolescente, ¿qué me estaba pasando? 


Día dos

A las ocho sonó el despertador, Candela dormía pegada a mi espalda. Me desperté varias veces durante la noche, sería porque extrañaba la cama, seria porque el contacto con su cuerpo me impedía conciliar el sueño, la estrecha cama nos forzaba a dormir entrelazadas, piel con piel, abrazadas, a veces de lado formando una simetría de curvas perfecta; otras, de frente, acogiendo la una a la otra, sintiendo su aliento. Así me había despertado, arrimada a su costado, oliendo su cabello, agarrada a su pecho. 

Nos acostamos y seguimos hablando largo rato, luego, el roce nos llevó a la caricia, la caricia llevó a los besos, nos buscamos con cuidado de sofocar el deseo para no despertar a la niña, pared con pared, y sucumbimos al orgasmo aplastando la boca en la carne mullida de la otra mientras los dedos se hundían siguiendo un mismo ritmo. Vi pasar las horas pensando, sintiendo, acariciando con cuidado de no romper su sueño. Antes de que sonara el despertador la besé hasta que se estiró como una gata, me sonrió y me devolvió uno a uno los besos de los que había sido consciente. Volvió a cerrar los ojos. Cómo me gustaba mi doble. 

Entre las dos preparamos a Patri; Candela madre era otra dimensión de la Candela que conocía, tierna, llena de amor, plena. Sentí que me estaba perdiendo una parte de mi experiencia de mujer. Las emociones nublan la razón, también las hormonas y el arquetipo del rostro de un bebé programado para favorecer la continuidad de la especie, lo sé, aun así, me removía por dentro observar a la pequeña, escuchar su vocecita modulada por un torbellino de emociones que su cerebro no estaba aún preparado para gestionar. Toni llegó puntual, bendita Toni, y cantó, más que pronunció con su dulce acento argentino, una suave caricia que iluminó el rostro de la pequeña. Dos minutos después volvió a sonar el timbre.

—Buenos días, ¿Llego a tiempo de desayunar con vosotras? He traído bollos, me acordé de los que le gustan a Patri.

—¡Siiii! —Gritó entusiasmada abrazándose a sus piernas, Mario la cogió en brazos y la achuchó. Qué gran padre habría sido.

—No, tendrás que esperar a la tarde. ¡No, Patri, desayuna!.

Mario me besó, luego besó a Candela, Toni no ocultó el desagrado que le producía la visita, salió hacia la cocina y volvió con un café para el recién llegado. El desayuno estuvo centrado alrededor de la peque, entremedias supe que tenía una importante reunión a las doce, yo había pensado pasar la mañana con Candela, pero el ambiente pedía otra cosa, la tensión sexual entre ellos era evidente, a Toni le molestaba, a mí me resultaba bonito. Recogimos el desayuno y hubo un instante de vacilación, Toni se encargaba de llevarla al cole, como cada día inició los preparativos. Me agaché delante de la niña:

—¿Quieres que te acompañe al cole yo también?

Me echó los brazos al cuello encantada con la idea. Candela y Mario me miraron agradecidos.

Salimos con la niña cogida de la mano. Toni iba seria, no habíamos encajado y veía difícil cambiar la primera impresión. Patri se soltó y corrió delante de nosotras.

—No te caigo bien, ¿verdad?

— No tengo nada contra vos, no te juno, (6) pasa que me jode lo que va a pasar cuando se aburran y dejen en la banquina a Candela y a la piba. (7) Se lo dije a tu marido, no creo que sean mala leche, pero están jugando con los sentimientos de una madre y su piba, y eso los convierte en unos turros de mierda y a mi en su peor enemiga.

—No das margen a la duda, me juzgas sin darme la oportunidad de contarte quien soy, qué hago aquí, por qué estoy metida en esto sin necesitarlo, me desprecias, no sabes nada pero me desprecias, haces lo mismo que le hacen a Candela o que han hecho contigo.

—Ya la jodieron bastante, no quiero que ilusionen al pedo. Qué carajo puede esperar de ustedes. Ella dice que no espera nada, que solo son amigos, pero la juno como si la hubiese parido, veo su cara cuando llama tu marido, cuando viene y se queda a dormir. Hoy la vi con vos más feliz que nunca. Carmen, esto no va a durar, ustedes se van a cansar, van a encontrar otra joda y la van a dejar en la banquina. No se dan cuenta cómo la van a cagar. Patri habla de Mario como el amigo de su mamá que trae regalos y que la curó cuando estaba enfermita. Es horrible, imaginate cuando se rajen. No les están haciendo ningún bien. Yo estuve ahí, sé cómo termina, siempre acaba para la mierda.

—Está clarísimo, vuestra vida es una mierda y la mía es un cuento de hadas. No me jodas, sé por lo que ha pasado Candela, me lo ha contado ella sin hacer un culebrón, y mira que tiene motivos, no usa su historia para tirárnosla a la cara a los demás, no va de víctima, no exhibe su drama; porque lo que ha vivido es un auténtico drama. Candela me ha escuchado con respeto, algo que tú no has intentado. Sé que lo haces por protegerla y está bien, pero no pretendas tener el monopolio de su seguridad. Nos hemos hecho amigas, me ha entendido como nadie podría hacerlo. Olvídate de esa imagen de señora de la alta sociedad que se aburre y juega a ser puta los fines de semana porque esa no soy yo, te lo aseguro, también tengo una historia, aunque no sea tan bestia como la de Candela o la tuya. 

—Adelante, batímelo. (8)

—No sé si quieres escucharlo.

—Empezaré yo. Nací como María Concepción César en el año sesenta en la ciudad de Morón, provincia de Buenos Aires. Mi viejo laburaba en la Cantábrica, la metalúrgica más grande de Argentina. Mi vieja era ama de casa. Buena para el estudio, termino la secundaria con buenas notas en mil novecientos setenta y ocho. Entro en la Facultad de Filosofía y Letras, iba a ser la primera licenciada de la familia, el orgullo de mi padre. En mil novecientos ochenta y uno, me engancho con un profesor, quedo embarazada y el profe se borró. En casa mis viejos me rechazaron y me rajé para Entre Ríos, donde vivía una tía jubilada. En el ochenta y dos nació mi nena, estaba en la mishiadura, (9) con la nena no podía conseguir laburo y mi tía vivía de su jubilación. Una vecina me metió de puta. Pasa un año, me engancho con un cliente, conoció a mi nena y prometió sacarme del fango (10). Pero eso nunca pasó, el tipo era casado y cuando lo enfrenté, el gil (11) se evaporó. Otra vez en la banquina.

Dos años más tarde largo esa vida, dejo a la nena con mi tía y viajo a Buenos Aires y luego a España para tentar suerte y poder traer a mi nena. Pero la vida me tenía otra sorpresa ingrata, en mil novecientos ochenta y seis muere mi nena. Ese día María Concepción César partió y nació Toni.

Nos habíamos sentado en un banco del parque; sentía un ahogo que apenas me dejaba respirar, no encontraba palabras para expresar lo que su historia me había provocado, no era compasión, la entendía. Comencé a hablar, le abrí mi vida, no sé muy bien por dónde empecé, por aquella joven que se sintió deslumbrada por el brillante profesor, por la ingenua, casi adolescente que se dejó conducir por el carismático académico, pletórico de ideas avanzadas que hice mías y fueron creando una personalidad a imagen y semejanza del modelo que tenía en mente. Le conté a grandes rasgos lo felices que fuimos durante los primeros años explorando un mundo nuevo, le hablé del congreso, del primer viaje a Sevilla, del juego ingenuo, del descubrimiento de placeres prohibidos, del daño causado a terceros inocentes, de la culpa, del dolor, del desencuentro, de la búsqueda de sentido, de la reconciliación imposible, de la fractura, de las sombras oscuras del pasado que volvieron para quedarse, de mi intento de darle sentido a lo que parecía no tenerlo: Yo, puta.

—Me lo contó Candela. Ella también intenta defenderte. Hay que joderse.

Hicimos el resto del camino en silencio, qué podía decir, entendía su desconfianza, el hastío acumulado después de tantos años donde las esperanzas quedaron enterradas con su hija. Yo representaba ese mundo que le había cerrado las puertas y ahora se permitía el lujo de interpretar una frívola parodia de lo que, para muchas mujeres como ellas, era el duro fracaso de una vida truncada a destiempo. Le debía respeto.


…..


—Vas a llegar tarde.

Once y media. Candela, tan cerca, me costaba mantenerle la mirada. Su melena caía haciendo el efecto de una cortina que nos aislaba del mundo. Me miraba con tanta ternura que me abrumaba. Habíamos agotado el tiempo del deseo y ahora, tumbados en la cama, tan cerca de mí, sobre mí, dejándome atravesar por su mirada solo quería quedarme con ella. 

—Vamos, no quiero que llegues tarde por mi culpa. 

Y me besó con tanta dulzura que hubiera querido quedarme con ella.

Salí con el tiempo justo para coger un taxi, volar al hotel, cambiarme de ropa y llegar a la reunión por los pelos. Llevaba un plan de actuación bien desarrollado, contaba con una estructura solida gracias a las alianzas que habíamos establecido el verano anterior. Salí al estrado con la intuición de que el proyecto estaba ganado.

—¡Mario, eh, Mario!

—Pepe, cuánto tiempo.

Pepe, era uno de los técnicos medioambientales que participaron en el equipo de la junta, un excelente profesional muy cercano a Santiago. Recordé que tenía cierta prevención a la hora de tratar con él porque cualquier comentario que le hiciera acababa en el despacho del jefe. Le conté lo que me había traído a Sevilla y se mostró interesado. Propuso tomar unas cañas para ponernos al día. Hablamos de todo, del proyecto que habíamos compartido, de los compañeros que estaban y de los que se habían ido marchando. Se dejaba algo en el tintero.

—¿Te has enterado de lo de Santiago?

—No, ¿qué ha pasado?

—Lo cesaron, llevaba tiempo en una situación incómoda en la consejería, le sugirieron que dimitiera, habría sido una salida digna pero ya sabes cómo es. Al final lo cesaron.

—Qué lástima, es un profesional muy competente, no sé cómo ha llegado a esto.

—Llevaba tiempo que… En fin, desde que su mujer lo abandonó, no levantó cabeza.

—Ya, no digas más. —respondí cortando una desagradable insinuación a la que no estaba dispuesto a entrar; pasamos por otros temas, pero la conversación estaba herida de muerte; nos despedimos con la falsa promesa de volver a vernos cualquier día.

Salí de la junta con una sensación amarga que ensombreció el buen sabor del éxito de la jornada. Entré en un bar, demasiado ruido, pedí una cerveza y salí a la terraza, tenía demasiadas cosas rondando por la cabeza. Santiago era un hijo de puta, qué fácil. Le había amargado la vida a Elvira, qué sencillo. Había otra lectura más incómoda en la que ella y yo jugábamos un papel distinto al que nos habíamos empeñado en representar delante de todos, incluidos nosotros mismos: los amigos muy amigos que no quisieron romper su gran amistad llegando a otro tipo de relación y montaron su vida con otras personas. Esa lectura oculta otra, la de un amor reprimido por miedo al fracaso, un amor nunca confesado que se resolvió involucrando a terceros, como si de esta manera pudiera apagarse el lazo que había entre ambos. ¿Quiénes son las víctimas en este juego de huidas y renuncias?

Lo que vino después fueron insatisfacciones, desamor, alcohol y el derrumbe de un gran hombre.

Y si tengo el valor de mirar hacia nosotros, si soy valiente y reconozco lo que he hecho, veo frustración resuelta con exigencias de sexo descontrolado, abuso, manipulación, prostitución. 

¿Quién es el hijo de puta en esta historia?

Dejé que el móvil sonara una segunda vez, no podía hablar con ella, no en mi estado. Pedí otra cerveza y seguí recordando por qué fui incapaz de decirle a Elvira, en aquellos paseos camino a la facultad, que me había enamorado, qué absurdo pudor me impidió traspasar la frontera autoimpuesta entre el amor y la amistad. Nos queríamos a muerte, eso nunca lo pusimos en duda, ¿qué nos impidió confesar que nos amábamos? Pudimos haber tenido una vida feliz sin hacer daño a nadie. 

Tengo que cogerlo.

—Carmen, perdona, estaba ocupado.

—Lo imaginé, pero a la hora que es, supuse que habrías terminado.

—Ahora mismo.

—¿Qué te pasa?, estás serio. ¿ha ido mal?

—Al contrario, ha salido perfecto.

—¿Entonces?

—Es que… me he encontrado con Pepe, trabajamos juntos, es un técnico muy cercano a Santiago. Me ha contado que lo han cesado.

—Ah, vaya. ¿Por qué no quedamos a comer y me lo cuentas?

Dudé una fracción de segundo, menos, no podía notarlo.

—Genial, ¿dónde estás?

Veinte minutos después nos encontramos en uno de los restaurantes que conocimos durante nuestra primera escapada a Sevilla.

—Cuéntame, no te veo contento.

—La reunión, bien, muy bien. Vamos adelante, esta tarde me reúno con el consejero, una charla informal. No creo que haya ninguna sorpresa.

—¿Qué te pasa?

—Bah, tonterías, Pepe me ha contado lo de Santiago y me ha afectado más de la cuenta.

—Normal, sois amigos.

—Le invitaron a dimitir, hubiera sido una salida digna, pero se aferró al cargo, parece que quiere hundirse a sí mismo.

—Estás demasiado afectado, cariño, no es culpa tuya, ¿o sí?

—Que quieres decir?

—¿Te consideras responsable de lo que le está pasando?

—Bueno, en algún sentido.

—Él es quien le ha amargado la vida a Elvira, no tú, es quien le hizo abandonar su vida en Madrid para seguirle.

—Eso no es del todo cierto.

—Entonces qué es, ¿se casó con él porque no diste el paso, es eso?

No fui capaz de responder, era una verdad incómoda que no nos habíamos dicho nunca.

—Tienes que decidir de una vez si rompes con el pasado y miras hacia delante o nos replanteamos nuestro futuro. Si seguimos, suéltala y déjala rehacer su vida, se lo merece; si no, lucha por ella, estoy harta de tanta contradicción.

—Carmen, eres la mujer de mi vida, Elvira pertenece al pasado.

—¿Seguro?, a veces no lo parece. No tengo problema con ninguna de tus relaciones, sería hipócrita por mi parte, fui yo misma la que le pedí a Graciela que entrara de lleno en tu vida, ¿lo recuerdas? 


«—Graciela, no le dejes pasar por esto solo.

—Qué quieres decir.

—Lo sabes perfectamente, creo que lo he perdido y si me equivoco, si no es así, él me agradecerá lo que te voy a pedir. Pero si acaso lo he perdido solo estaremos adelantando acontecimientos y evitaremos que pase una noche más de dolor en solitario.

—¡Carmen, por favor!

—Graciela, hazme caso, él ya te lo dijo, deseaba hacerte el amor y yo sería la primera persona que se enteraría, ¿lo recuerdas? Tú también lo deseas, lo sé, lo he visto en tus ojos, y ahora te une a él algo más. —Apenas podía seguir, pero hizo un esfuerzo—. Y a mí. Hazlo por los dos, por los tres. Evítale una noche de sufrimiento, puedes mitigárselo, no me digas que no lo has pensado.

—¡Te das cuenta de lo que me estás pidiendo!

—No es por lástima ¿verdad? No, Graciela, no es eso, te lo pido por amor, porque le amo con todas mis fuerzas y no soporto saber que está sufriendo solo, y sé que le quieres. Nadie mejor que tú para consolarle.

—¡Carmen, cómo puedes…

—Porque eres tú, Graciela, porque eres mi amiga y no soporto saber que está solo, que está sufriendo. Porque si yo ya he salido de su vida, nadie mejor que tú para sustituirme y si no es así, si yo he de volver, eres la mejor persona para acompañar a mi marido hasta que pueda regresar.

Carmen la escuchó sollozar.

—Por favor, Graciela, te lo suplico, no le dejes solo esta noche, yo sé lo que es eso, es horrible.

Una pausa cargada de lágrimas, de suspiros entrecortados comunicaba a las dos mujeres. Una pausa que selló un pacto.

—Lo voy a hacer, por ti y por él, pero quiero que sepas que voy a luchar para que lo recuperes.» (12)


—Estamos hablando de casos diferentes.

—Por supuesto, con Elvira has reabierto una relación que debía haber terminado hace diez años y dejasteis en suspenso, tienes que decidir si te equivocaste entonces o te estás equivocando ahora.

—¿Crees que soy una mala influencia para ella?

—Creo que ni vives con ella ni la dejas vivir. Toma una decisión, pero hazlo ya.

—La decisión está tomada desde el día que te conocí.

—Pues no la confundas.

—Hablaré con ella.

—Bien, centrémonos en el presente, qué hacer con Diego, debemos adelantarnos, no podemos esperar a que se entere de que estamos aquí, porque se acabará enterando. Nos presentamos en el Penta y le planteamos lo que queremos con firmeza, que no nos vea titubear, ¿de acuerdo?

—Sí, de acuerdo, pero…

—Tenemos que mantenernos firmes, Mario, nada de tatuaje, no lo quiero, estoy dispuesta a seguir haciéndomelo con Henna. Este es el mensaje, apóyame en esto.

—Claro.

—¿Seguro?, no te veo muy convencido.

—¿Quieres seguir trabajando en el Penta?

—Tanto como tú. ¿A qué viene esto? Fuiste tú el que cerró un acuerdo con Diego sin contar conmigo.

—Porque sabía que lo querías.

—Entonces, ¿qué te preocupa?

—Candela.

—A mí también, pero ya tiene lo que quería, me tiene a mí, mantiene el acuerdo contigo, solo cede en el tatuaje. Si nos mostramos firmes aceptará. Que no te vea flaquear. No va a arriesgar a Candela, te lo aseguro.

—¿Cómo puedes estar tan segura?

—Lo conozco, es un buen jugador, si pone en peligro a Patri, pierde a Candela y me pierde a mí. No es tonto; amaga, pero si nos ve firmes reculará.

—Ojalá tengas razón.

Había que pasar pagina, le pregunté por su romance mañanero, me sonrió con dulzura.

—Eres un cielo, sabias que lo necesitábamos.

—Se os caía la baba, parecíais dos adolescentes.

—Me gusta, no lo puedo remediar, me gusta mucho.

—Ya lo sé, bobo, por eso lo hice. Hoy trabaja, si esta noche quieres esperarla en su casa, yo me voy al hotel.

Me besó. Nos queremos, a pesar de todo nos queremos.

—¿Qué tal llevas vivir con ella?

—Me recuerda la experiencia que viví con Luca; además, Patri es un encanto, nos hemos hecho amigas enseguida.

—Yo también, es tan tierna, tan sensible…

Le miré, diría que echaba en falta esa faceta de padre. Estuve a punto de preguntárselo, en el último momento tuve miedo de traspasar esa puerta. Yo también sentía algo a lo que no me atrevía a enfrentarme. Podríamos, si nos lo propusiéramos podríamos. Romperíamos nuestro estilo de vida, nuestros hábitos y costumbres, nuestra libertad. Retrocedí, salí del sueño y seguimos hablando de cosas intrascendentes.

Nos despedimos como dos buenos amigos, él tenía que volver a la junta, disponía de toda la tarde para pasear por Sevilla; sin haberlo planeado me encontré recorriendo los lugares que había visitado de la mano de Carlos, cuando la nostalgia resultó demasiado penosa entré en unos grandes almacenes y me dediqué a comprarle ropita a Patri, algunos juguetes y un detalle a Candela, llegué a casa justo cuando se terminaba de preparar para ir al Penta, por un corto instante sentí la tentación de acompañarla, si no fuera por lo que estaba en juego habría sucumbido.


La alerta

—Carmen, ¡Carmen, despierta!

—¿Qué pasa?

—Se ha enterado.

—¿Qué?

—Diego, sabe que estás aquí.


Agradecimiento

Mi reconocimiento a Torco; además de ser el responsable de darle voz a los personajes argentinos, en esta ocasión le ha dado alma y un pasado a Toni escribiendo su perfil a partir de unas conversaciones que mantuvimos —botella va, botella viene— el verano de dos mil veinticuatro. 


Citas

1 Capítulo 163 Lo recordaremos toda la vida. Mayo 2022

2 Capítulo 182 Los retos abiertos. Febrero 2024

3 Capítulo 126 Tensión. Noviembre 2019

4 Capítulo 1 El inicio. Noviembre 2007

5 Capítulo 198 Vía láctea 2. Abril 2025

12 Capítulo 83 Entre mujeres. Septiembre 2014 


Diccionario Argentino 

6 Junar: Percibir o interpretar el sentido o intención de una cosa o persona.

Ámbito: Río de la Plata

Uso: lunfardo

Sinónimos: calar, comprender, entender.

7 Dejar en la banquina: en la cuneta, abandonar a alguien en el camino.

8 Batir: Confesar, compartir con alguien algo de tu pasado.

9 Mishiadura: Pobreza extrema.

10 Sacar del fango: Expresión usada en muchos tangos, para explicar cómo sacar a una mujer de la mala vida.

11 Gil: Tipo lento, tonto, ingenuo, incauto.





171 comentarios:

  1. ¿La espera a merecido la pena? La respuesta es un rotundo si, comencemos, Mario es un Pepito Grillo pero en la versión más cabrona, no se yo si es buena idea que vaya con Carmen a negociar con Diego.

    Cada vez tengo más claro que entre Carmen y Andrés va a pasar algo gordo, no se si bueno o malo, pero llevamos unos cuantos capítulos donde Mario nos deja pinceladas, pero sin terminar de concretar, si no fuera nada importante ya lo abría aclarado.

    Santacruz a salido de la parte más profunda de la caverna de Atapuerca, algo me dice que se va a convertir en un problema en el futuro, a Santacruz le a gustado demasiado lo vivido con Carmen, el problema que veo es que a Carmen también y temo que eso le nuble el juicio.

    Candela cada día me gusta más, algo me dice que en el futuro va a seguir siendo alguien importante en la vida de Mario y Carmen.

    Entiendo perfectamente a Toni, la vida le a tratado tan mal y se a llevado tantas desilusiones que le es imposible confiar en la gente, pero su humanidad sigue intacta y su preocupación por Cabdela y Patri es verdadera.

    Lo de Diego y el padre de Patri casi me hace vomitar, no puedo con personajes así, siento un profundo rechazo.

    Por último Tomás, este tío cada día es más desagradable, en mi opinion Tomás hace mucho que dejó de ver a Carmen como una amiga, ahora es una herramienta más en sus manos, el dinero termina por pudrir todo.



    Por último Carmen, se a convertido en la protagonista indiscutible del Diario por derecho propio.

    ¿Están aflorando sentimientos de Carmen que creía superados, como el de ser madre?

    Veremos si esta pregunta tiene respuesta en el futuro, pero volviendo al Diario Carmen me a gustado mucho, pero me da en la nariz que en los siguientes capítulos lo voy a pasar mal, Diego se a enterado de que Carmen está en Sevilla, seguro que la chantagea o intenta usar la fuerza con ella, joder no me puede dar más asco este tío.

    Bueno al final no a habido motín y el barco a llegado a puerto sano y salvo, con este capitulazo te perdonamos todos estoy seguro.


    Un abrazo muy fuerte patera los dos.


    ResponderEliminar
  2. Mi henorabuena a Toco, un grandisimo trabajo, le a otorgado una gran profundidad a Toni, ¿estoy viendo un futuro autor de relatos?

    Gracias por el diccionario Argentino me a venido de perlas, en la primera lectura me he perdido más de una vez en la parte de Toni, después de revisar el diccionario a sido otra cosa.

    ResponderEliminar
  3. Estoy con Carmen Hetaira suena mucho mejor que Hetera.

    ResponderEliminar
  4. Se me a olvidado comentarlo, la química entre Carmen y Candela es brutal, en mi opinion la química entre las dos supera incluso a la que Carmen tenía con Irene, es mi percepción personal.

    Lo único malo que le he visto a esta escena es que a sido demasiado corta, espero que tengamos más interacciones entre las dos en futuros capítulos.

    ResponderEliminar
  5. Una pregunta que os hago a todos, ¿es cosa mía o Santacruz también quiere utilizar a Carmen para cerrar tratos?

    ResponderEliminar
  6. Llegué a casa esperaba encontrarme otra vez sin nada y me llevo la sorpresa mayúscula de leer un relato sensacional, la única pega: nos vamos de cena y no me da tiempo a comentar como me gustaría porque el relato lo merece, estoy tomadísima con algunas de las escenas, el diálogo de Carmen y Mario es tremendo. Ya me extenderé

    ResponderEliminar
  7. Gracias Mario por tan agradable e intenso capítulo, es grande como todos los capítulos publicados.

    Lo de Santacruz, era de imaginarlo, es un predador y Carmen acepto lo que venía, le saco información aunque todavía no veo como la podrá utilizar Tomás.

    De que disfruto el encuentro lo disfruto. Le van las pollas grandes, cabezonas y gruesas, no dudó en dejarse follar por atrás. lo disfruto y le hizo creer que era el primero.

    Respecto a Tomás coincido con Apasionado, cada día se convierte más en una persona que utiliza cada vez mas a Carmen y se olvida de que es su amiga.

    El encuentro con candela me parece exquisito, Carmen nuevamente disfruta de las delicias lésbicas, conoce más a Candela y se prendó de Patri. De Toni era de esperarse su conducta contra Mario y Carmen, ya conocemos la historia de Toni y sabemos el porqué de su comportamiento.

    Mario vuelve a disfrutar de la compañía de Candela.

    Hay mucho que analizar, le daré otra leída, y comentaré Nuevamente.

    Gracias por este capítulo, y como siempre cortas en el mejor momento.

    ResponderEliminar
  8. Una vez leí una entrevista que le hicieron a una prostituta, en ella decía que los hombres por el simple hecho de pagar se creían con el derecho de hacer lo que les diera la gana.

    En Santacruz se a podido ver lo mismo, una vez a pagado a Carmen su actitud a cambiado, Santacruz va a ser un dolor de cabeza para Carmen y Mario.

    Mi instinto me dice que tarde o temprano se irá de la lengua, se quiere demasiado a sí mismo y le gusta alardear de sus logros, para el Carmen es un trofeo, pobre infeliz.

    ResponderEliminar
  9. De todas maneras yo he visto una peligrosa imperfección en Carmen, el exceso de confianza, ella le a sacado información a Santacruz, pero el también a conseguido sacarle información a Carmen, Santacruz sabe que hace algo mas que de traductora para Tomas, ademas a podido comprobar lo mucho que le pone que le paguen.

    Carmen cree tener la situación bajo control, pero es muy posible que Santacruz utilice la información que a sacado de Carmen en su beneficio.

    ResponderEliminar
  10. Bruto.
    Lo primero es agradecerte que aún lloviendo ranas hayas podido publicar, hoy por circunstancias me ha sido imposible prestar la atención debida al capítulo pero lo que he visto me ha gustado y prometo que comentaré como se merece.

    ResponderEliminar
  11. Carmen es la reina del lugar desde hace muchos capítulos
    Alrededor del capítulo 100 tomó la palabra y ha ido cogiendo protagonismo hasta hacerle sombra a Mario esto ya no es el diario de un consentidor es el diario de una mujer
    Vengo de cenar con demasiado alcohol encima para comentar mañana lo haré. El capítulo tiene sustancia para escribir largo y tendido. Lo que han hablado sobre Santiago y Elvira me suena a tormenta de las fuertes. Mario está más enganchado de lo que parecía y se la puede estar jugando. Mañana sigo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bruto.
      Buenas tardes querido Dos Octavas, me interesa mucho el tema has abierto es verdad que Carmen va adquiriendo protagonismo y es lógico en un Diario de un Consentidor que depende de lo que haga su pareja, pero lo que a mí me interesa es el protagonismo de Carmen en los textos, tú dices que desde el capitulo 100 pero creo que de manera paulatina ha ido metiéndose en texto desde antes, mucho antes y es lo que quiero contrastar, me interesa mucho la opinión de las mujeres que comentan en este blog, lo siento chicos pero son más listas y más intuitivas que nosotros, no quiero malas interpretaciones me vale el comentario de todos pero me fio más de ellas.

      Eliminar
  12. Felicidades A Torco has hecho un trabajo fino con Toni
    El diccionario argentino es una gozada gracias.

    ResponderEliminar
  13. Domenico, Angel, Tomás, Gerardo, Diego, Guido, Santacruz, no muestran más interés del sexo y el beneficio puedan sacar con ello respecto a Carmen, bueno a Claudia también le podemos meter en este grupo.

    Irene, Graciela, Candela, todas han demostrado un interés más haya del sexo hacia Carmen, los hombres quedan profundamente retratados en el Diario, egoístas, vanidosos, manipuladores y carentes de escrupulos.

    ResponderEliminar
  14. Gracias a mis amigos Apasionado y Dos Octavas por sus palabras. Cuando en tu vida se ha cruzado una Toni, como la del relato, luego de los años vividos resulta algo sencillo poder dibujar un perfil.

    Si bien para el juicio de Carmen, Santacruz no miente, en ese mar de relaciones con empresarios alemanes pueden surgir pistas de que puede haber sido usado (Gerardo tal vez) para que mientras la agencia se ocupaba de Guido para él, también lo hacía para alguien más.

    Me pegó fuerte la reflexión de Mario al enterarse de la cesantía de Santiago. Frustración/sexo descontrolado/abuso/manipulación/prostitución. A veces nos convertimos en nuestro propio fiscal, Juez y jurado, quienes en su alegato de pena y dolor por ese pasado frustrado, exigen la condena más dura.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que Mario va a ayudar a Santiago, por la amistad que tuvieron.

      Eliminar
    2. Torco te has ganado nuestros alagos.

      Eliminar
  15. “Vamos a ello, cariño, lo estás deseando”, piensa Carmen antes de lanzar la artillería pesada y dejar a Mario con la boca abierta. Está Carmen es mucha mujer, podemos estar más o menos de acuerdo con su conducta, pero responde a lo que Mario espera de ella, ¿no quería que se comportase como una puta?, pues ahí lo tiene y después vuelve a ser ella ante los demás.
    El capítulo no tiene desperdicio, el encuentro con santacruz es una demostración de poder y manipulación para conseguir lo que quiere sin desperdiciar la ocasión para pasárselo de p. m. Incluso se tiene que recordar que solo es un medio porque es tan bueno en la cama que corre el riesgo de olvidar para que se lo está trabajando.

    Lo de Santiago es el inicio de un terremoto. Sentimientos de culpa, hartazgo de Carmen que la llevan a plantear un ultimátum, Elvira herida y apartada y Santiago humillado en todos lo frentes. Pinta mal.

    ResponderEliminar
  16. Lucia tiene razón Carmen es mucha mujer, para ella Santacruz no deja de ser un objetivo al que sacarle información, pero también un nuevo juguete con el que jugar.

    Los hombres de este relato ven a Carmen como un objeto al que follar, no ven más haya.

    Carmen a optado por verlos a ellos de la misma manera y me parece muy bien, pero con Santacruz a cometido el error de otorgarle una información de una de sus debilidades.

    Santacruz va a intentar convertirse en un Tomás e utilizar a Carmen en su veneficio.

    No estoy nada de acuerdo con el ultimátum de Carmen con respecto a Elvira, ahora mismo Mario tiene un sentimiento de culpa demasiado grande y este ultimátum le va a obligar a tomar la decisión de dejar volar a Elvira.

    ¿Es la decisión acertada?, seguramente si, pero Mario no está preparado y eso le va a pasar factura en el futuro, en cierta forma siento que Carmen teme que Mario la abandone por Elvira, tal vez mi percepción esté errada.

    ResponderEliminar
  17. Parece ser que la puñetera manía de llamar puta a una mujer cuando se nos cruzan los cables viene de lejos. Me ha gustado el planteamiento de la cuñada de Santacruz

    ResponderEliminar
  18. Tengo una horrible sensación de que se vienen capítulos duros, sabemos que en el capítulo 200 un policía viene a llevarse a Carmen, todo apunta a que es cosa de Tomás, ¿le abra avisado Mario? O ¿Tomás tiene gente vigilando a Carmen?

    De todas maneras viendo la fría actitud de Tomás hacia Carmen lo más probable es que esto los separe más.

    ResponderEliminar
  19. En ese ultimátum que lanza Carmen, no solo tiene por objeto que Mario se decida con respecto a esa relación. Ella quiere que Elvira no siga sufriendo y pueda rehacer su vida.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso lo entiendo y creo que es lo mejor, pero con la boragime de sentimientos que tiene Mario dentro de su cabeza, no lo veo preparado para tomar esa decisión.



      Eliminar
  20. Bruto.
    Lo siento querido Torco, debíamos agradecerte las traducciones Castellano seco-Argentino pero te integrado como coautor, creo que sales mejorado, así que dame las gracias por subirte el nivel y en este caso lo demuestras dándole historia a un personaje.

    ResponderEliminar
  21. Bruto.
    Por hoy vale, mañana o pasado vamos con Javier que esto hay que digerirlo poco a poco.

    ResponderEliminar
  22. Santacruz follara bien, pero como amigo es una autentica puta mierda. El tío ya planeaba intentar follar con Carmen antes de que supiera que Carmen y Mario son un matrimonio liberal.

    Estoy empezando a pensar que desterró a Guido no por follar con Carmen, sino por haberlo hecho antes que el.

    ResponderEliminar
  23. De acuerdo con todos! Un capítulo brillante y que ha merecido la.espera. y muy a mi pesar bien cortado...
    A mí me da mucha paz ver la complicidad entre Carmen y Mario por encima de todo y a pesar de todo lo que ya han pasado. Los dos son de armas tomar (ella más por carácter y mario a su manera tb por su forma de proceder en silencio, si hablaran más esa complicidad sería brutal sin las cosas que a estas alturas del diario esconden).
    Hace poco conocí a un chico que me dijo que sus enemigos son sus mejores maestros.. y me gusta esa filosofía, aprender de los daños sin rencores.
    Y una muy buena amiga mía siempre dice que quien más te conoce más daño te hace, aquí estoy de acuerdo lo que decís de que Carmen cuenta de más y se hace más debil con santa Cruz.
    También veo en santacruz un patrón que atrapa a Carmen, y caer en sus redes sin gestionar eso bien a ver cómo sale.
    También me ha llamado la atención la llamada a la maternidad de Carmen. Creo además que es más un instinto material. Por cierto, de quien aborto ? Que no recuerdo!
    Lo de Santacruz va a traer cola, al igual que Carmen ha jugado sus cartas el tb ha jugado las suyas y hasta que no se resuelva el.asunto cámaras no vamos a saber.
    Enhorabuena Mario! El diario sigue atrapando y es una gozada leerlo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se supone que Carmen se quedó embarazada de Tomás.

      Eliminar
    2. En el capítulo 166 lo dice
      “ —¿Tienes idea de quién puede ser el padre?

      —Le he estado dando vueltas. Por las fechas tiene que ser Ángel, Tomás o quizás Gabriel. Hay una remota posibilidad de que pudiera ser Javier.

      —¿Javier, el bodeguero? ¿Tampoco usáis condón?

      —Son los únicos con los que no tomo precauciones. Lo de Gabriel es improbable y Javier se me va de fechas. Estoy casi segura de que es de Tomás.”
      Pero de Ángel no lo desmiente

      Eliminar
    3. Respecto a la maternidad me refería a instinto natural perdón. Pero creo que nuestros protagonistas no serían capaces de renunciar a su vida liberal por satisfacer este instito

      Eliminar
  24. Queridos contertulios os propongo algo si os parece bien y para que ayude a no perder el hilo. Hacemos recapitulación de todos los frentes abiertos a estas alturas del diario?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buena idea una lista de temas abiertos
      Las reuniones de zorreo para abrir clientes nuevos. Asenjo, y Saldaña el funcionario en silla de ruedas. Quedó en vo,ver a verlo.

      Eliminar
    2. La reconciliación con Claudia- se enfado porque se enrolló con la fotógrafa creo que se llama Sara y Claudia se cabreo porque dejo tirado a Ángel en Nueva York el. 11S luego hablaron y se reconciliaron pero falta un encuentro entre ellas

      Eliminar
  25. Carmen ya tiene bastantes frentes abiertos, Santacruz y la profanación de la casa de Carmen y Mario, Tomás y su desconfianza, Andrés y ese quiero, pero no quiero, y Diego como postre caducado.

    Ahora mismo lo que menos necesita Carmen es que venga Claudia con sus caprichosos y sus tonterías.

    ResponderEliminar
  26. Mierda le he dado al botón de publicar sin querer, sigamos, en mi opinion Claudia ahora mismo sería una distracción que Carmen no se puede permitir.

    ResponderEliminar
  27. Respecto a los temas abiertos hay grandes hilos abiertos que trascienden todo el diario y que aún están por resolver:
    - Los abusos de Carmen y las conversaciones de Mario con su familia al respecto.
    - las cámaras y sus consecuencias
    - andres y angel
    - domenico aparece y desaparece pero creo que de forma paralela a lo que Mario nos cuenta está historia avanza sin que nos de información, es imposible que cuente todo sin perder el hilo de cada capítulo
    - la hermana de carmen
    - Gerardo no se va a quedar de brazos cruzados estoy seguro que vuelve a aparecer (esté involucrado en las cámaras o no)
    - Elvira, resolución del ultimátum
    - Graciela, volverá?
    - el fotógrafo ahora que lo mencionais desaparece sin más...
    - el ginecologo y su mujer
    - Carlos, sabemos por un avance que vuelve a sus vidas
    - santacruz aún tiene sus cartas sin mostrar y no se va a quedar de brazos cruzados
    - el amigo de Carmen y Mario que chantajea ¿Asunto cerrado?
    - la evolución de Tomás tampoco me gusta pero sabemos también por Mario que esta relación se mantiene hasta la pandemia. La entrada de carmen en el negocio de Tomás a otro nivel no sabemos aún como se resuelve
    - Diego y el tatuaje

    Unos son más inmediatos otros traerán más cola, me refieria a eso para no perder la perspectiva del diario

    ResponderEliminar
  28. Por otro lado, yo no soy psicólogo ni nada que se lo parezca pero creo que la intervención de Carmen y Mario en la elaboración del diario es un ejercicio de comunicación entre ambos que sin duda estará afectado a su relación actual, estoy seguro que están saliendo cosas que hace 20 años ni siquiera habían hablado en profundidad y ellos también estarán haciendo un ejercicio de ver su historia con perspectiva.

    ResponderEliminar
  29. Feliz mañana de domingo a todos. Desde la sierra de Madrid, huyendo del calor tórrido que el cambio climático ha adelantado sin motivo, me tomo el segundo café del día con vosotros.
    Jose dice que los protagonistas no serían capaces de ceder al instinto maternal porque perderían su modo de vida liberal. De una u otra forma ese es un argumento que se le suele arrojar a la cara a las parejas que no tienen hijos por parte de los que forman una familia (no digo que sea éste el caso ni la intención), olvidan que hay otra motivación distinta al egoísmo para retrasar el momento de tener un hijo o incluso no tenerlo. Esto será el argumento de una escena entre Carmen y una de las parejas de amigos del vermut de los sábados que no os voy a adelantar para no hacer spoiler.

    ResponderEliminar
  30. Más temas abiertos no! Por favor jaja lo de la maternidad yo lo veo más por el momento en el que están viviendo los protagonistas ya que como opción es perfectamente viable. Hay muchos relatos con esta variable que mantienen su vida liberal.
    Con tantos temas abiertos creo que una opción que en el momento del diario no la veo. Que a largo plazo se lo planteen de forma sería si, pero tendrían que ordenar primero los frentes.
    Y en el caso de que se plantee como una opción real, carmen jugaría a la ruleta rusa? O tendría claro con quién sería?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No tengo ninguna duda que sería de Mario, aunque tenga una vasectomia hecha, el y Carmen pueden optar por una fecundación invito sacando los espermatozoide de los testículo de Mario.

      No se Mario, pero yo no cargaría con el hijo de otro del que no tengo ningún derecho legal, imaginaos que Mario accede a eso, lo crias como tu hijo/a la quieres como si lo fuera, pero el destino tiene otros planes para ti, si Mario y Carmen se separan con el tiempo, Mario no tendría ningún derecho sobre esa criatura, si Carmen se negara a que lo viera Mario no podría hacer nada y que no puedas ver a alguien que quieres tanto por no ser su padre biologico tiene que ser muy doloroso.

      Por eso yo no me prestaría a ello y Mario tampoco debería.

      Eliminar
  31. Una pareja amiga tuvo esta discurdmsion durante años, el quería ser padre y ella no quería ser madre. El sabía lo enamorada que estaba ella de él y utilizo eso en contra ella.

    Le puso un ultimátum, o le daba un hijo o terminaba con la relación, ella le dijo que no y él corto, el empezó a quedar con otras mujeres y ella viendo que lo podía perder para siempre acepto y se quedó embarazada.

    Ya os digo yo que la cosa no acabo bien, se separaron definitivamente antes de que naciera la criatura.

    Si Carmen no quiere ser madre, nadie puede obligarla, tampoco Mario.

    ResponderEliminar
  32. A mi me parece que el tema de la maternidad está bastante claro, ni Carmen ni Mario quieren tener hijos, ninguno de los dos, otra cosa es que vean a un crío pequeño y se les caiga la baba, como me pasa a mi y no tengo la menor intención de preñarme. Para lo del instinto maternal ya tengo sobrinos. Lo del lanzamiento de “mira que buena madre soy y tu que egoísta eres” lo he visto más de una vez, suele ocultar otra cosa, envidia por los logros que se quedaron aparcados por ser madre y ven realizados en otras. No estoy diciendo que no sean felices siendo madres, pero un poquito de envidia por ver a otras mujeres realizadas como profesionales como parejas si que hay.

    ResponderEliminar
  33. Otra cosa, la decisión de no tener hijos puede ser por egoísmo, no digo que no, pero también puede ser por responsabilidad, lanzarse a tener hijos sin pensárselo y luego arrepentirse aunque no lo digas o vivir amargada y hacérselo pagar con tu mal humor y tus neuras a tus hijos y a tu pareja no es bueno para nadie, tener hijos en una decisión que se debe tomar con responsabilidad y no en un momento de euforia romántica. Eso de que a ser padres se aprende siendo padres es de una temeridad inconsciente.

    ResponderEliminar
  34. El debate esta que arde. Aprovechad que estoy en línea porque a las dos nos vamos a comer al pueblo.

    ResponderEliminar
  35. Pues yo si veo perfectamente capaz a Mario de criar a un hijo aunque biológicamente no sea suyo, creo que esa decisión es de los dos y en el caso de que decidieran llevarlo a cabo no les importaría nada ni nadie.
    Otra cosa es que ejerzan de "tíos" a las mil maravillas con los hijos de amigos... Creo.recordar en uno de esos viajes al.presente que ya no es presente, que Carlos tiene una hija y que Mario y carmen la quieren con locura

    ResponderEliminar
  36. Cinco tíos y tres tías tomando cañas he hecho una encuesta
    Os haríais cargo del bebé de vuestra pareja?
    Han empezado los matices, si me ha engañado - no 1 tío si
    Si lo trae de antes de enrollarnos — 3 de 5 tíos si 3 tías si

    ResponderEliminar
  37. De acuerdo con Lucía hay mucha mala leche en mamis ejemplares de dos tres nenes contra las chicas que no quieren ponerse a tener niños por lo que sea tampoco tienen porque dar explicaciones.

    ResponderEliminar
  38. Lo que comenta Lucía de lo de la envidia es muy cierto, muchas parejas tienen un hijo fruto de un arrebato y después de tenerlo es cuando se dan cuenta que criar a un hijo no es un camino de rosas y es un trabajo de 24/7, me he fijado en el barrio y he podido notar a muchas madres como miran con cierta envidia a alguna de sus amigas que pueden seguir disfrutando de esa libertad que ella tenía antes de ser madre.

    ResponderEliminar
  39. Además con la capacidad de persuasión de Mario de verdad no creís capaces de convencer a Carmen si se lo propusiera jaja no lo dudo...
    Y lanzo otro supuesto, si domenico se lo pidiera a Carmen creís que al menos se lo plantearía?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al principio tal vez, a estas alturas del Diario ni de coña, Carmen no será madre solo porque Mario lo desee.

      Otra cosa es que Carmen acceda a algunos caprichos de Mario porque puede ser muy placentero para los dos, pero lo de ser madre no es un capricho y no creo que Carmen se lo tome a la ligera.

      Eliminar
  40. Me suena que ya hablaron de eso.
    Estoy contigo Jose se lo plantearía.

    ResponderEliminar
  41. Carmen ya sabe lo que es estar embarazada.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Qué quieres decir? Estuvo embarazada y abortó ¿crees que genera adicción? Por favor, seamos serios.

      Eliminar
    2. Lo retiro, ha estado fuera de lugar.

      Eliminar
  42. Al final voy a tener que montar un foro on line

    ResponderEliminar
  43. El tener o no tener hijos, es cosa de cada pareja y se debe de respetar, antes de la aparición de los anticonceptivos en la década de los 60tas, sino mal recuerdo, las parejas por lo general tenías hijos porque así lo quería Dios. y preguntabas cuantos hijos quieres y respondías los que Dios quiera.

    Ese el que Dios quiera era por falta de la pulidora anticonceptiva, porque la mayoría de las mujeres después del segundo o tercer hijo ya hubieran cerrado la fábrica, en mi caso mi madre tubo 12 embarazos trece hijos, y por supuesto no fue fácil ni para mis padres ni nosotros como sus hijos, a la fecha mi madre y los 13 hermanos seguimos vivos.

    Por otra parte viene también en muchos casos la situación religiosa, en la que la iglesia considera pecado cualquier método anticonceptivos que no se natural, (el nopalitos y el ritmo).,Si no mal recuerdo, Carmen comento en su momento la decisión de no tener familia y Mario aceptó hacerse la vasectomía para que Carmen no tuviera que tener que estar tomando anticonceptivos, así que esa decisión fue tomada por los dos. aquí me surge una pregunta, cuando estubieron con Carlos en la sierra, nunca se mencionó que Carlos usará preservativo, y se supone que Carmen no usaba ningún tipo de anticonceptivos.

    Luego entonces desde el.principio cuando empezó el juego con Carlos en Sevilla, empezaron a jugar con fuego al no usar ningún sistema.

    Alguien me puede aclarar esto??

    ResponderEliminar
  44. Lo que pasa es que domenico es más hedonista (recordad el club) tiene claro cuál es su lugar y es un espíritu libre, lo puede plantear en un momento de calentón pero no creo que de forma sería (al menos de momento)

    ResponderEliminar
  45. Carmen y Mario ya tuvieron esta conversación y Carmen le dejo claro a Mario que no sería madre ni de coña, que era algo que se había quedado zanjado en cuanto empezaron a salir y de hay que Mario se hiciera la vasectomia.

    ResponderEliminar
  46. Tener un hijo es una responsabilidad muy grande. Ya lo dijo el Nano, lo hacemos sin saber el oficio y sin vocación.

    ResponderEliminar
  47. Dejando de lado el tema hijos, tengo una idea en mi cabeza sobre Gerardo y Javier.

    Supongamos que ellos no se conocen y que entre los empresarios alemanes hay uno que responde a Gerardo.

    Cómo sabemos, Javier es un bocón de campeonato. Y en una de esas reuniones a Santacruz se le suelta la cadena y lanza palabras tales como Mario, Carmen, hembra, mucha mujer, Guido etc.

    El alemán se junta con Gerardo y le cuenta. Se entera de que quiere hechar al Michelin y el rival de Tomás urde un plan para que su contacto le recomiende la agencia de detectives.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tomas tiene clientes Alemanes, Santacruz tiene clientes Alemanes y Diego tambien tiene 2 clientes muy especiales que ya seria todo una casualidad que tambien serien Alemanes.

      Eliminar
    2. Buenas tardes, la suposición no es mala pero es más fácil pensar que son los empresarios alemanes los que negocian con Tomás y con Santacruz a la vez, el bocas de Javier, aquí se les llama así, habla de más y ellos extienden la investigación para pillar a Tomás.

      Eliminar
  48. Bruto.
    Buenas tardes, la decisión de no tener hijos en una pareja depende de los dos, afecta más a la mujer y una mujer de 21 años es fácilmente manipulable.
    En el caso de Carmen con todo a su favor cuando se queda embarazada decide no tenerlo, aunque su aborto sea natural, tenía más de treinta está en plena posesión de sus facultades y le dan todas las facilidades por parte de Mario, que recordemos es el que se ha cortado los cables para dar la mayor comodidad a Carmen con el tema de los anticonceptivos y darle la posibilidad de en un futuro de tenerlos con otro.
    Dicho esto se la manipulo, posiblemente sí, su decisión fue personal sin tener en cuenta a Mario, sí seguro. Luego no se puede quejar, no tiene sentido y es una de las muchas pataletas que tenemos echando la culpa a otro, lo siento Carmen pero aquí has vuelto a ser injusta y tengo que estar con mi amiguete Cayo.
    Hay una frase que utilizo mucho y cada vez me convenzo más que es cierta y retrata la realidad por desgracia en todas las facetas de la vida y es “El mejor amigo del hombre no es el perro, es el chivo expiatorio” se la escuche a un argentino que de esto saben un puñado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo en esto no estoy de acuerdo contigo, si una mujer se queda embarazada por accidente y quiere abortar, puede consultarlo con su pareja, pero la ultima decision tendria que ser de la mujer.

      Eliminar
    2. Bruto.
      Buenas noches, y quien dice que no, la última palabra en un aborto la tiene siempre la mujer sea cual sea la situación.
      Estoy hablando de la opción de tener hijos en una pareja, que no tiene nada que ver con abortar.

      Eliminar
    3. He entendido mal lo que has querido decir, mis mas sinceras disculpas.

      Eliminar
  49. En qué momento Mario manipuló a Carmen sobre tener hijos. Por lo que sé, ambos estaban uno apuntalando su carrera, que cada vez, muy a su pesar la veía lejos de la universidad y ella con un horizonte amplio para construir la suya.

    Hubo acuerdo, y por lo que conozco de los dos charlado y aceptado.

    Para mí, el mejor amigo del hombre es su conciencia, es su mejor juez .

    ResponderEliminar
  50. Os imagináis que ahora llega Mario y nos habla del hijo que han adoptado o de un hijo de carmen 🤣
    No creo que sea el caso pero que están disfrutando con el debate no tengo.duda

    ResponderEliminar
  51. Se admiten apuestas, ¿cuanto creéis que tardará Santacruz en irse de la lengua y fardar de su encuentro con Carmen?

    ResponderEliminar
  52. ¿Recordáis si Esther tiene hijos?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No y tiene suerte porque con el mierda de marido que tiene seria una desgracia

      Eliminar
    2. He leído un montón de veces la declaración de amor a las pollas de Carmen me gusta es totalmente sincera, grandes, pequeñas, gruesas finas torcidas Todas le gustan Mario se queda apabullado el se lo ha buscado como dice Carmen lo está deseando y Carmen no se corta las experiencias que le cuenta sin acojonantes, el de la polla torcida que no habia manera de metérsela o el viejo operado de próstata que no hecho ni gota y le dio las gracias. He visto a otra Carmen más profesional, más integrada en el papel de puta
      Estoy convencido de qye cuando resuelva su trauma infantil va a seguir ejerciendo

      Eliminar
  53. Vete al capítulo 180 y lee este dialogo de Carmen consigo misma

    “ Por qué no me dejáis en paz?»

    «Porque llevas años ocultándote tras la fachada de mujer que ha superado sus conflictos. Es mentira. Mentira. Si fuera cierto, ni esa pobre infeliz ni yo seguiríamos dándote la vara.»

    «Esa pobre infeliz lo pasó muy mal, era solo una niña.»

    «Venga ya. Es una garrapata que te está chupando la sangre desde que le prestaste atención y, para colmo, le pusiste nombre: Náufraga. ¿No te das cuenta de que llevas veinte años cargando con ella?»

    «Callaos de una vez. Sois… ¡Qué estoy diciendo!, no sois nada, soy yo y mis propias contradicciones, nada más.»

    «Ahora vas a venir con el cuento de que estás bien, y escribir sobre el pasado es la prueba de que lo has superado. Si lo tienes tan superado ¿por qué sigues haciendo lo mismo que hacías entonces para encontrar respuestas? ¿Acaso necesitas el dineral que cobras cada vez que tu vida te asfixia y sales huyendo? Nunca te hizo falta el dinero, mucho menos ahora, pero antes al menos buscabas algo; ahora, qué excusa tienes, ¿demostrarte que a los cincuenta sigues estando en el mercado?»

    Parece ser que en el presente mantiene dos facetas de su personalidad que existían entonces, la prostitución por placer y la lucha con sus otras voces.
    Todas las personas tenemos un pepito grillo detrás de la oreja diciéndonos lo que hacemos mal o bien, a veces le hacemos caso y otras, las más de las veces, le ignoramos. Carmen se atreve a contarnos lo que la mayoría seríamos incapaces de decirle a nadie.

    ResponderEliminar
  54. Perdonad si me he puesto muy intensa, como ha dicho mi chica, pero me emociona la sinceridad de Carmen. No creo que la razón por la que hoy en día continúe en la prostitución sea solo por placer, o por comprobar que sigue en el mercado. Debe de haber otros motivos que la llevan a seguir en el oficio más viejo del mundo, como dicen algunos. Desde luego no es por dinero.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bruto,
      Querida Lucía, no te disculpes todos nos hemos puesto intensos en un momento u otro con el Diario, y a muchos lo que nos interesa de los comentarios es lo que nos piden las tripas después de conocer la historia o de relacionar textos, supongo que te has dado cuenta que no paramos de anticiparnos a la historia o releer capítulos para comprobar si tenemos razón o no con lo que pensamos.

      Eliminar
  55. Hay una frase que Carmen esgrime tanto en voz alta como en su mente contra Mario, tu me creaste esto es lo que tu querías, pero en honor a la verdad fue Domenico quien le metió esa idea de ser una puta, en el tiempo en que estuvieron separados inmersos en su dolor, a Carmen le confundieron con una prostituta y estuvo a punto de venderse y eso ocurrió en el periodo que estuvo viviendo con Domenico.

    Después vino la infame terapia de puta y se descontrola todo, Mario cometió muchos errores, pero este en particular se le debería atribuir al Italiano.

    ResponderEliminar
  56. No me acordaba de esta secuencia de versiones de una mismo párrafo que Carmen no consigue escribir
    Cuando lo leí me costó trabajo entenderlo ahora he ido al capítulo para leerlo completo y lo entiendo mejor son la naufraga y la salvaje que le hablan al oído Pensaba que se habría librado de ellas.
    Lo de seguir en el oficio supongo que es por morbo hay muchas mujeres de cincuenta que están estupendas Mario ha dicho muchas veces que su suegra tenía una genética muy buena y que podía pasar por su pareja entonces. Si la niña ha salido a la madre será un bombón ahora. Que aproveche mientras pueda.

    ResponderEliminar
  57. Lo primero agradecer a Mario el gran relato, la espera siempre merece la pena cuando despues saboreas estos dulces.
    En el tiempo que llevo leyendo el diario, Mario disfruta de dejar los frentes abiertos, me imagino que es para tenernos en tensión y cuando alguno esta entrando en el olvido, hacer una mención y nos vuelve a enchufar.
    Y con respecto a los niños, yo tengo dos y en esa pelea 24/7 tengo momentos como los de Homer de agarrarlos del cuello y apretar, pero por lo general suelo tener grandes monentos con ellos y me ayudan a seguir atento y no dejarme ir.
    La decisión de tenerlos hijos cada uno tiene que decidir por si mismos. Por parte de mi madre tengo 13 tios, y un monton de primos por lo que dentro de la familia tengo primos que no quieren saber nada de hijos, con los sobrinos le llegan, tambien los que han decidido tenerlos en solitario, unos adoptando y otras de ellas sin tener pareja, y tambien las que a pesar de que su pareja no queria hijos, ella se ha quedado embarazada (la cosa no acabo bien para el matrimonio) pero tampoco acabo bien para otros que decidieron tenerlo entre los dos y a los meses de tenerlo y darse cuenta que los partidos o las salidas con los amigos no pueden ser diarias, y que las horas de conciertos las cambias por horas de parques, la idea ya no gusta tanto y nos separamos.
    Por eso es un debate que mas que niños si o no tenemos que ser responsables de lo que decidimos y no usar los niños como un medio para hacer daño a la pareja si se rompe la relación.

    ResponderEliminar
  58. A Carmen lo que le pone de verdad es que le paguen, fue incapaz de mantenerlo oculto ante Santacruz y ahí le otorgó un punto débil que estoy seguro Santacruz explotará en el futuro.

    ResponderEliminar
  59. Es posible que me funen por lo que voy a decir, pero ahí va, en el último capítulo se habla de la hetaira que​ era el nombre que recibía en la antigua Grecia una clase distinguida de mujeres libres, la cual generalmente desempeñaba funciones de artista, contertulia, prostituta y acompañante. Este es el significado , pero yo no veo en Carmen una Heteira.

    Puta de Domenico que la cede a amigos y socios, ella no decide nada simplemente lo acata.

    Puta de Tomás, porque últimamente está dejando claro que es lo único que parece interesarle de Carmen, aquí Carmen tampoco tiene ni voz no voto.

    Puta de Angel, que tiene que enseñar carne para contentar a los futuros clientes, a Carmen no le gusta pero lo cumple sin chistar.

    Puta de Diego, el decide que tiene que tatuarse, el decide cuando tiene que ir a Sevilla, el decide que tiene que ponerse tetas más grandes, si Carmen pone pegas el le pega hasta que entra por el aro, libertad cero.

    Por último Santacruz, este también quiere utilizarla y a encontrado el interruptor por el que Carmen va a aceptar.

    Donde queda la libertad de Carmen, porque con estos cinco personajes brilla por su ausencia, con el único hombre que de verdad Carmen es libre es con Mario, de los demás es un objeto que usan en su conveniencia.

    Carmen sería una gran Heteira si pudiera decidir, pero en demasiadas ocasiones otros son los que toman las decisiones por ella.

    Si en el futuro Carmen decide que quiere seguir ejerciendo la prostitución porque ese es su deseo le aplaudire, porque lo estará haciendo por ella, no para contentar a otra persona.

    ResponderEliminar
  60. Bruto.
    Creo que lo que Carmen quiere con Santacruz es que el hecho de pagarle quede como un juego de pareja, en este caso con un amante, no soy puta pero contigo juego a serlo, lo que no tengo claro es si lo conseguirá o no, tiene a su favor su relación con Guido en la que Santacruz no la ve como una puta. Veremos que pasa.
    También veremos que pasa con los alemanes, no creo que haya tantos intentando invertir en construcción en ese momento, con lo que puede ser fácil que sea el mismo grupo el que haya tocado a Santacruz y a Tomás.

    ResponderEliminar
  61. Una vez publicado el 199 toca cumplir con los acertantes del concurso. Aún no he seleccionado el fragmento que voy a enviarles y les pido paciencia. Paris, Londres y Ginebra son los próximos destinos que me esperan los próximos quince días, estaré en el blog pero el 200 tendrá que esperar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Dicen que Ginebra es una ciudad muy bonita, en algun momento de mi vida me gustaría visitarla.

      Eliminar
  62. En cuanto a lo del premio, habiendo razones de peso que te tendrán ocupado, no tengo ningún inconveniente en esperar lo que haga falta.

    ResponderEliminar
  63. Uff, que gran cantidad de comentarios, a cual más de interesantes y certeros, Lucia, eres grande, muy interesantes tus comentarios. apasionado, Caito, Kikotou, Dos Octavas, Corvachos, gracias, pienso igual que ustedes pero no tengo la capacidad de escribir tan bien como lo hace ustedes, disfruto mucho los comentarios.

    Mario por el comentario que haces creo que tendremos varias semanas para que publiques el siguiente capítulo, es lo que toca y tendremos que esperar, mientras seguiré leyendo los comentarios y trataré de comentar yo tambien

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Federico, nadie espera un despliegue de excelente escritura en este espacio, creo expresar el sentir de la mayoría al decir que buscamos encontrar el sentimiento y las emociones de los que comparten con nosotros sus opiniones, mejor o peor expresadas, da igual, DA IGUAL. compartimos algo más importante que una falta de ortografía de más o de menos o una expresión incompleta o difícil de entender. El fondo es lo importante y el fondo llega, te lo aseguro. La capacidad de escribir no es tan importante como la generosidad de compartir

      Eliminar
    2. Mario tiene razón Federico, tu escribe lo que sientes y lo demás ira rodado.

      Eliminar
    3. Bruto.
      Que escribo bien, se me están saltando unos lagrimones como puños, aquí tienes un amigo de por vida, me han dicho que hay uno que redacta peor que yo y creo que lo tienen con foto en wikipedia y a mí me han dicho que como siga le quitan y me ponen a mi.
      Mí mujer me amenaza con los WhatsApp no te digo más. Pero lo dicho un amigo para siempre.

      Eliminar
  64. Claro que seguiré comentando. pero se que me falta mucha experiencia para poder expresar lo que veo escrito en diario, el análisis de las situaciones a veces me revasa, y al leer los comentarios puedo sacar conclusiones o ver si yo también entendí lo mismo

    Sigamos comentando

    ResponderEliminar
  65. Hay una apuesta lanzada sin mucho fundamento sobre Santacruz diciendo que es un bocazas y se va a ir de la lengua y contará lo suyo con Carmen
    Ha contado algun otro rollo? NO
    El rollo con la cubana no lo contó se descubrió y le está saliendo caro supongo que estará escarmentado y además se juega la amistad con Mario.
    Las apuestas hay que pensarlas antes de hacerlas o te quedas sin un puto euro. Lo otro es de pardillos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si yo fuera Santacruz me lo pensaría dos veces antes de pavonearme con la jugada. Entre los amigos va a sentar como una patada ahí mismo porque supongo que no todos serán tan miserables como él. El propio Santacruz sabe que como abra la boca se acabó lo que tiene con Carmen. No es idiota, es un narcisista pero para un tipo así vale el refrán de que pueden más un par de tetas que un par de carretas llenas de medallas al tío más ligón si con eso pierde la oportunidad de volver a tenerla en la cama. Se juega mucho. Yo apuesto porque mantendrá la boca cerrada aunque le cueste.

      Eliminar
  66. Lo de se admiten apuestas es una forma de hablar, de todas maneras el tiempo dirá si tengo la razón o no, la cubana era una amante más, con Carmen las cosas han cambiado porque Santacruz a descubierto que puede sacar rédito y para eso tiene que venderla, cada uno verá si eso es irse de la lengua o no.

    ¿Amistad?, Santacruz sabe que Carmen y Mario son una pareja abierta, pero Carmen le ha hecho creer que Mario no sabe nada, vamos que le está engañando con el.

    ¿Eso lo a detenido de follarse a la mujer de su amigo? La respuesta es no, ya lo dije y lo repito Santacruz es una puta mierda de amigo y si para ganarse a Carmen tendría que prescindir de la supuesta amistad con Mario Santacruz lo haría sin dudarlo.

    El tiempo juzgará si mi pregunta tiene fundamento o no.

    ResponderEliminar
  67. Voy a intentar de fundamentar "mi apuesta". Un bocón, como decimos acá en este lado del charco, siempre lo será. Porque al igual que el escorpión está en su naturaleza. Seguro que lo de la cubana le salió mal por desprolijo. Al igual que Hansel y Gretel habrá dejado "migas de pan" por el camino.

    Que es amigo de Mario? Yo no me veo guardando videos y fotos de las mujeres de mis amigos y después comentarles que le están siendo infieles.

    Al tener sexo con Carmen, que en su pretensión de cazador sería la "presa" más importante de su "carrera", alguien se imagina que no alardeará de esa conquista y mucho más al saber su "otra profesión".

    Hay un tango que se llama Garufa. Este término significa diversión, alegría. Pero en su letra está tomado en forma irónica. La diferencia entre Javier y el personaje del tango, es solo el dinero que el primero posee.

    Un bocón nace y muere bocón. Porque como ya dije está en su naturaleza.

    ResponderEliminar
  68. "Un escalofrío corrió desde el bajo vientre hasta la garganta, Javier había cruzado el límite entre la esposa conquistada y la puta, dejémonos de eufemismos, ni hetera, ni hetaira: puta, y yo me ahogaba de puro placer. Recogí los billetes y los conté: seis de veinte euros, veinte mil pesetas. La emoción inicial se esfumó, me estafaba, engañaba a la amante infiel, ignorante de lo que vale hacerle el culo a una puta de categoría. Lo debía de estar mirando de tal manera que arrojó otros dos billetes." Este párrafo me hace situar la acción en los primeros meses del año 2002, dado que el Euro comenzó a circular en España en enero2002 con un factor de cambio complicado para las cuentas 6 EUR = 1.000 Pts.

    ResponderEliminar
  69. Bruto.
    Buenas tardes a todos, estoy de acuerdo con vosotros que amigos mejores los hemos tenido todos, lo de guardar las fotos me ha llegado al alma, es cuando menos un mierda de amigo.
    Lo de la prostitución de Carmen ya no lo tengo tan claro, me remito a mi teoría del juego en la pareja, que va a intentar aprovecharse del alemán de Carmen seguro, pero ella se lo ha ofrecido, y que les puede venir bien a Carmen y Tomás seguro
    Me puedo equivocar pero ya veremos.

    ResponderEliminar
  70. "Nací como María Concepción César en el año sesenta en la ciudad de Morón, provincia de Buenos Aires" Este otro párrafo del envío #199, hace referencia a una famosa artista argentina del mismo nombre y apellido que filmó películas memorables en las décadas del '40 al '80 y también tuvo una larga trayectoria en Teatro, Radio y TV hasta 2013. María Concepción César, sus piernas fueron muy admiradas, falleció en 2018.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Era la esposa de Goar Mestre, un cubano dueño de uno de los canales de televisión abierta.

      Eliminar
  71. Cuando Santacruz le cuenta a Mario lo de los videos y fotos que tiene en su poder, Mario no hace nada, esa pasividad es incomprensible.

    Ni un reclamo ni nada, lo normal es que se hubiera cabreado y le hubiera reclamado de forma contundente el haber violado su intimidad de esa manera.

    Pero Mario converso con el como si esa acción fuera lo más normal del mundo, tal vez yo sea el raro, pero no lo entenderé jamás.

    ResponderEliminar
  72. Lo único que tiene sentido que justifique esa pasividad de Mario me lleva a una teoría que es una autentica locura, Mario estaba conchabado con Santacruz siendo conocedor de todo con el único propósito de que su amigo pudiera follarse a Carmen.

    Vuelvo a repetir que es una autentica locura, pero yo no descartaría nada hasta que las pruebas demuestren lo contrario

    ResponderEliminar
  73. Jajajajs ay que me atraganto
    Alguien se ha fumado algo y no digo quien

    ResponderEliminar
  74. Apasionado, cuando Javier le habla de las fotos , es también para referirse al tema de Guido, ignorando el tipo de relación de pareja que tenía con Carmen. Hasta ahí Mario lo toma como la conducta de un amigo que mantiene esta cuestión en secreto para protegerlos a él y su esposa.

    Claro, cuando Mario le cuenta que está al tanto de Guido y que con Carmen forman una pareja abierta, el "buen amigo" deja paso al miserable de manual que en verdad es.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo que no entiendo es que Mario no ponga tierra de por medio entre el y Santacruz que a demostrado ser un amigo de medio pelo, no puedes confiar en alguien así.

      Ese tío a puesto cámaras en su casa una flagrante violacion de la intimidad, Torco tu eres abogado, eso tiene que ser un delito.

      Eliminar
  75. No he fumado nada de nada en los ultimos 10 años, ya he dicho que es una locura esta teoria, pero tan descabellada ves esta teoria Dosoctavas, ¿puedes decir que es totalmente imposible?

    ResponderEliminar
  76. Que es una fumada y de las grandes, pero reconocedme que no lo hubieramos visto venir ninguno

    ResponderEliminar
  77. Que no cuela, ni con calzador
    ni en el Cluedo encajas tú a Santacruz con la señorita amapola y Carmen con el candelabro en el recibidor follando con Mario jajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja, otro que jugó al cluedo de chaval.

      Eliminar
  78. Es solo un juego un pasatiempo mientras esperamos el capítulo 200, todos sabemos que Mario no le haría eso a Carmen, pero podríamos especular en lo que pasaría si se daría ese caso.

    Un Mario que manejará a Santacruz desde la sombra para alcanzar sus objetivos.

    ResponderEliminar
  79. He vuelto a leer el capítulo, el encuentro entre Santacruz y Carmen a estado bien, pero nada comparado con el encuentro entre Carmen y Candela que a estado cargado de sentimiento.

    ResponderEliminar
  80. En Netflix están dando Viuda negra, sobre hechos reales ocurrido en España. Alguien la vió?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La historia fue muy sonada en su momento. Carmen Machi, la actriz que hace el papel inspectora es muy buena.

      Eliminar
  81. Ahora que hacéis referencia al encuentro entre Carmen y santacruz : mé llama la atención que el beso que se dieron la última vez cuando Carmen vio a aparecer el perro de su vecino, no haya salido a colación

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No tiene ninguna relevancia, Carmen se ocultó detrás del beso parra no ser identificada

      Eliminar
    2. Opino igual, ese beso no tuvo trascendencia y mas después de lo que a pasado entre los dos en este capitulo.

      Eliminar
  82. Es un acto lógico para no quedar en evidencia. Pero también sirvió para que "bicazas" entrara como un toro de San Fermín

    ResponderEliminar
  83. Estoy de acuerdo en que no tiene trascendencia y que fue un acto lógico del momento, me refiero a la forma de interpretar eso por parte de santacruz sumado a la conversación por teléfono con el juego de estar desnuda. No le da alas… si no lo siguiente jeje

    ResponderEliminar
  84. La conversación por teléfono haciendo que sale de la ducha y no tiene toalla es de premio oscar, Carmen es muy inteligente sabe como poner a Diego a tope para conseguir lo que quiere que no parezca que esta deseando quedar con él y parezca que es el el que quiere. Lo va a manejar a su antojo hasta que le exprima toda la información y luego ya veremos como lo frena

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo no veo lo de Santacruz tan fácil como lo pintais, Carmen quedó con el por obligación, pero se quedó encantada de como folla, estaba tan encantada que reveló demasiada información, lo primero que calienta a los clientes de Tomás y segundo que le paguen le nubla el juicio.

      A Santacruz solo le queda averiguar que a Carmen le encanta que la dominen y ya estará en sus manos de la misma manera que esta en las manos de Diego.

      Lo dije y lo digo, Carmen peca de exceso de confianza, ya esgrimió ese exceso de confianza con Gerardo en Conil, ¿alguien se cree que ese plan que trazo Carmen va a servir para mantener alejado a Gerardo?

      Si Gerardo aparece en algun momento querrá follar con Carmen y está accederá encantada (no es un reproche) y con Santacruz más de lo mismo, subestimar a tu enemigo es un error fatal.

      Eliminar
    2. Me equivoqué quería decir Santacruz y puse Diego

      Eliminar
  85. En lo que respecta a Gerardo, debemos de recordar que uno de sus principios es que cuando una mujer, que estuvo con él, va con Santos ya no le importa

    Pero, al igual que Goucho Marx, si un principio no te gusta, él tiene otros. Por eso vuelve con ella antes de que termine el trato de esas vacaciones.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso es, el plan de Carmen se sustenta en que Gerardo respete sus propios principios, cosa que ya vimos que no hacía.

      Eliminar
  86. Han pasado seis meses desde que Gerardo “repudió” a Carmen porque los de su clase no se mezclan con criados y mujeres que han sido desechadas. Ha tenido tiempo de sobra para darle un toque si tanto le gustaba, pero el señorito es demasiado vanidoso. Dudo mucho que lo volvamos a ver en la cama con Carmen.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espero de verdad que tengas razón, pero en esto estoy con Torco, Gerardo volverá, porque Carmen a sido mucha Carmen, Gerardo no había experimentado nada parecido en la cama como lo que experimento con Carmen.

      Eliminar
  87. Si mi teoría se acerca a lo posible, cuanto menos, es posible que Gerardo aparezca. Carmen ha hecho derrumbar ese "repudio" del que habla Lucía. Hay un dicho en estas costas que dice "un vello íntimo puede más que una yunta de bueyes".

    Esto significa que las mujeres que Gerardo se follaba, ninguna estaba a la altura de Carmen, agregando el hecho que "era" de Tomás, lo que le daba más morbo.

    Quitar el liderazgo del grupo y quedarse con su chica. A un tipo como él ese desafío no se pude rechazar.

    Ahora que lo intente y pueda triunfar ya es otro cantar. Una pregunta si nosotros fuéramos Gerardo no lo intentaríamos?.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puede que tengas razón, Torco, entonces, si los hechos ocurrieron en agosto y estamos a tiempo del capítulo 199 en febrero, ¿por qué ha dejado pasar seis meses sin hacer nada por recuperarla? El deseo se apaga con el tiempo.

      Eliminar
    2. Pero la codicia y abaricia no y Gerardo sabe que Carmen es la clave para vencer a Tomás

      Además volverse a follar a Carmen no creo que sea ningún sacrificio para Gerardo.

      Eliminar
  88. Estimada Lucía, esos 6 meses no pasaron en vano. Para ciertas cosas Gerardo tiene la paciencia del depredador que tiene a la sorpresa como su mejor aliada. Para un hombre como él el deseo es el motor que lo mueve, utilizando palabras del propio Mario.

    En realidad habría tres objetivos en su estrategia. El primero destronar a Tomás y mandarlo a cuarteles de invierno. El segundo hacer suya a Carmen y quizás al resto de las chicas, para seguir con la misma operatoria del viejo león desplazado. Y el tercero y más importante, humillar a Mario, comprendiendo que eso era mejor que mandarlo a emergencias, como castigo por querer enfrentarlo.

    ResponderEliminar
  89. Yo estoy de acuerdo con lo que decís de que Gerardo no va a renunciar a Carmen así por que si, es verdad que han pasado unos meses pero si está implicado en las cámaras o con santacruz es porque está entretenido jugando sus cartas.
    Tampoco sabemos si se ha puesto en contacto con Carmen, el diario sigue un hilo y hay cosas que ocurren y no se cuentan.
    Como pasa con Domenico, despues de la boda desaparece y pero sabemos que sigue en contacto con Carmen de forma paralela.
    El caso de Gerardo será diferente, yo creo que está entretenido en otras cosas y volverá.

    ResponderEliminar
  90. Yo no digo nada, a mí que me registren. Mejor no, que estoy en el aeropuerto.

    ResponderEliminar
  91. Muy interesante el debate, y el silencio de Mario deja mucho que pensar.

    Gerardo es más listo y vengativo de lo que suponemos, si no ha dado muestras de vida, y está involucirado con los alemanes, con Santacruz o lo de las camaras, no tardará mucho en dar señales de vida, pero a Tomás no lo veo dando patadas de ahogado, todo lo contrario, es listo, muy desconfiado, tiene mucho que perder, entre Toño lo que puede perder, está Carmen. y de seguro, Tomás conoce demasiado a Gerardo, sabe de que pue cojea. Será muy difícil si es que no imposible, que agarren a Tomas con la guardia baja, y el se encargara de que Carmen no se confíe ni baje la guardia.

    Con lo que sabemos por adelantos del diario, a Carmen se la lleva el.inspector, y todos suponemos que por orden de Tomas, por lo que supongo que tomas no deja a Carmen a la deriva. el tiene mucho que perder. y no va a permitir que cualquiera se la quiera quitar.

    Pero tendremos que esperar que Mario nos quite las vendas de los ojos en los siguientes capítulos. y por lo que ha comentado tendremos que esperar buen rato, apenas a pasado una semana, y si nos vamos a la media de publicación podremos esperar unas 4 o 5 semanas más.

    Que tengan un buen día.

    ResponderEliminar
  92. José, lo que comentas de que no sabemos si Gerardo ha seguido teniendo algún contacto con Carme. Por qué según comentas hay cosas que no se comentan en el diario.

    En este sentido no creo que Carmen se quede callada, sabiendo lo peligroso que puede ser Gerardo, no le ocultaría eso a Tomás, ya que para el, ocultar algo así Tomás lo consideraría como una traición, y sabe que Mario no soportaría que se viera de nuevo con un patán de la calidad de Gerardo.

    Carme también sabe que Gerardo no es alguien en el que pueda confiar, es demaciado violento, y aunque disfruto muchos sus encuentros sexuales, sabe que de seguir viéndose , terminaría mal, y Gerardo en algún momento podría golpear de fea manera a Carmen tan solo para que de cuenta de quién es el que manda.

    Esa es mi apreciación

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puede que tengas razón pero tb me refiero a que esa conversación y contacto se haya producido y no se haya contado todavía para no mezclar tramas…
      Mario como hemos visto calla muchas cosas aunque algunas veces nos las cuenta en off pero no cuenta todo tampoco a Carmen y es uno de sus defectos
      Lo mismo puede ocurrir con Carmen, se puede callar cosas tanto con Mario como para sí misma para luego sacarlas a colación cuando sea necesario…

      Esto es una historia real y además viva que va evolucionando como la vida

      Eliminar
  93. Esta claro que quien prueba con Carmen repite o quiere repetir, incluso la quieren para si! Y me encanta que hasta ahora Carmen tiene muy claro que eso no va a cambiar.
    El más listo hasta el momento ha sido el italiano que se dio cuenta desde el primer momento cuál era su lugar… porque incluso tomas no lo tiene claro en algunos momentos como se ha visto.
    Por eso Carmen también actúa diferente con Domenico y no lo pone al nivel de otros amantes.
    Carmen podrá tener muchos defectos pero hay cosas que tiene claras y de ahí no la mueve nadie por muy bien que folle.

    ResponderEliminar
  94. Il guardiano dil faro
    Mario va a estar muy ocupado durante dos semanas y me ha puesto a los mandos como otras veces, me ha pedido que lo diga para que no piensen que publica los comentarios sin responder a nadie. Intentare publicar una o dos veces al día.
    Gracias.

    ResponderEliminar
  95. Y abres en italiano y pienso en alto, cuantos protagonistas de esta historia estarán al tanto del diario?

    ResponderEliminar
  96. Por lo que entiendo de las palabras de José, cree que Gerardo ha podido aparecer en estos seis meses, pero el mago de Mario con sus silencios no dice nada, ya que en estos más de seis meses, Carmen no ha estado quieta y le han pasado muchas cosas.
    Y Mario que es censor del relato, puede dejar a Gerardo en la nevera para sacarlo en el momento que menos lo esperemos como hace el mago con las flores de la chistera.
    Yo creo que Gerardo esta por la zona, no de forma directa ya que esta gente antes de descubrirse quema a los peones y, ¿quién nos dice que Santacruz o el Penta no sean de la cuerda de Gerardo?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No creo que habiendo aparecido Gerardo durante estos tres meses Mario no haya hecho ni un mísero comentario en ningún capítulo.

      Si Gerardo aparece que yo creo que si, será mucho más adelante.

      Eliminar
  97. Exacto eso es lo que planteo como una posibilidad, y al igual que Carmen callo a Mario el acoso de Roberto puede que haya callado alguna llamada hasta que vuelva a aparecer del todo.
    Pero también Gerardo sabe como es tomas y puede estar jugando sus cartas en silencio preparando un jake, es otra posibilidad

    ResponderEliminar
  98. Mañana empiezo mi viaje a Venus. Y hoy mi tana hermosa me escribe "extraño tus mates" y prácticamente morí de amor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todo saldrá bien mi querido Torco, ya verás como para cuando se se cuenta tu tana te tiene a su lado haciéndole mate.

      Eliminar
    2. Te deseo una pronta recuperación, te echaremos de menos.

      Eliminar
  99. París bien vale una misa, dijo un borbón ambicioso (valga la redundancia), en mi caso París sigue siendo mi ciudad favorita y la disfruto hoy que hace buen tiempo aunque esté nublado.
    Anoche aproveché para pegarle un repaso al capítulo doscientos, ¿queréis daros? Setenta y siete minutos antes de dar cera, correcciones y cortes. De los cuales, más de quince son citas de capítulos anteriores que considero necesarias para el buen seguimiento de la trama. Quien quiera puede saltárselas, están todas agrupadas bajo el título “La culpa”. Hay una mención al funeral por el fallecimiento de una persona muy querida que aparece y aparecerá en el diario, producido en el año dos mil diecisiete y que encabeza ese epígrafe con unas palabras que le dediqué en ese acto.
    Qué más. No sabréis todavía cuándo y por qué aparece el inspector de policía en el Penta ni quien está detrás de su intervención, ni porque bebo Bloody Mary en lugar de Jack Daniels

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bebes Bloody Mary porque te has pasado toda la noche en compañía de Jack Daniels, Jack es un amigo peligroso, yo también he pasado noches en su compañía y las mañanas son como los fuegos artificiales, demasiado brillantes y demasiado ruidosas. 😜😜😜😜

      Eliminar
  100. Otra cosa, parece que os habéis olvidado que el apodo mi sustituto ya ha sido Il guardiano dil faro cada vez que se ha puesto a los mandos del blog, es un viejo guiño que mantenemos desde hace muchos muchos años, buscadlo en Spotify o en Google y os aparecerá una preciosa canción que él y a mí y a una par de de chicas nos trae recuerdos inolvidables. Nuestro guardiano es de Albacete, no tiene nada de italiano.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bruto.
      Albacete, ... y vete, de verdad, vaya bajonazo. Il Guardiano yo se que atesoras el sobrio es espíritu mesetario, pero Cayo nos ha quitado el glamour, yo prefiero a gente sana y franca que nos pastoree en ausencia del amado líder, oiremos el tema para valorarte aún más.
      Que conste que estuve hace muchos años en unas fiestas de Albacete y me lo pasé como Dios, invito a cualquiera a disfrutar de gente tan sana y divertida.

      Eliminar
  101. Bruto.
    Buenas tardes mi querido Cayo, lo más importante QUEREMOS, y todos los Borbones son ambiciosos lo llevan en la masa de la sangre.
    Hace dos años que no voy a Paris y siempre te enamora y sobre todo si estas con Carmen como espero que estés, voy poco para lo mucho que me gustaría.
    Lo del inspector es para crear expectativas o simplemente para que nos volvamos locos elucubrando posibilidades, pero lo que has dejado claro es que estamos equivocados, así que chicos a dejarnos el caletre pensando en quien nos rescata a la heroína de esta historia, no pensemos mal, heroína en plan bien. Y lo del Bloody Mary no será por qué vas a cortar cabezas, de personajes ...de personajes.
    En otro orden de cosas no sé que nos ha dado a todos con Gerardo, que va a aparecer para dar por culo lo sabemos, cuando ¿qui lo sá?, que pronto seguro, este es como una mala enfermedad no hay quien se la quite de encima, y lo siento pero no está más que enamorado de sí mismo y por eso ese desprecio a todos, pero creo que sus objetivos por orden son primero Tomás, después Tomás y luego quien caiga, si es Carmen mejor, pero como decían por Sevilla si acritud, soy viejuno. Es mí opinión en lo que valga que visto lo visto no es mucho.
    Una pregunta querido Cayo a partir de este capítulo te tengo que llamar Archibaldo o ¿puedo seguir con el familiar Cayo?, me gusta más Cayo para mí es más entrañable.
    Un fuerte abrazo a todos y sobre todo al viajero, no sabes la envidia y nada sana que me das.

    ResponderEliminar
  102. Concluyó mi visita al médico. El viaje a Venus se posterga hasta que se minimicen los altos factores de riesgo que pudieran poner en peligro la intervención.

    El noble galeno me pidió paciencia y tiempo. Mi respuesta fue que de lo primero me sobra, sino no podría haber vivido 70 años en este país con sus políticos y de lo segundo no estaba en mis manos,

    Así que amigos seguiré con las sesiones de kinesiología , no queda otra.

    ResponderEliminar
  103. Otra vez a vueltas con el Bloody Mary? No quiero pensar qué tramas.
    El funeral que anuncias, aunque se produce en 2017, se refiere a una persona del diario muy querida. Según lo he leído he pensado en dos candidatas, Elvira y Graciela, no pueden ser otras y como me temo que no vas decirnos de quién se trata me confirma lo que ya suponía: eres un sadico que disfruta haciéndonos sufrir.
    En cuanto al asunto del inspector, corrígeme si estoy equivocada: he creído entender que esa escena no aparece en este capítulo, ¿estoy en lo cierto?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estás en lo cierto en todo menos en una cosa: no disfruto haciendo sufrir, solo me lo paso bien 😀

      Eliminar
    2. Es lógico que no aparezca en el siguiente capítulo, ya que dividió el capítulo 199 en 2, así que tendremos que esperar hasta el 201, si, eres un sádico, estoy de acuerdo con Lucia.

      Eliminar
  104. Volví a leer el capítulo y realmente no tiene desperdicio. Santacruz no tiene madre. con esos amigos para que quieres enemigos, ya lo comentaron pero Santacruz no dejará pasar la oportunidad de sacar ventaja con Carmen, tratara de involucrar en algún negocio. Pero creo que a pesar de lo bien que folla, su lealtad a Tomas no se lo va a permitir. además una cosa es lo bien que folla y otra es que se deje embaucar por este malnacido, que aunque se dice su amigo no lo tanto. y más traicionando a Mario.

    El problema con Carmen es que le encanta follar. y aunque haya sido por encargo de Tomás, este tipo la supo hacer disfrutar y de que manera además se entrego completamente.

    No sé si alguien lo percibió. pero vuelve a dar un beso negro, "He dicho alguna vez que me vuelven loca los culos bien puestos?, pues ahí tenía un precioso par de glúteos trabajados a conciencia; los amasé, los arañé, los besé, los mordí y finalmente los separé para hundir la lengua en el hueco que él mismo me ayudó a encontrar; Javier entendía de gustos refinados." Que manera de justificar la acción. y hago mención porque en algun capitulo anterior Mario le cuestionó el que se lo haya hecho al musculitos, y le pregunto que si lo hacía a menudo, que nunca se lo había contado. y Carmen responde que la había hecho en contadas ocasiones y por qué se daba la situación. Con Gerardo también lo intento pero el mismo Gerardo rompió el momento justificadose que se sentí sicio., Carmen le oculta a Mario más cosas de las le Mario le oculta a Carmen.

    Y puedo entender que se así, lo que no entiendo es que se queje tanto Carmen de las mentiras o medias verdades. o el no contar a Carmen cosas como la de Roberto.

    Leí la referencia sobre el capítulo 163, está Carmen en realidad está luchando una batalla consigo misma, pues le encanta el significado de el tatuaje pero se revela a tatuarse.

    Le toma gusto, sabe lo que significa y le agrada la idea , pero no quiere tener una marca de pertenencia tatuada en su cuerpo. creo que aceptará que le tatúen de forma provisional y a la larga sra definitivo. no creo que está ocasión se deje tatuar permanentemente y Mario la va ha ser fuerte en ese sentido. pero aquí puede ser que cuando vuelva sola a el lenta sin el apoyo de Mario Diego haga de las suyas. a q base de ostias convenza a Carmen de tatuarse.

    no sé que opinen al respecto.

    ResponderEliminar
  105. Hacernos sufrir y hacer que la pases bien a base de nosotros son sinónimos.

    ResponderEliminar
  106. Quería hacer algún apunte al comentario de Federico sin que nadie lo considere crítica, es que me han sorprendido varias de sus afirmaciones.

    En primer lugar, tengo la impresión de que Federico sobrevalora las habilidades sexuales de Carmen y las pone por delante de otras cualidades. En los primeros párrafos lo menciona hasta tres veces, una para matizar un argumento, “A pesar de lo bien que folla”, otra para lo mismo, “una cosa es lo bien que folla y otra es que se deje embaucar”, y la tercera lo presenta como inconveniente, “El problema con Carmen es que le encanta follar”. Hay que ver cómo somos las mujeres, nada que ver con los hombres que son todo sensatez, frialdad y raciocinio.

    Después, a propósito del beso negro (no sé si alguien lo percibió, dice), Federico nos deja una frase abierta, “Qué manera de justificar la acción”, para que cada uno la interprete a su modo, desde el morbo o desde el asco, él no se define, no hace falta. Continúa diciendo que esta práctica ya salió otras veces, con Guido y que Mario le preguntó si lo hacía a menudo y que nunca se lo había contado. Pues resulta que he perdido media hora en buscarlo. Capítulo 149, Carmen le cuenta que se ha acostado con Guido, es una escena preciosa de intimidad total entre ellos, lo de menos es si hablan de detalles escabrosos, si lo hacen por un sitio o por otro, lo importante es la absoluta confianza que tiene la pareja, aunque parece que algun lector no lo ven y prefiere quedarse en los detalles.

    Con Gerardo hay una escena en la que ella se anima a intentarlo y según Federico él se siente sucio y rompe el momento, la realidad del relato es que Gerardo se siente violento como muchas personas cuando lo hacen por primera vez y la primera reacción es escapar por el temor lógico a no estar suficientemente limpio y se va a lavar sin contar con ella, le falta naturalidad y es lógico, es hombre y es su primera vez, cuando vuelve y quiere seguir, porque quiere seguir, es Carmen quien no quiere porque se ha enfriado la situación. “Sigue, me está gustando.
    —¿Por qué te has ido?
    —Estaba incómodo, necesitaba lavarme, por si acaso.
    —¿Por si acaso?
    —Nunca me han hecho eso, no sabía si…
    —¿No se te ocurrió pensar que, si hacía falta, yo te lo diría?
    —Por si acaso, Carmen, yo qué sé.
    —Si quiero besar una pastilla de jabón no te necesito.
    —¡No me jodas!
    Me levanté en busca de un cigarrillo.
    —Eres incapaz de dejarte de llevar, incapaz de tener sexo sin ser quien lo controla.
    —Lo siento, me estaba gustando, más de lo que hubiera imaginado, pero se me metió en la cabeza…
    —Que si yo notaba algo raro te iba a avergonzar.
    —Venga, vuelve a la cama, prometo dejarte hacer.
    —Perdiste tu oportunidad, ya sabes lo que le tienes que pedir a la próxima.”

    Como siempre, una historia tiene tantas interpretaciones como experiencias vitales han tenido los lectores.

    Por último, la conclusión de Federico, nueva sorpresa, Carmen le oculta a Mario más cosas de las que Mario le oculta a Carmen.

    Claro que si no entiende que se queje de que haya ocultado durante meses la escena en Coruña con Roberto y se haya tenido que enterar a través de éste, entonces, poco hay que hablar.

    Repito, no es una censura a Federico, tiene todo el derecho a expresarse como yo, es la expresión de mi sorpresa y absoluto desacuerdo con su opinión desde el respeto.

    ResponderEliminar
  107. Lucila, no me molesta tu comentario sobre lo que comenté, y agradezco que te hayas tomado el tiempo de contestar, simplemente es una apreciación mía, una forma de interpretar lo leído, por eso me gusta leer los comentarios porque puedo ver los diferentes puntos d vista, y comparar con los que tengo yo. , estoy de acuerdo contigo en ocasiones sobrevaloro las cosas con Carmen

    El blog me avisa y manda correo, es por eso que ví tu comentario y al entrar a contestar, no veo tu comentario,

    Algo paso en el blog, que ya no está el comentario, no me gustaría que de alguna manera te hayan censurado.

    ResponderEliminar
  108. Fue una equivocación mia, lo borre sin querer y avise por mail a Lucis enseguida, perdón
    IL guardiano DIL faro

    ResponderEliminar

  109. Lo que a mi me llama poderosamente la atención son los clientes Alemanes, ¿cuantas probabilidades creéis que hay para que estos clientes sean los mismos que los de Tomas?

    ResponderEliminar
  110. Pues me vais a perdonar pero que Carmen folla bien y le gusta follar es algo que daba por hecho y yo el comentario de Federico lo interpreté como que se refería a Javier… como que folla bien que es algo que Carmen tb le reconoce.

    ResponderEliminar
  111. Acabo de enviar el capitulo a TR
    Lo que hacer estar solo siN nada que hacer

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es lo que tiene el aburrimiento, yo a la tarde he ido a la cocina he pillado una Guinness y me he puesto a ver la peli de Titanic.

      La abre visto más de diez veces y me sigo angustiado cuando el barco empieza a hunirse.

      Eliminar
  112. Tomás con la experiencia que tiene sabría si los alemanes son de su conocimiento, contactos nole faltan.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que me parece mucha casualidad, por eso he pedido vuestra opinión.

      Eliminar
  113. Así es José, ese es el sentido de mi comentario

    ResponderEliminar
  114. Buenos días:
    Me ha gustado este nuevo capítulo y a la espera del 200. He leído también los comentarios y todos me parecen bien enfocados aunque algunas situaciones del Diario me presentan dudas.
    En ese capítulo Carmen reconoce que esta subida en la cresta de la ola por sus éxitos profesionales y creo que la soberbia con la que actúa la llevará a cometer errores. Creo que se equivoca con Santacruz: me sigue "chirriando" el tema de la vigilancia y las escuchas en su casa; para despedir a un empleado no buscas unas cintas sexuales, colándote en una casa, y que no vas a poder mostrar en un juicio sin admitir que tú mismo has cometido un delito. Sabiendo que fue Santacruz el que ordeno la vigilancia, esta claro que sabe a lo que se dedica Carmen. En el encuentro de este capítulo es Santacruz el que juega con Carmen. Junto con Diego, es el único que ha descubierto el morbo que le produce dejarse follar por dinero. Y eso le lleva a querer involucrar a Carmen con sus alemanes, que probablemente sean los mismos que los de Tomás. Tomás lo supone y le advierte que no se deje ver por ellos ya que pronto tendrá que hacerlo en la cuenta Meissner.
    Sobre el tatuaje creo que acabará dejándoselo hacer; "me sentí la puta más puta de todo Madrid y cada mirada que cruzamos provocó una descarga de morbo difícil de controlar".
    Otro error es pensar que Sevilla es como Madrid. Todo el mundo se conoce y todo se sabe: basta con recordar el caso Arny del que nadie sabia nada y todo el mundo lo conocía. En esos ambientes cualquier novedad corre como la pólvora y seguro que los habituales como Gerardo o Santiago se acabaran enterando: Carmen, una nueva en el Penta, de Madrid, con clase, profesional de la medicina que lo hace por placer, y con el beneplácito de Mario su marido, etc pocas dudas les pueden dejar sobre su identidad. Sobre quien envía el comisario, mi apuesta es Santiago, para vengarse de Mario, aunque Gerardo también tiene alguna papeleta.
    Gracias por leerme.
    Motero

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo no veo soberbia en el actuar de Carmen, más bien exceso de confianza.

      Eliminar
  115. Yo que soy un puto pervertido creo que tu insistencia en hablar del Bloody Mary tiene que ver con el combinado de semen y vodka al que se ha aficionado Carmen me juego un huevo.

    ResponderEliminar
  116. Contra más leo el capítulo 199 más sensación tengo de que Santacruz conoce perfectamente a Tomás, conociendo sus fortalezas, pero sobre todo sus debilidades en este caso Carmen, mientras tanto al viejo león de Tomás le han pillado durmiendose en los laureles.

    ResponderEliminar
  117. Tampoco creo que haya soberbia por parte de Carmen, pero lo demás que dice motero lo iremos descubriendo con la trama, el entorno Sevilla, el que santacruz esté jugando sus cartas no lo dudo, se le está subestimando mucho, no creo tampoco que Santiago tenga algo ver

    ResponderEliminar
  118. En dos horas recepción en la Société Française de Psychologie, mientras tanto os leo y le quito trabajo al guardiano dil faro. Tengo más tiempo libre del que pensaba como no soy de salir solo, me está cundiendo para vuestro beneficio.

    ResponderEliminar